Analice y compare las características de “Niebla” de Unamuno con la novela del siglo XX que haya leído, destacando también de esta última sus aspectos fundamentales. Niebla, de Miguel de Unamuno, es una obra cuyo tema principal gira en torno al existencialismo. Se puede afirmar que es una obra filosófica porque Unamuno proyecta en la obra sus preocupaciones existenciales: el ansia de inmortalidad y el deseo de existencia de un Dios que garantice esa eternidad. El autor ha elegido la novela (para el autor, y tal como se desarrolla en la obra, una nivola) porque no quiere limitarse a exponer sus ideas y sentimientos sino que busca presentarlos de una manera más cercana y viva para el lector, y por eso los muestra encarnados en un personaje que es tan real o irreal como cualquier persona de carne y hueso. Niebla compara la vida con una novela, un experimento en el que se mezclan realidad y ficción. A través de la historia del personaje principal, Augusto Pérez,, Unamuno muestra la precariedad de la existencia humana. Augusto sólo es un ente de ficción creado por el autor, del mismo modo que Unamuno y el resto de mortales son como personajes de ficción creados por Dios. En ambos casos, morir o seguir viviendo no depende de ellos y de nada les vale rebelarse contra su creador como hace Augusto en el capítulo XXXI de la obra, al ir a visitar a Unamuno). La rebelión de Augusto Pérez contra su autor simboliza la rebelión del hombre contra el Dios que lo crea para dejarlo morir. La vida es, pues, como un sueño o una novela, pero también es como una niebla (de ahí el título), porque es incertidumbre, pues no se ve lo que hay detrás de ella. En la obra abundan los diálogos y los monólogos interiores y hay poca acción, interrumpida frecuentemente por acciones secundarias y pensamientos. Hay muy pocas descripciones y apenas se alude a las circunstancias que rodean a los personajes. La estructura de la obra, así como sus personajes, guarda una relación directa con Don Quijote de la Mancha. Esta relación se aprecia claramente en el ámbito de los personajes, pues el triángulo central de personajes de Niebla guarda una relación directa con los personajes de la novela de Cervantes: Augusto Pérez es como el caballero andante idealista. Eugenia es una Dulcinea idealizada, que en realidad es una chica caprichosa y malvada. En cuanto al perro que acompaña a Augusto Pérez, Orfeo, guarda una relación directa con Sancho, el escudero. En cuanto a la estructura, se pueden distinguir en Niebla cuatro apartados: a) prólogo y post-prólogo: en este primer apartado Unamuno habla sobre su técnica novelística. El prólogo lo escribe un supuesto autor novel, Víctor Goti, que descubriremos que es otro personaje de la nivola; es decir, otro ente de ficción. b) capítulos I-VII: Se presenta al personaje principal, Augusto Pérez, como una especie de caballero andante (o paseante) por la vida. Su destino cambiará al seguir a una muchacha, Eugenia, a la que pronto idealizará, hasta el extremo de que, en medio de sus pensamientos e idealizaciones, se cruzará un par de veces con ella sin verla. c) capítulos VIII-XXIX: Este apartado comienza con la primera entrevista entre Eugenia y Augusto y termina con la traición y huida de Eugenia dos días antes de la boda. En este apartado, al igual que en Don Quijote de la Mancha, se insertan pequeñas historias, como novelas insertadas o “eixempla” (como en “El Conde Lucanor” de Don Juan Manuel). El hilo central de la historia entre Eugenia y Augusto empieza con el rechazo de ella hacia él. Luego, por influencia del novio de Eugenia, esta finge aceptar a Augusto, que ha levantado la hipoteca del piso de Eugenia, y llega a aceptar casarse con él. Dos días antes de la boda, Eugenia huye con su verdadero novio. Las historias más importantes que se insertan son las de Rosario, la planchadora y la de Víctor Goti y su familia. d) capítulos XXX-XXXIII y epílogo. Tras la huida de Eugenia, Augusto entra en una agonía final (parecida a la de Don Quijote tras su derrota en Barcelona) y planea suicidarse, pero antes decide ir a visitar a Miguel de Unamuno, su creador. El diálogo entre ambos constituye el episodio central de la novela y el verdadero propósito de la misma: ver cómo el ente de ficción Augusto Pérez (Unamuno) planta cara y se rebela contra su creador, caprichoso pero a la vez inseguro Unamuno (Dios). Al final, Unamuno le dice a su criatura que su final está escrito y que se va a suicidar. Augusto replica que quiere vivir. El final (capítulo XXXIII) deja abierto el misterio, ya que no se aclara cómo ha muerto Augusto. En cuanto a aspectos técnicos de la obra, como ya se ha dicho, el autor da una importancia absoluta al diálogo y a los monólogos interiores, mientras que las descripciones apenas existen. Augusto habla consigo mismo hasta que en el capítulo V recoge a un perro abandonado en la calle, Orfeo, lo lleva a su casa y lo convierte en su “receptor” sin voz ni réplica. El epílogo, sin embargo, recoge un monólogo interior del propio Orfeo, en un ejemplo más de narrador omnisciente. El género fue bautizado por Unamuno como la nivola, ya que se trata de una obra que pretende transmitir ideas y pensamientos, en la cual los hechos que se suceden son a veces un puro pretexto. La novela que he leído es La metamorfosis, de Franz Kakfa. La obra trata un tema parecido al de Niebla: el individuo impotente frente a una instancia superior y poderosa; el individuo que no entiende lo que le pasa y busca explicaciones. En la obra de Kafka, el personaje central, Gregor Samsa, amanece un buen día convertido en un escarabajo. Esta sería la principal diferencia argumental: en La metamorfosis, el punto absurdo, no verosímil, se plantea desde el inicio (un personaje no “puede” amanecer convertido en un escarabajo). En Niebla lo absurdo o no verosímil se presenta al final de la obra, cuando Augusto Pérez va a visitar a su creador, Miguel de Unamuno. Por otro lado, la instancia superior y poderosa de Gregor Samsa es anónima, mientras que Augusto Pérez sí conoce esa instancia superior y poderosa, y de hecho la visita y dialoga con ella (incluso al final se aparece en los sueños de éste). La metamorfosis se puede dividir en tres partes, en función de la reacción de Gregor Samsa a su nuevo estado. En una primera parte, la reacción de Gregor pasa del asombro ante su nuevo estado, el rechazo del mismo y la paulatina aceptación. Gregor trata de encontrar una explicación racional (y la primera es su oficio tan duro) a su estado, a su cambio de voz… hasta conformarse con su estado de anormalidad. Después de que se abra la puerta de su habitación y que lo vean todos, Gregor se convence de que le ocurre algo extraño. La reacción de los tres (madre, hermana y padre) marcará también el resto de la obra. En este apartado se puede ver también cómo Kafka vuelca en la obra su propia situación familiar (un padre dominante, una hermana con la que se llevaba muy bien…). Es decir, que Kafka “utiliza” la obra para volcar en ella sus inquietudes personales y existenciales, al igual que hizo Unamuno con Niebla. Al empezar la segunda parte de la obra, Gregor Samsa ya se ha acostumbrado a su nuevo estado. La familia lo evita como si fuera un leproso y solo su hermana, con evidentes muestras de asco, cuida de él. En esta segunda parte, Kafka no duda en utilizar el asco como medio literario. En la tercera parte de la obra se ocupa de la inevitable caída de Gregor hacia su final. La hermana ha dejado de cuidar de él al final de la segunda parte, con lo que la habitación de Gregor está cada vez más descuidada, hasta acabar convertida en un basurero (como corresponde al hábitat de un escarabajo pelotero). Gregor pierde las ganar de vivir, no come casi nada y va perdiendo las ganas de vivir. Al final Gregor escucha a su propia hermana decir “tenemos que quitárnoslo de encima”. Esa misma noche muere. Las tres partes de La Metamorfosis marcan la progresiva decadencia del personaje principal, al igual que ocurre en Niebla. El final de los dos personajes es la muerte, marcada por ese destino determinado por esa “autoridad” caprichosa. En cuanto a aspectos de la narración, ambas están narradas siguendo un orden cronológico de los hechos. En La Metamorfosis abundan mucho más las descripciones, mientras que en Niebla predominan los diálogos. En cuanto al tipo de narrador, ambas presentan un narrador omnisciente externo.