A U X I L I O S O C I A L avanzada de la justicia, os recuerda vuestro deter de contribuir a que no haya un español sin pan suscribiendo «na FICHA AZUL PÁGINAS DE LA EPOPEYA Las ultimas defensas de Bilbao E L monee Sollubc se alza a modo de muralla delante de Bilbao, en dirección Norte-Sur y en una exten- íión de 8 a l o Kms-, con 8 7 3 m. de altura. Soliube caía, como debía de caer paia España toda la provincia de Vi/caya, en aquellas victoriosas jornadas del N o r t e . Frente al Sollubc encuéntrase el maliso de San Pedro^ cerro altísimo^ d o n d e tenían en aquellos momentos de ataque heroico su puesto de m a n d o los Generales Nacionalistas. Desde altí hubiera pod i d o ver el lector c o m o la infantería de Franco desplegaba y se apoderaba, sucesivamente, d e dos colinas imponentes, contrafuertes del Soliube, y alcanzar, en fin, las crestas, apoyados por nuestra artillería. A p e n a s iniciada la operación nna columna q u e actuaba en el Sanco d e r e c h o , encontró tenaz resistencia enemiga a la q u e se arrolló en un ataque impetuoso, tan decisivo q u e , desde que se verificó, la artillería enemiga que desde la madrugada estaba cañoneando Bermeo, apagó Aus fuegos tan en absoluto, que ya n o volvió a disparar en lodo el día. C u a n d o las baterías enemigas enmudecieron pudimos decirnos: «buena señal, pues reveían el propósito de retirarse y de llevarse la artillería para no perderla- Eí fuego de nuestros cañones había sido tan incesante como a c e r t a d o , y lo mismo la aviación, que estuvo volando constantemente sobre las líneas enemigas, p o n i e n d o sobre las cuestas del Sollubc verdaderas cortinas de metralla. El ene- SE DESEA MAQUINA DE ESCRIBIR en buen estadu. paca comprar o alquilar migo, v i e n d o inevitable su derrota, se dedicó a incendiar los bosques de pinos y robles y las laderas de Soílube, pretend i e n d o p o n e r entre su retirada vergonzosa y nuestro avance lleno de ímpetu un valladar de fuego. Pero todo fue inútíK A la una de la tarde llegó al puesto de m a n d o un enlace de vanguardia pid i e n d o que la artillería adelantase sus tiros- O t r a magnífica señal^ p o r q u e cito indicaba la rapidez del avance de nuestras tropas. Y al caer d e la tarde viose, efectivamente, como en tres cumbres distintas del Sollubc ondeaba la bandera N a c i o n a l , Lo mismo acaeció, un ¿ía después, con el Bizkargui, otro nuevo peñascón de la resistencia desesperada de los rojo-se* paratistas. T u v o que desarrollarse el auilaz ataque sin el menor a m p a r o de la aviación, puesto que a causa del apetotamiento de densos nubarrones en la verdadera cazuela que consiiruyen el Sollubc y el Bizkargui, la visibilidad era escasísima. Nuestras fuerzas e m p e z a r o n , sin embai'go, a atacar el acceso a sus distintas cumbres con su arrojo habitual, a pecho descubierto y en arriesgadísímas escalas, venciendo las recias fortificaLiones de los rojos en aquellas cumbres, Gracias a una hábil maniobra envolvente, nuestras tropas s o r p r e n d i e r o n al enemigo por las 1a^ deras del m o n t e apoderándose de tan importante macizo que mide 556 metros y repletamente fortificado. U n batallón asturiano-rojo que defendía e¡ monte q u e - HOTEL EUROPA Servicio para banquetes Cocina BtlUtft, 6 TcJ. lofl Dirigirse a H o t e l S a n E s t e b a n Diputació de Girona — Servei de Biblioteques dó absolutamente destrozado- A resultas de la toma de estos importantes núcleos naturales de resistencia, lïucstros infantes quedaban a ^ K m s . y medio de la famosa línea atrincherada, cinturón defensivo de Bilbao. Es de remarcar el episodio de la coronación de la cresta culminante del Sollubc, ocurrido poco después- A las doce de la noche se iniciaba, sigilosamente, una audaz marcha nocturna para rodear la cumbre montañosa y coger de revés ai enemigo e m p e ñ a d o en tenaz resistenciaC u a n d o se llevaban ya dos horas de camino entre las espesuras del monte que cubre las laderas del Sollubc-, el jefe que la mandaba y marchaba a la cabeza, descubrió en un s e n d e r o a un h o m b r e qtic comía un pedazo de pan. El jefe comenzó a interrogar al h o m b r e , que en la oscuridad no p u d o apreciarse quien era. Kes u h ó ser un *enlacc» miliciano rojo. Ui}^ q u e pertenecía a la C- N- T.j los jefes de Regulares dijeron que también y qu«^ ' ^ ' nían que reunirse con su batallón en i* vertiente del Soliube que mira a BilbaoEl enlace los llevó, efectivamente, a espaldas del Soliube antes del amanecerConseguido esto se dieron a conocer a miliciano obligándole a llevarlos a la misma c u m b r e , lo que efectuó, Icalmente, y^ sobre los batallones, cayeron los dos tabores, mientras otras columnas que ascendían por las laderas orientales cogí entre dos fuegos al e n e m i g o apresando o p o r entero, JOSÉ LUIS ALVARGONZ-^I-P^ Administración fincas esmerada OLOT L. BONET Mulleras, í o - ^ '