EL EVANGELIO DE JUAN ESCUELA DE AGENTES DE PASTORAL Curso 2009/2010. José Mª Melero Martínez 5.1. Introducción. Un escalador que ha descendido de la montaña y cuenta sus excelencias eso es el evangelio de Juan. “A Dios nadie lo ha visto jamás” (Jn 1, 18). Para que todos los hombres supiesen de él, envió a su Hijo “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo” (Jn 3, 16). ¿Por dónde se sube? “Yo soy el camino” (Jn 14, 6a), ¿merece la pena el esfuerzo? “Nadie llega al Padre sino por mi… Yo soy la puerta” (Jn 14, 6b; 10, 7), “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11, 25), “Yo soy el pan verdadero” (Jn 6, 35ss.). La escalada tiene garantizado el éxito “Yo soy el pastor” (Jn 10, 11; 12, 32), “Yo soy la vid vosotros los sarmientos”. Así son las alturas y profundidades en que se mueve y nos envuelve el cuarto evangelio. Este evangelio se ha llamado espiritual. Sólo el Espíritu es capaz de moverse con tanta soltura en medio de los grandes misterios. Moverse y hacer que nos movamos. Al hablar como nosotros podemos caer en la tentación de obligarle a decir con ese lenguaje tan directo lo que nosotros pensamos cuando lo utilizamos: “La verdad os hará libres” (Jn 8, 32), “Yo he venido para dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 37), “Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33), “Yo soy de arriba, vosotros de abajo” (Jn 3, 31ss.). “La vida eterna consiste en que te conozcan” (Jn 17, 3) “Yo tengo otro alimento” (Jn 4, 32). 5.2. Juan y los Sinópticos. Juan pertenece al mismo género “evangelio” de los sinópticos: describe la actuación de Jesús desde sus contactos con el Bautista hasta su muerte y resurrección. Contiene igualmente información sobre sus milagros y actividad doctrinal. La gran novedad de Jn frente a los sinópticos está en: a) En las narraciones comunes ofrece variantes: vocación de los discípulos o la purificación del templo. b) Aporta un material desconocido: episodios de Nicodemo, la samaritana, el paralítico de la piscina, el ciego de nacimiento, la resurrección de Lázaro, las alegorías del pastor y de la vid. c) El material sinóptico, excepto la pasión, está compuesto por narraciones aisladas, sentencias breves, grupos de sentencias que han sido ordenadas por los evangelistas. En Jn discursos temáticos, con temas nuevos y un vocabulario y técnicas narrativas nuevas. d) La gran movilidad de Jesús en el aspecto cronológico y geográfico, tres años de vida pública, tres celebraciones de la pascua, así se rompe el esquema férreo de los sinópticos: Galilea y Jerusalén con un único viaje. e) La relación concreta de Jn con los Sinópticos es una cuestión compleja en Mc estaría justificada por la secuencia que comprende la multiplicación de los panes, la marcha sobre las aguas, vuelta a la otra orilla, petición de señales, confesión de Pedro. Estas secuencias se explicarían desde la tradición común de la Iglesia. Con Mt es poco sólida. Con Lc las coincidencias son muchas: los relatos de la pasión, la triple declaración de inocencia ante Pilato, las hermanas Marta y María. Pudo ser una fuente común a los dos que pudieron utilizar independientemente. Conclusión. Jn no se ha escrito ni para completar a los Sinópticos, ni para interpretarlos, ni para suplantarlos con la presentación más actualizada del mensaje evangélico. Tanto Jn como los Sinópticos son absolutamente válidos, cada uno como representantes de una tradición respectiva. Dos realidades independientes. Jn independiente de los Sinópticos ha construido un tipo nuevo de “evangelio” análogo al sinóptico y distinto de él. 5.3. Ambiente religioso y cultural. ¿Qué mundo, qué mentalidad, qué filosofía de la vida tiene delante el evangelio de Jn? Algunos autores piensan que el mundo judío porque habla de las tradiciones, las fiestas, las costumbres y sobre todo por la influencia del AT. Otros el mundo griego o el mundo de la filosofía helenista. La presencia del término “logos” bastaría para justificarlo. El mundo de la gnosis, corriente filosófico-religiosa preocupada por la salvación del hombre. La salvación sólo puede lograrse mediante la gnosis o conocimiento revelado. Las “gnosis cristiana” representada por las Odas de Salomón, la gnosis mandea o el mandeísmo del que queda algún vestigio en Irak. Coinciden con el evangelio en la concepción dualista del mundo; expresiones como ser de la verdad, de la luz, etc. Los escritos herméticos o hermetismo procedentes del mundo grecoromano. Por la insistencia en el “conocimiento revelado” en la inmortalidad y en la vida eterna. La última moda fue Qumrán. Los paralelismo son claros, “Guerra de los hijos de la luz con los hijos de las tinieblas”. No obstante Qumrán no es suelo materno en el que nació el evangelio de Jn. Como conclusión. No puede negarse la presencia e influencia del AT y del judaísmo rabínico. Las semejanzas innegables con otros mundos religioso-culturales deben explicarse desde un fondo cultural común. Semejanzas con el mundo judío y con la mentalidad griega. Las diferencias resultan llamativas. Para los judíos lo que ellos esperaban para el futuro, Jn lo presenta como una realidad ya actual: la aparición del Mesías, el juicio, la resurrección, la vida verdadera, el nuevo éxodo, el nuevo nacimiento. Para el mundo griego era igualmente inevitable el escándalo de la carne, que Dios irrumpiese en el mundo material, humano y malo por definición, era impensable. Era inadmisible que la palabra se hiciera carne. El evangelio de Jn es un reto para estos dos mundos culturales. 5.4. La comunidad joánica. Nos referimos a todos aquellos grupos de cristianos que veían reflejada su fe en el cuarto evangelio. Una comunidad probablemente surgida en el norte de Palestina al margen del judaísmo oficial. Un judaísmo heterodoxo influenciado por el mundo griego y en concreto, por las corrientes gnosticas. Nace la comunidad joánica como consecuencia de un contacto con el movimiento cristiano. Se interesa por Jesús en quien llega a descubrir el profeta esperado para el fin de los tiempos al estilo de Moisés. Una “simpatía” hacia Jesús y el movimiento surgido en torno a su persona. Los simpatizantes no pueden llamarse todavía cristianos, su fe inicial –pero insuficiente- Jesús era el Mesías profético (Dt 18, 15ss.); no de origen divino, sino sencillamente hombre enviado por Dios, el hijo de José de Nazaret. La figura de Jesús no había sido valorada en toda su dimensión. Era necesario poner en primer plano su divinidad: Jesús es el Hijo de Dios. Dentro de la comunidad muchos se negaron a dar el paso requerido, un buen número abandonó el entusiasmo inicial. Fuera de la comunidad, en relación con el judaísmo oficial, aquella nueva fe que desde entonces había resultado inofensiva, se hacía intolerable, incompatible con un verdadero monoteísmo, el dogma principal del AT. Entonces es cuando se toman medidas contra loss que profesan dicha fe, se les excluye de las sinagogas (Jn 9, 22; 12, 42; 16, 2) incluso pueden ser perseguidos hasta la muerte (Jn 10, 28ss; 15, 18; 16, 2). Esto produjo nuevos desgarramientos, con la consiguiente disminución de la comunidad. Algunos pensaban que no podía ser hombre verdadero. Así se manifestaban las corrientes de la gnosis. El mundo de Dios era tan distinto y tan distante del mundo del hombre que no podía ni pensarse siquiera que pudiera entrar en contacto con él. 5.5. Composición del cuarto evangelio. Hubo un “proceso de composición” del cuarto evangelio. Un primer escrito, el evangelio original, muy parecido a los sinópticos, y que constaría de una serie de hechos y dichos de Jesús. Dicho escrito lo presentaría como un Mesías profético al estilo de Moisés (Dt 18, 15ss) sería el hijo de José de Nazaret (Jn 1, 45ss; 6, 42), sin pretensiones divinas en relación con su persona. Este primer escrito fue elaborado profundamente por el evangelista. A él se deben los grandes discursos y discusiones. Todo aquello que presenta a Jesús como Revelador, el enviado del Padre, el Hijo del hombre… además, los hechos narrados, fueron reelaborados por el evangelista en esta dirección. Esta presentación tan “elevada” creó graves problemas tanto a nivel interno, dentro de la vida de la comunidad, como externo, en su relación con los dirigentes judíos. Las circunstancias histórico-culturales hicieron necesaria la intervención de un redactor final, que insistió en la plena realidad de la encarnación, el realismo de la eucaristía y de la muerte de Cristo, la respuesta concreta del creyente frente al odio del mundo. 5.6. Características y claves de lectura. La intención primera es la enseñanza, no la narración. Esto significa que el interés principal de la obra es el teológico, no el histórico. En él los milagros son signos; los discursos, más que discursos de Jesús, son discursos sobre Jesús. Su interés es siempre cristológico. La doctrina no tiene como centro de gravedad el reino de Dios, sino las categorías que expresan la misma realidad: verdad, vida, luz, mundo de arriba. También los recursos literarios tienen sus propios caminos: el evangelista recurre a la incomprensión como método pedagógico para suscitar ulteriores explicaciones por parte de Jesús. Deja imprecisas algunas escenas ¿qué sucedió con Nicodemo, la samaritana o los griegos que querían ver a Jesús?. De este modo las saca del terreno de lo anecdótico y las traslada al campo de lo teologal y representativo. A veces sus palabras o frases tienen doble o triple sentido, buscado por el evangelista, porque uno aclara y completa al otro. 5.7. Tendencias subyacentes. Descubrimos las siguientes tendencias y preocupaciones: Tendencia antibautista. El bautista fue precursor de Jesús y, sobre todo, su testigo cualificado. Frente a la sobrevaloración de Juan el Bautista. Tendencia antignóstica. La gnosis defendía la incomunicabilidad del mundo de arriba, Dios, con el de abajo, el del hombre. Para esta mentalidad la afirmación cristiana: Jesús es el Hijo de Dios, implicaba la negación de la verdadera encarnación, de la muerte y de la eucaristía. Jesús para los gnósticos era el “medium” del que se sirvió el Cristo celeste para comunicar al hombre el conocimiento revelado y la gnosis salvadora. Tendencia antijudía. En las discusiones de Jesús los judíos negaban lo que Jesús decía de sí mismo. Excomunión lanzada por los judíos contra los cristianos; la pascua judía frente a la pascua cristiana. Jesús utiliza imágenes que presentan a la Iglesia como nuevo Israel (vid y sarmientos, pastor y rebaño, hijos de Dios) apropiándose de este modo algo que los judíos creían poseer en exclusiva. Tendencia antieclesiástica. Contra una concepción mágica de los sacramentos. El evangelista acentúa la necesidad de la fe hasta el extremo que deja entender con claridad que el sacramento sin fe no es nada. Manifiesta el evangelista serias reservas a como estaban siendo celebrados los sacramentos. Las mismas reservas ante el concepto de “discípulo”. Ya entonces existía la tendencia a identificar los discípulos con los Doce. A estos los menciona el evangelio únicamente dos veces: Jn 6, 67; 20, 24. 5.8. Estructura y contenido. En el evangelio de Jn Jesús se nos presenta como Hijo del Padre que arranca de la más íntima unión con él, comunica a los hombres los secretos y la vida misma de Dios y retorna después, a través de su pasión-glorificación a su punto de origen. * Prólogo. “Presentación” del protagonista, Jn 1, 1-18. I. “Libro de los Signos”. Jn 2, 1-12, 50. Manifestación al mundo mediante la narración de hechos y palabras que le acreditan como enviado. Siete milagros-signos, discursos. II. “Libro de la pasión o de la gloria”. Jn 13, 1-20, 31. Comienza con la despedida de Jesús y culmina en la resurrección o retorno del resucitado al Padre. * Epílogo, Jn 21. 5.9. Síntesis teológica. Esta comunidad joánica es más “espiritual” esto le llevó a descubrir la más alta cristología. Las más grandes imágenes de la Iglesia son cristológicas: pastor o vid. La presencia del Espíritu llevó también a la comunidad a deducir todas las conclusiones ético-morales derivadas de la imagen de Cristo captada desde la iluminación intensa de Paráclito. Una comunidad inquebrantablemente fiel a su fe cristiana. Con la entereza necesaria para no claudicar en lo esencial: dispuesta a soportar divisiones, rupturas, deserciones, persecuciones, excomuniones. Es la comunidad más “espiritual” y, por ello, la que tiene clavadas más profundamente sus raíces en el contexto histórico-existencial que le tocó vivir. El evangelio comienza afirmando la invisibilidad de Dios. Los hechos y dichos de Jesús son hechos y dichos de Dios. Jesús es el mejor exégeta, el intérprete más cualificado de Dios. Para ello tuvo que “abrirse el cielo” (Jn 1, 51). Jesús el hijo del hombre, el mundo de arriba, ha irrumpido en el mundo de abajo. Jesús se autocomprende como aquel que ha sido enviado por el Padre, este pensamiento se afirma 37 veces. El Enviado es la palabra de Dios, la Palabra. La expresión del ser y del actuar de Dios. El es el revelador del Padre, el Revelador. “El Padre y yo somos uno” (Jn 10, 30; 17, 22). Jesús en cuanto Hijo, Enviado y Revelador, mantiene una doble relación con el Padre: relación de igualdad, el Hijo de Dios, que se encarnó en Jesús de Nazaret, vive desde siempre con Dios “En el principio existía la Palabra… y la Palabra era Dios” (Jn 1, 1). Para completar el misterio es necesario destacar la relación de sumisión. Esta relación se subraya siempre que se habla de la unión del Hijo con el Padre: la unión manifiesta la obediencia del hombre Jesús de Nazaret a Dios. La síntesis estaría incompleta sin una referencia al Paráclito. El Paráclito es el sustituto y continuador de Jesús. “Otro” Jesús (Jn 14, 1617), “maestro” (Jn 14, 25-26), “testigo” (Jn 15, 26-27) “juez” de los que rechazaron a Jesús e “iluminador” de la verdad plena Jn 16, 5-11; 12-15. 5.10. La cuestión del autor. Las características literarias y teológicas del cuarto evangelio y el análisis interno de la obra nos dice que su autor no ha podido ser Juan el Zebedeo, como ha afirmado la tradición desde Ireneo, en el año 180. Más aún, creemos que su autor no pertenece al círculo de los Doce. El mundo “nuevo” en el que nos introduce este evangelio: ideología, lenguaje, mentalidad, cristología… no es el de un pescador de Galilea, por mucho que la haya promocionado la vida. No se puede afirmar que Jesús hablaba para personas doctas (Jn) y sencillas (Sinópticos). Jesús hablaba siempre igual. El que habla de forma distinta es el evangelista. El autor no refleja únicamente experiencias personales, ha utilizado el lenguaje de los “signos” lo cual no es compatible con el testigo ocular. Los Doce tienen escasísima importancia en este evangelio. Entre los íntimos de Jesús figuraban otras personas que no pertenecían a los Doce, como José de Arimatea, Nicodemo, los que habían creído en él de entre los magistrados. En cuanto a la identificación del discípulo amado, que no es Juan el Zebedeo ni ninguno de los Doce, como ya hemos dicho, existen varias y serias hipótesis. Algunas proponen a Lázaro, le “amaba” Jesús (Jn 11, 3), y aquel discípulo no se “moriría” (Jn 21, 23). Ante la falta de argumentos definitivos preferimos hablar de un autor anónimo, fuera del círculo de los Doce. Lugar Se proponen varios: Éfeso, la isla de Patmos. Fecha Al final del siglo I, presumiblemente en torno a año 98. 5.11. Otros textos para seguir profundizando. Jn 6, 1-71. El signo de los panes. Jn 6, 30-59. El pan de la vida. Jn 13-17. Jn 1, 1-18. El prólogo. Jn 18-19. La pasión. Bibliografía FERNÁNDEZ RAMOS, F., “El evangelio según san Juan” en: AA.VV., Comentario al Nuevo Testamento, La Biblia de la Casa de la Biblia, Madrid pp. 263-270. SAULNIER CH-ROLLAND B., Palestina en tiempos de Jesús, Verbo Divino, Estella 1982. EQUIPO “CAHIERS EVANGILE”, Primeros pasos por la Biblia, Verbo Divino, Estella 1982. CHARPENTIER, E., Para leer la Biblia, Verbo Divino, Estella 1982. CHARPENTIER, E., Para leer el Nuevo Testamento, Verbo Divino, Estella 1983, pp. 93-114. JAUBER, A., El evangelio de san Juan, Verbo Divino, Estella 1983.