Amores ficticios, amores verdaderos FERNANDO LÓPEZ RAJADEL Durante el reinado de Juan II de Aragón (1458-1479) en Teruel se compone un códice misceláneo con historias referentes a Aragón, a Teruel, y a miembros de la familia “Marcilla” de esta tierra. Actualmente ese códice se conserva en la Biblioteca de Cataluña, de Barcelona, con la signatura: manuscrito 353. Está muy mutilado, pues le faltan hojas tanto del principio como del final. Tal como se conserva ahora lleva una versión resumida incompleta de la Crónica de San Juan de la Peña. A continuación contiene en una hoja un resumen de las condiciones requeridas para pertenecer a la clase nobiliaria de los caballeros, recopilación de lo que se recoge en el Llibre del ordre de la caballeria, de Ramón Llull; y luego presenta en unas tres hojas el origen de la familia Marcilla en su rama de los Martínez. Hace arrancar la genealogía desde un tal Francisco Martínez, habitante de la villa navarra de Marcilla. Sus descendientes, desde el pueblo de Bueña, participan en la conquista de otros lugares vecinos, como Argente y Visiedo. Esto sucede en tiempos en los que residía en Alfambra con su esposa el conde Rodrigo, que mantenía guerra contra el rey moro de Camañas. El relato narra la rocambolesca historia de los amores lujuriosos de la condesa de Alfambra que se enamora del rey moro. De acuerdo con un enviado del moro, finge morir al tomar un narcótico que la deja inerte durante tres días; es enterrada; rescatada por criados del sarraceno, y reanimada de su letargo, se va a vivir a Camañas con el rey. Un mendigo cristiano, que pedía limosna allí, la descubre, y va a Alfambra a contar al Restos de la iglesia vieja de Alfambra, conde el hecho; éste se presenta ante la localidad de rico pasado medieval condesa con las vestiduras del mendigo legendario. para recuperarla, pero ella lo delata y entrega al moro. Mediante una estratagema, previamente acordada con sus soldados, es rescatado el conde, que derrota a los moros, apresa al rey y a su traidora mujer, y los condena a morir quemados en Peña Palomera. Los momentos de lucha entre las tropas del conde y las del rey moro de Camañas son aprovechadas por las milicias cristianas de Bueña, donde van miembros de los Marcilla, para conquistar Argente y Visiedo. Es una historia de males y guerras y de amores falsos, cuya raíz arranca de la lujuria y falsedad de una mujer. La historia es conocida como La enterrada viva de Alfambra. De esa misma época, es decir, de la segunda mitad del siglo XV, Teruel conserva otro relato corto, de aproximadamente la misma extensión, con la misma temática, sólo De las Artes 221 que en este caso, como se dice en el prólogo de la historia, se trata de auténtico amor, de amor verdadero, donde sobresale la fidelidad de una mujer, la hija de Pedro Segura, y la valentía y audacia guerrera de un joven turolense de la familia Marcilla, Juan Martínez, que se va a la guerra por espacio de cinco años para conseguir los bienes de fortuna que le demanda el padre de su enamorada para poder casarse con ella. Es el relato de la popularmente conocida como Historia de los Amantes de Teruel. El resto de la historia es conocido de sobra. Cuando Juan Martínez de Marcilla vuelve rico después de guerrear contra moros durante cinco años, su enamorada ya está casada, pues al no saber nada de él y haberse cumplido el plazo, su padre la había desposado con otro. Después que consigue acercarse hasta ella, ante su negativa a darle un beso, pues es ya la esposa de otro, él muere. Compungida por el trágico final de quién tanto amor El célebre lienzo que Muñoz Degraín dedicó a los le había demostrado, deAmantes puede contemplarse en el Museo del Prado. cide acudir a su velatorio a darle el beso que le negara en vida; cumplido su propósito se desvanece muerta sobre el cadáver de su enamorado. Su esposo, que conocía el motivo de la conducta que desemboca en tan trágico final, y los familiares de su antiguo amante a quienes revela la historia, deciden enterrarlos juntos en la iglesia de San Pedro, de Teruel. Hoy la Historia de los Amantes no se conserva en su soporte escrito original, sino únicamente en una copia que realizó en 1619 el notario archivero del Concejo de Teruel, Juan Yagüe de Salas. Un análisis comparativo de los dos relatos nos depara que ambos reflejan el ambiente social y económico del Teruel de mediados del siglo XV, y la lengua de un mismo autor, con los mismos giros lingüísticos, particularidades ortográficas, etc. No cabe duda que ambos fueron compilados para ensalzamiento de los Martínez de Marcilla, el linaje más poderoso en su tiempo en Teruel junto a sus rivales los Sánchez-Muñoz. Ambas familias mantenían en la segunda mitad del siglo XV una encarnizado enfrentamiento que llenó la comarca de Teruel de desorden y desasosiego. El jefe del bando de los Marcilla era Francisco Martínez, señor de Escriche. Le secundaba y apoyaba, su hermano Alfonso, comendador de Alfambra. Frente a ellos se batían el señor de Ayódar, Luis Sánchez Muñoz y su hermano Francisco. Les apoyaba su pariente Pedro Sánchez-Muñoz, sobrino del obispo de Mallorca. Ambos clanes no sólo pretendieron enaltecer el linaje familiar con las armas, sino también con la pluma y los libros. De los Marcilla nos han quedado estos dos relatos ensalzadores de su origen, disgregados en no se sabe qué momento; de los Sánchez-Muñoz nos han quedado los restos de su expléndida biblioteca medieval desparramada también por varios sitios. Vestigios del naufragio de los tiempos de dos poderosas familias turolenses de finales de la Edad Media. 222 Comunidad de Teruel