Generación y distribución del excedente en la industria argentina (1996-2012) Fernando Porta, Juan Santarcángelo y Daniel Schteingart Resumen Luego del colapso y abandono del régimen de paridad cambiaria Argentina ha logrado consolidarun sendero de crecimiento económico tan dinámico como inédito. Una de las características más salientes de dicho proceso es el papel desempeñado por el sector manufacturero que, por primera vez desde el abandono del modelo de industrialización por sustitución de importaciones, ha crecido a tasas anuales promedio superiores al agregado de la economía.Sin embargo la dinámica productiva registrada así como la capacidad de generar empleo y excedente no ha sido homogénea a lo largo de los años de la postconvertibilidad ni al interior de las diferentes ramas industriales que componen al sector. En este marco, el presente trabajose propone analizar -tanto agregada como desagregadamente- la forma en que se ha distribuido el excedente entre los diferentes actores que operan en el sector manufacturero, y cuáles han sido los principales factores que explican la modalidad de la apropiación de dicho excedente, para el período 1996-2012. 1 Generación y distribución del excedente en la industria argentina (1996-2012) Fernando Porta1, Juan Santarcángelo2 y Daniel Schteingart3 Introducción La historia económica revela que los procesos de desarrollo económico de los países son esencialmente únicos o idiosincráticos; encontrar el modo específico de llevarlos adelante y concretarlos es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan todos los países periféricos. En líneas generales, se puede dividir a estos desafíos en dos grandes grupos: por un lado, los vinculados a lograr un crecimiento sostenido en el largo plazo, minimizando las fluctuaciones y la ocurrencia de crisis periódicas, y, por el otro, aquéllos vinculados a consolidar y profundizar los senderos de crecimiento y a maximizar la equidad en la distribución del excedente económico generado. A comienzos del presente siglo, Argentina se encontraba atravesando la crisis económica y social más importante de su historia, con una caída del PBI del orden del 25% en tres años y niveles de desempleo y pobreza que rondaban el 25% y 50%, respectivamente. Luego del colapso y abandono del régimen de paridad cambiaria se ha logrado consolidar, desde 2003 hasta 2011, un sendero de crecimiento económico tan dinámico como inédito. Una de las características más salientes de dicho proceso es que, por primera vez desde el abandono del modelo de industrialización por sustitución de importaciones, el sector manufacturero ha crecido (sobre todo en los primeros años de la posconvertibilidad) a tasas anuales promedio superiores al agregado de la economía.De cualquier manera, dicha dinámica ha sufrido algunas fluctuaciones y, en particular, ha sido afectada por un menor ritmo desde 2008. Las características de este período han hecho resurgir antiguos debates económicos vinculados al rol de los diversos sectores económicos y en particular en relación al sector industrial, así como importantes discusiones sobre qué hacer con el excedente generado y, también, cómo distribuirlo. En este marco, el presente trabajo, enmarcado dentro de la literatura que analiza los desafíos que surgen durante la consolidación de los procesos de crecimiento económico y vinculado al papel que desempeña el sector industrial, se propone analizar -tanto agregada como desagregadamente- la forma en que se ha distribuido el excedente entre los diferentes actores que operan en el sector manufacturero, y cuáles han sido los principales factores que explican la modalidad de la apropiación de dicho excedente, para el período 1996-2012. La razón del 1 2 3 Director del CIECTI-MINCYT, Investigador de la Universidad Nacional de Quilmes. Investigador Adjunto del CONICET y de la UNGS Doctorando en Sociología (IDAES-UNSAM), becario CONICET tipo I. 2 período escogido estriba en poder captar las últimas fases de crecimiento de la Convertibilidad (1996-1998), el agotamiento de dicho modelo (1998-2001) y el cambio de régimen macroeconómico a partir de la megadevaluación del peso en 2002. Cabe mencionar que, si bien la problemática del excedente evidentemente también requiere un análisis sobre las capacidades de generación del mismo, por cuestiones de espacio en este trabajo nos focalizaremos en la dinámica distributiva. De este modo, el trabajo se estructura en cuatro secciones. En la siguiente, se presentan brevemente los conceptos y categorías en los que se apoyará el análisis posterior y se resumirán los principales debates presentes en las teorías del desarrollo en relación al excedente económico. La segunda sección se centraen la metodología construida para cumplir con nuestro objetivo, así como en las fuentes estadísticas utilizadas. En la tercera sección se exhiben y analizan los principales resultados obtenidos y, finalmente, en la cuarta se resumen las principales conclusiones del trabajo. 1. Aspectos teóricos: el concepto de excedente El concepto de excedente ocupa un lugar central dentro del análisis económico y la obtención del mismo es el objetivo último de la acumulación capitalista. Para comprender cómo el mismo se genera, los diversos modos posibles de incrementarlo y cómo se distribuye, se debe estudiar el propio proceso productivo, ya que es éste el ámbito donde el excedente se produce. Los pioneros en el estudio de la generación y distribución del excedente fueron los fisiócratas que, agrupados en torno a la figura de François Quesnay -su mayor exponente-, lo consideraron una variable esencial a la hora de revelar el funcionamiento de la economía (Santarcángelo, 2008). Para esta escuela, el crecimiento de la riqueza estaba dado por los factores que aumentaban el excedente, el cual, denominado en sus obras también como “producto neto”, era definido como la diferencia entre la cantidad de bienes totales producidos y el consumo de los trabajadores agrícolas. Varios de los elementos analizados por la fisiocracia fueron repensados y reelaborados por los economistas clásicos (Smith, Ricardo), y fundamentalmente por su crítico Karl Marx, quien basándose en su teoría del valor trabajo se abocó al análisis de la reproducción del sistema capitalista y a examinar cómo la disputa entre capitalistas y trabajadores determina el modo específico en que el nuevo producto social excedente es distribuido. Para Marx, el excedente puede ser definido como la parte del producto social que, habiendo sido generada de manera directa por la clase trabajadora, excede lo que ésta necesita para reproducirse y es apropiada por la clase capitalista. Para su definición, Marx divide el tiempo de trabajo en “tiempo de 3 trabajo retribuido” (o trabajo necesario) y “tiempo de trabajo no retribuido” (o trabajo excedente), siendo la plusvalía el tiempo de trabajo no retribuido que el asalariado deja en manos del capitalista (Marx, 1995). Para Marx, dentro del capitalismo, el excedente social depende de dos factores: del tiempo de trabajo social total y de la división de ese tiempo en trabajo retribuido y no retribuido (o excedente) (Foley, 1989). Por su parte, el capitalista tiene centralmente dos caminos para lograr aumentar la plusvalía. Por un lado, si se produce un incremento en el tiempo de trabajo social mientras se mantiene constante la parte de trabajo retribuida, lo que Marx denominó como plusvalía absoluta. Por otra parte, si se produce un incremento en el tiempo de trabajo no retribuido, mientras se mantiene constante la parte de trabajo social, es decir se modifican relativamente las partes retribuidas, se obtiene lo que Marx denominó plusvalía relativa. Los desarrollos teóricos de la escuela clásica han sido criticados, reelaborados y continuados por diversos teóricos entre los que se destaca fundamentalmente Paul Baran, quien a mediados de los años cincuenta desarrolló el concepto de “excedente económico” y lo utilizó para explicar las causas del subdesarrollo en los países del tercer mundo (Baran, 1957). El autor sostenía que si se indagaba el modo en que el excedente es generado en un país y la forma en que las clases que se apropian del mismo lo utilizan, las causas del subdesarrollo en el mundo podían ser reveladas. Su análisis pionero tuvo enormes repercusiones y terminó siendo uno de los principales abordajes desde el marco teórico de la economía clásica para dar cuenta de los problemas del desarrollo. Sin embargo, su desarrollo teórico tuvo importantes problemas tales como proponer seis definiciones alternativas de excedente económico o presentar importantes divergencias a la hora de medir el consumo esencial de las sociedades, lo que dificultó enormemente la tarea de las líneas de investigación que tomaron como punto de partida este trabajo (Santarcángelo, 2010). Otro aporte que tuvo una importancia sustantiva para los estudios que se realizaron en América Latina, también estrechamente vinculados al análisis del desarrollo económico, fue el realizado por Celso Furtado (1978) quien, siguiendo la concepción de Baran, señaló que el excedente económico de una sociedad es el nivel del producto que excede lo que ésta necesita para reproducirse. Este concepto es asimilable al nivel de subsistencia mínimo de la sociedad, y se determina multiplicando al nivel de ingreso del trabajador manual no calificado por el total de la población. En otro texto, Furtado (1968)había marcado que el aumento del excedente es resultado fundamentalmente de la vigencia de una tendencia inversa entre el alza de costo de reproducción y el aumento de la productividad y, en consecuencia, que si el ritmo de aumento de la productividad es mayor al del incremento del costo de reproducción, el excedente se acrecienta. 4 Por último, resulta importante mencionar dos de los escasos intentos de medición del excedente económico referidos al caso argentino, y que corresponden a José Sbatella. El primero de ellos (Sbatella, 2001) presenta un análisis de la generación, apropiación y destino del excedente económico en la Argentina con la particularidad de restringir el cálculo del excedente económico sólo para el quintil superior de ingresos ya que supone que éste es el único estrato con capacidad de ahorro y por ende de inversión. De este modo, adicionando la inversión y el consumo superfluo el autor obtiene una medición de excedente económico a nivel agregado de la economía, que para el período 1980-2000, exhibe una tendencia creciente. El segundo trabajo coordinado por el mismo autor (Sbatella et al, 2012) aplica esencialmente la misma metodología pero el período de análisis se centra en la posconvertibilidad y obtiene resultados que establecen que casi el 70% del excedente económico generado por la economía local se destina a consumo improductivo que en buena medida imita los patrones de consumo de los países centrales. A partir de esta breve revisión de la literatura conceptual, podemos apreciar que el estudio sobre la generación y apropiación del excedente es central para entender el modo específico en que funcionan las diferentes economías, y para comprender las potencialidades y limitaciones que tiene el proceso de acumulación. El estudio sobre el excedente se encuentra íntimamente vinculado a la capacidad que tienen los países para crecer y desarrollarse y, si bien buena parte de los debates se han centrado en cómo definir y medir las categorías involucradas en el cálculo del mismo, recuperar su análisis es central para dilucidar buena parte de los enigmas más importantes de las sociedades modernas. 2. Cuestiones metodológicas Estimar empíricamente la distribución del excedente en el sector industrial no es una tarea sencilla. No obstante, un buen enfoque para abordarla parece ser el de la distribución funcional del ingreso, medible a partir de la participación asalariada en el valor agregado (VA) sectorial. Sin embargo, en nuestro caso, la limitada información disponible sólo nos ha permitido hacer eso para el conjunto de la industria. Para los análisis más desagregados, hemos tenido que utilizar un indicador menos preciso pero que, igualmente, pensamos que nos puede servir como proxy de la evolución del flujo delos excedentessectoriales: la participación asalariada en el valor bruto de producción (VBP). La diferencia entre ambos es que en este último interviene un tercer factor: ya no se trata de la disputa entre capital y trabajo al interior de una rama dada, sino que, al computarse el consumo intermedio, los eslabones primarios de la cadena de valor también forman parte de dicha disputa. La participación asalariada en el VBP sectorial se calcula de la siguiente manera: 5 donde, es la participación de los asalariados de la rama “i” en el producto de la rama “i”, es el salario medio nominal de la rama “i”, el nivel de producción física de la rama “i” y son los precios mayoristas de la rama “i”, la cantidad de asalariados (tanto formales como informales) de la rama “i”. Asimismo, al cociente entre salario medio y precios mayoristas sectoriales ( ) lo llamaremos “salario relativo” dado que muestra cómo ha evolucionado el salario de cada rama en relación a la trayectoria de los precios de esa misma rama; en tanto el término ( ) no es más que la productividad sectorial por asalariado. En consecuencia, el salario nominal y la cantidad de asalariados tendrán una relación directa con la participación asalariada en el VBP sectorial, en tanto que el incremento de los precios y los niveles de producción una de tipo inversa4. Vale la pena hacer una aclaración importante. Supongamos que tenemos la rama “x” en dos años distintos y que todas las variables permanecen constantes entre sí, excepto los precios sectoriales, que se incrementan. La consecuencia lógica de ello sería una caída de la participación asalariada en el VBP sectorial. Ahora bien, de acuerdo a la información disponible no podemos determinar quién se ha apropiado de la porción de excedente perdida por los asalariados. Por ejemplo, si los precios de los insumos se mantuvieran constantes (y en consecuencia, suponiendo que no hay cambios en la función de producción, el coeficiente VA/VBP también permanece constante), en ese caso se estaría produciendo una transferencia de ingresos de los trabajadores de la rama “x” a los capitalistas de dicha rama. Ahora bien, si el aumento de los precios sectoriales se debiera a un incremento del precio de los insumos (cayendo el coeficiente VA/VBP), se estaría produciendo un flujo de ingresos hacia eslabones anteriores de la cadena. Por esta razón, hemos medido la participación asalariada en el VBP sectorial en lugar de en el VAsectorial. Hubiera sido ideal trabajar con esta última medición, para así tener una visión más precisa de lo ocurrido en materia de excedente, pero la inexistencia de datos actualizados y desagregados sobre consumo intermedio (coeficiente VA/VBP) lo ha imposibilitado. Para estimar nuestras variables hemos necesitado de seis series estadísticas 5. La primera de ellas corresponde al nivel de producción industrial. Este indicador fue provisto por el Índice de 4 La participación asalariada en el valor agregado industrial se calcula de la misma manera. La única diferencia reside en el índice de precios utilizado: en lugar de tomar los precios mayoristas industriales, nos hemos valido de los precios implícitos industriales, que sí pueden ser calculados en base a la información disponible. 5 Este estudio ha requerido un profundo trabajo metodológico que implicó, sobre todo a partir de 2007, la reconstrucción de diversos indicadores (fundamentalmente, producción y precios), a partir de la pérdida de credibilidad del INDEC. Si 6 Volumen Físico (IVF) elaborado por el Centro de Estudios para la Producción (CEP) del Ministerio de Industria. Esta serie presenta información por rama industrial a tres dígitos y el período que abarca es desde 1991 hasta el año 2012. Si bien esta información se usó tal como es provista por el CEP para el período 1996-2007, el período 2008-2012 fue corregido por datos tanto de cámaras empresarias, del Centro de Estudios Económicos de la UIA (CEU-UIA), de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), de las Estadísticas de Productos Industriales publicada por el INDEC (EPI) e incluso del Estimador Mensual Industrial (EMI) del propio INDEC (que en algunos casos desmentía al propio CEP). El segundo indicador corresponde al nivel de empleo asalariado. La cantidad de asalariados formales a tres dígitos para el período 1993-2012 fue provista por la información estadística del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Luego, utilizando la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) obtuvimos una tasa de informalidad por rama a nivel de tres dígitos y con ello calculamos la cantidad de asalariados informales por rama así como el empleo total (formal e informal) por rama a tres dígitos 6. El tercer indicador corresponde al nivel de salarios y la operatoria fue similar a lo realizado con el nivel de empleo. El salario medio de los ocupados formales a tres dígitos para el período 1993-2012 fue provisto por la información estadística del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), y a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), obtuvimos la relación entre el nivel de salario medio de los ocupados formales e informales. Luego, calculamos el salario medio de los ocupados informales por rama a tres dígitos así como el salario medio total (formal e informal) por rama a tres dígitos. La cuarta serie estadística corresponde al Índice de Precios Industriales Mayoristas (IPIM). A partir de 2007, esta serie tuvo que ser corregida, ya que los números están subestimados. El problema aquí es que no existe un IPIM alternativo, como sí existió para el Índice de Precios al Consumidor, a través de los institutos de estadística provinciales. De tal modo, el criterio que se utilizó es el siguiente: se mantuvo la relación que marca la evolución de los precios entre el índice de precios implícitos (IPI) del global de la economía y la del IPIM, y luego se reemplazó la variación del IPI por la variación del IPC 9 provincias desde el año 2007 7. Al mantener la relación entre el IPI y el IPIM, si se corrigió el IPI, entonces el IPIM también se modificó 8. En bien, por cuestiones de espacio, no ahondaremos en los pormenores de la metodología, los mismos pueden sernos solicitados por e-mail. 6 Cabe tener en cuenta que los asalariados representan entre el 75 y el 80% (y no la totalidad) de los ocupados industriales. 7 Si bien el IPC y el IPI miden dos cosas distintas, por lo general no suele haber una divergencia demasiado grande. Por ello, hemos preferido corregir el IPI por el IPC-9 que mantener el publicado por el INDEC. 8 Vale mencionar que para el período en cuestión también hemos podido disponer de un índice de precios implícitos industriales (IPI-I), que es diferente al IPIM, en tanto el primero sirve para calcular el VA industrial a precios corrientes, y el segundo el VBP industrial a precios corrientes. De tal manera, el único caso en que hemos podido estimar la participación asalariada en el VA (y no sólo en el VBP) fue para la industria en su conjunto. En particular, vale remarcar que Argentina no ha sido la excepción a nivel mundial en una significativa caída del coeficiente VA/VBP a partir de 7 otras palabras, se multiplicó el IPIM original por la diferencia entre el IPC-9 y el IPI. De esta manera, se mantuvieron las relaciones de precios relativos entre las distintas ramas industriales, aumentándose el número absoluto de la variación de precios. Las únicas dos excepciones fueron el rubro de alimentos y bebidas (ramas 151, 152, 153, 154 y 155), que mostró niveles llamativamente bajos en el IPIM (sus precios, entre 2007 y 2012, subían por debajo de la media industrial, en un contexto de fuerte suba de precios internacionales de los mismos), y el de electrónica de consumo (rama 323), ya que toma una canasta de bienes de rápida obsolescencia tecnológica y por ende el nivel de precios es menor al real. Para los alimentos, se tomó el capítulo de Alimentos y Bebidas del IPC 9 provincias que, si bien mide precios al consumidor y no de fábrica, mostraba una tendencia más coherente con la mencionada coyuntura de alzas de precios internacionales (manteniendo las relaciones entre precios entre las ramas a tres dígitos que componen el rubro de Alimentos y Bebidas) 9. La quinta serie estadística que se obtuvo fue la productividad sectorial, a partir del cociente entre producción física y nivel de asalariados. La sexta y última serie calculada fue la del valor bruto de producción (VBP) de cada rama a precios corrientes. Para ello, se multiplicó el valor agregado a precios constantes por el IPIM correspondiente. Este cálculo fue clave para estimar la variación de la participación asalariada en el VBP sectorial, ya que ésta surge del cociente entre la masa salarial (salario medio anual multiplicado por el número de asalariados) y el VA ajustado por los precios mayoristas corrientes. Por último, queremos remarcar que en este trabajo hemos optado por privilegiar un análisis de la industria a partir de seis grandes grupos, a partir de las características tecno-productivas de las ramas a tres dígitos10: a) las ramas intensivas en recursos naturales (refinación de petróleo, papel, hilados textiles, vidrio y minerales no metálicos ncp); b) las intensivas en trabajo (artículos textiles, indumentaria, cuero y marroquinería, calzado, elaborados de la madera, 2002. Ello se ha debido a que la suba de los precios de las materias primas ha incrementado el peso del consumo intermedio en el VBP. Si miramos los datos de OCDEStat y ONUDI para los países industrializados, veremos exactamente la misma tendencia aunque, claro está, hay diferencias de intensidad entre las ramas y entre los países. 9 Para electrónica de consumo (receptores de radio, TV y telecomunicaciones es el nombre del nomenclador 323) se hizo lo siguiente: se tomó la evolución de los precios relativos del sector en España -país en donde sí existe una actualización de la canasta de bienes electrónicos para compensar el factor “obsolescencia”- entre 1997 y 2010, respecto a la media industrial, a partir de la información que brinda OCDEStat. Ello implicó que los precios relativos del sector, si bien seguían empeorando aún con la nueva metodología de medición, lo hicieran a un ritmo más moderado que sin ésta. Lo que se hizo, entonces, fue estimar cuál fue el nuevo ritmo de empeoramiento de los precios relativos del sector, tomando la serie de España entre los mencionados años. Sin embargo, supusimos que esta estructura de precios relativos no podía ser directamente aplicable a Argentina, ya que la moneda española (la peseta y luego el euro) ha tenido una estabilidad cambiaria mucho mayor durante ese período. Teniendo en cuenta que en Argentina el sector de electrónica de consumo tiene altísimos coeficientes de importación, hemos considerado que la estructura de precios relativos tomada de España debía ser ajustada por el tipo de cambio local. Dicho de otra manera, si Argentina hubiera tenido estabilidad cambiaria, la estructura de precios relativos española podría haber sido directamente adaptada. 10 En rigor, se trata de una clasificación de las actividades industriales que se basa en la que hacen Katz y Stumpo (2001), con algunas modificaciones ad hoc. 8 muebles y colchones, edición, impresión, productos elaborados del metal excepto maquinaria y equipo, fundición de metales e industrias manufactureras ncp); c) las del complejo automotriz (vehículos automotores, carrocerías, autopartes y neumáticos); d)las químicas y metálicas básicas (típicamente industrias de procesos, que incluyen a la química básica y los químicos ncp -incluyendo al sector farmacéutico-, por un lado, y a la fabricación de hierro, acero, aluminio y otros metales no ferrosos, por el otro); e)alimentos, bebidas y tabaco y, por último, f)las ramas intensivas en ingeniería (maquinarias, productos de electrónica 11 e instrumentos de precisión, principalmente). Vale señalar que la estructura de ponderadores utilizada para la agregación de las ramas a tres dígitos es la que surge del Censo Nacional Económico de 2004 (CNE04) en base a información recopilada en 2003. 3.Resultados En el Gráfico 1 podemos observar la trayectoria de la participación asalariada en el valor agregado industrial, y al interior de los seis agregados reseñados anteriormente (en este caso, sobre el VBP), para el período 1996-2012. En primer lugar, tomando la industria manufacturera en su conjunto, podemos diferenciar cinco etapas respecto a la distribución funcional del ingreso. La primera de ellas es el período de fines de la convertibilidad (1996-2001), caracterizada por un incremento del peso de la masa salarial en el VA industrial explicado por una drástica reducción del producto respecto del empleo (20% contra -2% respectivamente) lo que derivó en una caída de la productividad del orden del 18%. El factor “salario relativo” no incidió en lo más mínimo en la evolución de la distribución funcional del ingreso, ya que tanto el salario nominal como los precios mayoristas industriales decrecieron a ritmo similares (-2% y -4%, respectivamente). En pocas palabras, los asalariados ganaron ficticiamente peso en el producto industrial ya que se trataba de un contexto de aguda recesión: la aparente mejora distributiva no implicó en lo más mínimo un mayor bienestar de los asalariados. 11 Vale recalcar que, en Argentina, el régimen de armaduría de la rama 323 (receptores de radio, TV y telecomunicaciones) hace que el contenido importado de los insumos de producción supere el 70% y que el gasto en investigación y desarrollo sea prácticamente nulo (CEP, 2008). De tal modo, merece tomarse con suma cautela la idea de que se trate de una rama “intensiva en ingeniería”. La hemos agrupado dentro de este grupo, no obstante, para evitar que quede un agrupamiento de sólo una rama. 9 Gráfico 1: evolución de la participación asalariada en el VA (industria manufacturera) y VBP (grandes agregados), 1996-2012 175 Intensivas en RRNN Intensivas en trabajo Intensivas en ingeniería (normales) Complejo automotriz Químicos y metálicas básicas Alimentos, bebidas y tabaco Media industrial Participación asalariada (1997 = 100) 150 125 100 75 50 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. En segundo lugar, el período 2001-2003 claramente marca un abrupto punto de inflexión en la disputa por el excedente industrial. Esto se debe al impacto que tuvo la devaluación de 2002, en el marco de la crisis económica más honda de la historia argentina, que implicó una intensa suba de los precios de los transables (entre ellos, los industriales), que no fueron compensados por una recomposición salarial de la misma magnitud (ya que la profunda recesión y el generalizado desempleo hacían que el poder de negociación de la clase trabajadora fuera escaso). El resultado fue que en aquel año, la participación asalariada en el producto industrial cayó, en términos relativos, un 36%. Como en 2003 los precios industriales continuaron incrementándose -aunque más moderadamente- por encima del salario -que por ese entonces, tibiamente comenzaba a recuperarse-, el peso de los asalariados en el producto disminuyó un 8% adicional. De esta manera, 2003 marca el piso, en términos de participación asalariada, de la serie temporal bajo estudio y que es un 31% inferior a la de 1997 y un 42% menor a la de 2001. En suma, si bien entre 1996 y 2001 el derrotero de la distribución funcional del ingreso en la industria manufacturera había sido explicado por la caída de la “productividad”, entre 2001 y 2003 fue explicado íntegramente por el componente “salario relativo” (el salario apenas se incrementó, en tanto que los precios mayoristas industriales casi se duplicaron). 10 La tercera fase del recorrido de la participación asalariada en el valor agregado industrial se da entre los años 2003 y 2006, en que la masa salarial se recupera a ritmo relativamente acelerado, aunque sin llegar aún a los niveles pre-crisis (en 2006 fue un 14% inferior a la de 1997). Esta recomposición parcial de la participación asalariada en el VA se debió íntegramente a los incrementos salariales, que superaron holgadamente el aumento de los precios implícitos industriales y la productividad (79% contra 26% y 13%, respectivamente). La cuarta etapa es la que va de 2007 a 2010, y se caracteriza por un marcado freno a la recuperación de la participación del salario en el producto industrial (entre dichos años, ésta apenas avanzó un 6% en términos relativos), que sigue en ese último año sin alcanzar los niveles pre-crisis. La razón de esta ralentización estriba principalmente en el proceso inflacionario que ha venido atravesando el país desde 2007, y que hizo que los precios industriales también se aceleraran (aunque por debajo de la media de la economía). Si bien entre 2003 y 2006 estos precios se habían incrementado a una tasa promedio anual del 8%; entre 2007 y 2010 lo hacen a un 19% (la media de la economía a un 22%). Los salarios, por su parte, pasaron de crecer, en términos interanuales, de un 21% a un 26%, en tanto que la productividad lo hizo de un 4% a un 4,5%. Vale tener en cuenta que, si entre 2003 y 2007, la productividad creció en un marco de expansión del empleo industrial, a partir de entonces lo hizo con estancamiento del mismo. La quinta y última etapa comprende a 2011 y 2012, y se caracteriza por un ritmo de aumento de la participación asalariada similar al del período 2003-2006. Sin embargo, los factores subyacentes a tal trayectoria son bien distintos. Si en 2003-2006, la masa salarial ganaba peso en el VA en un marco de fuerte aumento de la producción, el empleo y la productividad, entre 2011 y 2012 lo hizo en un contexto de menor dinamismo económico (particularmente desde fines de 2011), nula creación de empleo y una mayor nominalidad tanto de salarios como de precios. Para ponerlo en números, la producción industrial se expandió en promedio a una tasa del 1,7% entre dichos años, el empleo asalariado se mantuvo constante (con lo cual la productividad también se incrementó en promedio un 1,7% anual), los salarios aumentaron en un 30% anual y los precios mayoristas lo hicieron en un 23%. De este modo, en 2012 la participación asalariada en el producto industrial llegó a ser similar a la de 1997 12. 12 Vale apuntar un punto importante. Como fuera señalado en la nota al pie nº8, tanto a nivel mundial como en Argentina se ha producido una caída del coeficiente VA/VBP en el agregado manufacturero. La razón de ello es la suba de los precios internacionales de las materias primas, que ha aumentado el peso del consumo intermedio en el VBP. De tal manera, si calculáramos la participación asalariada en el VBP industrial (en lugar de en el VA), ésta en 2012 aproximadamente un 10% menor a si tomamos el VA. Lo que esto indica es que parte de la recuperación de la apropiación del excedente por parte de los asalariados industriales fue redirigida hacia los eslabones primarios de la cadena (como veremos luego, ello implicó una transferencia de ingresos tanto a actores locales como foráneos, por la vía de la importación de materias primas con precios crecientes). 11 En el Gráfico 1 también podemos contemplar, en materia de participación asalariada (ahora en el VBP en lugar del VA por la mencionada limitada información disponible de precios implícitos desagregados y/o de coeficientes de VA/VBP), el sendero recorrido por nuestros seis agregados. Si tomamos entre puntas (1997 contra 2012), veremos que en las ramas intensivas en ingeniería y en trabajo hay un incremento de la participación asalariada del orden del 2025%, lo cual contrasta con lo que ocurre en químicos y metales básicos y alimentos, bebidas y tabaco, en donde ésta disminuye en alrededor de 20 puntos. El complejo automotriz, por su lado, está en 2012 en niveles similares a los de 1997, mientras que en las intensivas en recursos naturales la participación del salario en el VBP fue en 2012 un 12% menor a la de mediados de los años noventa. Gráfico 2: tasa de variación de las participaciones asalariadas en los VBP sectoriales (1996-2012), base 1997 (= 0%) Tasa de variación de las participaciones asalariadas en los VBP sectoriales respecto a 1997 50% 45% 40% 35% 30% 25% 20% 15% 10% 05% 00% 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales Antes de profundizar el análisis resulta pertinente dar cuenta de un elemento central a la hora de explicar la evolución de la participación asalariada en el VBP manufacturero: el impacto de la crisis de la Convertibilidad. Con este fin, en el Gráfico 2 presentamos la tasa de variación de las participaciones asalariadas en los respectivos VBP sectoriales. 12 Como se puede apreciar, entre 1997 y 2002, la medida de dispersión utilizada se acrecienta sostenidamente y, desde entonces, se estabiliza en torno al 35-40%, recibiendo un nuevo impulso -aunque más débil que el de la crisis de la Convertibilidad- a partir de 2009. En otras palabras, la crisis de la Convertibilidad ha producido cambios en la distribución funcional que luego han sido revertidos muy parcialmente en un contexto de intenso crecimiento económico y expansión del empleo. Es decir que, en general, las ramas que más aumentaron su masa salarial en relación al VBP sectorial durante el período 1997-2002 mantuvieron dicha posición en los años de la posconvertibilidad, y viceversa. A modo de ejemplo, en las ramas del complejo textil-indumentaria (hilados textiles -171-, textiles ncp -172 y 173- y confecciones -18A-), la participación asalariada se expandió sensiblemente durante la crisis de la Convertibilidad y, desde entonces, siempre se han mantenido en los primeros lugares del ranking de índice de participación asalariada. El caso contrario ocurre en actividades como metales no ferrosos (272) y sustancias químicas básicas (241), que ya en la crisis de la Convertibilidad eran las que mostraban una distribución funcional del VBP más desfavorable a los asalariados. Una vez en claro esta evolución, en el Cuadro 1 presentamos desagregadamente rama por rama a tres dígitos en varios años, sin olvidar que incluso al interior de las mismas se pueden esconder realidades heterogéneas13. En esta tabla, se detalla la trayectoria de la participación asalariada en varios años de nuestra serie, con el máximo nivel de desagregación trabajado para las cuarenta ramas analizadas. Si ordenamos las ramas en torno al recorrido de la distribución funcional del VBP vemos que las ramas en que ésta más ha aumentado son trabajo-intensivas e intensivas en ingeniería, duplicando en algunos casos los niveles de participación de mediados de los años noventa. Por otra parte, si bien casi un tercio de las ramas analizadas acompañan en buena medida el sendero evolutivo del sector manufacturero en su conjunto (con una dispersión menor al 10% de la media), ciertas ramas que componen a los complejos de químicos y metálicas básicas, alimentos y bebidas e intensivas en recursos naturales han experimentado para el año 2012 un deterioro de al menos el 25% en la participación asalariada en el VBP respecto a los niveles de 1997. Cuadro 1: evolución de la participación asalariada en el valor bruto de producción, 1997, 2001, 2002, 2003, 2006, 2010 y 2012 13 A modo de ejemplo, la rama 269 (minerales no metálicos ncp) contiene tanto a fabricación de mosaicos –rama de baja productividad y con un aumento moderado de precios en la posconvertibilidad- como cemento –de alta productividad y con fuerte aumento de precios en la posconvertibilidad-. 13 Código 18A 369 172-3 171 323 33A 342 361 31B 191 31A 291 292 289 343 281 192 252 222 153 242 160 152 261 221 271 273 151 20A 251 269 341 313 154 293 232 210 155 241 272 Ram a Confecciones de prendas de vestir Industrias manufactureras n.c.p. Productos textiles n.c.p. Hilados y tejidos Receptores de radio, TV y telecomunicaciones Instrumentos médicos y de precisión Carrocerías y remolques Muebles y colchones Acumuladores, pilas y baterías primarias Cuero, marroquinería y talabartería Motores, generadores y transformadores eléctricos Maquinaria de uso general Maquinaria de uso especial Productos elaborados de metal n.c.p. Autopartes Productos metálicos para uso estructural Calzado Productos de plástico Impresión Productos de molinería, almidones y afines Media industrial Productos químicos n.c.p. Tabaco Lácteos Vidrio Edición Hierro y acero Fundición de metales Carne, pescado, frutas, legumbres, aceites y grasas Aserrado y cepillado de madera Caucho (neumáticos) Minerales no metálicos n.c.p. Vehículos automotores Hilos y cables aislados Productos alimenticios n.c.p. Aparatos de uso doméstico n.c.p. Refinación del petróleo Papel Bebidas Sustancias químicas básicas Metales no ferrosos Agregado Trab Trab Trab RRNN Ing Ing Auto Trab Ing Trab Ing Ing Ing Trab Auto Trab Trab Trab Trab AyB QyM AyB AyB RRNN Trab QyM Trab AyB Trab Auto RRNN Auto Ing AyB Ing RRNN RRNN AyB QyM QyM 1997 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 2001 123.0 131.7 162.0 213.3 99.1 153.1 204.2 153.9 133.9 106.9 180.9 131.9 202.8 138.4 137.0 85.7 117.3 99.2 112.4 104.7 118.9 121.0 98.4 95.3 110.7 129.2 129.3 151.0 113.6 118.7 122.6 147.2 162.8 102.4 108.6 116.0 108.2 94.6 100.3 89.1 82.5 2002 113.9 126.2 136.7 123.8 52.1 140.4 180.3 140.4 122.3 51.1 145.2 69.2 117.0 88.4 70.8 65.7 74.3 54.3 82.4 58.9 75.8 89.0 90.6 79.5 66.9 148.9 59.9 117.2 68.8 63.3 55.6 108.7 101.8 99.5 66.8 137.0 71.9 54.3 86.5 39.8 37.0 2003 130.3 110.4 94.9 102.5 32.8 114.5 114.8 120.3 97.5 59.7 104.9 81.2 91.1 74.9 72.9 54.1 77.6 54.2 66.4 66.8 68.9 79.9 85.4 73.3 56.8 125.1 53.3 93.3 64.3 69.8 53.3 76.3 82.6 68.2 63.2 80.2 59.7 54.4 66.8 37.2 35.7 2006 197.4 189.5 140.9 183.0 45.6 151.5 132.3 152.2 144.8 99.7 104.3 105.0 102.5 101.3 84.5 78.2 91.0 81.1 88.7 78.2 86.6 90.5 104.6 97.6 63.4 108.4 68.7 83.7 81.7 98.1 72.9 77.1 66.7 45.0 78.5 58.5 78.1 74.0 70.6 37.3 37.3 2010 204.0 199.1 166.2 165.2 111.8 178.1 185.0 156.6 125.2 117.6 133.9 113.8 108.0 111.7 97.4 86.3 104.2 98.3 91.6 89.4 91.9 92.7 96.2 90.9 71.5 76.6 83.1 93.4 90.7 93.1 87.3 87.5 80.5 73.2 70.4 77.5 56.6 75.1 70.0 48.4 42.4 2012 268.5 264.1 219.3 198.7 193.2 181.2 170.7 149.8 137.7 132.9 131.4 125.5 122.6 119.6 111.6 110.6 108.1 106.9 105.4 103.6 99.5 99.0 98.3 96.9 96.2 93.9 93.4 93.4 92.5 91.2 90.3 89.2 88.1 79.7 76.7 73.8 72.4 71.2 66.9 50.1 45.3 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNEA04, CEUUIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Referencias: AyB: Alimentos, Bebidas y Tabaco; QyM: Químicos y metálicas básicas; RRNN: intensivas en recursos naturales; Trab: intensivas en trabajo; Auto: complejo automotriz; Ing: intensivas en ingeniería. Si miramos la evolución en términos agregados, en el Cuadro 2 se exhibe la cantidad de ramas que, comparado con 1997, muestran una tendencia positiva, estable o negativa en materia de participación asalariada, según año. Hemos definido como “positiva” la tendencia en que la participación asalariada supera en 10% o más a la de 1997; “estable” a aquella en la que la participación asalariada es entre un 10% inferior y un 10% superior a la de 1997 y “negativa” a aquella en la que es por lo menos un 10% inferior a la de 1997. 14 Cuadro 2: cantidad de ramas industriales con tendencia positiva, estable o negativa respecto a la participación asalariada en el VBP de 1997 (años escogidos) Positiva Estable Negativa Total 2001 26 11 3 40 2002 13 4 23 40 2003 6 6 28 40 2006 8 11 21 40 2010 13 11 16 40 2012 16 14 10 40 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Positiva = participación asalariada más de un 10% superior a la de 1997; Negativa = participación asalariada más de un 10% inferior a la de 1997; Estable = participación asalariada entre un 10% inferior y un 10% superior a la de 1997. Nótese que en 2001, la amplia mayoría de las ramas (26 de 40) habían incrementado su participación asalariada en más de 10 puntos respecto a 1997, en tanto que apenas 3 la habían disminuido (sustancias químicas básicas, metales no ferrosos y productos metálicos para uso estructural). Al año siguiente, como consecuencia del cambio de precios relativos que generó la intensa corrección del tipo de cambio, se produjo un drástico cambio en la tendencia: la mayoría de las actividades industriales (23) poseía una participación asalariada más de 10 puntos porcentuales inferior a la de 1997. En 2003, año en que la participación asalariada en el VBP industrial alcanzó el mínimo de la serie, el número de ramas con pérdida de la participación asalariada se incrementó a 28, y tan sólo 6 poseían niveles positivos respecto a los valores de 1997 (confecciones, edición, muebles y colchones, carrocerías y remolques, instrumentos médicos y de precisión e industrias manufactureras ncp). A partir de entonces se observa, de modo consistente a lo que se describió en el Gráfico 1, una proporción creciente de ramas con niveles de participación asalariada superiores a los de 1997: de 6 en 2003 se pasa a 8 en 2006, a 13 en 2010 y a 16 en 2012, a expensas de las negativas, que caen de 28 a 10 entre 2003 y 2012. Otro dato interesante puede obtenerse al mirar el coeficiente de variación de las principales variables analizadas: volumen físico de la producción, número de asalariados, productividad, salario medio, precios sectoriales y salario relativo sectorial (Cuadro 3). Como podemos ver, entre 1997 y 2012 hubo una mayor dispersión de la productividad y del volumen físico de la producción entre las ramas respecto a las demás variables (el coeficiente de variación fue del 35% y 33,9% respectivamente). La heterogeneidad de las trayectorias también fue considerable, aunque menor a la de la producción y la productividad, en el salario relativo (30,1%), precio (27,5%) y volumen de asalariados (26,5%). Por el contrario, nótese que la dispersión salarial, entre puntas, fue muy leve en términos relativos (11,5%). 15 Cuadro 3: coeficiente de variación del volumen físico de la producción, número de asalariados, productividad, salario medio, precios sectoriales y salario relativo sectorial, 2012 vs 1997 Producción Coeficiente de variación en 2012 respecto a 1997 33.9% Asalariados Productividad 26.5% 35.0% Salario Precio Salario relativo 11.5% 27.5% 30.1% Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Con el afán de complementar el análisis provisto, en el Cuadro 4 podemos ver la cantidad de ramas industriales que se desvían de la media industrial para las seis variables analizadas, y comparar el nivel de 2012 contra el de 1997. Cuadro 4: cantidad de ramas industriales con tendencia superior, similar o inferior a la media industrial, según variable (2012 vs 1997) Producción Asalariados Productividad Salario Precio Salario relativo Superior en al menos 10% a la media industrial 15 12 12 7 14 18 Entre -10% y +10% Inferior en al menos respecto a la media 10% a la media industrial industrial 9 16 17 11 13 15 25 8 10 16 12 10 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Como se puede apreciar, más de la mitad de las ramas (25 sobre 40) tuvieron una evolución salarial relativamente similar a la media industrial (entre 10% inferior y 10% superior). En contraste, las demás variables muestran una menor cantidad de ramas en los valores medios, lo cual es consistente con los coeficientes de variación expuestos en el Cuadro 3. Un elemento importante es remarcar la reducida diferenciación de ramas en términos de evolución salarial, lo que hará que, como veremos en el Cuadro 5, en muy pocas el factor “salario” haya sido la causa explicativa del porqué de las trayectorias en materia de participación asalariada.En contraste, los factores “productividad” y “precio” son mucho más explicativos de los senderos que siguieron la mayoría de las ramas en lo que respecta a la distribución funcional del VBP. 16 Para estimar con cierto grado de precisión las causas de las trayectorias recorridas por las distintas ramas, se estableció cuáles fueron los factores diferenciales de cada rama respecto a la media industrial. Para ello, se cotejaron, rama por rama, todas nuestras variables (producción, asalariados, productividad, salario, precios y salario relativo) con el promedio industrial. Los datos refieren a la comparación entre 1997 (en que para todas las ramas y variables el índice era 100) y 2012. Nótese que el cuadro está dividido en tres partes, según color: en verde están aquellas ramas en que la participación asalariada en 2012 habría sido por lo menos un 10% superior a la de 1997 (índice superior a 110); en violeta, las que habría sido por lo menos un 10% inferior (índice inferior a 90); por último, en naranja, las intermedias (índice entre 90 y 110). Cuadro 5: Causas principales de las trayectorias recorridas en la participación asalariada en el VBP sectorial, 1997 vs 2012 Código 18A 369 172-3 171 323 33A 342 361 31B 191 31A 291 292 289 343 281 192 252 222 153 242 160 152 261 221 271 273 151 20A 251 269 341 313 154 293 232 210 155 241 272 Ram a Confecciones de prendas de vestir Industrias manufactureras n.c.p. Productos textiles n.c.p. Hilados y tejidos Receptores de radio, TV y telecomunicaciones Instrumentos médicos y de precisión Carrocerías y remolques Muebles y colchones Acumuladores, pilas y baterías primarias Cuero, marroquinería y talabartería Motores, generadores y transformadores eléctricos Maquinaria de uso general Maquinaria de uso especial Productos elaborados de metal n.c.p. Autopartes Productos metálicos para uso estructural Calzado Productos de plástico Impresión Productos de molinería, almidones y afines Productos químicos n.c.p. Tabaco Lácteos Vidrio Edición Hierro y acero Fundición de metales Carne, pescado, frutas, legumbres, aceites y grasas Aserrado y cepillado de madera Caucho (neumáticos) Minerales no metálicos n.c.p. Vehículos automotores Hilos y cables aislados Productos alimenticios n.c.p. Aparatos de uso doméstico n.c.p. Refinación del petróleo Papel Bebidas Sustancias químicas básicas Metales no ferrosos p2012 268.5 264.1 219.3 198.7 193.2 181.2 170.7 149.8 137.7 132.9 131.4 125.5 122.6 119.6 111.6 110.6 108.1 106.9 105.4 103.6 99.0 98.3 96.9 96.2 93.9 93.4 93.4 92.5 91.2 90.3 89.2 88.1 79.7 76.7 73.8 72.4 71.2 66.9 50.1 45.3 Causa de la trayectoria recorrida Bajo precio y baja productividad (baja producción) Baja productividad (baja producción) y bajo precio Baja productividad (baja producción) y bajo precio Bajo precio y baja productividad (baja producción) Caso especial Precio y productividad (asalariados) Baja productividad (altos asalariados) Baja productividad (baja producción) Baja productividad (baja producción) Bajo precio Bajo precio Bajo precio Baja productividad (altos asalariados) Baja productividad (baja producción) Baja productividad (altos asalariados) Baja productividad (altos asalariados) Alta productividad (alta producción) compensa bajo precio Alta productividad (alta producción) compensa bajo precio y alto salario Alta productividad (vía baja de asalariados y alza de producción) compensa bajo precio Ninguno en particular Alta productividad (alta producción) compensa bajo precio Bajo salario compensa baja productividad (baja producción) Alto precio compensa alto salario Productividad (alta producción) compensa bajo precio Bajo salario compensa bajo precio Alto precio Alto precio Alta productividad (alta producción) y alto precio (los efectos por separado son leves) Alto precio Alto precio y bajo salario Alto precio Alta productividad (alta producción) Alto precio Alta productividad (alta producción) Alta productividad (alta producción) Bajo salario y alto precio Alto precio Alta productividad (bajos asalariados y alta producción) Alta productividad (bajos asalariados) y alto precio Alta productividad (alta producción y bajos asalariados) Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Referencia: p2012 = participación asalariada en el valor bruto de producción sectorial en 2012 (1997 = 100) Entre las ramas que más acrecientan el peso del salario en el VBP entre 1997 y 2012, sobresalen Confecciones de prendas de vestir (18A), Industrias manufactureras ncp (369) y 17 Productos textiles ncp (172-3), con un +168,5%, +164,1% y +119,3% respectivamente 14. En los tres casos, se dio una fuerte combinación de baja productividad (debido a niveles de producción muy por debajo del promedio de la industria) con precios relativos desfavorables. En tanto los salarios no tuvieron una diferencia significativa con la media industrial, el salario relativo fue, en todas estas ramas muy superior al resto del sector manufacturero. La única pequeña diferencia entre confecciones y las otras dos ramas es que en éstas el factor “productividad” fue todavía más relevante que el factor “precio”, mientras que en la primera fue al revés (por ello, en la última columna del cuadro hay una inversión de orden). Vale señalar que, en todas estas ramas, el factor “productividad” apareció en la crisis de la Convertibilidad: en otras palabras, se trata de actividades que sufrieron mucho más que el promedio industrial la gran recesión y, por ende, su productividad se deterioró fuertemente. Pese a la recuperación en la posconvertibilidad, la productividad se incrementó a un ritmo no demasiado diferente al del promedio industrial, con lo cual la brecha originada entre 1997 y 2002 no se pudo cerrar. Vale mencionar, de todos modos, que a partir de 2007/8, estas ramas comenzaron a tener precios relativos cada vez más desfavorables, probablemente a partir del aumento de la competencia asiática producto de la apreciación del tipo de cambio. Es a partir de entonces cuando el efecto “precio” se suma al efecto “productividad” para explicar por qué en estos sectores la participación asalariada ganó tanto terreno en el VBP. El análisis de estos datos nos dispara tres posibles escenarios que se pudieron haber dado en estos sectores: en primer lugar, si suponemos que el coeficiente VA/VBP no cambió a lo largo del período (sobre todo, debido a que los precios mayoristas sectoriales fueron iguales a los precios implícitos sectoriales), tendríamos un flujo del excedente favorable a los asalariados y en contra de los empresarios. En otros términos, podría haberse tratado de ramas donde se experimentó una fuerte pérdida de rentabilidad. El segundo escenario posible es uno en que los bajos precios mayoristas del sector se hayan debido, al menos parcialmente, a una baja relativa en el precio de los insumos. De tal modo, eslabones anteriores de la cadena de valor habrían financiado una parte del aumento de la participación asalariada. El tercer escenario posible es que haya existido un cambio en la composición interna de estas ramas, con una mayor trabajointensivización que explicaría el aumento de la participación asalariada (aunque aquí no necesariamente habría una pérdida de rentabilidad). Dicho de otra manera, es factible que varias de las empresas más capital-intensivas de estos sectores hayan desaparecido con la crisis de la Convertibilidad y que, por el contrario, en la posconvertibilidad, hayan nacido otras firmas mucho más intensivas en trabajo. En efecto, es probable que se haya dado una combinación del primer y tercer escenario: mayor trabajo-intensivización a partir de la crisis de la Convertibilidad y los años subsiguientes (cambio en la función de producción) y, hacia 2007/8, 14 En el Cuadro 4 ello se puede observar en la columna “p2012”, que muestra el nivel de la participación asalariada, teniendo en cuenta que 1997 es igual a 100. 18 una creciente caída del excedente capitalista producto de costos salariales crecientes que no logran ser compensados vía productividad y precios. Por su lado, otra rama que incrementó intensamente la participación asalariada en el VBP (casi duplicando en 2012 los niveles de 1997) es la deHilados textiles (171) -intensiva en RRNN aunque otras clasificaciones como la de Katz y Stumpo (2001) ubican dentro de las intensivas en trabajo-, que también explica su performance por la combinación de precios relativos adversos y bajo (incluso negativo) crecimiento de la productividad. Al igual que en las ramas anteriores, la crisis de la Convertibilidad da cuenta de la aparición del factor “productividad” y el período inaugurado hacia 2007/8 el del factor “precio”. La rama de Receptores de radio, TV y telecomunicaciones (323) merece un párrafo aparte. Se trata de un sector ensamblador que, en el marco de la promoción industrial en Tierra del Fuego, entre 1997 y 2012 aumentó -más que ningún otro- tanto la producción como el empleo asalariado (+180% y +163%, respectivamente), pero que tuvo precios relativos adversos. Vale agregar que en 2009 la participación asalariada en el VBP sectorial habría sido un 35% inferior a la de 1997. ¿Qué fue lo que pasó entre 2009 y 2012, como para que la masa salarial haya ganado tanto peso? La respuesta hay que buscarla en la generación de puestos de trabajo entre esos años, que aumentó más de un 150%: de alrededor de 3900 en 2009 se pasó a un pico de 9600 en 2011. Si bien en esos años la producción sectorial aumentó a una formidable tasa anual acumulativa del 15,4%, ello no compensó el incremento aún más veloz de la ocupación. En consecuencia, la productividad cayó exponencialmente, expandiéndose así la participación asalariada en el VBP sectorial. En este caso, es plausible que los bajos precios relativos hayan provenido desde varios de los insumos, con lo cual el coeficiente VA/VBP habría aumentado y la participación asalariada en el valor agregado sectorial habría sido menor a la del VBP. Lo que sí parece un dato destacable es lo ocurrido a partir de 2009, en que la productividad cayó tanto que es posible que las firmas hayan experimentado una pérdida considerable de rentabilidad. De todas maneras, al estar inscriptas en un régimen de promoción industrial, es posible que parte de esta merma en la rentabilidad haya sido financiada desde el Estado. Por su lado, Calzado (192), Productos de plástico (252), Impresión (222), Productos de molinería (153), Químicos ncp (242), Tabaco (160), Lácteos (152), Vidrio (261), Edición (221), Hierro y acero (271), Fundición de metales (273), Carne, pescado, legumbres, hortalizas, aceites y grasas (151),Aserrado y cepillado de madera (20A) y Caucho/neumáticos (251), son ramas en que no habrían existido importantes cambios en materia de participación asalariada entre 1997 y 2012. En otras palabras, el peso del salario en el VBP de estas ramas no habría sido en 2012 ni superior al 10% ni inferior al 10% al de 1997. No obstante, como se puede ver en el Cuadro 5, en varias de ellas se suele dar una compensación de efectos de signo opuesto 19 que hacen que la participación asalariada haya sido similar entre puntas. Ejemplos de ello pueden ser alto crecimiento relativo de la productividad con precios adversos (Calzado, Impresión, Químicos ncp, Vidrio y Productos de plástico), bajos incrementos salariales con precios adversos (Edición), alta expansión de salarios con altos precios relativos (Lácteos), o bajos aumentos de salarios con bajo aumento de la productividad (Tabaco). Minerales no metálicos ncp (269), Vehículos automotores (341), Hilos y cables aislados (313), Productos alimenticios ncp (154), Aparatos de uso doméstico ncp (293), Refinación de petróleo (232), Papel (210), Bebidas (155), Sustancias químicas básicas (241) y Metales no ferrosos (272) son ramas en que la participación asalariada cayó más de un 10% entre 1997 y 2012. Sin embargo, los factores que explican estas particulares trayectorias son disímiles entre las ramas. Por un lado, en Refinación de petróleo se da la combinación de altos precios relativos en conjunto con reducidos incrementos salariales entre puntas. En particular, el efecto “salario” aparece a partir de 2009, en que los aumentos salariales fueron significativamente menores a los del resto de la industria (vale apuntar, de todos modos, que esta rama es la de mayores salarios de todo el entramado manufacturero, en términos absolutos). Teniendo en cuenta que se trata de una rama dominada por pocas grandes empresas, mayormente integradas verticalmente en términos productivos, es posible que los altos precios relativos del sector hayan beneficiado a las firmas. En otras palabras, si bien con la información disponible no es posible discriminar con un alto grado de precisión en qué eslabón de la cadena se generó el aumento de precios, al tratarse de empresas que, en general, también participan en las fases de extracción de hidrocarburos,podríamos intuir que ha existido una transferencia de excedente a favor de los empresarios del sector (sobre todo, los que, además de refinar petróleo, lo extraen), motivada fundamentalmente por el boom internacional de los commodities. En segundo lugar, Vehículos automotores, Productos alimenticios ncp, Aparatos de uso doméstico ncp, Bebidas y Metales no ferrosos explican la caída de la participación asalariada fundamentalmente por efecto productividad. En todos los casos, este efecto se debió a fuertes subas de la producción. Sin embargo, en Bebidas y Metales no ferrosos el aumento de la productividad se vio reforzado por una baja creación (incluso destrucción) de puestos de trabajo entre 1997 y 2012. Vale agregar, además, que en todas estas ramas salvo Vehículos automotores y Aparatos de uso doméstico ncp, la mayor productividad relativa se originó con la crisis de la Convertibilidad (se trató de ramas menos castigadas entre 1997 y 2002) y luego se mantuvo en la posconvertibilidad. Por el contrario, Vehículos automotores y Aparatos de uso doméstico fueron ramas muy dañadas durante la crisis de la Convertibilidad, debido a que la demanda interna es muy elástica al ciclo económico (en el caso de Vehículos automotores, que cuenta con salida exportadora, la caída de la demanda se vio agravada por la devaluación del real en Brasil en 1999). Sin embargo, la fuerte recuperación del mercado interno y del consumo 20 a partir de 2003 impulsó a estas actividades, que exhibieron un dinamismo fenomenal desde entonces. En pocas palabras, la mayor productividad relativa de estos sectores se debió al comportamiento de la posconvertibilidad, que más que revirtió el daño generado entre 1997 y 200215. En tercer lugar, Minerales no metálicos ncp, Hilos y cables aislados y Papel explican la baja en la participación asalariada debido fundamentalmente al factor “precio”. Por su lado, en Sustancias químicas básicas la fortísima caída de la participación asalariada (en 2012 fue la mitad de la de 1997) se debe a la conjunción de efecto productividad (tanto por un mayor dinamismo productivo relativo como por expulsión de asalariados -en 2012 fueron un 25% menores a los de 1997-) y efecto precio (los precios sectoriales fueron por lo menos un 25% superiores al promedio industrial tras la devaluación de 2002). A continuación, presentaremos la evolución de la distribución funcional del VBP al interior de las seis agrupaciones que utilizamos en el trabajo para poder apreciar así el diverso grado de heterogeneidad que exhiben algunas de las trayectorias. Para ello, comenzaremos estudiando la evolución de los tresagregadosen los que la participación asalariada ha empeorado en relación a 1997. En el Gráfico 3 se puede observar la trayectoria de la participación asalariada en el VBP para el complejo de Alimentos, bebidas y tabaco. Como se puede apreciar, la media del complejo es similar a la del promedio de la industria en su conjunto entre 2002 y 2006 (ligeramente por debajo, en rigor) y, a partir de ahí, tiende a separarse de aquél, debido principalmente por el efecto “precio relativo” derivado de la suba de los precios internacionales de los alimentos que hace que los precios del agregado tiendan a incrementarse muy por encima de los del promedio industrial. De tal modo, en 2012 la participación asalariada en el VBP de Alimentos, bebidas y tabaco, en términos relativos y tomando 1997 como punto de partida, llegó a ser un 17% inferior al promedio industrial. Vale señalar que, tomando todo el período en su conjunto, el 15 Es probable que en todas las ramas mencionadas en este párrafo la menor participación asalariada en el VBP haya tenido algún correlato también en la participación asalariada en el VA. Se trata de ramas en donde los precios en ningún caso aumentaron muy por arriba del promedio industrial, lo cual pudo deberse a tres combinatorias: a) que los precios de los insumos hayan subido fuertemente y que esto haya sido compensado con bajos precios por parte de las firmas del sector (imposibilidad de transferir aumentos de precios a los eslabones posteriores de la cadena), en cuyo caso disminuiría el coeficiente VA/VBP y, por ende, la participación asalariada en el VA sectorial habría sido mayor a la del VBP y el excedente habría fluido hacia los eslabones primarios; b) que los precios de los insumos se hayan incrementado poco y que, por el contrario, las firmas del sector hayan podido subir precios por encima de los costos de sus insumos (caso contrario al anterior), en cuyo caso aumentaría el coeficiente VA/VBP y, en consecuencia, la participación asalariada en el VA hubiera sido aún menor a la del VBP y c) que los costos de los insumos hayan sido transferidos proporcionalmente por el sector en cuestión, en cuyo caso el coeficiente VA/VBP habría permanecido constante y, por ende, la participación asalariada en el VA hubiera sido la misma que en el VBP. En nuestra opinión, el hecho de que los precios mayoristas de estos sectores haya evolucionado medianamente a tono con el promedio industrial, nos hace creer más probable la tercera opción. De tal modo, también resulta plausible que el aumento de la productividad por encima del salario relativo observado en estos sectores haya derivado, efectivamente, en una mayor capacidad de apropiación del excedente. 21 factor que más pesa en la trayectoria del agregado es el de la productividad, que se incrementó por arriba de la media industrial. Los precios relativos, si bien explican por qué se separan la media industrial y la media del agregado desde 2006, tienen un impacto menor si se toma todo el período completo, ya que entre 1997 y 2006 éstos habían crecido algo por debajo del conjunto de la industria. Nótese, además, que ninguna rama salvo productos de molinería (que lo hace por muy poco) supera los niveles de 1997. Gráfico 3: Evolución de la participación asalariada en el VBP del agregado Alimentos, bebidas y tabaco (1996-2012) 151 - Carne, pescado, frutas, legumbres, aceites y grasas 152 - Lácteos 153 - Productos de molinería 154 - Alimentos ncp 155 - Bebidas 160 - Tabaco Media alimentos, bebidas y tabaco Media industrial 130 Participación asalariada en el VBP sectorial (1997 = 100) 120 110 100 90 80 70 60 50 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. De todas maneras, vale apuntar una cuestión: la existencia de precios relativos favorables al sector fue originada en buena medida por la suba de los precios internacionales de los alimentos, sobre todo a partir de 2006/7. Ello muy probablemente haya hecho caer el coeficiente VA/VBP sectorial (de hecho, según OCDEStat, en casi todos los países de la OCDE se dio esta tendencia), con lo que es altamente plausible que al menos una parte de la pérdida de la participación asalariada en el VBP haya ido a parar al sector agropecuario argentino, quien provee los insumos del agregado Alimentos, bebidas y tabaco. De todas maneras, el análisis no debe ser tan lineal, ya que al interior del sector agropecuario argentino existen fortísimas disparidades entre los actores. En particular, el fenomenal incremento de los precios de la tierra 22 que fueron de la mano con el alza de los precios internacionales de los alimentos (muy por encima de los precios medios de la economía), marca que una fracción del excedente debe haberse dirigido a los propietarios de la tierra. A modo de ejemplo, según la revista Márgenes Agropecuarios, el valor promedio de la hectárea en la región pampeana se multiplicó por 49 veces entre 2001 y marzo de 2014, en tanto que los precios del total de la economía, a partir de los institutos de estadística provinciales, lo hicieron en casi 9. Los arrendamientos, por su parte, se multiplicaron por 32 veces en el mismo período, lo cual a todas luces muestra la aparición de una fenomenal renta de la tierra que hizo que el excedente generado en otras áreas de la economía fluyera hacia allí. El segundo complejo que muestra una tendencia negativa en la participación del salario en el VBP es el de las intensivas en recursos naturales. Como se puede observar en el Gráfico 4, el comportamiento de las ramas del agregado no es homogéneo: la rama de hilados textiles (171) muestra una tendencia contraria a la evolución general del grupo, al exhibir un importante incremento en la participación asalariada en el VBP, lo cual se explica, como fuera mencionado más arriba, tanto por una pobre evolución de precios relativos y como por un flojo desempeño de la productividad, que se ubica en 2012 en valores un 10% inferiores a los de 1997. Sin embargo, la tendencia de la mayor parte de las ramas que componen el complejo es a la pérdida de la participación asalariada en el VBP, destacándose especialmente las ramas Refinería de petróleo (232) –sobre la cual ya hemos comentado más arriba- y Papel (210), que registran en 2012 valores casi un 30% inferiores a los de 1997. Estas dos ramas pertenecen al conjunto de sectoresen las que la distribución funcional en el VBP fue de las más desfavorables a los asalariados (cuadro 4) y tienen como principal explicación el importante aumento en el nivel de los precios relativos de cada uno de los sectores, sumado a una relativamente magra evolución salarial para el caso de Refinación de petróleo, como fue mencionado más arriba. Gráfico 4: Evolución de la participación asalariada en el VBP de las intensivas en recursos naturales (1996-2012) 23 250 210 - Papel 232 - Refinación de petróleo 261 - Vidrio 269 - Minerales no metálicos Media intensivas en RRNN Media industrial 225 Participación asalariada en el VBP sectorial (1997 = 100) 171 - Hilados textiles 200 175 150 125 100 75 50 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Por su lado, el agregado Química y metales básicos es el que presentala mayor retracción de la participación asalariada en el VBP (ver Gráfico 1). A diferencia de las intensivas en recursos naturales, que mostraban una mayor heterogeneidad, aquí todas las ramas menos Químicos ncp (242) -en la que en 2012 la participación asalariada en el VBP fue similar a la de 1997cumplen con esta tendencia (Gráfico 5). Metales no ferrosos (272) y Sustancias químicas básicas (241) llaman la atención porque en ellas la participación del salario en el VBP fue apenas la mitad de la de 1997 y, además, son, por lejos, las que experimentaron la retracción más profunda de la participación asalariada. Esta dinámica se explica centralmente por un importante incremento en la productividad en un marco de baja expansión de la cantidad de asalariados y que en ambos casos (y, sobre todo, en Sustancias químicas básicas), se agudizó por una evolución de los precios relativos muy por encima de la media industrial 16. 16 Más arriba hemos señalado que en la rama de Metales no ferrosos el factor que explicó la trayectoria en materia de participación asalariada fue la productividad. En rigor, esto sigue siendo cierto, salvo que ahora agregamos que el factor precio también influyó, aunque en una magnitud mucho menor a aquella. En el caso de Sustancias químicas básicas, el peso del factor productividad fue algo menos fuerte, pero el del factor precio considerablemente más. 24 Gráfico 5: Evolución de la participación asalariada en el VBP de Químicos y metales básicos (1996-2012) 140 241 - Sustancias químicas básicas 242 - Productos químicos ncp 271 - Hierro y acero 272 - Metales no ferrosos Media química y metálicas básicas Media industrial Participación asalariada en el VBP sectorial (1997 = 100) 120 100 80 60 40 20 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Por su parte, Hierro y acero (271) también muestra una disminución de la participación asalariada en el VBP (aunque relativamente moderada), motivada por altos precios. La mayor moderación de la caída de la participación asalariada en este sector se explica porque la productividad creció mucho menos que en sustancias químicas básicas y metales no ferrosos. En el caso particular de hierro y acero, es altamente probable que haya existido una transferencia del excedente hacia etapas anteriores de la cadena, que es donde se originó la suba de precios a partir del fenomenal ascenso de la demanda china en la década de los 2000.Específicamente, la extracción del mineral de hierroy de carbón -insumos claves de la rama-debe haber sido unas de las actividades más beneficiadas (correspondientes al “sector primario” y no al manufacturero), aunque vale apuntar que estas actividades tienen un moderado desarrollo en Argentina, quien debe importar a Brasil el mineral de hierro en bruto y a Australia, Colombia, Estados Unidos y Sudáfrica el carbón. En otras palabras, es factible que se haya producido una transferencia de ingresos desde los asalariados del hierro y el acero (271) a los productores de mineral de hierro(muchos de ellos, de origen brasileño) y de carbón (de origen australiano, colombiano, estadounidense y sudafricano). 25 Volviendo al caso de Sustancias químicas básicas (241), es altamente plausible que el efecto “precio” que explica buena parte de la retracción asalariada en el VBP se haya originadoen un aumento de precios en los eslabones anteriores de la cadena (sobre todo, en petróleo refinado, que es uno de los insumos básicos del sector). Nuestro argumento se sustenta en que, en prácticamente todos los países industrializados -que son los que concentran el grueso de la producción de esta rama a nivel mundial- el consumo intermedio sobre el VBP ha aumentado entre 2005 y 2012, tal como se desprende de los datos del Statistical Yearbook de la ONUDI de 2014. De tal manera, nos resulta razonable inferir que en términos de participación asalariada en el valor agregado sectorial se ha producido una caída (gracias al efecto productividad), pero que ha sido menor a la experimentada en el VBP (dado que, por el efecto precio, probablemente se haya traspasado excedente hacia los productores de insumos del sector). Como a lo largo de la posconvertibilidad, Argentina ha perdido la autosuficiencia energética, es posible que parte del excedente haya fluido al exterior, bajo la forma de importaciones de petróleo refinado (sobre todo, a Estados Unidos). Los Gráficos 6 y 7 exhiben las trayectorias de los dos agregados en que la participación asalariada en el VBP se ha incrementado: las intensivas en ingeniería y las intensivas en trabajo. A diferencia de lo ocurrido con los agregados analizados anteriormente, la mayoría de las ramas más importantes del agregado de intensivas en ingeniería registraun aumento de la participación asalariada en el VBPentre 1997 y 2012 (Gráfico 6). Varios elementos merecen destacarse a partir de este gráfico. En primer lugar, sobre la rama de Receptores de radio, TV y telecomunicaciones (323) ya nos hemos pronunciado más arriba (nótese lo que se señalaba anteriormente respecto al fenomenal salto que se da en materia de participación asalariada desde 2009). En segundo punto, en Instrumentos médicos y de precisión (33A) los asalariados habrían acrecentado fuertemente su participación en el producto (+81,2%) entre 1997 y 2012, lo cual se explica por una marcada expansión del empleo asalariado, que superó a la de la producción (+41% vs +34% entre 1997 y 2012). Tercero, las ramas Maquinaria de uso especial (292) y Maquinaria de uso general (291) exhiben un incremento de la participación del salario en el VBP del 25%, similar al promedio del agregado. Esta dinámica se explica en el caso de Maquinaria de uso especial por una caída de la productividad, ya que, si bien ha expandido considerablemente su producción (+25% entre 1997 y 2012), ha incrementado aún más la cantidad de asalariados (+33%), a la vez que el salario medio del sector se ha incrementado un 15% por encima de sus precios mayoristas. En el caso de Maquinaria de uso general, el salario se ha expandido entre 1997 y 2012 casi un 60% por encima de sus precios mayoristas, lo cual ha sido parcialmente compensado por una significativa mejora en la productividad (+26%). 26 Gráfico 6: Evolución de la participación asalariada en el VBP de las intensivas en ingeniería (1996-2012)17 225 291 - Maquinaria de uso general 293 - Aparatos de uso doméstico ncp 33A - Instrumentos médicos y de precisión Media industrial Participación asalariada en el VBP sectorial (1997 = 100) 200 292 - Maquinaria de uso especial 323 - Receptores de radio, TV y telecomunicaciones Media intensivas en ingeniería 175 150 125 100 75 50 25 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. La excepción, dentro de las intensivas en ingeniería, es Aparatos de uso doméstico ncp (293), que incluye a lo que se conoce como “línea blanca” (heladeras, cocinas, calefones, lavarropas, aires acondicionado, etc.). Se trata de una rama con menores requerimientos de importación a los de electrónica de consumo -ya que una parte significativa de los insumos proviene del complejo metalúrgico, que en Argentina cuenta con un considerable desarrollo- y que en la posconvertibilidad ha experimentado un crecimiento fenomenal (la producción en 2012 fue un 80% superior a la de 1997 y seis veces mayor a la de 2002) 18. A diferencia del sector de receptores de radio, TV y telecomunicaciones, aquí la generación de empleo fue baja (+11% entre 1997 y 2012), lo que ha derivado en un gran aumento de la productividad (+60%). De tal modo, es este factor el que explica la caída de la participación asalariada en el VBP sectorial y, 17 Para el cálculo fueron excluidas las ramas 313 (hilos y cables aislados), 31A (motores, generadores y transformadores eléctricos), y 31B (acumuladores, pilas y baterías primarias), por tener una reducida relevancia en el agregado. 18 Según datos del CNE04, en 2003 apenas el 11% de los insumos del sector eran importados, contra un 70% en el caso de receptores de radio, TV y telecomunicaciones. Vale señalar, de todos modos, que se trataba de un año atípico de la economía argentina, ya que recién comenzaba el proceso de recuperación de la crisis de la Convertibilidad. Es altamente probable que la muy destacada expansión en términos de producción física en ambos sectores haya requerido de crecientes contenidos importados, aunque actualmente no existen datos oficiales sobre sus requerimientos de importación. 27 dado un comportamiento “normal” de los precios, es plausible que buena parte de aquélla también se haya dado en el VA. Por su lado, en el gráfico 7 se exhibe la trayectoria del grupo de las intensivas en trabajo, que también, tomado agregadamente, ha mostrado una mayor participación del salario en el VBP. Gráfico 7: Evolución de la participación asalariada en el VBP de las ramas intensivas en trabajo (1996-2012)19 300 275 Participación asalariada en el VBP sectorial (1997 = 100) 250 172/3 - Productos textiles ncp 18A - Confecciones 191 - Cuero, marroquinería y talabartería 192 - Calzado 20A - Madera excepto muebles 252 - Productos de plástico 289 - Productos elaborados del metal ncp 361 - Muebles y colchones Media intensivas en trabajo Media industrial 225 200 175 150 125 100 75 50 25 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales. Al igual que lo ocurrido con las ramas intensivas en ingeniería, la media del complejo de las intensivas en trabajo ha incrementado la participación del salario en el VBP en casi un 25% entre 1997 y 2012. A excepción de Aserrado y cepillado de madera (20A), todas las ramas exhibidas en el gráfico muestran una creciente participación asalariada. En primer lugar, como fuera mencionado anteriormente, las ramas de Confecciones de prendas de vestir (18A) y Productos textiles ncp (172-3) han sido las de mayor expansión de la participación asalariada (junto con Industrias manufactureras ncp, excluida del Gráfico 7 pero 19 Fueron excluidas del gráfico, pero computadas en la “media intensivas en trabajo” las siguientes ramas: 221 (edición), 222 (impresión), 273 (fundición de metales), 281 (productos metálicos para uso estructural) y 369 (industrias manufactureras ncp). 28 también perteneciente a las intensivas en trabajo) en los 40 sectores aquí analizados, con un 169% y 119%, respectivamente durante el período analizado. Un escalón más abajo encontramos dos ramas. La primera de ellas es Muebles y colchones (361) que también evidencia una marcada suba de la participación asalariada en el VBP sectorial (casi un 50%), aunque menor a la de las actividades anteriormente descriptas. El factor principal de este aumento en la participación asalariada parece haber sido la floja performance en materia de productividad. Vale remarcar que este bajo crecimiento de la productividad entre 1997 y 2012 se debió a un escaso dinamismo en términos de producción (nuevamente, se trata de rubros que no lograron recuperarse bien de la crisis de la Convertibilidad). Luego tenemos a Cuero, marroquinería y talabartería (191) –que en Argentina está dominada esencialmente por el curtido y terminación del cuero, lo cual implica un reducido grado de valor agregado-, en la que la participación asalariada se ha incrementado, gracias a los malos precios relativos, un 30% entre puntas. Respecto a este último punto, vale apuntar que el precio internacional del cuero se ha mantenido mucho más estable que el de otros commodities a lo largo del período en cuestión. Para poner un ejemplo, según COMTRADE, el precio por tonelada exportada de cuero argentino fue similar en 1997 y 2011 (8500 dólares). De tal manera, es probable que la mayor participación asalariada en el VBP no se haya traslucido en el VA, dado que posiblemente haya aumentado el coeficiente VA/VBP. En efecto, si miramos, a partir de datos de la ONUDI, la evolución de este coeficiente en los países industrializados entre 2005 y 2012 veremos que, en general, hay una suba significativa. En un tercer escalón encontramos aCalzado (192) yProductos de plástico (252), que superan levemente los niveles de 1997 (8% y 6,9% respectivamente).El tenue incremento en la participación asalariada en estas dos ramas se debe centralmente a bajos precios mayoristas (sobre todo en Calzado), que son en buena medida compensados por una significativa suba de la productividad (motivada ésta a su vez por fuertes aumentos en la producción, particularmente en Calzado). Sobre este último sector vale apuntar un par de cuestiones: en primer lugar, es de los que más se ha expandido bajo el período en estudio y, particularmente, durante la posconvertibilidad (en 2012 la producción física fue un 150% superior a la de 1997 y el triple de la de 2002). Asimismo, en materia de productividad el sector experimentó una fortísima mejora (+128% entre 1997 y 2012, muy por encima de la media industrial, que fue del 18%), lo cual se debe a que la fenomenal expansión de la producción se conjugó con una reducida creación de empleo (+12% entre ambos años). Otro dato interesante -también aplicable para la rama de confecciones-, es que los precios al consumidor de este tipo de bienes subieron muy por encima (alrededor de un 43%) de los precios mayoristas 20. Esto podría estar indicando que los esfuerzos del sector para ganar rentabilidad vía productividad han sido en 20 Para los precios al consumidor del capítulo de Indumentaria y Calzado se tomó el IPC de San Luis entre 2007 y 2012. 29 buena medida neutralizados por los eslabones posteriores de la cadena (posiblemente, debido a una expansión de la renta comercial e inmobiliaria). Por su lado, el sector de Madera excepto muebles –aserrado y cepillado- (20A)es el único en que la participación asalariada en el VBP ha caído (10 puntos). Esto no se ha debido a la productividad, que apenas ha crecido un 10% entre 1997 y 2012, sino al factor precio: los precios mayoristas se incrementaron un 20% por encima del promedio industrial, lo cual se debe a lo ocurrido entre 2003 y 2008, en que la cotización internacional de la madera comenzó una trayectoria ascendente 21. Gráfico 8: Evolución de la participación asalariada en el VBP del complejo automotriz (1996-2012) 225 251 - Caucho (neumáticos) 341 - Vehículos automotores 342 - Carrocería y remolques 343 - Autopartes Media complejo automotriz Media industrial Participación asalariada en el VBP sectorial (1997 = 100) 200 175 150 125 100 75 50 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: elaboración propia en base a información de SIPA, EPH, CEP, INDEC, CNE04, CEU-UIA, cámaras sectoriales e institutos de estadística provinciales Por último, en el Gráfico 8 podemos ver la evolución de la participación asalariada en el VBP del complejo automotriz, que ha sido el agregado en que esta variable ha mostrado el desempeño más afín respecto al promedio industrial. Nótese de todos modos que durante la crisis de la Convertibilidad, el grupo experimentó un incremento de 21 la participación asalariada El sector maderero cuenta con la particularidad de ser, a la vez, intensivo en trabajo e intensivo en recursos naturales. De hecho, esta diferencia respecto a las demás ramas trabajo-intensivas hace que el impacto de los precios internacionales de las materias primas sea más fuerte. A su vez, la diferencia con el resto de las intensivas en recursos naturales es que aquí hay una fuerte presencia del factor trabajo, en tanto que aquellas son mucho más capitalintensivas. 30 significativamente mayor al promedio industrial, lo cual se debe a que la producción se derrumbó mucho más que el nivel de asalariados, que recién ajustó en 2002. Luego, entre 2002 y 2012, la trayectoria del complejo automotriz marchó bastante similarmente al promedio industrial. No obstante, en el Gráfico 8 también se puede notar que, al interior del agregado, hubo una fortísima heterogeneidad en materia de participación asalariada (de hecho, parece ser el agregado de mayor heterogeneidad interna). Particularmente, carrocerías y remolques (342), el más trabajo-intensivo de los cuatro rubros del grupo, muestra en 2012 un peso del salario en el VBP casi un 75% superior al de 1997, lo cual se debe al flojo desempeño de la productividad (ver Cuadro 5). Por el contrario, en vehículos automotores (341) y caucho y neumáticos (251) éste fue alrededor de un 10% inferior en 2012 respecto a 1997, aunque en el primer caso se dio vía una destacada evolución de la productividad (derivada de un aumento muy fuerte de la producción con poca incorporación de mano de obra) y en el segundo tanto por altos precios relativos y salarios que crecieron por debajo de la media industrial (ver Cuadro 5).Vale señalar que los elevados precios del sector de neumáticos obedece a la fuerte suba del precio internacional del caucho (tanto natural como sintético), entre 2002 y principios de 2011. Ello seguramente debe haber implicado una caída del coeficiente VA/VBP y, por lo tanto, la participación asalariada en el VA del sector debe haber caído menos. Teniendo en cuenta que Argentina es importadora tanto de caucho natural (a Indonesia, fundamentalmente) y sintético (a Brasil y Estados Unidos, principalmente), resulta plausible suponer que parte del excedente generado haya ido a parar a dichos países. Respecto al sector de vehículos automotores (341), es probable que, en tanto los precios han sido similares a los del conjunto de la industria, no haya cambiado fuertemente el coeficiente VA/VBP y, por ende, la participación asalariada en el VA haya caído en una cuantía similar a la que se registró para el VBP. En otros términos, la mayor creación relativa de puestos de trabajo en el sector respecto a la media industrial registrada entre 1997 y 2002(+3%), y los mayores aumentos salariales (+9% por encima del promedio industrial) no han compensado la marcada expansión de la productividad (+41% por encima del promedio industrial). Por último, el sector autopartista (343), exhibe un moderado aumento de la participación asalariada en el VBP (11%), por un relativamente reducido crecimiento de la productividad (si bien la producción se expandió un 6% más que el promedio industrial entre puntas, el empleo lo hizo en un 14%, lo cual implicó que el aumento de la productividad fuera un 9% menor al del sector manufacturero en su conjunto). 4. Conclusiones 31 En este trabajo hemos procurado analizar algunas cuestiones, a pesar de la limitada información estadística disponible, en torno a la distribución del excedente generado en el sector manufacturero argentino entre la última etapa de crecimiento del régimen de Convertibilidad y la actualidad (1996-2012). Como fuera mencionado, indudablemente, la problemática del excedente también requiere del estudio acerca de las capacidades de generación del mismo, y no sólo de su distribución, con vistas a reflexionar sobre las posibilidades de un desarrollo inclusivo en la Argentina del presente. En estas conclusiones retomaremos algunos de los ejes expuestos a lo largo de este estudio, y los complementaremos con algunos datos que, si bien no fueron tratados aquí por cuestiones de espacio, también refieren a la mencionada cuestión de la “generación” del excedente. En primer lugar, vale apuntar que la participación asalariada en el producto industrial parece haber sido, en 2012, similar a los niveles de 1997. Tras la megadevaluación de 2002, que hizo que aquélla cayera más de 40 puntos, desde 2003 la participación del salario ha tendido a recuperar el terreno perdido. Sin embargo, hemos marcado diferentes etapas en esta recuperación: la primera, que va de 2003 a 2006, caracterizada por la recomposición del poder adquisitivo perdido con la devaluación, y una fuerte expansión del empleo a la par con una aún más destacada suba de la producción (lo cual implicó también un aumento de la productividad); la segunda, de 2007 a 2010, marcada por una desaceleración en el incremento de la participación asalariada, debido al recrudecimiento de la puja distributiva entre trabajo y capital, que se plasmó en un significativo aumento en los niveles de precios, en un contexto de crecimiento más moderado de la producción, y muy reducido del empleo; por último, la tercera, en 2011 y 2012, implicó un nuevo incremento en la participación asalariada, en un contexto de, aún con la misma puja distributiva, un menor dinamismo en materia de producción y productividad. Sin embargo, vale apuntar dos dimensiones que por cuestiones de espacio no han sido analizadas aquí: en primer lugar, que, si bien la participación asalariada en el producto industrial parece haber sido en 2012 similar a la de 1997, el salario real industrial creció más de un 40% en promedio entre dichos años. La mejoría de los precios relativos industriales que generó la devaluación de 2002 (y que, si bien en 2012 se había atenuado severamente, seguía siendo un 17% mejor a la de 1997), más el aumento de la productividad del 18% entre todo el período, permitieron “financiar” dicho incremento –nada despreciable- del poder adquisitivo en el sector. En segundo lugar, que se ha dado una considerable homogeneización salarial al interior de la industria. Sin embargo, esta dinámica estuvo marcada por dos etapas claramente diferenciadas: entre 1996 y 2002, aumentó la dispersión salarial en la industria, siendo las ramas de mayores salarios (refinación de petróleo o las químicas y metálicas básicas, por ejemplo) las que mejor “capearon el temporal” de la crisis de la Convertibilidad, y las de menores salarios (el grueso de las intensivas en trabajo, por ejemplo), las que peor lo hicieron. 32 Para ponerlo en guarismos estadísticos, el coeficiente de Gini de los ingresos laborales al interior del sector, según se desprende de datos de la EPH, pasó de 0,427 a 0,509 entre dichos años. Por el contrario, entre 2002 y 2010 se produjo una sostenida tendencia hacia una mayor igualdad de ingresos al interior del tejido manufacturero, muy posiblemente motivada por la recomposición de la institucionalidad del mercado de trabajo (primero a través de los aumentos salariales por decreto entre 2002 y 2004 y luego por las políticas en pos del salario mínimo y de la reapertura de las convenciones colectivas de trabajo): el coeficiente de Gini fue de 0,333 en 2010, y desde luego se ha mantenido en torno a dicha cifra. Vale remarcar que, pese a la considerable mejora distributiva, los niveles de dispersión salarial continúan siendo muy elevados si se los compara con lo de los países industrializados. Ello nos lleva a otro punto no problematizado en este trabajo y que tiene que ver con la capacidad de generación del excedente: si existió una homogeneización salarial entre 1997 y 2012, no ocurrió lo mismo en materia de productividad, que en este último año fue incluso un 5% superior al del primero de ellos (el coeficiente de Gini de la productividad intersectorial industrialfue de 0,392 en 2012 contra 0,378 en 1997 22).Nuevamente, la crisis de la Convertibilidad marcó un parteaguas en esta variable: la heterogeneidad de productividades aumentó un 20% entre 1997 y 2002 (las ramas de menor productividad -en general, intensivas en trabajo, mercadointernistas y sensibles a la competencia extranjera, crecientemente asiáticafueron las más castigadas por la apreciación cambiaria, la apertura comercial y la caída de la demanda interna) y, aunquedisminuyó en la posconvertibilidad, lo hizomucho más débilmente que en materia salarial. Dicho de otra manera, tomando el período en su conjunto, las ramas de baja productividad (que suelen ser las de bajas remuneraciones a los asalariados) han aumentado significativamente sus salarios (contribuyendo así a una mayor homogeneidad salarial en la industria argentina) pero mucho más escuetamente su productividad (impidiendo la disminución de la heterogeneidad de productividades respecto a 1997). Ello, en buena medida, explica en buena medida por qué las ramas que más incrementaron la participación asalariada en el VBP fueron de baja productividad relativa (recordemos los casos descriptos de confecciones y productos textiles ncp, entre muchos otros). En otras palabras, las mejoras distributivas hacia la clase asalariada(y en su interior) experimentadas durante la posconvertibilidad no han sido acompañadas por un cambio estructural significativo, tal que permita elevar la rezagada productividad de buena parte del tejido industrial argentino. La ausencia de transformaciones de largo aliento orientadas a darle sustento real y efectivo al objetivo de desarrollo inclusivo tiende a comprometer y a limitar el 22 Para medir esto se partió de los valores monetarios de la productividad por asalariado que surgen de los datos del Censo Nacional Económico de 2004 y se los ajustó por las series de productividad utilizadas para calcular la distribución del excedente. Luego, se tomaron las productividades de las 40 ramas industriales y se las ponderó por el número de asalariados para cada año, obteniendo así un coeficiente de Gini. La limitación de esta medida es que no permite observar lo ocurrido en materia de productividad intra-rama, ya que no existen fuentes de información al respecto, pero igualmente es un buen proxy de la heterogeneidad estructural de la industria argentina. 33 horizonte redistributivo. La persistencia y más aún la eventual profundización de las brechas de productividad pone límites a la expansión del excedente, por un lado, y, por el otro, presiona negativamente sobre la capacidad de apropiación por parte de los trabajadores a través de dos vías: una a nivel micro -deteriorando las condiciones de trabajo- y otra a nivel macro -forzando devaluaciones sucesivas- (Porta, 2014). El déficit de productividad que caracteriza a esta estructura y las dificultades consiguientes para competir genuinamente aumentando las exportaciones o sustituyendo importaciones, instala la devaluación como demanda recurrente para ganar competitividad sobre la base de reducir la paridad internacional de los costos laborales. Además de repartir rentas de manera indiferenciada, son conocidos sus efectos redistributivos regresivos, dada la estructura productiva de la Argentina. Esta situación instala un dilema perverso para los asalariados industriales: la subsistencia de ciertos sectores productivos y el mantenimiento del empleo parece requerir que el conjunto social transfiera excedentes bajo la forma de una devaluación. En este caso, puede terminar produciéndose una transferencia masiva de recursos del trabajo al capital y, a la vez, entre trabajadores, en un movimiento en el que algunos resignan salarios para que otros permanezcan ocupados. La consolidación de un sendero de desarrollo inclusivo requiere el rediseño de la intervención estatal y la definición de una política industrial -en sentido amplio- que promueva un escalamiento general de las actividades productivas. El desafío está en avanzar hacia un tejido productivo más denso, complejo e integrado, transformación que no deriva automáticamente del crecimiento agregado ni se resuelve solamente con macro incentivos que estimulen la demanda; se trata de un cambio estructural que requiere de una intensa acción colectiva en un plano meso-económico, porque los obstáculos principales están en los problemas de coordinación y en las formas de control que articulan las diferentes cadenas de valor. La función primordial de las políticas de desarrollo productivo debe ser orientar la composición sectorial de la producción y reglar las relaciones inter-empresariales e inter-sectoriales, aquéllas en las que las modalidades de generación, apropiación y distribución de las rentas se definen. Respecto a este último punto, cabe retomar algunas ideas esbozadas a lo largo de este trabajo. En particular, la última década ha sido el escenario de una profunda transformación, a nivel mundial, en materia de precios relativos, que complejiza severamente la dinámica del excedente económico. A pesar de la limitada información estadística, hemos sugerido, a partir del análisis de lo ocurrido en otros países y de la evolución de los precios internacionales de distintos bienes, que se ha producido una transferencia de excedente desde el sector industrial hacia los eslabones primarios de la cadena de valor, algunos de los cuales operan bajo suelo argentino (el sector agropecuario y, con una importancia decreciente, el hidrocarburífero, 34 principalmente23) y otros en el exterior (como el del mineral de hierro en Brasil, que implica una filtración del excedente hacia fuera en la cadena siderúrgica, entre otros). En este sentido, el único dato para el que contamos para Argentina es el del coeficiente VA/VBP, que ha mostrado, al igual que en prácticamente todos los países industrializados o semi-industrializados, una significativa caída entre 2001 y 201224. De todos modos, el análisis del excedente vuelve a mostrarse como una entidad sumamente compleja, ya que el flujo del mismo no parece haberse detenido en los eslabones primarios de la cadena de valor. A modo de ejemplo, hemos apuntado lo ocurrido respecto a los precios de la propiedad rural, que muestran una nueva transferencia del excedente al interior del sector agropecuario, siendo los terratenientes los principales beneficiarios de ésta. Asimismo, en los sectores de confecciones y calzado, parece haberse producido una circulación de excedente hacia los eslabones posteriores, que al igual que en el caso agropecuario, también parecen confirmar el crecimiento de la renta inmobiliaria, en este caso, urbana. De tal modo, este escenario muestra que, a la ya limitada capacidad de generación de excedente en buena parte del tejido industrial, se le suma una transferencia de parte del mismo hacia otros actores económicos25 que se ven beneficiados no tanto por un “esfuerzo” propio, sino por cambios en los precios internacionales o del mercado inmobiliario. En otras palabras, no implica lo mismo, en términos económicos y hasta valorativos, la captura de excedente por medio de la productividad -que, en buena medida, podría ser asociada a un esfuerzo productivo, y tanto mejor cuando el aumento de la productividad también va acompañado de un incremento del empleo- que por medio del factor precio, que parece estar asociado a cuestiones mucho más azarosas y hasta especulativas. En este marco, la capacidad de generación de excedente industrial no sólo debe verse estimulada por las ya mencionadas necesarias políticas de desarrollo productivo. Además, es necesario limitar el filtraje de aquél hacia actores económicos de mayor componente “rentístico”. En este sentido, la intervención estatal, por ejemplo por medio de la vía tributaria, resulta indispensable. Sin embargo, está claro que para poder ser implementada, requiere de 23 Sin dudas, el sector minero también ha sido destinatario de un flujo significativo de excedente durante la última década, tanto por efecto productividad como por efecto precio. Sin embargo, dado que el grueso de la producción sectorial se canaliza hacia el exterior sin constituirse en un proveedor de peso del sector industrial argentino, merece un tratamiento especial. 24 Si lo que desde aquí se plantea es cierto, entonces la hipótesis de Schorr y Manzanelli (2013) respecto a que las ramas industriales concentradas (que, a su vez, en general tienen fuerte presencia en las ramas intensivas en recursos naturales y en químicas y metales básicos) son formadoras de precio y, por ende, apropiadoras del excedente generado, debe ser matizada. Si bien no se niega la posibilidad de que ciertas ramas oligopólicas estén en mejores condiciones de aumentar precios por encima del promedio industrial, es absolutamente necesario preguntarse por la evolución del costo de los insumos. La postura aquí expuesta parecería demostrar que el grueso de los incrementos de precio entre las ramas industriales se origina en eslabones anteriores de la cadena de valor, tendencia en la que Argentina no se ha diferenciado del resto del mundo. Demás está decir que si una empresa industrial está integrada verticalmente “hacia atrás”, podrá capitalizar este efecto precio. Pero dilucidar este punto requiere de un estudio aparte. 25 Quedará para futuras investigaciones analizar, también, el rol del sector financiero en la disputa por el excedente. 35 una correlación de fuerzas de actores sociales favorable. El fallido intento de la resolución 125 para aplicar retenciones móviles (y así aplacar las transferencias de excedente por medio de los cambios en los precios internacionales de los commodities) ha sido un ejemplo de ello, como también lo ha sido la inacción de los gobiernos provinciales para aumentar la prácticamente inexistente carga fiscal a la propiedad rural, producto del lobby de los dueños de ésta. Bibliografía - Baran, P. (1959): La economía política del crecimiento, México: Fondo de Cultura Económica. - Centro de Estudios de la Producción (CEP) (2008): “Contenido tecnológico de las exportaciones argentinas (1996-2007). Tendencias de upgrading intersectorial”, ver http://www.cep.gov.ar/descargas_new/contenido_tecnolgico_exportaciones_19962007.pdf - Foley, D. (1989): Para entender “El Capital”, México: Fondo de Cultura Económica. - Furtado, C. (1968):Teoría y política del desarrollo económico, México: Siglo XXI. - Furtado, C. 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