“Me vi con el fusil y me dio mucha vergüenza... me sentí muy mal, eso esta mal” 1 PRISIONEROS COMBATIENTES datos del primer informe exploratorio sobre el uso de niños niñas y adolescentes para los propositos del conflicto armado en colombia. dr. natalia springer INTRODUCCION Este reporte, nacido del esfuerzo por emprender el doloroso camino de identificar y evaluar el daño que el conflicto armado ha producido y sigue produciendo entre los niños, las niñas y los adolescentes, cumple con el objetivo de caracterizar los crímenes del reclutamiento y del uso de niños, niñas y adolescentes para los propósitos del conflicto armado en Colombia. Esto incluye la vinculación de niños, niñas y adolescentes de otras nacionalidades y como la ocurrencia del fenómeno en territorios de frontera. Aquí entendemos que no existe el “reclutamiento voluntario” de niños, niñas y adolescentes (NNA), pues toda vinculación es forzada independientemente de los medios de co-optación y que los niños no solo están siendo reclutados para combatir sino que son empleados bajo diversas modalidades por los grupos armados, modalidades que incluyen la milicia, la cooperación y las bases de apoyo1, todas orientadas a cumplir múltiples propósitos relacionados directamente con el desarrollo conflicto armado2. Este planteamiento está en sintonía con el derecho internacional humanitario actual, que interpreta el “usar menores para participar en enfrentamientos” de forma amplia, lo que incluye v.g. trabajos de inteligencia, apoyo o mensajería.3 La responsabilidad de estos crímenes no recae exclusivamente sobre los grupos armados ilegales sino además sobre todo tipo de bandas delincuenciales y organizaciones criminales especialmente aquellas al servicio del narcotráfico. 1 Jens Chr. Andvig, Child Soldiers: Reasons for Variation in their Rate of Recruitment and Standards of Welfare, NUPI Working Paper No. 704, Oslo Norwegian Institute of International Affairs, 2006. Kwesi Aning y Angela McIntyre, “From Youth Rebellion to Child Abduction: The Anatomy of Recruitment in Sierra Leone“, Invisible Stakeholders: The Impact of Children on War, Angela McIntyre, ed., Pretoria: Institute for Security Studies 2004, page. 67-86. 2 Jo Becker, “Children as Weapons of War”, Human Rights Watch World Report 2004, New York: Human Rights Watch 2004. 3 Véase Regla 137 del derecho internacional humanitario consuetudinario, ICRC, Customary International Humanitarian Law: Vol. II Practice, Cambridge University Press 2004, Chapter 39, Sec D “Children must not be allowed to take part in hostilities” (…) “In the framework of the war crime of ‘using children to participate actively in hostilities’ contained in the Statute of the International Criminal Court, the words ‘using’ and ‘participate’ have been adopted in order to: cover both direct participation in combat and also active participation in military activities linked to combat such as scouting, spying sabotage and the use of children as decoys, couriers or at military checkpoints. (…) the use of children in a direct support function such as acting as bearers to take supplies to the front line, or activities at the front line itself, would be included within the terminology” “Yo andaba rezao. Ami las balas no me pasan” METODOLOGIA DE LOS OBJETIVOS GENERALES Y ESPECÍFICOS DE ESTE ESTUDIO Caracterizar las formas actuales y el desarrollo de los crímenes del uso y el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en Colombia, lo que incluye identificar los factores que definen el riesgo y la vulnerabilidad individual y territorial, establecer los elementos para un sistema de alerta temprana y las condiciones para la ruta jurídica y social de apoyo a la población en riesgo. Así mismo quisimos aportar los elementos para la construcción de herramientas de enseñanza que reduzcan, mitiguen, controlen y contengan la vulnerabilidad y el riesgo individual y territorial y contribuir al fortalecimiento de las políticas públicas dedicadas al control y la contención del fenómeno. De la misma forma, y a través de extensos diálogos con las instituciones, quisimos reunir los esfuerzos para alertar, visibilizar y denunciar efectivamente el fenómeno, controlar los esfuerzos que en este asunto invertirán los entes territoriales y municipales y aportar elementos para futuros procedimientos judiciales. QUE QUERIAMOS SABER? • ¿Quienes son las víctimas? (el perfil básico de los niños, niñas y adolescentes que están siendo usados o reclutados para cumplir propósitos relacionados con el desarrollo del conflicto armado) • • • • • • • 2 ¿De donde vienen? (la estructura familiar) ¿Quien (es) los recluta(n)? (el perfil de los presuntos responsables) ¿Como los reclutan? (el móvil) ¿Con que propósito? (el motivo) ¿Cuales son las condiciones estructurales que favorecen la producción del fenómeno en los municipios de alto riesgo? (la oportunidad) ¿Cual es la situación actual? (el comportamiento territorial del fenómeno) ¿Cuales son los escenarios probables? (la tendencia a futuro) COMO LO HICIMOS? El estudio parte del análisis de tres monumentales bases de datos: 1. El perfil de los Niños, Niñas y Adolescentes: Los resultados de las entrevistas realizadas a 437 niños, niñas y adolescentes desvinculados del conflicto armado, con el fin de identificar tendencias, patrones comunes y los rasgos más significativos de su perfil. El cuestionario fue ajustado a la luz de los estándares internacionales de cuestionamiento de victimas4. Las entrevistas se desarrollaron en Armenia, Pereira, Ibagué, Bogotá, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Medellín y Valledupar. 2. El perfil de los municipios de origen: Una base de datos de 145 factores que describen la actividad económica y social de todos los municipios del país, consolidada con el fin de identificar si existían unas 4 Manual of the United Nations Human Rights Special Procedures according to mandate given to the Human Rights Council in General Assembly resolution 60/251 and originally adopted at the 6th Annual Meeting of Special Procedures Mandate-holders, in 1999, Geneva: UNHCHR Draft June 2006; United Nations Manual on the Effective Prevention and Investigation of Extra Legal, Arbitrary and Summary Executions, U.N. Doc. E/ST/ CSDHA/12 (1994); Guidelines for the Conduct of UN Inquiries into Allegations of Massacres- 1995- DPI/1710. 5 En el marco de los siguientes parámetros y principios: motivo, propósito y objetivos de la evaluación; alcance de la evaluación (lógica de la intervención y resultados, criterios de evaluación, cuestiones a evaluar); contexto (contexto del desarrollo y contexto de la política, contexto institucional, contexto socio-político, planes de ejecución); metodología de la evaluación (explicación de la metodología utilizada, valoración de los resultados, consulta con los actores relevantes, muestreo, equipo de evaluación); fuentes de información (transparencia de las fuentes de información, fiabilidad y exactitud de las fuentes de información); independencia (independencia del evaluador frente a los actores, proceso de evaluación libre y abierto); ética de la evaluación (evaluación llevada a cabo de manera profesional y ética, reconocimiento de los desacuerdos entre el equipo de evalua- “Cuando iba a visitar a mi mama las señoras me hacían fila para pegarle su susto a los maridos siendo que yo antes era un don nadien” condiciones estructurales en los municipios que facilitan o promueven el uso y reclutamiento de niños, niñas y adolescentes. Estábamos igualmente interesados en conocer los factores inmunizantes, los protectores y los que contienen la vulnerabilidad y el riesgo. 3. El perfil operativo de los actores armados: Durante cuatro meses se desarrolló la verificación sobre terreno según los estándares internacionales de verificación de terreno y los estándares de evaluación del CAD5 con el fin de establecer el perfil operativo de los grupos armados ilegales que reclutan o usan niños niñas y adolescentes. Para ello se construyo un modelo simple, continuo y estandarizado. El modelado incluyo la detección y operacionalización de las estructuras armadas ilegales, líneas de mando, el monitoreo de los radios de acción por coordenadas, las fuentes de financiación, los propósitos estratégicos que justifican patrones de movilidad y las cinco variables operativas básicas a saber: vías de acceso, clima, planteamiento de ataque de las FFAA, patrones migratorios y flujo de insumos básicos. Las coordenadas se operacionalizaron según variables como: ubicación de campamentos y de campos minados, puntos de combate (con peso relativo establecido según margen lineal dentro de los últimos tres años), combatientes abatidos, laboratorios de drogas, atentados contra infraestructura militar y civil, zonas de actividad económica, corredores estratégicos, vías de acceso, flujo de insumos de consumo básico). Toda la logística se desarrolló estableciendo zonas de estudio delimitadas por perímetros artificiales en zonas críticas, escalando los mapas y diseccionándolos por áreas ma- 3 nejables con localización de puntos críticos como zonas urbanas y rutas de acceso, así como estableciendo los probables vértices de crecimiento y expansión (tendencia territorial de los corredores hacia otras zonas). El diseño de los perímetros se hizo usando programas restringidos de cartografía avanzada6 y tablas interactivas para observar el comportamiento individual de los datos Para el análisis cuantitativo, se eligieron tres procesos: 4. Estadística Descriptiva 5. Análisis de Exploración de Datos 6. Estadística Interferencial El análisis cualitativo (pero cuantificado) se hizo a partir de un modelo simple de riesgo y vulnerabilidad. El riesgo se define como la medida de la probabilidad y la severidad del impacto de un factor adverso sobre un sistema7. Los niveles de riesgo se miden dentro de rangos de distribución de probabilidades cuya definición depende del nivel de incertidumbre sobre los posibles resultados y del grado de imprecisión de los datos disponibles. Para medir tanto el riesgo como los niveles de vulnerabilidad a un riesgo dado, se estableció un set de variables lógicas, sistémicas y claramente definidas. En tal sentido, la vulnerabilidad se definiría como el nivel de “inseguridad y sensibilidad de un sistema a los efectos adversos de un factor en un ambiente volátil”. La vulnerabilidad varia según la presencia de una suerte de condiciones ex ante en un sistema que, dado un riesgo, pueden producir un daño cuya severidad depende del peso de esas condiciones. Entre esas condiciones se encuentran la preexistencia de un riesgo, la ausencia de mecanismos de respuesta y adaptación, la ción); calidad (incorporación de los comentarios de los actores involucrados, control de calidad); relevancia de los resultados de la evaluación (formulación de los resultados de la evaluación, evaluación ajustada al tiempo y al presupuesto, recomendaciones y lecciones aprendidas, uso de la evaluación); exhaustividad (cuestiones de evaluación a las que responden las conclusiones, claridad en el análisis, distinción entre recomendaciones, conclusiones y lecciones aprendidas, claridad y representatividad del resumen ejecutivo). Véase OECD, Development Assistance Committee, Evaluation Guidelines, Paris: OECD, disponible en: http://www.oecd.org/dac/ evaluationnetwork (Consulta online: diciembre de 2007). “Me dijo: ‘mire chino, uste aquí lo que va a tener es plata y viejas y todo lo que quiera’ (…). Yo ahí me fui” existencia de variables asociadas al factor principal, la ausencia de planes de contingencia y de esfuerzos de preparación o de una red jurídica, social y de seguridad que contengan el daño. Para establecer las medidas de riesgo y vulnerabilidad, se creó un modelo simplificado con los propósitos de identificar, recrear las relaciones casuales entre las fuentes y los factores que promueven el riesgo y su probable impacto, cuantificar y medir, evaluar el peso real de los factores de riesgo y su probable efecto en un sistema dado, gestionar y proyectar las medidas de prevención (para evitar el riesgo), alerta temprana y contención de daño (mitigar su impacto y limitar su radio de influencia). La matriz de valoración se distribuye en rangos por severidad del riesgo en cuatro sectores: Social, Económica, Política, Ambientales/Geográficas. Con los datos aportados por la verificación, se construyeron escenarios según la presencia de variables causales o cuya presencia aumenta el rigor del efecto del riesgo sobre el sistema. Para ello se hizo un mapeo de las probables consecuencias humanitarias, dentro de un proceso que trazado así. 1. Identificación de la potencial fuente de crisis 2. Determinación de la naturaleza de la crisis 3. 4. 5. 6. 7. 4 Análisis sobre posible desarrollo de la crisis Identificación y estratificación de las áreas criticas hacia las que deben dirigirse los esfuerzos Identificación de los modos mas óptimos de respuesta Determinación de la capacidad actual de respuesta Proyección de las medidas para fortalecer la capacidad de respuesta ¿QUE ENCONTRAMOS? El Uso y Reclutamiento de niños, niñas y adolescentes (NNA) se ha incrementado sustantivamente como parte de una agresiva adaptación al planteamiento de las Fuerzas Armadas. La demanda de niños y niñas para evadir los controles de seguridad y el transporte de información y bienes esenciales para su supervivencia parece registrar un aumento sostenido especialmente en áreas urbanas y valiéndose de amenazas, coacción y el secuestro de los jóvenes8. El Promedio de ingreso formal de los NNA fueron los 12,9 años. Encontramos niños que aseguraron haber ingresado desde los 4 años de edad, pero tan solo se encontró un 6 Gracias a la red del GSDS Gesellshaft für Strategisches Design Von Sicherheit Lösung. 7 Ver en, Yacov Y. Haimes. Risk Modelling, Assessment and Management, 2nd ed. New York: Wiley 2004.; Mani Devyani, Vulnerability Analysis and Asset Management., United Nations Centre for Regional Development (UNCRD) Working paper 2004; Office for the Coordination of Humanitarian Affairs (OCHA), Methodology for Humanitarian Early Warning Analysis. Early Warning Unit. New York: United Nations 2004; Randy Borum y David Verhaagen, Assessing and Managing Violence Risk in Juveniles, New York: The Gilford Press 2006. 8 Luz Victoria Martínez. “Denuncian presencia de reclutadores en barrios de Sincelejo”. El Tiempo, Marzo 6 del 2008. 9 Otras investigaciones llegaron a similares resultados, por ejemplo, Human Rights Watch, Aprenderás a no llorar: Niños combatientes en Colombia, Bogotá: Human Rights Watch y UNICEF 2004, pág. 41 reporta que más que dos tercios dijeron haber sido reclutados antes de cumplir 15 años. Según el informe de la Defensoría de Pueblo y UNICEF, Caracterización de los niños, niñas y adolescentes desvinculados de los grupos armados ilegales: Inserción social y productiva desde un enfoque de derechos humanos, Bogotá: Defensoría del Pueblo y UNICEF 2006, pág. 73, la edad promedia de reclutamiento en Colombia en 2005 era de 12,8 años. Cifras similares pueden encontrarse en otros conflicts, véase Alcinda Honwana, Child Soldiers in Africa. Philadelphia: University of Pennsylvania Press 2007; Gérard Dhôtel, Les enfants dans la guerre, Paris: Les essentiels Milan “Me dijo: ‘mire chino, uste aquí lo que va a tener es plata y viejas y todo lo que quiera’ (…). Yo ahí me fui” patrón sistemático de reclutamiento consistente desde los 6 años de edad9. El 65,7% de los NNA se vinculó entre los 6 y los 14 años de edad en clara contravención de toda la normativa vigente en la materia. A nivel de combate encontramos que el 68,7% de la muestra son hombres y el 31,3% de mujeres10. Las proporciones se invierten al nivel de milicia, auxilio y cooperación11. Los grupos armados prefieren vincular a niños, niñas y adolescentes provenientes de grupos indígenas porque registran los promedios más altos de permanencia. Los niños no ingresan a organizaciones que les son desconocidas. Generalmente ingresan a las filas de un grupo que conocen, y lo conocen porque miembros del grupo armado han entrado en contacto con ellos en cuanto circulan permanente por la zona de 5 habitación de los menores o porque al interior de las organizaciones armadas cuentan con familiares o amigos. El método de vinculación es progresivo y sistemático, empieza con el contacto eventual y la valoración de los potenciales combatientes en la asignación de tareas y responsabilidades que van ganando importancia según el desempeño. Los niños, niñas y adolescentes (NNA) trabajan para los grupos armados ANTES12 de vincularse como combatientes: Un numero altamente significativo de niños (68% del total) reporto haber hecho algún tipo de ‘trabajo’ para el grupo armado directamente relacionado con la actividad bélica, antes de su ingreso formal, actividades que se concentraron especialmente en el manejo y transporte de minas y explosivos (55,2% de la muestra), labores de inteligencia (9% de la muestra), logística (6,3% de la muestra), milicia (3,8% de la muestra) 1999. 10 Este porcentaje de niñas en las filas irregulares es bastante alta en una comparación internacional. Sólo una tercera parte de la fuerzas armadas en el mundo que utilizan combatientes menores de edad admiten mujeres y los números oscilan entre el 10% y el 25%, véase P.W. Singer, Childen at War, New York: Pantheon 2005, pág. 31-32; Dyan Mazurana y Susan McKay, “Child Soldiers: What about the Girls?”, Bulletin of the Atomic Scientists, Vol. 57, No.5, pp. 30-35 (2001); Yvonne E. Keairns, The Voices of Girl Child Soldiers: Sri Lanka, New York: Quaker United Nations Office 2003. 11 Eso se ha comprobado también en otros escenarios de conflicto, véase Elisabeth Rehn y Ellen Johnson Sirleaf, Women, War and Peace: Independent Experts Assessment on the Impact of Armed Conflict on Women and the Role of Women in Peace Building. New York: UNIFEM 2002; Rachel Brett y Margaret McCallin, Children: The Invisible Soldiers, Stockholm: Rädda Barnen 1996. 12 La OIT tiene varias convenciones sobre el trabajo infantil y su prohibición, véase entre otros, Carol Bellamy y Jean Zermatten, (eds.) Realizing the Rights of the Child, Berna: Rüffer & Rub 2007; International Labor Organisation (IPEC) Wounded Childhood: The Use of Children in Armed Conflict in Central Africa, Geneva: ILO 2003; Geraldine Bueren, The International Law on the Rights of the Child, The Hague: Martinus Nijhoff Publishers 1998; Una McCauley, Catherine Ransquin y Maureen O’Flynn, Child rights and child protection before, during and after conflict: lessons learned and working guide, Estocolmo: Save the Children Sweden 2003. 13 Un ejemplo es el relato de una niña jefe de una pandilla juvenil en Cartagena que se dedicó a organizar y mandar comida a la guerilla. Cuando fue advertida de que los paramilitares la estaban buscando, intentó ingresar a las filas de la guerrilla, pero fue capturada en una acción del ejército, en Guillermo González Uribe, Los Niños de la Guerra, Bogotá: Planeta 2002, pág. 59-69. 14 La literatura sobre el desplazamiento interno en Colombia es enorme, véase por ejemplo, Martha Nubia Bello, Elena Martín Cardinal y Fernando Jiovani Arias, eds. Efectos psicosociales y culturales del desplazamiento, “De mi casa mataron a tres. Yo no podía dormir pensando en como vengarme de esos hijueputas” y transporte de víveres y alimentos (12,5% de la muestra). Un porcentaje aún superior (89% del total de la población entrevistada) reporto haber hecho ‘favores’ al grupo armado antes de su ingreso, lo que incluía hacer mandados, bajar remesas, llevar razones y hacer llamadas13. Los niños, niñas y adolescentes han cambiado de municipio de habitación en un promedio de 3,5 veces antes del ingreso al grupo armado. La mayoría de migraciones anteriores a este evento guardaba relación con motivos de trabajo de los padres o -especialmente fuerte en el departamento de Antioquia- con el desplazamiento forzado de la familia14. Estos NNA pertenecen a familias numerosas, cuya estructura medular cambia regularmente por cuestiones de supervivencia económica. los individuos son de extracción campesina y pertenecen a una población hipersensible a los cambios económicos en sus regiones de origen lo que explica el permanente cambio de residencia en busca de trabajo o las ausencias prolongadas o incluso definitivas de uno o más miembros del núcleo familiar15. Una de las medidas de emergencia consiste en sacar a los hijos del colegio y ponerlos a trabajar. Son familias sin ahorros, ni cobertura social, ni seguridad alimentaria y cuyas actividades giran en torno a la supervivencia económica. Son los primeros en sufrir el impacto de cualquier signo de de- 6 presión, y esta situación los obliga a adaptarse con rapidez. Los permanentes cambios de vivienda y la inestabilidad familiar podrían tener un impacto importante en el desarrollo moral de estos menores: la incapacidad para desarrollar redes sociales extensas podría tener un efecto importante en la internalización de reglas y modos sociales, así como en la percepción de sus deberes y obligaciones para con los demás. De la misma manera, la experiencia de migración regular les impediría formar parte de un circuito social que monitoreara su crecimiento o que alertara sobre su eventual desaparición. La experiencia de migración obliga al menor a perder contacto con la escuela y con los pares y constriñe a una proporción importante de los menores a trabajar desde muy temprana edad. Algunos de ellos se vieron forzados a ingresar al mercado laboral a causa de un aumento en el desempleo que afectó directamente los ingresos de la familia o los lanzó a la economía informal, y los obliga a multiplicar las fuentes de búsqueda. Esta circunstancia que expulsa al niño de un circuito de protección como es la escuela en una coyuntura social inflamada por la presencia de un conflicto armado cuyos efectos mas adversos generalmente pesan sobre las fracciones sociales menos favorecidas, traslada al niño de una zona de vulnerabilidad a una de riesgo. Bogotá: Universidad Nacional, Fundación Dos Mundos y Corporación Avre 2000; Carlos Tassara y otros, eds. El desplazamiento por la violencia en Colombia: Experiencias, análisis y posibles estrategias de atención en el departamento de Antioquia, Bogotá: CISP y Ecoe Ediciones 1999; Consultaría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, Un país que huye: Desplazamiento y violencia en una nación fragmentada, Bogotá: CODHES y UNICEF Colombia 1999; Daniel Pécaut, Guerra contra la Sociedad, Bogotá: Espasa 2001, pág 257-277; Ana María Ibáñez y Pablo Querubín, Acceso a tierras y desplazamiento forzado en Colombia, Bogotá: Universidad de los Andes, Documento CEDE, May 2004; M. González Bustelo, Desterrados: Desplazamiento forzado en Colombia, Barcelona: Médicos sin Fronteras, Diciembre 2001. 15 Las características del perfil familiar se discutirán más adelante. 16 Armando Montenegro y Rafael Rivas, ibid., pág. 43. 17 Para este problema, véase, entre otros, Darío Farjado, “Tierra, poder político y reformas agraria y rural”, Cuadernos Terra y Justicia, no.1, Bogotá: ILSA 2002. “Mi mama me lloró mucho una vez que fui a verla por un permiso. Me llevo donde el cura y ahí me entregaron” Algunos jóvenes manifestaron que no podían ser sostenidos por sus padres o que vivían en difíciles condiciones familiares en las que no existían mínimas garantías de seguridad alimentaria. Eso también abre una nueva perspectiva: muchos niños se unieron a estos grupos armados como una estrategia válida de supervivencia. Al mismo tiempo aparece la cuestión sobre el impacto de la demanda de mano de obra de las organizaciones armadas irregulares en el campo y su efecto en la crisis del agro16 en Colombia17. Dos tercios de los padres trabajaron en este sector, lo que confirma el reclutamiento de niños y adolescentes como un fenómeno mayoritariamente rural. La mayoría de los NNA en los grupos armados tienen un nivel escolar muy bajo: aunque el 81,1% de los jóvenes entrevistados reportó haber atendido la escuela en algún momento de su vida antes del ingreso al grupo armado, la mayoría apenas había completado algún grado de primaria, y muchos de ellos no consiguieron aprender a leer y escribir, es decir, que no alcanzaron a internalizar los elementos mínimos para la alfabetización básica. Entre las razones mas frecuentes tanto para el bajo nivel de desempeño escolar así como para el abandono de la escuela, se encontró que la alternancia entre las dos actividades (trabajo y estudio), aumentaba la probabilidad de inasistencia escolar18. Las difíciles condiciones económicas aumentan la presión sobre el ingreso del 7 menor al mercado laboral a tiempo completo. Asimismo, los problemas familiares, entre los que sobresale la violencia intrafamiliar y la migración por razones económicas o con orígenes en una crisis de desplazamiento forzado, obligaron a algunos menores a interrumpir los ciclos de estudio. Otros reportaron el hambre y la dificultad para entender y asimilar los contenidos de la enseñanza que recibían, como causales para el abandono de la escuela. Para algunos de ellos, la experiencia escolar fue altamente traumática y les creó una auto imagen pobre y la impresión de que sus oportunidades se reducían dramáticamente debido a su bajo desempeño intelectual. Mas del 70% de la muestra de Niños, Niñas y Adolescentes NO tenían oportunidades para desarrollarse: Básicamente más de la mitad de la muestra reportó no tener ninguna oportunidad de acceso a la tierra, estudio o dinero. La única perspectiva de desarrollo estaba en el trabajo. Un tercio de los entrevistados (34.7%) manifestó no haber dispuesto de absolutamente ninguna perspectiva para el avance económico o social.19 El 6.5% de los jóvenes entrevistados reportó que, de no haber ingresado al grupo armado, ‘estaría muerto’. Un 16.8% reportó que ‘estaría peor’. Esto confirmaría que la participación en el conflicto es en sí una estrategia de supervivencia para algunos jóvenes. Aunque mas del 80% de los jóvenes que 18 El panorama general de la educación en Colombia se trata en Hernando Gómez, Educación: Agenda del siglo XXI: hacia un desarrollo humano, Bogotá: Tercer Mundo Editores 1999, además de Alejandro Gaviria, Los que suben y los que bajan: Educación y movilidad social en Colombia, Bogotá: Fedesarrollo y AlfaOmega 2002 y Armando Montenegro y Rafael Rivas, Las piezas del rompecabezas: Desigualdad, pobreza y crecimiento, Bogotá: Taurus 2005, pág. 143-185. 19 Eso contrasta con la subcultura nihilista de las pandillas juveniles integradas por sicarios analizada por Alonso Salazar J., No nacimos pa’ semilla, Bogotá: CINEP 1990. 20 Eso corresponde a las cifras reportadas en Defensoría de Pueblo y UNICEF, Caracterización de los niños, niñas y adolescentes, op.cit., pág. 167-9, según las cuales el 97% de los jóvenes afirma haber tenido relaciones sexuales, y el 95,6% de ellos de haberse iniciado antes de los 15 años. “En el entrenamiento unos hacían de guerrilla y otros de auc y nos echábamos bala de verdad”. componían la muestra reporto afiliación a alguna fe religiosa o simplemente manifestó ‘creer en Dios’, cuando les preguntamos si la fe religiosa había influido en la decisión de ingresar al grupo armado el 100% de la muestra contestó que no. La experiencia sexual temprana amplía el margen de vulnerabilidad: El 100% de la muestra reportó haber tenido relaciones sexuales. El 54.2% de los menores reportaron haber iniciado la actividad sexual entre los 4 y los 13 años, el 32% reporto haberse iniciado sexualmente entre los 14 y los 15 años y el 13,9% entre los 16 y los 18 años20. Todos los grupos armados ilegales tienen como política vulnerar todos los derechos sexuales y reproductivos, especialmente de las niñas y adolescentes: es política de todos los grupos armados ilegales la violación de los derechos sexuales y reproductivos especialmente de las niñas y las adolescentes (esterilización forzada, el aborto obligatorio o la humillación sexual como castigo), la servidumbre sexual (la obligación de sostener relaciones sexuales con altos mandos dentro de las organizaciones armadas, o de participar de actividades sexuales contra su voluntad) y de uso sexual de niños, niñas y adolescentes para perseguir propósitos relacionados con la actividad bélica (‘conquistar o atraer’ a combatientes de otros grupos o a funcionarios públicos para extraer información, promover el reclutamiento, etc). El perfil individual actual tiene hoy un carácter más urbano y un nivel educativo más elevado. El reclutamiento y uso de NNA se esta urbanizando, y ello esta cambiando dramáticamente el perfil de estos menores. Igualmente se detectó la persistencia en el reclutamiento entre poblaciones vulnerables. Reportes de fuentes en zonas de frontera insistieron en la persistencia del re- 8 clutamiento forzado entre comunidades indígenas y grupos vulnerables (desplazados y refugiados) en áreas criticas del territorio nacional con un fuerte impacto en puntos de corredores estratégicos hacia Venezuela, Ecuador y Brasil. Las condiciones precarias de vida, incluida la frecuencia de maltrato e inseguridad alimentaria, como un factor que aumenta la situación de vulnerabilidad. El 54,2% de ellos reportaron origen en una estructura familiar atípica21 y el 45,8% en una estructura típica. Miembros de familias generalmente numerosas, en la que casi todos los miembros se ven obligados a contribuir en los medios de sustento. Una cuarta parte de los entrevistados reportó no siempre haber vivido dentro de la misma estructura familiar, lo que refuerza la afirmación del perfil individual de que son estructuras muy susceptibles a cambios casi siempre motivados por razones de supervivencia económica o por el impacto del conflicto armado sobre la zona. Sólo 74,9% siempre vivió dentro de esa estructura mientras que el 25,1% cambió de hogar por lo menos una vez. La mayoría de los padres se dedicaba a la agricultura (66,1%), aunque muy pocos reportaron propiedad sobre la tierra que trabajaban. Un 8,8% se dedicaba a actividades relacionadas con el comercio, un 1,8% a trabajos en el área del transporte, las madres generalmente se desempeñan como amas de casa (59,6%). No obstante, frente a las dificultades de proveer para todos los miembros de una familia grande y con pocos recursos, muchas (40,3%) cumplen con dobles funciones o asumen actividades adicionales para obtener ingresos extras para la familia. De estos trabajos, sobresale de nuevo la agricultura con 21,4%, seguido por el comercio (8,1%). 21 Bajo familias atípicas se entiende toda conformación que dista del hogar nuclear consanguíneo, o sea, monoparental, nuclear compuesta (padre-madrastra; madre-padrastro), familia extensa consanguínea (tíos, abuelos, etc.), familia sustituta, o hogares conformados por jóvenes independientes, véase Miguel Álvarez Correa y Julián Aguirre Buenaventura, Guerreros sin sombra, op.cit., pág. 52-53. “Yo lloraba harto, pensaba en mis hermanitos mucho (…) el jefe me dijo déjese que yo le paso esa joda que tiene´ y me violó (…) ya después no podía dormir de pensar que se me viniera” La pobreza extrema expulsa los niños, niñas y adolescentes y los sitúa en una situación de alto riesgo: Sólo el 2,2% de los sujetos confirmó que en su hogar disponían de ‘más de lo necesario’, mientras que el 45,4% reportó apenas ‘lo justo para sobrevivir’, el 36,8% identificó recursos ‘muy escasos’ y el 15,7% declaro haber hecho parte de un hogar con acceso a ‘recursos insuficientes incluso para sobrevivir’. Esta claro que la mayoría (51,8%) de estos hogares sufría de serias privaciones económicas, Estos niños vienen de hogares que registran importantes niveles de violencia intrafamiliar y ambientes comunitarios víctimas de amenazas especiales: el 42,9% informaron que fueron víctimas del maltrato; 6,1% reportaron asaltos sexuales; 8,6% vivían en hogares donde era habitual el abuso de drogas o alcohol; 40,6% experimentaron serios problemas económicos que amenazaban la supervivencia de la familia y 16,4% reportaron otro tipo de problemas. Adicionalmente a las presiones internas, las familias por lo general vivían en un ambiente violento, donde los actores armados hacían presencia y se podían esperar disturbios o ataques en cualquier momento. Amenazas especiales para la vida y integridad física son el desplazamiento, el secuestro, las masacres y los asesinatos. La experiencia de desplazamiento eleva exponencialmente el riesgo de reclutamiento. Para estos niños, ingresar a un grupo armado es una estrategia de supervivencia: Cuando les preguntamos si ha- 9 bían sido victimas del desplazamiento, más de un tercio de la muestra contesto afirmativamente. Aunque el desplazamiento es un fenómeno masivo en Colombia22, es igualmente cierto que 34,9% es una proporción exageradamente alta en una población alvó de análisis. De esta muestra, el 37,7% fue víctima antes de ingresar al grupo armado irregular, y el 62,2% padecía esta experiencia en un estadio posterior a la afiliación. En otras palabras, se comprueba que el ingreso al grupo armado aumenta la probabilidad de caer víctima de este crimen, en cuanto le convierte en un objetivo militar para el grupo enemigo. Efectivamente, el 29% de los niños reportaron tener un familiar al interior de un grupo armado. QUIEN (ES) LOS RECLUTA(N)? (EL PERFIL DE LOS PRESUNTOS RESPONSABLES) Los crímenes de reclutar y de utilizar menores de edad para los propósitos del conflicto armado son crímenes de una gravedad excepcional en cuanto se trata de un crimen colectivo, ejecutado de manera sistemática y consumado con la clara intención de someter a una población especialmente vulnerable, de convertir a las victimas en victimarios. La instrucción de los reclutados procede en varias fases, entre las que se encuentra 22 Adam Isacson,“Colombia’s Human Security Crisis,” Disarmament Forum, No. 2, 2002, pág. 25-40. 23 Neil G. Boothby y Christine M. Knudsen, “Children of the Gun,” Scientific American, January 2000, pág. 40-45; P.W. Singer, Children at War, New York: Pantheon 2006, pág. 70-93. 24 Véase, entre otros, Jo Boyden “The Moral Development of Child Soldiers: What Do Adults Have to Fear?” Peace and Conflict: Journal of Peace Psychology, Vol. 9, No. 4 (2003), pag. 343-362; Joshua Barenbaum, Vladislav Ruchkin y Mary Schwab-Stone, “The Psychosocial Aspects of Children Exposed to War: Practice and Policy Initiatives”, Journal of Child Psychology and Psychiatry, Vol. 45, No. 1 (2004), pag. 41-62; I. Derluyn, E. Broekaert, G. Schuyten y E. De Temmerman, “Post-traumatic Stress in Former Ugandan child soldiers”, The Lancet, No. 363, March 13, 2004, pag. 861-3; C.P. Bayer, F. Klasen y H. Adam, “Association of Trauma and PTSD Symptoms with Openness to Reconciliation and Feelings of Revenge among Former Ugandan and Con- “Hasta quinto (de primaria) pero cuando llegué allá no sabía ni leer” el “endurecimiento” emocional de los niños, un proceso en el que reciben duros castigos. Los niños son maltratados, forzados a presenciar atrocidades o a ejecutarlas personalmente23. Estas prácticas no solamente cumplen con el objetivo de convertir en absoluta e incuestionable la autoridad de los comandantes sino también de erradicar, por la vía del miedo y el trauma, la precaria formación moral de estos niños, niñas y adolescentes, así como fomentar entre ellos una subcultura de la violencia. Es de suponer que el impacto de esta traumatización profunda y múltiple es severa, y genera enormes inconvenientes en el proceso de resocialización y reintegración futura de estos sujetos a la vida civil24. Los reclutadores, perpetradores de estos crímenes, son personas sorprendentemente normales y comunes, las comunidades no reconocen en ellos una fuente de riesgo y vulnerabilidad: Algunos estudios destinados a calificar los perfiles de los 10 comandantes de los campos de concentración25, los médicos Nazis que practicaron experimentos atroces26, el personal encargado de practicar la eutanasia a poblaciones señaladas27, las unidades de exterminio28, los torturadores latinoamericanos29, los criminales de guerra de la ex-Yugoslavia30 y otros responsables de masacres y pogromos ejecutados por comunidades enteras31 concluyeron que la mayoría de los perpetradores de estos crímenes eran personas sorprendentemente normales y comunes. El examen de crímenes masivos cometidos por colectivos ha concluido que la explicación de estos hechos por la vía de las características individuales de los perpetradores es insuficiente y dudosa32. Aquello ha llevado a forenses y fiscales al examen de las estructuras, las condiciones sociales y el contexto en el que ocurren estos eventos. En Colombia bajo la política de ‘la combinación de todas las formas de lucha’33. En esta coyuntura, el reclutamiento y uso de menores para el combate se convirtió en una estrategia óptima, en cuanto los niñas, niños y adolescentes eran más ap- golese Child Soldiers”, Journal of the American Medical Association, Vol. 298 No. 5 (Aug. 2007), pag. 555-9. 25 Gitta Sereny, Into that Darkness: An Examination of Conscience. New York: Vintage Books 1983 (1a ed. 1974); Tom Segev, Die Soldaten des Bösen: Zur Geschichte der KZ-Kommandanten. Reinbek: Rowohlt 1992. 26 Robert Jay Lifton, The Nazi Doctors. Medical Killing and the Psychology of Genocide, New York: Basic Books 1985 27 Henry Friedländer, The Origins of Nazi Genocide: From Euthanasia to the Final Solution. Chapel Hill: University of North Carolina Press 1995. 28 Christopher R. Browning, Ordinary Men: Reserve Police Battalion 101 and the Final Solution in Poland, New York: Harper Perennial 1993; Richard Rhodes, Masters of Death: The SS-Einsatzgruppen and the Invention of the Holocaust, New York: Alfred A. Knopf 2002. 29 Marta K. Huggins, Mika Haritos-Fatouros y Philip G. Zimbardo, Violence Workers: Police Torturers and Murderers Reconstruct Brazilian Atrocities. Berkeley: University of California Press 2002. 30 Slavenka Drakulic, They Would Never Hurt a Fly: War Criminals on Trial in The Hague. New York: Viking 2004. 31 Jan T. Gross, Neighbours: The Destruction of the Jewish Community in Jedwabne, Poland 1941, London: Arrow Books 2004; Jean Hatzfeld, Una temporada de machetes, Barcelona: Editorial Anagrama 2004. 32 Wolfgang Sofsky, Die Ordnung des Terrors: Das Konzentrationslager, Frankfurt: S. Fischer Verlag 1993, pag. 18. “No volví a la escuela, me tocaba muy duro. Trabajaba en el campo y no era sino sentarme y me quedaba dormido” tos para un aprendizaje temprano de los contra-valores de la violencia, parecían menos sospechosos de haber entrado en contacto con el enemigo y cumplían un rol fundamental en las formaciones de primera línea de combate. El reglamento oficial de las FARC del año 1999 señala a este respecto que se puede ingresar a la guerrilla voluntaria y concientemente entre los 15 y los 30 años. El ELN en su “Código de Guerra” estipula que un recluta debe cumplir como mínimo los 16 años para ser admitido, y las AUC se comprometen en el 9 artículo de su “Estatuto de Formación” con que la edad de todos sus integrantes debería superar los 18 años de edad34. Todas estas reglas se formularon en conformidad con el derecho internacional humanitario actual, que exige la observación de un límite de 15 años para el reclutamiento y la participación en las hostilidades35. No obstante, y como se ha mostrado repetidas veces y se descubre limpiamente en esta investigación, estos compromisos no se observan en la práctica36. A QUE GRUPOS PERTENECEN? Según el relato de los niños, niñas y adolescentes y los hallazgos de la verificación, la mayoría de ellos (52,1%) pertenecía a las FARC-EP, seguido por 29,1% que sirvieron en diferentes grupos paramilitares (AUC y ACC) y 16,8% en el ELN-UCC. La categoría “otros” se refiere a grupos disiden- 11 tes, remanentes del EPL y el ERP y grupos emergentes e incluye al restante 1,9% de las niñas, niños y adolescentes entrevistados. La gran mayoría de estos jóvenes se han desmovilizado a riesgo de su propia vida, en cuanto el abandono del grupo armado es un acto calificado como ‘traición’ y castigado con la pena de muerte. Fue por eso que solicitamos información precisa sobre la población total de niños, niñas y adolescentes desmovilizados o capturados y el porcentaje de los sujetos que habiéndose desmovilizado en evento de una captura o una desmovilización individual, declararon haber ingresado a las filas del grupo armado siendo aún menores de edad. Este análisis se hizo sobre una población total de 10.732 sujetos registrados en el sistema entre agosto del año 2002 y diciembre del 200737. La muestra reveló que una proporción no inferior al 42,16% del total de los combatientes desmovilizados/capturados de las FARC y el 45.25% de los combatientes desmovilizados/capturados del ELN ingresaron a las filas de estos grupos armados siendo aún menores de edad. En cuanto a los porcentajes de aportación de la muestra: aproximadamente el 74% de todos los niños y adultos desmovilizados que ingresaron a las filas siendo niños, pertenecieron a las FARC, mientras que aproximadamente un 16% perteneció al ELN. Un 10% pertenecería a los desmovilizados individuales de las AUC y de otros grupos disidentes. Recuérdese que se registra aquí la edad de 33 Waller, Becoming Evil, op.cit. pág. 271. 34 Human Rights Watch, Aprenderás a no llorar: Niños combatientes en Colombia, Human Rights Watch y UNICEF 2004., pág. 53-59. 35 Se refleja no solamente en los Protocolos adicionales I y II a las Convenciones de Ginebra asi como en el estatuto del Tribunal Penal Internacional, sino existe un amplio consenso que este límite ya forma parte del derecho internacional consuetudinario, véase ICRC, Customary International Humanitarian Law: Vol. I Rules, Cambridge: Cambridge University Press 2004, pág. 482-488. 36 PNUD, Callejón con Salida: Apuntes sobre el conflicto en Colombia: Informe sobre el desarrollo humano para Colombia 2003. Bogotá: PNUD 2003. “La cucha, la maestra vivía rabona conmigo. El día que la vea se la devuelvo” ingreso de los combatientes. Es altamente probable que la mayor parte de ellos hayan servido los propósitos de los grupos armados desde mucho antes de que ocurriese la vinculación militar. Las AUC no entregaron a sus niños en las desmovilizaciones: La razón por la que no se valoró el comportamiento de la muestra en el caso de las AUC fue porque en entrevista, el Comandante en jefe Salvatore Mancuso, reveló que como parte de la estrategia política de paz de este grupo armado, se tomó la decisión de entregar una mínima proporción del total de los niños y niñas que componían las filas en las desmovilizaciones colectivas. Se recomienda un estudio de estas afirmaciones y una valoración del impacto socio-económico y jurídico de este curso de acción. Sin embargo se estima que una proporción no inferior a 1 de cada 4 combatientes de las AUC ingreso a las filas siendo menor de edad. No contamos con números confiables sobre las proporciones en el uso de NNA al nivel de milicia, cooperación y ayudantía, pero a relato de los propios combatientes, las proporciones se mantienen. Tras cada combatiente ilegal hay entre 8 y 10 civiles prestando apoyo (logística, inteligencia, provisiones, mensajería, alimentación, servidumbre sexual, escudos humanos, en la ejecución de trabajos relacionados 12 con sus propósitos económicos, etc), y se estima que una proporción no inferior al 40% de esta población es menor de edad. Estas proporciones sustancian suficientemente la afirmación de que el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, tanto para el caso de las FARC como para el de el ELN y los Paramilitares, es una práctica masiva, sistemática, intencional, desproporcionada, que hace parte de una política deliberada de estas organizaciones en cuanto ella facilita el cumplimiento de sus propósitos estratégicos y optimiza sus modos de operación. La responsabilidad sobre estos hechos recae directamente sobre los jefes máximos de estas estructuras. Los grupos armados, según la experiencia relatada por los sujetos que componían la muestra, no son percibidos como fuerzas oscuras y periféricas, que amenazan el orden y la convivencia de la comunidad, sino como fuerzas que forman parte de un orden social, organizaciones familiares, habituales integrantes de la cotidianidad. Cada actor armado dispone de una subcultura de soporte, donde recibe no solamente abasto logístico y moral, sino que a la vez le sirve como reserva estratégica para el reclutamiento38. Al igual que los grupos armados mismos, las comunidades 37 Según datos solicitados mediante derecho de petición al Programa de Desmovilización a la Vida Civil del Ministerio de Defensa Nacional. Febrero del 2008. 38 Sobre las subculturas regionales de apoyo a la violencia véase Fernán E. González, Ingrid J. Bolívar y Teófilo Vázquez, Violencia política en Colombia: De la nación fragmentada a la construcción del Estado, Bogotá: CINEP 2003; Fernando Cubides, Burocracias armadas, Bogotá: Norma 2005; en general Charles Tilly, The Politics of Collective Violence, Cambridge: Cambridge University Press, 2003. En referencia al reclutamiento de terroristas, se ha observado que los miembros de una contra-cultura rebelde (v.g. en un ambiente de estudiantes o universitario) o de una fracción radicalizada de una cultura tradicional o religiosa (v.g. en Iran o en la India) sirven como un caldo de cultivo para producir nuevos militantes en las filas del grupos terrorista, véase Grant Wardlaw, Political Terrorism: Theory, Tactics and Counter-Measures, 2a ed. Cambridge: Cambridge University Press 1989; Bruce Hoffman, Inside Terrorism, New York: Columbia University Press 1998; 39 Guillermo Ferro Medina y Graciela Uribe Ramón, El Orden de la guerra, op.cit. p.80. 40 International Committee of the Red Cross, Children in War, Ginebra: ICRC 2004, pág. 26-27; Rachel Brett, “Adolescents volunteering for armed forces or armed groups”, International Review of the Red Cross (December 2003), Vol. 85, No. 852, pág. 857-866, P.W. Singer, Children at War, op.cit., pág. 61-69. Jimmie Briggs, In- “Un profesor mas atrevido! Vivía metiéndole a uno mano!. Yo le dije a mi mama que no servía pa´la escuela (…) me dio una muenda! (…) y me puso a trabajar” 13 de apoyo están situadas en zonas periféricas, relativamente aisladas del resto del país, caracterizadas por un bajo nivel educativo, altos niveles de descomposición social y el desarraigo cultural que facilita la aceptación de soluciones simples y opciones radicales como la lucha armada39. COMO LOS RECLUTAN? (EL MÓVIL) Este estudio, apegado a la normativa internacional de última generación, se sitúa firmemente en una perspectiva de la defensa de los derechos y desconoce la categoría de ‘reclutamiento voluntario’40 de menores de edad, y entiende a estos sujetos como rehenes o prisioneros combatientes41. El 86.9% de los sujetos que componían la muestra manifestó que su ingreso hizo parte de una decisión ‘personal’ y ‘voluntaria’. Tan sólo 13,1% de los entrevistados reportaron haber sido forzados a unirse con el grupo armado. Sin embargo, en la respuesta medió la incapacidad individual para entender la diferencia entre la obligación, la fuerza y la supervivencia. Los jóvenes solo identificaron su reclutamiento como ‘forzado’ cuando este fue provocado por una circunstancia excepcionalmente violenta, como la amenaza de muerte o la retención. Los NNA no identificaron de la misma manera su vinculación como forzada cuando esta hizo parte de la conocida “cuota”, “impuesto” o “contribución” que se impone sobre familias y comunidades en las zonas de influencia, dentro de la lógica de “definir” su afiliación a uno u otro bando. La neutralidad es severamente castigada y vista como sospechosa. La rendición de un miembro de la familia para servicio en las filas del grupo armado es una práctica común y sistemática en estos grupos. El reclutamiento de nuevos combatientes es una función especializada cuyos métodos varían según las exigencias operativas y las dinámicas territoriales del conflicto. La práctica puede moverse entre la seducción y la violencia en diferentes combinaciones, y desde la perspectiva individual no es siempre fácil detectar la alienación y la fuerza de la coerción que se aplica sobre los futuros reclutas. El uso excesivo de la fuerza no es común, por cuanto poco les conviene generar rechazo entre las comunidades por conductas abiertamente predatorias contra la población civil. Tampoco se puede desconocer que la trayectoria familiar y personal de estos NNA, y la mezcla de influencias individuales y colectivas, al igual que las decepciones y frustraciones causadas por factores estructurales, la atracción por la violencia en jóvenes que nocents Lost: When Child Soldiers Go To War. New York: Basic Books 2005; Coalition to Stop the Use of Child Soldiers, Lebanon: The vulnerability of children to involvement in armed conflict, London: Coalition to Stop the Use of Child Soldiers October 2007. 41 Krijn Peters y Paul Richards, “Why We Fight: Voices of Youth Combatants in Sierra Leone“, Africa Vol. 68 Nr. 2 (1998), pp. 182-210; Krijn Peters, Re-Examining Voluntarism: Youth Combatants in Sierra Leone, Pretoria: Institute for Security Studies, ISS Monograph No. 100, April 2004; Rachel Brett y Irma Specht, Young Soldiers: Why They Choose to Fight. Geneva-Boulder: International Labour Organization - Lynne Rienner 2004. 42 Martha Crenshaw, “Thoughts on Relating Terrorism to Historical Contexts,” en: Terrorism in Context, Martha Crenshaw, ed. University Park: Penn State University Press 1995. 43 Juan Guillermo Ferro Medina y Graciela Uribe Ramón, El Orden de la guerra, op.cit. pág. 81; Miguel Älvarez Correa y Julián Aguirre Buenaventura, Guerreros sin sombra, op.cit., pág. 68-69; Human Rights Watch, Aprenderás a no llorar, op.cit., pág. 63. Ese fenómeno es igualmente observable en otros conflictos, véase Kwesi Aning y Angela McIntyre, “From Youth Rebellion to Child Abduction: The Anatomy of Recruitment in Sierra Leone“, en: Invisible Stakeholders: The Impact of Children on War, Angela McIntyre, ed., Pretoria: Institute for Security Studies 2004, pág. 67-86. “Desde pelaíto les llevaba paquetes y me daban pa´la gaseosa” no tienen nada que perder, los altos niveles de energía y los deseos de pertenecer a un ‘proyecto mayor’42 como un subproducto de factores estructurales en una sociedad con altos niveles de explotación demográfica y altas tasas de desempleo, las heridas físicas o psicológicas sufridas en una temprana edad, las aspiraciones de cambio o incluso las intenciones altruistas, todas condiciones aprovechadas oportunamente por los reclutadores. La solidaridad43 con un grupo marginalizado o víctima de un tipo de violencia también se constituye en un poderoso factor de influencia, como es el caso de los masivos eventos de reclutamiento posteriores al desplazamiento forzado de poblaciones enteras en Antioquia y el Urabá44. Investigaciones sobre la motivación de ingreso en combatientes adultos han revelado toda suerte de factores45. Además de las convicciones personales, la intensidad de la represión experimentada y los percibidos recursos y objetivos del grupo armado irregular, la interacción con miembros activos en un grupo armado que hacen parte de la familia o son sujetos reconocidos por la comunidad juegan un papel determinante en la decisión individual de formar parte de la lucha armada.46 La investigación revela como los jóvenes fueron inducidos generalmente por una persona conocida, que en un determinado periodo de tiempo los preparó hasta convencerlos. Tan solo un 23,8% tomó la iniciativa de buscar el grupo armado por sus propios medios, pero ni siquiera en este caso se trato de una situación sui generis, sino de una determinación, generalmente disparada por una coyuntura violenta en la que la decisión de activamente solicitar el ingreso a las filas de un grupo dominante en la zona de habitación se constituye en la única vía 14 para escapar de un riesgo de muerte casi inminente. Tres cuartas partes de la muestra fue inducida por una tercera persona, lo que desafía la hipótesis del voluntarismo. El 26,2% de los inductores fueron identificados como “amigos”, en esta categoría se encuentran los reclutadores que viven dentro de las comunidades y trabajan en calidad de cooperantes y milicianos. El 20,1% fue identificado como un miembro activo del grupo armado, y en este grupo se encuentran los reclutadores-combatientes, que reciben incentivos por el ingreso de nuevos reclutas. Encontramos mas sustanciado afirmar que los niños ingresan a las filas de los grupos armados ilegales porque: 1. En primer lugar, debido a la existencia de un conflicto armado en curso. 2. En segundo lugar, porque el alto impacto del conflicto armado en las regiones en las que habitan convierte la opción de vincularse en una estrategia de supervivencia, en una obligación para la familia y/o hace parte de una opción de vida. 3. En tercer lugar, porque tratándose de un fenómeno invisible, no se ha detectado una red institucional coordinada y esforzada en proteger e inmunizar a la niñez en situación de riesgo y vulnerabilidad de manera sistemática y organizada. 4. En cuarto lugar, encontramos que como mano de obra básica, los niños se constituyen en un grupo poblacional indispensable en el desarrollo de los propósitos estratégicos de los GAIs. 5. Los niños no ingresan a organizacio- 44 Alfredo Rangel Suárez, Colombia: Guerra en el fin del Siglo, Bogotá: Tercer Mundo Editores 1998, pág. 74. 45 Véase por ejemplo el catalogo de motivos en Miguel Älvarez Correa y Julián Aguirre Buenaventura, Guerreros sin sombra, op.cit,. pág. 85. “Uno mata o se deja matar” nes que les son desconocidas. Generalmente ingresan a las filas de un grupo que conocen, y lo conocen porque miembros del grupo armado han entrado en contacto con ellos en cuanto circulan permanente por la zona de habitación de los menores o porque al interior de las organizaciones armadas cuentan con familiares o amigos. 6. El método de vinculación es progresivo y sistemático, empieza con el contacto eventual y la valoración de los potenciales combatientes con responsabilidades que van ganando importancia según el desempeño. Igualmente se renuevan las conclusiones según las cuales, la verificación sobre el terreno alerta sobre cambios muy sustanciales en estos patrones. Los datos reflejan que la edad de reclutamiento es cada vez mas baja y los métodos de vinculación son cada vez más violentos. Estos cambios en el comportamiento de la variable guardan relación con el desarrollo actual del conflicto. El reclutamiento forzado, pero especialmente el uso de niños, niñas y adolescentes se ha incrementado sustantivamente como parte de una agresiva adaptación al planteamiento de las Fuerzas Armadas. La demanda de niños y niñas para evadir los controles de seguridad y el transporte de información y bienes esenciales para su supervivencia parece registrar un aumento sostenido. La estrategia parte de un cálculo que supone que el bloque normativo que protege a los menores de edad no solo evita procesos penales en caso de 15 captura, sino que impide que el sistema judicial use al menor como testigo o informante. CON QUE PROPOSITO? (EL MOTIVO) Los NNA cumplen básicamente con las mismas funciones que desarrollan los adultos. Esta realidad fue ratificada por el 82,4% de los entrevistados quienes expresaron que, según su experiencia, no existía ninguna diferencia entre las actividades que ellos realizaban y las que realizaban los combatientes adultos. Sus funciones corresponden a la descripción general de las funciones de los combatientes según rango, área de operación y nivel de especialización. Estos NNA pueden calificarse como prisioneros combatientes: a pesar de que viven bajo circunstancias que les incapacitan para pensar y actuar con autonomía, opinar, cuestionar a sus superiores, moverse con libertad, desarrollar libremente su personalidad y en las que se suprimen todos los derechos civiles y sociales, ellos consiguen identificarse con sus victimarios47. Una de las conductas que determinan la verdadera condición de estos menores en las filas de los grupos armados, no solamente es la efectiva supresión de todos sus derechos y libertades individuales y colectivas, sino además las consecuencias de la decisión de abandonar las filas. El 100% de la muestra reveló que en efecto no existe posibilidad de abandonar las filas por una decisión individual o consensuada. El abandono de las filas es visto como la forma mas 46 Mauricio Florez-Morris, “Joining Guerrilla Groups in Colombia: Individual Motivations and Processes for Entering a Violent Organization”, Studies in Conflict and Terrorism, Vol. 30, no. 7 (July 2007), pag. 615-634. 47 Para este fenómeno véase en general, Margaret Wilson, “The psychology of hostage-taking,” en: Terrorist, victims, and society: Psychological perspectives on terrorism and its consequences, A. Silke (ed.), London: John Wiley 2003, pág. 55-76; William Zartman (ed.), Negotiating with Terrorists, International Negotiation: A Journal of Theory and Practice (special issue), Vol. 8, No. 3 (2003); Abraham H. Miller, Terrorism and Hostage Negotiations, Boulder: Westview Press 1980. “..Y por qué te fuiste? Me fui de aburrido. Aburrido de que? Ah! Pues aburrido de pasar hambre!” elevada de traición. En general, las investigaciones empeñadas en descubrir la dinámica al interior de los grupos radicales y violentos han concluido que factores internos48 como la composición, las características, los procesos y las estructuras guardan estrecha relación con el comportamiento del grupo. Especialmente significante es la ideología extremista que justifica el ejercicio de la violencia, las metas absolutistas, la normalización de la violencia como el vehículo indispensable hacia un objetivo noble y honorable, el entrenamiento, el estilo del liderazgo y la presión interna hacia un curso de escalación violenta.49 Los grupos armados irregulares practican una disciplina interna represiva, donde la violencia y los castigos draconianos forman parte integral del entrenamiento50. Al mismo tiempo, combinan el castigo con la seducción para no arriesgar la coherencia y la eficiencia de la unidad militar o provocar deserciones. El 68,4% de los NNA que componían muestra de estudio manifestó que consideró escaparse en al menos una oportunidad, y el 31,6% aseguro que no. En ningún caso consideraron confesar su intención o solicitar formalmente la baja. Para todos era claro que se trataba de una opción extrema a la que solo podían acceder a riesgo de la propia vida, en la que estaban conscientes de las consecuencias y en todos los casos conocían de antemano la suerte de sujetos que fueron sometidos a consejos de guerra y asesinados con especial brutalidad a manera 16 de lección. La brutalidad como conducta ejemplarizante no solo forma parte del adoctrinamiento para la institucionalización de estos prisioneros combatientes, sino que revela que los responsables de estos grupos entienden que la evasión no es un caso aislado, sino una voluntad de las mayorías. DE DONDE VIENEN? Cuales son las condiciones estructurales que favorecen la producción del fenómeno en los municipios de alto riesgo? (la oportunidad) El Departamento de Antioquia es el departamento que registra los mas altos niveles de vulnerabilidad en términos absolutos y que mas aportó a la composición de la muestra en términos absolutos con un 20.7%. Sin embargo, vistas estas cifras según el peso relativo, es decir, al contrastar la proporción poblacional de cada departamento con el porcentaje de aportación, el departamento que más habría aportado sería el departamento del Caquetá, seguido del Putumayo, el Tolima, y el Meta. Casi para la mitad de la muestra no existe coincidencia (46,41) entre el departamento en el que fue reclutado y en el que nació. El 53,58% sí muestra coincidencia. Las proporciones de no coincidencia entre los municipios en donde los jóvenes fueron reclutados y los municipios en los que nacieron son aún mas bajas. 48 Para las dinámicas internas de grupos insurgentes o terroristas, véase J.Bowyer-Bell, The Dynamics of the Armed Struggle. London: Frank Cass 1998; D.C. Rapoport (ed.), Inside Terrorist Organizations, 2a ed. London: Frank Cass 2001. 49 J.M. Post, K.G. Ruby y E. Shaw “The Radical Group in Context”, Studies in Conflict and Terrorism, Vol. 25, no. 2 (2002), pág. 75-126. 50 Human Rights Watch, Aprenderás a no llorar, op.cit. pág.107-119. “Me tocaba cuidar unos muertos, muy feos (…) pero así se me paso el susto” Es muy interesante observar que se registra una baja en las proporciones de aportación en los departamentos de Antioquia (19,9), Tolima (9), Cesar (4,8), Caquetá (5,0%), Valle (4%), Cauca (5,0) y Santander (5,8%). Se registra un aumento en los porcentajes de los departamentos del Meta (5.8%) y el Putumayo (3,4%), y aparecen nuevos departamentos con altos registros como en el caso de Boyacá (4,0%) y Cundinamarca (3,4). Estas cifras no solo confirman las observaciones anteriores acerca de las aportaciones en términos relativos, sino que nos certifica el patrón de movilidad de estos jóvenes, un patrón que ha hecho difícil su ubicación territorial. De la misma forma, se visibilizan departamentos que no han sido considerados de forma sistemática como departamentos en riesgo como es el caso del departamento del Tolima, el Meta y el Putumayo. El 9,7% de los jóvenes reportó que las AUC hacían presencia en su zona de vivienda, el 24% reportó a las FARC, el 2,2% al ELN, el 3,0% mencionó a otros grupos marginales y el 50,1% expresó que más de un grupo hacía presencia en la zona. Solo el 1,3% de los jóvenes aseguró que no había presencia de ningún actor armado en su área de habitación. Cuales son las condiciones estructurales que favorecen la producción del fenómeno en los municipios de alto riesgo?. Estos distintos procesos de observación de los datos confirmaron el peso de las variables incluidas en las hipótesis de base, Tráfico de armas, Cultivos ilícitos, Minas antipersona y Desplazamiento forzado como variables que explicaban la producción del fenómeno y eran causales de la variable dependiente. Igualmente revelaron el peso de otras variables no tenidas en cuenta antes en las hipótesis. Estas variables fueron: El porcentaje de necesidades básicas insatisfechas; La proporción de menores de edad dentro de la población desplazada en un municipio; La violencia intrafamiliar, La presencia de los actores armados y el número de instituciones de salud. 17 La pobreza extrema se registro como un factor absoluto que aumenta exponencialmente la vulnerabilidad de la población y la sitúa en región de riesgo. En el caso de los municipios identificados como de “alto riesgo”, que a su vez registran altos niveles de riqueza, se encontró que son municipios que reciben regalías y en los que se presentan altos niveles de conflicto en cuanto se da una puja entre los grupos armados por el control de los recursos. Las altas tasas de conflicto en estas zonas pesan mas severamente sobre la fracción mas pobre de la población. La pobreza no explica el fenómeno per se, pero se establece como una condición que favorecen o aumentan la probabilidad de la aparición del fenómeno. Las variables que explican el reclutamiento y uso de NNA, es decir las variables que señalan la presencia del riesgo y el alto riesgo, son aquellas consideradas en las hipótesis originales: municipio como parte de corredores de tráfico de armas; presencia de cultivos ilícitos; presencia de campos minados/ accidentes con minas antipersona y desplazamiento forzado y las que no fueron consideradas en las hipótesis y entre las que se encuentran: la proporción de menores de edad dentro de la población desplazada en un municipio, los porcentajes de violencia intrafamiliar, la presencia de los actores armados. En cuanto a la ubicación geográfica, los análisis arrojaron diversos tipos de tendencias. Los departamentos que registraron los más altos niveles de riesgo y vulnerabilidad son: Putumayo, Arauca, Meta, Norte de Santander, Caquetá, Chocó, Antioquia, Guaviare, Cauca y Valle del Cauca. La región con más municipios en riesgo es la región Andina (33%). De los 33 municipios de Alto Riesgo, 11 pertenecen a la Región Andina. Modelos de Probabilidad Los modelos de probabilidad nos permitieron analizar los datos con el objetivo de perfilar lo que debería ser la alerta temprana. “Nos hacían cargar pedazos, cabezas y todo, de muertos (…) pa´perdele la maña” 18 Entre los efectos que más importan, dada una probabilidad promedio estimada alrededor del 59%, las variables que aumentan aún más la probabilidad son las siguientes (en orden de importancia): 1. En el caso de las variables regionales: si el municipio pertenece a la Orinoquía la probabilidad de reclutamiento asciende al 97% 2. En el caso de las categorías de Riesgo/ Vulnerabilidad: los municipios catalogados como “Altamente Vulnerables” presentan una probabilidad del 95% de sufrir el evento. 3. En caso de las variables relacionadas con la presencia de grupos ilegales: la presencia de las FARC eleva la probabilidad al 68%. 4. Otros controles que aumentan la probabilidad: la presencia de minas aumenta la probabilidad al 76%, la presencia de desplazados la aumenta al 68%, mientras que la presencia de unidades judiciales la reduce al 48% CUAL ES LA SITUACIÓN ACTUAL Y CUALES SON LOS ESCENARIOS PROBABLES? (LA TENDENCIA TERRITORIAL DEL FENOMENO A FUTURO) El conflicto hoy se concentra en los puntos de frontera esencialmente, con un epicentro esencial que coincide con la antigua zona de distensión, la misma región de control tradicional de las FARC. Cuando mirado desde una perspectiva geográfica, el conflicto se centra en todas las regiones (5/5), y en algunas subregiones (29/54). La distribución del riesgo asi: I. Región Amazónica: 1. Confluencia de la red andina en los ríos Putumayo y Caquetá 2. Llanuras altas y disectadas del río Caquetá 3. Llanuras aluviales disectadas terrazas de los ríos Caquetá, Yarí, Mitití-Paraná 4. Llanuras de los ríos Inírida-Yarí 5. Piedemonte Amazónico. II. Región Andina: 6. Catatumbo 7. Fosa del Patía 8. Macizo Colombiano 9. Macizo de Santurban 10.Macizo Volcánico 11. Magdalena Medio 12.Montaña Antioqueña 13.Nudo de los Pastos 14.Sector Nororiental de la Cordillera Occidental 15.Serranía de los Motilones 16.Valle del Cauca. III. Región Caribe: 17.Depresión Momposina 18.Sabanas del Caribe 19.Sierra Nevada de Santa Marta 20.Valles de los ríos Sinú y Alto San Jorge. IV. Región Orinoquía: 21.Llanuras de los ríos Meta y Guaviare; 22.Llanuras de desborde del Piedemonte; 23.Llanuras del Río Meta; 24.Piedemonte llanero; 25.Serranía de la Macarena. V. Región Pacifica: 26.Llanuras costeras del Pacífico; 27.Sector sur de las estribaciones occidentales de la Cordillera Occidental; 28.Serranía del Baudó; 29.Valles aluviales del río Atrato y el río San Juan Cuando mirado desde el punto de vista de las divisiones políticas, por departamentos y municipios, la distribución es la siguiente: 1. Putumayo: Puerto Asís, Puerto Leguízamo, La Hormiga, Puerto Guzmán, Orito, San Miguel, Mocoa. 2. Arauca: Saravena, Tame, Arauquita, Fortul. 3. Meta: Puerto Rico, La Uribe, Vista Hermosa, La Macarena, Mapiripán, Villavicencio, Mese- “Yo le echaba cabeza todos los días como escaparme” tas. 4. Norte de Santander: El Tarra, Hacarí, San Calixto, Teorama, Convención, Abrego, Ocaña, La Playa, Tibú, El Carmen. 5. Antioquia: Nechí, Apartadó, Nariño, Amalfi, Anorí, Argelia, Cocorná, El Bagre, Medellín, Remedios, San Francisco, San Luis, Segovia, Dabeiba, Ituango, Urrao, Murindó. 6. Caquetá: Belén de los Andaquíes, Cartagena del Chairá, San Vicente del Caguán, Florencia, El Paujíl. 7. Valle del Cauca: Buenaventura, Cali. 8. Nariño: Tumaco, Barbacoas, El Charco. 9. Guajira: Dibulla, San Juan del Cesar. 10.Casanare: Paz de Ariporo, Monterrey, Tauramena, Yopal. 11. Guaviare: Calamar, Miraflores 12.Cauca: Santa Rosa, Cajibío, El Tambo, Patía, Caloto, Corinto, Jambaló, Puerto Tejada, Toribío. 13.Santander: Barranca. 14.Bolívar: Río Viejo, San Martín de Loba, Cármen de Bolívar, Zambrano. 15.Cesar: El Copey, Valledupar, Pueblobello 16.Magdalena: Fundación, Aracataca, Ciénaga. 17.Sucre: Ovejas, San Onofre. 19 18.Chocó: Acandí, Ungía, Belén de Bajirá, Bojayá, Carmen del Atrato, Carmen del Darién, Ismina, Riosucio. 19.Córdoba: Tierralta, Valencia. 20