Capacitarse en la cárcel para redimir el futuro POR PRIMERA VEZ, CUATRO MUJERES DETENIDAS EN UN PENAL DE LA PLATA SE RECIBIERON DE INSTRUCTORAS. AHORA, PODRÁN DAR CLASES DENTRO Y FUERA DE LA UNIDAD. OTRAS 30 OBTUVIERON DIPLOMAS DE LOS DIFERENTES CURSOS DE FORMACIÓN PROFESIONAL. UNA VERDADERA APUESTA A LA REINSERCIÓN SOCIAL. Cuando los estruendos de los aplausos y las ovaciones invadieron el salón, la algarabía pareció contagiar por igual a todos los asistentes. Por algunos instantes la emoción y la alegría hicieron olvidar los quebrantos individuales y la tristeza colectiva que impone el encierro. Treinta mujeres, casi todas muy jóvenes, detenidas en las Unidades penales 8 y 33, obtuvieron en algunos casos, por primera vez en su vida- un diploma que las habilitará para algún trabajo futuro. Pero el acto tuvo, en esta oportunidad, un condimento especial ya que cuatro de ellas se recibieron también de Instructoras lo que les permitirá convertirse en docentes. La emotividad de la ceremonia -que tuvo lugar el miércoles 21 de marzo en la cárcel de Los Hornos, partido de La Plata- puso de marzo en la cárcel de Los Hornos, partido de La Plata- puso de manifiesto el profundo significado que un pequeño logro puede tener cuando lo que se posee es casi nada. Durante el 2006, esas mujeres participaron de uno o más cursos de peluquería, costura, artesanías, repostería, asistente infantil, tapiz, y operador de PC, entre muchas otras opciones que la Dirección Ge neral de Cultura y Educación provincial ofreció en la sede de la Unidad N° 8, a través del Centro de Formación Profesional N° 404. Tanto para los precursores del proyecto como para las autoridades penitenciarias y de Educación, la importancia de los programas reside en otorgarle a las internas una nueva opción de vida que tiene en cuenta la posibilidad de insertarse en el mundo laboral apenas logren su libertad. De esta manera, más que nunca, en la cárcel la educación se convierte en una herramienta de libertad. LAS AULAS OCUPADAS Durante el acto, el director del Centro de Formación Profesional Nº 404, Gerardo Galetta, agradeció el apoyo recibido y manifestó: “tenemos lo que más podemos pedir los docentes: que las aulas estén ocupadas todo el día”. Destacó, además, en qué consisten las capacitaciones: “cursos rápidos pero con rápida salida laboral”, y el vicepresidente primero del Consejo General de Educación, Consejo General de Educación, Rafael Gagliano, destacó la importancia , destacó la importancia de que “seres humanos que están privados de su libertad pueden resignificar sus vidas pensando en el trabajo, en el futuro y en la libertad futura a través de una preparación que les ofrece la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia”. VARIOS DIPLOMAS Los aplausos se redoblaron cuando varias de las nuevas egresadas recibieron diplomas en cantidad. Es que durante el último ciclo lectivo muchas de ellas eligieron dejar el pabellón la mayor parte del día y cambiarlo por las aulas. Son ellas las que sienten que allí las rejas y los muros no quitan la libertad de aprender. Un ejemplo de ésto lo constituye Patricia Altschuler, quien sumó seis diplomas de los distintos cursos que realizó solo el último año. Pero además es una de las cuatro mujeres que por primera vez logró capacitarse como instructora en una cárcel. A partir de este año, dejará de ser alumna para formar parte del plantel docente del Centro y será formadora de sus propias compañeras. “Entro acá y me siento libre”, aseguró. Con el peso de un pasado del cual no se habla pero se padece, Patricia centra ahora sus esfuerzos en el presente para preparar un futuro más digno y feliz. Aseguró que para ella la cárcel no es “la tumba”, como las mismas internas la denominan. “Puede haber algo más, algo mejor”, opinó. Es que ella pudo escaparle a la depresión del encierro y hacer productivos sus largos días detrás de las rejas. “Acá hay días muy difíciles, de mucha soledad”, se animó a contar. “Esto es un mal momento en la vida pero podés sacar cosas muy importantes”, aseguró y destacó que además de la calidad docente encontró “calidad humana”. Durante el 2007, Patricia va a dictar cursos de operador de PC. “Tengo una carrera universitaria incompleta y siempre me gustó estudiar pero nunca me imaginé aprender todo esto”, mencionó. Además de Patricia, Verónica, Mirta y Nancy -dos de ellas ya están en libertad y otra saldrá en los próximos días- también se capacitaron como instructoras en el penal. Las tres ya consiguieron empleos para poder dictar cursos en sus lugares de orígenes en diferentes Centros de Capacitación Laboral de la Provincia, un verdadero ejemplo de que la educación en la cárcel sirvió para redimir sus vidas y apostar al futuro. Como aseguró Gagliano “sus vidas tendrán una nueva oportunidad”. Cambiar la vida Emilio Papalardo es odontólogo y dicta el curso de auxiliar administrativo en el Centro de Formación Profesional N° 404. A través de clases pr ácticas y teóricas prepara a sus alumnas para ser secretarias. “Cuando salen con una educación y con una preparación tan específica es más sencillo reinsertarse en la sociedad”, consideró. Los profesores saben que, además de enseñar, las alumnas requieren mucha contención. La tarea docente de la cárcel exige mayor paciencia y dedicación. “Para mí no son presas, son alumnas”, aseguró Ada, la profesora de costura quien contó que el principal objetivo del curso es brindarles una salida laboral. “A mi me da satisfacción que las chicas aprendan. Espero un día poder ver que alguna de ellas tenga una fabriquita propia”. Haydée es una de sus alumnas y comparte los mismos sueños. Tiene 28 años y la tristeza impuesta en su rostro. Pudo hundirse en el resentimiento y el dolor pero decidió que su vida era el futuro. “El tiempo que pierdo acá lo recupero aprendiendo”, aseguró. Se acaba de recibir de modista pero también realizó el curso de Panadera repostera y también otros como el de Panificación, Reciclaje de tela y Repostería de tortas y dulces. La mayoría de sus compañeras de prisión tiene una edad similar a ella y un pasado igualmente doloroso pero son también muchas las que piensan en un futuro más digno y apuestan como lo hace Haydée a la reinserción: “Apenas salga lo primero que hago es trabajar, eso es lo que quiero”. de ellas eligieron dejar el pabellón la mayor parte del día y cambiarlo por las aulas. Son ellas las que sienten que allí las rejas y los muros no quitan la libertad de aprender. Un ejemplo de ésto lo constituye Patricia Altschuler, quien sumó seis diplomas de los distintos cursos que realizó solo el último año. Pero además es una de las cuatro mujeres que por primera vez logró capacitarse como instructora en una cárcel. A partir de este año, dejará de ser alumna para formar parte del plantel docente del Centro y será formadora de sus propias compañeras. “Entro acá y me siento libre”, aseguró. Con el peso de un pasado del cual no se habla pero se padece, Patricia centra ahora sus esfuerzos en el presente para preparar un futuro más digno y feliz. Aseguró que para ella la cárcel no es “la tumba”, como las mismas internas la denominan. “Puede haber algo más, algo mejor”, opinó. Es que ella pudo escaparle a la depresión del encierro y hacer productivos sus largos días detrás de las rejas. “Acá hay días muy difíciles, de mucha soledad”, se animó a contar. “Esto es un mal momento en la vida pero podés sacar cosas muy importantes”, aseguró y destacó que además de la calidad docente encontró “calidad humana”. Durante el 2007, Patricia va a dictar cursos de operador de PC. “Tengo una carrera universitaria incompleta y siempre me gustó estudiar pero nunca me imaginé aprender todo esto”, mencionó. Además de Patricia, Verónica, Mirta y Nancy -dos de ellas ya están en libertad y otra saldrá en los próximos días- también se capacitaron como instructoras en el penal. Las tres ya consiguieron empleos para poder dictar cursos en sus lugares de orígenes en diferentes Centros de Capacitación Laboral de la Provincia, un verdadero ejemplo de que la educación en la cárcel sirvió para redimir sus vidas y apostar al futuro. Como aseguró Gagliano “sus vidas tendrán una nueva oportunidad”. PRIMERA ESCUELA TÉCNICA DE SUDAMÉRICA EN UNA CÁRCEL CAPACITARSE... “Los internos de la Unidad Penal sabemos lo que significa estar en un lugar privado de la libertad y lo que representa tanto para nosotros como para la sociedad, estudiar, capacitarnos y salir con un título, una posible salida laboral y una expectativa de vida diferente”, dijo Marcelo Bazán, alumno de la primera Escuela de Educación Técnica de Sudamérica en un establecimiento carcelario, que se inauguró hoy en la Unidad N° 1 de Olmos. Se trata de una extensión de la Escuela de Educación Técnica N° 6 “Albert Thomas” de La Plata que comenzó a funcionar con las especialidades de electrónica y electromecánica en el edificio que la escuela media adaptó en la cárcel. Durante la inauguración del establecimiento, la Directora General de Educación de la provincia de Buenos Aires, Adriana Puiggrós señaló que “no se trata de abordar cursos o acciones educativas circunstanciales, sino de instalar una unidad del sistema educativo con todas sus particularidades; es decir, que los alumnos van a cursar en esta Unidad Penal una educación que tiene la misma validez que la que se cursa en cualquier escuela técnica de la provincia de Buenos Aires”. En la Unidad Penal N° 1 de Olmos ya funcionan una escuela primaria, una secundaria, y un centro de alfabetización, por lo que la inclusión de la escuela técnica amplía la gama de ofertas educativas disponibles para las personas privadas de la libertad. “Esta iniciativa, que pensamos extender a otras unidades penales, pretende que los saberes aquí adquiridos sean considerados socialmente productivos y reconocidos por la sociedad, y pasen a formar parte de los conocimientos sistemáticos que ayude a los futuros egresados a ser mejores trabajadores, mejores productores y mejores ciudadanos”, agregó Puiggrós al recorrer los Talleres donde a los alumnos realizarán las prácticas. Los 45 alumnos de la nueva escuela cursan, como en todas las escuelas técnicas, en dos tunos, uno en el cual se desarrolla la teoría, y otro con prácticas en los talleres. El espacio físico de la Unidad Penal donde funciona la escuela fue adaptado por el Ministerio de Justicia, en tanto que la cartera educativa equipó las aulas y laboratorios para que los alumnos cursen sus clases y desarrollen las prácticas propias de las especialidades. PREPARARSE PARA EL FUTURO Marcelo Bazán, tiene 42 años y decidió ser alumno de la nueva Escuela de Educación Técnica de la Cárcel de Olmos. “Me están brindando la posibilidad de estudiar con profesores del mejor nivel y eso nos va a ayudar a encontrar un puesto en el mercado laboral al recuperar la libertad”, dijo. Después de recorrer junto a sus compañeros los talleres en donde pondrán mano a la obra de lo aprendido en las clases teóricas, Marcelo reconoció que su familia está muy contenta con su nueva condición de alumno. “Están ansiosos porque me reciba pronto. Nunca nos imaginamos que un lugar como la cárcel nos iba a abrir una puerta. Esta escuela nos da expectativas diferentes a las que teníamos al llegar a este lugar”, agregó. Tras una charla informal con quienes serán sus profesores, Marcelo Bazán consideró que “estudiar genera expectativas diferentes. Es un gran desafío para los que queremos un porvenir distinto a lo que estábamos acostumbrados a vivir. Esto nos va a dar oportunidades a mi y a mi familia de vivir una mejor vida de la que vivía antes de venir este lugar”. ORGANIZARON CENTROS DE ACTIVIDADES JUVENILES EN CÁRCELES BONAERENSES La provincia de Buenos Aires contará con 15 Centros de Actividades Juveniles (CAJ) que funcionarán en los establecimientos educativos ubicados en los Institutos de Menores de régimen cerrado y Unidades Penales. Se trata de una actividad innovadora, ya que es la segunda provincia en desarrollar estas actividades en contextos de encierro, después de Corrientes, donde funcionan 2 centros. Los CAJ se proponen habilitar en las escuelas espacios de encuentro y de actividad que respondan a las necesidades de los jóvenes, orientados al área de lo cultural, la comunicación, los Derechos Humanos y la construcción de la ciudadanía. Son una actividad propia de Educación dirigida a jóvenes adultos de hasta 24 años y otro de sus propósitos es constituirse en un espacio significativo que permita desarrollar inquietudes y propuestas educativamente valiosas, promoviendo la participación de los jóvenes en la toma de decisiones relativas a las actividades y al funcionamiento del Centro.