Charlie y la fábrica de chocolate

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Charli e y la fáb rica de chocolate
de Tim Burton
"Charlie y la fábrica de chocolate (Charlie and the chocolate factory, 2005)". Dirección:
Tim Burton. Guión: John August; basado en el libro de Roald Dahl. Producción: Brad Grey y
Richard D. Zanuck. Música: Danny Elfman. Fotografía: Philippe Rousselot. Montaje: Chris
Lebenzon. Diseño de producción: Alex McDowell. Dirección artística: David Allday, Matthew
Gray, Sean Haworth, James Lewis, Andrew Nicholson y François Audouy. Vestuario: Gabriella
Pescucci. Actores: Johnny Depp (Willy Wonka), Freddie Highmore (Charlie Bucket), David
Kelly (Abuelo Joe), Helena Bonham Carter (Sra. Bucket), Noah Taylor (Sr. Bucket), Missi Pyle
(Sra. Beauregarde), James Fox (Sr. Salt), Deep Roy (Oompa-Loompas), Christopher Lee (Dr.
Wonka), Adam Godley (Sr. Tevé), Franziska Troegner (Sra. Gloop), Annasophia Robb (Violeta).
"El protagonista del libro es naturalmente un niño, como Tom Sawyer o Guillermo. Es
además, como Pulgarcito, un niño pobre que sueña -quién no- con comer muchas chocolatinas. Y
es, por último, un niño que, al igual que Hansel y Gretel o Jim, encuentra algo que cambiará su
vida. Es cierto, se parece a los mejores de tus cuentos, a los más famosos cuentos que has leído. Y
sin embargo no, se trata de un libro distinto, nuevo, de otra tierra que hay que explorar. Porque
¡junto a Charlie hay otro personaje, un personaje sin el cual Charlie no habría sido más que un
Pulgarcito sin botas de siete leguas o un Pinocho sin Gepetto. Sí, tienes que reconocerlo, no es un
niño. Suele vestir un hermoso frac color ciruela que probablemente serviría a tu padre y hace ya
mucho tiempo que salió del colegio. Y no obstante no es un hombre común. Se distingue de los
otros adultos no porque no vaya a la oficina o porque no tenga una amiga de ojos saltones sino
precisamente porque no 1e gustan los adultos. O más exactamente: porque prefiere a los niños.
En realidad, te recuerda asimismo a personajes de otros cuentos: las hadas, Merlín el
Encantador o la Vieja de los Gansos. Pues, como ellos, conoce la magia y sus efectos y sabe a
quién otorgar sus favores." (Santiago Alba)
El escritor británico Roald Dahl ha alcanzado la popularidad como autor de relatos
infantiles, aunque con un estilo original que lo aparta de los caminos trilla dos y le confiere un
toque adulto. La novela "Charlie y la fábrica de chocolate" ya había sido adaptada en 1971 por
Mel Stuart con Gene Wilder como protagonista.
"Uno de los aspectos interesantes del libro es que es muy gráfico en cuanto a atmósfera y
sensibilidad, y muy concreto, pero aún así deja lugar para la interpretación. Deja espacio para tu
propia imaginación, lo cual, creo, es uno de los puntos fuertes de Dahl como escritor. Algunos
adultos se olvidan de cómo era ser niño. Roald no lo hizo. Así que hay personajes que te
recuerdan a gente de tu propia vida y a niños con los que fuiste a la escuela, pero al mismo
tiempo evoca antiquísimos arquetipos de la mitología y los cuentos de hadas. Es una mezcla de
emoción, humor y aventura que es absolutamente intemporal y creo que ésa es la razón por la
que te engancha. Recuerda vívidamente cómo era tener esa edad pero también infunde a su obra
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una perspectiva adulta. Por eso se puede volver a leer el libro en cualquier momento y
experimentar cosas diferentes, no importa la edad que se tenga. Es un mensaje maravillosamente
sencillo, en este mundo en el que la gente está siempre esforzándose por conseguir cosas
materiales y éxito. Hay cosas materiales y luego está lo emocional y lo espiritual. A veces las
cosas más importantes son las más sencillas". (Tim Burton)
El pequeño Charlie se dirige al viejo y destartalado hogar familiar de los Bucket, donde
convive en un espacio reducido con la madre, el padre, los dos abuelos y las dos abuelas. La
comida se reduce a un tazón de sopa de repollo, los ingresos apenas si alcanzan para la
supervivencia, pero no faltan ni el humor ni las ilusiones. Especialmente cuando el reaparecido
Willy Wonka anuncia el premio que obtendrán los afortunados que consigan el billete dorado de
las chocolatinas: visitar las nuevas instalaciones de la fábrica de chocolate. ¿Quién no desearía
formar parte de ese grupo?
"Al igual que el abuelo Joe, los padres de Charlie están acostumbrados a la decepción.
Hemos tenido una vida dura, acostumbrados a ser los desamparados, así que cuando se anuncia
el concurso del billete dorado por supuesto no tenemos ni la más ligera esperanza de que Charlie
tenga una oportunidad de ganar. Las probabilidades son mínimas. Adoramos a nuestro hijo y no
queremos que le hagan daño, por lo que tratamos de no fomentar sus esperanzas. Siempre ha
sido nuestra principal fuente de alegría, pero cuando encuentra el billete, de repente, se convierte
en la personificación de la esperanza, la vida y el futuro para toda la familia". (Helena Bonham
Carter)
Pistas para la reflexión:
1. ¿Qué mantienen en común las obras de Roald Dahl, Mel Stuart y Tim Burton:
historia, personajes, ambientes? ¿Cuál parece la más conseguida? ¿Qué cuentos cita
Santiago Alba? ¿Por qué se relacionan con "Charlie y la fábrica de chocolate"?
2. El interés por los personajes excéntricos y por los escenarios fantásticos se puede
apreciar en otras obras de Tim Burton: ¿En cuáles? ¿Cómo son los protagonistas? ¿Por
qué viven apartados de la vida social? ¿Qué clase de familias y de carencias en las
relaciones se muestran? ¿Cuáles son elementos fantásticos más llamativos?
3. Charlie y Willy Wonka sostienen el peso del relato: ¿Cómo son ambos? ¿Qué
intentan conseguir en la vida? ¿Qué echan de menos? ¿Cómo son sus relaciones
familiares? ¿Cómo se complementan?
4. ¿Quiénes y cómo son los agraciados con el billete? ¿Qué tipo de niños simbolizan?
¿Y sus familias? ¿En qué se diferencia cada uno de ellos de Charlie?
"Escuche -dijo el señor Wonka-. Yo ya soy muy viejo. Soy mucho más viejo de lo que se
figuran. No puedo vivir eternamente. No tengo hijos, no tengo familia alguna. De modo que,
¿quién va a dirigir esta fábrica cuando yo ya sea demasiado viejo para hacerlo? Alguien tiene
que llevarla adelante, aunque sólo sea por los Oompa-Loompas. Claro que hay miles de hombres
muy hábiles que darían cualquier cosa por la oportunidad de encargarse de todo esto, pero yo no
quiero esa clase de personas. No quiero para nada una persona mayor. Una persona mayor no
me haría caso; no querría aprender. Intentaría hacer las cosas a su manera y no a la mía. De
modo que necesito un niño. Quiero un niño sensible y cariñoso, a quien yo pueda confiar mis más
preciados secretos de la fabricación de golosinas, mientras aún esté vivo." (Roald Dahl)
Augusto Fernández
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