china, plagada de dragones - Observatorio Asia Pacifico

Anuncio
CHINA, PLAGADA DE DRAGONES
 Ríos y lagos chinos estarán este año 2012 “infestados” de dragones.
 Desde hace 2300 años se honra al más antiguo de los grandes poetas.
Antonio Fernández Arce
Si Chu Ping- man viviese ahora, renegaría de su suerte.
El fue un príncipe que abandonó su tierra para, según una
antiquísima parábola, irse al sur, a Chili Yi, a aprender a matar
dragones.
Gastó toda su fortuna aprendiendo a matar dragones, más cuando
retomó a su tierra no pudo ejercer su arte porque, simplemente, los
dragones no existían.
Pero ahora, en 2012, los parques, los ríos y los lagos de China se
plagan de dragones. Sin embargo, igual que en tiempos de Chu Pingman, nadie podrá matarlos. Porque los de ahora, como los dragones de
entonces, no han sido hecho para matarlos, sino para honrarlos. Con
estos dragones el pueblo chino acostumbra rendir homenaje
multitudinario a uno de sus más venerados poetas, el más remoto de
los cuatro inmortales de la poesía antigua china, junto con Li Po, Bai
Juyi y Du Fu.
Es el poeta Qu Yuan. Vivió hasta hace 2300 años. Desde entonces,
este pueblo, que inmortaliza a sus poetas erigiéndoles templos y
palacios conmemorativos y haciendo del culto a su poesía una
verdadera religión, honra su memoria con uno de los festivales más
hermosos y simbólicos de cuantos perduran en esta China
interminable: El Festival de las Barcas de Dragón. En el calendario
lunar y en la inacabable memoria popular se le llama “Festival
Duanwu” (Doble Cinco).
Por costumbre, el quinto día del quinto mes del calendario lunar
chino (junio en nuestro calendario en 2012), largas y engalanadas
embarcaciones surcan los ríos y lagos, en particular del sur de China,
ostentando proas con cabezas de dragón. Disputan pruebas de
velocidad sobre las aguas. Hay concursos artísticos en los que se
declama en público poemas del vate, y también paseos recreativos de
las familias que ese día, luego de adornar sus puertas y ventanas con
coloridos papeles recortados, cogen sus pastelillos “Zhongzi” (de arroz)
y van a bogar en botes recitando y cantando poemas de Qu Yuan.
Se conmemora así la fecha en que el gran poeta se suicidó
arrojándose a las aguas del río Miluo, un tributario del Yangtzé, cerca
de las famosas y temidas “Tres Gargantas” en el curso medio del gran
río, el mayor de China y tercero del mundo.
Contemporáneo de Aristóteles y Eurípides, Qu Yuan transitó un
mundo poblado de leyendas y supersticiones. El poeta vivió siempre
angustiado por los horrores de las guerras. Era el turbulento período
de Los Reinos Combatientes, cuando siete pequeños imperios --el
mayor fue el reino de Qin que llegaría a unificar y dar nombre a
China-- se disputaban los ricos territorios centrales. Qu Yuan era alto
funcionario del reino de Chu y aconsejaba a su emperador, Ping Xiang,
que hiciera reformas en favor del pueblo oprimido y que se aliara con
los otros cinco pequeños reinos para enfrentar el arrollador avance de
las tropas del reino de Qin.
Las reformas que planteó afectaban los intereses de la nobleza y Qu
Yuan, víctima de intrigas palaciegas instigadas por los nobles, fue
desterrado a remotas provincias del sur.
Era ya afamado poeta, muy querido por el pueblo y seguido
siempre por una legión de admiradores. Deambuló muchos años por
las márgenes del río Han, vestido con hojas de loto y con nenúfares.
Cuando frisaba los 50 años de edad fue sacado de su primer
ostracismo y llamado de vuelta al reino de Chu, donde nuevas intrigas
palaciegas provocaron su segundo destierro. Fue enviado al sur del río
Yangtzé. Fue en esa época que escribió su inmortal obra “Las Quejas
de un Desterrado”.
Son más de 360 versos espléndidamente construidos, con una
riquísima gama estructural y un contenido que revela desbordante
imaginación. Aún ahora sus imprecaciones son evocadas por el pueblo,
que recita hermosos fragmentos:
El fénix hoy está desposeído
y los cuervos anidan en sepulcros.
Se ha marchitado ya el jazmín precioso.
Lo limpio es mancha, lo manchado es limpio;
la luz es sombra y la sombra es día.
Triste mi corazón, me marcho lejos.
Son verdaderos anatemas contra las intrigas palaciegas que hacían
revertir los valores de la virtud. Pero son, a la vez, imprecaciones
contra el horror de la guerra fratricida, impugnaciones contra las
matanzas del pueblo trabajador:
Una vez más, el cielo muestra sus veleidades,
y caen los quebrantos como cae la lluvia.
Hogares destruidos, seres amados mueren.
Hacia Oriente, en el temprano abril nos vamos.
Hemos recorrido nuevamente los escenarios de la trágica vida de
Qu Yuan. Hemos vuelto a navegar el Yangtzé aguas arriba, hacia las
famosas Tres Gargantas. Hemos aspirado el frescor de la brisa y el
aroma de los naranjales en las laderas de las montañas. Hemos
admirado las proezas de los sirgadotes y bateleros que, igual que sus
antepasados en tiempos inmemoriales, aún acarrean, a puro esfuerzo
humano, la codiciada piedra de las canteras de esos majestuosos picos
coronados de nubes.
Arriba, casi en la cima de uno de ellos, asomaba la célebre y
paradisíaca aldea de Zhigui, tierra natal y, casi se diría, tumba de Qu
Yuan, Se temía que Zhigui desapareciera cuando esa garganta fuera
inundada hasta el tope, para hacer el descomunal embalse, básico para
la gigantesca Central Hidroeléctrica de Las Tres Gargantas, que hoy
asombra al mundo. Por más de medio siglo se proyectó que un enorme
dique embalsara las aguas del gran río para construir la que es hoy la
portentosa represa, la más grande obra hidráulica del mundo.
Pero, igual que se hizo con las reliquias de Asuán en Egipto, la
aldea de Zhigui no ha desaparecido. Ha sido trasladada lomas arriba, a
un paraje igualmente pintoresco. No ha perdido, por lo tanto, el aroma
de sus famosos naranjales, de ese precioso fruto que precisamente
inspiró en Qu Yuan uno de sus más celebres poemas, la Oda al
Naranjo, uno de cuyos fragmentos nos atrevemos a reproducir:
Hijo admirable del Cielo v de la Tierra,
venido acaso de algún lugar salvaje….
en tu verde impoluto y en tus frutos dorados.
¡qué cuadro más ardiente, que excitante poesía!
Y bajo tu corteza, qué brillante blancura,
pura como un espíritu hecho real.
¡Belleza y esplendor, virtudes juntas
en el árbol sin mácula y perfecto!
Ahí, en zhigui, Qu yuan tiene su palacio conmemorativo --en
verdad, un museo— y, sobre los acantilados, su “templo”, en el cual
la veneración es a su poesía.
El quinto día del quinto mes lunar, en el año 280 antes de
nuestra era, Qu Yuan vagaba por la deslumbrante zona montañosa
que rodeaba su aldea natal de Zhigui, en lo alto de la primera de las
Tres Gargantas (actual provincia de Hebei) cuando recibió la
noticia de que su reino de Chu había sido arrasado por las hordas
del reino de Qin. No quiso sobrevivir a esa catástrofe.
Profundamente deprimido, ahíto de congoja, de pasión y de vino, se
arrojó, desde la barca en que navegaba, a las profundidades del río
Miluo, cerca del lago Tungting. Prefirió la muerte a la deshonra.
La gente, que adoraba a su poeta, corrió a rodear el escenario
del suicidio, y armó un gran barullo con golpes de remos y de palos
sobre las aguas.
Espantaban así a los peces y al dios dragón del río para que no
devorasen el cuerpo del poeta. Rápidamente cogieron sus botes y
surcaron el río en busca del cuerpo de Qu Yuan.
La leyenda dice que ahí nació la competición. Cada quien
quería ser el primero en llegar al lugar del suicidio y rescatar el
cadáver. Inmediatamente comenzaron a llenar arroz y comida en
cañas de bambú y en hojas de loto para alimentar a los peces y
preservar el cuerpo del poeta, pues creían que un cuerpo mutilado
no era aceptado en el cielo.
Tiempo después, comenzaron a cubrir las proas de sus
embarcaciones con esculpidas cabezas de dragón para que, al
reflejarse en el agua, espantaran al verdadero dios dragón del
fondo del rió y, así, no pudiera comer el cuerpo. Desde entonces se
hizo tradición la competición, hoy convertida en regatas de barcas
con cabezas de dragón, así como la preparación de pastelillos en
hojas de loto o cañas de bambú, y el homenaje en los hogares
declamando poemas de Qu Yuan.
Junto a la memoria de Qu Yuan se honra también la de otro
célebre personaje de la historia china, quien igualmente nació en
Zhigui: La bella Wang Zhaojun, a quien desde hace cerca de dos
mil años se canta en poemas, dramas y novelas. Su historia tiene
que ver también con el Yangtzé porque en sus aguas,
particularmente en las de su tributario Miluo (donde se ahogó Qu
Yuan), solía bañarse desnuda, Su hermosura, descubierta por
enviados reales, hizo conducirla a la corte de Chang´an (hoy ciudad
de Xi´an). Desde ahí, entregada en matrimonio al rey de los
Hiongnu (hunos), partió el año 33 de nuestra Era hacia las frías
estepas mongolas. Ella hizo este sacrificio para evitar la guerra, y
durante el resto de su vida trabajó por la amistad y la prosperidad
de las dos naciones, El pueblo la veneró tanto en el norte como en el
sur. Ahora tiene dos tumbas, una en Hohhot, capital de Mongolia
Interior, y otra en Baotou, ciudad de la misma región. Wang
Zhaojun es una de las más aclamadas heroínas en la historia china.
La memoria y la poesía de patriotas y poetas como Qu Yuan y
de patriotas y beldades como Wang Zhaojun, son imperecederas
para el pueblo chino.
Han pasado 2300 años y China sigue venerando a Qu Yuan,
igual que a todos sus grandes poetas.
Ahora ha sido internacionalizado el Festival de las Barcas de
Dragón (Duanwu). La fecha ha sido legalmente consagrada como
Fiesta Nacional. En Guangzhou (Cantón), en Hong Kong, en
Henan, en Sichuan y en países vecinos se celebra competiciones
entre remeros chinos y otros llegados de diversas partes del mundo.
En las calles de las ciudades y en el vasto campo chinos
abundan los pastelillos “Zhongzi” y se han hecho famosos los
piramidales de Cantón y los del restaurante Wufangzhai de la calle
Nankin Este, en Shanghai. Los turistas son atraídos por ellos igual
que por las coloridas Regatas de Barcas de Dragón.
Ahora ya nadie echa pastelillos al agua. Los dioses dragones de
los ríos hace tiempo fugaron de la superstición china. Pero sigue
incólume la veneración a los grandes poetas como Qu Yuan.
Beijing, China, 2012
Descargar