PACTO ENTRE CABALLEROS Por Néstor Grossi Los anormales: Sobre El Guasón Está bien, lo admito: de nuevo no voy a hablarles de la historieta Argentina ni del cómic europeo. Y agradezcan que, al menos, volvemos a este continente. Si fuese por mí, dejábamos nuestras tropas en tierra japonesa. Está bien, lo admito: después de leer Manga me resulta algo pesado el ritmo denso del Cómic yanqui. A mi gusto la diferencia está en la calidad narrativa…en fin, no sé por qué les cuento esto. Hasta el momento vengo bien intentando esquivar ese problema. Además tenemos nuestro objetivo. Y la palabra de clave de este mes es “Anormal”. Bueno, no hay que pensar mucho, ¿no? No sé ustedes, pero yo ya estoy escuchando el eco de una risa que empieza a convertirse en una carcajada mortal. PRIMERO LO PRIMERO. La primera aparición fue en 1940, en el número 1 de Batman. Y no se trataba del estúpido payaso al que solo le gustaba robar y sacar de quicio al hombre murciélago. Tampoco era el Guasón. The Joker era un maníaco, un asesino despiadado y el único lo suficientemente inteligente como para lograr confundir y hasta sacar de quicio al detective más grande en la historia del cómic. Fue el rival por excelencia de Batman, un antagonismo perfecto del Caballero de la Noche. Ninguno de los dos tenía súper poderes; el Guasón utilizaba toda su inteligencia para fabricar sus armas: el “gas de la risa” y otras, de fabricación personal. Pero nada como su navaja. Amaba los cuchillos más que ninguna cosa. Tanto, que a veces prefería no dejar el asunto en manos de su amado gas y ser él mismo quien dibujara de un tajo la sonrisa de sus víctimas. La creación del personaje estuvo a cargo de Bill Finger, los dibujos de Bob Kane y un colado: Jerry Robinson. Que lo explique Kane, mejor, ¿no?: “Yo lo resumo así: Bill Finger y yo creamos al Joker. Bill fue el guionista. Jerry Robinson vino a verme con la carta de una baraja que tenía al Joker (comodín). Se parece a Conrad Veidt… ya sabes, el actor de “El hombre que ríe”, la película de 1928 basada en la novela, de Víctor Hugo (…. Bill Finger tenía un libro con una fotografía de Conrad Veidt y me lo mostró y dijo «Aquí está el Joker». Jerry Robinson no tuvo absolutamente nada que ver, pero dirá que sí hasta que muera. Él introdujo una carta de juego que usamos un par de números para que el Guasón la usara como su carta”. Nuestra generación conoció al payaso idiota y a un “Bruno Díaz” panzón, quienes bailaban al ritmo del Flower Power, mientras uno pensaba si el “chico mantequilla” se la comía o no. Hubo un motivo para eso, un motivo que hasta incluso no nació de las editoriales. Fue la pacatería barata derechista y asquerosa de la sociedad estadounidense de aquella época, que obligó a crear una ley para regular el contenido en la industria del Cómic. Esa ley se basaba en una inglesa que, a su vez, se basaba en una de un código de producción hollywoodense de los años 30. EN LA TIERRA DE LOS SUEÑOS. El ”’Comics Code Authority”’ (Autoridad del Código de Cómics) es parte de la Asociación de Revistas de Cómics de los Estados Unidos. Fue creado para regular el contenido de cómic yanqui. Las editoriales- miembro mandaban sus comics a la CCA, donde los revisaban para comprobar que se ajustaran a las normas. Si cumplían con los requisitos, autorizaban el uso de su sello en la portada. Fue el censor de facto para la industria del cómic estadounidense. Las editoriales no estaban obligadas. Pero, sin ese sello en la portada, no había negocio, ya que el único medio de distribución era a través de los Quioscos. A continuación voy a dejarles un resumen del código censor yanqui en 1954. Aquél, además de representar perfectamente a una sociedad asquerosamente conservadora, explica a la perfección por qué todos nuestros héroes y villanos comenzaron a convertirse en unos idiotas. Los crímenes nunca serán presentados de modo que creen simpatía por el criminal, promuevan desconfianza de las fuerzas de seguridad o inspiren a desear imitar a los criminales. Si el crimen es representado, lo será como una actividad sórdida y desagradable. Los criminales no serán presentados como glamurosos o que ocupen una posición que cree el deseo de emularlos. En cada momento, el bien triunfará sobre el mal y los criminales serán castigados por sus acciones. Las escenas de excesiva violencia serán prohibidas. Las escenas de tortura brutal, el excesivo e innecesario uso de pistolas y cuchillos, la agonía física y los crímenes sangrientos y truculentos serán eliminados. Ninguna revista de cómics usará la palabra horror o terror en su título. Todas las escenas de horror, demasiado sangrientas o repelentes, la depravación, la lujuria, el sadismo y el masoquismo no serán permitidos. Las escenas que incluyan instrumentos asociados con muertos vivientes, tortura, vampiros y vampirismo, ghouls, canibalismo y licantropismo están prohibidas. La profanación, obscenidad, el lenguaje soez, la vulgaridad, las palabras o símbolos que puedan adquirir significados indeseables están prohibidos. La desnudez en cualquier forma está prohibida, así como las poses indecentes o inapropiadas. Las ilustraciones sugerentes o libidinosas son inaceptables. Las mujeres serán dibujadas realísticamente, sin exageración de ninguna cualidad física. Las relaciones sexuales ilícitas no serán retratadas ni insinuadas. Las escenas de amor violento, así como las anormalidades sexuales son inaceptables. La seducción y la violación nunca serán mostradas o sugeridas. La desnudez con intenciones de prostituir y las posturas soeces no serán permitidas en la publicidad de ningún producto. Las figuras vestidas nunca serán presentadas de modo tal que sean ofensivas o contrarias al buen gusto y a la moral. Recién en 1971 y gracias a varios autores que se empezaron a poner pesados con sus editores, el Código volvió a revisarse y un soplo de cordura ventiló las viejas oficinas de la CCA. Aunque tampoco fue para tanto. Sólo se retocaron las prohibiciones concernientes a lo relacionado con los excesos de violencia y las escenas simpáticas con delincuentes. Y es de no creer: en 1989 comenzó a revisarse el veto en lo referente al tema lésbico- gay. Había que encontrar nuevas formas de distribución. Y así aparecieron las casas de cómics que uno veía en las series yanquis. En el 2000, comenzaron a poblar el centro porteño. La nueva generación de editoriales surgidas en los años 1980 y 1990 distribuyó únicamente a tiendas especializadas. No deseaban pertenecer al Comics Code, ni les interesaba su aprobación. Marvel y DC comenzaron a publicar títulos para adultos sin el consentimiento del Código. Después del abandono de Marvel, en el 2001, la CCA comenzó a debilitarse. DC siguió enviando sus comics hasta el 2007. Aunque ya nadie le preste atención, el estúpido código sigue existiendo. UNA OFERTA IMPOSIBLE DE RECHAZAR. El tipo era un ayudante de laboratorio en una planta química. Un buen día decidió seguir sus sueños y convertirse en un comediante lo bastante famoso como para poder vivir de eso. Pero la suerte nunca estuvo de su lado. Jack Napier lo intentó hasta que su mujer quedó embarazada y, de una patada en el culo, fue enviado al mundo real. A medida que la panza de su esposa crecía y las necesidades ahorcaban, Jack comenzaba a desesperarse: necesitaba una salida rápida. Y en Gótica ese deseo podía cumplirse. Simplemente, necesitaba un plan y mano de obra que, por supuesto, sobraba. Entonces se unió a la famosa banda de Red Hood o Capucha Roja: un grupo de asaltantes sin un líder fijo. El casco rojo solo era un símbolo que se intercambiaba entre atraco y atraco. De ese modo, la policía nunca capturaría al verdadero jefe de la banda, si es que lo tenían. Red Hood le hizo una oferta que Jack debía aceptar para ganarse la confianza de la banda. Tenían planeado asaltar la empresa Monarch, junto al laboratorio donde él antes trabajaba. Para legar allí, debía guiarlos a través de la planta química. El resto sería cosa de los muchachos. Y, como él los guiaría, debería llevar puesto el casco rojo. Así lo decidieron todos. Y ese fue el comienzo de todas sus desgracias. El día del robo, mientras se preparaban para dar el golpe, la policía le informó que su esposa había muerto electrocutada en un accidente casual. Ya no tenía sentido lo de Monarch, aunque era demasiado tarde para echarse atrás. Entonces se puso a guiar al grupo. En eso estaba, cuando un vigilante los descubrió y llamó a la policía. Allí comenzó un tiroteo donde cayó toda la banda. Jack quedó para el final: tenía la capucha roja, estaban a un instante de matarlo: era Red Hood y no había testigos para opinar lo contrario. Que disparen de una vez la puta madre, pensó ¿qué importaba ya? Podía irse todo a la mierda, su vida había perdido sentido esa misma tarde. Cuando la policía estaba a punto de disparar, Batman lo impidió y Jack, en un intento por escapar, cayó a un río cerca de las tuberías donde se vertían los residuos químicos. Al salir del río y sacarse la máscara roja, se dio cuenta de que había cambiado el color de su piel y sus facciones se habían trastocado. Le dolían las comisuras de los labios, una enorme ira lo invadía, ¡pero le causaba gracia! Esa noche, por primera vez, Ciudad Gótica escuchó una risa que comenzaba a crecer hasta transformarse en una carcajada maniaca. Así recorría las calles de la ciudad. ¿QUIÉN RIE AL ÚLTIMO? ¿Y RÍE MEJOR? Más o menos esta es la versión oficial, también está la otra, donde el Guasón cae directamente en el depósito de residuos tóxicos de la planta y después sale por una tubería que desembocaba en el río. Como sea, al salir de ese río, no volvió a ser el mismo jamás. Y el Guasón siempre culpó a Batman por su destino. Debería de haber muerto esa misma noche, pero no. Un estúpido gigante disfrazado de murciélago se había interpuesto entre él y las balas. Entonces empezó el juego, el genio criminal contra el detective más grande de la historia, una saga de cadáveres con una mueca idiota dibujada… El Guasón sólo quería sacar de quicio Batman, verlo desesperado y, por sobre todas las cosas, obligarlo a matar. Su némesis y más grande enemigo. Sin embargo, el caballero de la noche nunca mataría al Guasón. Entonces el comediante frustrado soltaría todo su sadismo y llevaría al murciélago a extremos insoportables. Dañaría a todos sus queridos. Mataría al segundo Robin; al tercero, lo torturaría hasta volverlo un pequeño demente, réplica de él. Mató a la esposa del comisionado Gordon y dejó paralítica a su hija Bárbara (Batichica), para después violarla mientras tomaba fotos que usaría más tarde, al momento de torturar hasta la locura al mismísimo jefe de la policía de Ciudad Gótica. Aun así, Batman no lo mataría jamás. Su moral siempre lo impediría, luchaba todo el tiempo por no convertirse en un asesino, aunque más de una vez debió controlarse para no terminar matando a su maldito payaso. Y el Guasón tampoco podía eliminarlo. ¿Qué hubiera sido de él? Era su mejor amigo y lo necesitaba. ¿Saben? Este asunto sí tiene un final. Y les aseguro que es un final tan digno como esta historia de amor. Sí, Batman muere. El Guasón también. Pero esta vez, no soy digno de contarlo, creo que no estaría a la altura de una muerte tan shakesperiana, ¿lo imaginan? ¿Y quién creen que gana esa eterna batalla? Les dejo el link del final, yo ya no puedo hacer más nada. EPÍLOGO KOMIQUERO. Ante todo, gracias. A todos y todas. Gracias de verdad a los que soportaron todos mis delirios y MI alcohólica manera de tratar de introducirlos en el mundo del Comic. Y espero haberlo logrado, caballeros. Abordé esta sección en un intento por evitar todo tipo de convencionalismos y teniendo en cuenta que el lector de esta revista no es asiduo del mundo de los Comics y los Mangas. Espero haberles explicado, al menos, la diferencia entre ambos. Como sea, GRACIAS. Por sobre todas las cosas, gracias a El Anartista por publicarme y dejarme dar vida a esta sección, dentro de una revista de contra cultura general. Gracias, Diego Soria, por soportarme. A la Directora no tengo más que gracias para devolverle. A Mi Profe, trabajo. mandarle todos los ejercicios que le debo desde 1999. Y de ustedes me despido hasta el año que viene, como siempre, con mi constante promesa de hablarles de la historieta europea y de la argentina. Quizá les esté mintiendo. Decídanlo ustedes, si es que tengo algún lector. Ahí abajo pueden dejarse comentarios. De verdad: pidan, gente; o solo les daré Manga. Y, por supuesto y siempre, DC.