creo en la comunión de los santos

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Renovación Carismática Católica en España
Material de Formación
CREO EN LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS
En el grupo de los creyentes todos pensaban
y sentían lo mismo: lo poseían todo en
común y nadie llamaba suyo propio nada de
lo que tenía (Hechos 4, 32)
Había una niña que cuando recitaba el Credo, con
toda la devoción, pensando en lo que decía, al llegar
a la comunión de los santos se imaginaba una larga
fila de santos con sus coronas en la cabeza pasando a
comulgar en el cielo. ¿Qué nos dicen a nosotros estas
palabras: “la comunión de los santos”? Vamos a
intentar profundizar un poco más en esta frase.
El Catecismo de la Iglesia Católica en el número 946
dice: "¿Qué es la Iglesia, sino la asamblea de todos
los santos?" La comunión de los santos es
precisamente la Iglesia.
Y si vamos al Compendio del Catecismo nos
encontramos con estas dos preguntas con sus
respuestas:
194. ¿Qué significa la expresión «comunión de los
santos»?
La expresión «comunión de los santos» indica, ante
todo, la común participación de todos los miembros
de la Iglesia en las cosas santas (sancta): la fe, los
sacramentos, en particular en la Eucaristía, los
carismas y otros dones espirituales. En la raíz de la
comunión está la caridad que «no busca su propio
interés» (1 Co 13, 5), sino que impulsa a los fieles a
«poner todo en común» (Hch 4, 32), incluso los
propios bienes materiales, para el servicio de los más
pobres.
195. ¿Qué otra significación tiene la expresión
«comunión de los santos»?
La expresión «comunión de los santos» designa
también la comunión entre las personas santas
(sancti), es decir, entre quienes por la gracia están
unidos a Cristo muerto y resucitado. Unos viven aún
peregrinos en este mundo; otros, ya difuntos, se
purifican, ayudados también por nuestras plegarias;
otros, finalmente, gozan ya de la gloria de Dios e
interceden por nosotros. Todos juntos forman en
Cristo una sola familia, la Iglesia, para alabanza y
gloria de la Trinidad.
Como esto está muy condensado vamos a tratar de
desglosarlo un poco.
La comunión entre las personas santas, explicada
por el Papa Francisco
“Es una verdad entre las más reconfortantes de
nuestra fe, porque nos recuerda que no estamos
solos sino que hay una comunión de vida entre todos
los que pertenecen a Cristo. Una comunión que nace
de la fe; de hecho el término "santos" se refiere a
aquellos que creen en el Señor Jesús, y se incorporan
a Él en la Iglesia a través del bautismo. Por eso, los
primeros cristianos fueron llamados también "los
santos" (cf. Hch. 9,13.32.41; Rm. 8,27; 1 Cor. 6,1).
1. El Evangelio de Juan dice que, antes de su pasión,
Jesús oró al Padre por la comunión entre los
discípulos con estas palabras: "Para que todos sean
uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos
también sean uno en nosotros, para que el mundo
crea que tú me has enviado" (17,21). La Iglesia, en su
verdad más profunda, es comunión con Dios,
familiaridad con Dios, una comunión de amor con
Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo, que se
prolonga en una comunión fraterna. Esta relación
entre Jesús y el Padre es la "matriz" de la unión entre
nosotros los cristianos: si estamos íntimamente
insertados en esta "matriz", en este horno ardiente
de amor, entonces podemos llegar a ser realmente
un solo corazón y una sola alma entre nosotros,
porque el amor de Dios incinera nuestro egoísmo,
nuestros prejuicios, nuestras divisiones internas y
externas. El amor de Dios también incinera nuestros
pecados.
2. Si esto tiene su origen en la fuente del amor, que
es Dios, entonces también se da el movimiento
recíproco: de los hermanos a Dios; la experiencia de
la comunión fraterna me lleva a la comunión con
Dios. Estar unidos entre nosotros nos lleva a estar
unidos a Dios, nos lleva a esta relación con Dios que
es nuestro Padre. Este es el segundo aspecto de la
comunión de los santos que me gustaría subrayar:
nuestra fe necesita del apoyo de los demás,
especialmente en tiempos difíciles. Si estamos unidos
Creo en la Comunión de los Santos
Objetivos
o Crecer en la vida de comunión partiendo de
una mayor comprensión del Credo
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la fe se vuelve más fuerte. ¡Qué hermoso es apoyarse
mutuamente en la aventura maravillosa de la fe!
Digo esto porque la tendencia a refugiarse en lo
privado también ha influido en la esfera religiosa, por
lo que muchas veces es difícil buscar la ayuda
espiritual de aquellos que comparten nuestra
experiencia cristiana.
Todos la hemos experimentado; yo también, forma
parte del camino de la fe, del camino de nuestra
vida. ¿Quién de nosotros no ha experimentado
inseguridad, desconcierto e incluso dudas en el
camino de la fe? Todos hemos experimentado esto,
también yo: es parte del camino de la fe, es parte de
nuestra vida. Todo esto no debe sorprendernos,
porque somos seres humanos, marcados por la
fragilidad y las limitaciones; todos somos frágiles,
todos tenemos límites. Sin embargo, en estos
tiempos difíciles hay que confiar en la ayuda de Dios,
a través de la oración filial, y al mismo tiempo, es
importante encontrar el coraje y la humildad para
estar abierto a los demás, para pedir ayuda, para
pedir que nos den una mano. ¡Cuántas veces hemos
hecho esto, y después hemos sido capaces de salir
del problema y encontrar a Dios otra vez! En esta
comunión --comunión quiere decir común-unión--,
somos una gran familia, donde todos los
componentes se ayudan y se apoyan mutuamente.
Creo en la Comunión de los Santos
3. Y ahora llegamos a otro aspecto: la comunión de
los santos va más allá de la vida terrena, va más allá
de la muerte y dura para siempre. Esta unión entre
nosotros, va más allá y continúa en la otra vida; es
una unión espiritual que nace del bautismo y no se
rompe con la muerte, sino que, gracias a Cristo
resucitado, está destinado a encontrar su plenitud en
la vida eterna. Hay un vínculo profundo e indisoluble
entre los que son todavía peregrinos en este mundo - incluidos nosotros-- y los que han cruzado el umbral
de la muerte para entrar a la eternidad. Todos los
bautizados aquí en la tierra, las almas del Purgatorio,
y todos los santos que ya están en el Paraíso forman
una sola gran familia. Esta comunión entre el cielo y
la tierra se realiza sobre todo en la oración de
intercesión.
2
Queridos amigos, ¡tenemos esta belleza! Es nuestra
realidad, la de todos, lo que nos hace hermanos, que
nos acompaña en el camino de la vida y hace que nos
encontremos de nuevo allá en el cielo. Vayamos por
este camino con confianza, con alegría. Un cristiano
debe ser alegre, con la alegría de tener a tantos
hermanos y hermanas bautizados que caminan con
él; sostenido por la ayuda de nuestros hermanos y
hermanas que transitan este mismo camino para ir al
cielo. Y también con la ayuda de nuestros hermanos
y hermanas que están en el cielo y oran a Jesús por
nosotros. ¡Adelante por este camino de felicidad!
(Papa Francisco. Catequesis del 30 de octubre de
2013)
Comunión entre la tierra el cielo,
El concilio Vaticano II nos recuerda que formamos la
Iglesia todos los cristianos que vivimos en la Tierra,
que también son Iglesia todos los santos que ya
gozan de la presencia de Dios, pero que también
están en la Iglesia los que ya han acabado su
peregrinación por este mundo y se están purificando
para entrar en la gloria del cielo "Hasta que el Señor
venga en su esplendor con todos sus ángeles y,
destruida la muerte, tenga sometido todo, sus
discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya
difuntos, se purifican; mientras otros están
glorificados, contemplando `claramente a Dios
mismo, uno y trino, tal cual es'" (LG 49):
Como nos decía el papa, hay un vínculo indisoluble
entre unos y otros, porque todos participamos en el
mismo amor a Dios y al prójimo. Y ¿cómo ejercemos
esa comunión?, ¿cómo mantenemos el vínculo?
Mediante la intercesión de unos por otros.
Pedimos a los santos del cielo que intercedan por
nosotros, ellos están más íntimamente unidos con
Cristo, y por tanto su intercesión es poderosa. Como
nos dice el Concilio: “presentan por medio del único
Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los
méritos que adquirieron en la tierra... Su solicitud
fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (LG
49):
Santo Domingo moribundo decía a sus hermanos:
“No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y
os ayudaré más eficazmente que durante mi vida” y
santa Teresita “Pasaré mi cielo haciendo el bien
sobre la tierra”
Y entre los santos, la más santa: la Bienaventurada
Virgen María que es Madre de la Iglesia. Después de
la Ascensión de su Hijo, la Virgen María ayudó con su
oración a los comienzos de la Iglesia. Incluso tras su
Asunción al cielo, ella continúa intercediendo por sus
hijos. Los fieles ven en María una imagen y un
anticipo de la resurrección que les espera, y la
invocan como abogada, auxiliadora, socorro y
mediadora. Contemplando a María, la toda santa, ya
glorificada en cuerpo y alma, la Iglesia ve en ella lo
que la propia Iglesia está llamada a ser sobre la tierra
y aquello que será en la patria celestial.
Comunión entre el purgatorio y la tierra
No es solo un recuerdo lo que nos queda de nuestros
difuntos, no es solo un ejemplo de vida, es una
relación actual, un compartir y un ayudarnos
mediante la oración.
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Todos los cristianos participamos de las cosas
santas.
Participamos de un mismo Espíritu, el de Cristo
resucitado que es el que nos santifica mediante su
gracia, sus dones, carismas. Nos vamos haciendo
santos mediante la oración, al recibir los
sacramentos, al vivir la vida cristiana amando a Dios
y a nuestros hermanos en una palabra haciendo lo
que hacían los primeros cristianos de la comunidad
de Jerusalén que "acudían asiduamente a la
enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la
fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2, 42)
En la comunión de la Iglesia, el Espíritu Santo
"reparte gracias especiales entre los fieles" para la
edificación de la Iglesia (LG 12). Pues bien, "a cada
cual se le otorga la manifestación del Espíritu para
provecho común" (1 Co 12, 7). (Catecismo 951). El
uso correcto de los bienes que recibimos del Espíritu
es en la comunidad, no podemos recibirlos para
quedárnoslos nosotros, sería desvirtuarlos. La
comunión en la fe de la Iglesia es un tesoro de vida
que se enriquece cuando se comparte.
El fruto de todos los Sacramentos pertenece a todos.
Porque los Sacramentos, y sobre todo el Bautismo
que es como la puerta por la que los hombres entran
en la Iglesia, son otros tantos vínculos sagrados que
unen a todos y los ligan a Jesucristo. Comunión de los
santos es la comunión de los sacramentos... El
nombre de comunión puede aplicarse a cada uno de
ellos, porque cada uno de ellos nos une a Dios ...
Pero este nombre es más propio de la Eucaristía que
de cualquier otro, porque ella es la que lleva esta
comunión a su culminación" (Catecismo 950) por eso
decimos recibir la comunión a recibir la eucaristía
Formamos un solo cuerpo. Se comunican los bienes
y los males aunque no queramos.
Está claro que los bienes son para comunicarlos y
cada día tenemos más claro esto de que somos
comunidad, de que tenemos que vivir en comunión.
Cuando compartimos alegrías vemos que se hacen
mayores, cuando compartimos penas, vemos que
son más llevaderas.
Estamos llamados a compartir. Pero ¿qué pasa si un
cristiano se niega a compartir sus bienes
espirituales? pues lo mismo que le pasa a un cuerpo
que tiene un miembro que no funciona, si los ojos no
quieren comunicar a las manos lo que están viendo,
esas manos van a tientas... Si nos duele la cabeza, el
cuerpo se siente mal.
La Iglesia es también un cuerpo: el Cuerpo místico de
Cristo, y también está formado por miembros
diversos entre sí. Entonces, lo que hagas dentro de la
Iglesia afecta a todo el cuerpo en general. Si vives
una vida de santidad la Iglesia crece y se fortalece,
ésta ha sido la misión de los santos de todos los
tiempos, si vives una vida de pecado la Iglesia entera
se resiente.
Si os negamos a compartir nuestros bienes, resulta
que estamos compartiendo males, pues damos a los
demás nuestro egoísmo, y estamos perjudicando a la
Iglesia. Somos el cuerpo de Cristo y él es la cabeza, su
bien es comunicado a todos los miembros,
principalmente por los sacramentos, pero nosotros
tenemos que dejar pasar a través nuestro este bien a
todos los demás miembros, a todos nuestros
hermanos.
El menor de nuestros actos hecho con caridad
repercute en beneficio de todos, en esta solidaridad
entre todos los hombres, vivos o muertos, que se
funda en la comunión de los santos. Todo pecado
daña a esta comunión. (Cat 953)
Compartimos bienes espirituales, pero también
materiales.
Los primeros cristianos "todo lo tenían en común"
(Hch 4, 32): sabemos que todo lo hemos recibido de
Dios, también lo material, nuestro trabajo, nuestras
capacidades, nuestro tiempo.... nosotros somos
administradores. "Todo lo que posee el verdadero
cristiano debe considerarlo como un bien en común
con los demás y debe estar dispuesto y ser diligente
para socorrer al necesitado y la miseria del prójimo"
(Catech. R. 1, 10, 27).
En tiempos de dificultad, en tiempos de crisis, si nos
ayudamos en las familias, si nos ayudamos en los
grupos,
en la iglesia, los problemas se van
amortiguando. Estamos llamados a interceder por los
necesitados pero también a ayudarlos materialmente
en la medida de nuestras posibilidades. El amor
cristiano, la caridad nos capacita para compartir,
Creo en la Comunión de los Santos
En los entierros oímos que la vida no termina, se
transforma. Por eso oramos por los difuntos, desde
los primeros tiempos del cristianismo se honró con
gran piedad el recuerdo de los difuntos y también
ofreció por ellos oraciones `pues es una idea santa y
provechosa orar por los difuntos para que se vean
libres de sus pecados' (2 M 12, 45)". Nuestra oración
por ellos puede no solamente ayudarles sino también
hacer eficaz su intercesión en nuestro favor.
Nosotros oramos por ellos, pero ellos oran por
nosotros, no nos olvidan, no los olvidemos nosotros
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para ver en el otro un hermano, para descubrir que
somos una familia, por encima de mis derechos.
Conclusión
Y terminamos con las palabras del Papa:
“Es una verdad entre las más reconfortantes de
nuestra fe, porque nos recuerda que no estamos
solos sino que hay una comunión de vida entre todos
los que pertenecen a Cristo”... ¡Adelante por este
camino de felicidad!
.
Ministerio de Formación.
Bibliografía:
Catecismo de la Iglesia Católica
Compendio del catecismo.
Catequesis del Papa Francisco, día 30 de octubre de
2013
PREGUNTAS PARA LA REFLEXION
1.
2.
3.
4.
Creo en la Comunión de los Santos
5.
4
¿Has pensado en la suerte que es poder
participar de todos los bienes de los santos?
¿Pides la intercesión de los santos?
¿Te acuerdas de interceder por los difuntos?
¿Cuentas con su intercesión?
¿Sientes que tu vida repercute en la vida de toda
la Iglesia?
¿Compartes lo espiritual y material con tus
hermanos?
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