ARTÍCULO REVISIÓN Conducta sexual en adolescentes varones: hacia un nuevo horizonte. Sexual behavior in male adolescents: towards a new horizon. Felipe Bustos A.1, Fabiola Elías D.1, Paolo Bertolini R.2 (1) Interno de Medicina. Facultad de Medicina, Universidad Diego Portales. Santiago, Chile. (2) Médico Familiar. Facultad de Medicina, Universidad Diego Portales. Santiago, Chile. Recibido el 26 de agosto de 2011. Aceptado el 15 de noviembre de 2011. RESUMEN ABSTRACT En el presente artículo hacemos una revisión actualizada de algunos aspectos relevantes en relación a las vivencias sexuales de adolescentes varones chilenos y su contexto en el mundo, especialmente en Sudamérica, considerando: iniciación sexual, conductas sexuales, pareja estable, conductas de riesgo, conocimientos y actitudes en relación al virus de inmunodeficiencia humana, anticoncepción, y relaciones con el mismo sexo. Se discute finalmente el rol incompleto de la sociedad y de la Atención Primaria de Salud, en la acogida y educación para una sexualidad responsable, de los adolescentes varones de nuestro país. In this article, we review some of the most relevant features of sexual experiences of Chilean male adolescents - and their context in the world, especially in South America - considering: sexual debut, monogamy, risk behaviors, knowledge and attitudes in relation to human immunodeficiency virus, contraception, and homosexual relationships. We finally discuss the unsettled role of society and Primary Health Care System in the response to male adolescents in our country and their responsible sexual education. La adolescencia implica un enfrentamiento por parte de los jóvenes a grandes cambios en el ámbito de la sexualidad, pudiendo esta etapa marcar su vida futura, especialmente al asociarse a conductas de riesgo. Los programas sanitarios del ámbito sexual en Chile están fundamentalmente dirigidos a mujeres, lo que junto a una tendencia natural masculina a asumir comportamientos de riesgo, ignorancia sobre su rol reproductivo, inicio sexual precoz y, en algunos casos, una orientación sexual diferente a la mayoría, vuelve a los hombres adolescentes especialmente vulnerables. Esto exige una preocupación por ellos, conociendo las tendencias actuales en su comportamiento y conducta sexual, y su compromiso con medidas de protección contra infecciones de transmisión sexual y anticoncepción, para luego ofrecer programas dirigidos a la población que los considere específicamente, en una atención sanitaria abierta, que les permita educarse. Así, eventualmente podremos disminuir las conductas de riesgo y la discriminación a la que muchos se ven enfrentados. PALABRAS CLAVE: Conducta del Adolescente, Hombres, Sexualidad. Several important sexually related changes must be faced by adolescents, all of which may have influence in their future adult life, especially when they fall under risk behaviors. Chilean health programs in the field of sexuality are mainly aimed at women, which along with males' natural tendency to incur in risk behaviors, ignorance about their reproductive role, early sexual debut, and, in some cases, a different sexual orientation, make the adolescent male population especially vulnerable. This demands a particular care for male adolescents, recognizing the current features in their general and sexual behavior, and their commitment with protective measures against sexually transmitted infections and contraception. Therefore, it is necessary to offer educational programs aimed at the general population, which must include male adolescents. Thus, we will eventually reduce risk behaviors and discrimination affecting a significant portion of the adolescents. KEY WORDS: Adolescent Behavior, Men, Sexuality. INTRODUCCIÓN GENERALIDADES ADOLESCENCIA Y SEXUALIDAD La adolescencia es una etapa de grandes cambios en la vida de un individuo, e incluye procesos de socialización que vuelve a los jóvenes vulnerables a experimentar situaciones sujetas a la aprobación social y de sus pares (1). Varios de los cambios son del ámbito sexual, incluyendo: masturbación, exposición a pornografía y material de contenido erótico, iniciación sexual, reconocimiento de orientación sexual, inicio de una relación sentimental, embarazo, situaciones de riesgo para contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS), y otros. Así, los jóvenes se enfrentan por primera vez a tomar decisiones en torno a su sexualidad, que eventualmente tendrán impacto en su vida adulta. Quizás uno de los mayores problemas para los adultos observadores de esta situación, especialmente padres y profesionales de la salud, es determinar una edad a partir de la cual los adolescentes pueden actuar con autonomía sexual, cuyo límite muchas veces puede ser arbitrario (1), dependiendo de la madurez individual alcanzada. 123 REVISTA ANACEM. VOL.5 N°2 (2011) La vida íntima de las personas ha experimentado transformaciones importantes últimamente, con cambios desde las fuentes de autoridad tradicionales como la religión y la familia patriarcal (2), hacia decisiones tomadas en función de la opinión y vivencias personales de amigos, así como de influencias ejercidas por los medios de comunicación. Efectivamente, muchas normas que rigen la vida sexual juvenil son instauradas en fiestas o “carretes”(3), a lo que podemos agregar las redes sociales y programas de televisión dirigidos al grupo. Probablemente esta información, que abarca al grupo más numeroso de jóvenes, podría potenciar estilos de vida sexual saludables, evitando riesgos, violencia y embarazos no deseados; sin embargo, por la dificultad que ello implicaría, es necesario el diseño de políticas públicas enfocadas a las necesidades sexuales juveniles, lo que requiere reconocer la sexualidad juvenil y sus derechos, con un cambio cultural profundo. DIFERENCIAS DE GÉNERO EN LA ATENCIÓN: EL COMPAÑERO OLVIDADO Conducta sexual en adolescentes varones: hacia un nuevo horizonte. En Chile, grandes esfuerzos han sido realizados para implementar programas de atención sanitaria a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, lo que ha mejorado importantemente los indicadores de salud (4). Estos programas incluyen además educación sobre vida sexual saludable, medios de prevención de ITS y anticoncepción; y aunque aún la atención de mujeres en su vida sexual preconcepcional no ha logrado el mismo impacto (5), existen programas dirigidos a este sector. En hombres, sin embargo, la realidad es diferente. Los principales programas de salud sexual chilenos están fundamentalmente dirigidos a mujeres, y son puestos en práctica mayoritariamente por profesionales de sexo femenino, lo que eventualmente podría dificultar el acercamiento de hombres adolescentes a buscar apoyo en su vida sexual. Asimismo, en la sociedad aún no existe aceptación hacia las responsabilidades de los hombres en la función sexual y reproductiva, la cual ha sido atribuida predominantemente a la mujer (6). A lo anterior se agrega una tendencia natural de los hombres a asumir comportamientos de riesgo (7), lo que sumado a una educación deficiente, los involucra en situaciones que vuelven poco saludable su vida sexual. Por otro lado, si consideramos una eventual orientación sexual que no siempre responde a los “objetivos de conducta” definidos por la mayoría, el panorama para los hombres se vuelve más complejo. No obstante los cambios relacionados con la ampliación de roles sexuales de hombres y mujeres adolescentes y, aunque fuera del matrimonio y a edades cada vez más tempranas, aún se privilegia y valora una forma de relación de pareja heterosexual (8). La homosexualidad es un tema aún no aceptado, y los homosexuales en Latinoamérica todavía sufren discriminación (9). La homofobia es parte integral de la construcción social de la sexualidad masculina y conduce, en hombres y mujeres, homosexuales y heterosexuales, a patrones de conducta tales como inicio sexual temprano, tener múltiples parejas y actividad sexual coercitiva y abusiva (8). Como ya lo mencionaron Finkel & Finkel en su revisión publicada en 1983 (10), parece ser que el hombre sigue siendo "el compañero olvidado" en el comportamiento sexual adolescente, con pocos estudios dirigidos específicamente al tema y pocas intervenciones educativas en la sociedad. En el presente artículo hacemos una revisión actualizada de algunos aspectos relevantes en relación a las vivencias sexuales de adolescentes varones chilenos y su contexto en el mundo, especialmente en Sudamérica. ARTÍCULO REVISIÓN INICIACIÓN SEXUAL La edad de inicio sexual de los adolescentes varía en distintas publicaciones, teniendo un promedio de alrededor de 15 años para los hombres (Tabla 1). En todos los estudios presentados, la edad es menor en hombres que en mujeres, excepto en un trabajo chileno, en que es igual (13). La menor edad de iniciación sexual reportada es en varones chilenos, con 14,3 años en el estudio de Fétis & cols. (12); sin embargo, la Quinta Encuesta Nacional de Juventud (14) reporta un promedio de aproximadamente 17 años, mayor a lo publicado en los otros estudios (11-13). En dicha encuesta, 7,2% de los varones declara haberse iniciado sexualmente a los 13 años o antes, y a los 18 años 81,5% de los hombres ha tenido relaciones penetrativas (14). Dichos resultados abarcan una muestra más numerosa, la que podría ser más representativa, sin embargo, podrían estar influidos por el rango etario de los encuestados, que es considerablemente mayor a otros estudios nacionales. En Europa la situación es similar, con un rango de edad entre 13 y 17,5 años (17-19). Tanto el inicio sexual temprano como tardío se asocian con resultados negativos a largo plazo en la salud sexual (20). Probablemente la madurez para tomar la decisión de iniciar la actividad sexual en forma responsable sea individual, pero más allá de la preparación, cabe preguntarse qué los motiva. El amor como razón para tener relaciones sexuales ha disminuido a través del tiempo (8); 45,1% de adolescentes argentinos declara que las motivaciones para tener su primera relación sexual fueron “las ganas” o “la necesidad física” y, de hecho, 46,1% inició su actividad sexual con una prostituta (6). En Chile, la mayoría de los jóvenes declara haber tenido su primera relación sexual con su “pololo(a)”, sin embargo, en el 28% la primera pareja sexual se inscribe en el contexto de un “encuentro ocasional”(14). Ignoramos si estas motivaciones son consecuencia de la inmadurez o falta de preparación de los involucrados, o si se trata de otro factor menos conocido. Un estudio canadiense reciente efectuado en adolescentes mostró que la baja autoestima en varones se asocia con la transición hacia la vida sexual activa (21). En Chile, el estudio de González & cols.(13) reveló que la edad promedio de inicio de coito vaginal fue significativamente menor en adolescentes que tenían parejas múltiples. Tal vez la ausencia de pareja estable, asociada causal o consecuentemente a una menor autoestima, podría instar a los jóvenes a adelantar su iniciación sexual. CONDUCTAS SEXUALES Un estudio de adolescentes colombianos revela que 91,1% de los hombres refiere practicar masturbación, 67% realizar masturba- TABLA 1. Estudios sobre edad de inicio sexual en jóvenes según sexo, en cuatro países latinoamericanos (6, 11-16). AUTOR / PAÍS AÑO TAMAÑO DE LA MUESTRA EDAD DE LA MUESTRA (RANGO EN AÑOS) EDAD DE INICIACIÓN SEXUAL (PROMEDIO EN AÑOS) HOMBRES MUJERES Escobar B / Chile 2007 93 15 – 47 No incluyó 16,2 Fétis G / Chile 2008 698 14,8 – 17,6 14,3 15,5 González M / Chile 2005 159 13 – 18 15,6 15,6 INJUV / Chile 2006 6.345 15 – 29 17,0 17,9 Necchi S / Argentina 2001 420 15 – 17 15,0 No incluyó Macci M / Paraguay 2008 336 14 – 25 14,5 15,2 Gálvez-Buccollini J / Perú 2009 793 18 – 30 16,9 18,4 INJUV: Instituto Nacional de la Juventud. REVISTA ANACEM. VOL.5 N°2 (2011) 124 ARTÍCULO REVISIÓN Conducta sexual en adolescentes varones: hacia un nuevo horizonte. ciones mutuas, 89,7% practicar coito vaginal, 64,4% sexo oral, y 15,2% coito anal (22). En un estudio similar de jóvenes españoles de entre 14 y 24 años, 21,5% de los varones declara practicar coitos vaginales varias veces mensualmente, 12,1% coitos anales, y 12,8% sexo oral con igual frecuencia (18). Tal como en otros países, en Chile la actividad sexual penetrativa es mayoritariamente vaginal; 64% de los varones refiere que sus relaciones han implicado sólo esta práctica, mientras que 30,8% declara haber experimentado penetración vaginal y anal (14). En cuanto a hombres que aún no han iniciado relaciones penetrativas, 74,4% declara haber practicado “besos con lengua”, 19% “caricias genitales” y 3% sexo oral, siendo esta última práctica mayoritaria en el grupo de 15-19 años (14). Conocer las conductas juveniles es necesario al diseñar estrategias de prevención y políticas educativas a nivel poblacional, aunque en Atención Primaria el enfoque debe ser individual. PAREJA ESTABLE El paso de la vida juvenil a adulta puede involucrar matrimonio o diversas formas de convivencia o cohabitación (2). Antes de llegar a formalizar una relación, los adolescentes se enfrentan a situaciones en las que comparten su sexualidad con otra persona que cumple el rol de pareja, lo que podría reflejarse en sus conductas sexual y amorosa futuras, sobre todo si se asocia a conductas de riesgo. Las cifras de pareja estable reportadas por diversos estudios son similares entre sí, como revisamos a continuación. En un estudio realizado en jóvenes chilenos de entre 14 y 15 años, 65% refiere tener pareja, con un tiempo promedio de relación entre 0,2 y 2,6 años (12); en otro estudio chileno, 55% de los jóvenes sexualmente activos tiene pareja única (13). Según la Quinta Encuesta Nacional de Juventud, 66,5% de los hombres ha mantenido relaciones sexuales en el último año sólo con una persona, y 65,1% tuvo su última relación con su pareja habitual (14). Por otro lado, en adolescentes colombianos, el 52,7% mantiene una relación de pareja estable (22), mientras que un estudio español informa que el 53,6% de los varones tiene una única pareja sexual (18). CONDUCTAS DE RIESGO Al evaluar la sexualidad de los adolescentes, la principal preocupación que atañe a los profesionales de la salud, es que aquéllos puedan involucrarse en situaciones de riesgo, tales como: presencia de múltiples parejas sexuales, coito desprotegido y sexo ligado a consumo de alcohol y sustancias ilícitas, entre otros. En un estudio que incluyó 159 adolescentes chilenos con una edad promedio de 15,6 años, y asistentes a consejería en sexualidad (13), 36% presentaba conducta sexual de riesgo (coito no protegido o Petting III), y 30% otro riesgo asociado (consumo o abuso de sustancias, deserción escolar, abandono de hogar). La incidencia de conductas de riesgo fue significativamente superior entre los adolescentes sexualmente activos al compararlos con aquéllos sexualmente inactivos (55 y 19%, respectivamente). Entre los adolescentes sexualmente activos, el 29% declaró tener múltiples parejas (de 2 a 60). En un estudio colombiano de 300 adolescentes, el 19,6% de los sujetos reconoció haber sido infiel en alguna ocasión a su pareja estable y 71,9% de ellos no utilizó preservativo en esa relación esporádica. Del total de los jóvenes incluidos en el estudio, 41,6% cree haber realizado alguna práctica de riesgo, pero sólo el 47,1% estuvo preocupado por la posibilidad de haber adquirido una ITS y 11,8% se realizó pruebas diagnósticas (22). 125 REVISTA ANACEM. VOL.5 N°2 (2011) Una encuesta realizada a 330 jóvenes estadounidenses que habían tenido penetración vaginal en su última relación, reveló que 32% de ellos había consumido alcohol en esa oportunidad y que 39% tuvo sexo desprotegido (23). Similarmente, un estudio que incluyó 793 jóvenes peruanos, revela que el 12,2% de los varones ha tenido sexo bajo la influencia del alcohol con una pareja casual, trabajadora sexual o persona del mismo sexo, y el 2,2%, bajo la influencia de las drogas. De los varones que refirieron tener relaciones con trabajadoras sexuales, el 84,1% declaró utilizar siempre preservativo (16). CONOCIMIENTOS Y ACTITUDES EN RELACIÓN AL VIH En un estudio de adolescentes en Colombia (22), 34,3% sabía que puede infectarse de VIH si practica sexo oral, sólo 50% conocía el riesgo del sexo anal y el 63,8% declaraba que las masturbaciones mutuas no constituyen una práctica de riesgo. Del mismo modo, un 37,8% conocía que el VIH no traspasa el preservativo, 50% reconocía el riesgo del líquido preseminal, y sólo un 23% el asociado a lactancia materna, mientras que más de la mitad aseguraba que el VIH puede transmitirse mediante el sudor y picaduras de mosquitos. Según el mismo grupo, el 38% de los afectados por VIH serían toxicómanos, 35% homosexuales y 30% heterosexuales; y aunque los encuestados consideraron que la sociedad debía ser más comprensiva y solidaria con ellos, únicamente el 78,1% cuidaría de un amigo infectado. La Encuesta Nacional de Juventud (14) menciona los conocimientos de los jóvenes sobre vías de transmisión del VIH: de los hombres, más del 70% reconoce las vías sanguínea y sexual sin uso de preservativo, y menos del 10% menciona vías incorrectas de transmisión. No conocemos estudios chilenos que aborden este tema específicamente en adolescentes. Hasta el 2010, en Chile se habían notificado 24.014 casos de VIH/SIDA, con un aumento en la tasa de notificación entre 0,1 y 4,1 casos por cien mil habitantes, correspondiendo más del 80% a varones, aunque la razón hombre:mujer ha ido en descenso. Cabe destacar que el grupo etario con el mayor aumento en las tasas de notificación ha sido el de entre 10 y 19 años (24). Considerando estas alarmantes cifras, la educación sobre medidas de prevención en adolescentes es fundamental, pero para esto, la implementación de políticas poblacionales requiere de estudios que evalúen el conocimiento de los jóvenes sobre la enfermedad. ANTICONCEPCIÓN La Tabla 2 muestra el uso de algún método anticonceptivo (MAC) en la primera relación sexual de jóvenes adolescentes latinoamericanos. Aunque las cifras varían, se observa una preferencia general por el uso del preservativo en su primera relación sexual, aunque ésta tiende a ser mayormente desprotegida. Un estudio realizado en varones estadounidenses de 15 a 19 años, muestra que 71,1% usó preservativo en su primera relación sexual; la probabilidad de uso consistente de preservativo fue sólo la mitad en hispanos respecto a blancos (26). En un estudio realizado en 698 estudiantes de enseñanza media de la Novena Región (edad promedio 16,2 ±1,4 años), de los que 17% presentaba vida sexual activa, 51,2% declaró utilizar algún MAC. De las razones de no uso, los jóvenes refieren: relaciones sexuales imprevistas (51,6%), "no se les ocurrió" (26,2%), falta de conversación con la pareja (21,4%), percepción de invulnerabilidad frente al embarazo (16,4%), y vergüenza de solicitarlos o falta de dinero para adquirirlos (10,7%) (12). Sobre lo mismo, un estudio colombiano agrega: dificul- Conducta sexual en adolescentes varones: hacia un nuevo horizonte. ARTÍCULO REVISIÓN TABLA 2. Estudios sobre uso de métodos anticonceptivos en la primera relación sexual de jóvenes latinoamericanos (6, 12-14, 25). AUTOR / PAÍS AÑO TAMAÑO MUESTRAL EDAD (RANGO EN AÑOS) SEXO DE LA MUESTRA USO DE UN MAC (%) MAC UTILIZADO (%) González M / Chile 2005 159 13 – 18 Hombres y mujeres 25 No mencionado Necchi S / Argentina 2001 420 15 – 17 Hombres 89,3 Preservativo (79) Coito interrumpido (11,6) Fétis G / Chile 2008 698 15 – 18 Hombres y mujeres 37 Preservativo (79,5) ACO (10,8) Coito interrumpido (8,4) INJUV / Chile 2006 6.345 15 – 29 Hombres y mujeres 44,7 Preservativo (88,1) ACO (14,7) Coito interrumpido (1,3) Cutié J / Cuba 2005 612 15 – 19 Hombres y mujeres 32,6 Preservativo (84,5) Coito interrumpido (15) MAC: método anticonceptivo; ACO: anticonceptivos orales; INJUV: Instituto Nacional de la Juventud. tad para obtenerlos, disminución de sensibilidad y miedo a una posible rotura; estos mismos jóvenes, entre las principales ventajas asociadas al uso del preservativo destacan: "prevención de ITS" (88,3%), "prevención de embarazos" (84,3%), "higiénicos" (50,8%), "fáciles de conseguir" (38,5%) y "sin efectos secundarios" (35,2%)(22). En la Quinta Encuesta Nacional de Juventud, el 76,9% de los varones reconoció como objetivo de usar el preservativo en su primera relación sexual la prevención del embarazo, y sólo 14,6% lo señaló como modo de prevenir el contagio de VIH/SIDA (14). Sobre el uso de otros MAC, la Tabla 2 muestra que el coito interrumpido tiene un lugar importante en los métodos preferidos por los jóvenes, pese a que es conocida su escasa eficacia (27). En Chile, el 69,3% de los varones declara haber utilizado algún MAC en su última relación penetrativa; nuevamente es el preservativo el método preferido y los ACO desplazados a un segundo lugar, sin embargo, aparece el dispositivo intrauterino como el tercer MAC más utilizado según los varones y el coito interrumpido queda muy por debajo (14). Sobre anticoncepción de emergencia, en Chile no existen muchos estudios publicados. Uno de ellos describe el perfil biosocial de 93 mujeres que solicitaron anticoncepción de emergencia en un consultorio de Santiago entre 2006 y 2007, informando una edad promedio de 15,1 a 32,1 años; más de la mitad eran solteras, sin pareja estable y sin trabajo remunerado. Las principales causas de solicitud fueron una relación sexual no protegida, seguido de rotura del preservativo, olvido de la píldora y abuso sexual (11). No conocemos a la fecha trabajos publicados que se refieran al rol de los varones en relación con la solicitud de anticoncepción de emergencia por las mujeres. RELACIONES CON EL MISMO SEXO En Chile, en prácticas que no involucran genitalidad es mayor el porcentaje de varones (7,2%) que declara haberlas experimentado sólo con su mismo sexo, mientras que en prácticas como caricias genitales y sexo oral, las mujeres lo hacen en mayor proporción; en todas las prácticas precoitales son más mujeres las que declaran haberlas experimentado con ambos sexos; por ejemplo, 3% de las mujeres declara haber practicado sexo oral con ambos sexos, mientras que en hombres esto no se produce. En relaciones sexuales penetrativas 6,2% de los hombres declara haberlas tenido sólo con su mismo sexo y 0,7% con ambos (14). Los adolescentes homosexuales constituyen un grupo muy vulnerable. Primeramente, en Chile la vía homosexual sigue siendo la más declarada como forma de adquisición del VIH en hombres (62,4% en el quinquenio 2006-2010)(24), convirtiéndolos en una población especialmente susceptible, lo que se asocia a conductas discriminatorias por parte de la población heterosexual. Tradicionalmente, agresión, razón, necesidad de control, competitividad y reticencia emocional, son factores que han sido considerados como atributos “naturales” de los hombres, y toda contradicción o ambigüedad constituye un anatema para ellos (28), por lo que la homofobia es parte de la constitución social masculina. Desde el inicio de la adolescencia, los jóvenes indagan en su preferencia sexual, y aquéllos que se percatan de una tendencia diferente tempranamente sufren la discriminación de sus pares mediante burlas y exclusión de los grupos. La homofobia está involucrada en la génesis de los principales trastornos mentales que presentan los homosexuales (9), volviéndolos un grupo aún más vulnerable. Un estudio reciente de adolescentes de escuelas públicas de Massachusetts, mostró que 25% de los jóvenes homosexuales y 15% de los bisexuales no tenían hogar, con un riesgo 4 a 13 veces mayor que los heterosexuales (29), enfrentándolos a mayores situaciones de riesgo social y físico. Resulta necesario el desarrollo de políticas públicas de educación que contribuyan a disminuir la discriminación, al tiempo que eduquen sobre estilos de vida sexual saludables en estos grupos minoritarios, que carecen de un modelo social a seguir y de educación sexual adecuada en sus familias, con un entorno que constantemente los excluye. DISCUSIÓN El ejercicio de la sexualidad juvenil no es reconocido adecuadamente por la sociedad, y los jóvenes no se consideran sujetos de derechos en el ámbito sexual (5), pese a que la conducta sexual adolescente puede definir la vida sexual adulta. Eventos como la iniciación sexual o la eventual discriminación hacia un adolescente, pueden tener relevancia sobre la conducta futura del individuo, lo que es aún más preocupante en hombres. Éstos están más predispuestos que las mujeres a adoptar creencias y comportamientos que aumentan sus riesgos, al tiempo que se comprometen menos en comportamientos relacionados con salud y longevidad (7), lo que combinado con una educación sexual deficiente puede potenciar su inclusión en acciones riesgosas, como el sexo desprotegido o la promiscuidad. Adicionalmente, la fisiología reproductiva masculina es popularmente menos conocida que la femenina, generando menor conciencia en los hombres de su función reproductiva y menos responsabilidades en ella (6). REVISTA ANACEM. VOL.5 N°2 (2011) 126 ARTÍCULO REVISIÓN Conducta sexual en adolescentes varones: hacia un nuevo horizonte. Una tarea aún en proceso en Atención Primaria es acoger a estos jóvenes con sus inquietudes, para así lograr una educación sexual individual y personalizada, abierta y tolerante, sin prejuicios ni discriminación alguna y aceptando sus decisiones, pero entregándoles las herramientas para vivir cada etapa en forma responsable y segura. Con una mayor integración de los varones adolescentes al sistema de salud, mediante programas dirigidos que satisfagan sus necesidades sanitarias y preventivas, eventualmente podríamos mejorar las cifras presentadas en este trabajo, disminuyendo conductas de riesgo, embarazos no deseados, contagio de ITS y discriminación. 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