8A perversiones de un sacerdote Zócalo Saltillo Jueves 24 de septiembre de 2009 Obligaba a las mujeres a flagelarse Zócalo Saltillo Jueves 24 de septiembre de 2009 9A video zocalo.com.mx Castigos sexuales de Maciel Doña Flora Barragán murió virgen porque el sacerdote logró con torturas inhibir su deseo sexual. Su hija adoptiva nos cuenta... LOURDES DE KOSTER | MANUEL RODRÍGUEZ MURO ENVIADOs Cuarta de cinco partes Zócalo | San Pedro Garza García, NL L a flagelación era una de las prácticas alentadas por el sacerdote Marcial Maciel entre sus bienhechoras, a las que les “sugería” métodos para inhibir el apetito sexual y evitar contacto físico con cualquier hombre, incluido él. El fundador de la Legión de Cristo pregonaba que la Iglesia considera pecados graves la masturbación, la fornicación, la pornografía. Pero nunca aplicó este precepto en su vida personal, porque ex legionarios como José Barba Martín y Alejandro Espinosa, aseguran que Maciel abusaba sexualmente de los jóvenes seminaristas y que practicaba el homosexualismo sin ningún límite. A sus colaboradoras en la construcción del Regnum Christi, les hablaba de la castidad y de la importancia de eso en la vida de cualquier católico y no sólo de los miembros de la Iglesia. Conservar la castidad entre sus benefactoras, doña Flora Barragán de Garza, entre ellas, fue siempre su objetivo. Y lo consiguió. Esta actitud, le permitió a Maciel mantener a la señora Flora Barragán alejada de cualquier relación sentimental con alguno de los tantos pretendientes que ella tenía. El padre michoacano sabía que al contraer nuevas nupcias, la viuda Barragán no le daría un solo peso más. DE REGALO: UN CILICIO Marcial Maciel, hizo pocos regalos a la heredera regiomontana Barragán de Garza y a su familia. Un Niño Dios musical, traído de Europa, que tenía movimiento y elaborado con finos materiales, fue el único obsequio que el sacerdote le entregó a la hija de su principal benefactora, Flora Garza. Ella lo rechazó, al considerar que con esto, Maciel pretendía comprar su conciencia, lo que asegura en entrevista para Zócalo, jamás habría aceptado. Doña Flora –quien vive actualmente en la colonia Del Valle, en el municipio de San Pedro Garza García– dice que uno de los regalos más terribles y quizá de los únicos que Maciel le hizo a su madre, fue un cilicio. Este aparato de acero, en forma de un cinturón con filosos alambres que cercenaban la piel de esta mujer, se lo entregó en una de las visitas hechas a la casa de los Garza Barragán, en el Obispado. Todavía conservan la caja de cartón en la que guardan este instrumento usado por la señora Barragán para flagelarse, para que, a través del dolor y las profundas heridas, desapareciera el deseo sexual. Maciel, simplemente nunca tuvo ningún contacto con la madre de la entrevistada, según revela la misma Flora Garza, quien reconoce que su madre veía a Maciel como un Dios, un ser inalcanzable al que había que saciar sus gustos excéntricos, lujos y ambición. Sin embargo, la señora Barragán murió siendo virgen. Sus dos hijos son adoptivos. Aquí la cuarta entrega de la vida de Flora Barragán, una de las benefactoras más acaudaladas que vivió atormentada por el amor y la devoción que profesó a Maciel. ELLA SEMIDESNUDA – Un pasaje cuenta de una de las visitas que hizo el padre Maciel a la casa de su mamá, en la calle Padre también benefactora de Maciel? “No estoy muy cercana. Si eran muy pudientes en Saltillo, no dudo que mamá les haya contactado para que vieran a Maciel; pero no sé si los López del Bosque también apoyaron a esta causa”. Yo tuve y sufrí por tanto descuido de mi madre. Si estaba aquí Maciel, nos descuidaba por atenderlo, si no estaba Maciel, estaba pendiente de él”. No sabemos exactamente quien fue el que encaró en el avión a Marcial Maciel, no sé si fue mi tío o don Isidro López, un señor de Saltillo”. Creo que fue un hombre con una desviación sexual terrible y su cabeza mal… creo que ha de haber pagado, o pagará en la siguiente vida”. Mier, precisamente donde ahora está un negocio de climas. Maciel, dicen que encontró en la alcoba a doña Flora, ella estaba semidesnuda y Maciel aun así entró a la habitación… ¿Qué nos puede decir? “¿Será o no será? Quizás sí ocurrió, ¿por qué no? Fue una relación muy extraña, fue otra cosa. Siempre lo voy a tener en duda. flora garza contempla una foto que refleja la absoluta admiración y devoción que su madre le profesaba a Marcial Maciel. – Pero bueno, ¿en su lecho de muerte no comentaron de estas cosas tan delicadas, tan íntimas de la señora Flora, con el padre Maciel? “Fíjate que lo único que esperaba era que Maciel le hablara, y nunca ocurrió. Maciel ni una llamada, ni una carta, después de que su mamá le dijo que se había quedado sin dinero. “Fue tan rápida su muerte, a mamá le dio neumonía. De repente de estar bien, le empezó a faltar el aire, la llevamos al hospital y ahí fue peor la situación, porque ella no hablaba más que de la santidad y de su casi Dios, que era Marcial Maciel. “No hablaba más que de eso. Yo sufrí por tanto descuido de mi madre. Si estaba aquí Maciel, nos descuidaba por atenderlo, si no estaba Maciel, estaba pendiente de él. Mamá viajaba hasta donde estaba él, y ella nos dejaba mucho tiempo solos, a Roberto y a mí. “Tan fue así, que mi tío Manuel Barragán, o fue don Isidro López, del GIS, que una vez estaba mamá con Maciel en un avión y antes de despegar uno de ellos fue y le dijo a Maciel: ‘¿usted sabe padre, lo que está haciendo?, la señora no sabe, ella es inocente de todo esto, no sabe lo que está pasando, o se baja usted del avión o yo bajo a la señora Flora del avión, porque esto no puede ser’. “No sabemos exactamente quien fue el que encaró en el avión a Marcial Maciel, no sé si fue mi tío o don Isidro López, un señor de Saltillo. No se sabe con exactitud. “Y lo bajó a Marcial Maciel y mamá se tuvo que ir sola a la Ciudad de México. Estaba aquí en Monterrey y esto me imagino que ocurrió por ahí de los años 60. “Hubo una época en la que se venía mamá de México a Monterrey, y mi tío Manuel Barragán, le decía que el dinero nunca se debe dar a la Iglesia, se debe dar a la gente pobre, nunca a la Iglesia. “La Iglesia es lo más rico que hay en el mundo, jamás se le debe dar un centavo. Usted le está dando al padre Maciel, ni (siquiera) a la Iglesia. Pero le decían que ya no le diera dinero a Maciel, pero nunca oyó nada”. LA FAMILIA DE SALTILLO – ¿La familia López del Bosque era – ¿Todo esto le ha costado lágrimas?, ¿qué ha pensado? “Me he cuestionado y con la filosofía del budismo, creo que ya pasó, ya nada puedo hacer y simplemente, si hubo alguna situación más allá de una amistad entre el sacerdote y mi mamá, no tengo más que perdonar. “Ella quizá no supo lo que hizo, ella no supo lo que hacía, ella no era perfecta, yo no soy perfecta. He tenido mis grandes errores y yo creo que lo mejor es, como dicen en el budismo, vivir el momento y estar tranquila, y ser feliz cada segundo de la vida y no vivir el pasado, vivir el presente, no vivir el futuro porque nadie sabe si vamos a llegar, lo que nos depara. Simplemente… pues…”. – ¿Ya la perdonó? “Sí, pues sí…”. – ¿Pero de corazón? “Sí, en realidad sí… creo que sí”. – ¿Y a Maciel? “Sí, también. Creo que fue un hombre con una desviación sexual terrible y su cabeza (estaba) mal… creo que ha de haber pagado, o pagará en la siguiente vida todas las barbaridades que hizo. Yo creo que nadie nos vamos sin pagar en esta vida, o en las otras vidas todas nuestras cosas terribles. “Como budista pienso que hay otras vidas, quizá como persona que vivimos en esta época, creo que hay otras vidas. Tenemos que ir iluminándonos y viendo que tenemos que pagar todas nuestras cosas malas que hacemos”. fotos: zócalo | manuel rodríguez muro Flora Garza, hija de Flora Barragán, una de las principales benefactoras de Maciel, muestra en exclusiva el cilicio que le obsequió el padre Maciel. Es un cinturón de acero que usaba para flagelarse, provocándose heridas profundas en la cintura con el afán de inhibir placeres “deshonestos”. Flora Barragán amó siempre Un cilicio… sin deseo sexual » Según el sitio catholic.net, en 1951 doña Flora Barragán de Garza, oriunda de Monterrey, hizo una peregrinación a Roma. » Ahí conoció a monseñor Giovanni Battista Montini, quien trabajaba en la Secretaría de Estado del Vaticano y que posteriormente llegó a ser el Papa Pablo VI. » Barragán comentó al futuro Papa el deseo de su marido, muerto hacía tres años, de construir una obra benéfica para ayudar a difundir la fe en México. » Monseñor Montini la remitió al Centro de Formación de los Legionarios de Cristo, en Vía Aurelia 677. » La señora Flora Barragán se entrevistó entonces con el padre Marcial Maciel, fundador y superior de la Legión de Cristo, quien por entonces planeaba la expansión apostólica de la joven congregación. » Surgió en esa ápoca la idea de construir un colegio dedicado a la educación de quienes en un futuro pudieran influir positivamente en la sociedad mexicana. » El padre Maciel concibió un proyecto de formación integral que, además de conocimientos académicos, ayudara a los niños y jóvenes a crecer en su fe y, de modo especial, en su sensibilidad para con los más necesitados. » Después de superar numerosos » Español ó francés, de finales del siglo XVIII y siglo XIX. » Los instrumentos provistos de pinchos o picos en su interior eran –y en determinados ambientes aún lo son–, predilectos de religiosos automortificantes. Naturalmente, los mismos instrumentos servían también para la tortura inquisitorial y punitiva. Se trata de un sencillo cinturón hecho de malla de alambre espinoso, con casi 220 puntas de hierro dirigidas hacia dentro, no es más que uno de los numerosos ingenios conocidos, que han llegado a nuestros días y de muchas fuentes iconográficas. » Ceñido en torno la víctima, ya sea en la cintura o la entrepierna, rápidamente hiere y lacera la MArcial MAciel fue cercanísmo a la más alta jerarquía católica. Aquí lo vemos junto al papa Juan XXIII y al cardenal Giovanni Battista. obstáculos, en 1954 el Colegio Cumbres de la Ciudad de México abrió sus puertas a los primeros grupos de alumnos. » Monseñor Luis María Martínez, entonces Arzobispo de la Ciudad de México, bendijo las nuevas instalaciones, diseñadas por el arquitecto José Villagrán García. » El inmueble fue edificado en su totalidad con recursos aportados por la señora Flora Barragán de Garza, quien falleció en 2002 esperando la visita de Maciel, quien prácticamente la abandonó cuando la mujer dejó de aportar recursos a la causa del Regnum Christi. carne con cada pequeño movimiento, con cada respiración. » Este aparato se utilizaba para impedir la erección del órgano genital masculino mediante las púas dispuestas por el lado interior y en el caso de la mujer, para evitar el espasmo causado por la necesidad de sexo. » A diferencia del cinturón de castidad femenino, que era una forma de humillación impuesta para asegurar la fidelidad conyugal y más a menudo, impuesta por el terror a sufrir actos de violencia carnal, el anillo o cilicio era una forma de sufrimiento que el hombre o la mujer, generalmente religiosos, se imponían voluntariamente para intentar alcanzar un estado de perfeccionamiento lento, moral o espiritual. » La necesidad de flagelación era una de las enseñanzas más recurrentes en la religión católica, como freno a la concupiscencia y como libre adhesión al sufrimiento redentor de Jesucristo: la salvación del alma a través de la mortificación de la carne. » Preocupados por imitar la Pasión de Cristo y por alejar las tentaciones pecaminosas de la “carne”, los religiosos se infligían numerosas formas de suplicio, tales como el cilicio, el collar claveteado, el cinturón de espinas o la flagelación. La señora Flora Garza muestra cómo su madre se ceñía es cilicio a su cuerpo.