Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido E L Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido está integrado en la Red de Parques Nacionales españoles. Asimismo, forma parte de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala y junto con los glaciares de la vertiente francesa de los Pirineos, ha sido consignado como patrimonio mundial por la Unesco. Su zona de influencia comprende los términos municipales de Torla, Broto, Fanlo, Tella-Sin, Puértolas y Bielsa. El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido constituye una unidad geográfica de primer orden. Domina su orografía el imponente Monte Perdido, 3.355 m., siendo el mayor macizo montañoso calcáreo de Europa Occidental, con las cimas de los Tres Sorores o Treserols: Monte Perdido, Cilindro y Pico de Añisclo —Soum de Ramond—, desde donde derivan a modo de brazos los valles de Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta, cincelados por las aguas respectivas de los ríos Arazas, Bellós, Yaga y Cinca. La complicada historia geológica y morfológica, junto con un clima riguroso, han dado como resultado una elevada altitud y la presencia de escarpadas pendientes. El paisaje muestra grandes contrastes. En las zonas altas predomina la aridez extrema de los desiertos kársticos, donde el agua de lluvia y deshielo se filtra bajo el suelo a través de grietas y sumideros. Y en los valles, el agua está siempre presente saltando en forma de cascadas y barrancos cubiertos por una vegetación exuberante. ­— 1 — Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido La gran diversidad de ambientes y paisajes fue tiempo atrás ensalzada por ilustres personajes como Louis Ramond de Carbonnières, Soler i Santaló, Lucien Briet, Ricardo del Arco, Lucas Mallada, Franz Schrader y muchos otros. En el Parque Nacional encontramos un verdadero muestrario de plantas con más de 1.500 especies de la flora pirenaica. Ordesa y Monte Perdido podría ser definido como un gran jardín botánico de montaña donde conviven especies comunes, y no por ello menos bellas, con otras endémicas o exclusivas de estas montañas, como el caso de la madreselva de los Pirineos, la corona de rey o la oreja de oso, especie relíctica de épocas tropicales que prospera en las húmedas fisuras de los roquedos calizos. Una innumerable variedad de especies crece por todos los rincones del parque, en las altas cimas, entre las grietas de las rocas o la sombra de los hayedos. Estas plantas florecen cuando la estación más adecuada y benigna presta su calor a la vida, a medida que la nieve se va fundiendo. Prímulas, gencianas, lirios, siemprevivas, saxífragas, potentillas, merenderas… son algunas de las más singulares. Los ­— 2 — Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido fondos de los valles están tapizados generalmente por los bosques. El haya, el abeto blanco o el pino silvestre son especies dominantes y su distribución depende de la orientación y características de cada valle. A la orillas de los ríos aparece la vegetación de ribera, amante de la humedad, con sauces, abedules, fresnos, etc. En el Cañón de Añisclo las encinas y las hayas se mezclan, mientras el pino silvestre o royo gana terrenos aprovechados antiguamente en el valle de Escuaín, y el pino negro emplea todas sus estrategias para sobrevivir en el límite de la vegetación arbórea. Al contrario que la actividad pastoral, el aprovechamiento forestal no se puede realizar en el parque. Los botánicos han descrito 19 clases de vegetación que incluyen 36 órdenes, 51 alianzas y 75 asociaciones vegetales. Una amplia muestra de fauna pirenaica, especialmente la ligada a los hábitats alpinos y subalpinos de la alta montaña, se halla presente en el parque. Se han catalogado hasta el momento, un total de siete especies de anfibios, trece de reptiles, cuatro de peces, al menos 80 aves nidificantes y más de cincuenta mamíferos. El quebrantahuesos cuenta con varias parejas reproductoras dentro del parque. El águila real, la chova piquigualda ­— 3 — Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y el buitre leonado, son aves de costumbres rupícolas en un desafío permanente al vértigo. En las aguas frías de ríos, arroyos e ibones de montaña viven las abundantes truchas, el endémico tritón de los Pirineos o el desmán. La rana pirenaica fue descrita como nueva especie en las inmediaciones del parque en el año 1992. Marmotas y manadas de sarrios son mamíferos fáciles de observar en los altos pastizales subalpinos. El bucardo, subespecie endémica de cabra montés encontró a principios del S. XX en la umbría del valle de Ordesa su último refugio. En las zonas más altas tan solo el gorrión alpino, el acentor alpino y el lagópodo alpino logran soportar las difíciles condiciones de estos medios boreales. Alrededor del Parque existe todo un “paisaje pirenaico humanizado”. Los pueblos aparecen como un desafío a las fuerzas naturales que les rodean. Las casas muestran una arquitectura típica del Alto Aragón, con tejado de losas de arenisca, paredes de piedra, chimeneas troncocónicas coronadas por la piedra del “espantabrujas” y cocinas- hogares con cadieras, bancos de madera alrededor de un fuego central. La mano del hombre ha ido modelando el paisaje, creando en las laderas terrazas, bancales o fajas donde poder cultivar y recoger la hierba, pequeñas presas para aprovechar la fuerza del agua, o mallatas (majadas pastoriles) para la pernocta del ganado y su pastor. Las gentes de la montaña han sabido organizarse para llegar a un equilibrio con el medio natural: mancomunidades, reglamentos, pacerías, ­— 4 — Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido tratados y pastos sobre el aprovechamiento ancestral de las estibas y puertos, métodos de caza… La vida silvestre depende del respeto por el hombre. Pueblos y gentes del Sobrarbe han mantenido hasta la fecha buena parte de sus modos de vida tradicionales, desarrollando actividades cotidianas en armonía con el espacio que les rodea. Festividades: durante la primavera y el verano tienen lugar un gran número de romerías religiosas que, junto con las diversas festividades de la comarca, continúan conservando las viejas tradiciones, dando color al calendario de estos valles. Romerías singulares como la de San Úrbez, ferias de ganado, múltiples fiestas patronales de pueblos y aldeas y celebraciones primitivas como los vistosos carnavales, con el de Bielsa a la cabeza, facilitan a sus gentes el olvido del trabajo por unos días, de la lejanía de los familiares, de los fríos amaneceres del invierno y del silencio de estas montañas. “Se recogen las aguas entre la Brecha de Rolando por un lado y Tobacor y la Catuarta por el otro, en un sinuoso torrente cercado en el verano por manchas de nieve y relleno totalmente por ésta en el invierno. Da origen al Ordesa, que desde su comienzo encauza en arco de círculo, entre escarpas y tajos a pico, al entrar en tan formidable garganta y antes de llegar a la mitad de su curso se derrama en 5 cascadas en escalinata. Pasa de 300 m. de altura de las escarpas, que a modo de cuchillos y murallones le sujetan por la izquierda, y todavía son más altos los tajos verticales de la orilla opuesta en Mondarruego, que se dibuja desde el mediodía en fajas horizontales de los diversos colores y es dominado por la Cárquera frente a la brecha. ­— 5 — Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido Ocupan el valle de Ordesa espesos bosques de hayas, pinos y pinabetes sobre su fondo, que se aplana y ensancha hasta tener algunos centenares de metros, y llega a sitios donde justifica el apodo de Paraíso de los Pirineos con que algunos le designaron. Frente a Cotatuero, por muy habituado que uno se halle a contemplar grandezas de la naturaleza, no puede menos que quedar absorto de tanta belleza reunida en un solo punto. El río serpentea mansamente a través de las selvas frondosas, regando praderas cuajadas de florecillas; y por una canal ancha, entre Tobacor y Mondarruego, baja a su derecha la cascada de Cotatuero, terminación de un torrente que al pie de la Brecha y la Falsa brecha, surca una extensa planicie, tal vez la tierra de pastos más elevada de los Pirineos” Descripción física y geológica de la provincia de Huesca. Año 1878. Lucas Mallada. ­— 6 —