GALICIA Y AMÉRICA José María Paz Gago. La emigración

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ENCUENTROS EN VERINES 2006
Casona de Verines. Pendueles (Asturias)
GALICIA Y AMÉRICA
José María Paz Gago.
La emigración económica primero y el exilio político después,
vincularon esencial y definitivamente la literatura gallega a América, como
ámbito geográfico y como espacio imaginario en mayo o menor medida
asumido.
Desde que en 1905, el impresor Fontenla Leal, el poeta y periodista
Manuel Curros Enríquez y otros paisanos crearan en La Habana la
“Asociación iniciadora y protectora de la Academia Gallega”, la simbiosis
de las letras gallego-americanas fue una realidad fecunda. No en vano, los
cubanos sostuvieron económicamente durante más de sesenta años la que
desde el año siguiente, 1906 –hace ahora justamente un siglo- sería la Real
Academia Gallega, órgano máximo –en lo simbólico y en lo moral- de la
cultura de Galicia.
Entre las grandes figuras del Rexurdimento gallego será Curros
Enríquez quien tome el camino de la emigración americana, embarcando
como tantos de sus coterráneos en un vapor, desde los muelles tan tristes
como luminosos de la Marina coruñesa. El María Cristina le llevará en
1894 rumbo a México pero decide quedarse en Cuba, donde funda el
periódico regionalista La TierraGallega desde el que defenderá con ahínco
tanto la autonomía de Galicia como, en contra del empecinamiento del
Gobierno Sagasta, también una amplia autonomía para los cubanos. Por
esta razón será acusado de separatista (mambí), de mal español y de traidor
a la Patria.
De la siguiente generación, la Xeración Nós, también Castelao pasará
largos años en Argentina. En Buenos Aires - donde otro emigrante, Daniel
Varela Buján había logrado éxitos de público inimaginables para un teatro
eminentemente regional - estrenará Os vellos non deben de namorarse, una
de las obras fundamentales de la historia - algo exigua, es cierto- del Teatro
Gallego, con la que trataba de construir el Teatro de Arte para Galicia que
había concebido en el París de los años veinte.
Por seguir el molde demasiado convencional pero útil al fin y al cabo
de las generaciones, la del medio siglo, la de las vanguardias, ve su carrera
literaria truncada por la Guerra Civil y la postguerra les depara un exilio
americano que vivirán con intensidad: Luis Seoane, Isaac Díaz Pardo o
Rafael Dieste en la misma Buenos Aires, a donde ya habían emigrado en
1919 el poeta Emilio Pita o el novelista Eduardo Blanco Amor.
Dinamizador cultural y literario de los gallegos de la diáspora, Blanco
Amor fue corresponsal en España de La Nación, al menos en dos períodos
(1929-1930 y 1933). Periodista incansable, dirigió los periódicos del Centro
Gallego de Buenos Aires y de la Federación de Sociedades Gallegas de
Argentina.
Recalará después en Venezuela, como el poeta celanovense Celso
Emilio Ferreiro que, tras largos años de exilio interior, llegará a Caracas,
como su amigo de infancia Pepe Velo, el revolucionario utopista que
llevaría a cabo el sorprendente secuestro del buque Santa María,
rebautizado como Santa Liberdade.
El contexto sociocultural de la emigración no facilita ni la simbiosis
ni el mestizaje creativo, máxime cuando la inspiración de los escritores
gallegos allende el Atlántico surge fundamentalmente de la reivindicación
del espacio de origen, a través de la saudade (morriña). La nostalgia lírica
de una Patria idealizada proipio de la emigración dará paso a las posiciones
políticas del exilio, en lucha permanente contra la dictadura y el
centralismo, lo que en general les aleja de la realidad cultural americana.
La mejor plasmación de una fusión humana y literaria es la pareja
formada por el escritor gallego Xosé Neira Vilas y la escritora cubana de
origen gallego Anisia Miranda. Autor de la obra más difundida de la
literatura gallega, Memorias dun neno labrego, Neira Vilas llega a
Argentina en 1949, donde entra en contacto con los intelectuales gallegos
exiliados o emigrados, y donde conoce a Anisia, estrecha colaboradora de
Alejo Carpentier, con la que se casa en 1957 y con la que funda Follas
Novas, editorial y distribuidora de libros gallego en América.
Cuatro años más tarde, el matrimonio Neira Miranda se instala en
Cuba, colaborando activamente con la revolución castrista, especialmente
en los campos cultural, académico y literario. Entre otras empresas, el
escritor pondrá en marcha la Sección Gallega del Instituto de Literatura y
Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, institución que realizará
una impresionante labor de recogida de las aportaciones de la emigración
gallega en la Isla. Además de su obra sobre la infancia rural gallega, dedica
diversas narraciones al mundo de la emigración, unas ambientadas en el
ámbito urbano bonaerense (Historias de emigrantes, 1968 y Remuíñode
sombras, 1973) y otras en el ambiente de la Cuba postrevolucionaria, vista
a través de los ojos de los emigrantes gallegos (Tempo novo, 1987).
Simbiosis de dos mundos y de dos lenguas son sus traducciones de los
principales escritores americanos, especialmente cubanos, como José Martí
(A idade de ouro, 1991), Nicolás Guillén (Trintenovepoemas, 1977), Alejo
Carpentier (O camiño de Santiago, 1993) o el mismo Fidel Castro (A
historia absolverame, 1990). Nacida en el Camagüey cubano e hija de
emigrantes gallegos, Anisia Miranda desarrollará una ingente labor literaria
y cultural en el doble ámbito de las letras cubanas y gallegas,
especialmente, como su marido, en el terreno de la literatura infantil.
Publicará en gallego, entre otros, los relatos Compay Grilo (1984), Pardela
amiga (1990) o A volta de Compay Grilo (1990).
Ese mestizaje pocas veces logrado toma forma literaria en la última
novela de Alfredo Conde, Lukumí (2005). Fábula del desdoblamiento de las
identidades, el relato cuenta la historia de un mulato lukumí, hijo de un
señorito gallego y una bailarina del
Tropicana, nacido en Cuba y
transmigrado a Rusia para hacer sus estudios, que regresa a Galicia donde
reencotrará las raíces paternas.
No faltan escritores americanos, alófonos, que escriben en gallego,
como el argentino Víctor Luis Molinari, autor de Itinerario gallego. Viaxe
dun argentino polas terras, polas xentes e pola cultura de Galicia(1970) o
el guatemalteco Manuel José Arce y Valladares, diplomático y periodista
que escribirá en gallego el poemario Dende o fondo canta o ría (1966), sin
duda influenciado por el gran poeta Antón Avilés de Taramancos, afincado
durante más de veinte años en Colombia.
Si emigrantes y exiliados atravesaron el Atlántico en busca de
fortuna, libertad y paz, el camino de vuelta no se haría esperar y el
panorama literario de la Galicia actual no se explicaría sin el componente
americano. Por citar sólo tres ejemplos, el poeta Luis González Tosar nació
en Buenos Aires, el novelista Tucho Calvo en la Guaira venezolana, al igual
que el director teatral y dramaturgo Manuel Guede Oliva.
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