Olatz Arsuaga Aranguren “El colegio de educación secundaria de Central Park Este:lo difícil es hacer que suceda”, Escuelas Democráticas, Apple M.W. & Beane J.A., 2005, Madrid: Morata. El colegio de educación secundaria de Central Park (Nueva York) es un modelo de la escuela democrática. Se podría decir que es la escuela ideal, ya que, es una escuela inclusiva centrada en la auto-construcción del alumno y basada en principios y valores eficaces con la implicación del profesorado y las familias. De este modo, los alumnos que acuden a Central Park tienen un interés en aprender a aprender, razonar e investigar cuestiones donde la responsabilidad y la colaboración personal son indispensables. Por lo tanto, estos alumnos se preparan para reflexionar y buscar respuestas ante nuevas situaciones. ¿ Pero es posible cambiar de la escuela actual a una escuela democrática teniendo en cuenta la sociedad donde vivimos? En efecto, nuestra sociedad es cada vez más cambiante y es obvio que el sistema educativo necesita una reestructuración para poder hacer frente a esos cambios de la sociedad e ir acorde con la situación actual. Antes que nada, tenemos que concienciarnos de que nuestro sistema educativo está totalmente condicionado por los intereses del mercado laboral a consecuencia de la globalización. Por una parte, la globalización ha traído la comercialización de los sistemas educativos causando injusticias y discriminaciones de todo tipo. Por otra parte, la diversidad cultural también se cuestiona ya que las tradiciones y las viejas costumbres están siendo absorbidas a causa de la unificación. Junto con esto, se ha introducido una cultura basada en el individualismo, perjudicando a los valores éticos y propios de la educación como la equidad y la inclusión. Por lo tanto, el objetivo de la escuela actual no se centra en la construcción de los alumnos como personas reflexivas, cooperativas, creativas e innovadoras sino en la competitividad y en el individualismo. A consecuencia de ello, los principios y valores se basan en la cantidad en vez de la calidad, en la jerarquía de cargos y en la segregación de alumnos que se consideran no aptos para estudiar. Como bien dicen Meier y Schwarz, la escuela debe ser un lugar donde los alumnos aprendan que los hábitos mentales, el trabajo y los valores son fundamentales en la sociedad. Por lo tanto, realizar y experimentar ésos hábitos democráticos es crucial en el proceso de aprendizaje. Así, los alumnos se van realizando y construyendo como personas seguras y reflexivas. Sin embargo, en nuestro sistema educativo se podría decir que todo esta predeterminado y si todo está determinado y la cuestión es cumplir con lo prescrito, no estamos construyendo a nuestros alumnos. El temor y el cumplimiento del deber crean una relación unidireccional entre el alumno y el profesor, impidiendo llevar a cabo procesos como la colaboración y la reciprocidad. Los alumnos tienen que tener voz en la escuela para poder expresar sus preocupaciones y propuestas, así que las escuelas tendrían que fomentar el diálogo y el debate. En Central Park de hecho, los alumnos eligen junto con los profesores los comités de evaluación. Acciones como éstas hacen que los alumnos se sientan parte de la comunidad escolar, porque los alumnos necesitan sentirse reconocidos y valorados como personas competentes y responsables, y para ello la escuela tiene que promover su protagonismo. Otro aspecto indispensable que hay que considerar es el currículo. El currículo es la base de la actividad educativa y la escuela se basa en él para poder cumplir con las exigencias de la sociedad. La cuestión es que el currículo de la escuela actual no está estructurado como debería de estar, ya que hay muchos aspectos que el currículo actual oculta y hace creer que no existen, como la exclusión, el etiquetaje, las desigualdades sociales y de género, etc. Por lo tanto, para que la escuela pueda afrontar los cambios de la sociedad necesita modificar su currículo. En el currículo de la escuela secundaria de Central Park hay ciertos aspectos que me han parecido muy importantes y los que la escuela actual debería de plantear. El hecho de que cada profesor tenga sólo dos clases de dos horas al día significa una mayor implicación del docente a la hora de estructurar la clase, ya que tendrá tiempo suficiente de preparar el contenido y probar diversas estrategias para dar clase sin estar sometido a tanta presión. Además de eso, el número de alumnos en cada aula es inferior a veinte alumnos. Esto supone una relación bi-direccional entre el profesor y el alumno, entre alumnos y también entre profesores. De este modo, los alumnos tienen una mayor oportunidad para participar y expresar sus opiniones en clase y de realizar un trabajo en conjunto. Los principios y valores en los que se fundamenta ésta escuela americana son esenciales en el aprendizaje del estudiante. De ésta manera la calidad prevalece sobre la cantidad y la personalización y el autoaprendizaje ocupan un lugar importante en la enseñanza de las materias. Los criterios de evaluación también favorecen al alumnado, ya que los aspectos que se tienen en cuenta son la calidad del trabajo, la comprensión y la capacidad de presentar el trabajo frente al comité. No hay una forma única de presentar los trabajos ni de llevarlos a cabo. Por lo tanto, se les da a los alumnos la oportunidad de ser creativos y originales. Aparte de los factores mencionados, el rol del profesor en la escuela es de gran importancia. Un buen profesor tiene que saber transmitir sus conocimientos y tiene que estar motivado en su trabajo para que motive e incentive a sus alumnos a aprender. Es él la clave para formar un buen clima de aula, ya que debe captar la atención de sus alumnos y guiarlos en el proceso de su desarrollo personal y profesional. Es apreciable la implicación del profesorado en el caso de Central Park. El trabajo en conjunto es primordial mediante las reuniones y revisiones constantes que se llevan a cabo y la satisfacción que sienten ante el resultado de su trabajo nos demuestra su vocación y su total interés en la construcción de sus alumnos. En conclusión, el caso de Central Park nos hace ver que sí es posible crear una escuela democrática hoy en día. La cuestión es que antes que nada la sociedad necesita replantearse sus principios y valores. Una vez que esta tarea se lleve a cabo mediante el sacrificio y el esfuerzo de toda la comunidad, se podría plantear la idea de construir una escuela democrática. Así se obtendría que la escuela democrática no sea una excepción y que las nuevas generaciones se construyan de una forma distinta.