SIMPOSIO DE NEONATOLOGÍA NEUROLÓGICA Accidentes vasculares encefálicos en neonatos pretérmino A. Legido, I. Valencia, C.D. Katsetos CEREBROVASCULAR DISORDERS IN PRETERM NEONATES Summary. Aim. To review the etiology, pathogenesis, clinical manifestations, diagnosis and treatment of cerebrovascular disorders (CVD) in preterm neonates. Development. The germinal matrix-intraventricular hemorrhage (GM-IVH) is the most frequent intracranial hemorrhage. The pathogenesis includes intravascular, vascular and extravascular factors. The neuropathologic lesion is the hemorrhage within the subependymal GM. There are four degrees of severity. Clinical manifestations include three syndromes: catastrophic, saltatory and silent. Treatment is prophylactic. Periventricular hemorrhagic infarct is of venous origin, might be associated to GM-IVH and is difficult to differentiate from periventricular leukomalacia (PVL). Cerebellar hemorrhage frequency increases with decreasing gestational age. It may be asymptomatic or manifest with a non-specific neurologic picture. PVL is the most important ischemic lesion. Its pathogenesis includes anatomic, physiologic, maturational, biochemical, infectious and immunologic factors. The neuropathologic lesion is focal necrosis in the terminal distribution of the long penetrating arteries. Treatment is prophylactic. Other ischemic lesions are ischemic arterial infarct, cerebellar infarct, telencephalic leukoencephalopathy and pontosubicular necrosis. CVD diagnostic tests include cerebral ultrasound, computed tomography, magnetic resonance imaging and spectroscopy and electroencephalogram. Mortality of some CVD is high and some others are associated with a high risk of cerebral palsy and cognitive deficits. Conclusion. CVD are common in preterm neonates and represent an important cause of neurologic disease in the child. [REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-38] Key words. Computed tomography. Electroencephalogram. Germinal matrix. Hemorrhage. Intraventricular. Ischemic infarct. Leukomalacia. Magnetic resonance imaging. Neonate. Newborn. Periventricular. Premature. Preterm. Spectroscopy. Ultrasound. INTRODUCCIÓN Los accidentes vasculares encefálicos (AVE) son una causa frecuente de lesión cerebral en el periodo neonatal. Si bien este tipo de lesiones se conoce mejor en el neonato a término, el aumento de la supervivencia de los recién nacidos prematuros durante las últimas décadas y los avances en las técnicas de neuroimagen han hecho que los accidentes vasculares encefálicos se diagnostiquen más frecuentemente in vivo y se conozca mejor su patogenia en este grupo de neonatos. En algunos casos, los mecanismos causantes de las lesiones son similares a los ya establecidos en los recién nacidos a término; en otros casos son distintos, debido a características anatomobiológicas particulares del cerebro del neonato pretérmino. ACCIDENTES VASCULARES ENCEFÁLICOS HEMORRÁGICOS La tabla I enumera las lesiones cerebrovasculares hemorrágicas en recién nacidos pretérmino. Hemorragia de la matriz germinalhemorragia intraventricular (HMG-HIV) La hemorragia de la matriz germinal-hemorragia intraventricular (HMG-HIV) es el tipo más frecuente de hemorragia intracraneal en el período neonatal y es característica del recién nacido pretérmino. La incidencia de HMG-HIV en recién nacidos Aceptado: 31.01.06. Sección de Neurología. Departamento de Pediatría. St. Christopher’s Hospital for Children. Drexel University College of Medicine. Filadelfia, Estados Unidos. Correspondencia: Agustín Legido, MD, PhD, MBA. Professor and Chief. Section of Neurology. St. Christopher’s Hospital for Children. Erie Avenue at Front Street. Philadelphia, PA 19134-1095. USA. Fax: 215 427 4393. E-mail: alegido@drexelmed.edu © 2006, REVISTA DE NEUROLOGÍA REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 de peso muy bajo ha disminuido en las últimas décadas desde el 49% a menos del 20%. Sin embargo, dado que la incidencia se correlaciona con el grado de prematuridad, la mejoría de la supervivencia de los recién nacidos de muy bajo peso hace que la HMG-HIV continúe siendo un problema importante. La HMGHIV sucede en el primer día de vida posnatal en el 50% de los casos, en el segundo día en el 25%, en el tercero en el 15%, y después del cuarto día, en el 10% restante [1-3]. Patogenia La patogenia de la HMG-HIV es multifactorial e incluye los siguientes factores [1-7] (Tabla II): – Intravasculares. En primer lugar hay que considerar alteraciones (aumento, disminución o fluctuación) del volumen y flujo vascular cerebral (FVC). El principal mecanismo que afecta la fluctuación del FVC es la alteración de la autorregulación cerebrovascular, que sucede sobre todo en recién nacidos prematuros enfermos con ventilación asistida, pero también en algunos prematuros clínicamente estables. La administración prenatal de indometacina o sulfato de magnesio y la anemia, la hipoglucemia o la hipoxia-isquemia pueden también alterar el FVC. El aumento de la tensión venosa cerebral, que origina cambios secundarios del FVC, puede producirse por el comienzo de parto, por el período expulsivo vaginal y por el distrés respiratorio. Las anomalías de la coagulación pueden contribuir también a originar una HMG-HIV. – Vasculares. Estos factores se refieren a la fragilidad del endotelio de la microvascularización de la matriz germinal (MG), su rápido metabolismo oxidativo y su localización en una zona vascular limítrofe entre las arterias talámica y estriadas. Otros factores que afectan los vasos de la MG son hipoxia-isquemia, corioamnionitis y sepsis. – Extravasculares. Incluyen un tono vascular deficiente (por ejemplo, deshidratación) y un aumento de la actividad fibrinolítica (por ejemplo, sepsis-coagulación intravascular diseminada, sepsis-CID) en la MG, lo que puede facilitar que al- 23 A. LEGIDO, ET AL Tabla I. Accidentes vasculares encefálicos en neonatos pretérmino. Tabla II. Factores patogénicos de la HMG-HIV (hemorragia de la matriz germinal-hemorragia intraventricular). Hemorrágicos Intravasculares: afectación del flujo vascular cerebral Hemorragia de la matriz germinal-hemorragia intraventricular Ventilación asistida del prematuro enfermo Infarto hemorrágico periventricular Administración prenatal de indometacina o sulfato de magnesio Hemorragia cerebelosa Hipoglucemia Hemorragia del plexo coroideo Hemorragia talámica Hemorragia subaracnoidea Hemorragia parenquimatosa Isquémicos Leucomalacia periventricular Infarto arterial en el territorio de la arteria cerebral media Infarto cerebeloso Leucoencefalopatía telencefálica Necrosis de la protuberancia y del subículo Hipoxia-isquemia Aumento de la tensión venosa: parto, distrés respiratorio Vasculares: fragilidad del endotelio Localización anatómica Rápido metabolismo oxidativo Hipoxia-isquemia Corioamnionitis Sepsis Extravasculares: disminución del tono vascular Deshidratación teraciones capilares pequeñas se conviertan en una HMGHIV grande. Anatomía patológica La lesión neuropatológica en la HMG-HIV es la hemorragia en la MG subependimaria. La vascularización arterial de la MG se produce a través de la arteria recurrente de Heubner, una rama de la arterial cerebral anterior, y de las arterias estriadas laterales. Estos vasos se dividen para proporcionar a la MG una red amplia de vasos aferentes. El drenaje venoso se realiza a través de muchas venas pequeñas que desembocan en la vena terminal [4]. Durante las últimas 12-16 semanas de gestación, esta matriz se hace cada vez menos prominente hasta que prácticamente desaparece a término. Se trata de una región muy celular y vascularizada, de consistencia gelatinosa. La hemorragia puede extenderse a todo el sistema ventricular e incluso al parénquima cerebral periventricular. Clásicamente, la HMG-HIV se clasifica en cuatro grados: I (frecuencia, 35%): HMG subependimaria (ocupa el 10% del volumen ventricular en una vista sagital con ecografía); II (frecuencia, 40%): intraventricular sin dilatación de los ventrículos; III (frecuencia, 25%): intraventricular con dilatación (ocupa más del 50% del volumen ventricular); IV (frecuencia 15%): con hemorragia intraparenquimatosa [1-7]. Clínica [1-8] Las manifestaciones clínicas incluyen tres posibles síndromes: – Deterioro catastrófico. Se caracteriza por un comienzo agudo de estupor o coma, alteraciones cardiorrespiratorias (arritmias, hipoventilación y apnea), convulsiones tónicas generalizadas, postura de descerebración, pupilas dilatadas fijas no reactivas, falta de respuesta vestibular al estímulo hipotérmico y cuadriparesia fláccida. Otros datos clínicos son: caída del hematocrito, abombamiento de la fontanela anterior, hipotensión, bradicardia, distermia, acidosis metabólica y alteraciones hidroelectrolíticas y de la glucosa. – Síndrome saltatorio. Es más sutil y se presenta con alteración del nivel de conciencia, disminución de los movimien- 24 Aumento de la actividad fibrinolítica (sepsis-coagulación intravascular diseminada) tos espontáneos y provocados, hipotonía y alteraciones de los movimientos extraoculares. Los signos clínicos evolucionan a lo largo de varias horas y luego desaparecen, para reaparecer al cabo de un tiempo. – Síndrome silencioso. Es asintomático. El signo clínico más valioso es una caída inexplicable del hematocrito o su falta de aumento tras una transfusión. Habitualmente, el diagnóstico se establece por estudios de neuroimagen. Diagnóstico [1-7] El diagnóstico se basa en: – Sospecha clínica. Cualquier recién nacido prematuro debe considerarse en riesgo de padecer una HMG-HIV. – Punción lumbar. Suele hacerse para obtener líquido cefalorraquídeo (LCR) en caso de sepsis, pero puede proporcionar información útil en el diagnóstico de la HMG-HIV. El LCR contiene gran cantidad de glóbulos rojos y proteína elevada, xantocromía y disminución de los niveles de glucosa. – Estudios de neuroimagen. La ecografía craneal es el procedimiento de elección en el diagnóstico de la HMG-HIV [1,9]. Inicialmente, la hemorragia aparece como una imagen hiperecogénica, debido a la formación de fibrina dentro del coágulo (Fig. 1). Posteriormente, evoluciona a lesión quística, visualizada en la ecografía como imagen hipoecogénica o con ausencia total de eco. La realización de ecografías seriadas proporciona información muy útil sobre el momento de comienzo de la hemorragia. El uso de la ecografía a través de la fontanela posterior aumenta la sensibilidad diagnóstica de la HMG-HIV, especialmente cuando no existe dilatación ventricular [10]. La tomografía axial computarizada (TAC) es más exacta en la definición de la gravedad de la HMG-HIV (grados I a IV, como se ha descrito anteriormente). Sin embargo, existe REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 SIMPOSIO DE NEONATOLOGÍA NEUROLÓGICA – Intraparto. El objetivo debe ser evitar un parto prolongado (> 1012 h), y sobre todo no utilizar la vía vaginal. La administración de corticoesteroides prenatales o intraparto parecen mejorar el pronóstico. Aunque estudios previos encontraron que la administración prenatal de fenobarbital o vitamina K se asociaba a una disminución de la incidencia de HMG-HIV, una reciente revisión Figura 1. Ecografía cerebral en recién nacido pretérmino de 27 Figura 2. Resonancia magnética cerebral en T1 de semanas de gestación con hemorragia de la matriz germinal-herecién nacido pretérmino de 27 semanas de gestade la base Cochrane de morragia intraventricular (HMG-HIV) grado III (reproducido con ción con hemorragia de la matriz germinal-hemodatos recogidos de topermiso de [4]). rragia intraventricular (HMG-HIV) bilateral y afectados los estudios clínición parenquimatosa en el lado derecho con distribución en abanico (flechas) (reproducido con percos concluyó que no miso de [58]). hay evidencia científica de que dicha práctipreocupación sobre la cantidad de radiación que los recién ca tenga realmente un efecto beneficioso [5,23]. nacidos prematuros pueden recibir con este tipo de neuro– Posnatal. Se debe de procurar disminuir al máximo las alteimagen [11,12]. raciones hemodinámicas, especialmente aquéllas asociadas La resonancia magnética (RM) proporciona unas imágenes a distrés respiratorio y sus complicaciones (por ejemplo, excelentes de la HMG-HIV, especialmente después de los neumotórax y displasia broncopulmonar). El tratamiento primeros días de la hemorragia (Fig. 2). La RM es particucon surfactante pulmonar es el mayor avance que ha habido larmente útil en la demostración de la afectación parenquien el tratamiento de la inmadurez pulmonar. La parálisis matosa en el infarto hemorrágico periventricular asociado a neuromuscular con bromuro de pancuronio reduce las flucalgunos casos de HMG-HIV [1-7,13]. tuaciones asociadas del FVC y la incidencia de la HMGLa tomografía de emisión de positrones (PET) proporciona HIV. La indometacina, que se utiliza para tratar el ductus también información importante sobre la naturaleza del inarteriosus sintomático, tiene potencialmente efectos cerefarto hemorrágico periventricular. La PET demuestra que la brales beneficiosos (por ejemplo, reducción del FVC, inhialteración del FVC en el hemisferio que contiene el infarto es bición de la síntesis de radicales libres y aceleración de la mucho más extensa de lo indicado por el tamaño de la lesión maduración de los vasos de la MG). Como consecuencia de estimado por la hiperecogenicidad en la ecografía [14]. todo ello, el tratamiento profiláctico con indometacina redu– Espectroscopia de resonancia magnética de 31P. Demuestra ce la incidencia de la HMG-HIV grave [19,20]. El supleuna disminución del cociente fosfocreatina (PCr)/fósforo mento de vitamina E en neonatos pretérmino reduce la inciinorgánico (Pi) y PCr/adenosín trifosfato (ATP), e indica esdencia de la HMG-HIV, pero aumenta el riesgo de sepsis trés metabólico cuando se produce la HMG-HIV [15]. [21]. La sedación con fenobarbital estabiliza la tensión arte– Electroencefalograma (EEG). Muestra la presencia de onrial y protege frente a radicales libres, pero no reduce el das rolándicas positivas asociadas a la HMG-HIV, inicialriesgo de HMG-HIV y aumenta la necesidad de ventilación mente descritas por Cukier et al [16]. Pero este hallazgo mecánica [22]. La administración prenatal de fenobarbital EEG no es muy útil para la detección de la HMG-HIV no tampoco tiene un efecto beneficioso [23]. La sedación con complicada [8,17] y no es específico, ya que se observa midazolam intravenoso aumenta la mortalidad neonatal y el también en la leucomalacia periventricular (LPV) [18]. Sin riesgo de HMG-HIV aguda [24]. Las alteraciones del sisteembargo, el EEG puede ser útil como factor pronóstico en la ma de la coagulación y de la función plaquetaria aumentan HMG-HIV por la frecuente asociación a lesión parenquimatambién el riesgo de HMG-HIV. Sin embargo, no hay evitosa cerebral [4]. dencia concluyente en los estudios clínicos publicados que apoye el uso rutinario de expansores del volumen vascular, Tratamiento como suero salino, plasma fresco congelado, albúmina o El tratamiento de la HMG-HIV requiere las siguientes intervenproductos sustitutivos de la sangre. Tampoco la heparinizaciones [1-7]: ción de los catéteres de la arteria umbilical influye en la fre– Prenatal. Prevención del parto prematuro, incluyendo teracuencia de la HMG-HIV [25]. pia tocolítica (por ejemplo, ritodrina) o tratamiento de infección vaginal bacteriana. Si el parto prematuro no puede Complicaciones detenerse, se recomienda el tratamiento con corticoesteroi- Las complicaciones de la HMG-HIV son ventriculomegalia e des y traslado a un centro perinatal. hidrocefalia persistente progresiva (HPP), causadas por altera- REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 25 A. LEGIDO, ET AL ción de la dinámica del LCR, la cual debe diferenciarse de la hidrocefalia ex vaquo, por pérdida de tejido cerebral [3-5,7,26,27]. Estudios iniciales documentaron que la ventriculomegalia se desarrollaba en el 35% de recién nacidos pretérmino de muy bajo peso con HMG-HIV, pero se detenía en el 65% de los casos dentro de las cuatro semanas de comienzo. Estudios más recientes han encontrado una incidencia de ventriculo- Figura 3. Ecografía cerebral a los tres días de vida en recién nacido pretérmino de 29 semanas de edad gestacional con hemorramegalia inferior (25%), gia de la matriz germinal-hemorragia intraventricular (HMG-HIV) e pero un curso más infarto hemorrágico periventricular que comunica con el ventrículo Figura 4. Resonancia magnética cerebral en T2 en el mismo paciente de la figura 3 a las dos semanas progresivo (se resuel- lateral (reproducido con permiso de [41]). de vida. Se observa evolución hemorrágica del infarto periventricular (reproducido con permiso de [41]). ve espontáneamente en sólo el 33%). La HPP se desarrolla de forma gradual a lo largo de semanas como resultado de una aracnoiditis obliterante en la fosa posterior (hidrocefalia comunicante). Este proceso interfie- tratar la HPP [39]. Datos recientes sugieren que la monitorizare con la reabsorción del LCR y el flujo del LCR desde el IV ción neurofisiológica continua con EEG de amplitud integrada ventrículo. Además, se puede obstruir el acueducto de Silvio puede ser útil en el diagnóstico y tratamiento terapéutico de la HPP [40]. con restos celulares o coágulos sanguíneos. Estudios en animales de experimentación y en humanos han demostrado que la misma distensión ventricular puede causar Pronóstico daño cerebral [28-31]. Por lo tanto, se debe de tomar una actitud El pronóstico de recién nacidos con HMG-HIV depende de la terapéutica agresiva [31]. La mejor estrategia para la prevención gravedad de la hemorragia, del grado de lesión parenquimatosa de la HPP es la prevención del parto prematuro y de la HMG- asociada y de las complicaciones [1,4,6,8,28,30]. Estudios de HIV. Estudios recientes sugieren que la demostración con eco- niños prematuros seguidos hasta la edad escolar han demostragrafía de hemorragia subaracnoidea en las cisternas basales, en do que aquellos con HMG-HIV, pero sin dilatación ventricular la cisura de Silvio y en el espacio subaracnoideo de la médula o sin afectación del parénquima cerebral, tienen un desarrollo espinal es un factor predictivo de la HPP que requiere trata- neurológico y cognoscitivo similar al de niños prematuros sin HMG-HIV [4,28]. La cifra de mortalidad para la HMG-HIV miento con derivación ventriculoperitoneal [32,33]. Una intervención temprana con punciones lumbares repe- leve, moderada, grave y grave con infarto hemorrágico periventidas para drenar el LCR no tiene impacto alguno en la dismi- tricular es del 5, 10, 20 y 50%, respectivamente. La incidencia nución de la necesidad de colocación de válvula de deriva- de ventriculomegalia progresiva para dichos grados de HMGción, de muerte o de desarrollo de discapacidades múltiples y, HIV es del 5, 20, 55 y 80%, respectivamente. Asimismo, la incisin embargo, puede aumentar el riesgo de infección [34]. La dencia de secuelas neurológicas (parálisis cerebral y/o trastorterapia fibrinolítica intraventricular con estreptocinasa para nos cognoscitivos) es del 5, 15, 35 y 90%, respectivamente. Por disolver los coágulos de sangre tampoco tiene un efecto bene- otra parte, hay que tener en cuenta que, incluso en ausencia de ficioso [35]. El tratamiento fibrinolítico con factor recombi- anomalías en los estudios de neuroimagen, los neonatos pretérnante activador del plasminógeno tisular (Alteplase ®) o uroci- mino de muy bajo peso tienen una alta incidencia de problemas nasa (u-PA ®) puede salvar la vida en casos graves de HMG- académicos y del comportamiento que persisten en la adolesHIV, pero se necesitan más estudios para confirmar que es cencia y continúan en la época adulta [6]. realmente útil [36,37]. La acetazolamida y la furosemida no son efectivas ni seguras para tratar la HPP [38]. En casos de Infarto hemorrágico periventricular HPP lentamente progresiva, algunas medidas contemporiza- Aproximadamente, el 15% de los neonatos con HMG-HIV predoras son drenaje del LCR con punciones lumbares repetidas, senta una hemorragia parenquimatosa o infarto hemorrágico drenaje ventricular externo, drenaje ventricular subcutáneo, o periventricular (IHP) en la sustancia blanca, de localización dorválvula subgaleal. La colocación de una válvula de derivación sal y lateral al ángulo externo del ventrículo lateral, sin afectar la ventriculoperitoneal o ventriculoauricular es el tratamiento corteza cerebral [3,4]. El 80%-90% de los IHP sucede dentro de óptimo, aunque todavía se discute cuándo es el mejor momen- las primeras 96 horas de vida, y en el 10%-20% de los casos, el to para hacer la cirugía. La ventriculostomía del III ventrículo IHP está presente en el momento del nacimiento, con caracteríspor vía endoscópica es una alternativa neuroquirúrgica para ticas ecogénicas, lo que indica un origen reciente [3,4,41]. 26 REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 SIMPOSIO DE NEONATOLOGÍA NEUROLÓGICA Tabla III. Aspecto ecográfico de la lesión del infarto hemorrágico periventricular y de la leucomalacia periventricular quística (reproducido con permiso de [41]). Infarto hemorrágico periventricular Leucomalacia periventricular Habitualmente unilateral Habitualmente bilateral, puede ser asimétrica Asociado con una HIV mediana o grande Asociada a HIV pequeñ o no asociada a HIV Forma triangular, bordes bien definidos No bien definida, bordes irregulares Evolución quística: los quistes comunican con el ventrículo lateral Evolución quística: quistes separados del ventrículo lateral El quiste porencefálico persiste en la infancia Los quistes periventriculares tienden a resolverse, originando una dilatación ventricular irregular HIV: hemorragia intraventricular. Patogenia Los siguientes son factores de riesgo asociados con IHP: disminución de la edad gestacional, parto por cesárea y acidosis [41,42]. Anteriormente, se creía que el IHP era una extensión directa de la HMG-HIV en la sustancia blanca periventricular. Sin embargo, estudios anatomopatológicos de cerebros con IHP han encontrado que el epéndimo permanece intacto y esto demuestra la imposibilidad de extensión de la hemorragia a través de la pared del ventrículo [43]. Por otra parte, hay que diferenciar el IHP de la LPV que se complica con hemorragia dentro de la lesión de la sustancia blanca, generalmente bilateral y simétrica [4,44]. En algunos recién nacidos prematuros, aunque no frecuentemente, se puede producir un IHP en un lado y LPV contralateral y, de acuerdo con De Vries et al [41], estos casos tienden a ser pretérminos más maduros (edad gestacional de 3032 semanas). Hoy en día, el mecanismo patogénico del IHP se entiende como un infarto venoso [3,4,41,45]. Se ha sugerido que la presencia de un coágulo en la MG causa obstrucción de las venas medulares, cortas y largas, que drenan la región profunda de la sustancia blanca periventricular [41,43]. El infarto venoso se acompaña de disminución periventricular de la perfusión cerebral en la vena terminal en el lado afecto, lo que apoya la teoría de un defecto del drenaje venoso, que origina congestión e isquemia y, finalmente, infarto hemorrágico [3,4,14,41,45]. Anatomía patológica La hemorragia es fundamentalmente perivascular e irradia desde el ángulo del ventrículo lateral, siguiendo la anatomía de las venas medulares en forma de abanico. El componente hemorrágico se concentra cerca del ángulo del ventrículo donde estas venas confluyen y forman la vena terminal en la región subependimaria [43,46,47]. Clínica Típicamente, el recién nacido afecto de IHC presenta un cambio súbito de su situación clínica estable, con episodios de apnea-bradicardia y disminución de la saturación de oxígeno [48]. A veces se puede manifestar con convulsiones [8]. La exploración motora es anormal, mostrando anomalías bilaterales de los movimientos generales y, en aquellos recién na- REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 cidos que posteriormente desarrollan hemiplejía, reducción o ausencia de los movimientos distales [49]. Diagnóstico – Estudios de neuroimagen. La ecografía visualiza la lesión inicialmente como una amplia imagen hiperecogénica (Fig. 3) que evoluciona a un defecto quístico hipoecogénico. La tabla III indica las características ecográficas diferenciales entre IHP y LPV [41,50]. La relación del IPH, y del quiste evolutivo, con la cavidad ventricular puede ser de comunicación completa o parcial o de ausencia de comunicación [41,51,52]. Un IHP separado de la cavidad ventricular generalmente evoluciona a múltiples quistes pequeños independientes [41]. La ecografía tiene valor pronóstico en recién nacidos pretérmino con IHP. De acuerdo con Gibson et al [53], la presencia de desviación de la línea media cerebral es un factor pronóstico de discapacidad con una sensibilidad del 88% y una especificidad del 100%. La TAC permite la visualización clara del componente hemorrágico del infarto como un aumento de densidad y del componente isquémico como una disminución de la misma. Sin embargo, por las razones anteriormente comentadas, no es la prueba de neuroimagen de elección [11,12]. La RM ofrece más información que la ecografía en la valoración del IHP y permite diferenciar mejor entre el IHP y la LPV (Fig. 4) [41,54]. Las imágenes tienen características variables en dependencia de la secuencia utilizada (T1, T2, recuperación inversa o FLAIR, fluid attenuated inversion recovery) y el tiempo de evolución de la hemorragia (aguda, subaguda o crónica), lo que permite seguir los cambios cronológicos de la lesión. Además, la RM provee información sobre el proceso de mielinización secundaria, lo cual tiene valor pronóstico [28,41,54,55]. Así, cuando la RM se practica a las 40 semanas de gestación en prematuros con IHP, la presencia de una mielinización simétrica de la parte posterior de la cápsula interna se asocia con un desarrollo normal, mientras que la detección de una asimetría es predictiva de una hemiplejía futura [55]. – Electroencefalograma. El EEG puede ser normal o mostrar depresión unilateral del trazado y ondas rolándicas positivas en la fase aguda. En la fase crónica se encuentra desorganización del trazado contralateral a la hemiplejía residual y ondas rolándicas positivas, hallazgos que se correlacionan con las imágenes de RM [56]. Tratamiento No hay un tratamiento específico, excepto el de apoyo médico y tratamiento de las complicaciones (por ejemplo, convulsiones). Dado que la causa más frecuente de IHP es la HGM-HIV, su tratamiento preventivo debe de incluir todo lo que se comentó anteriormente para la HMG-HIV. Pronóstico La mortalidad de recién nacidos prematuros con IHP es alta; varía entre el 37% y el 81%, según las series y la extensión de la lesión [41,42,45,57]. En un porcentaje de pacientes con IHP, 13% en la serie de De Vries et al [41], se desarrolla una HPP que requiere intervención quirúrgica para la colocación de una válvula de derivación. La evolución clínica de la lesión anatomopatológica del IHP es el desarrollo de una hemiparesia espástica o una cuadriparesia 27 A. LEGIDO, ET AL asimétrica y déficit cognitivos. Típicamente, la hemiparesia espástica afecta tanto a la extremidad superior como inferior, debido a la localización de la lesión que afecta a fibras motoras de ambas extremidades. Esta distribución topográfica es distinta de la que se observa en el infarto de la arteria cerebral media en recién nacidos a término que sufren asfixia perinatal. En Figura 5. Ecografía del cerebelo a través de la fontaneala maséstos, la hemiparesia es toidea. Muestra una hemorragia hemisférica bilateral y vermiamás prominente en la ex- na (flechas) (reproducido con permiso de [59]). tremidad superior [3,45]. La gravedad de las anomalías neurológicas que persisten en Figura 6. Resonancia magnética cerebral en recién nacido pretérmino de 25 semanas de gestación. estos niños depende también de la extensión del IHP, de maneMuestra hemorragia en el hemisferio derecho del ra que el retraso mental es menor y la presencia de hemiparesia cerebelo (flecha) (reproducido con permiso de [58]). menos frecuente en pacientes con IHP localizados y unilaterales [41,42,45,57]. En la serie de Roelants-Van Rijn [54] de 20 neonatos pretérmino con IHP más HMG-HIV, el 55% tuvo un Diagnóstico desarrollo neurológico normal y el 66% de los 15 que fueron La ecografía habitual tiene poca sensibilidad diagnóstica, pero seguidos hasta los 18 meses tuvo un cociente de desarrollo si se realiza a través de la fontanela posterior, aumenta su capasuperior a 85%. cidad diagnóstica (Fig. 5) [61]. Otras técnicas de neuroimagen, incluidas la TAC y especialmente la RM (Fig. 6), confirman el Hemorragia cerebelosa diagnóstico [4,51,58]. La hemorragia cerebelosa es una complicación hasta hace poco En una serie de 35 casos, la hemorragia fue unilateral en el tiempo no diagnosticada en recién nacidos pretérmino. Sin em- 71%, vermiana en el 20% y combinada bihemisférica y vermiabargo, el desarrollo de mejores técnicas de neuroimagen ha he- na en el 9%. La hemorragia fue aislada en ocho pacientes (23%), cho que este tipo de lesión se reconozca más frecuentemente in mientras que en el resto se asoció con hemorragia infratentorial vivo [58,59]. extraaxial o lesiones supratentoriales, entre ellas, la HMG-HIV En estudios de autopsia, la hemorragia cerebelosa se ha ob- y la LPV [59]. Frecuentemente, la hemorragia cerebelosa evoservado en el 10-25% de neonatos pretérmino de muy bajo peso luciona a atrofia cerebral, lo cual se confirma con estudios de [60]. La incidencia encontrada con ecografía a través de la fon- neuroimagen [59,64]. tanela posterior ha sido casi del 3% en recién nacidos prematuros de menos de 1.500 g [61], y con RM, del 8% en pretérminos Tratamiento de menos de 32 semanas de gestación [58,62]. La incidencia au- En recién nacidos a término, algunos autores recomiendan tramenta a medida que disminuye la edad gestacional y el peso de tamiento conservador, con buen pronóstico [65], si bien se han nacimiento [59,60,62] y llega a ser del 15% en aquellos prema- publicado casos tratados con craneotomía suboccipital [66]. turos de menos de 750 g [59]. Pronóstico Patogenia La mortalidad neonatal de este tipo de lesión es alta y la morbiLos factores de riesgo se clasifican en: lidad importante. A corto plazo, de acuerdo con la experiencia – Factores maternos: concepción asistida. de Limperopoulos et al [59], hay diversas complicaciones neo– Factores intraparto: latido cardíaco fetal anormal, test de Ap- natales que son más frecuentes en estos pacientes, como necesigar bajo a 1 y 5 minutos, y parto por cesárea. dad de ventilación asistida, aumento de los requerimientos de – Factores postnatales: ventilación de alta frecuencia, exceso oxígeno, enterocolitis necrotizante, ligadura del ductus, displade presión de máscaras de ventilación, tratamiento de hipo- sia broncopulmonar y retinopatía del prematuro. tensión, máximo grado de acidosis, anemia, y disminución A largo plazo, los niños que sobreviven desarrollan secuelas de plaquetas, persistencia del ductus arteriosus, hemorragia neurológicas, si bien es difícil de discernir si éstas se deben a la pulmonar y hemorragia supratentorial, trastornos hemorrá- hemorragia cerebelosa misma o a lesiones concomitantes [58]. gicos e incompatibilidad Rh [4,46,59,60,63]. Existe evidencia de que el cerebelo desempeña un papel importante en el desarrollo intelectual [67-69]. Estudios recientes Clínica sugieren que la lesión del cerebelo en recién nacidos pretérmino Las manifestaciones clínicas pueden ser subclínicas en la hemo- es un factor importante en la patogenia de las secuelas motoras, rragia cerebelosa aislada [61]. Cuando es sintomática, el prema- cognoscitivas y del comportamiento en estos pacientes [70]. El turo presenta apnea, bradicardia persistente, opistótonos y nis- crecimiento del cerebelo es especialmente rápido al final de la tagmo [4]. gestación. Sin embargo, este crecimiento acelerado parece ver- 28 REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 SIMPOSIO DE NEONATOLOGÍA NEUROLÓGICA Tabla IV. Factores patogénicos de la leucomalacia periventricular (modificado de [80]). Arterias terminales periventriculares inmaduras Flujo vascular cerebral bajo en la sustancia blanca Alteración de la autorregulación cerebrovascular Isquemia Preoligodendrocitos inmaduros punciones lumbares diagnósticas que, además, no distinguen las hemorragias primarias de las secundarias [4]. El pronóstico es en general bueno y la complicación con HPP es rara [4]. La HSA cerebelosa puede que tenga un pronóstico distinto, ya que Inageet al [76] han demostrado que, en la corteza del cerebelo subyacente a la HSA, la actividad de los transportadores de glutamato EAAT4 y GLAST está disminuida. Por lo tanto, los autores concluyen que la actividad excitotóxica del glutamato puede estar aumentada y causar muerte neuronal y degeneración olivocerebelosa [76]. Glutamato Adenosina Hipocapnia Hierro/hemorragia intraventricular Infección materna Corioamnionitis Microglía/citocinas se afectado por el mismo parto prematuro y por las lesiones cerebrales asociadas, tanto supratentoriales como infratentoriales, como la hemorragia cerebelosa [70,71]. Para aclarar el papel del cerebelo en el neurodesarrollo de recién nacidos prematuros, sería importante plantear estudios de seguimiento neurológico y de capacidad intelectual de aquellos con hemorragia cerebelosa aislada [58,61]. Otras lesiones hemorrágicas Hemorragia del plexo coroideo En recién nacidos prematuros, la hemorragia del plexo coroideo (HPC) es más frecuente en aquellos de muy bajo peso. Los criterios diagnósticos incluyen ausencia de hemorragia de la MG, nodularidad del plexo, agrandamiento del mismo (> 12 mm en el diámetro anteroposterior), o asimetría izquierda-derecha. La presencia de coágulos intraventriculares o dilatación del cuerno occipital apoya el diagnóstico. Frecuentemente, la HPC se acompaña de dilatación ventricular y/o HMG-HIV. El diagnóstico puede establecerse con ecografía, TAC o RM [4,72]. Hemorragia talámica En neonatos pretérmino, la hemorragia talámica (HT) puede ser secundaria a una extensión de una hemorragia de la MG, o a trombosis de las venas centrales profundas [4]. La HT primaria es menos frecuente, aunque se han publicado casos de recién nacidos prematuros con hemorragia unilateral, en los cuales la asfixia fue un factor predisponente, pero tuvieron un buen pronóstico. La ecografía, la TAC o la RM son de gran utilidad diagnóstica y ayudan a establecer el diagnóstico diferencial con el infarto talámico [73]. Hemorragia subaracnoidea En estudios de autopsia, frecuentemente se observan pequeñas hemorragias subaracnoideas (HSA) focales en recién nacidos prematuros [4]. La incidencia de HSA en neonatos pretérmino de menos de 2.000 g en estudios con ecografía o TAC es aproximadamente del 7% [74,75]. La mayoría de las HSA son asintomáticas o causan convulsiones. La ecografía, la TAC o la RM confirman el diagnóstico y hoy en día ya no se necesita hacer REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 Hemorragia parenquimatosa La hemorragia lobar parenquimatosa, no asociada a HMG-HIV es rara en el recién nacido pretérmino, si bien se han publicado casos asociados a heparinización durante oxigenación de membrana extracorpórea [77]. Otra causa frecuente es una coagulopatía fetal o neonatal, como el déficit de vitamina K, de factores de coagulación y de α1-antitripsina y trombocitopenia isoinmune. Otras causas más raras son tumores, malformaciones arteriovenosas y aneurisma de la vena de Galeno [4]. ACCIDENTES VASCULARES ENCEFÁLICOS ISQUÉMICOS La tabla I enumera las lesiones cerebrovasculares isquémicas en recién nacidos pretérmino. Leucomalacia periventricular La leucomalacia periventricular (LPV), o ‘reblandecimiento’ de la sustancia blanca periventricular, es una lesión que se produce típicamente en neonatos pretérmino, frecuentemente asociada a HMG-HIV. Se trata de una necrosis isquémica focal, o infarto, en el territorio terminal de los vasos provenientes de las arterias cerebrales media y anterior [45,78]. Sin embargo, recientemente se han identificado factores inflamatorios, bioquímicos y madurativos que desempeñan un papel importante en su patogénesis [3,4,45,78,79]. A diferencia de la HMG-HIV, la incidencia de la LPV no ha disminuido en las últimas décadas, por lo cual es la lesión cerebral más frecuente en el neonato pretérmino y una causa importante de secuelas neurológicas y del desarrollo psicomotor e intelectual [4,79]. Patogenia Los factores que intervienen en la patogenia de la LPV son múltiples (Tabla IV) [3,4,45,78-80]. Factores anatómicos y fisiológicos Desde un punto de vista anatómico, los vasos arteriales distales que irrigan la región periventricular no están completamente desarrollados en el neonato pretérmino y, por lo tanto, una disminución del flujo vascular cerebral (FVC) puede causar fácilmente isquemia focal [78]. Desde un punto de vista fisiológico, el FVC es bajo en la sustancia blanca del recién nacido prematuro, como se ha demostrado con estudios de PET [81]. La consecuencia de ambos factores es una isquemia aguda que explica los hallazgos anatomopatológicos que caracterizan la lesión (véase más adelante) [78]. Alteración de la autorregulación cerebrovascular Cuando la autorregulación del FVC es normal, el FVC perma- 29 A. LEGIDO, ET AL nece constante dentro de un rango de variabilidad de la tensión arterial sistémica. Por el contrario, si dicha autorregulación está alterada, el FVC es independiente de la tensión arterial, y existe entonces un riesgo de isquemia. Esto se ha demostrado en neonatos pretérmino con el uso de la espectroscopia de luz casi infrarroja, una técnica que permite la medición del FVC in vivo. Tsuji et al [82] estudiaron 32 recién nacidos prematuros enfermos sometidos a ventilación mecánica durante las primeras horas de vida y encontraron que el 53% de ellos tenía un FVC independiente de la tensión arterial y que la incidencia de la LPV en estos neonatos estaba aumentada cuatro veces [78]. Factores madurativos Estudios recientes han demostrado que la lesión anatomopatológica de la LPV depende de la maduración de los oligodendrocitos (OL). La LPV afecta fundamentalmente a los pre-OL inmaduros, cuya lesión se produce a través del sistema de radicales libres cuando sus defensas antioxidantes están madurativamente disminuidas [78-80,83-85]. Con la utilización de cultivos de precursores de OL, que podían identificarse con anticuerpos específicos, Back et al [83] demostraron que los pre-OL inmaduros tenían alterados los mecanismos de defensa antioxidante. Los autores investigaron el comportamiento del sistema antioxidante dependiente del glutatión. La deprivación de cistina en los cultivos, necesaria para la síntesis del glutatión, destruyó los pre-OL, mientras que los OL maduros permanecían viables. Agentes antioxidantes como vitamina E, idebenona y monoetiléster de glutatión previnieron su lesión. Por otra parte, los pre-OL inmaduros también resultaron más sensibles a los radicales libres producidos por un sistema dependiente de la xantinoxidasa. Es decir, la maduración de la oligodendroglía se asocia con una disminución de la sensibilidad al estrés oxidativo. Investigaciones posteriores demostraron que los radicales libres producían la muerte de los pre-OL a través de un mecanismo de apoptosis [78]. Estudios de cerebros de autopsias de prematuros de distintas edades de gestación han permitido establecer la cronología madurativa de los OL (pre-OL → progenitor temprano → progenitor tardío → OL inmaduros → OL maduros). Durante la ventana madurativa de vulnerabilidad para la producción de LPV, de 23 a 32 semanas de gestación, cerca del 90% de las células derivadas de la línea de OL es pre-OL del tipo progenitor tardío [85], los cuales, como ya se ha dicho, son más sensibles al estrés oxidativo [83]. Además, utilizando un modelo de hipoxia isquemia focal en ratas, Back et al [84] comprobaron que los pre-OL tardíos son también las células más sensibles a la muerte celular por apoptosis, mientras que los pre-OL precoces y los OL más maduros son muy resistentes. Esta sensibilidad dependiente de la maduración de los progenitores de los OL puede explicar la vulnerabilidad selectiva a LPV en el recién nacido prematuro. Estudios de la cronología de la mielinogénesis con relación a la maduración del linaje de OL ayudarán a entender mejor la sensibilidad de la sustancia blanca del feto prematuro que desarrolla LPV [84,86]. Estudios recientes en cerebros de autopsias han demostrado también la selectividad de los oligodentrocitos progenitores a la lesión por peroxidación lipídica [87]. Estudios in vivo han corroborado los hallazgos experimentales anteriormente descritos. Análisis del plasma han demostrado que los recién nacidos prematuros son propensos a generar radicales libres, incluyendo el radical hidroxilo, y tienen unas defensas antioxidantes disminuidas [88,89]. Además, el estudio 30 de productos de peroxidación en el LCR de neonatos pretérmino ha encontrado niveles significativamente más elevados en aquellos con lesión de la sustancia blanca, en comparación con los prematuros que no la tienen [90]. Factores bioquímicos – Glutamato. El glutamato desempeña un papel importante en la lesión de la sustancia blanca en el cerebro neonatal [91]. Puede lesionar los OL a través de un mecanismo mediado o no por su receptor. Mediante la activación del receptor del glutamato AMPA/kainato, se produce la lesión de OL en desarrollo y no en los OL maduros. Este efecto se contrarresta mediante antagonistas específicos del receptor (por ejemplo, NBQX, topiramato) [78]. El efecto no mediado por receptor se produce a través de un transportador de intercambio glutamato-cistina. El paso intracelular de glutamato origina una salida de cistina, con depleción celular, lo que depriva la síntesis de glutatión y se produce así la muerte celular por radicales libres. Este efecto se contrarresta con agentes antioxidantes como la vitamina E [78]. – Adenosina. La adenosina es un nucleósido presente en todas las células y es un componente de los ácidos nucleicos y de moléculas transportadoras de energía [92]. En el cerebro adulto, la adenosina tiene un efecto neuroprotector importante. Sin embargo, en el cerebro neonatal, la adenosina parece mediar la patogenia de la lesión de la sustancia blanca [92]. La administración de agonistas de adenosina a ratas de P3 a P14 produce pérdida de sustancia blanca y ventriculomegalia [93]. Igualmente, los cerebros de ratones genéticamente deficientes en la enzima adenosín deaminasa, tienen mielinización disminuida y ventriculomegalia [94]. Por otra parte, el tratamiento con antagonistas de adenosina previene la lesión cerebral y el retraso de mielinización tras hipoxia crónica en el ratón [92]. – CO2. La hipocapnia produce vasoconstricción de los vasos cerebrales y reduce la oxigenación, mientras que la hipercapnia tiene el efecto opuesto [80]. La hipocapnia es un factor importante en la patogenia de la LPV. Estudios experimentales en ratas, sometidas a hipoxia-isquemia durante el periodo neonatal, demostraron que el CO2 tenía un efecto protector, mientras que la hipocapnia aumentaba la lesión neuronal [95]. Estudios en cerdos recién nacidos comprobaron que la hipocapnia moderada (PaCO2 = 20 mmHg) durante una hora disminuye el contenido cerebral de PCr y fragmenta el ADN nuclear [96]. Estudios clínicos también han demostrado una relación entre disminución de la PaCO2 y LPV. En 1992, Ikonenet al [97] estudiaron 103 recién nacidos prematuros en los que la duración de la hipocapnia, definida como una PaCO2 < 30 mmHg durante las primeras 72 horas de vida, predijo de forma independiente la presencia de LPV. En 1994, Fujimoto et al [98] estudiaron 26 recién nacidos prematuros de más de 1.500 g, con ventilación asistida. El 23% de los que tuvieron una PaCO2 menor de 20 mmHg durante las primeras 24 horas de vida desarrolló LPV, frente al 6% de los prematuros que tuvo una PaCO2 normal durante el mismo período. Publicaciones más recientes han confirmado la asociación de hipocapnia y LPV en diferentes partes del mundo [99-102]. – Hierro. Como ya se ha dicho, la LPV se asocia a HMG-HIV frecuentemente. Ésta provee una fuente rica de hierro para la generación de radicales libres [78]. REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 SIMPOSIO DE NEONATOLOGÍA NEUROLÓGICA Factores infecciosos Varios estudios clínicos han sugerido la existencia de una relación entre infección materna y placentaria y LPV. Yoon et al [103] fueron los primeros en publicar que las placentas de los recién nacidos que desarrollaron lesiones de la sustancia blanca presentaban corioamnionitis con más frecuencia. Kumazaki et al [104] estudiaron recientemente las características histopatológicas de las placentas de 32 recién nacidos prematuros con LPV. La incidencia de corioamnionitis fue también mayor (47%) en los recién nacidos con LPV que en los controles (38%). Sin embargo, el hecho de que algunos recién nacidos con infección placentaria no desarrollaron LPV indica que, probablemente, la patogenia de LPV tras infección intrauterina requiere factores adicionales, entre ellos, la especificidad fetal para la respuesta inflamatoria, el tipo de agente patógeno, la gravedad y duración de la infección u otros factores perinatales, como la abruptio de la placenta. Wu y Colford [105] realizaron una investigación de metaanálisis, en la que revisaron 26 estudios epidemiológicos sobre la relación entre el diagnóstico clínico (19 trabajos) o histológico (7 trabajos) de corioamnionitis y LPV. Los resultados indicaron una relación relativa entre LPV y corioamnionitis clínica (riesgo relativo = 3) o corioamnionitis histológica (riesgo relativo = 2,1). Por el contrario, Toti y De Felice [106], encontraron que la definición histológica de corioamnionitis, pero no la clínica, se asociaba con LPV. Factores inmunológicos En algunos de los estudios clínicos antes mencionados sobre la relación de corioamnionitis y LPV [103] y otros [107], la LPV se correlacionó también con niveles elevados de interleucinas, entre ellas, IL-6, IL-1β y factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Ello indica que el proceso infeccioso desencadena una respuesta inflamatoria, la cual puede estar implicada per se en la patogenia de la LPV. Estudios neuropatológicos han demostrado la presencia de IL-6 y TNF-α en las lesiones de LPV, lo que apoya también la relación patogénica entre LPV e infección intrauterina y citocinas [108,109]. En los cerebros de neonatos con LPV se ha demostrado la presencia de microglía activada. La microglía está formada por células derivadas de macrófagos que participan en la respuesta del cerebro ante procesos inflamatorios o metabólicos [79]. La microglía reactiva segrega una serie de citocinas que tienen un efecto tóxico contra las neuronas y la oligodendroglía que la IL1β, el TNF-α, el interferón gamma (IFN-γ) y radicales superóxido [79,110]. La producción de óxido nítrico por la microglía es tóxica para los cultivos de pre-OL y OL maduros [110,111]. La activación de la microglía, y específicamente de su receptor tipo Toll TLR4, se necesita también para que las endotoxinas de agentes infecciosos lesionen los precursores de OL in vitro [112]. Anatomía patológica La necrosis focal que caracteriza la LPV se localiza en la distribución terminal de las arterias penetrantes largas, más frecuentemente en la sustancia blanca cerca del trígono y alrededor del agujero de Monro. Estas regiones son zonas terminales de vascularización entre las arterias penetrantes largas de la cerebral media, y las arterias cerebral posterior (sustancia blanca peritrigonal) y anterior (sustancia blanca frontal) [45,78]. Como otras lesiones necróticas cerebrales, la lesión de la LPV evoluciona a través de tres fases: REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 – Durante las primeras 6-12 horas se produce una fase de necrosis de coagulación, con pérdida de la arquitectura normal y tinción PAS (ácido periódico de Schiff) positiva. Hay inflamación neuroaxonal con rotura de axones y liberación de glutamato. También se produce necrosis de la oligodendroglía en la periferia de la lesión. – Durante las siguientes 24-48 horas hay infiltración de microglía, proliferación de astrocitos hipertróficos e hiperplasia endotelial. – La última fase, que dura 2-3 semanas, es de reabsorción tisular, con participación de macrófagos y formación de una cavidad quística con pérdida de mielina. En recién nacidos prematuros de muy bajo peso, la LPV es más extensa, debido a la inmadurez vascular y a la proliferación amplia de la glía. Por otra parte, la presencia de células progenitoras con capacidad reparadora en la periferia de la lesión de la sustancia blanca indica la presencia de plasticidad en los cerebros de estos neonatos [113]. Clínica No existe una manifestación clínica específica aguda de la LPV. Dado que frecuentemente se acompaña de HMG-HIV, lo comentado sobre la clínica de esta entidad se puede aplicar también a la LPV. En la evolución crónica, las manifestaciones neurológicas se caracterizan por déficit motores y mentales (véase el apartado de pronóstico). Diagnóstico – Estudios de neuroimagen. La ecografía es el método estándar para el diagnóstico de estas lesiones [51,54], si bien su sensibilidad no es tan grande como para las hemorragias [13]. En los prematuros de muy bajo peso, la sensibilidad de la ecografía es baja para la detección de lesiones no quísticas de la sustancia blanca [114]. Los estudios ecográficos deben hacerse de forma repetida hasta que el recién nacido sale del hospital y con un equipo apropiado para el neonato pretérmino. Ello proporciona gran información diagnóstica y permite seguir la evolución de la lesión [54,115]. En la fase aguda hay áreas focales de aumento de la densidad ecogénica en la parte superolateral de la sustancia blanca periventricular (Fig. 7). Dichas densidades pueden ser localizadas o difusas y se piensa que se deben a congestión aguda o a hemorragia [4,13]. En la fase subaguda pueden resolverse y una ecografía realizada en este momento puede ser normal. La formación de quistes ocurre típicamente a las 2-3 semanas de la aparición de las densidades ecogénicas. En casos graves, pueden formarse múltiples quistes que toman un aspecto de ‘queso de Gruyère’. Los quistes varían en tamaño desde unos milímetros a más de un centímetro y generalmente no comunican con la cavidad ventricular, excepto si acompañan a una HMG-HIV grande con dilatación ventricular [4]. La tabla III muestra los criterios ecográficos para establecer el diagnóstico diferencial entre la LPV y el IHP [41,50]. La TAC puede no diferenciar bien durante la fase aguda la LPV del parénquima cerebral normal, debido al alto contenido de agua del cerebro. En la fase crónica, la TAC puede ser útil para mostrar el grado de extensión de las lesiones y la atrofia acompañante, pero quistes pequeños pueden no visualizarse. Hallazgos en la TAC incluyen ventriculomegalia, disminución de la sustancia blanca periventricular y cisuras 31 A. LEGIDO, ET AL prominentes profundas que llegan hasta la pared del ventrículo lateral [13]. En la fase aguda, la RM muestra, ya hacia el tercer día, focos de acortamiento de T1 y T2, sobre todo en la sustancia blanca peritrigonal y frontal, y edema difuso. En la fase subaguda, las lesiones evolucionan a quistes que confluyen Figura 7. Ecografía cerebral en recién nacido pretérmino de Figura 8. Resonancia magnética cerebral en T1 en recién para formar cicatri- 28 semanas a los 10 días de vida. Muestra imagen hipereco- nacido pretérmino que sufrió enterocolitis necrotizante y periventricular que corresponde a la fase aguda de la desarrolló LPV. A la edad de 40 semanas se observa la ces de gliosis; la ma- génica LPV. (reproducido con permiso de [4]). imagen característica multiquística de la fase crónica evoyoría de ellos quelutiva de la LPV (reproducido con permiso de [4]). dan incorporados en la pared de los ventrículos laterales. En la fase crónica, se 124]. Éstas se asocian a un trazado del EEG desorganizado y pueden observar focos confluentes de aumento de la señal persisten junto con alteraciones del EEG crónicas. Las ondas de T2, retraso de la mielinización, pérdida de volumen de la sustancia blanca periatrial, atrofia del cuerpo calloso, cortirolándicas positivas son un marcador diagnóstico relativacal, talámica y del tronco cerebral, y quistes porencefálicos mente temprano de LPV [122,123]. La sensibilidad y especi[13, 51,58] (Fig. 8). La RM practicada tempranamente (denficidad diagnósticas aumentan cuando se combinan los hatro de las primeras cuatro semanas de vida) detecta lesiones llazgos del EEG y la ecografía [122]. Los pacientes con LPV quísticas antes que la ecografía, especialmente en los pretienen también un número excesivo de ondas punta transitomaturos con LPV quística. Cuando se hace más tarde (edad rias en la región frontal y occipital, lo cual se correlaciona a término) es útil para detectar anomalías de la parte postecon un mal pronóstico [125]. En neonatos pretérmino con rior de la cápsula interna, las cuales se correlacionan con el LPV quística, la presencia de descargas paroxísticas en el desarrollo de hemiplejía en caso de lesión parenquimatosa EEG se asocia con un riesgo elevado de padecer síndrome de unilateral y de diplejía o cuadriplejía en pacientes con lesión West [124]. Recientemente, Inder et al [114] han publicado parenquimatosa bilateral [54]. su experiencia con el uso de análisis del espectro del EEG y La técnica de RM DWI (diffusion-weighted image) demueshan concluido que el parámetro ‘frecuencia del espectro’ es tra un coeficiente de difusión alterado en lesiones de la susútil para definir la presencia y gravedad de la lesión de la tancia blanca en neonatos pretérmino [116]. En la fase agusustancia blanca en el neonato pretérmino. da de la LPV, dicho coeficiente está disminuido de manera similar a lo que se observa en otras lesiones isquémicas ce- Tratamiento rebrales, incluso en ausencia de alteraciones ecográficas. En No hay un tratamiento específico de la LPV, excepto el tratala fase crónica de lesión residual de la sustancia blanca, el miento de apoyo médico y de las complicaciones (por ejemplo, coeficiente de difusión está elevado, indicando retraso en la convulsiones). El tratamiento preventivo de la HMG-HIV lógimaduración de la sustancia blanca. Las alteraciones tienen camente condiciona la incidencia de LPV por su estrecha relauna distribución más amplia que la que se puede visualizar ción causal. con RM estándar [117]. Por el contrario, el mejor conocimiento de los mecanismos La técnica de RM de recuperación inversa (FLAIR) es tam- patogénicos de la LPV hace que se planteen medidas preventivas bién útil en el diagnóstico de LPV y sus alteraciones se co- lógicas, como evitar la hipotensión o la hipocapnia (< 30 mmHg), rrelacionaron con el desarrollo neurológico a los 12 y 36 me- que pueden producir isquemia incluso en presencia de autorreses en un estudio reciente de Iwata et al [118]. gulación del FVC normal, o hipoxemia e hipercapnia, que pue– Espectroscopia de RM. Esta técnica tiene valor pronóstico den alterar un mecanismo intacto de autorregulación del FVC [4]. Hamilton et al [119], usando espectroscopia de RM con [78]. Además, la información presentada anteriormente sugiere P31, mostraron que los neonatos pretérmino con LPV, cuyo la posibilidad teórica de utilizar tratamientos antioxidantes (por cociente de PCr/Pi está por debajo del nivel normal, falle- ejemplo, vitamina E), antibióticos maternos, antagonistas del cieron o desarrollaron lesiones quísticas grandes, a diferen- glutamato y agentes anticitocinas o antiapoptóticos. Sin embarcia de aquellos con un cociente normal. Groenendaal et al go, se necesitan estudios clínicos que demuestren o no la efica[120], utilizando espectroscopia de protones, encontraron cia práctica de estos tratamientos [78]. que el cociente N-acetilaspartato (NAA)/colina se correlacionó con el grado de LPV y con el desarrollo psicomotor a Pronóstico los 12 meses de vida. Hoy en día, se sabe que las lesiones anatomopatológicas peri e – Electroencefalograma (EEG). Frecuentemente, el trazado del intraventriculares (LPV, hemorragia intraventricular) afectan al EEG es anormal y presenta ondas rolándicas positivas [121- desarrollo cortical posterior. Inder et al [126] encontraron que 32 REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 SIMPOSIO DE NEONATOLOGÍA NEUROLÓGICA Tabla V. Factores etiológicos de infarto cerebral arterial perinatal (modificado de [121]). Tromboembolia Policitemia Exanguinotransfusión Oxigenación de membrana extracorpórea Catéteres arteriales Hipertensión mantenida Persistencia del ductus arteriosus Persistencia del foramen oval Exposición intrauterina a cocaína Coagulopatía (déficit de proteína C, proteína S y factor V de Leiden) Elevación materna de anticuerpos anticardiolipina y anticardiofosfolípido Sepsis Meningitis Malformación arteriovenosa Microangiomatosis de los ganglios basales recién nacidos prematuros con LPV (edad gestacional media de 28,7 semanas) tenían una disminución del volumen de la sustancia gris cortical en el momento correspondiente a la edad término (39-41 semanas), en comparación con un grupo de prematuros sin LPV y con un grupo control. Previamente, Marín Padilla [127] estudió el cerebro en desarrollo con la técnica de Golgi y demostró que, tras una hemorragia periventricular, se producía la degeneración de las fibras radiales, lo que dificultaba la migración de células desde la matriz germinal a la corteza. Ello originaba una serie de disgenesias cerebrales (heterotopías, ulegiria, microgiria, agiria, paquigiria). En apoyo estos hallazgos, nosotros [128] estudiamos la inmunorreactividad de calbindinaD28K en la matriz germinal de seis fetos prematuros (edad gestacional de 24-30 semanas), con hemorragia intraventricular, con o sin LPV. Encontramos una depleción significativa de células precursoras positivas para la calbindina-D28K en aquellos con LPV. Dichas células están destinadas a convertirse en neuronas del estriado o interneuronas corticales. En conjunto, estos trabajos sugieren una base anatómica cortical de los déficit mentales asociados con LPV en recién nacidos prematuros. La secuela neurológica más importante de la LPV a largo plazo es la diplejía espástica, la afectación motora más frecuente en neonatos pretérmino. Ello se debe a que la topografía de la lesión periventricular afecta las fibras motoras que descienden desde la corteza motora, en las cuales las piernas tienen una representación interna. Si la lesión de la sustancia blanca es mayor y afecta al centro semioval y la corona radiada, se afectan también las extremidades superiores y, frecuentemente, se asocian diversos grados de retraso del desarrollo psicomotor y cognitivo [45,78]. El pronóstico de la LPV es malo, en particular en la forma quística [54,129,130]. En la serie de Roelants-Van Rijn, de 16 recién nacidos prematuros con este tipo de lesión, el 81% tuvo un cociente de desarrollo inferior a 85%, mientras que el 75% desarrolló parálisis cerebral, la mitad de ellos diplejía y la otra REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 mitad cuadriplejía. Además, el 25% padeció alteraciones visuales y el 19% epilepsia. Hamrick et al [129] encontraron igualmente que la presencia de LPV se asociaba a un mayor riesgo de mal pronóstico, es decir, mayor incidencia de disminución del cociente de desarrollo y de parálisis cerebral. Resh et al [130] encontraron una relación estrecha entre el tamaño de los quistes periventriculares y el pronóstico: sólo los quistes anteriores se asociaron con un desarrollo neurológico normal; el aumento del tamaño por encima de los 10 mm incrementó de manera importante el riesgo de parálisis cerebral y por encima de 20 mm, todos los prematuros la padecieron. Como se ha comentado antes, la lesión de la sustancia blanca en recién nacidos prematuros tiene repercusiones en el desarrollo cortical. Las alteraciones específicas pueden valorarse midiendo los volúmenes de las distintas regiones de la corteza cerebral cuando los prematuros alcanzan la edad gestacional a término. Recientemente, Woodward et al [131] han encontrado que la disminución del volumen de la corteza dorsolateral prefrontal, sensorial motora y premotora se asocia con déficit de la memoria de trabajo a los 2 años de edad. Estos hallazgos confirman el concepto de que la lesión de la sustancia blanca en recién nacidos prematuros puede tener repercusiones importantes sobre las funciones neuropsicológicas en el niño e incluso en el adulto. Infarto arterial en el territorio de la arteria cerebral media La mayoría de los accidentes vasculares encefálicos focales en el período neonatal afectan a recién nacidos a término, los cuales presentan con hemiconvulsión durante los tres primeros días de vida [121,132,133]. Diversas publicaciones en los últimos diez años han demostrado que estos infartos son más frecuentes de lo que se pensaba anteriormente. Sin embargo, la información disponible sobre este tipo de lesiones en neonatos pretérmino es más limitada [121]. El territorio arterial afectado más frecuentemente es el de la arteria cerebral media, específicamente las ramas lenticuloestriadas, 63% en la serie de De Vries et al [121]. En esta población, los infartos tienden a ser pequeños o múltiples [134]. Patogenia En un estudio epidemiológico de casos y controles de infarto arterial perinatal, que incluyó tanto recién nacidos pretérmino como término, los siguientes factores de riesgo fueron significativamente más frecuentes en los pacientes: primiparidad, infertilidad, oligohidramnios, preeclampsia, corioamnionitis, ruptura prolongada de membranas, disminución del movimiento fetal, prolongación del segundo estadio del parto y alteraciones de la monitorización cardíaca fetal. La presencia de tres o más de estos factores supone un riesgo de 1 entre 200 de padecer un infarto perinatal [135]. Los factores etiológicos implicados en la patogenia del infarto arterial se enumeran en la tabla V. Clínica Frecuentemente, el infarto arterial en el neonato pretérmino es un hallazgo casual cuando se hace una ecografía. A veces se observa un cuadro neurológico no específico con hipotonía, letargia o coma. A diferencia del neonato a término, la exploración clínica en el prematuro rara vez sugiere el diagnóstico. No se presentan convulsiones clínicas focales [134]. 33 A. LEGIDO, ET AL Diagnóstico – Estudios de neuroimagen. Las características ecográficas son similares a las del neonato a término. Inicialmente, se observa una fase hiperecogénica triangular, que afecta la corteza y la región subcortical de la sustancia blanca (Fig. 9). En la periferia de la lesión se nota un refuerzo de las pulsaciones arteriales y una mala definición de las circunvoluciones corticales [134]. A veces, sin embargo, Figura 9. Ecografía cerebral en recién nacido pretérmino un infarto extenso puede de 27 semanas de gestación. Muestra vasculopatía lenticuen el lado derecho y un área triangular hiperecono mostrar alteración en loestriada génica en el lado izquierdo que llega hasta el ventrículo latela ecografía. Sin embar- ral (reproducido con permiso de [54]). go, la ecografía es útil en Figura 10. Resonancia magnética cerebral en el la fase crónica de reabmismo paciente a las 40 semanas. Muestra una asimetría de la parte posterior de la cápsula interna y sorción, cuando se forma una lesión quística, frecuentemenpequeñas áreas de disminución de la intensidad en te con dilatación ipsolateral del ventrículo lateral [4,51]. el lado izquierdo de los ganglios basales; sugiere La TAC es más sensible que la ecografía, si bien puede ser evolución quística de un pequeño infarto focal (reproducido con permiso de [54]). normal durante las primeras 48 horas, especialmente en el prematuro. Se observa un área triangular de atenuación, con bordes irregulares. Puede haber edema con efecto masa. Si se complica con hemorragia, ésta se visualiza muy bien en corrección de la causa etiológica cuando se identifica y el apoyo la TAC. En la fase crónica se observa la cavidad del infarto médico necesario. con pérdida de parénquima cerebral [4,51]. La RM proporciona buena información, pero puede ser nor- Pronóstico mal durante las primeras 24-48 horas de vida. La técnica de En contraste con el recién nacido a término, en el recién nacido difusión DWI es más sensible e identifica el infarto dentro prematuro el pronóstico neurológico del infarto isquémico parede las primeras horas de evolución. La RM, cuando aparece ce más favorable [134]. En la serie de 16 casos de De Vries et al edema vasogénico, muestra cambios isquémicos caracterís- [121], la mortalidad fue del 13%, y la morbilidad neurológica ticos en T1 y T2 y proporciona una mejor definición anató- del 64% de los supervivientes, en el 77% de los casos con afecmica que la ecografía (Fig. 10) [4,51]. La oclusión de las tación moderada o grave (parálisis cerebral tipo hemiparesia o arterias lenticuloestriadas produce infartos lacunares en el atetosis o retraso global del desarrollo). El 36% de los supervitálamo [121]. vientes tuvo un desarrollo normal. La técnica RM DWI proporciona información adicional a la RM convencional, al detectar lesiones agudas del tracto cor- Otras lesiones isquémicas ticoespinal, especialmente en los pedúnculos cerebrales. El Infarto cerebeloso aumento de la intensidad de la señal de difusión en la parte En neonatos pretérmino de muy bajo peso se ha descrito el inposterior de la cápsula interna y de los pedúnculos cerebra- farto del hemisferio cerebeloso, que causa un cuadro clínico les se asocia con una evolución a degeneración walleriana y caracterizado por retraso mental, microcefalia, parálisis ceredesarrollo de hemiplejía [136]. bral y defectos visuales. Este pronóstico neurológico devastador – Espectroscopia de RM. Groenendaal et al [120] evaluaron puede no ser obvio en el periodo neonatal [137]. con espectroscopia de RM de protones cuatro recién nacidos, tres término y uno pretérmino, con infartos arteriales. Miscelánea Los autores encontraron una elevación de lactato y una dis- La leuconcefalopatía telencefálica es una lesión extensa de la minución del cociente NAA/colina en el área del infarto. sustancia blanca, que refleja una disminución del flujo sanguí– Otras pruebas. No existe experiencia con angiografía de neo a través de los vasos distales que irrigan la región paravenRM en recién nacidos prematuros. La arteriografía cerebral tricular [138]. La necrosis de la protuberancia y del subículo es no tiene lugar en la evaluación de los infartos arteriales en el una lesión de patogenia isquémica, caracterizada por cariorrexis periodo neonatal [4]. neuronal localizada en la protuberancia y el subículo en recién nacidos de más de 29 semanas de gestación. Por debajo de la 28 Tratamiento semanas, se afectan neuronas de otras regiones cerebrales [139, No hay un tratamiento específico en la fase aguda, excepto la 140]. A veces estas lesiones se asocian a LPV. 34 REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 SIMPOSIO DE NEONATOLOGÍA NEUROLÓGICA BIBLIOGRAFÍA 1. Antoniuk S, Da Silva RV. Hemorragia periventricular e intraventricular en recién nacidos prematuros. Rev Neurol 2000; 31: 238-43. 2. Hill A. Intraventricular hemorrhage: emphasis on prevention. Semin Pediatr Neurol 1998; 5: 152-60. 3. Volpe JJ. Intracranial hemorrhage: germinal matrix-intraventricular hemorrhage of the premature infant. In Volpe JJ, ed. Neurology of the newborn. Philadelphia: WB Saunders; 2001. p. 428-93. 4. Levene MI, De Vries LS. Neonatal intracranial hemorrhage. In Levene MI, Chervenak FA, White M, eds. Fetal and neonatal neurology and neurosurgery. London: Churchill Livingstone; 2001. p. 339-71. 5. Owens R. Intraventricular hemorrhage in the premature neonate. 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La lesión neuropatológica es la hemorragia en la matriz germinal subependimaria. Hay cuatro grados de gravedad. La clínica se caracteriza por tres síndromes: de deterioro catastrófico, saltatorio y silencioso. El tratamiento es preventivo. El infarto hemorrágico periventricular ACIDENTES VASCULARES CEREBRAIS EM RECÉM-NASCIDOS PRÉ-TERMO Resumo. Objectivo. Rever os aspectos etiopatogénicos, clínicos, diagnósticos e terapêuticos dos acidentes vasculares cerebrais (AVC) em recém-nascidos pré-termo. Desenvolvimento. A hemorragia da matriz germinal-hemorragia intraventricular (HMGHIV) é a hemorragia intracraniana mais frequente. A patogenia inclui factores intravasculares, vasculares e extravasculares. A lesão neuropatológica é a hemorragia na matriz germinal subependimária. Existem quatro graus de gravidade. A clínica caracterizase por três síndromas: de deterioração catastrófica, saltante e silenciosa. O tratamento é preventivo. O enfarte hemorrágico peri- REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38 37 A. LEGIDO, ET AL es de origen venoso, se puede asociar a HMG-HIV y es difícil diferenciarlo de la leucomalacia periventricular (LPV). La hemorragia cerebelosa aumenta a medida que disminuye la edad gestacional. Puede ser asintomática o presentar un cuadro neurológico inespecífico. Otras hemorragias son la del plexo coroideo, talámica y subaracnoidea. La LPV es la lesión isquémica más importante. En su patogenia participan factores anatómicos, fisiológicos, madurativos, bioquímicos, infecciosos, e inmunológicos. La lesión neuropatológica es la necrosis focal en la distribución terminal de las arterias penetrantes largas. El tratamiento es preventivo. Otras lesiones isquémicas son el infarto arterial isquémico, el infarto cerebeloso, la leucoencefalopatía telencefálica y la necrosis de la protuberancia y del subículo. Las pruebas diagnósticas de los AVE incluyen la ecografía, la tomografia axial computarizada, la resonancia magnética, la espectroscopia de resonancia magnética y el electroencefalograma. La mortalidad de algunos AVE es alta y otros plantean un alto riesgo de parálisis cerebral y déficit cognoscitivos. Conclusión. Los AVE en el neonato pretérmino son frecuentes y representan una causa importante de patología neurológica en el niño. [REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-38] Palabras clave. Ecografía. Electroencefalograma. Espectroscopia. Infarto isquémico. Intraventricular. Leucomalacia periventricular. Hemorragia. Matriz germinal. Neonato. Prematuro. Pretérmino. Recién nacido. Resonancia magnética. Tomografía axial computarizada. 38 ventricular é de origem venosa, pode associar-se a HMG-HIV e é difícil de diferenciar da leucomalacia periventricular (LPV). A hemorragia cerebelosa aumenta à medida que diminui a idade gestacional. Pode ser assintomática ou apresentar um quadro neurológico inespecífico. Outras hemorragias são a do plexo coroideu, talâmica e subaracnoideia. A LPV é a lesão isquémica mais importante. Na sua patogenia participam factores anatómicos, fisiológicos, maturativos, bioquímicos, infecciosos e imunológicos. A lesão neuropatológica é a necrose focal na distribuição terminal das artérias penetrantes longas. O tratamento é preventivo. Outras lesões isquémicas são o enfarte arterial isquémico, o enfarte cerebeloso, a leuconcefalopatia telencefálica e a necrose da protuberância e do subículo. As provas para o diagnóstico dos AVC incluem a ecografia, a tomografia axial computorizada, a ressonância magnética, a espectroscopia de ressonância magnética e o electroencefalograma. A mortalidade de alguns AVC é elevada e outros consideram um risco elevado de paralisia cerebral e défices cognitivos. Conclusão. Os AVC no recém-nascido pré-termo são frequentes e representam uma causa importante de patologia neurológica na criança. [REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-38] Palavras chave. Ecografia. Electroencefalograma. Enfarte isquémico. Espectroscopia. Hemorragia. Intraventricular. Leucomalacia periventricular. Matriz germinal. Prematuro. Pré-termo. Recém-nascido. Ressonância magnética. Tomografia axial computorizada. REV NEUROL 2006; 42 (Supl 3): S23-S38