GANADERÍAS EN LAS VENTAS Samuel Flores, un gran reserva En tierras de quijotes y sanchos, donde los molinos afilan sus aspas para desgastarlas en duelo con el viento, hay un sinfín de historias prácticamente olvidadas. La que ahora vamos a contarles comenzó hace doscientos años en la desconocida sierra de Alcaraz. Todo echó a andar en el pueblecito de Peñascosa, en una preciosa casa solariega donde vivían los Flores. La agricultura y la ganadería eran sus medios de vida. Muy pronto decidieron hacerse con ganado bravo. Viajaron a Villarrubia de los Ojos para adquirir reses de casta Jijona. Allí, hace más de dos siglos, comenzó la historia ganadera de la familia Flores. Fueron los ojos del Guadiana, donde el agua viaja silenciosa por territorio subterráneo y la tierra fértil acoge en su vientre a las cepas de vid, los que dieron fe de este suceso. Hoy, la historia sigue enjugándose con tinta en honor a los célebres samueles. Texto: David Plaza Fotos: Alberto Simón y Archivo de 6toros6 12 EL GANADERO E n el término municipal de Povedilla se encuentra la finca El Palomar, donde pastan las vacadas de Samuel Flores y de Manuela Agustina López Flores. Allí ‘velan armas’ los ejemplares reseñados para la corrida que este año se lidiará en Madrid. Será el regreso de los samueles a Las Ventas, después de tres años sin pisar su arena. Con más de 200 años a sus espaldas, la ganadería de Samuel Flores está catalogada como una de las de mayor solera del campo bravo y, por qué no reconocerlo, la de mayor prestigio de toda la Mancha taurina. Para la realización de este reportaje hablamos con Samuel Flores Romano, octava generación de una familia que dedica su vida a “luchar por el campo, la ganadería y el medio ambiente”, “Prueba de esto último”, dice, “es que las fincas que tenemos son, en su mayor parte, montes poblados. Este hecho demuestra el respeto que nuestra familia siempre ha tenido por el monte y la naturaleza”. Estamos ante un ganadero que centra gran parte de sus negocios y de su ciclo vital en el campo, que trabaja día a día por mantener la ganadería entre los puestos más altos de la tabla. Todo comenzó, como decíamos, con la compra de vacas y sementales de casta Jijón, una raíz que en la actualidad se puede dar por extinguida. Ese pozo decidió secarlo completamente en 1926 para llenarlo con una nueva sangre. “Mi tío abuelo, Samuel Flores, en vida de mi bisabuelo, Agustín Flores, se hizo con una cuarta parte del hierro de Gamero Cívico, antes Parladé. Esta ganadería se dividió en cuatro lotes que fueron sorteados. Dos de ellos fueron a parar a manos de los señores Blanco, padre e hijo, otro fue a Clairac y otro le correspondió a Samuel Flores”. Desde aquel instante “todos los sementales que ha habido en la ganadería han sido puros de Gamero Cívico”. “Fui consciente de que había que buscar la raza y la casta y luego modularlas” La ganadería de Samuel Flores, conocida como la del hierro redondo o el hebillón, se denomina así “porque el diseño del hierro”, cuenta Samuel, “es producto de la imitación de las hebillas de los bueyes, de los collares de cuero donde prendía el cencerro. Una aguja era la que enlazaba el collar de los bueyes, lo que es el travesaño que tiene nuestro hierro en forma oblicua”. Samuel Flores Romano (Madrid, 1944), casado y padre de tres hijos, dos varones y una mujer. Sus hijos, Samuel y Carlos, mucho más introducidos en la ganadería, se complementan. Mientras Samuel lleva más el tema del campo, Carlos se centra en los asuntos financieros de las empresas. “Ambos pueden llevar cualquiera de las dos facetas”, afirma Samuel. El hierro de Samuel Flores lidió su primera corrida de la historia en la plaza de toros de Albacete en el año 1796. Con motivo de los 200 años de la ganadería apareció publicado en 1996 el libro: Samuel Flores, la pasión por el toro. 200 años de vida ganadera en Albacete. 13 GANADERÍAS EN LAS VENTAS El hierro de la ‘F’, que se anuncia a nombre de la madre, Manuela Agustina López Flores, es la “ganadería de los Flores antiguos”. Ésta no sufrió un cambio tan radical como la del hebillón. Fue a partir de los años 40, una vez terminada la Guerra Civil y con la ganadería muy mermada, cuando “se eliminó prácticamente lo que quedaba de atrás y se completó con las vacas puras del otro hierro”. 25 años después de haberse producido la compra de la cuarta parte de la ganadería de Gamero, ambos hierros se convirtieron en “paralelos o gemelos”. UN GANADERO MUY JOVEN Tuvo que pasar muy poco tiempo desde aquel hermanamiento del hierro del hebillón con el de la ‘F’ para que al actual Samuel le cedieran los trebejos. “Cuando tenía 19 años empecé a llevar gran parte de la responsabilidad de la ganadería”. Fue una experiencia que no le resultó nueva. Con anterioridad ya había viajado representando a su tío abuelo. Recuerda que la primera corrida a la que asistió con galones oficiales “fue en 1963”. Ese año también viajó como representante de la ganadería a la alternativa de Manuel Benítez en la plaza de Córdoba, “cortó una oreja al primer toro, de nombre Palancar, y el rabo al toro Derribés”, recuerda. Pero al poco tiempo las cosas no marcharon bien. “A partir del año 1966 empezó el bache de la ganadería. El problema de cataratas Ejemplar reseñado para ser lidiado en Madrid esta temporada. que sufría mi tío, la marcha del mayoral y el poco acierto que se tuvo con los sementales fueron las principales causas”. Samuel Flores, con la mayoría de edad apenas recién cumplida, echó mano del criterio que había ido adqui- “En los últimos años no tuve la corrida adecuada en trapío, presentación y garantía para venir a Madrid” riendo gracias a que “me prepararon desde muy niño enseñándome y aficionándome al campo para saber lo que se me venía encima”. Era un reto “y lo cogí con enorme ilusión. Seleccioné las vacas y empecé a buscar la simiente adecuada. Me sentí absolutamente responsable de las decisiones que tomé”, afirma. El bache de la ganadería duró relativamente poco tiempo si lo comparamos con otros promedios. La luz comenzó a verse otra vez “a partir de la corrida que en 1971 estoquearon en Madrid Antonio Bienvenida, Andrés Vázquez y Curro Rivera. Le dieron la vuelta al ruedo a un toro. Fue una gran corrida. Una nueva muestra de recuperación se produjo en 1981, año en el que le dieron la vuelta al ruedo al toro Garcito, lidiado por Paquirri en la Beneficencia madrileña”. Todos estos datos que va desgranando el ganadero no los lleva escritos, ni tampoco hemos tenido que acudir a refrescarlos a las hemerotecas. Los tiene en su memoria. César Rincón, frente a un toro de Samuel en la Beneficencia de 1991. 14 Esa juventud y buen hacer, junto con los conocimientos que le habían transmitido, contribuyeron a la recuperación del tono que anteriormente tuvo la ganadería: “muy encastada, pero sin modular. Era consciente de que había que buscar la raza y la casta y luego modularlas”. Hubo que esperar a la Beneficencia del 89 y a la corrida premiada del 90 en Madrid para considerar “que la recuperación de la ganadería era definitiva”. Un cuarto de siglo después de haber cogido el testigo, la obra de Samuel Flores había alcanzado la plenitud buscada. “Antes hubo destellos, pero fue a partir del 90 y del 91, con la corrida histórica de la Beneficencia y las seis orejas de Ortega y Rincón cuando comenzamos a completar la obra. Después llegaron otros éxitos en Madrid, como el cosechado en 1992, con las dos orejas y la puerta grande de Enrique Ponce; y el de 1993, con la corrida en la que cortó su primera oreja Dámaso González. También fueron importantes la Beneficencia del 94 y la corrida premiada en el San Isidro del 95. Todo el mundo recuerda también la corrida lidiada en el 97, con la que Joselito, Ponce y Rivera rivalizaron en quites. De ahí para delante creo que hemos mantenido esa línea”. TIPO Y COMPORTAMIENTO Esa fabulosa herencia que recibió Samuel Flores la sitúa en “el toro más típico de la raza pura ibarreña”. Por suerte, la mantiene hoy en día con “un toro bajo, de manos cortas, con badana por delante, lo que le hace aleonado y, por tanto, le da seriedad y respeto. Además, es un toro ancho de sienes, con los pitones recios por la cepa y de astas blancas, lo que le da sensación de trapío”. En cuanto a comportamiento “es un toro que va de menos a más. Sale abanto en general, no dejándose torear bien con el capote, pero se crece a partir del primer puyazo y, habitualmente, el que es bueno, según lo soban, entra hasta el final en la muleta”. Los pelos que en estos años atrás han predominado son los negros y, en menor medida, los castaños, chorreados y mulatos. Estos últimos son una especie de “salto atrás a lo de Gamero Cívico”. Ac- tualmente es posible ver cómo se conjugan el negro chorreado y el mulato, así como encontrar un buen número de animales con el pelo castaño. Esto se debe a “un toro estrella…” que, además, ha sido el artífice de la recuperación anteriormente mencionada por el ganadero. “El primer toro que lidié hijo suyo fue en la Beneficencia de 1995. Un toro un poquito cornipaso, algo corniabierto”. Este animal dio, a su vez, “otro toro estrella” del que vimos sus productos la pasada temporada “en la feria de Fallas y, cómo no, en la exitosa corrida de Albacete”. Las virtudes que dejan en la plaza “son fijeza y capacidad para repetir e ir de menos a más embistiendo con el morro por el suelo”. En estos años de resultados satisfactorios lo cierto es que ha faltado algo, reafirmarlo en una plaza como Madrid. Triunfo de ganadero y toreros en la Beneficencia de 1991. “lo mejor”, pero, “como es algo que no se puede garantizar”, siempre acude al principio de “no defraudar a la afición trayendo una corrida que esté en tipo y con el trapío necesario para que haya emoción y respeto en la corrida”. Estas “Lo que más me importa en este regreso a Madrid es que algún torero triunfe con la corrida y que, fundamentalmente, el público de Madrid se emocione” Pero no ha sido posible “porque no tenía la corrida adecuada en trapío, presentación y garantía para ir”. El motivo está en “camadas extremadamente cortas” a causa de un grave problema sanitario. “La ganadería se quedó muy mermada entre las vacas que se murieron y las que tuve que sacrificar. Gracias a la colaboración de la Dirección General de Ganadería y la Facultad de Veterinaria de Madrid, en cooperación siempre estrecha con las autoridades provinciales, conseguimos eliminar la tuberculosis que se presentó en los animales a consecuencia del contacto con las especies salvajes: jabalí, zorro, venado…”. Las vacas sanas fueron apartadas en cercas con malla cinegética. A este grave problema se le unió la fatalidad de tener “infertilidad en uno de los sementales de confianza, con lo cual, ante camadas tan cortas, no tenía la corrida completa”. Samuel señala que “ante la eventualidad de no poder lidiar los seis toros o de no hacerlo con garantías”, lo mejor es “ausentarse”, como hizo después de llevar lidiando “30 años ininterrumpidos”. NUEVE TOROS DE CONFIANZA La corrida reseñada para este año tiene “nueve toros de gran trapío y buenas hechuras”. Asegura tener “ganas de volver a Madrid” y ser consciente de que la ganadería en la capital “es querida y respetada”. Del comportamiento espera son las cartas que pone boca arriba Samuel Flores cada vez que viene a Madrid. Una corrida, la de este año, que viene avalada por la confianza que “esos dos sementales estrellas” le han otorgado “porque no sólo me han dejado huella sino que han fijado sus genes. He tenido la suerte de ver cómo ese semental ha dejado hasta ocho hijos con nota extraordinaria en los tentaderos”. Una simiente que “además del comportamiento que, quedó definido con la corrida de Albacete del año pasado, muestra unas nuevas ‘hechuras’ a lo visto en los últimos años”. La ganadería, a juicio de Samuel, “ha dado un salto atrás a cuando estuvo en los momentos estelares de los años 50 y 60, sobre todo en los 50 cuando Luis Miguel, Ordóñez, Antoñete… lidiaban sus toros”. Confiesa que se le había “embastecido un poco la ganadería”. Ahora, el nuevo toro de Samuel, los samueles de siempre, “siguen teniendo cara, por supuesto. Los pitones son recios y blancos para imponer el respeto. La badana también contribuye a la sensación de trapío. Pero ha dado un salto atrás en el sentido de que el toro es más bajo, mejor hecho, más fino, aunque con tremendas arboladuras… Ha vuelto a salir el toro chorreado, castaño, mulato, listón… en un porcentaje del 50% sobre el negro, como lo era entonces…” Los famosos samueles de los años 50 han vuelto, “toros mulatos listones o mulatos chorreados que, por lo que decían antes, no fallaban. Por eso estoy tan ilusionado”. Lo que más le importa al ganadero en este regreso a Madrid, “es que algún torero triunfe con la corrida y que, fundamentalmente, el público de Madrid se emocione”. Tal vez esté recordando ahora aquella imagen que se le quedó grabada cuando tan sólo era un niño del toro Tabaquero, que lidió Antonio Ordoñez en Madrid. “Fue un ejemplar de extraordinaria nobleza y calidad al que el torero de Ronda hizo una faena memorable, con aquellos muletazos que duraban minutos”. O quizás del toro “Garcito, lidiado por Paquirri en la Beneficencia del año 80”. Y seguro que el recuerdo más intenso y fresco es la corrida del 91, donde tuvo el honor de “salir a hombros en Madrid con Ortega Cano y Rincón”. “Los famosos samueles de los años 50 han vuelto” Samuel Flores Romano, actual responsable de los hierros del hebillón y de la ‘F’ acaba de cumplir 45 años al frente de ese difícil trabajo que es ser ganadero de reses bravas. A juzgar por lo que vivimos a lo largo de este encuentro con el ganadero, se le ve feliz. Por dos ocasiones paró la conversación para besar a sus nietos, que acababan de llegar a la casa. Y, sin dar tiempo a pensarlo, a la pregunta de si moriría con las botas puestas contestó un “sin duda. Con las botas puestas y sin dejar de dirigir y controlar. Pero, eso sí, al mismo tiempo, empezando a delegar”. Marcando el mismo camino que su anterior generación le mostró a él para seguir haciendo de este encaste, llamado Samuel Flores, un gran reserva de la dehesa española. 15