1 SÍNTESIS DEL PLAN DE TRABAJO PARA LA DIRECCIÓN DE LA FACULTAD DE MÚSICA DE LA UNAM PERIODO 2016-2020 DR. RICARDO VÁZQUEZ SALINAS INTRODUCCIÓN La música es un elemento relevante en la construcción del conocimiento, de la identidad social, cultural, artística y emocional de los grupos humanos y de los individuos. Al ser una expresión en constante cambio, es susceptible de enriquecimiento, de nuevas interpretaciones y de transformaciones continuas. Se reconoce como una actividad trascendente del ser humano, que tiene un lugar preponderante dentro de la UNAM, quien la asume como uno de los campos del conocimiento en el nivel educativo superior. En mi opinión, la persona que ocupe el cargo de director de la Facultad de Música de la UNAM, tendría como reto, comprender y valorar la diversidad cultural de México, con el fin de coordinar e impulsar los esfuerzos colegiados hasta ahora logrados, y desarrollar nuevos proyectos innovadores y de gran trascendencia para el desarrollo cultural del país. En este sentido, propongo llevar a cabo un “Proyecto Académico Integral” bajo un esquema interdisciplinario. Un proyecto, en el cual, la calidad de la educación musical estaría siempre en primer término, y sería el reto a seguir en forma coherente y ordenada en cada una de las áreas del conocimiento. De esta forma, se propiciaría el fortalecimiento y la consolidación de la docencia, la investigación y la difusión de la cultura musical. Con un “Proyecto Académico Integral”, se incorporarían a los planes de estudio de las licenciaturas, nuevos modelos cognitivos de evaluación educativa, en un contexto interdisciplinario, con el fin de garantizar la formación de sus alumnos, en función de las necesidades sociales del país; tomando siempre, como referencia, el Marco Institucional de la UNAM. La Facultad de Música, como entidad académica de la UNAM, seguirá buscando el rumbo que la máxima casa de estudios le ha conferido. Es decir, deberá atender las necesidades del campo de la música en México. Esta facultad deberá revisar continuamente sus planes de estudio. En ellos, se reflejará el carácter universitario de la enseñanza musical, en los que se reconocerá la 2 importancia, y se fomentará la apertura a las diferentes vertientes del quehacer musical; revisando, constantemente, sus perfiles de ingreso y egreso, siempre en el contexto de la diversidad cultural que vive México. DIAGNÓSTICO Como miembro de la comunidad de la FaM desde hace más de 7 lustros, identifico varios tipos de profesores dentro de la planta docente: 1. Músicos ejecutantes o compositores con formación clásica tradicional. 2. Músicos ejecutantes que incursionan en otras áreas como en la música popular, el jazz, la música tradicional de México, etc. 3. Músicos investigadores en las áreas de musicología, etnomusicología, educación musical, cognición musical y tecnología musical. A su vez, estos perfiles de músicos profesores dentro de la población de FaM, la identifico con la siguiente sub-división: 1. Músicos activos que son concertistas y que paralelamente dedican parte de su tiempo a la enseñanza. 2. Músicos pasivos que por diversas razones únicamente imparten clases y que dejaron de tocar frente a un público. 3. Músicos investigadores que imparten clases, participan en coloquios, dictan conferencias, publican artículos, libros, etc. Desde luego, existen combinaciones de 2 ó más de éstas características en muchos de los profesores, lo cual me resulta apasionante, dada la riqueza, la diversidad y la calidad del conocimiento que se puede generar con una planta docente como la que tenemos. Por lo tanto, mi compromiso en caso de ocupar el cargo de Director de la FaM, es desarrollar al máximo el talento docente con el que contamos y, coexistir, en un clima de libertad de expresión, tolerancia y absoluto respeto. Ese es uno de los retos más importantes que me he planteado en esta propuesta académica. 3 Recuerdo que en una ocasión me comentó el Dr. Luis Alfonso Estrada Rodríguez, que en mi opinión ha sido uno de los directores de mayor trascendencia que ha tenido la FaM en toda su historia: “La Escuela Nacional de Música, es como un gran barco con un timón muy pequeño, que después de navegar en él, dirigiéndolo durante los cuatro años que dura una gestión, te das cuenta de lo difícil que es cambiar su rumbo". Sin embargo, el Dr. Estrada tenía una visión muy clara y una misión que cumplir. De esta forma comenzó a virar ese gran barco y logró iniciar un cambio que, a la postre, benefició a toda nuestra comunidad y a nuestra sociedad. Condujo ese barco en los rumbos de nuestra actual Facultad de Música. Soy Profesor de la FaM, con la cuál he estado completamente comprometido desde hace más de 30 años. Como aspirante a ser Director y después de 12 años de haber dejado el cargo de Secretario General de aquella ENM, en la cual navegué al mando del Dr. Luis Alfonso Estrada, considero que los tiempos y la forma de dirigir los rumbos de la ahora Facultad de Música son otros. Con la implementación del programa de Maestría y Doctorado en Música en 2004, Se llegó a un puerto seguro. Durante las administraciones del Dr. Julio Vigueras Álvarez (20042008), y del Lic. Francisco Viesca Treviño (2008-2012 y 2012-2016), se lograron consolidar muchos e importantes proyectos. Los doctores Evguenia Roubina, María de los Ángeles Chapa, Antonio Corona y, actualmente el Dr. Roberto Kolb, han coordinado con gran éxito los rumbos del programa de Maestría y Doctorado en Música de la UNAM. Ahora, de acuerdo con mi visión, pero sobre todo con la misión de la Facultad de Música, considero que es importante continuar y detectar nuevas idas creativas e innovadoras. Es apremiante hacer de los proyectos personales de los profesores, alumnos, trabajadores administrativos y de base, programas institucionales. Por lo tanto, mi propuesta central de trabajo podría resumirla de la siguiente forma: Detectar y conocer a fondo cada proyecto personal y el sentir de cada uno de los miembros de la comunidad académica y administrativa de la FaM, con el fin de crear estrategias y líneas de acción, que nos conduzcan a desarrollar importantes proyectos institucionales. PROYECTO ACADÉMICO INTEGRAL Como aspirante a ocupar el cargo de Director de la Facultad de Música de la UNAM para el periodo 2016-2020, visualizo una Facultad de Música que sea un “Modelo Universitario” de: 4 1. Trabajo colegiado, coexistencia y respeto. 2. Propósito social en la diversidad cultural de México. 3. Liderazgo académico nacional. 4. Generación de nuevo conocimiento. 5. Evaluación de las enseñanzas y los aprendizajes. 6. Cultura interdisciplinaria en la docencia, la investigación y la difusión musical. 7. Administración al servicio de la academia. En el diseño, implementación, desarrollo y evaluación de un “Proyecto Académico Integral”, se daría continuidad a los trabajos realizados por las administraciones anteriores. En este sentido, se considerarían todas las propuestas surgidas en los claustros de profesores, incluyendo, desde luego, las necesidades académicas planteadas por los alumnos. En este orden de ideas, cabe señalar, que un proyecto académico integral que no tome en cuenta las necesidades de los trabajadores administrativos y de base, estaría destinado al fracaso. Por lo tanto, todos los requerimientos laborales, con sus respectivos acuerdos, formarían parte de este diseño. Asimismo, se retomarían algunos trabajos valiosos de administraciones anteriores, que de forma determinante impactaron favorablemente en nuestra entidad académica, y la prepararon en su rumbo de ser Facultad. Tal es el caso del Primer Foro Sobre la Misión de la Escuela Nacional de Música, titulado: “El Proyecto cultural de la UNAM en el siglo XXI: México y su diversidad cultural” , que se llevó a cabo del 29 de enero al 2 de febrero de 2001 en la entonces Escuela Nacional de Música de la UNAM, y cuyos ejercicios de reflexión colectiva realizados, repercutieron favorablemente, en muchos de los logros hasta ahora obtenidos. Un punto muy importante a trabajar, es el de la contextualización y la interdisciplina en la cultura de la evaluación. Como es sabido, hasta la década de los años sesenta del siglo XX, la evaluación educativa se limitó a los resultados observables y terminales del proceso de aprender. No obstante que la psicología conductista adoptó una postura en buena medida respetable y científicamente sustentable, ésta rechazó la existencia de variables internas accesibles al investigador. De esta forma, todo proceso de evaluación, hasta ese momento, se reducía a la aplicación de un estímulo y a la observación directa de un resultado, sin tomar en cuenta los procesos internos de la mente. En buena medida, los cultivadores del conductismo consideraron la mente del aprendiz como una caja negra o mejor dicho vacía para el científico, de la que nada sabemos excepto lo que sale de ella, la conducta externa o manifiesta. (Bernad, 5 2007).1 Para el cognitivismo, las acciones internas del sujeto al momento de aprender, le dan un nuevo significado al proceso constructivo realizado por el aprendiz y lo convierte en el principal responsable de la peculiar síntesis resultante del entronque de lo que ya sabe, con la nueva información aportada por el estímulo. Es así, como el conocimiento de la conducta humana puede comenzar allí donde los conductistas lo daban por terminado, es decir, en un más allá del comportamiento puramente externo. Es aquí donde la contextualización tiene cabida: … considerada por los autores que capitalizan su estudio como la última de las cuatro revoluciones por las que ha pasado la teoría sobre el aprendizaje: la primera consistió en atribuir el protagonismo al profesor, la segunda, al alumno, la tercera, al grupo y, por último y en la hora actual, al contexto. … (Bernard, 2007).2 En este sentido, la ejecución y la composición musical en todas sus vertientes, se vería enriquecida por la psicología cognitiva. Por lo tanto, como parte sustantiva del “Proyecto Académico Integral”, tendríamos las posibilidades de aplicar nuevas estrategias basadas en modelos cognitivos de evaluación, aplicables en el contexto de cada área de conocimiento, monitoreando constantemente, los procesos internos de la mente de cada estudiante durante su formación. “POR MI RAZA, HABLARÁ EL ESPÍRITU” CDMX, a 1 de agosto de 2016 DR. RICARDO VÁZQUEZ SALINAS PROFESOR DE CARRERA TITULAR “C” DE TC 1 Bernad JA. Modelo cognitivo de evaluación educativa. Ediciones Narcea: Madrid, 2007. 2 Ibídem