La Banda de Música de Rentería en 1928. Director: D. Jo sé M.a Iraola. Es el comienzo de los años de su mayor brillantez. momentos estelares de la banda de música de Rentería A n th o n Obeso El 31 de D iciem bre de 1974, hace ocho años y medio, la Banda de m úsica, que durante tantos años ha ocupado el quiosco de la A lam eda casi exclusivam ente, deja de actuar en los bailables dom ingueros por tiem po indefi­ nido. Una nueva juventud, exigiendo otros ritmos, otros m odos, dem anda que la Banda, que desde siem pre ha anim ado las tardes y noches m usicales del pueblo, sea sustituida por otro tipo de conjunto musical. junto con la Coral Andra Mari. Conciertos, por otra parte, en que se nota una m ayor aceptación por parte del pú­ blico que acude, cada vez más, con m ayor profusión. No sabem os si la Banda volverá a los bailables dom in­ gueros. Parece com o si su intervención, ya, se limitara a actuaciones especiales, conciertos y determ inados feste­ jos. Quizá vaya a ser esta su función en el futuro. A u n ­ que, en las últim as fiestas de carnaval fue m uy bien reci­ bida su actuación, al vo lver por sus fueros, interpretando m úsica de bailable. No obstante, la Banda no desaparece. La Banda toda­ vía actúa en doce conciertos anuales, cuatro procesiones y, desde luego, en el Pasacalles del Centenario. En esta faceta, por el m om ento es im pensable que sea susti­ tuida. S o lo la Banda puede interpretar este característico Pasacalles de las Fiestas Patronales con el ánim o pre­ ciso. En los conciertos cabe destacar los que se celebran en la noche de San Ignacio, concierto tradicional con re­ pertorio de piezas vascas, y en el día de Santa Cecilia, La cuestión es que la Banda ya no es el único conjunto m usical, com o lo fue en tiem pos pasados. Ahora, otros grupos han surgido, en estos últim os años, con otro tipo de instrum entos, con otra form a de interpretar, con otro estilo, que han acaparado la atención y gustos del pú­ blico bailarín. 63 tos bajo la batuta de un director de extraordinaria cate­ goría profesional, cuando el am biente m usical y la afi­ ción van creciendo de una form a m anifiesta, estalla la guerra civil y todo se deshace. De todas form as, no cabe la m enor duda, de que la Banda ha sido en nuestro pueblo, y se puede decir tam bién de todas las Bandas en todos los pueblos, el primer conjunto m usical que am enizó toda fiesta y toda tarde de dom ingo. Así es. Tam pco se puede decir que ahora la Banda sea algo obsoleto, algo que no tenga cabida en la expresión m usical actual. De hecho, la Banda sigue accuando, com o se ha dicho, en conciertos y m om entos especiales. Es posible que este sea su puesto en el pano­ ram a que ahora se ofrece, coexistiendo con otros grupos. Van a pasar unos años hasta que, esta vez organizado por FET y de las JO N S , el m aestro, don Francisco Larreta, vu e lve a reunir a los m úsicos dispersos y co ­ mienza, de nuevo, a funcionar la Banda, dirigidos por el m ism o Larreta y siendo subdirector don G abino Zarranz. En 1940, la Banda actúa en el hom enaje a don Ignacio Tabuyo, fam oso barítono, de talla internacional, y rente­ riano de nacim iento. Tabuyo no faltaba nunca a las fies­ tas patronales. S o lo en dos ocasiones la distancia, por m otivos profesionales, le im pidió venir. Pero tuvo que ser m ucha la distancia, pues desde cualquier lugar del extranjero acudia a la llam ada del txoko. A su hom enaje asistió el cantante, y que tam bién fuera alum no suyo, M arcos Redondo. Y M arcos Redondo actuó, en este acontecim iento, acom pañado por el joven pianista Félix Lavilla, hijo del profesor Ju liá n Lavilla. Pero al haber sido, en tiem pos pasados, el único con­ junto actuante, su presencia tuvo lógicam ente una enorm e im portancia. Más, si tenem os en cuenta que los m edios de diversión y entretenim iento eran escasos. Por lo tanto, bien se podría decir que la Banda era algo así com o el fundam ento de toda fiesta, la m otivación del jo l­ gorio, la anim ación de las veladas, en definitiva, el m ayo r espectáculo del m undo en el pueblo. Tal com o lo recuerdan los m ás veteranos, podem os destacar dos m om entos estelares de la Banda en su his­ toria. Siguien do un orden cronológico, el prim er m o­ m ento de su m ayor apogeo lo podem os situar entre los años 1928 a 1936. En este tiem po la Banda es dirigida por el m aestro don Jo s é M .a Iraola, y está com puesta por unos cincuenta m úsicos. Y es el concejal, don Igna­ cio Lecuona, su m áxim o protector. En 1948, un grupo de personas preocupadas por estas cuestiones m usicales, se reúnen, en la entonces calle del Ferial n.° 4, y constituyen la A sociación de Cultura M u si­ cal. Es nom brado presidente de la Asociación, don Ram ón M úgica, vicepresidente, don Jo s é Perez Fuente, tesorero, don Jo s é M .a Salaverría Errazquin, viceteso­ rero, don Ram ón Lasa Echeverría, secretario, don Miguel Peña Egaña, vicesecretario, don Francisco Larreta Erviti, y vocales, don Jo s é Elicechea Aram buru, don Luis García Leceta y don Pedro Otegui Arana. Esta relación, por lo que de curioso pueda tener el conocim iento de las per­ sonas que se responsabilizaron con esta actividad. T a m ­ bién hubiera sido interesante saber quienes fueron los dem ás, hasta treinta y uno, que acudieron a la m encio­ nada reunión. Com o pasos previos a este desarrollo habría que señ a­ lar, diez años antes, la creación, en 1918, de la Academ ia M unicipal de M úsica. A cadem ia que es dirigida por quien luego sería, tam bién, director de la Banda, el m a­ estro Iraola, y que es subvencionada por el A y u n ­ tam iento. Y anterior a esta creación de la Academ ia, es necesario destacar la influencia que en todo este am biente m usical tuvo la labor y personalidad del director, y profesor de solfeo, don Hipólito Guezala. La inspiración y valim iento del señor Guezala es base fundam ental en la creación de la Banda. Es, por aquellos prim eros tiem pos, cuando la Banda de Rentería consigue un prim er prem io en un cer­ tam en celebrado en Pam plona. Esta Asociación va a ser financiada por cuotas de so ­ cios. Y, desde este m om ento, la Banda es objeto de una reorganización, de m ejoras sustanciales, en definitiva, de un relanzam iento. Es nom brado director, de nuevo, a don Jo s é M .a Iraola, y com o subdirector, don G abino Zarranz. En 1928 entra com o profesor de solfeo en la Academ ia, don Ju liá n Lavilla. El m aestro Lavilla era ya, para en­ tonces, m úsico y com positor de cierto renom bre. C om ­ puso obras com o el himno al Club de Fútbol Touring, equipo que entonces com enzaba a tener nom bradía en la com arca, el pasodoble «Errenderi», dedicado a la Banda de M úsica y que, interpretado por txistu y Banda, ganó un prim er prem io, en 1929, en concurso celebrado en Bilbao, siendo prim er txistu, Alejandro Lizaso, se­ gundo, Pedro Lizardi, silbóte, Eugenio Errazquin y, ata­ bal, Evaristo Goñi. Lógicam ente, la labor del m aestro Lavilla, en el panoram a m usical renteriano, tuvo su im portancia. Com o consecuencia, la Banda tiene una nueva época de florecim iento. El aspecto m ás visible de esta ren ova­ ción, es la indum entaria de sus com ponentes que vu e l­ ven a vestir, al igual que en 1928, sus flam antes unifor­ m es azules. Porque, m ientras tanto, y seguram ente por m otivos económ icos, la Banda había actuado con sus vestim entas de diario. Todo lo m ás que se pudiera consi­ derar com o característico, y que uno cree recordar, es que utilizaron, y no siem pre, boinas rojas. Por lo tanto, la década Banda, años de plenitud. rencia a los bailables de blos circundantes. Y hay pueblo, a pesar de haber suficiente. En 1932 se establece el Reglam ento para la Banda M u ­ nicipal de la Villa de Rentería, por el Ilustre A yu n ta ­ m iento. En este reglam ento se regula la plantilla de los com ponentes de la Banda, los sueldos, disposiciones ge­ nerales, autoridad del director, del subdirector, m úsicos solistas, m úsicos en general, etc. de los cincuenta, son para la La juventud acude con prefe­ Rentería desde todos los pue­ veces en que la A lam ed a del sido am pliada, resulta casi in­ El m aestro Iraola continua al frente com o director hasta 1959, en que, ya por razones de edad, es sustituido por don G abino Zarranz. El m aestro Zarranz fallece un año después, haciéndose cargo de la dirección don V a ­ lentín M anso. Y, poco más tarde, com o subdirector, don Ignacio Ubiria, estupendo intérprete de guitarra. Y en 1936, cuando la obra se va perfeccionando, cuando la Banda está com puesta por cincuenta elem en ­ 64 El m aestro M anso es ya un veterano de la Banda ya que vino a Rentería en el año 1923, cuando la Banda, to­ davía incipiente, estaba constituida por solo veinticinco m úsicos. El señor M anso ha realizado tam bién sus in­ cursiones en el terreno de la com posición. Pero él es rea­ cio a m ostrarse explícito en esta faceta de su labor. Pero sí podem os m encionar su «A gur Errenderi», dedicado al pueblo de Rentería. conciertos y en sus actuaciones especiales. Y com o siem pre lo han hecho, se dedican a Brahm s, a Berlioz, a Litzs, a Tchaikowski, a Schubert, a Verdi, a Guridi, a Usandizaga, y dem ás. Y se dedica com o lo ha hecho siem pre, con orden, con disciplina. A cualquiera de los com ponentes de la Banda a quienes se les interrogue sobre que facetas o características destacarían en la organización de la Banda, sin ninguna duda exponen la enorm e disciplina a que siem pre han estado som etidos. Y esto tiene un m ayor mérito teniendo en cuenta que todos ellos son gente trabajadora, gente que acude a la m úsica después de su jornada laboral. Y no es esto tarea fácil. Sab id o es lo pesado que es el ensayar un concierto, y m ás si antes se han estado m uchas horas al pie de de una m áquina en un taller o en una fábrica. Por los años sesenta, todavía, la Banda sigue acap a­ rando el beneplácito de la juventud bailona. Comienzan ya a funcionar las prim eras discotecas, pero eso no es obstáculo para que la Alam eda se vea concurrida. En 1969, el 12 de Octubre, en el prim er Certam en R e­ gional de Bandas de M úsica que se celebra en Zaragoza, la Banda de Rentería se clasifica en segundo lugar, con accésit al prim er puesto, en la serie A, categoría en la que actuaron, interpretando La Pantom im a, de Las G o ­ londrinas, de Usandizaga. Y de esta gente han surgido intérpretes, algunos, que han trascendido a cotas de gran relieve, com o los her­ m anos Corostola, Pedro y Patxi, o com o Sabin Olascoaga, fam oso m úsico-vocal de la célebre agrupación Xey, o com o el m aestro Tom ás Beteta, director de Banda, hoy, en La Coruña. Por otra parte, y refiriéndonos a las actividades de la Asociación, desde 1962 hasta 1969, organiza conciertos, con intérpretes com o el pianista Ju a n Padrosa, el v io li­ nista húngaro Eugen Prokop, el tenor lírico francés Ri­ chard G aillan, el cantante Carlos Fagoaga y, adem ás, C o­ rales, Ochotes, etc. En 1970, don Valentín M anso es suplido, por algún tiem po, en la dirección de la Banda, por el m aestro Igna­ cio Lecuona. Y A sí llegam os a los años setenta. Y, com o hem os dicho antes, conjuntos m usicales, con sus guitarras eléc­ tricas, y sus percusiones, y sus altisonantes altavoces, empiezan a proliferar acaparando el gusto de la juventud bailona. Y los ritm os com pulsivos de la nueva m úsica m argina a los boleros, los pasodobles, las rum bas, los tangos y los valses a que nos tenían acostum brados los señores de la Banda. El «M irando al m ar», «La comparsita», «M aría de Bahia», «La casita de papel», «El pe­ queño vals», «Cam inito», «Angelitos negros», «Siboney», «El m ar», «R ecuerdam é», «Toca m adera», «El bayón de Ana», etc. etc., se quedan en la historia para dar paso al tam -tam de la selva (con todos los respetos a su noble función en tan intrincados parajes) cam uflado con un cierto ritmo m usical y con unas gotas (casi nada) de m elodía (cuando la tiene). Y todo ello a pesar de m uchas dificultades. Pues, entre otras cosas, siem pre la Banda ha estado a falta de un adecuado local para sus ensayos. S e les ha cedido por un tiem po un lugar u otro. Locales a veces incóm odos, a veces sin calefacción. En cuanto al instrum ental, aunque el A yu ntam ien to ha sido quien les ha proporcionado, la verdad tam bién es que, m uchas veces, han sido ellos quienes lo han tenido que com prarse. O, com o el v e te ­ rano Dom ingo Echeverría, que con sus cincuenta y cinco años de activo en la Banda, sigue, todavía, con el m ism o clarinete con que, a sus catorce años de edad, com enzó su actividad de m úsico. Todos estos detalles dem uestran la dedicación entu­ siasta con que los com ponentes de la Banda asum en su trabajo. A pesar, adem ás, de la escasa rem uneración que reciben por su labor. Esto sólo es posible gracias a su gran afición o a una verdadera vocación que les lleva a esta expresión de arte que es la m úsica. La Banda en 1948. Director: D. José M.1Iraola. Se ha constituido ya la Asociación de Cultura Musical de Rentería. Y claro está, el joven que iba al baile con su chaqueta y su corbata de dom ingo, porque al baile se iba de traje, com o se va a una cerem onia, por lo que de rito tiene en si el baile, pues adem ás de tratar de m overse al ritmo de una m elodía interpretada con un cierto gusto, el baile tiene tam bién su ritual, la form alidad de acercarse a una m uchacha, a una joven, a una mujer, que estaba allí, tam bién, vestida con sus m ejores galas dom inicales, ahora, ya, bajo el ritmo del tam -tam (repito los respetos) selvático, la vestim enta ha cam biado, dando paso, e v i­ dentem ente a una falta de un m ínim o de elegancia para el ritual, todo lo contrario, a dado paso, digo a las m ele­ nas desgreñadas, a los pantalones vaqueros (prenda adecuada para las labores del cam po y para el cuidado de vacas), en fin, a dado paso, en definitiva, a la falta de la debida form alidad y ornam entación que todo ritual debe llevar consigo. La Banda ya no tiene nada que hacer en esta nueva si­ tuación. Deja los bailables y centra su actividad en los 65 La Banda en 1964. Día del homenaje a D. Hipólito Guezala. Director: D. Valentín Manso. Sería de verdadera justicia m encionar a tantos y tantos com ponentes de la Banda que, por su entrega, por su ca­ rácter o dedicación, han aportado innegables valores. Pero estas líneas, evidentem ente, no pretenden ser una historia, ni tan siquiera un breve testim onio, de la trayec­ toria de la Banda. Quizá algún día alguien se ocupe de ello, y tom ando el tiem po y la labor necesaria, escriba todo lo extenso que el tem a lo requiere. Eso sería a la vez un tram o interesante de la vida de Rentería. Y, natural­ m ente, personalidades com o Francisco Cobos, o com o el abanderado Félix Aduriz, conocido por el sobrenom bre de Makutzo, tendría su cabida en esta historia de la Banda. No puedo m enos que extenderm e unas palabras en cuanto a Félix Aduriz se trata. Aduriz fue toda una in­ stitución en la Banda y el garbo y la prestancia con que llevaba la bandera de la Banda es gesto que, estoy se ­ guro, quedará im borrable en la m ente de m uchos renterianos. La Banda continua, pues, con su labor m usical, ap o­ yada, siem pre, por la Asociación, y por la aportación económ ica de los, aproxim adam ente, trescientos socios que la constituyen. Es don Ja v ie r Hernández Angulo quien preside ahora la A sociación de Cultura M usical. Antes lo fue don Igna­ cio Ubiria Indabere. Y con anterioridad, don Ju a n Her­ nández Juárez. En estos m om entos está ya constituyén­ dose la Federación de Band as de Euskadi. Esto quiere decir que la actividad continúa, que hay proyectos, que hay ilusión. Es posible que nos encontrem os, después de unos años de relegam iento, en vísperas de, en algún m odo, un nuevo m om ento estelar. 66