Política Criminal y prevención con enfoque de género Ana Lucía Moncayo Albornoz Centro de Investigación en Política Criminal 2014 I. Justificación Según estadísticas del Inpec1, la mayoría de mujeres privadas de la libertad han sido condenadas por modalidades delictivas, como: tráfico, fabricación o porte de estupefacientes (40.3%), hurto (14%) y fabricación tráfico y porte de armas de fuego o municiones (5.4%). Es decir, el 60 % de las infracciones penales tienen que ver con delitos contra el patrimonio económico, el narcotráfico, las bandas criminales y muchas situaciones derivadas del conflicto armado que se viven en nuestro país. Estas cifras son indicadoras de los graves problemas sociales y económicos que tienen que afrontar las mujeres, antes de la privación de su libertad2. Escenario que deja visible la situación de pobreza de muchas mujeres por la “insuficiencia de recursos” y de “necesidades básicas insatisfechas”3, acrecentadas estas como consecuencia del conflicto armado. Situación no sólo evidenciada por organizaciones de mujeres víctimas, sino por defensores de derechos humanos e incluso por la Corte Constitucional, así sobresale la 1 Instituto Nacional Penitenciario INPEC. http://www.inpec.gov.co/portal/page/portal/Inpec/Institucion/Estad%EDsticas. Disponible el 3 de febrero de 2014. 2 En el mismos sentido, “Por lo que hace a las causas por las que se encuentran procesadas, los porcentajes son reveladores de graves problemáticas sociales y económicas, dado que los delitos relacionados con estupefacientes, el homicidio y los delitos contra el patrimonio económico constituyen casi el 80% de las infracciones. (Procuraduría Delegada en lo Preventivo para Derechos Humanos y Asuntos Étnicos, Grupo de Asuntos Penitenciarios y Carcelarios, 2006, pág. 32). 3 La mayoría de los estudios económicos sobre pobreza han centrado su atención casi exclusivamente en las concernientes a “necesidad”, “estándar de vida” e “insuficiencia de recursos”. Para estas opciones, los indicadores de bienestar más aceptados han sido la satisfacción de ciertas necesidades, el consumo de bienes o el ingreso disponible” (Feres & Mancero, 2001). Sentencia T-025 de 2004 y su auto de seguimiento, que ha permitido el reconocimiento de derechos a las mujeres en situación de desplazamiento. En éste último la Corte hizo visible tanto los riesgos de vulnerabilidad específicos a los que están expuestas las mujeres en el contexto del conflicto armado como sus problemas y necesidades, que se traducen en la vulneración de una multiplicidad de derechos. Pero no solo en países como Colombia se hace manifiesta esta situación, el aumento de delitos contra la propiedad en la mujeres también se ha hecho relevante en los países desarrollados, así Florizelle O´connor de la Comisión de Derechos Humanos, señaló que “en los países en desarrollo esa delincuencia ha aumentado con la aparición del tráfico de drogas mediante el empleo de "camellos". Esto puede explicarse quizás por el incremento de la pobreza, ya que para algunas mujeres la liberación y la igualdad han significado una disminución del apoyo económico que les prestaban sus parejas masculinas, así como menores oportunidades económicas si su nivel de educación y de cualificaciones es muy bajo” (Naciones Unidas. Consejo Económico y Social, 2004, Párr. 21) De ahí la necesidad de identificar si las políticas públicas que garantizan los derechos económicos y sociales y culturales inciden en la construcción de una política criminal con enfoque de género, es decir, en una política que visibilice las situaciones de discriminación de las mujeres, en clave de prevención del delito. Ahora bien, resulta importante señalar que el enfoque de prevención que se abordará, será uno alejado tanto de su contenido clásico como neoclásico. Clásico en tanto éste parte del control e intimidación como fundamento de prevención del delito, es decir de considerar que “el incremento de la delincuencia se explica por la debilidad de la amenaza penal” (García-Pablos de Molina, pág. 89) y neoclásico en tanto considera como la solución más eficaz en la prevención del delito, el fortalecimiento del sistema legal, llegando incluso, en algunos casos, a una inflación normativa en el logro de dicha finalidad (pág. 93). Por las citadas razones, esta investigación partirá de una concepción de prevención del delito que se fundamente en la implementación y eficacia de políticas públicas que garanticen derechos fundamentales. Il. Problema de Investigación El Estado se ha visto inmerso en la “Cultura del Control”4 nutrida por una esquizofrenia de dominación, tal como señala Garland, a partir de 1970 “el control del delito se está volviendo una responsabilidad no sólo de los especialistas de la justicia penal, sino de toda una serie de actores sociales y económicos” (Garland, 2005, pág. 280). De esta manera, la prevención del delito vincula no solo al Estado sino a la comunidad, a los particulares, de ahí que surjan más controles, técnicas de vigilancia, empresas de seguridad privada, todo ello con el fin de evitar que se presenten situaciones delictivas. Tal prevención trae como consecuencia que el Estado pierda el monopolio del poder punitivo, en palabras de Garland “el Estado opera ahora en una economía mixta de provisión de seguridad y control del delito y sus agencias deben articularse con los esquemas de seguridad privada que se han ido desarrollando en los últimos treinta años. (Garland, 2005, págs. 284-285). Así se ha consolidado una prevención basada en la vigilancia e inspección y en el fortalecimiento del sistema legal, específicamente del sistema penal, en ausencia de: (i) una prevención primaria que garantice los derechos económicos sociales y culturales con el fin de evitar que mujeres en situación de vulnerabilidad sean privadas de su libertad5 y; (ii) de una prevención que amplíe su mirada a la sociedad (García-Pablos de Molina, pág. 96), es decir, que no se centre sólo en el 4 En palabras de David Garland, The Culture of Control: Crime and Social Order in Contemporary Society, 2001:175 5 Sin embargo, como señala Elías Carranza “La prevención anterior al delito ha venido descansando- sin mayor eficacia por cierto- casi con exclusividad en la policía, y el incremento del delito ha servido de fundamento, ante la ausencia de políticas criminológicas que den otra respuesta, para multiplicar los efectivos policiales. La prevención "primaria" de la criminalidad, por medio del sector de bienestar social (deportes, salud, educación, recreación, etc.), es en general muy reducida -con oscilaciones entre países- y la información de CEPAL, PNUD y otras agencias indica que por razones fiscales y recortes. (Carranza, 1992). sistema penal, en tanto el delito no solo es una problemática que afecte este sistema sino a la sociedad, a la comunidad en general, de ahí que se haga necesaria una política criminal integral. Prevención que debería ser tenida como uno de los elementos esenciales de una política criminal que junto con la integralidad de políticas públicas, el respeto de los derechos fundamentales de todos sus asociados, la inclusión de un enfoque diferencial de acuerdo a la edad, género, orientación sexual, cultura, etc., garantice el derecho a la libertad de los asociados. De ahí que éste trabajo pretenda responder a la pregunta ¿la política criminal incluye elementos de prevención con un enfoque de género? II. Objetivos 1. Objetivo General Identificar si en la política criminal se incluyen políticas públicas6 de prevención con enfoque de género. 2. Objetivo Específico Analizar el contenido de prevención que la política criminal tiene en Colombia. Identificar las políticas públicas económicas y culturales de las mujeres en Colombia. Identificar las consecuencias del conflicto armado en la garantía de los DESC. Analizar el contenido de integralidad en la política criminal. Identificar los elementos esenciales en una política criminal con enfoque de género. 6 Políticas de educación y económicas. III. Metodología Se trata de una investigación sociojurídica que desde lo cualitativo busca Identificar, entre otros: si en la política criminal se incluyen políticas de prevención con enfoque de género, si las políticas públicas aplicadas garantizan el derecho a la educación y al trabajo en las mujeres extramuros, el concepto de prevención, su contenido y sus críticas; y los aportes de la normatividad y de la jurisprudencia internacional en relación con las mujeres privadas de la libertad. Para ello se analizará fuentes primarias y secundarias, así: Fuentes primarias: se realizará entrevistas (estructuradas y no estructuradas) a mujeres privadas de la libertad en Bogotá, funcionarios y defensores. Fuentes secundarias: se analizará doctrina, jurisprudencia y normatividad internacional y nacional. Bibliografía Ariza, J. L., & Iturralde, M. (2011). Los muros d ela infamia.prisiones en Colombia y en América Latina. Bogotá: Universidad de los Andes. Carranza, E. (1992). Política criminal y humanismo en la reforma de la justicia penal. Ciencias Penales. Feres, J. C., & Mancero, X. (2001). eclac.cl/publicaciones. (Cepal, Ed.) Recuperado el 0 de Febrero de 2013, de http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/4/5954/lcl1479e.pdf García-Pablos de Molina, A. (s.f.). La prevención del delito en un Estado social y democrático de derecho. Recuperado el 11 de 02 de 2014, de dspace.usc.es: http://dspace.usc.es/bitstream/10347/4193/1/pg_081-100_penales15.pdf Garland, D. (2005). la cultura del control crimen y orden social en la sociedad contemporanea. Barcelona: Gedisa. Naciones Unidas. Consejo Económico y Social. (2004). Documento de trabajo de la Sra. Florizelle O´Connor sobre la cuestión de la muejr en prisión. Procuraduría Delegada en lo Preventivo para Derechos Humanos y Asuntos Étnicos, Grupo de Asuntos Penitenciarios y Carcelarios. (2006). Mujeres y prisión en Colombia: análisis desde una perspectiva . Bogotá: Procuraduría General de al Nación.