Los verdaderos (y no presuntos) culpables C.P. Alberto Núñez Esteva* La corrupción no vive del ambiente, la difunde como peste el mal gobernante José Vasconcelos El documental Presunto Culpable es demoledor. Un ciudadano inocente que meten a la cárcel por 20 años acusado de un crimen que no cometió y que sólo logra salir de ella gracias a la extraordinaria labor altruista de dos jóvenes abogados y un abogado penalista quienes ponen sobre la mesa las evidencias de esa horrible injusticia. Un inocente golpeado brutalmente por policías y comandantes quienes fabricaron un culpable ¿para cobrar sus emolumentos? y justificar su puesto. Un inocente que pasa más de dos años en la cárcel con todas las consecuencias económicas, sociales y psicológicas que esto le ocasiona; una cárcel en la que duerme sobre el piso, debajo de las literas, teniendo como compañeras a las cucarachas. Una familia que sufre, con impotencia, los horrores de ver al hijo, al hermano, al esposo, al amigo, atrapado en una flagrante violación a los derechos humanos y al más elemental sentido de justicia. Se ha intentado detener la divulgación del documental y la sociedad – incluyendo la clase política- reacciona con enojo ¿Ataque a la libertad de expresión? ¿Tontería o mala fe de la juez que aceptó el amparo? ¿Negocio a la vista por parte de los abogados del joven involucrado en la acusación al inocente? Me permito hacer las siguientes preguntas cuyas respuestas debiera darlas la autoridad competente. ¿Qué ha sido de los policías y comandantes que inventaron el culpable? ¿Qué ha sido del juez que actuó con notable incompetencia e irresponsabilidad? ¿Quién fue el verdadero asesino y que ha sido de él? ¿Qué explicación nos ofrecen a la ciudadanía las autoridades responsables de impartir la justicia en México? Este documental nos lleva a un sinnúmero de reflexiones: ¿Cuántos inocentes estarán en la cárcel purgando faltas que no cometieron? ¿Cuántos culpables están fuera de la cárcel disfrutando de lo mal hecho y lo mal habido? ¿La justicia favorece al rico, al poderoso, y destruye al pobre? La sociedad y los ciudadanos debemos indignarnos con lo que sabemos y es notorio, porque ahora aparece ante nuestros ojos en la pantalla grande. No debemos perder la capacidad de asombro. No podemos permanecer impávidos viendo lo que sucede en nuestro país y regresar a nuestras casas asumiendo que no ha pasado nada. La corrupción y la impunidad deben asquearnos. El sistema judicial que padecemos debe avergonzarnos. Quienes se nutren de esto deben ser descalificados por la sociedad. Exijamos que se revelen los nombres de los culpables. Exijamos a nuestros mandatarios que no sólo nos expliquen las causas sino que nos propongan soluciones y las pongan en práctica. Basta de una sociedad súbdita de los poderosos, poderosos que no han sabido cumplir con la responsabilidad que se les ha asignado. La libertad y la justicia son los cimientos de una democracia. Si no se tiene la segunda, la justicia, tampoco se puede disfrutar de la primera y en México se ha lesionado severamente la segunda y como consecuencia estamos perdiendo la primera, nuestra libertad. La impunidad, la corrupción y la carencia de un adecuado Estado de Derecho alimentan el crimen organizado, y éste avanza capturando territorios, destruye en su marcha el tejido social atrapando en sus garras a autoridades y a ciudadanos, convirtiéndolos en víctimas o en actores. No basta con lo que se está haciendo, es necesario más imaginación, más voluntad política, más coordinación entre los actores y más participación corresponsable de la sociedad. Necesitamos funcionarios que acepten sus responsabilidades, más que aquellos que buscan cómo eludirlas. Necesitamos ciudadanos de alta intensidad que quieran ser parte de la solución y no sólo de la crítica. Presunto culpable nos debe motivar a la exigencia y a la acción. Sólo ver el documental y lamentarnos no es suficiente. Llegó la hora de hacer cosas que antes no habíamos hecho. *Presidente de Sociedad en Movimiento ton_nunez@hotmail.com