DEL CAPULLO V DE LA BABA SEDOS^ Embojada la larva y onvuelta ya on su red sedosa, figura cl capullo; desaparece de nuestra vista, movi©ndo solamente la part© antorior de su cuerpo, y por la hilera sóltando la hobra sedosa, formando con ©lla un 8 sobre otro, hace una capa interior del capullo, sobro la que hace otra, hasta terminar por completo toda su provisión do. seda. Cortando un capullo se encuentran fácilmente hasta sieto capas concéntricas; pacientemonte se pueden cortar de 15 á 16 capas . La forma del capullo varía con las ra^as, dando diforencias notables capullos obtenidos de semilla procedente de una misma postura; las formas más generales son: la esférica, la apuntuda, la cinturadá y la elipsoidal, en las quo suelon influir el clima, el su©'.o y la alimentación. Las dimensiones dol capullo oscilan entre límites considerables (fig. 32); su coloración váría con las razas y con las condiciones en que se verifica la crianza, desde ol blanco limpio al blanco sucio, al rosado, al amarillo pálido, al amarillo subido, del verde bajo al verde subido, siendo frecuente encontrar diferencias muy marcadas en la coloracidn de los capullos de una misma partida de gusanos. -84La longítud de Ia baba sedosa varía con Ias razas, dobiéndose distínguir la longitud total de ta longitud aprovechable; la primera es toda la producida por la larva para formar la borra preliminar, el capullo, y el velo 8na1 quo envuelvo la crisálida; la segunda, es la parte que puede dovanarse y medirse. ^ f Pérdlda de peso del capullo.-Según Dandolo, 100 kilogramos de capullos, pesados el mismo día do la cosecha, eYpuestos á unos 22° do temporatura, se reducen: ICilo;;^,^m°s. Después d© 1 día á » » a ^ 2 ;i 4 á , » s > 99,t y8,2 97,3 ^7 96,6 Fflogrnmus , Después do 6 díns á » > > • 7 v S • 9> 10 ^ 9C 95 2 9•1,3 93,4 92,á Cifras quo varían con las razas y con el estado higrométrico del ambiente. Los sederos quo eonocen bion esas propiedades, no retrasau el desenibojo y venta de sus capullos, para evitar las consecuencias de osas pérdidas naturaA les quc disminuyen su cosecha. ^apullos defectuosos.-I^n las crianzas de gusanos es freettento encontrar capullos anormales, quo se diferencian d© todos los de>.nás, siendo los princip^tl ^nente defectuosos los dobles y los ^^zancl^^ccdos. Los capullos dobles procedou de la reunión de dos y algunas veces do tres gusanos quo se asoeian para formarlos; este defecto es com:ín á tod^ts las razas; en las amarillas oscila ontro el 2 y el 5 p^r 100 y on las jap^neaas dcl 12 al 15 por 100. Muy discutidas s^n las causas que favoracen L U ^ N M m 4 • -8Gla formación de los capullos dobles: unos croeñ que es un hocho casual, debido á la proximidad da los gusanos entre sí; otros la atribuyen ^ un embojado muy espeso, que obliga á los gusanos á esíar juntos, y, por consiguionto, á servirse dol espacio de que buenament© pueden, y otros, finalmente, suponen que los gusanos de seda en su estado silvestro no formarían capullas dobles, sienc^o la domesticidad causa de esa tandencia, m^s ó menos aceutuada con las razas. Las manchas de los capullos proceden, generalmente, de la purga de los últimos humores intestinales antas do oncerrarse las larvas al caer sobre otros capullos ya formadvs, ó en vías de formación. Rrapiedades de la seda.-Las propiedades quo nos sirven pac^a detorminar las condiciones de la baba sedosa svn: el fllzrlo, que es la media del peso eYpresado en fracciones de gramo, da las madojas do 100 matros de longitud obtenid,^s de un solo capullo; la tei^acidad, peso en gramos que una baba de medio metro de longitud pueda soportar al momcnto do la rotura; la elasticidad, qua expresa en milímotros el alargamiento que permite una baba de u ❑ metro de longitud, al romperse; la longit^cd, que en metros dotermina la cantidad de seda devanable. Para ol desanvolvimiento de una baba en madejas da 100 motros nos servimos de la maquinita Dusuzcan; las mr^dejas las pesamos en una balanza de precisión; la tenacidad y la elasticidad la obtenemos por med'1o del seri»aetro vertical. Fllatpra de la seda.-Cuanda la industria sericícola era en España la industria doméstica por excelencia, tor- -88minada la cosecha dcl capullo, ahogados y conscr^^ados convenientemente, después de termínadas las operaciones más perentorias d©1 cultivo de la tierra, nu©stros agricultores se dedicaban al kilado de sus sedas, empleando para e11o el torno tosco y rudimentario, ;quo satisfacía bi©n las egigencítts de su época. Las partes princi.pales del torno eran: la perola, las ruedas (aspas), eI qarrucfaal, el t^aorterillo y las a^ujas. I,legado el momento de comenzar la filatura do la seda, con adobes y barro so construía el horno á la sombra de las moreras; palos, troncos de girasol, cañas y cuerdas dc espnrto servían para la montura del torno, y ya listo, uno dc los hijos del sedero imprimía el inovimiento, otro alimentaba el horno y©1 padre ó la madre cuiduban del hilado. Terminada la partida, se depositaba en ol arca de la seda, esperando precios remuneradores para echarl^^ al mercado. La última perfocción del torno antigtto fué la combinación, admirablo por lo sencilla, para la transmisión dcl movimiento que el hilador efectuaba con uno de sus pies (figura 33), economizando un muchacho, quedando sola• mente el que alimenta el fucao, que al mismo tiempo ]impia las crisálidas y cuida de las porrinas (desechos) (figura 34). Dadas las oxigencias actuales de la industria sedera, el torno antiguo no tiene razón de ser; lo conservamos como objeto histórico, sirviéndonos también en casos especiales de aprovechamiontos do dosechos (capullos dobles, manehados, chapas, muertos, etc.) y para satisfacor las t^ecesidades de los particulares que solicitan utilizarlo. La figura 35 representa tros madejas obtenidas en 1906 de capu]los dobles y de manchado. ^ M _rn LL -90La íilatara actual.-La primera operación que hoy so haco con los capullos destinados á la filatura es su clasificación por tamario, forma, grano y color. Para el dovanado ó hilado de los capullos ponomos un ramo en la batidora, que tieno agua hirviendo. La batidera saca automáticamente la hobra hilable do cada capullo y lovanta la escobilla prosentando el ramo {t la hiladora, quo lo toma con la ma.no izquierda y con la derecha los va exponiondo á la acción ciel hilado do la máquina, en número d© tres, cuatro ó ciuco, según el lílulo que deseamos. La reunión do las tres 6 cuatro babas forma la seda cruda y se onrolla alrededor del aspa movida á mano ó por medio de otro motor cualquiera (fig. 36). Torminada la carga do un aspa, se pasa la hebra á la otra aspa; mientras se carga ésta, se eujuga la primera, so sacan las madejas y se doblan (fig. 37). En 1906 se tejió en Valencia (1) ]a coleha cubrecama (figura 38); el urdimbre fué sedl igual á las madejas do l^t tigura 37, y la trama y el fleco, con seda do l^t misma proecdencia do l^t figi.ira 35. La velocidad de las aspas es de 80 á 100 rovoluciones por minuto, pudicndo aumentarso hasta 150, y mas, scgún la cantidad de los capullos y la habilidad de la hiladora. No pueden fijarse cifras e^actas con respecto ^ la cantidad de capullos necesaria para obtener un 1{ilogramo de seda; varían con el método empleado, el ahogamiento, ta conservación, etc., y principalmonte con la calidad del capullo tratado. Segtín Quajat, empleando bucnas razas amarillas, so necesitan do 10 á il kilogramos do capullos vivos para obtener un kilogramo de seda, y do razas japo(1) D. Franeieco David, fabrieanto do tejidos. Fip. 35. -^Isi^r:.i.i> ur tiscu.^ nls'I'r^ln.1^ r^ r.l. I'^uc^u .^^'riccu. - ^^^ ^ nesas, de 12 á 14 kilogramos. Siendo las dos tercoras partes de su peso la pgrdida que egporimentan los capullos después de completamente desecados, resulta que para obtener un kilogramo de seda con capullos de buenas raZ^9 amarillas, necesitamos de 3 á 3,5 kilogramos de capullos secos. Todos los productos secundarios de la fllatura se utilizan actuálmoute, siendo la base de una industria importantísima, que produce anualmente unos cuatro millonos de kilogramos, llamado fa^atasia, con un valor aprogimado de 100.000.000 de fi•ancos. Las sedas se distinguen eon los nombres de cldsicas, s^tbli^^aes, corrienles, ^raedianas, etc., teniendo en cuenta, adc^más de la uniformidad de coloracidn, pastosidad, nervio, etc., que el prácti.co aprecia á simple vista, la regularidad de título, la tenacidad y la ©lasticidad. La baba sodosa extraída d© un solo capullo no tione el mismo grueso en toda su lonáitud; de aquí que, si la hiladora devana cuatro capullos, principiándolos todos á la vez, la hebra formada será desigualmonto gruesa, inconvonionte que remedia la hiladora, cuidando que las partos más delgadas de dos babas se unan con l^^s partes más gruesas do las otras dos babas. Para averiguar si la hiladura cuida de que la hebra s©a lo más uniforme posible, se comprueba el trabajo con frecuencia, empleando para. ©ste objeto la maquinita llamada probeta. Del tílulo de la seda.-Ya homos dieho qu© el título de la seda os ol peso expresado on fraccíqnes de gramo de uná longitud de hebra determinada (405 á 500 metros, seg^n las regiones). La mudeja á comprobar se lleva á otca aspa de circunf©roncia conocida y contador de r©volucíones, que por - 91 medio de un timbre avísa cuamio la Iongitud devanada os la que so d©sea. Esta opei•ación se repite varias veaes para obtener varias madejas de la misma longitud; el promedio del peso de todas Ias madojas es ol tftulo. Como el grueso del hilo no es siempre rigurosamento uniforme, se ha estabiecido cierta tolerancia para la contratación de la seda; por ejemplo, seda de 10,12 quíere decir que la media de los pesos de las madejas de prueba dobe, estar comprendida en ol 10 y el 12 diazeros (1), no debiendo sor mayor d©12 ni menor do 10. Lo mismo espre^an los. títulos 9,11 y 9,10, síendo ovidente que cuanto más se aproximen los dos términos oxtremos, mayor es el mérito de la s©da. Ensayo de la seda. - La seda es una sustaneia muy liiároscópica; almacenada ©n locales húmedos, cada bala de seda aumenta fácilmente un kilogramo en su peso, sin que ol práctico más perspicaz pueda conocerlo, originando uña diferencia de 40 á 45 posetas sobr© el precio roal de cada bala. Para evitar ese peligro y poder dar á cada cuai lo suyo, egisten en Francia los ostablecimientos ofieiales de onsayo llamados Condición de la seda, en Amiens, Aubenas, Avignon, Lyon, Marseille, blontelimar, Nimes, París, Privas, Roims, Saint-Etienne, Gai^ges y Valenee, todos lnenos el de Montelimar dependientes de los Municipios 6 de las (t) La libra do CarlamaQno valia 367,123 ^ranos, se dividía en 12 anzas; 8 onzas fortnaban un marco. El uso ostabloció después la libra do ^^'marcos, ó IG onzas, llamada libra de marco^, quo valo por conseeuoncia dioa y seis vecos 30.59# ^^anos, ó sean 489,504 gramcs. La onza se di^ide en 8 gruo^os, ol grueso en 3 dineros, el dinero en 24 granos. - J5 (-'átn^^ras de Comercio, y en It^^lia en Ancona, Borgamo, I3rescia, ('omo, I+'lorencia, T.c^cco, Yesaro, Messina, 141i1án, 'I'urín y ildiue, de los que solam©nte siete dependon de la C^íinar,i dc Cotnercio respec,tivíi. Fig. 37. --\Inui^:.ins ui: tir:un: rii.nruicn r^our:^c^.^. I^aon ust,^l^lc^^imicr^tos, vcrd^id^^ro5 trit,unalos, conli^u^za d^+l c•^>n^or^•.iu ^i^, ^i^ti;is, d^^sltuGS tl^^ itum^^rus,t, c^x^x^ ^ •i^^nci.^:^ ,icoril;u•^in c5t;ililc^^ur jrir;t l^t ^^+^i;i nui•m,^l tu^ :ium^^iit^^ ^jul 11 ^u^r 10O du 5ii jx^so, t1^^tihu^^5 tlt^ ^lo5uc;id^e ^±ittru lus 110 y lus 11i^grvttlo5. ^^sí,inttic^tit^li^E^ ol ti^•^^^ ^tktsolutoyl^' ul I,cSu comer^•^i,il, tondruntusl^^ - 1^ -^ 1]:1(1. Fig. 38.-Ci,mct:c.^^i:^ nr: sru:^. -97La desecación de las muestras se efectúa• en aparatos espeeiales, en los que la calefacción se obtiene por medio del gas del alumbrado. Parece que la temperatura de 130 á 135 grados es hoy la más apropiada para obtener la sequedad absoluta, con grande economf a de tiempo. .Demuestra la importancia de estos establecimientos la seda registrada solamente por la Condición de Lyon el pasado año de 1906, que fué como sigue: 1906.. Orqa^aat^a (1) Trarreea (2) Gré,qea (3) 12.155 15.380 78.284 ToTeLrs.... 105.819 balas, con peso de s » u » » » 886.419 1.081.b33 5.071.921 7.039.873 kgs. » ^ » (1) Or,qa^caín: La seda obrada que forma el urdimbre de una tela. (2) Tramea: La, seda obrada que sirve para el relleno del tejido de una tela. (3) Gré,yea: La seda sin obrar, conforme salo de la filatura. .