GEOARQUEOLOGIA EN LA LOCALIDAD NUTRIA MANSA (PDOS

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Comechingonia 11 (2008) ISSN:0326-7911-C. Favier-Dubois y M Bonomo. 9- 28
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GEOARQUEOLOGIA EN LA LOCALIDAD NUTRIA MANSA
(PDOS. DE GRAL. ALVARADO Y LOBERIA,
PROVINCIA DE BUENOS AIRES)
Cristian M. Favier-Dubois1 y Mariano Bonomo2
12-
CONICET-INCUAPA, Facultad de Ciencias Sociales, UNCPBA. cfavier@coopenet.com.ar
CONICET, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP. mbonomo@fcnym.unlp.edu.ar
Presentado el: 25/11/2007 - Aceptado 02/04/2008
Resumen
En este trabajo se presentan estudios geoarqueológicos realizados en la localidad arqueológica
Nutria Mansa, localizada en las márgenes del arroyo homónimo en las proximidades del litoral
marítimo bonaerense. Las investigaciones arqueológicas comenzaron en el año 2000 habiéndose
reconocido dos sitios en superficie (NM1sup y NM2sup), cuyos materiales fueron recuperados en
zonas afectadas por el arado, y un sitio en estratigrafía (NM1), en el que se excavó una superficie de 23
m2 recuperándose material lítico y muy abundantes restos faunísticos (unas 140.000 piezas)
correspondientes al Holoceno tardío. Los análisis geoarqueológicos estuvieron orientados a profundizar
aspectos estratigráficos, así como a evaluar los procesos de formación y entorno ambiental de la
evidencia arqueológica recuperada en la localidad. Los resultados obtenidos han permitido explicar
algunos de los procesos tafonómicos involucrados en el sitio excavado, así como generar expectativas
arqueológicas para diferentes posiciones del paisaje ocupado por las poblaciones prehispánicas:
divisorias loéssicas (suelos naturales y arados), pendientes y valle, contribuyendo al análisis de la
resolución, integridad y preservación de la evidencia antrópica en cada sector.
Palabras clave: Geoarqueología, Arroyo Nutria Mansa, Holoceno tardío.
Abstract
Geoarchaeological studies carried out in the Nutria Mansa archaeological locality (Southern Buenos
Aires Province) are presented. Archaeological research started in this area in 2000, revealing the
presence of two surface sites (NM1sup y NM2sup) where artifacts were exposed by plowing, and one
site in stratigraphy (NM1) where a 23 m2 excavation provided lithic material and very abundant
faunal remains (about 140.000 pieces). The geoarchaeological analyses were focused in stratigraphy,
and the evaluation of formation processes and environmental context of the archaeological record
found at the Nutria Mansa locality. Among the results of this work are the explanation of some
taphonomic processes involved in the excavated site NM1, and the generation of expectations about
integrity, resolution and preservation of the cultural evidence in different places of the landscape
occupied by Prehispanic people as the loessic divide (no disturbed and plowed soils), slopes, and the
main valley.
Key words: Geoarchaeology, Nutria Mansa stream, Late Holocene.
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Introducción
Desde los comienzos de las investigaciones sobre las poblaciones prehispánicas
pampeanas distintos autores (Ameghino 1880; Bórmida 1960; Frenguelli y Outes 1924;
Hrdlicka 1912; Menghín y Bórmida 1950; Tapia 1937) han utilizado información geológica
para interpretar los contextos arqueológicos. Particularmente, intentaban correlacionar los
artefactos hallados con la edad estimada para las unidades estratigráficas que los contenían
y en menor medida explicar procesos naturales involucrados en la formación de los depósitos
arqueológicos. A mediados de la década de 1960 y principios de la de 1970, Madrazo y su
equipo de colaboradores interactuaron de manera sostenida con geólogos y paleontólogos
(Fidalgo et al. 1971; Madrazo 1972, 1979; Teruggi 1968; Zetti et al. 1972). Con estos estudios se
ampliaron los temas abordados desde la óptica geológica, incluyendo análisis de muestras
sedimentológicas para establecer las secuencias estratigráficas y cronológicas relativas de
los sitios, la vinculación de estos perfiles con los marcos geológicos regionales y las
oscilaciones climáticas, la génesis de reparos rocosos con ocupaciones humanas y la
determinación de las rocas empleadas como materia prima para confeccionar artefactos.
Siguiendo las bases delineadas en los trabajos previos, desde la década de 1980 en adelante
se consolida un modo multidisciplinario de estudiar el pasado pampeano con la participación
formal de especialistas del campo de la geología del Cuaternario en las investigaciones
arqueológicas (véase Zarate y Prieto 1997). Se trataron temas variados como la cronología,
esquemas estratigráficos del Pleistoceno final-Holoceno, contextos sedimentológicos y
geomorfológicos, los procesos de formación de los sitios, la composición mineralógica y
química de materiales líticos y cerámicos, las potenciales áreas de aprovisionamiento de
rocas y arcillas, la influencia de los cambios climáticos en la historia ocupacional de la
región, etc. (Fidalgo et al. 1986; Flegenheimer y Zárate 1993, Flegenheimer et al. 1999; González
y Weiler 1988; González de Bonaveri y Zárate 1993-94; Martínez y Osterrieth 2001; Messineo
et al. 2004; Osterrieth et al. 2002; Pérez Meroni y Blasi 1997; Politis 1984; Zárate et al. 20002002; Zavala et al. 1992, entre otros). Dentro de este período se destacan aquellos que adoptaron
explícitamente una perspectiva geoarqueológica e integraron distintas escalas espaciales de
análisis, como los estudios efectuados en las localidades Cerro La China (Zárate y
Flegenheimer 1991), Paso Otero (Favier Dubois 2006; Holliday et al. 2003), Zanjón Seco (Favier
Dubois y Politis 2006), La Guillerma (González 2005) y en la costa central (Aldazábal et al.
2004).
Si bien con algunos matices de acuerdo a la aproximación, la geoarqueología puede
considerarse investigación arqueológica utilizando métodos y conceptos de las Ciencias de
la Tierra (Butzer 1982), superando las dicotomías de escalas e intereses que tradicionalmente
permeaban el trabajo interdisciplinario a partir de una perspectiva centrada en los agentes
humanos y su interacción con el paisaje. En este artículo se presentan los estudios
geoarqueológicos efectuados en la localidad arqueológica Nutria Mansa (Bonomo 2005).
Los mismos estuvieron orientados a profundizar aspectos estratigráficos, así como a evaluar
el contexto geoambiental de la evidencia arqueológica recuperada en la localidad (Favier
Dubois y Bonomo 2002). Los resultados obtenidos han permitido explicar parte de los procesos
tafonómicos involucrados en el sitio NM1, y generar expectativas arqueológicas en diferentes
posiciones del paisaje local: divisorias loéssicas (suelos naturales y arados), pendientes, y
valle fluvial, contribuyendo al análisis de la resolución, integridad y preservación de la
evidencia antrópica en cada caso.
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Marco geológico regional
En relación con el marco geológico, afloran en este sector unidades de carácter regional
correspondientes al Pleistoceno tardío y Holoceno. Se trata de sedimentos fluviales y lacustres
referidos a los Miembros Guerrero y Río Salado de la Formación Luján (“Lujanense” y
“Platense” en la terminología de Ameghino y Frenguelli), a los que suprayacen aquellos de
origen eólico de la Formación La Postrera (Fidalgo et al. 1973). Estas unidades apoyan sobre
la Formación Pampiano (parte de los “sedimentos pampeanos” de la terminología clásica),
constituida principalmente por loess, la cual tiene una gran extensión y forma un sustrato
con leves ondulaciones que caracteriza el paisaje de la región.
El Miembro Guerrero de la Formación Luján está compuesto por depósitos fluviales de
planicie de inundación, constituyéndose en la evidencia más temprana del comienzo del
desarrollo de la red de drenaje actual. Los sedimentos de la base están integrados por arenas
finas y limos con coloraciones castañas y los de la parte superior están constituidos por
arenas limosas y limos arcillosos arenosos de color verde amarillento. Para el sector verde de
este miembro se obtuvieron dataciones radiocarbónicas que comprenden desde los 28.600 a
los 10.000 años A.P. (Bonadonna et al. 1995, Tonni y Cione 1995; Tonni et al. 1999, Tonni et al.
2003). En algunos sectores, sobre la parte superior del Miembro Guerrero, puede registrarse
una unidad edafoestratigráfica de coloración oscura denominada Suelo Puesto Callejón
Viejo que representaría el límite Pleistoceno-Holoceno, fechado entre los 10.000 y 9.000 años
A.P. (Bonadonna et al. 1995, Johnson et al. 1998, Zárate et al. 1998, Martínez 2001).
Por encima del Miembro Guerrero, o sobre los remanentes del paleosuelo Puesto Callejón
Viejo, se localiza el Miembro Río Salado de la Formación Luján, depósito de ambiente palustrelacustre y en menor medida fluvial. Este miembro posee tonalidades grises a blanquecinas y
está constituido por limos arenosos a arcillosos con cantidades variables de materia orgánica
y abundante contenido bioclástico. Para estos depósitos se obtuvieron dataciones que abarcan
desde los 10.800 a los 3.400 años A.P. (Bonadonna et al. 1995). En la parte superior del
Miembro Río Salado, se presentan en forma esporádica remanentes del Suelo Puesto Berrondo,
rico en materia orgánica, que fue datado entre 3.000 y 2.000 años A.P. (Tonni et al. 2001).
La Fm. La Postrera, de origen eólico, posee una amplia distribución en la Pampa Húmeda.
Comienza a sedimentarse sobre las divisorias, contemporáneamente con la parte superior
del Miembro Guerrero, hasta épocas recientes (Fidalgo et al. 1973). Durante el Holoceno
tardío, su parte superior también está representada en los cursos fluviales. Se halla constituida
por sedimentos sin consolidar, conformados por limos arenosos y arenas limosas. Estas
acumulaciones poseen un color castaño amarillento uniforme, aspecto homogéneo y ausencia
de estratificación. Esta unidad puede dividirse en una parte inferior, con una cronología que
va desde el Pleistoceno final hasta los 8.300 años A.P. (Tonni 1994; Tonni y Cione 1995),
separada por una discordancia erosiva de una parte superior, con espesor variable y edades
que se extienden hasta los 440 años A.P. (Tonni et al. 1999).
Localidad arqueológica Nutria Mansa
La localidad arqueológica Nutria Mansa se ubica a ambas márgenes del arroyo homónimo,
en las proximidades del poblado de Centinela del Mar, a 3,5 km del litoral marítimo bonaerense
(Figura 1). Los estudios arqueológicos se iniciaron en el año 2000 habiéndose reconocido hasta
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el momento dos sitios en superficie: NM1sup y NM2sup, cuyos materiales fueron recuperados
en zonas afectadas por el laboreo agrícola y un sitio en estratigrafía: NM1, en el que se excavó una
superficie de 23 m2 (Bonomo 2005).
Figura 1. Vista Aérea
El sitio NM1sup se ubica en el potrero nº 6 de la Ea. El Rincón en el partido de Gral.
Alvarado, adyacente al sitio en posición estratigráfica Nutria Mansa 1 (Figura 1). Allí fueron
recuperados 123 artefactos líticos, 8 rodados costeros sin modificación antrópica, 2 fragmentos
de bivalvos marinos, escasos fragmentos óseos de mamíferos indeterminados, restos de vidrio
y loza, así como varios elementos de plástico.
El sitio NM2sup se encuentra localizado en las Eas. Nutria Mansa y La Maruja en el
partido de Lobería (Figura 1). En este lugar se recuperaron 867 artefactos líticos, 3 fragmentos
de pigmento mineral, 3 tiestos de alfarería lisa, 1 fragmento rodado de molusco marino y 86
rodados costeros sin modificar con longitudes máximas que varían entre 7,5 y 2,5 cm. También
fueron hallados escasos fragmentos óseos indeterminados, algunos de ellos carbonizados o
calcinados, fragmentos de vidrio, loza, ladrillo y varios rodados muy pequeños (menores a 1
cm) de materias primas semejantes a las costeras.
En ambos sitios superficiales se registró una gran diversidad de artefactos líticos. Entre
ellos, se incluyen numerosos instrumentos de molienda (morteros, molinos, manos) y núcleos
de cuarcita con un gran potencial de materia prima sin aprovechar, junto a alfarería, pigmentos
minerales y significativas proporciones de instrumentos manufacturados mediante lascados,
los cuales señalan el desarrollo de múltiples actividades.
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Por su parte, el sitio en estratigrafía NM1 posee dos unidades arqueológicas discretas. El
Componente Inferior posee una amplia distribución que abarca desde los 75 hasta los 160
cm desde el nivel 0. En este componente se recuperó la notable cantidad de 142.732 restos
faunísticos, 2.292 artefactos líticos, 13 pigmentos minerales y 77 ecofactos.
A través de los estudios de tecnología lítica efectuados con los materiales del Componente
Inferior de NM1 se infiere el desarrollo de una gran variedad de tareas de producción
artefactual mediante la utilización de materias primas procedentes del Sistema Serrano de
Tandilia y de rodados de la costa atlántica. En el sitio se redujeron núcleos para la obtención
de lascas que fueron transformadas en diversos instrumentos con filos retocados. Con relación
al material faunístico, los estudios del conjunto muestran que la especie más abundante es el
guanaco (Lama guanicoe) que posee un número mínimo de 58 individuos, determinado a
partir de mandíbulas y dientes aislados (Bonomo et al. 2005). En el sitio está representada
asimismo una gran diversidad de mamíferos correspondientes a ambientes áridos y semiáridos
(Reithrodon auritus, Zaedyus pichiy, Dolichotis patagonum, Dusicyon avus y Lama guanicoe),
templados y húmedos (Dusicyon gymnocercus y Dasypus hybridus) y subtropicales (Myocastor
coipus y Chrysocyon brachyurus). Las evidencias registradas en NM1 sugieren el desarrollo de
múltiples actividades en un campamento en el que se realizaron tareas de procesamiento y
consumo de un amplio rango de partes esqueletarias de guanaco (Bonomo 2005).
Metodología
Se realizó un análisis de la estratigrafía a escala puntual y local (loci arqueológicos y
áreas adyacentes a los mismos) de acuerdo con la metodología propuesta por Butzer (1982).
Se articuló la estratigrafía de estas secuencias con aquellas de mayor escala (geología regional),
intentando caracterizar los ambientes representados en el sector en diferentes momentos.
Para la descripción de los perfiles se utilizó una perspectiva pedoestratigráfica antes que
la litoestratigráfica utilizada en trabajos previos en la región (p. ej. Fidalgo et al. 1971, 1986;
Zetti et al. 1972), ya que permite una calibración más adecuada de la representación temporal
de las secuencias en estudio y una mejor caracterización de los procesos postdepositacionales
involucrados en la formación de los depósitos arqueológicos (Holliday et al. 1993). Con
respecto a las técnicas de laboratorio utilizadas, se determinó textura por tamizado y pipeteo;
color en seco de acuerdo a la Tabla Munsell (Munsell Soil Color Charts); presencia de CO3Ca
por su reacción con HCl; porcentaje de materia orgánica por el método Walkley-Black; y pH
en pasta (1:2.5). Asimismo, se determinaron las bases presentes y la salinidad de los
sedimentos. Todos estos análisis fueron efectuados en el Laboratorio de Suelos de la Facultad
de Agronomía de Azul (UNCPBA).
Las dataciones numéricas se obtuvieron por dos vías diferentes: a) fechados por 14C (AMS)
y b) dataciones por OCR (Oxidizable Carbon Ratio), método químico de reciente desarrollo
para fechar materia orgánica de suelos y carbón (Frink, 1994 y 1995). Este método postula
que compuestos como el carbón y los materiales húmicos son biológicamente reciclados en
los suelos a una tasa lenta, pero mensurable, que progresa linealmente en relación con
variables contextuales (temperatura media, precipitación media, textura media, profundidad,
pH) similares a las que intervienen en los procesos de formación de suelos (Frink 1995). Se
modeliza entonces, a través de una fórmula, la relación entre estas variables y la tasa de
oxidación del carbono orgánico, proporcionando una edad numérica.
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Resultado
En la localidad arqueológica Nutria Mansa el relevamiento geoarqueológico de las diferentes
unidades del paisaje comprendió: 1. la planicie de inundación del valle fluvial (sitio NM1 y
perfiles aledaños); 2. la cercana lomada loéssica (divisoria) donde se ha registrado uno de los
sitios en superficie (sitio NM1sup); y 3. una toposecuencia, en la que se efectuaron sondeos y
barrenados desde la planicie de inundación hacia las divisorias a fin de obtener una visión
horizontal de la dinámica geoambiental y sus correlatos arqueológicos a lo largo de una transecta
perpendicular al cauce.
1. Planicie de inundación del arroyo
Estratigrafía del sitio Nutria Mansa 1 (NM1) (38° 24' 54,2" S y 58° 15' 50,1" O)
La estratigrafía general del sitio NM1 corresponde a depósitos fluviales y fluviolacustres
referibles a los miembros Guerrero y Río Salado de la Formación Luján (Fidalgo et al. 1973). En
NM1 se excavaron cinco cuadrículas de 2x2 m y dos testigos (superficie total: 23 m2) y se levantaron
seis perfiles estratigráficos a fin de evaluar las unidades representadas y sus variaciones laterales
(Figuras 2 y 3). Los análisis texturales incluyeron el fraccionamiento de las arenas, que mostró un
predominio de la arena muy fina (70 a 90% de esta fracción).
Figura 2. Vista de las cuadrículas
Se describe a continuación la estratigrafía de los perfiles 3, 5 y 6 con las profundidades de
las unidades tomadas a partir de la superficie del terreno, ubicada a distintas medidas por
debajo del nivel 0 de la excavación arqueológica1 (Figura 4). Estos perfiles ilustran la
estratigrafía de sitio NM1. No se han registrado variaciones de importancia en las unidades
representadas en cada perfil, sólo que manifiestan un ligero buzamiento hacia el NO.
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Perfil comparativo de la estratigrafía de NM1 (38º 24' 51,4" S y 58º 15' 50,6" O)
Como perfil comparativo de la estratigrafía del locus NM1 se utilizó la del primer sondeo
efectuado en la localidad (sondeo 1), ubicado a unos 80 m aguas arriba del sitio, ya que es
muy escasa la exposición de perfiles naturales en el área. En este sondeo se habían recuperado
restos óseos (n=89) y tres lascas de cuarcita de grano fino (n=2) y basalto (n=1). Los restos
faunísticos que pudieron ser determinados a nivel específico pertenecen a Lama guanicoe con
número mínimo de individuos igual a uno. La distribución vertical de los mismos comprendía
unos 25 cm (desde los 0,40 a los 0,65 m de profundidad de la superficie del terreno).
Figura 3 Planta general
La parte superior de esta secuencia estratigráfica se halla erosionada, estando ausente la
unidad I reconocida en los perfiles de las cuadrículas excavadas en NM1 (Figura 5). La
estratigrafía se inicia de esta manera con aquellos sedimentos finos referibles a la unidad II,
con 60 cm de espesor. En ésta se distinguen dos suelos palustres (horizontes A-C y Ab1-Cb1)
Figura 4 Perfiles estratigráficos
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separados por un banco de diatomita semejante a aquél registrado en los perfiles relevados
en NM1, pero algo más potente. Los materiales arqueológicos se hallaron por debajo de este
banco asociados a la unidad II, en el horizonte A cumúlico que inicia la unidad III, a partir de
unos 60 cm de la superficie. Este horizonte alcanza 1,60 m de profundidad, donde comienzan
los típicos depósitos del Mbro. Guerrero de la Fm. Luján, que en este sector desarrollan halos
de tinción alrededor de los canalículos de raíces.
Desde el punto de vista litológico se distinguen cuatro unidades principales, de arriba
hacia abajo:
- unidad I (UE I; “aluvio”): depósito francolimoso que presenta rasgos pedológicos
(humificación, bioturbación, presencia de raíces) en forma homogénea. Posee un contacto
basal claramente discordante respecto a la unidad infrayacente que podría corresponder
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tanto a un contacto erosivo (a causa por ejemplo de un evento de inundación), como a
perturbaciones de origen antrópico (remoción y mezcla de sedimentos por el arado).
- unidad II (UE II): depósito limoso que evidencia sedimentación de grano fino, con
importante aporte bioclástico (diatomeas), ocasionalmente laminado. Corresponde a cuerpos
de agua muy someros con presencia frecuente de suelos palustres y vegetación hidrófila.
Estas facies son típicas del Holoceno medio e inicios del tardío en los valles fluviales y
referibles al “Platense” o Mbro. Río Salado de la Fm. Luján de la literatura geológica.
- unidad III (UE III): es algo más arenosa, se halla constituida por un suelo oscuro, bien
drenado, de tipo cumúlico. Se trata de un suelo de planicie de inundación que alterna baja
sedimentación durante las crecientes, con pedogénesis en los momentos de estabilidad entre
los pulsos de acreción. Ello permite el desarrollo de un suelo que crece verticalmente en
forma pausada en la llanura aluvial (horizonte A cumúlico) y que mantiene vegetación
abundante. Esta unidad es el contexto de hallazgo de la mayoría de la evidencia arqueológica
en el sitio NM1 (Componente Inferior). Como la unidad anterior sería referible al “Platense”
aunque no representa sus facies típicas. El acotado horizonte transicional AC y el C se
observan desarrollados a expensas del “Lujanense” o Mbro. Guerrero de la Fm. Luján
(unidad IV).
- unidad IV (UE IV): depósito predominantemente arenoso, caracterizado por una
dinámica fluvial de mayor energía, con estructuras mecánicas de corriente y sedimentación
más activa. El aporte bioclástico es muy escaso. El desarrollo de esta unidad corresponde a
condiciones áridas a escala regional características del Pleistoceno tardío, tratándose de los
típicos depósitos del Miembro Guerrero de la Fm. Luján.
0-43 cm francolimoso, color gris (2.5 Y 6/1) en seco,
estructura
en bloques subangulares finos a medios, débiles;
raíces escasas;
límite claro y suave.Incluye horizontes A-C y banco
diatomita
43-60 cm limoso, gris (2.5 Y 5/1) en seco, estructura
en bloques subangulares finos a medios, débiles;
límite claro y suave. Incluye los horizontes Ab1-Cb1.
60-160cm francolimoso, gris castaño oscuro (2.5Y
4/2) en seco, estructura en bloques subangulares
gruesos, moderados; límite gradual, suave a
ondulado. Incluye horizontes Ab2 y ACb2.
160-180+cm francoarenoso, castaño amarillento
claro (2.5Y 6/3) en seco, estructura en bloques
subangulares medios a gruesos, débiles. Horizonte
Cb2.
Figura 5. Interpretación de las unidades estratigráficas reconocidas en el arroyo
Nutria Mansa
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Condiciones geoquímicas en NM1
Fueron evaluadas condiciones geoquímicas (pH, C orgánico, salinidad, bases
representadas) de los sedimentos de NM1 en vistas de examinar su incidencia en la
preservación de los restos faunísticos recuperados en el sitio (Tabla 1).
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Tabla 1: Análisis geoquímicos de las distintas unidades estratigráficas en NM1
En NM1 se observa que el contenido salino en el conjunto de muestras no es elevado. La
baja salinidad y la baja representación del Sodio apuntan a un ambiente continental para
estos depósitos. Se destaca un incremento del Sodio en profundidad, con la misma tendencia
que el pH. El Magnesio se encuentra en valores absolutos y relativos altos, siguiendo también
la tendencia del pH (mayor en la UE III). Es posible entonces que la alcalinidad que se
observa en los valores de pH se halle vinculada al alto contenido de Magnesio, al que se
suma la presencia de Sodio, aunque este último no presenta una concentración relativa que
permita generar por sí mismo una alta alcalinidad.
Un ambiente muy alcalino crea condiciones desfavorables para la preservación de la
fracción orgánica de los huesos, ya que facilita la hidrólisis del colágeno. Este mecanismo,
junto a la probable acción de microorganismos, registrada en contextos semejantes
(Gutiérrez 1998, 2001), contribuye a explicar la baja cantidad de colágeno presente en los
tres restos óseos muestreados para su análisis. Los mismos presentaron una pérdida de
peso por calcinación inferior a 2,7 %, así como gran fragilidad en seco, con marcado
astillamiento frente a la presión mecánica (Roberto Cordero com. pers. 2002). Así, la
hidrólisis, con la subsiguiente pérdida de la fracción orgánica de los materiales
faunísticos puede ser una de las causas que explican la alta proporción de fracturas
en estado seco (81%; véase Bonomo y Massigoge 2004) registradas en el sitio NM1.
Cronología del sitio NM1
Las dataciones del sitio NM1 fueron realizadas mediante dos métodos distintos, que
arrojaron edades discordantes (Bonomo 2005). En primer lugar, se efectuaron fechados
OCR de la materia orgánica contenida en los suelos, a partir de 6 muestras del perfil 4.
Las dataciones arrojaron las siguientes edades OCR: 467 años A.P. para la unidad
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estratigráfica I (UE I); 923 años A.P. y 1.837 años A.P. (UE IIa); 4.499 años A.P. (UE IIb);
5.970 años A.P. (UE III) y 7.630 años A.P. (transición entre UE III y IV).
Posteriormente, se efectuaron dataciones radiocarbónicas (AMS) sobre 3 muestras del
Componente Inferior. Dado que los restos óseos presentaban un bajo contenido de colágeno
se seleccionó para su procesamiento material dentario de Lama guanicoe bien preservado. A
diferencia de las edades OCR, las edades C14 convencionales obtenidas para el Componente
Inferior (UE IIb y III) fueron de 2.705 + 66 años A.P., 3.080 + 110 años A.P y 2.920 + 110 años
A.P., es decir sensiblemente menores.
Tres aspectos indican que las edades radiocarbónicas son las más representativas de la
cronología de la ocupación humana del sitio NM1. Primero, la mayor confiabilidad del
método AMS sobre el OCR que se encuentra aún en una etapa experimental. El cálculo de
edades de tiempo de residencia media de la materia orgánica por el método OCR es muy
dependiente de las variables contextuales y presenta limitaciones en suelos pobremente
drenados (como los representados en esta planicie de inundación) debido a que la
ecuación corresponde a un sistema dependiente de oxígeno (Frink 1995). En segundo
lugar, puede esgrimirse la mejor calidad del material dentario procesado en comparación
con la materia orgánica de los suelos, que es más sensible a verse afectada por
perturbaciones. Finalmente, los fechados radiocarbónicos muestran edades muy similares
entre sí, manifestando una elevada consistencia interna. Por lo tanto, privilegiando a las
edades radiocarbónicas (2.700-3.100 años A.P.), se considera que las ocupaciones del
Componente Inferior del sitio NM1 ocurrieron a inicios del Holoceno tardío.
2-Divisorias (Lomadas Loessicas)
El valle del arroyo Nutria Mansa se desarrolla entre suaves lomadas que representan
los sectores más estables del paisaje. Están constituidas por loess (Fm. Pampiano sensu
Fidalgo et al. 1973) y coronadas por suelos con un buen desarrollo de horizontes. Se trata
por lo general de Argiudoles, es decir, suelos ricos en materia orgánica, bien drenados y
que presentan un horizonte B rico en arcillas –Bt- (Figura 6). El desarrollo que poseen los
suelos naturales en el área señala la existencia de superficies estabilizadas a lo largo de
un extenso período, probablemente durante todo el Holoceno. Ello lleva a una
concentración de la totalidad de la evidencia arqueológica en el horizonte A, incluyendo
en ocasiones la parte superior del B (véanse Zárate et al. 2000-2002 y Favier Dubois y
Politis 2006).
Por otro lado se observan en el sector numerosos suelos afectados por actividades
agrícolas (Fig. 6B). En ellos el arado afectó los 40 cm superiores del suelo, lo que
homogeneizó los horizontes A y la parte superior del horizonte Bt y formó un piso de
arado en la zona inferior. Estos suelos disturbados corresponden a los sectores NM1sup
y NM2sup, que evidencian la mezcla de diversos materiales prehispánicos con materiales
modernos.
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Figura 6A y 6B.
3- Toposecuencia
A fin de evaluar los cambios en las unidades del paisaje en diferentes situaciones
topográficas se realizaron 7 sondeos a lo largo de la pendiente desarrollada entre el valle
fluvial (locus NM1) y el tope de la divisoria que se ubica hacia el NNE del mismo (suelo arado
del perfil B). Esta pendiente, perpendicular al cauce, presenta una inclinación promedio de
4°. Se realizaron sondeos a lo largo de esta línea, partiendo del locus NM1, a 5, 10, 15, 20, 25
y 30 metros de las cuadrículas excavadas en este sitio (Figura 7). Se observa que los sedimentos
fluviales, que alcanzan una potencia superior a los 3 m en las inmediaciones del cauce
actual, se acuñan rápidamente en dirección a la suave lomada que limita el valle hacia el
este, dando lugar a depósitos coluviales y eólicos.
Esta toposecuencia ilustra la variedad de contextos en la que puede encontrarse el registro
arqueológico en una transecta perpendicular al cauce del arroyo que incluye las lomadas
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Figura 7. Toposecuencia
loéssicas, pendientes y el valle fluvial. Estas diferentes posiciones en el paisaje repercuten en
la resolución, integridad y preservación potencial de ese registro (Tabla 2).
Discusión y Conclusiones
A partir de los estudios de microfósiles silíceos (fitolitos, frústulos de diatomeas,
estomatocistos de crisófitas y espículas de espongiarios) efectuados en Nutria Mansa 1
(Bonomo et al. 2007) y del análisis geoarqueológico de su secuencia sedimentaria se observa
que el contexto en el que se desarrollaron los eventos ocupacionales del Componente Inferior
corresponde a ambientes fluviales y lacustres salobres con comunidades de gramíneas en
sus márgenes. Los estudios de microfósiles silíceos indican que este ambiente de comienzos
del Holoceno tardío se habría desarrollado bajo un clima templado, con un probable
incremento posterior de la aridez y una estacionalidad marcada.
Con relación a los mamíferos registrados en este componente, se asocian tanto a
condiciones áridas y frías como templadas y húmedas. En su mayoría provienen de un
paleosuelo cuyas características, junto al registro areal de eventos pedológicos con edades
similares (Tonni et al. 2001), indican condiciones cálidas y húmedas. Si bien existen algunas
evidencias faunísticas y pedológicas que señalan un posible aumento de la temperatura con
respecto a momentos anteriores, estas fluctuaciones no provocaron la retracción de animales
propios de ambientes áridos y fríos. Por lo tanto, el contexto faunístico de NM1 estaría
mostrando la convivencia de especies con diferentes requisitos ambientales, aspecto de suma
importancia a la hora de evaluar la sensibilidad de determinados taxa como indicadores
paleoclimáticos.
Dado que los materiales del Componente Inferior tienen una amplia distribución vertical
(más de 80 cm) y que en su gran mayoría se encuentran en un paleosuelo acrecional, es
probable que representen distintos eventos de ocupación diacrónicos. Esto a su vez, se apoya
en el análisis del material dentario de Lama guanicoe realizado por el Lic. C. Kaufmann
(INCUAPA, UNCPBA) que indican varios episodios de caza entre noviembre y abril, no
pudiéndose descartar la ocupación del sitio en otros meses del año (Bonomo et al. 2005).
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Los resultados de los estudios tafonómicos llevados a cabo en el sitio (Bonomo y Massigoge
2004; Bonomo et al. 2005) mostraron que los restos óseos presentan marcadas evidencias de
meteorización y alteraciones diagenéticas que han influido en su preservación. En primer
lugar, la covariación de las unidades anatómicas de Lama guanicoe con su densidad mineral
ósea, señala que las partes esqueletarias menos densas están probablemente subrepresentadas
en el conjunto. En segundo, lugar, el predominio estadios de meteorización 3 y 4 (sensu
Behrensmeyer 1978) y los abundantes restos con evidencias de exfoliación indican que el
material estuvo expuesto en la superficie del terreno durante un tiempo considerable. Respecto
a esto último es necesario agregar que algunos (aunque escasos) especimenes poseen textura
caliza y color blanquecino, lo cual señalaría que los mismos han sido afectados en forma
intensa por la radiación solar (Mengoni Goñalons 1999). Esto concuerda con condiciones
que alternan intervalos de estabilidad predominantes (pedogénesis) con sedimentación
esporádica, como sugiere el desarrollo de la unidad III.
Si bien se registraron escasas evidencias de pisoteo en los niveles con mayor densidad de
materiales arqueológicos, parte de los huesos largos y de los materiales líticos no se
encontraron en posición horizontal (ángulos desde alrededor de 20º a 90º). Entre los factores
que pueden explicar esta disposición se encuentran el pisoteo sobre los sustratos blandos y
plásticos del sitio y/o las características irregulares de la superficie sobre la que se
depositaron. En relación a ello es importante especificar que, salvo en algunos casos, durante
la excavación del sitio cuando se llegaba a los sedimentos del Miembro Guerrero (UE IV)
dejaban de hallarse restos arqueológicos. La gran mayoría de los elementos que aparecían
asociados a la unidad IV en realidad se encuentran en lentes negros del paleosuelo
suprayacente (UE III). Esto está mostrando lo irregular del contacto entre el suelo (UE III) y el
Miembro Guerrero (UE IV), hecho que resulta consistente con el pisoteo en presencia de
sedimentos saturados de agua y cubiertos de vegetación.
Además de la detección de raíces actuales afectando los elementos óseos enterrados, en
los huesos se observaron marcas de raíces lo cual también concuerda con la incorporación
de los materiales en un paleosuelo. La acción de carnívoros y roedores a través del registro de
marcas no fue observada en la muestra analizada. Aun así, no se descarta a estos animales
y a la acción del agua como potenciales modificadores de la distribución espacial de los
restos. Los resultados de los remontajes de artefactos líticos y de las uniones bilaterales de
materiales dentarios de guanaco muestran desplazamientos horizontales de 8 a 250 cm y
verticales de 2 a 41 cm de ítems que se distribuyen entre los 84 y los 155 cm desde el nivel 0.
Estas migraciones verticales de magnitud posiblemente estén vinculadas con procesos
tafonómicos vinculados con la plasticidad de los sedimentos portadores en presencia de
pisoteo y con la acción continua de raíces.
En las superficies óseas también se observan manchas de manganeso (Mn) y hoyos de
disolución química generados por el intercambio químico entre el hueso y su medio
circundante2 (Johnson et al. 1997). Además, hay elementos con abrasión sedimentaria cuyos
bordes y fracturas están redondeados y sus superficies presentan el desarrollo de pulidos o
brillos por fricción. Las distintas superficies de estos huesos están diferencialmente abradidas
evidenciando que han sufrido el impacto abrasivo de sedimentos in situ por el contacto
constante con agua superficial (véase Gutiérrez 1998). La sumatoria de estos datos muestra
que los materiales faunísticos y líticos pudieron estar al menos parte del tiempo en contacto
con el agua de escorrentía. Esto se correlaciona con las condiciones ambientales inferidas
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para el desarrollo del paleosuelo, emplazado en una planicie de inundación, y con que éste
último sea de tipo cumúlico, lo que implica el aporte de pulsos fluviales.
Por alguna razón, las características del sector debieron ser muy favorables para los
grupos cazadores recolectores que ocuparon esta porción del paisaje fluvial, ya que la han
visitado recurrentemente a lo largo del tiempo. Estas cualidades particulares no son evidentes
en la actualidad, pero sin duda han influido en el uso redundante de este espacio en el
pasado, que llevó a la acumulación de miles de ítems de evidencia arqueológica.
De acuerdo a las expectativas generadas a lo largo de la toposecuencia es probable que
los conjuntos NM1sup y NM2sup, hallados en grandes superficies aradas sobre lomadas
loéssicas, representen palimpsestos producidos por la mezcla horizontal y vertical de
materiales procedentes de distintas ocupaciones. Junto a los objetos arqueológicos, se han
registrado asimismo elementos recientes como loza, vidrio, ladrillo o plástico. La escasez de
materiales óseos, que en general están muy degradados, se condice también con las
inadecuadas condiciones de preservación inferidas para este contexto depositacional y
contrasta con la gran cantidad de restos preservados en el valle fluvial.La presencia de
cerámica en NM2sup permite sostener que por lo menos parte de sus ocupaciones
corresponden al Holoceno tardío. Sin embargo, no sucede lo mismo con el locus NM1sup
aun cuando está asociado espacialmente con el sitio estratigráfico NM1 correspondiente al
Holoceno tardío. Las diferencias en cuanto a resolución vertical de los sedimentos depositados
en el valle respecto a los de las divisorias (registradas a través de la toposecuencia) no
permiten una correlación temporal entre ambos contextos. Como hemos visto, la zona de
disturbación del arado afecta unos 40 cm de profundidad, erodando el horizonte Bt, y
alcanzando en algunas áreas la tosca de la Fm. Pampiano que se encuentra a poca
profundidad del suelo actual. Esto se traduce en que el arado puede remover gran parte o
todo el paquete sedimentario correspondiente al Pleistoceno tardío-Holoceno, así como la
evidencia que alberga.
En suma, los estudios geoarqueológicos forman parte de una perspectiva holística o
contextual (Butzer 1982) del pasado cultural, que pone énfasis en el papel que el paisaje y la
dinámica geoambiental juegan en la conformación del registro arqueológico y tafonómico.
De esta manera, en el sitio NM1 el estudio de las unidades estratigráficas permitió evaluar el
ambiente representado por la unidad portadora de los materiales líticos y óseos y los procesos
de formación involucrados, caracterizando asimismo las condiciones geoquímicas de
preservación de los abundantes restos faunísticos. Por otro lado, a escala del paisaje, la
toposecuencia proporcionó una rápida visión de la variedad de contextos en los que puede
quedar incluida la evidencia arqueológica a lo largo de una transecta perpendicular a un
cauce fluvial. Las distintas subunidades representadas imprimieron propiedades espaciales
y temporales diferenciales al registro arqueológico, que pueden ser vistas en términos de
resolución, integridad y preservación de esos conjuntos. Ello ha permitido contextualizar la
evidencia arqueológica recuperada en los loci NM1sup y NM2sup, en los que las actividades
agrícolas podrían estar exponiendo la mayoría o la totalidad del registro arqueológico
correspondiente a las ocupaciones humanas en la región.
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Agradecimientos
Los trabajos arqueológicos de campo y laboratorio se financiaron con fondos de dos proyectos
denominados “Una perspectiva suprarregional de la arqueología del sudeste de la región
pampeana” (UNLP 11/N503) y “Arqueología de las poblaciones indígenas del sudeste de la región
pampeana desde un abordaje suprarregional” (PIP-CONICET 5424), dirigidos por Gustavo Politis.
Asimismo el primer autor agradece al CONICET el Subsidio de Inicio de Carrera que financió
gastos de los estudios geoarqueológicos.
Notas
1
El nivel 0 se ubica en el perfil 3 a 13 cm, en el perfil 5 a 12 cm y en el perfil 6 a 14 cm por encima de la
superficie del terreno.
2
Esto también pudo haber sido potenciado por el ambiente alcalino que rodeaba a los huesos en el depósito
arqueológico.
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