Renovación de la Plaza Cívica de San Felipe Infiltración de programas culturales al interior de la manzana Renovación de la Plaza Cívica de San Felipe Infiltración de programas culturales al interior de la manzana Proyecto de Título 2007, Universidad de Chile, Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Profesor: Yves Besançon. Estudiante: María Fernanda Martin. CONTENIDO 0. INTRODUCCIÓN 7 1. ANTECEDENTES DEL PROYECTO 11 1.1 San Felipe 11 1.2 La plaza cívica 19 1.3 La manzana 23 1.4 Renovación 27 1.5 Infiltración de programa 31 1.6 Programas culturales 32 2. PROYECTO 37 2.1 Proyecto, vista general 37 2.2 Proyecto, vista particular 40 3. REFERENCIAS 45 0. INTRODUCCIÓN Asumo que todo proyecto que intente ser crítico, más aún si corresponde a una instancia académica, no puede sino empezar con una pregunta (o varias). Todo proyecto de arquitectura implica un ejercicio de anticipación y, como tal, no es más que una apuesta, un enunciado, una especulación. Más aún: si el proyecto es el último ejercicio académico, éste debería comprometer interrogantes, ya que estaría marcando el fin de la carrera y la entrada al mundo profesional. Independiente de las temáticas que se aborden o las motivaciones que lo originen, detrás de un proyecto arquitectónico siempre habrá más preguntas que certezas. Como no existe una única solución ni un único problema, la resolución del proyecto queda sujeto a un procedimiento intrínsecamente vinculado a la incertidumbre y al apetito qué ésta genera. En este sentido, el desafío de abordar una problemática e intentar elaborar una respuesta obliga al proceso de diseño a ser esencialmente reflexivo. Proyectar se vuelve un juego de estrategias y suspenso, una tentativa de preguntas y posibles respuestas, un ejercicio intelectual. Sin certezas que puedan justificarlo, el proyecto es entonces una formulación y no una fórmula. Las preguntas que preceden a la formulación de este proyecto provienen de una investigación cuyo interés es el contenido político-social de la relación entre la arquitectura y la ciudad y, más específicamente, por el espacio público como problemática subyacente en dicha relación. Dichos intereses condicionaron la temática del proyecto, pero fue la inquietud respecto a las estrategias programáticas y su capacidad o incapacidad de activar el espacio público la que condicionó la elección de un terreno bajo dos premisas fundamentales: por un lado, si el objetivo era trabajar sobre la ciudad y el espacio público, el caso de estudio debía ser el ‘más público’ y el ‘más urbano/ciudadano’ de todos; por otro lado, si el proyecto quería hacer referencia a la connotación social de la arquitectura y su capacidad de influir en los comportamientos sociales, el sitio no podía ser sino uno que se vinculara ampliamente a la cotidianeidad urbana y social. Estas inquietudes, además del conocimiento personal que tenía de la ciudad, fueron las que indujeron a considerar la Plaza Cívica de San Felipe como posible proyecto de título. Dicha plaza –un vacío hacia la calle– se encuentra inmediatamente frente a la Plaza de 7 Armas e integra una manzana que, entre los edificios que aloja, incluye los de la Gobernación y la Municipalidad. En pleno centro de la ciudad y con condiciones urbanas extraordinarias (que se detallarán más adelante), este escenario urbano resultaba en extremo seductor. Consciente de las potencialidades del lugar y la oportunidad que éste representaba para abordar mi interés por la ciudad y el espacio público, la disyunción entre espacio y acciones como premisa de diseño y el programa arquitectónico como una estrategia de organización espacial, parecía adecuado definir la propuesta como una operación sobre el espacio público. Sólo faltaba formular un proyecto que satisficiera esta problemática, y para ello, la agenda de planificación urbana del gobierno local era bastante sugerente. Además de la disponibilidad de un terreno fiscal al interior de la manzana que servía oportunamente al propósito de sumar metros cuadrados para la Plaza Cívica, existía un debate local sobre qué hacer con el terreno en cuestión y de gestionar en él algunos proyectos, discusión que se daba no sólo dentro del ámbito de la gestión política, sino también el de la opinión pública. El laboratorio (para mis intereses) era perfecto, y las oportunidades, concretas. Entiendo esta memoria como un instrumento de registro de aquellas preguntas, juicios y razones que precedieron la formulación del proyecto, o bien, afectaron el desarrollo del mismo. El documento acompaña el proyecto de arquitectura en el sentido que, por su naturaleza escrita, permite exponer los intereses que preceden al proyecto, los conceptos puestos a prueba y las reflexiones que influyen directamente –y podrían explicar en parte– cómo se tomaron algunas decisiones y que intención hubo detrás de ellas. Asimismo, esta memoria permite articular verbalmente la postura de esta arquitecto frente a los temas propios de la disciplina y frente a la ciudad, de la misma manera que el proyecto lo lleva a la práctica. Memoria y proyecto aluden a las mismas problemáticas aunque con herramientas diferentes: en una, el argumento se expone en palabras, y en el otro, con arquitectura. En términos de su organización, el documento se divide básicamente en dos partes. En la primera se incluyen las reflexiones que explican la génesis del proyecto y las problemáticas que aborda (cuáles son y cómo se enfrentan). La segunda parte es donde se presenta el proyecto en detalle, las intenciones del partido general, cuáles fueron los criterios que se consideraron y, finalmente, las estrategias del proyecto. En términos de su desarrollo, el 8 argumento se desglosa haciendo un ejercicio que consiste en contestar las preguntas que plantea la denominación del proyecto: San Felipe, plaza cívica, manzana, renovación, infiltración y programas culturales son las componentes del proyecto. Al responder aquellas preguntas, el proyecto debiera develarse en su totalidad, enseñando además mis propias las preocupaciones y posturas frente a los temas propios de la disciplina y la ciudad. 9 ANTECEDENTES DEL PROYECTO Frente a la inherente complejidad de la ciudad, el arquitecto debe saber identificar las problemáticas que ésta le presenta y ser capaz de responder a las cuestiones que derivan de la misma. Sin embargo, no existen soluciones concluyentes, sólo decisiones, y el valor de un proyecto radica en la capacidad de éstas para develar una problemática, al mismo tiempo en que caracterizan la propuesta. En ese sentido, una problemática es una hermosa oportunidad para detonar o activar cambios en la sociedad y, aunque la acción del arquitecto se limita a un hecho físico, la apuesta es que dichas ‘activaciones’ igualmente pueden afectar el comportamiento social –en tanto que ciudad y sociedad son dos caras de una misma moneda. En el momento en que un proyecto arquitectónico se define como una intervención en la ciudad, ésta participa de su planificación, su configuración y de los criterios con lo que construimos la ciudad. En ese sentido, todo proyecto es político y no puede omitir este compromiso social. 1.1 San Felipe San Felipe es una ciudad hispanoamericana clásica que se encuentra en un momento crítico: la ciudad se encuentra ante la disyunción entre el pasado y el futuro, la divergencia entre los vestigios de la ciudad fundacional del siglo XIX y los requerimientos de una ciudad que se proyecta en el siglo XXI. Dicho conflicto queda de manifiesto en el actual desarrollo de la ciudad. El centro urbano de San Felipe se circunscribe claramente a un cuadrante compuesto por un total de 49 manzanas y delimitado por cuatro avenidas que, junto con definir la extensión del centro, también limitan (o resguardan) la expansión de éste. La mayor cantidad de servicios, oficinas y actividades comerciales se concentran dentro de este cuadrante específico. Esta situación ha determinado, a su vez, una mayor concentración de edificios, gente y vehículos, situación que pone en jaque la capacidad de la ciudad tradicional para asumir los cambios asociados a este paulatino y constante proceso de densificación. Una segunda problemática (común a otras ciudades, pero medular para el desarrollo actual de San Felipe), es el conflicto entre los intereses públicos y privados y cómo esto afecta los procesos de dicho desarrollo: San Felipe pareciera encontrarse frente a la disyuntiva entre si resguardar su espacio público tradicional o bien rendirlo ante el nuevo espacio ‘público’-privado del mall. La problemática puede explicarse 11 de mejor manera si se revisan algunas de sus variables por separado: su condición de ciudad fundacional, su desarrollo actual y su centro urbano como el conflicto. –San Felipe como ciudad Hispanoamericana. La morfología de la ciudad hispanoamericana, como en el caso de San Felipe (fundada en 1740), resulta de un trazado compuesto en base al binomio de calles y manzanas regulares. En su origen, el plano de la ciudad fundacional no establecía más que un claro y simple criterio de ocupación del suelo: las calles tenían por objeto garantizar la circulación y el acceso a cada uno de los solares de las manzanas que éstas delimitaban y la subdivisión regular de la manzana aseguraba la justa y equitativa distribución de predios entre los vecinos. Por su parte, la plaza, centro del trazado, sería una manzana que se dejaría libre y que serviría luego de vestíbulo para aquellas edificaciones que representarían la institucionalidad de los poderes imperantes –la Iglesia, el Estado, su aparato administrativo, el poder militar. Sin embargo, conforme la población crecía y las manzanas se edificaban, ese criterio determinó algo más que una distribución geográfica. Por un lado, podemos reconocer la manzana como el patrón de organización del suelo privado y la calle, por contraste, como el primer elemento del orden público; y si bien no fue hasta el siglo XIX que la distinción entre lo público y lo privado trascendió a la planificación urbana, es en la planificación original de la ciudad donde se explica la dependencia que esta distinción mantiene con uno y otro elemento. Por otro lado, podemos reconocer que la configuración espacial (pese a que inicialmente no fue un propósito en si mismo) resulta ser una expresión más del orden impuesto por el trazado original: desde que se la edificó por primera vez y hasta que la utopía modernista no intervino en este proceso, la manzana parece haber representado ‘el interior’ de la ciudad en contraste con la ‘exterioridad’ de sus calles, un nuevo binomio, ahora, entre llenos y vacíos. No obstante, y pese a que estos aspectos (la clara diferenciación entre lo público y lo privado y la manzana-compacta como una de las figuras resultantes de dicha clasificación) continúan regulando el diseño urbano, la manzana tradicional –y esta postura es premisa del proyecto– parece más susceptible que nunca a encarnar los nuevos valores que 13 implica la creciente densidad espacial de las ciudades contemporáneas y, en consecuencia, la densidad programática de sus espacios públicos. –San Felipe en la actualidad. Un rasgo particular de la cotidianeidad de San Felipe es que mantiene viva la relación entre política y comunidad. El municipio se entiende como la primera y más cercana entidad del gobierno para el habitante de la comuna, una instancia de responsabilidad compartida, donde se genera el encuentro más directo entre la institucionalidad estatal y la práctica organizativa popular. Expuesta como cualquier otra ciudad a las dinámicas de esta cultura contemporánea globalizada, virtualizada, consumista e individualista, San Felipe pareciera conservar, pese a ello, un devenir cotidiano mediado esencialmente por el colectivo. De calles angostas y veredas estrechas, edificación de baja altura en su mayoría, una extensión total de 185,9 km2 (donde el 50,6% corresponde a zona agrícola) y un total de 72.147 habitantes (que se traduce en un 91,09% de población urbana, y significa un poco más que el 50% de la población de la provincia)1, esta ciudad del valle del Aconcagua se asemeja más a un gran barrio de una gran metrópolis que a una mega-polis en sí. La Plaza de Armas conserva su rol originalmente asignado de centro urbano y, sin duda, destaca como el mayor referente y enclave para la interacción social. Es común ver a políticos de la zona paseando por la plaza, cerca de los jubilados que pasan tardes enteras a la sombra de sus árboles y a escolares reunidos cerca de la pileta. No hace mucho no había grandes tiendas (como las que ahora se instalan, provenientes de Santiago: Homecenter, Johnson's, Ripley) y perduraban los negocios de comerciantes locales, tiendas ajustadas al tamaño de las antiguas casas de adobe en el centro de la ciudad. Aún así, en medio de esta disyuntiva, el centro, su plaza, sus calles, son el correlato más inmediato de la vida ciudadana, de la práctica social, del encuentro entre ciudadanos. 1 Fuente: SINIM, Sistema Nacional de Indicadores Municipales, año 2006. 15 –San Felipe y su centro en problemas: un conflicto, una oportunidad. Lo anterior resulta elocuente para explicitar el significado de la plaza como correlato de aquella experiencia colectiva: propio a San Felipe es que la expresión de lo cotidiano tenga por base el espacio público. En ese sentido, el centro, su plaza, sus calles, son un foco social y ciudadanamente arraigado. A su vez, existe también otro aspecto –en este caso, relativo a su configuración física– que caracteriza al centro como un núcleo urbano indiscutible y es la clara delimitación de su superficie. Las razones de ello se deben a la particularidad de su fundación: La ubicación de la planta de la ciudad en la ribera norte del río Aconcagua obedece tanto a las virtudes de la tierra y del paisaje, como a razones estratégicas como resultaban su cercanía con respecto a las vías de tráfico hacia La Serena, Valparaíso, Santiago y Mendoza (…) Sobre la construcción material de la villa podemos apuntar que la conformación urbana de ésta se ajustó al tradicional esquema de plano regular de damero, delineándose una planta cuadrada de siete cuadras por lado, lo que nos da un total de cuarenta y nueve manzanas y ciento noventa y dos solares en el trazado original. Las calles de la nueva villa habrían de trazarse en línea recta y con un ancho de trece varas (una más que en el caso de Santiago), y cerrarían los costados norte y sur de la planta de la ciudad los caminos reales, de 65 varas de ancho. La presencia de estas Avenidas perimetrales a la traza de la ciudad corresponde a un elemento innovador dentro del trazado fundacional de una ciudad (…) Estos caminos reales, de mayores dimensiones en los extremos de la traza, además de ser las más importantes vías de comunicación de la villa, se establecen como un claro límite entre la ciudad y los campos que la circundan (…) resultando lo más común encontrar en ellas los locales de recepción e intercambio de los bienes y productos de consumo generados en los campos. (Allendes, 2002). Así también, en última instancia, diremos que el centro de San Felipe constituye un centro urbano territorialmente consolidado. Sus dimensiones son estrictas y cuenta con una superficie específica. Esta situación, en principio irrelevante si el propósito fuera discutir sus dimensiones, se vuelve un problema si proyectamos las implicancias de la progresiva demanda social, económica y espacial de la que es objeto. Cuando una de sus características principales es esta delimitación casi infranqueable, hablar de concentración, congestión y densidad (ya sea vehicular, de edificios, de comercio o de masa social), puede ser lo mismo que hablar, a futuro, de ‘ahogo’. Sin embargo, este incipiente y constante desarrollo urbano también representa una oportunidad de ‘desahogo’ para el 17 desarrollo de la vida social. Toda expresión social o política se vincula en algún momento al espacio público y, mientras más complejo, múltiple y diverso sea éste, mayores son las probabilidades de encuentro e identificación por parte del ciudadano con su ciudad. 1.2 La plaza cívica –La plaza En términos generales, las ciudades concentran múltiples y variados espacios que, a su vez, concentran múltiples y variados actos de la vida urbana. La calle, la plaza y el parque vienen a ser porciones de ciudad que nos pertenecen a todos, y por tanto, son espacios cuya experiencia es, inequívocamente, una de naturaleza colectiva. La importancia de esta cualidad colectiva del espacio público radica en que éste se constituye como el lugar de intercambio entre los individuos de una sociedad y de los individuos con el Estado. Cuando este espacio público se aleja de esa característica el riesgo es perder el mayor canal de comunicación social, pues “¿dónde sino en los espacio abiertos de la plaza (ágora) y del mercado va a producirse la convergencia ciudadana –la conciencia ciudadana– y el encuentro socrático?” (Giannini, 1987, 38). “Las plazas representan casi siempre la mayor concentración de esfuerzos colectivos para poner la ciudad al día, para adaptarla a nuevos requerimientos, para ensayar nuevos prototipos. Unas veces con vocación de supercentro urbano, otras veces como espacio más especializado” (Parcerisa-Rubert, 2000, 96). Las plazas son los lugares de las ciudades donde se concentran más decisiones y compromisos. Son lugares de estar, de reunión, de intercambio, de revoluciones; son el lugar de representación de la comunidad, de acontecimientos sociales, de participación política y, por ello, el escenario más oportuno para la combinación de cualquier expresión ciudadana, “en cuanto por ella –en virtud de ella –la comunidad vuelve periódicamente a congregarse, a converger a propósito de todo lo que pudiese importar a mi experiencia común: la preocupación política, la devoción, de defensa de sus murallas, etc.” (Giannini, 1987, 69). Como ya ha sido enunciado anteriormente, San Felipe se ve enfrentado a una disyuntiva provocada por la actualidad: el espacio público por excelencia de San Felipe, la plaza, corre el riesgo de ser reemplazado por el nuevo espacio ‘público’ del siglo XXI, el mall. Más 19 concretamente, el terreno fiscal que acompaña y forma parte de la Plaza Cívica se encuentra bajo la mira de una tienda por departamentos proveniente de Santiago. Este espacio público, si bien continuaría acogiendo el encuentro con el otro, sería diferente: este encuentro ya no sería ‘gratis y democrático’ (como es el espacio de la plaza), sino que se encontraría necesariamente mediado por el consumo. –La plaza cívica La llamada Plaza Cívica de San Felipe, no es más que una explanada proyectada a mediados de los ’60 como un vacío dispuesto en medio de tres edificios aislados (proyectados en esa misma época): la Gobernación, la Municipalidad y el Banco de Chile. Justo enfrente de La Plaza de Armas, esta otra plaza es un vacío que permite implementar actos públicos de diversa naturaleza2; y si bien cumple un rol importantísimo dentro de la agenda cultural y social de la ciudad, no es más que un área liberada de edificaciones que la Municipalidad aprovecha (a falta de otro lugar con estas características) para ofrecer actividades recreativas a la comunidad. Actualmente, lo que propone la Plaza Cívica es evidente: un espacio dispuesto y disponible para el uso de la comunidad. La agenda cultural de San Felipe es gestionada, en su gran mayoría, por el municipio, y cabe señalar que es una agenda tanto amplia como itinerante (ver punto 4, referencias). Una buena parte de las actividades que se organizan tienen lugar en la Plaza de Armas (cuando las condiciones climáticas así lo permiten) y otra parte importante de las actividades culturales y políticas adoptan la Plaza Cívica como escenario. Sin embargo, las condiciones de dicho escenario, como tal, son precarias y limitadas. Frente a cualquier actividad que implique butacas, luces, cierros, acústica, salas, estos lugares resultan totalmente inadecuados. Surge entonces la necesidad de ocupar otras instalaciones (gimnasios, clubes, sedes sociales), según si las condiciones son más favorables, pero entonces el problema tiene que ver con la administración, capacidad y disponibilidad de esas edificaciones. Por ello decimos que la agenda cultural de la comuna es itinerante, porque no se concentra en un único lugar. En un sentido social, esto puede 2 En ella se ha implementado desde una piscina de arena para jugar volleyball en el verano hasta la inauguración oficial del aniversario de la ciudad. 21 resultar altamente democrático, sin embargo, la falta de infraestructura adecuada limita la posibilidad de gestionar una mayor cantidad de actividades. En vista de la acelerada regeneración del centro que provoca la creciente demanda de aquellas actividades mediadas por el consumo y la gestión privada, esta plaza es una oportunidad para desarrollar un espacio público acorde con la complejidad y densidad que hoy caracteriza al centro de la ciudad. Es por esto que aquí se plantea un proyecto de espacio público que reconoce el potencial de dicha plaza de ser un espacio tremendamente más significativo para la comunidad de lo que es actualmente. El rol del espacio público (en deuda con las características de cualquier ciudad política y democrática) es potenciar el encuentro social y, en ese sentido, cualquier intervención sobre el espacio público debería permitir (y no excluir) la posibilidad de mayor intercambio. De este punto surge el proyecto: dotar a San Felipe de un equipamiento cultural para desarrollar actos políticos, exhibiciones artísticas y actividades recreativas de asistencia masiva que por falta de infraestructura, o bien, por lo inconveniente de la infraestructura disponible, no se realizan. “Para los proyectos que se encuentran en lugares especiales, la condición de contexto es un dato de mayor relieve [...] Resulta más complejo comprender el alcance de las determinaciones del proyecto [...] los límites entre lo que se encuentra y lo que se sustituye, entre lo que se propone y lo que se sugiere, entre el dictado y la inducción.” (Parcerisa-Rubert, 2000, 11). 1.3 La manzana Dentro de la evolución de las manzanas céntricas tradicionales, podrían considerarse cuatro procesos básicos. Primero, el de pasar de la ciudad trazada, a la ciudad edificada, con la parcelación de la manzana en cruz (cuatro solares) y una edificación de carácter elemental. De la mano de este proceso, la tipología de estas edificaciones comienza a dar forma a la ciudad, condicionando a su vez, su uso. Luego, durante los siglos XVII, XVIII y la primera mitad del siglo XX, el modelo pasa a ser la conformación de la manzana cerrada, formalizando el tejido urbano (con las casas-patio y sus variaciones), salvo aquellas manzanas que alojan construcciones militares y religiosas. El tercer proceso ocurre durante la segunda mitad del siglo XIX, y es el paso de este sencillo sistema de relleno 23 (determinado, básicamente, por las posibilidades de parcelación, subdivisión y ampliación de las viviendas), a uno más complejo donde la configuración arquitectónica determina un tipo de espacio más desarrollado. Muchas veces el edifico se integra a la ciudad a través de galerías, halles públicos o plazoletas interiores que los destaquen (Parcerisa-Rubert, 2000, 86). Dada la evolución de estos procesos, podríamos decir que la manzana adquiere gradualmente una dimensión de profundidad en principio inexistente. Una vez que se interviene su interior, la manzana compacta se vuelve porosa y, por tanto, permeable. A nivel planimétrico, el proyecto que aquí se plantea es un conjunto que aspira a vincularse con un conjunto mayor e inmediato: la manzana; un proyecto que es, al mismo tiempo, recintos, plaza, recorridos, accesos, programas, una rótula, una sutura. Un convenio explícito entre las calles públicas al exterior a la manzana y el hecho arquitectónico que pone de manifiesto el interior de la manzana hacia la calle, permite explorar tanto la profundidad de la manzana como la profundidad del espacio público en sí. En la medida que el centro de la ciudad experimente un proceso cada vez más acelerado de congestión y densificación, el interior de la manzana es una dimensión que responde, casi involuntariamente, a la necesidad de volver a abrir la ciudad y exteriorizar lo que antes estaba escindido y marginado del ámbito social. El espacio público complejo es la única garantía de una integración social y, dadas las características de la manzana donde se funda el proyecto, ésta es una excelente alternativa para buscar, develar y generar espacios colectivos complejos. Circundada por las calles Arturo Prat al norte, Merced al sur, Salinas al oriente y Traslaviña al poniente, esta manzana abierta a la ciudad por tres de sus cuatro caras es comparativamente un paisaje poco común en relación a otras manzanas del centro donde la edificación es mayoritariamente de baja altura y de fachada continua. Esta es una de las cuatro manzanas fundacionales que cuenta con el ‘privilegio’ de enfrentar la Plaza de Armas (cruzando la calle Salinas), y la única de las cuatro (a excepción de aquella donde se ubica la catedral) en la que el carácter civil de la vida urbana, por sobre el privado, aún conserva su tradición histórica. Además de la mencionada Plaza Cívica, los edificios de la Gobernación, la Municipalidad y el Teatro municipal, la califican como un espacio urbano eminentemente ciudadano. Los otros edificios notables (por su influencia en los criterios y 25 estrategias consideradas para la ubicación del conjunto proyectado), son el Banco de Chile, el Portal Prat y el Mercado Municipal –los primeros dos con fachadas hacia el interior de la manzana, y el último, con la posibilidad de tenerla. El resto de la edificación corresponde a casas-habitación y pequeños locales comerciales sobre las calles Arturo Prat y Traslaviña, además de otros locales comerciales que ocupan el perímetro de la primera planta del edifico municipal (también con frente hacia la calle Arturo Prat y Salinas). Esta intensa superposición de actividades y situaciones intermedias, tan diversas como notables, hacen de esta manzana un contexto en extremo complejo. En ella se alternan instancias públicas, semipúblicas y privadas que dejan entrever la realidad de un proceso urbano donde se diluye la clásica zonificación (planificada) de funciones públicas y privadas dando paso, incluso, a una combinación de las mismas. Sin embargo, algo sigue diferenciando estos dos aspectos y es en relación a su valor ciudadano: el espacio privado es particularmente excluyente mientras que el espacio público es, necesariamente, un medio para la interacción, participación e identificación ciudadana. Sobre el espacio privado existe propiedad; sobre el espacio público, existe apropiación. El interior del la manzana como un espacio recuperado para el ámbito de lo público, parece una estrategia siglo del XXI donde un espacio abierto al interior de la manzana queda rodeado por arquitectura, versus la estrategia del siglo XVII donde la arquitectura de la manzana se ve rodea por espacio público. La apuesta de este proyecto pasa, justamente, por buscar la complejidad de la superposición de programas ya que así podrían develarse una mayor variedad de lecturas, mayores posibilidades de apropiación del espacio urbano, y por lo tanto, mayores posibilidades de identificación. La complejidad del tejido urbano y sus espacios públicos significa una oportunidad para una mayor manifestación de lo social. De ahí que el argumento central a este proyecto sea el de la intervención urbana desde la perspectiva de buscar y engendrar nuevos escenarios para dichas dinámicas, para proliferar el escenario urbano para lo eventual. Cada vez que en un espacio público ‘el paso’ no es lo dominante, sino las funciones ligadas a éste, ligadas al acceso de los edificios que lo circundan y delimitan, el vacío (o el espacio abierto) tiende a tomar un tono particularmente local y específico como escenario de actividades (y no mera circulación). Si la calle se vuelve 26 cada vez más específica en su función de circulación y paso vehicular, la manzana puede volverse eco de aquello que ha sido desplazado. 1.4 Renovación Como dice el título de una de las referencias de esta memoria, la ciudad nunca es una hoja en blanco. Antes de que la arquitectura se concrete como una nueva condición en la ciudad, la ciudad es la condición anterior al hecho arquitectónico. Todo proyecto de arquitectura se enfrenta a situaciones con historias acumuladas, a un contexto, independiente de si éste significa una preexistencia tangible o intangible. Generalmente, se entiende que este contexto brindará información y antecedentes (tanto cuantitativos como cualitativos) que serán esenciales para el proyecto. Esta información, sin embargo, será útil para la formulación de proyecto sólo en la medida que genere preguntas y no cuando se la interprete como un pie forzado donde buscar las justificaciones del proyecto. En ese sentido, la precariedad de la Plaza Cívica de San Felipe como espacio público y la potencialidad del interior de la manzana como una alternativa más para la expresión pública de la ciudad, son la mayor información para hablar de un proyecto ‘adecuado’ o ‘hecho a la medida’. Si así lo fuese, sería por haber atendido las problemáticas de la ciudad. Juzgar el éxito o fracaso del proyecto, debiera pasar por evaluar si supo combinar lo existente con lo nuevo, en si lo propuesto hace eco de lo insinuado, si logra re-significar y potenciar las condiciones existentes y en si logra generar impacto y movimientos en la ciudad-sociedad. Cuando un proyecto se propone ‘crear’ espacio público, no puede sino comenzar por asumir que lo público y el espacio existen incluso antes que exista la arquitectura. De hecho, ambos aspectos no existen tanto como hecho físico, sino como acto humano. Ese acto humano no puede verse disminuido. Si este proyecto deriva de la pregunta sobre el contenido social de la arquitectura y su capacidad de volverse un escenario para lo posible y lo eventual, no puede sino asumir la escena urbana a la cual se enfrenta como una variable insustituible. La Plaza de Armas fue (y sigue siendo), la escena primaria para la vida social, política y cultural de San Felipe. Lugar de encuentro por excelencia, es lejos el lugar más cargado de actividades, el más denso en términos de programas, el más multifacético y esta situación es en extremo relevante para la confección del proyecto: si la 27 propiedad de centro urbano y social se la adjudica la Plaza de Armas, se propone la extensión de la Plaza Cívica. como un espacio más especializado y temático, El propósito, sin embargo, no es recrear el sentido de la plaza fundacional de la ciudad tradicional, sino fundar un nuevo sentido para el futuro desarrollo del espacio público. La renovación de una pieza clave en la trama urbana del centro de San Felipe pasa por la intervención del interior de una manzana notable, cargándola con un programa cultural que busca ofrecer un campo de acción para la descarga de eventos y hacer reconocible, por medio del mismo, una mayor expresión/extensión del espacio público/social. “La manzana actúa como elemento de mediación entre el edificio y la ciudad”, (Parcerisa-Rubert, 2000, 84) y aquello delata la contingencia de componer programas que aceleren las combinaciones, o bien, las develen, les den lugar. Por ello, uno de los prerrequisitos para la organización del proyecto es concertar un equilibrio entre lo edificado (cerrado) y el espacio público (abierto). Inscribir el interior de una manzana dentro de los referentes de percepción colectiva, obliga a cierta continuidad. Lo que antes era anónimo, hoy se registra como un espacio comunitario. En resumen, el objetivo de renovar el espacio público se refiere, específicamente, a asumir lo existente como materia fundamental del proyecto, haciendo de la propuesta una oportunidad para reorganizar y diversificar la escena urbana al mediar las relaciones tanto espaciales como programáticas que hacen de dicha escena una experiencia social. Esta renovación pasa por rescatar (y destacar) un predio disponible al interior de la manzana, abrirlo y conectarlo a las calles exteriores, permitir la extensión de la plaza, ampliar aquellos espacios estrechos y acotar aquellos otros que quedan indeterminados, proyectar recorridos y pasajes interiores, conceder fachadas a los medianeros ciegos y dotar de arquitectura a un espacio indefinido por medio de programas culturales que activen dicho espacio. En definitiva, estas operaciones intentan administrar espacialmente la Plaza Cívica, hacer extensible su impacto a una mayor escala, diversificar el programa urbano, agregar el concepto de ‘plaza cultural’ al de ‘plaza cívica’. Junto con el teatro Municipal, el Municipio, la Gobernación y el Mercado Municipal, el proyecto es una pieza más dentro de la manzana que pretende establecer el vínculo necesario para terminar de componer un conjunto de programas sociales. El proyecto pretende se un medio, un servicio, un programa diverso, un espacio colectivo. 29 1.5 Infiltración de programas El proyecto de intervención para la Plaza Cívica de San Felipe se define como una estrategia programática de infiltración debido a que busca vincularse/adoptar lo existente y necesita de ello para completarse. Por ello, la acción se considera mínima y busca, bajo la perspectiva de combinaciones, los máximos resultados (diversificar el programa público de la calle). Los edificios que componen el proyecto no pretenden configurarse en sí mismos como el espacio de encuentro, sino que intentan participar de un conjunto mayor como una nueva situación para que nuevas cosas sucedan en el espacio abierto. Infiltrar implica no invadir, ni sustituir, ni separar; más bien, alude a una condición de suma, de adaptación, de ajuste. El proyecto considera el programa como la oportunidad de establecer una relación entre el espacio y las acciones que tienen lugar en dicho espacio. Como postula Bernard Tschumi, sin espacio, sin acciones y sin programa, no existe arquitectura. El espacio (público o privado), se constituye como arquitectura mientras hay algo que sucede en él, cuando es el soporte para alguna actividad. Sin esta condición ‘activa’, hablaríamos de escultura y no de arquitectura. Sin embargo, es importante considerar el conflicto que esto representa. La arquitectura no puede (como sí puede hacer el cine, por ejemplo) controlar el guión de la escena que se desarrollará en determinado escenario; para la arquitectura, las acciones sobre el espacio son algo impredecible. De ahí que la relación entre uno y otro término representa un problemática central a la disciplina: por definición, la arquitectura debe atender ambas variables, pero una de ellas escapa enteramente a su control. Una alternativa a esta paradójica ecuación de dos variables, es incluir una tercera: el programa. Aún cuando la relación entre espacio y acciones es una relación disyuntiva, el arquitecto puede intentar intervenir dicha relación por medio de la programación. De esta manera, el interés del argumento es definir el programa en términos de una operación que, más allá de elaborar ciertas reglas, describe una manera de ejecutarlas; es decir, como una estrategia de diseño y no como el catálogo de recintos de un proyecto (menos aún como aquello que nombra a un edificio: el teatro, el museo, pues aquello no hace más que denotar su función más específica). Por un lado, uno de los aspectos del ‘programa arquitectónico’ hace referencia a la temática que abordará el proyecto –en este 31 caso, programas culturales– y que regirá los aspectos más específicos y técnicos del edificio (un supermercado, en principio, no necesita butacas, a menos que la propuesta sea hacer de la compra al interior de un supermercado un espectáculo). Sin embargo, hablar de programas culturales (en genérico) significa referirse también, ya no a la especificidad de uno u otro recinto, sino a la oportunidad de combinación conjunta entre cada uno de esos elementos (combinación que es esencial para los objetivos de este proyecto). En resumen, programa y espacio son las premisas de diseño bajo las cuales se confecciona el proyecto que intenta renovar la organización espacial y programática (valga la redundancia) de la Plaza Cívica. El programa, como estrategia, es el plan de relaciones entre espacios y acciones, e implica superponer al proceso de diseño otro tipo de sistema que complemente y diversifique las posibilidades que otorgaba el primer sistema de requerimientos espaciales específicos, “cuando un arquitecto recibe la información e instrucciones acerca de los espacios y lo que ha de ocurrir en ellos, tiene un poder increíble, el de disponer la manera en que las actividades se localizan y cómo se relacionan entre sí. El poder último del arquitecto es el de crear una nueva serie de relaciones, de diseñar las condiciones de la relación y, eventualmente, de proponer una relación en sí misma” (Walker, 1994). El programa organiza las relaciones, el intervalo, el in-between (la interfase): en definitiva, es una operación de montaje. 1.6 Programas culturales Las intenciones de este proyecto, como se ha ido postulando, son entonces, renovar la Plaza Cívica de San Felipe como un espacio público. El espacio público de San Felipe tiene, sin embargo, la característica de ser un espacio cargado políticamente –en el sentido de ‘político’ como referente a la polis, a la ciudad– por lo que el proyecto planteado para esta Plaza Cívica debía ser necesariamente el de una plaza política. Construir una plaza política implicaba una intervención que estresara la relación entre las instancias estatales y sociales (populares). Construir más espacio público significaba respetar los acontecimientos urbanos existentes, proyectarlos ahí donde aún no existían, componer una intersección para aquellos que no se topaban y generar nuevas instancias para nuevos acontecimientos. 32 –La cultura como mediadora del espacio público La cultura es, en esencia, un vínculo entre sociedad y política. Y mientras la arquitectura influya tanto en la configuración tangible como en la experiencia intangible de las ciudades, ese vínculo puede traducirse también a un hecho físico. La importancia del espacio público como plataforma de participación social es un tema central para la formulación del proyecto, así como también se vuelve importante la existencia de voluntades políticas que respaldan la noción de la cultura como un agente de interacción social: “el motivo de considerar la cultura como política de Estado, dice relación con la convicción del actual gobierno de que la cultura es un indicador en el desarrollo humano y, por tanto, de la calidad de vida. Así, su difusión y promoción, se las entiende como un componente determinante en el desarrollo social y económico de un país.”3 Construir una plaza cultural significaba una infraestructura flexible a nivel espacial y programático para lograr promover, exhibir y educar la práctica de lo social y la cultura simultáneamente. En el año 2003 se aprobó el proyecto de ley que creó el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. La labor del Consejo es apoyar y fomentar la producción, reproducción y la difusión del patrimonio cultural del país, y promover la participación de la comunidad en las distintas etapas de su desarrollo. La unidad de Infraestructura Cultural es la encargada de asignar fondos tanto para la creación de equipamientos culturales, como para apoyar la gestión cultural de los municipios con más de 50 mil habitantes. La atención de estas políticas públicas apunta básicamente a regiones, financiando proyectos que contribuyan tanto al fomento y difusión de la creación local, como a la formación de un público que aprecie la cultura. Otro ejemplo de la gestión estatal en materia de cultura es la Campaña Nacional de Alfabetización Digital (iniciada hacia 2003). Este programa pretende capacitar a medio millón de chilenos mayores de 15 años que están fuera del sistema escolar para que obtengan formación práctica en el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación. Se trata de preparar a la ciudadanía para vivir en una sociedad globalizada y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías digitales. La iniciativa está dirigida a 3 Discurso de José Weinstein Cayuela, Subsecretario de Educación, en reconocimiento a los 50 años de actividad artística de Claudio di Girólamo quien entonces fuese director de la División de Cultura. 33 aquellos sectores de la población que hasta hoy no han tenido acceso a la computación e Internet, especialmente trabajadores, microempresarios y madres.4 Por medio de la educación y fomento en el uso de esta tecnología, este programa vuelve a expresar la voluntad política del gobierno de concretar un proyecto de culturización. Es dentro de este marco político-estatal que se busca gestionar este proyecto, contando con el apoyo y las voluntades de los gobiernos locales y la ciudadanía. 4 Fuente: página web oficial del Fondef (Fondo de Fomento al desarrollo científico y tecnológico). 34 36 2. PROYECTO Es interesante la construcción de un sistema, la organización de un territorio, la elaboración de un conjunto de respuestas a necesidades específicas, pero lo es aún más, la agenda de un proyecto (o el programa). Programar implica adelantarse a ciertas situaciones que parecen previsibles (aunque no sean más que una especulación) y, al mismo tiempo, concertar un plan que considere las situaciones que sabemos que son reales. El título del proyecto hace referencia a los componentes de la propuesta y no a su función específica de sus elementos, o sea, es un enunciado que denota las preocupaciones que son transversales a la propuesta: la ciudad (San Felipe), el espacio público (plaza cívica), los alcances de la problemática (el interior de la manzana), el hecho arquitectónico (renovación), las estrategias de proyecto (infiltración), las herramientas de diseño (programa) y su contenido social (cultura). 2.1 El proyecto, vista general El proyecto se trata de la intervención de un espacio público y de ensayar la manzana como soporte genérico para la proyección de dicho espacio. El plan de organización espacial de la manzana considera expandir la plaza hacia el sitio ubicado en el centro la manzana (actualmente, de propiedad fiscal y utilizado como estacionamiento en superficie) y la expropiación de un predio (actualmente, comercial) para proyectar el programa de la Plaza Cívica hacia el oriente, enfrentando el cine Aconcagua y cautivando de manera directa el movimiento de la calle Salinas. Dado el interés de infiltrar programas al interior de la manzana, el objetivo no podía ser otro más que el de impulsar el proyecto desde la complejidad, sin esquivar los conflictos. El contexto es instrumental y no sensitivo: operativo para la composición del conjunto con una dependencia formal considerable (no en términos de la composición de la forma en sí misma, sino de las formas que resultan de las consideraciones que se tiene con lo preexistente), pero más aún, con una dependencia programática en cuanto la propuesta se plantea como un enlace de situaciones existentes y probables. 37 El proyecto sería un hecho programático que articula (y se articula) con las condiciones existentes, potenciando los cruces programáticos en el espacio abierto, albergando los eventos ocasionales, las ocasiones solemnes y las celebraciones extraordinarias, intentando representar el sentido comunitario del gobierno localista y la sociedad civil (la clase política y la clase social). Para ejecutar esta operación y enfatizar el carácter plural y diverso del espacio público como un escenario de acciones posibles, las relaciones de uso y accesibilidad entre los nuevos edificios culturales y las edificaciones ya existentes debían ajustarse de manera tal que siempre compartiesen un espacio común. Entra en un juego de camuflaje-emergencia: hay cosas a las que se asocia, situaciones a las que se mimetiza, límites a los que se adosa, y otras/otros sobre los cuales emerge y se distingue. La propuesta intenta responder a la integración de usos y funciones aparentemente desarticuladas, evitar el abuso de des-uso, reorganizar el interior de la manzana, formalizar la gestión cultural. De esta manera, se plantean los siguientes programas culturales: museo/galería, auditorio/teatro y mediateca, los que pueden entenderse como arquitecturas que estimulan nuevas formas de sociabilidad mediadas por el fomento, la producción y la exhibición de cultura. En otras palabras, el proyecto intenta la programación de una nueva condición para un espacio público que, junto a las condiciones existentes, predisponga la manzana a nuevas contingencias. Los criterios espaciales considerados son permeabilidad y exhibición dentro de una plataforma libre, es decir, una mínima expresión que provoca la máxima interrelación, el interior de la manzana como extensión de la calle. Como criterios programáticos se busca la combinación y superposición de programas (nuevos y existentes) en pos de una densidad que provoque transferencia de usos, todo alimentado por una accesibilidad múltiple, donde se reserva el espacio libre para actos al aire libre. El trazado de las circulaciones considera la reserva de ciertos espacios para la futura agregación de proyectos al interior de la manzana o en el exterior de la misma y cada tramo es multidireccional. La lógica de utilización el campo permite disponer siempre de una cantidad de espacio de intercambio. La plaza intenta ser un subsistema renovable que re-administra el uso de la manzana. La Plaza Cívica Renovada funciona como un ‘hall urbano’, es decir, como un conjunto de edificaciones semipúblicas al interior de la 39 manzana, que administra un auditorio, una galería de exposiciones itinerantes y permanentes (que corresponde la muestra completa del Museo de Historia y Arqueología), una mediateca comunal, una cafetería y, por último, locales comerciales destinados a actividades culturales asociadas (librerías, objetos artesanales, etc.). La manzana, infiltrada, se desarrolla como otro tipo de ordenación por medio de la implementación de la temática de la movilidad y el cruce de programas; las opciones se multiplican. El edificio barra aparece como fachada de la plaza cívica y como portal de acceso desde la calle que da hacia el cine; el edificio compacto aparece al borde de la manzana como sutura al perímetro de la misma; el edificio particulado aparece con la expresión de dispositivos aislados que ayudan a establecer los referentes de la organización del conjunto. Los edificios existentes aparecen vinculados a la plaza a través de un circuito de recorrido que establece nuevas accesibilidades. Aparece, finalmente, el conjunto de edificios como tal y aparece también su doble: el espacio vacío que ya no es vacío. Más que acoplarse, ajustarse, ceñirse a una matriz predeterminada, el proyecto genera la suya propia como si fuera un sistema de mosaico que explicita la estrategia de agregación. 2.2 El proyecto, vista particular El proyecto es, entonces, la amalgama de diferentes tipos de intervenciones arquitectónicas, siendo las principales construir, dejar existir y combinar. Dentro de la parte construida del proyecto se encuentran los tres edificios principales, el edificio-aéreo, el edificio-interior y el edificio-exterior, más una cinta que enhebra los edificios anteriores. Se asignó un volumen particular a cada uno de los principales programas: el edificio del Museo y Galería, el de el Auditorio, la Mediateca y Comedores/restaurant/cafetería. Hacer que cada edificio respondiese adecuadamente a los requerimientos específicos de sus instalaciones, junto con el objetivo de destinar la mayor parte del nivel-plaza como espacio abierto, llevó necesariamente a la aparición de diferentes alturas en sus plantas. Para la ubicación de estos edificios (de superficie, niveles y alturas diferentes) se tuvieron en cuenta factores como la accesibilidad a la manzana, la distancia a las construcciones vecinas, el tipo de relación que se quería lograr con el nivel plaza. La forma exterior del edificio resultó, simplemente, de la cabida de cada uno de ellas. 40 - EDIFICIO AÉREO: esta barra despegada del suelo es la fachada de la plaza que recorre casi todo el ancho de la explanada, cubre por completo una de las calles interiores (proporcionando un área intermedia para el cobijo) y contiene la Galería. En términos espaciales, la galería es básicamente un corredor-sala del que se desprenden unas salas menores. Es decir, la sala principal es, al mismo tiempo, la circulación principal. - EDIFICIO INTERIOR: acompaña las calles interiores y busca activarlas y consiste en un despliegue continuo y lineal de puntos programáticos menores urdidos como una fachada a nivel de la plaza. Se propone una cafetería como el punto mayor dentro de esta línea, consolidando en carácter público comercial del mismo , - EDIFICIO EXTERIOR: Elemento que se ubica al borde de la manzana por reconstituir (aún cuando su acceso da hacia la plaza), en parte, la fachada de la calle y a su vez, permitir liberar el espacio de la explanada. Este edificio cobija la caja del Auditorio, el cual se posa sobre la plaza con la intención de aprovechar el nivel cero como antesala o foyer. - CINTA: A la vez, existe un elemento que articula todos los niveles de aquellos edificios y salva la diferencia de los mismos y se compone tanto por las circulaciones verticales como las horizontales, sean mecánicas o automáticas. Esta cinta a veces cruza el interior de las salas y, en otras oportunidades, también se exterioriza, de modo que el uso del edificio y quienes lo recorren son parte de las exhibiciones y el espectáculo que ofrece el conjunto. Por otro lado, para quien recorre, lo exhibido no se encuentra sólo al interior del edificio, sino que la misma ciudad, la plaza, el conjunto, son parte de la exhibición. La separación de los volúmenes genera una mayor cantidad de relaciones con el exterior, multiplicidad de relaciones con su entorno, porque era deseable y porque eran las condiciones de trabajar en un lugar tan estrechamente cohesionado. En términos de los recorridos propuestos, cada uno de los volúmenes puede relacionase con el otro, directamente con la plaza, o bien, independizarse. La independencia de las plantas, aunque unidas por un sistema de recorridos común (la cinta), hace que la relación con el exterior no sea única, ni en dirección ni en programa. Al ajustar el acceso a dichos edificios según los criterios del conjunto global (plaza y demás edificios), hace que existan diferentes distancias desde el exterior y desde los accesos 42 (independientes o compartidos). Esto hace que el edifico pueda accederse desde diferentes puntos. Los edificios establecen diferentes relaciones con la cota de la plaza y la calle, diferencia de niveles entre ellos, al tiempo que permite tener en todo momento diferentes ángulos de visión. Existen también unos pequeños apéndices que sirven al conjunto global (quioscos, agua, pasto, luminaria concentrada, vestíbulo, accesos al subterráneo, estacionamiento de bicicletas, puntos de información, baños públicos, bodegas) que apoyan el sistema mayor de la plaza. Para hacer de la intervención una mínima expresión formal, se decidió estrechar al máximo el interior (requerido) de los edificios (recintos únicos en cuanto a su función específica), de manera que la circulación previa o posterior al tiempo-estático de quien visita las distintas salas de exposición, música, teatro, medios digitales, se diese en el exterior de ellas, sobre la plaza. El sistema de volúmenes se organizaría longitudinalmente por el límite de altura que dicta la ordenanza municipal. 43 4. REFERENCIAS 4.1 Referencias bibliográficas -Andrés Allendes (profesor: Patricio Duarte). Re-Visión de la vivienda colonial urbana chilena, Seminario de Investigación, Depto. Historia y Teoría, FAU, U. de Chile, 2002. -Adrian Forty. Words and Buildings: A vocabulary for Modern Architecture, Thames & Hudson, New York, 2000. -Humberto Giannini. La reflexión cotidiana, hacia una arqueología de la experiencia. Editorial Universitaria, Santiago, 1987. -Rem Koolhaas. ‘Imagining Nothingness’, en S M L XL, Monacelli Press, New York, 1995. -M. Fernanda Martin, profesor Enrique Walker, El espacio escrito en Bernard Tschumi, Seminario de Investigación, Depto. de Diseño, FAU, U. de Chile, 2004. -Josep Parcerisa Bundó y María Rubert de Ventós. La Ciudad no es una hoja en blanco, Ediciones ARQ, Santiago, 2000. -Fabio Opicci y Enrique Walker, 12 entrevistas con Arquitectos, Ediciones Arq, Santiago, 1998. -Enrique Walker. ‘El evento Tschumi: entrevista con Bernard Tschumi’, en Summa nº57, p.36-40. 4.2 Referencias proyectuales O-Museum / Kazuyo Sejima – Ryue Nishizawa (Japón) Musée du Quai Branly / Jean Nouvel (París) Mercado Santa Catalina / Enric Miralles (Barcelona) BBC’s Music Theatre / Foreign Office (Londres, 2004) >interiores. ICA Boston / Diller+Scofidio (Boston, 2001) 45 4.3 Anexo Transcripción del folleto del Programa del Aniversario de San Felipe. “PROGRAMA OFICIAL ANIVERSARIO 267 San Felipe de Aconcagua (2007) I. Municipalidad de San Felipe Saludo de Jaime Amar, Alcalde: “Innumerables acontecimientos de carácter histórico y ciudadano confluyen en el diario acontecer de nuestra comuna, reafirmando que la herencia ligada por nuestros antepasados, hoy constituye un pilar fundamental de probidad y servicio público. Es por ello que en este mes de agosto, San Felipe de Aconcagua, rememora con afecto y gratitud la figura de nuestro fundador, José Antonio Manso de Velasco, un caballero de noble estirpe, él que con su ejemplo honra a todos los sanfelipeños que han construido las bases del progreso y el desaroolo de nuestra comuna. Celebrar un nuevo aniversario fundacional, si bien es cierto constituye un motivo de legítimo orgullo para todos los aconcagüinos de corazón, también es un desafío seguir construyendo nuevos espacios para el San Felipe de mañana donde cada habitante se sienta que es partícipe de lso destinos de nuestra ciudad.” actividad lugar organizador –Plaza de Armas Municipalidad –Club Árabe –Municipalidad –Plaza Cívica –Municipalidad –Plaza Cívica –Municipalidad CONCIERTO ORFEÓN ACONCAGUA –Odeón Plaza de Armas Municipalidad SHOW INFANTIL DE TÍTERES –Plaza Cívica –Municipalidad –Plaza de Armas –Club de Montaña Plaza de Armas –Municipalidad FERIA DE ARTESANOS CEREMONIA Estrategia DE Salud con APERTURA: la Gente, promoción de la salud EXPOSICIÓN TALLERES FEMENINOS ACTO CÍVICO MILITAR (desfile, esquinazo, honores a las autoridades) EXPOSICIÓN FOTOGRAFÍAS DE MONTAÑA CEREMONIA NATALICIO BDO. O’HIGGINS 47 CEREMONIA Entrega de Distinciones –Teatro Municipal –Municipalidad CEREMONIA DISTINCIÓN –Teatro Municipal –Municipalidad –Iglesia Catedral –Municipalidad FESTIVAL RANCHERO –Gimnasio Curimón –Diario “El Trabajo” CONCIERTOS “DE INVIERNO” –Teatro Municipal –Municipalidad BALLET FOLKLÓRICO –Gimnasio Curimón Municipalidad GALA Aniversario: show “María José –Gimnasio Quintanilla y sus Mariachis” Politécnico SHOW Cooperativa de Ahorro y –Teatro Liceo Politécnico –Coop. Ahorro y Crédito SHOW Caja de Compensación Los –Gimnasio –Caja Comp. Los Andes Andes Politécnico GALA DE DANZA FOLKLÓRICA –Teatro Municipal Municipalidad REUNIÓN AMPLIADA DE –Salón Tesorería –Municipalidad –Teatro Municipal –Soc. VOLUNTARIADO para programas sociales municipales TEDEUM de ACCION DE GRACIAS POR LA CIUDAD Liceo –Municipalidad Crédito Liceo DIRIGENTES CONFERENCIA “Dos grandes líderes del S. XX”, de Germán Gamonal CHARLA: El periodismo, las relacione Historia Arqueología Salón Municipal –Colegio Prov. R.R.P.P. –Salón Municipal –Municipalidad EXPOSICIÓN DE ÓLEOS LOCALES –Salón Municipal Municipalidad EXPOSOCIÓN DE PINTORES –Sede Club Aucas –Municipalidad –Salón Tesorería Municipal –Municipalidad EXPOSICIÓN Talleres Adulto Mayor –Plaza Cívica Municipalidad INAUGURACIÓN PETROGRIFOS del –Salón Tesorería –Municipalidad –Plaza Cívica –U. Discapacidad spúblicas y el efecto en la opinión pública” ENCUENTREO DE BECARIOS Presidente de la República ACONCAGÜINOS EXPOSOCIÓN de pintura de Mario Torres Aconcagua (expone: María Gloria Días de Valdés) PRESENTACIÓN U.Comunal de la Discapacidad 48 y CELEBRACIÓN DÍA DEL NIÑO, –Gimnasio Liceo –Municipalidad Talleres infantiles Politécnico CONCURSO DIBUJO INFANTIL –Plaza Cívica Municipalidad ACTIVIDADES CLUB DE LEONES –Club de Leones –Club de Leones ACTIVIDADES Recreativas proyecto –Plaza Cívica –Comuna Segura MÚSICA folklore local –Odeón Plaza de Armas Municipalidad JAZZ –Teatro Municipal Municipalidad Inauguración CENTRO –Curimón –Municipalidad –Salón Municipal –Club Arturo Prat Buenas Prácticas Comunitarias (música en vivo) COMUNITARIO CURIMÓN LANZAMIENTO CAMPEONATO BabyFútbol 49 SANTO DOMINGO UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO PROYECTO DE TITULO 2007 ARTURO PRAT MUNICIPALIDAD EDIFICIO PRAT MERCADO MUNICIPAL GOBERNACION PLAZA CIVICA PLAZA DE ARMAS BANCO CHILE MERCED ESCALA 1 : 500 CONTENIDO PLANTA DE CONTEXTO FREIRE L AM I NA 1 UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO PROYECTO DE TITULO 2007 +-0.00 +0.28 +0.42 +-0.00 ESCALA 1 : 250 CONTENIDO EMPLAZAMIENTO L AM I NA EMPLAZAMIENTO 1 : 250 PERFIL PLAZA CÍVICA Y PLAZA DE ARMAS 2 10 10 10 5.5 10 8 9 10 8 4 8 4 7 7 5 6 8 8 D' 8 4 3 8 8 2 1 7 4 C' 0.2 0.2 1.6 1.6 2 14 15 16 17 18 0.15 1.65 0.15 1.9 0.2 3.4 0.2 8.4 3.2 0.2 2.7 0.2 19 13 20 12 21 11 22 10 23 9 24 0.1 UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO 8 7 CAFETERIA 6 5 PROYECTO DE TITULO 2007 4 3 LOCAL 01 LOCAL 02 LOCAL 03 LOCAL 04 2 LOCAL 05 1 0.15 0.15 4.9 5 0.15 0.15 5 0.2 5 0.2 6.9 NUEVO ACCESO MERCADO 5.1 ACCESO MUSEO A A B' B 9 8 7 6 5 4 GALERIA CUBIERTA 3 2 1 +0.42 +-0 .00 10 11 12 13 14 15 16 17 18 B B 10 11 12 13 14 15 16 17 18 +0.42 1 C' 2 9 8 7 6 3 5 4 3 2 1 1.2 -3.10 2 13.85 ESCAPE 7 6 5 4 3 2 1 BODEGA D' +0.42 BODEGA 1 2 3 4 E' 0.2 0.2 A' 5.7 3 10.8 -1.39 RETIRO ESCENARIO EXPOSICIONES DESCUBIERTAS 0.2 6.75 1 1.2 1.75 A 0.9 ESCENARIO -0.39 +-0 .00 HALL ACCESO AUDITORIO +0.28 6 1.2 7 8 9 10 11 12 13 14 BODEGA 15 F' BOL. 16 3 17 15 14 13 12 11 10 3 4 5 6 7 8 2 -0.39 -0.39 1 2 12.05 6 5 4 3 2 1 6 5 4 3 -1.39 9 8 7 6 5 4 2 1 3 2 1 +0.42 ESCAPE 2 1 0.3 1 2 3 4 5 6 7 8 14 9 10 11 12 13 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 +0.42 0.6 0.6 +0.42 PEND. 18 % G' 12 13 14 15 16 17 18 19 20 11 10 9 8 7 6 5 4 3 +-0.00 2 1 PEND. 18 % 8 1 7 2 6 3 5 2 4 3 1 4 3 2 ESCALA 1 : 100 4 1 5 CONTENIDO ESCENARIO PLANTA PRIMER NIVEL PLAZA LA M I NA +-0 .00 C D 3 2 1 3 13 14 12 5.5 8 9 11 8 4 8 4 7 7 8 8 D' 2.2 5.8 3 4 8 8 2 8 1 7 4 C' 14 8.75 5 6 15 16 17 18 19 13 20 12 21 11 22 10 23 9 24 VENTAS UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO 8 2.4 7 PROYECTO DE TITULO 2007 BODEGA ACCESO A ADMIN. 2.2 A A SS. HH. ESPACIO EXPOSICIÓN ITINERANTE B' VIDEO-AUDIO RECEPCIÓN BOLETERÍA B 10 11 12 13 14 15 16 17 18 +4.00 +4.00 B ACCESO A MEDIATECA B 0.2 4 1.5 0.2 4 1.6 0.9 0.2 0.2 3.25 0.2 2.5 1.5 HALL ACCESO 4 5.4 0.2 1.55 0.2 MUESTRA FIJA 3 MUESTRA FIJA 4 2.2 2.2 0.2 0.2 5.6 0.2 MUESTRA FIJA 1 9.05 0.4 0.2 MUESTRA FIJA 2 MUESTRA FIJA 5 C' 12.65 2.25 4.4 1.5 4.4 0.9 4.420.05 2.2 5.8 1.55 6 9.45 +3.12 JARDÍN INTERMEDIO D' 1 E' 3 4 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 +3.4 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 A' 2 5 16 0.251.25 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 SALA PROY. HALL ACCESO MEDIATECA A ESCENARIO 0.2 0.2 3.95 3.6 0.2 5.7 0.2 F' +0.42 0.3 0.3 0.3 ZONA POLEAS 28.3 0.6 G' ESCALA 1 : 100 CONTENIDO PLANTA SEGUNDO NIVEL LA M I NA D C 4 10 10 10 5.5 8 10 8 9 10 4 4 8 7 7 8 D' 5 6 8 8 3 4 8 8 2 7 1 4 C' UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO 0.2 PROYECTO DE TITULO 2007 8.35 0.2 ADMINISTRACIÓN 14 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 A A B' B B B C' 0.1 0.1 1.4 8.6 A A' 0.1 0.2 3.7 6.2 F' 0.1 0.2 1.6 1.2 0.1 1.2 0.35 1.4 0.2 G' ESCALA 1 : 100 CONTENIDO PLANTA TERCER NIVEL 0.0 LA M I NA D C 5 UNIVERSIDAD DE CHILE NIVEL 2 FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO ARCHIVO NIVEL 3 PROYECTO DE TITULO 2007 RECEPCION +0.42 NPT NIVEL 1 RETIRO ESCENA 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 NIVEL -1 ENSAYOS PROFESOR : YVES BESANÇON BAÑOS / CAMARINES NIVEL -2 ESTACIONAMIENTOS NIVEL -3 CORTE A - A' 1 : 100 ESTUDIANTE : M. FERNANDA MARTIN 2 1 -0.42 NPT ESCALA 1 : 100 -3.10 NPT CONTENIDO CORTES A-A´ y B-B´ -6.20 NPT -9.30 NPT LAMINA CORTE B - B' 1 : 100 6 UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO PROFESOR : YVES BESANÇON PROYECTO DE TITULO 2007 ESTUDIANTE : M. FERNANDA MARTIN C O R T E C - C' 1: 100 MUSEO ESCALA 1 : 100 CONTENIDO LOCALES COMERCIALES CORTES C-C´ y D-D´ VEHICULOS DE CARGA ACCESO ESTACIONAMIENTOS LAMINA C O R T E D - D´ 1: 100 7 UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO PROYECTO DE TITULO 2007 FACHADA S U R 1 : 100 ESCALA 1 / 100 CONTENIDO ELEVACIONES NORTE Y SUR L AM I NA FACHADA NORTE 1 : 100 8 UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO PROFESOR : YVES BESANÇON PROYECTO DE TITULO 2007 ESTUDIANTE : M. FERNANDA MARTIN F A C H A D A P O N I E N T E 1: 100 ESCALA 1 : 500 CONTENIDO ELEVACIONES ORIENTE PONIENTE LAMINA F A C H A D A O R I E N T E 1: 100 9 UNIVERSIDAD DE CHILE D' FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO C' 9 10 8 4 7 7 6 8 5 8 4 8 3 8 8 2 PROYECTO DE TITULO 2007 1 7 4 A A 21 B' 20 B PAGO ESTACIONAMIENTO BAÑO 9 8 7 6 5 4 3 2 1 22 19 SALA MAQUINAS 10 11 12 13 14 15 16 17 CL. BODEGA B 18 17 16 15 14 13 12 11 10 B 9 8 10 11 12 13 14 15 16 17 -3.47 -3.10 9 8 7 6 5 4 -3.10 3 2 1 C C DUCHAS 17 16 15 14 13 12 -1.39 -3.10 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 19 18 17 16 15 14 13 12 11 10 9 8 7 6 5 7 4 3 2 1 BAÑOS 6 D 7 6 5 4 3 2 1 CAMARIN -3.10 D 5 SALA DE ENSAYO BAJO ESCENARIO A' A -3.47 4 1 2 3 4 5 CAMARIN 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 52 51 50 49 48 47 46 45 44 43 42 41 40 39 38 6 7 3 E E 2 DUCHAS -1.39 1 2 3 4 5 6 1 3.8 4.25 F F 60 10 11 12 13 14 15 16 17 9 8 7 6 5 4 3 2 1 53 54 55 56 57 58 61 59 -3.10 62 4 10 7 9 8 8 8 8 8 6 7 5 4 0.15 0.15 0.2 5.00 8 4.10 3.85 7 3 4 2 8.6 1 0.15 3.7 ESCALA 1 : 100 CONTENIDO -1.26 PLANTA SUBTERRANEO NIVEL -1 L AM I NA D C 10 UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO PROYECTO DE TITULO 2007 ESCALA 1 : 100 CONTENIDO PLANTA SUBTERRANEO NIVEL -2 L AM I NA 11 UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO PROYECTO DE TITULO 2007 ESCALA 1 : 100 CONTENIDO PLANTA SUBTERRANEO NIVEL -3 L AM I NA 12