Grupo del ‘27 1-Señala todos aquellos elementos que te permitan deducir quién puede ser el autor de los poemas siguientes: Texto 1 El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. Ay, su anillito de plomo. Ay, su anillito plomado. Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitan redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos, qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay como lloran y lloran! ¡Ay, ay como están llorando! Texto 2 A esa, a la que yo quiero, no es a la que se da rindiéndose, a la que se entrega cayendo, de fatiga, de peso muerto, como el agua por ley de lluvia. hacia abajo, presa segura de la tumba vaga del suelo. A esa, a la que yo quiero, es a la que se entrega venciendo, venciéndose, desde su libertad saltando por el ímpetu de la gana, de la gana de amor, surtida, surtidor, o garza volante, o disparada -la saeta-, sobre su pena victoriosa, hacia arriba, ganando el cielo. Texto 3 Así besándote despacio ahogo un pájaro, ciego olvido sin dientes que no me ama, casi humo en silencio que pronto es lágrima cuando tú como lago quieto tendida estás sin día. Así besándote tu humedad no es pensamiento, no alta montaña o carne, porque nunca al borde del precipicio cuesta más el abrazo. Así te tengo casi filo, riesgo amoroso, botón, equilibrio, te tengo entre el cielo y el fondo al borde como ser o al borde amada. Tus alas como brazos, amorosa insistencia en este aire que es mío, casi mejillas crean o plumón o arribada, batiendo mientras me olvido de los dientes bajo tus labios. No me esperéis mañana —olvido, olvido—; no, sol, no me esperéis cuando la forma asciende al negro día creciente; panteras ignoradas —un cadáver o un beso—, sólo sonido extinto o sombra, el día me encuentra. Texto 4 La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando.