Título: LA MISIÓN INTERIOR SUIZO-ALEMANA. PROTESTANTISMO, ESCUELA Y SOCORROS EN LOS ORÍGENES DEL “ASILO GERMÁN FRERS” DE BARADERO (1862-1909) Autor: Ignacio Salaberry, Licenciado en Historia (Universidad Nacional de Luján, República Argentina). Adscripción institucional: Escuela Normal Superior “Marcos Sastre”, Baradero (Buenos Aires), R. Argentina E-mail: nachosala@live.com.ar Resumen Durante el siglo XIX se establecieron en la ciudad de Buenos Aires -entre otros- alemanes protestantes y reformados; asimismo, el pueblo del Baradero recibió a quienes crearon una variopinta Colonia Suiza. Con el tiempo, muchos de ellos también sufrirían la contradicción de una argentina agroexportadora pretendiendo conducirse hacia el “progreso”, la educación y el “orden”: pobres, marginados, enfermos, discriminados, solos. No les era fácil la integración -al castellano, al sistema económico-social, al régimen represivo, a la religión oficial-. Ante las emergencias sociales más graves surgían iniciativas de auxilio mutuo como el orfanato en 1909. A propósito del caso estudiado y partiendo de una bibliografía no copiosa y fuentes inexploradas eclesiásticas, congregacionales, escolares, municipales y familiares, caracterizamos la iglesia devenida Sínodo Evangélico Alemán del Río de la Plata 1: propósitos, afianzamiento, apertura, relación con los gobiernos, organización, conflictos, liderazgo, servicios, crecimiento –geográfico y social-, aspectos consensuales y acciones misericordiosas. Estos elementos generaron tres logros trascendentes: un provechoso servicio pastoral itinerante, la conjunción iglesia-escuela como objetivo y tradición y, por fin, el asilo “Germán Frers”: refugio para excluidos de aquel nuevo mundo “moderno” y violento, una funcional institución hija de tal “progreso”. Caridad tanto dentro de la iglesia cuanto al interior de una diáspora europea –y una República Argentina- muy vasta y despareja, con exigencias urgentes de paliativos sociales y espirituales. ______________________________________________________ 1 Actualmente, Iglesia Evangélica del Río de la Plata (I.E.R.P.). 1 El futuro nos fue confiado y está vinculado con el destino de los pobres y sufrientes. J. H. Wichern En el Río de la Plata de la segunda mitad del siglo XIX, a los inmigrantes de fe luterano-reformada también se les revelaría una profunda contradicción del discurso dominante: la pretensión de arraigar y conservar un sistema tradicional agro-exportador y, al mismo tiempo, conducir al país por la senda del “progreso”, la educación y el “orden”. Al mismo tiempo que unos se enriquecían, se hacían visibles otros extranjeros no-católicos de diversa edad y ambos sexos pobres, marginados, enfermos, solos. A ellos y ellas tampoco les resultaba fácil la integración al idioma castellano, al peso de la religión oficial, al modelo económico-social. En el seno de su incipiente iglesia, surgieron iniciativas diacónicas de auxilio ante las emergencias sociales más graves. Tal, el caso de este hogar para niños huérfanos alemanes creado desde la ciudad de Buenos Aires cuyo origen plantea algunas preguntas: por qué fue a nacer en la campaña bonaerense, en plena Colonia Suiza de Baradero, cómo y para qué. Surgen cuestiones relacionadas con las características sociales y culturales de estos protestantes, las circunstancias que acompasaron la organización de su iglesia, sus proyectos escolares, las nacionalidades y los idiomas, la caridad. También, cuáles tensiones y acuerdos, qué benefactores y obstáculos condicionaron la gestación del asilo y, en particular, quién era Germán Frers y qué papel jugó en el caso que este trabajo procura historiar. ………………………………………….. La colectividad de luteranos y reformados de Buenos Aires había ido creciendo desde que las condiciones legales nacidas con la Revolución de Mayo de 1810 de a poco le hicieron posible la práctica de su credo. La integraban al principio emigrados de ciudades del Hansa Teutónica: eran mercaderes, representantes de empresas que vivían en Buenos Aires holgadamente, científicos, militares, traficantes de armas, mercenarios y aventureros; luego también, artesanos y trabajadores. Sus miembros más destacados fueron consiguiendo reconocimiento y espacios para negocios, cementerio, escuela, templo; en 1842 habían celebrado la asamblea fundacional de la Congregación Evangélica Alemana en Buenos Aires (en adelante, CEABA). 2 Se fue creando una iglesia de inmigración (Heise, 1995), preservadora del idioma original y el vínculo con su entidad matriz -la Iglesia de la Antigua Unión Prusiana-, abriéndose un espacio de amparo de liberalismo y amplitud de miras que contrastó, por ejemplo, con el férreo gobierno de Juan Manuel de Rosas. Ludwig Siegel, su primer pastor, que en 1843 había obtenido del gobierno porteño el permiso para abrir escuela propia, había debido convocar al educador Germán Frers a causa del creciente número de sus alumnos. Éste era un bachiller y músico hijo de un comerciante e industrial de la zona de Hamburgo; hablaba varios idiomas y se mostraba muy apto para enseñar Matemática, alemán e inglés; no había querido servir al ejército danés que por aquellos años dominaba su provincia de Holstein (Petersen de Winzer, 1974). Se dedicó a las traducciones y los conciertos, tocando semanalmente en los templos. Ubicuo, al mismo tiempo que frecuentaba a Manuelita Rosas era inquilino de enemigos unitarios de aquélla, la familia Lynch Zavaleta. En 1851, había cincuenta alumnos en la escuelita de Buenos Aires con academia de canto; dos años después, eran atendidos casi ochenta chicos (los había también de origen hispánico), en dos clases bilingües. Por eso, al poco tiempo fueron convocados nuevos maestros alemanes como Robert Wernicke, reemplazante de Germán Frers cuando éste aceptó ser funcionario oficial tras la batalla de Caseros (Schmidt, 1949; Salaberry, 2009-a). Una vez que el rosismo fue derrotado (lo que apoyó Germán Frers, al parecer integrando una “Legión Extranjera”), la CEABA comenzó a experimentar notables cambios. Mostró una mayor apertura hacia la sociedad y el gobierno; aportó miembros, por ejemplo, para la Comisión de Inmigración; apoyó iniciativas de modernización, industrialización e instrucción. Frers, pronto vinculado con los nuevos notables de Buenos Aires, se convirtió en administrador de la primera escuela normal de maestros dirigida por Marcos Sastre cuando le fue aceptada su exigencia de poder leer y manejar allí la Biblia. Ese nombramiento generó rechazos católicos pero en 1853, el gobernador Pastor Obligado lo nombró primer Inspector General de Escuelas del Estado de BuenosAyres en ciudad y campaña. Frers aceptó, agradecido, para renunciar cuatro meses después: ocurría que, habiendo sido pensionista y maestro particular de aquella acaudalada familia de estancieros irlandeses, se había casado con una de sus alumnas, previa licencia oficial. A partir de entonces, se transformó en terrateniente para dedicarse intensivamente a la cría de ovejas introduciendo reproductores de la raza Merino con gran suceso en la estancia “Rincón Rosario”, Partido de Baradero. En 1855, 3 se puso de acuerdo con su suegro Patricio Lynch, su concuñado militar Martín de Gainza y otros ricos ganaderos, comerciantes, profesionales y gobernantes porteños (con apoyo de Mariano Balcarce, representante diplomático de Buenos Aires en París y otros) para atraer a emigrantes europeos y radicarlos en tierras comunales (Salaberry, 2009-b). La nueva Constitución Nacional promovía esa inmigración y garantizaba la libertad de cultos. En el norte bonaerense, se expandía la producción lanar, agrícola y vacuna y la explotación en chacras prometía mayor productividad, valorización de la tierra y maximización de ganancias articulando propiedad de la tierra y colonización. La oportunidad fue bien aprovechada por los hacendados. Frers condujo desde la capital a las primeras familias suizo-francesas del cantón de Friburgo que llegaron en barco a Baradero el 3 de febrero de 1856. Como audaz iniciativa empresarial municipal, la nueva colonia suiza crecería rápida y exitosamente, también con labradores helvéticos de habla alemana y fe protestante y aun de otros países. Amigo de Sarmiento como su compatriota Franz Halbach (uno de los impulsores de la CEABA), Frers se convirtió también en munícipe progresista, fundador de escuelas urbanas y rurales. En 1858, logró que se erigiera la primera escuela rural en la Cañada Bellaca, a unas cuatro leguas de Baradero (Salaberry, 2009-a). Enseguida, empezaron a crecer notablemente la economía y la población de la localidad y, en particular, del nuevo asentamiento agrícola. En las elecciones de 1859, muchos suizos votaron: todos, por la reelección de Frers. La colonia era sostenida por los municipales liberales, pragmáticos y de fuerte vinculación social y política con quienes ostentaban el poder provincial. En 1861, inauguraron el nuevo templo parroquial católico dedicado a Santiago el Apóstol, una de sus obras más preciadas. Para levantar su exquisito púlpito, había cotizado fuertemente Frers quien, como asiduo colaborador externo, también ofrendaría un órgano al catolicismo. En 1862, merced a otra idea suya, la Municipalidad creó un registro de bautismos, matrimonios y defunciones de particulares protestantes: “… como no residía en este Partido ningún Pastor de comuniones reformadas, tenían los particulares protestantes que autorizar casamientos ó bautismos en vista de esa necesidad; que él había hecho varios bautismos, cuyas partidas no podrían tener en juicio los visos de legalidad que acreditan cuando 4 son anotados en un registro competente, cuyo requisito á mas de servir para los conocimientos estadísticos seria de mucha utilidad é importancia en el futuro para las familias de esos bautizados, ya por herencias ó ya por otras causas. Que por lo expuesto y mientras no existiese un Pastor protestante en este Partido, hacía mocion porque se adoptase un libro foliado y rubricado en todas sus fojas por el Presidente de la Municipalidad, cuyo libro estaría en poder de la misma; debiendo acudir los interesados para asentar las partidas de bautismos, casamientos y fallecimientos, y debiendo en los dos primeros casos firmar la persona que autorice el acto, á mas de dos testigos, firmando también el Presidente poniendo „Ante mí‟ antes de la firma.- discutido este punto, y previa lectura del decreto del 28 de Octubre de 1857 relativo a los registros parroquiales de todos los cultos, fue apoyada por unanimidad la moción del señor Municipal Frers, encomendándole la compra de un libro aparente para poner en práctica este acuerdo”.2 En 1863, en la Colonia Suiza de Baradero donde los protestantes constituían el ocho por ciento de la población, algunos chacareros ya estaban haciendo fortuna y comenzaron a solventar los viajes desde la capital, los honorarios y los gastos de pastores itinerantes. Ese año también, murió un colono bernés inaugurando el “Libro de Partidas de Muertos Protestantes”. A propósito del hecho, el vicario católico y por entonces edil Francisco Bianchi impulsó la construcción de un cementerio disidente aparte. Frers, para expandir el sistema educativo urbano y rural, fomentaba la colocación de maestros europeos en las nuevas escuelas baraderenses. En 1864, fue enviado Robert Wernicke, caracterizado docente: sucedía que, ante el acentuado crecimiento poblacional de la colonia, las autoridades habían decidido crear allí una escuela pública “grande y elegante”. Pronto, recrudecieron las provocaciones del párroco católico respecto de los enterramientos disidentes; surgió la alternativa de destinar al efecto una parcela en la misma Colonia Suiza; hubo asambleas generales en el campo y surgieron contrapropuestas unánimes formalmente aprobadas por la comuna. Los protestantes exigían tener un cementerio propio a su modo y mostraban una renovada organización. 2 Libro Primero de Acuerdos de la Corporación Municipal, acta del 22 de noviembre de 1862. 5 Como fruto de aquella movilización, el 25 de abril de 1866 fue fundada la “Congregación Evangélica y Sociedad Escolar del Baradero” (en adelante, CEB), con el objeto de “cuidar y proteger la vida moral y cristiana tanto de los miembros como de las familias de ellos”3. Frers, Wernicke y treinta miembros más inauguraron la lista de quienes cada año volverían a recolectar dinero con las mismas metas: escuela-capilla, cementerio y asalariar un pastor que predicara en alemán y francés. Como el mencionado cura atacara también la filiación religiosa del maestro Wernicke, la corporación municipal consideró las excelentes cualidades del docente y condenó en forma categórica la actitud sectaria del párroco-edil e incluso le retiró la subvención para el alquiler de su casa: también Germán Frers era munícipe y, evidentemente, más influyente. Él mismo promovió una nueva asamblea de evangélicos para volver a discutir el asunto de las inhumaciones sospechando, como otros, “que se había tenido la idea de alejarlos del Pueblo” (Micucci Tarsetti, 1998). Por fin, la Municipalidad aceptó dejar el cementerio protestante en la planta urbana junto al católico, provisto y administrado por su propia congregación para siempre. Tras nuevos y vanos intentos de reavivar el conflicto religioso, el propio José Manuel Estrada, jefe provincial de escuelas, dio por terminado aquel brote reaccionario apoyando firmemente a los municipales baraderenses, de quienes había recibido una nota en la que declaraban: “En un país como el nuestro que si bien la religión del Estado es la católica apostólica romana, existe la tolerancia de cultos bajo cuya libertad afluye a nuestras playas y puebla nuestros desiertos una gran inmigración de diversas comuniones, en la convicción que nadie podra violentar el santuario de su conciencia, y de que sus hijos, bajo la paternal protección del Estado, tienen los mismos derechos que los católicos para concurrir á las escuelas publicas”.4 Los colonos congregados en la CEB salieron fortalecidos de la controversia. Probablemente junto con Frers (presidente municipal desde 1873), Wernicke pulsaría sus contactos en Buenos Aires en pro de la creación de una escuela confesional para Baradero. Renació la “Sociedad Evangélica de Baradero” o “Sociedad Escuela Particular Suiza Alemana”, con el apoyo de Frers y la municipalidad; se fundó el “Colegio Suizo” a 3 4 Archivo Parroquia Baradero (CEB). Estatuto de 1866. Concejo Deliberante de Baradero, Libro 1° 6 partir del aporte de sesenta y tres inmigrantes: en un predio de un cuarto de hectárea se construyó en dos meses y medio la nueva escuela-capilla, inaugurada en la Pascua de 1883 con maestro suizo y veintiséis alumnos/as que pronto llegaron a ser sesenta y tres. Durante los siguientes veintiséis años, ocho maestros llegados desde Suiza se sucederían para atender el colegio.5 Desde 1889, se había desencadenado en el país un proceso inflacionario que repercutió en las economías familiares de los sectores populares produciendo un aumento de más del 50 % en los precios de los alimentos a lo largo de los ocho años siguientes. La provincia de Buenos Aires destinaba refuerzos presupuestarios para educación, con subsidios a escuelas y municipios, creaciones y construcciones de establecimientos. Se estableció desde la Dirección General de Escuelas el Consejo General y los consejos locales, condiciones para el personal y un fondo propio (Puiggrós, 2003). La totalidad de las congregaciones alemanas evangélicas de la región rioplatense había sido anexada a la Iglesia Regional de Prusia. En Buenos Aires, el pastor Wilhelm Bussmann propuso crear el Sínodo Evangélico del Río de la Plata que en 1899 realizó su primera Asamblea General representando a treinta mil feligreses con 11 de las 13 congregaciones presentes, incluida la de Baradero (Harteneck, 2001). El objetivo era unirlas protegiendo los intereses comunes, manteniendo los vínculos con la Alemania unificada e integrándose mejor al ambiente argentino; también, participaban delegados de los gobiernos alemán y suizo. Bussmann recorría los barrios más pobres de la ciudad, visitaba los conventillos, creó la Sociedad de Mujeres y el Hogar para Marineros con ayuda de la Sociedad para la Diaconía de Alemania y fundó la revista eclesial 6. Mientras, los creyentes evangélicos baraderenses mejoraban su organización, ensanchaban su cementerio, hacían aportes dinerarios al sínodo, se abrían a todos los cristianos que abonasen su cuota, admitían a niños de padres no-miembros y a viudas y solteras de más de veinte años. Continuaban recibiendo visitas pastorales desde la capital, donde sus hermanos en la fe daban forma a obras diacónicas de corte asistencialista para socorrer a sus miembros más desfavorecidos por la situación social vigente, como el hogar de mujeres con sus limitados esfuerzos en favor de las niñitas huérfanas. 5 6 Museo Histórico Municipal de Baradero. Fondo Consejo Escolar. Precursora de la actual “Vida Abundante”. 7 En 1900, se discutió en el sínodo el problema de los niños pobres desamparados. La opción era alojar a los huérfanos varones de padres alemanes en casas de familia o crear para ellos un asilo. Un hogar unificado protegería a los chicos de posibles abusos como la explotación laboral, en el marco de una sólida educación integral con perspectivas de progreso personal para formar “hombres cultos, cristianos i buenos ciudadanos, para hacerlos entrar en la vida social como miembros útiles i estimados”.7 Se tomó como base las modernas ideas de servicio (“misión interior”) del religioso hamburgués Johann Wichern y su “Casa Ruda”, una residencia campestre adecuada para brindar a las numerosas víctimas infantiles del capitalismo industrial una respuesta cristiana de promoción social y pedagógica (Janssen, 1979). El hogar, organizado como gran familia con un régimen de amparo disciplinado, debía tener un director o padre con su esposa e hijos y educadores-hermanos de los pupilos (con un promedio de 10 a 12 niños o niñas por tutor). La diaconía ayudaría a construir la congregación. Wichern, en Hamburgo, había tenido la audacia de cobijar a infantes de ambos sexos en su “instituto de salvación, no orfanato”, con un clima bastante democrático para los años de 1830. Pero a sus correligionarios en la Argentina de principios del siglo XX les cupo inventar un asilo sólo para huérfanos varones y con una organización más estricta (Salaberry, 2009-b). Cuando recibió una circular con el interrogante de si debía construirse un asilo para niños, la congregación de Baradero rechazó la idea. Los fieles de la próspera colonia agrícola se diferenciaban. Pero en 1908, el “Colegio Suizo” estaba en problemas y no por contar siete niños, nada más: resultaba difícil conseguir maestro-pastor suizo y pagarle, había que mantener la casa y abonar dos periódicos, mientras que las cuotas de los alumnos apenas sumaban $ 20. En vista de todo ello, después de que el sínodo le propusiera construir su asilo en Baradero junto a la escuela-capilla, la CEB varió su anterior posición recelosa y aprobó el ambicioso proyecto de beneficencia alemana y protestante que acarrearía mutuas ventajas: el “Colegio Suizo” quedaría incorporado al orfanato salvando, así, su continuidad; incrementaría su matrícula con los niños del asilo cuyo director sería, al mismo tiempo, maestro; se verían notablemente aliviados los costos requeridos por el mantenimiento de la escuela; además, en la frescura del aire libre se criarían mejor 7 Archivo Hogar “Germán Frers”, dossier Lidia C. Müller. 8 esos chicos, considerados de condiciones poco saludables, y se adquiriría un espacio agropecuario al lado de la escuela para complementar sus horas de aula u hogar. Convocadas a colaborar, pusieron manos a la obra todas las congregaciones: reuniones, actas, registros y una correspondencia copiosa en prolijidad y alemán gótico rindieron gran suceso: en abril de 1909, habían sido abiertos y parcialmente llenados los cimientos del edificio completo: una habitación espaciosa para el maestro, un gran comedor y salón de reunión y tres amplios dormitorios con baños contiguos suficientes. Benefactores alemanes conocidos en Buenos Aires desde antaño como Von Freeden, Mantels, Lahusen, Hasenclever y otros de distintas nacionalidades se mostraban generosos una vez más; pero la contribución más destacada llegó con una nota firmada por Emilio Frers8 “en nombre de los hijos, nietos y bisnietos de Germán Frers al poner a disposición diez mil pesos” (honrando) “los exitosos esfuerzos del fallecido por la educación infantil en general y en especial su obrar bienhechor en Baradero y alrededores”.9 Ese año de 1909 eran inauguradas, también en el partido, tres escuelas rurales. El 28 de septiembre, en el cierre de su sexta reunión que sesionaba en Buenos Aires, el Sínodo Evangélico del Río de la Plata eligió para integrar su comisión directiva al delegado Hermann Scheitlin: todo un reconocimiento fraternal a la congregación de Baradero. Hacia este partido viajaron enseguida en tren los miembros e invitados para la apertura del imponente asilo de su iglesia10 que, naturalmente, se llamaría en adelante “Germán Frers, en homenaje al nombre del primer maestro de la Escuela Parroquial en Buenos Aires, posterior director del primer instituto de magisterio argentino y fundador de la Colonia de Baradero, como asimismo en agradecimiento por la magnánima donación de sus descendientes”.11 El colegio se incorporaba, así, al asilo; el destino dado al viejo edificio de 1882 fue seguir siendo la capilla-escuela evangélica de la localidad. Dos o tres fueron los primeros huéspedes del nuevo hogar, que sumarían diez a fin de año y centenares, a lo largo de un siglo. --------------------8 Hijo de Germán y entonces presidente de la Sociedad Rural Argentina por segunda vez, había sido el primer Ministro de Agricultura de la Nación (1895). Rodolfo Frank, “Frers Emilio, abogado”. En: Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, sitio Internet anav.org.ar. 9 “El Tribuno”, Baradero, 1909. Citado por Micucci Tarsetti (1998). La suma donada equivalía al precio de unas 122 hectáreas en la zona (Salaberry, 2009-a). 10 “el primero y único existente en el país”. “El Tribuno”, Baradero, 1909. Citado por Micucci Tarsetti (1998). 11 Ibidem. 9 Concluyendo: aquellos protestantes supieron aprovechar las condiciones favorables para ocupar diversos espacios en sus nuevos hábitats y así moverse cada vez con seguridad y apertura mayores. Crearon, alrededor de su iglesia, ámbitos propios y necesarios de servicio recíproco. Se relacionaron por conveniencia mutua con los distintos regímenes políticos de acá, más allá de diferencias religiosas. Con sus particularidades, no accionaron contra el poder establecido mientras éste no estorbara sus proyectos. Sus contactos trascendían la propia iglesia y favorecían la distribución de recursos humanos y materiales según sus necesidades. Las cuerdas de los vínculos se iban templando con diversas tensiones, según evolucionaban la composición de la CEABA (feligresía, pastores), las relaciones con el gobierno de turno y el desarrollo de la CEB, dentro de una exigente realidad social. En el desarrollo de esta iglesia evangélica, Baradero parecía presentar un matiz más plurinacional y arisco. Algunos aspectos no evidenciaban ser materia de discusión: las cuestiones teológicas, la adhesión al orden social establecido o las acciones misericordiosas de los creyentes enriquecidos. Así, instituciones como el Asilo “Germán Frers” eran tenidas por naturales y necesarias, proveedoras de cohesión y disciplina hacia adentro y afuera. Otros elementos sí fueron manifiestos y conscientemente compartidos, lo que facilitó los acuerdos y la creatividad: los dirigentes lucían comprometidos y defensores de los espacios conquistados y organizados según el modelo propio, sobrellevando la censura de los gobiernos y la religión oficial; establecieron el liderazgo de los jefes de familia más prósperos y una tímida apertura a la participación femenina activa; se integraban en diverso grado a la cultura argentina, siempre y cuando no se pusiera en riesgo la conservación de las propias pautas y condiciones de vida; iniciaron ciertas acciones de solidaridad y aglutinación interna; se hicieron generadores y controladores celosos de las finanzas comunes con un marcado reglamentarismo, cuidadosos de las formas; fueron capaces de aceptar cargos públicos y pulsarlos en bien de la colectividad. Cuando primaron esas coincidencias, la relación mutua entre los dirigentes capitalinos y la CEB pudo parir tres logros trascendentes. Uno, fue la larga asociación pastoral que se basaba en el servicio religioso itinerante, la inclusión activa de los baraderenses en el seno de la iglesia y sus retribuciones dinerarias. Otro, la conjunción iglesia-escuela -con sus recursos-, objetivo y tradición desde los inicios mismos del activismo evangélico en el Río de la Plata. Y la tercera, formidable realización fue este refugio para los excluidos de aquel nuevo mundo “moderno” y violento, una instituciónhija de tal “progreso”, a un tiempo resultado y reproducción de la realidad imperante; 10 un proyecto elaborado detenidamente en Buenos Aires y asumido por fin en Baradero para ofrecer soluciones recíprocas. Ningún epónimo mejor que Frers para esta funcional obra, símbolo de la gran construcción compleja y trabajosa que llevaron adelante los evangélicos en el Río de la Plata, “prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas”.12 BIBLIOGRAFÍA AA/VV., 1993. CONGREGACIÓN EVANGÉLICA DE BUENOS AIRES. 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