QUINTO SIMPOSIO PARA EL MEJORAMIENTO ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE DE LAS LENGUAS Nombre: Rosa Carmen Madrigal Campos Título: Equidad lingüística. Teléfono: 56 70 65 35 Correo: rosama7@prodigy.net.mx Institución: Escuela Nacional Preparatoria # 2, UNAM. Colegio: Literatura DE LA EQUIDAD LINGÜÍSTICA Rosa Carmen Madrigal Campos A partir de una serie de trabajos lingüísticos, los estudiosos de la lengua se han preguntado si el castellano es una lengua sexista. Yo creo que es necesario reconocer que la lengua, como parte de la realidad, funciona como ésta y si el mundo es sexista es lógico suponer que la lengua también lo sea. El sexismo es un valor dominante en nuestra sociedad, que impregna todos los aspectos de nuestra vida, es pues coherente que haya teñido la lengua de determinados usos discriminatorios. El sexismo es fundamentalmente una actitud que subvalora, excluye o estereotipa a las personas en razón de su sexo (López Valero, 1998, p.20). En el caso de la lengua, el sexismo se manifiesta a través de palabras o frases con intención insultante sobre lo que somos o hacemos las mujeres. Me parece que es importante mostrar de qué forma la lengua transmite ciertos estereotipos de género, porque debemos recordar que la lengua se adquiere desde la infancia y con ella se obtiene también cierta ideología que contribuye a la desigualdad entre los sexos. La lengua también puede mostrarse androcentrista, cuando se considera que lo que han hecho los hombres es lo que ha hecho la humanidad, creer que la experiencia masculina incluye y es la medida de las experiencias humanas. Ejemplo: “Miembro: cualquiera de las extremidades del hombre…” A continuación veamos algunos casos de sexismo en que se puede incurrir a través de la lengua: Confusión entre sexo y género: un error fundamental es confundir el sexo con el género. Existen dos sexos (hasta donde se sabe): hombre y mujer y dos géneros gramaticales: masculino y femenino. No existe ninguna relación entre género y sexo, por lo tanto que “noche” sea femenino y “día” masculino no tiene ninguna relación con las cualidades de los sexos, aunque en culturas ancestrales suele atribuirse estos aspectos a las palabras. Masculino genérico: en principio, hay un desequilibrio en la asignación de atributos para los géneros en castellano. El masculino se utiliza como neutro y específico. Por el contrario, el femenino sólo funciona como específico. En el uso del masculino como neutro, se oculta a las mujeres. Por ejemplo, cuando decimos “la evolución del hombre”, suponemos que también se refiere a las mujeres, pero no necesariamente. Hemos seguido estos criterios lingüísticamente aceptados sin darnos cuenta de sus consecuencias, sin pensar en su sentido discriminatorio, porque cuando se hace desaparecer a la mujer, se le hace invisible. Tratamientos de cortesía: otra discriminación lingüística se da a través de las formas de cortesía, pues a los hombres se les otorga personalidad en función de sí mismos (señor), mientras que a las mujeres se les otorga personalidad en función de su estado civil (señorita o señora). Duales aparentes: son aquellos en que un adjetivo tiene un significado positivo referido a los hombres, pero un significado negativo cuando se adjudica a las mujeres. Generalmente la acepción femenina contiene un matiz sexual o moral. Ejemplos: Hombre galante, mujer galante; este hombre es un zorro, esta mujer es una zorra. Vacíos léxico: son palabras referidas a un solo sexo, sin un equivalente para el otro. Ejemplo: hombría, caballerosidad, viril, potente, etc. No existen estas palabras referidas a las mujeres porque no se considera que puedan poseerlas, por tanto, se concluye que ninguna mujer puede ser caballerosa o muy mujer. Insultos: la forma en que se ofende a una mujer o a un hombre también es desequilibrada. Principalmente a los hombres se les niega el valor o la inteligencia y a las mujeres se les niega la honestidad. Olvido de la mujer: en algunas definiciones en los diccionarios se olvida que la mujer puede realizar ciertas actividades. Ejemplos: Reinar: Regir un rey o príncipe un Estado. Fraticida: Que mata a su hermano. Tripulación: Conjunto de hombres que aseguran el servicio de un navío o avión. Canonizar: Declarar solemnemente santo a un siervo de Dios. Sirvienta: Mujer dedicada al servicio doméstico. Sirviente: Servidor o criado de otro1. Cargos: otra dificultad la representan los cargos, oficios y profesiones que hasta ahora han sido reservados para los varones, ¿cómo denominar a las mujeres? Existen cuatro posibilidades: a) Feminización del término masculino: la jueza, la obispa, la mecánica. b) Comunización del término masculino: la juez, la obispo, la mecánico. c) Androginización de término masculino: el juez, el obispo, el mecánico. d) Otros casos: mujer piloto, mujer cabo, porque no es posible decir la pilota, la caba. 1 Definiciones tomadas del Diccionario de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe, 1992. RASGOS LINGUÍSTICOS EN LAS MUJERES Se dice que hay algunos elementos que caracterizan el habla de las mujeres, algunos de estos rasgos son los siguientes: 1. Empleo de vocabulario relacionado con el ámbito de la mujer (colores, telas, comida). 2. Uso de adjetivos vacíos (divino, encantador, lindo). 3. Entonación ascendente en frases declarativas (como si fuese una pregunta). 4. Uso de expresiones que implican incertidumbre (¿verdad?, ¿no?,¿no te parece?, ya sabes). 5. Riqueza léxica, pronunciación y gramática muy correctas. 6. Formas educadas y corteses. 7. Falta de sentido del humor. 8. Habla con entonación enfática. 9. Tono típicamente femenino (agudo). Generalmente, a las mujeres se nos acusa de hablar demasiado y “tonterías” o cosas “triviales”, pero muchas de nosotras nos hemos sentido frecuentemente reprimidas y obligadas al silencio por parte de los hombres. Aquí hay una contradicción inexplicable ¿no creen? ESTILO CONVERSASIONAL Otros elementos que se han estudiado durante las pláticas entre mujeres y hombres; comparativamente son las siguientes: HOMBRES MUJERES Estilo competitivo Estilo cooperativo Son inexpresivos Se ofrecen apoyo mutuo Saltan de un tema a otro Discuten largamente un tema Hablan de actualidad, política, deportes, Hablan de sus sentimientos, de ellas, la mujeres casa, los hombres Alaban sus posesiones o habilidades Alaban su aspecto físico, su hogar Compiten por llevar la voz cantante, crean Respetan los turnos y desean mantener la jerarquías, interrumpen, luchan por la conversación (frases cortas de apoyo), no palabra dominan ni interrumpen Mayor agresividad verbal, gritan Son más corteses Guardan mayor distancia y evitan mirarse a Se acercan entre ellas y se miran casi los ojos continuamente a los ojos RECOMENDACIONES Independientemente de si la lengua es o no sexista, lo importante es que disponemos de mecanismos suficientes para expresar lo que queremos sin transmitir mensajes sexistas o androcéntricos. Para conseguir un lenguaje no sexista hay que empezar por sensibilizar a la sociedad, ofrecer herramientas que ayuden a detectar los usos sexistas, androcéntricos y estereotipados y ofrecer alternativas de uso. Algunas recomendaciones son las siguientes: Acercarse a la lengua con espíritu crítico. En caso de duda, usar la regla de inversión. Usar genéricos reales: persona, ser humano, población, juventud, comunidad escolar, etc. Usar abstractos: alumnado, profesorado, personal de secretaría, de enfermería, etc. Usar dos géneros cuando sea necesario: niños y niñas, madres y padres, etc. UNA EDUCACIÓN IGUALITARIA En la escuela se pueden hacer cambios más profundos, en los que el profesorado puede ser el protagonista del proceso de cambio. Este proceso puede dividirse en dos partes: a) Fase de sensibilización: en esta primera fase se investiga las manifestaciones del sexismo en la escuela para sensibilizar a los participantes (autoridades, profesorado y estudiantes) y buscar posibles soluciones. b) Fase de acción: en esta fase se proponen soluciones a los problemas detectados en la fase anterior. Veamos algunos ejemplos de lo que se puede hacer dentro de la escuela: 1. El lenguaje en la escuela Se pueden observar los rótulos de los diversos espacios del centro escolar (dirección, sala del profesorado, baños, etc.) y los documentos oficiales que circulan en él. Los que usan el masculino como genérico y los que utilizan el doble género. Los roles, las actividades y las imágenes en que se representa a los hombres y a las mujeres. Cómo se empiezan las cartas, las circulares, a quién van dirigidas, etc. A partir de las observaciones se puede comprobar si: Los mensajes están dirigidos mayoritariamente a los hombres. Se utiliza predominantemente el masculino como genérico en vez del doble género. Los carteles utilizan el masculino, sala de profesores, asociación de padres, escuela para padres, etc. Se habla de las mujeres de la limpieza, de los señores de mantenimiento, etc. 2. Observación de los libros de textos y materiales escolares. El número de personajes masculinos y femeninos en los textos e ilustraciones. El número de mujeres y hombres protagonistas en los textos e ilustraciones. El número de mujeres y hombres en posiciónes de dependencia en los textos e ilustraciones. A partir de las observaciones se puede demostrar si: Los contenidos omiten y excluyen a las mujeres mayoritariamente (no existen mujeres escritoras, científicas, filósofas, etc). Los protagonistas de las historias son chicos. Las mujeres que aparecen realizan trabajos o roles no valorados socialmente (secretarias, amas de casa, madres, etc). Las ilustraciones muestran mayoritariamente a hombres realizando trabajos masculinos (conductores de autobuses, médicos, albañiles, exploradores, etc. 3. Trabajo en clase. ¿Quién organiza las actividades dentro salón o en equipos? ¿Quiénes desarrollan actividades de apoyo en la clase? ¿Quiénes piden más ayuda del profesorado? Se puede observar si: Las niñas piden más ayuda y necesitan más refuerzo positivo por parte del profesorado. Los niños controlan las actividades en grupo. Las niñas son utilizadas por el profesorado para mantener el orden y la disciplina en el aula (las sientan junto a alumnos revoltosos, las envían por material). La sensibilización hace tomar conciencia al profesorado sobre la necesidad de modificar numerosos aspectos de la vida escolar para lograr una educación con igualdad de oportunidades. Sin embargo, la fase de sensibilización no ofrece “recetas” inmediatas. Es necesario un proceso de investigación que permita estudiar las causas de ciertas formas de desigualdad. El cambio de prácticas es complejo porque las causas del sexismo no son monocausales sino multicausales y, en consecuencia, el diseño de estrategias requiere planeación. ALGUNAS PROPUESTAS PARA DESARROLLAR UNA EDUCACIÓN IGUALITARIA 1. Análisis de anuncios, especialmente de su contenido lingüístico, destacando los elementos sexistas que pudiesen existir. 2. Estudio de los elementos no verbales de la comunicación en los medios audiovisuales, diferenciando el tratamiento de hombres y mujeres. 3. Lecturas literarias en relación con la diferencia sexual y la asignación de roles. 4. Lectura y comentario de diversos textos expositivos sobre la diferencia sexual. 5. Análisis de diccionarios y libros de texto con actitudes sexistas. 6. Utilizar el doble género en cartas, circulares, rótulos de los espacios, etc. 7. Evitar la asignación de roles sexistas. 8. Analisis de personajes masculinos y femeninos en los libros de texto y literarios. 9. Recuperación de mujeres escritoras en todos los periodos literarios en que sea posible. 10. Lectura de cuentos o novelas en donde las protagonistas sean mujeres independientes y seguras de sí mismas. 11. Presentación en clase de imágenes en donde mujeres u hombres realizan actividades que se consideran no propias de su género (ejemplo: mujer conductora de autobuses o un hombre secretario). 12. Cambiar los roles en el salón de clases. Por ejemplo, pedir a un niño que borre el pizarrón y a una niña que vaya por el material audiovisual. 13. Impulzar el protagonismo de las niñas. 14. Favorecer el despliegue de la subjetividad y de los sentimientos que se consideran femeninos. BIBLIOGRAFÍA AGOSÍN, Marjorie S. 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