CHILE „RESISTENCIA DEMOCRATICA", organo de difusión clandestina que se edita en Chile en dos m il ejem pla­ res, ha inform ado en el de Octubre de lo siguiente: ESTOS SON LOS ASESINOS DEL GENERAL CARLOS PRATS G. „La Junta de Pinochet ha em itido una d eclaración pública lam entando el asesinato del ex com andante en jefe del E jército chileno. La farsa y el cinis­ mo de los gorilas chilenos no tiene límites. El general Carlos Prats fue condenado a muerte el mismo día en que se concretó la traición de Pino­ chet. Denunciam os al pueblos chilenos y a todos los pueblos del mundo que el asesinato del General Prats fue reali­ zado con el conocim iento, beneplá­ cito y aval del general Pinochet. ¿Cuales son los hechos? 1. — El DINA (D irección de Inteligencia Nacional) ha instalado dos centrales de inteligencia en el e xterior: una con sede en Europa y la otra con sede en Buenos Aires. Las funciones de estas centrales en el exterior son de­ tectar, a través de la infiltració n, el seguim iento, la delación, y otras té cn i­ cas habituales de estos servicios, las actividades de los chilenos que han debido abandonar el país. 2. — A través del M inisterio de R elacio­ nes Exteriores se ha instruido a las Embajadas chilenas, en particular a la de Buenos Aires, para que den fa ­ cilidades de todo tipo a los oficiales chilenos encargados de la d irección de esas tareas, y a los que viajaran desde Chile para tareas especificas. Esto fue m otivo de una circu la r re­ cibida por el em bajador chileno en Argentina, don René Rojas, a fines del año 73. 3. — El DINA, tal como lo denunciara el mismo General Prats, cercó con su actividad los m ovim ientos del m ilita r asesinado. Es así com o incluso, en form a burda, un o ficial de ese servi­ cio de inteligencia logró entrevistarse con él tratando de sustraerle inform a­ ción .sobre sus intenciones', que tanto preocupaban a la Junta y en especial a Pinochet. Aquel o ficial trató infantilm ente de averiguar cuales eran los oficíales y EXPRÉS ESPA ÑO L / Enero 1975 Los amigos de Salvador Allende son asesinados. suboficiales chilenos sobre los que el General Prats seguía teniendo ascen­ diente, ya que la Junta reconocía que, sin duda, su prestigio profesional era im posible de destruir. Respecto de esto el G. Prats dice en una carta personal: ,solo siento un gran anhelo, que llegue cuanto antes el día en que la masa de mis compañeros de armas se convenzan, por sí mismos, de que han sido engañados y que han incu­ rrido en la equivocación histórica más tremenda al convertirse en verdugos del pueblo de su patria, por que solo en ese momento se puede empezar a recorrer el camino de la liberación*. 4. - El encargado oficial de la Junta para la operación Prats en Buenos Aires fue el agregado m ilitar de la Embajada en esa ciudad: coronel Ra­ mírez. El dirigía toda la operación de seguim iento y cercam iento del general Prats, cuya presencia tan cercana al país constituía un peligro, puesto que a pesar de su silencio era, es y será, el sím bolo del m ilita r patriota. Al mo­ mento en que crecen las dificultades de los oficiales facistas al interio r del ejercito, era preciso elim inarlo para prevenir su creciente influencia entre oficíales, suboficiales, clases y solda­ dos. 5. — Desde su llegada a Buenos Aires, Carlos Prats, comenzó a recibir llam a­ das anónimas. Desde un principio se pretendió crear las condiciones para hacerlo aparecer com o un general ,ro jo ‘. Los encargados oficiales de la instigación al crim en fueron Silvia Pinto y Daniel G alleguillos, agregados de prensa de la Junta en Buenos Aires y corresponsales de los diarios ,EI M ercurio1 y ,La Tercera', respectiva­ mente. Pinto y G alleguillos, tráns­ fugas del periodism o, m ercenarios de los gorilas, no se cansaron de d estilar su irracional odio contra el general, inform ando mal intencionada y calum ­ niosam ente sobre las actividades de este en Buenos Aires. No hacían otra cosa que cu m p lir con su deleznable labor: instigar al crimen. 6. — El crim en del General Prats esta­ ba decidido. C um pliendo instrucciones precisas de Pinochet, a través del DINA, la Em bajada chilena en Buenos Aires instruyó al Consulado negar el pasaporte al general Prats para re­ tenerlo en Argentina al alcance de la mano. A ju ic io del DINA no había ciu­ dad m ejor que Buenos Aires para operar impunemente en le asesinato del general. El coronel Ramírez agre- 45