TEXTO 1. PLATÓN En el texto encontramos referencias a dos asuntos claramente platónicos. El primero guarda relación con que el "conocimiento" en sentido estricto, episteme, es conocimiento de ideas, de aquello que es de un modo más pleno ("eso lo que es") y que no cambia. El segundo asunto es que, dado que las ideas están presentes en el alma desde el nacimiento del hombre, conocerlas es recordarlas, núcleo central de la teoría platónica de la reminiscencia. Ahora bien, en el fragmento que comentamos se trata de demostrar que, del mismo modo que las ideas de relación ("lo mayor y lo menor") o la idea de igualdad no se obtienen de la experiencia sino que, al contrario, hacen a la experiencia posible y, por tanto, deben ser anteriores a ésta, así las ideas más altas, "lo bello en sí, lo bueno en sí, lo justo y lo santo", también son previas a la experiencia. La importancia de este "ser previas a la experiencia" referido a las ideas morales, se confirma en el hecho de que las valoraciones morales que hacen posibles no serán fruto de un capricho relativo de cada uno, del mero parecer que depende de las circunstancias, etc. Es decir, y ya para terminar, puede apreciarse en el texto el profundo sentido de reforma moral (y política) que anima la teoría platónica del conocimiento. TEXTO 2. ARISTÓTELES El texto propuesto, extraído de las primeras líneas del libro de La Política, nos presenta dos de las ideas fundamentales de la filosofía política de Aristóteles que tendrán una repercusión importantísima en el pensamiento posterior. Fijémonos en la primera línea: “La ciudad es por naturaleza anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque el todo es necesariamente anterior a la parte”. Expresa el fundamento de la concepción organicista y teleológica en el análisis de la vida social del hombre. Empecemos por la última: la ciudad (o sea, la polis, el estado complejo organizado, autónomo, autosuficiente, etc.) es el telos o la finalidad a la que tiende toda otra forma de comunidad humana desde la más básica, como “la casa”, es decir, la unión del hombre y la mujer y el amo y el esclavo. Por tanto, considera la sociedad como un ente natural (“la sociedad es por naturaleza”) que, como todo ente natural, tiene inscrito en sí una finalidad propia que determina su desarrollo y su bien propio. Por otro lado, que el hombre es un ser social (zoon politikón) significa que su vida ni es posible ni tiene sentido fuera del ámbito social (pues no es “una bestia o un dios”). “Destruido el todo, no habrá pie ni mano”. O lo que es lo mismo, la vida del órgano no es imaginable fuera del cuerpo al que pertenece. Así debe entenderse la dependencia del hombre respecto de la sociedad. En esto consiste la perspectiva organicista de la sociedad de Aristóteles. Volvamos a la cita del principio: “la ciudad es por naturaleza anterior a la casa y a cada uno de nosotros”. No se trata, obviamente, de que sea temporalmente anterior, o sea, que primero exista físicamente la ciudad y después los hombres. Sino que es anterior “por naturaleza”: la polis representa la posibilidad más perfecta de vida social, aquella que permite de un modo más perfecto el desarrollo “total” de la “potencialidad” de la vida humana y a la que ésta “naturalmente” tiende.