COSAS DE SU EXCELENCIA Para "SENDEROS" "Coydade que si de noche los gatos suelen ser pardos, de igual guisa los galanes de noche suelen ser gatos". (Cantares Antañeros.) Gentil va de picospardos una noche Su Excelencia el Virrey José Solís, embozado en la sedeña capa, que infla suavemente la llocturna brisa fresca. Arriba fúlgida luna en el Azul gondolea y las heladas neblinas tenues bajan por las breñas del enhiesto Monserrate -milenario centinela que el sueño de Santafé vigila-o Anda con presteza el Virrey; sus raudos pasos suenan en la callejuela y, de pronto, quedamente, entreábrese una reja y por elia el rostro asoma doña Guiomar, que con leda voz pregunta: -¿ Sois acaso do'tt ..Fadrique de Perea? El sefiOi.~ .V irrey sonríe, mas se emboza, el ala félpea del cham.bergo inclina y, paso, a la dama da respuesta: -Sí, lo soy, señora, y vengo en pos de vuestra belleza. -Mas decidme, don Fadrique~quiere la dama: -¿ Es ésta hora de cumplir la cita 321 ©Biblioteca Nacional de Colombia Senderos a quien juráis una eterna fe y a quien con fingimiento llamáis sola pasión vuestra? -Aun no es tarde -el de Solís entre dientes tartajea. -¿No es tarde? ., Oíd, don Fadrique, la hora que el sereno reza. Se oye una voz a lo lejos dejativa Y plañidera, que salmodia tristemente, más que salmodiar, se queja: _¡ Las doce y media! . . . ¡ y sereno! ... ¡ Cristianos!. .. ¡ Las doce y media! Luégo sigue querellándose la dama; el galán contesta, y entablan los dos un diálogo de discreteos Y quejas: -No me amáis, bien se os conoce.,. -Las doce ... -¿No traéis disculpas buenas? -Apenas ... -Las doce y media ya dan, -Serán. -Muy constante es el galán que ha de venir a las diez y se retarda. - j Pardiez! Las doce apenas serán. _¿ Pardiez? . .. j Vaya un palabrón! -¡Perdón! _¿ Estáis chispo? . .. Volved luégo. -Os ruego ... -¿ No os halláis arrepentido? -Rendido ... Señora, si os ha ofendido la exclamación que vertí, perdonadme, porque aquí perdón OS ruego rendido. -Bien, os perdono esta vez. -Que amar es. -¿ y por ventura es amar? .. -Perdonar. -Hoy, porque os amo, os escucho. -Mucho ... -Entre amor e ira lucho al escucharos ahora. -Dejad la lucha, señora, que amar es perdonar mucho. Después se oyen cuchicheos, suspiros, risas discretas, y, de antuvión, las persianas pausadamente se cierran. A poco, del portalón la herrumbrosa puerta suena y el Virrey José Solís por el portalón penetra. Pasan horas... horas... horas ... y lejos, entre la niebla, lanza el sereno a los aires su doliente melopea: - j Las cuatro y media, y sereno! ... j Cristianos!. .. j Las cuatro y media! .. . El vetusto portalón vuelve a abrirse; con cautela sale el Virrey, y murmura para su capa sedeña: -Quedaráme agradecido don Fadrique de Perea pues helo reemplazado dignamente con la bella doña Guiomar, como cumple a quien lleva entre las venas sangre de los Montellanos, que de pólvora está hecha.Luégo, con raudos andares don José Solís se aleja, mientras la neblina invade la callej uela como un tropel de espectros milenarios, como una ronda de ánimas en pena. 322 ©Biblioteca Nacional de Colombia JULIO VIVES-GUERRA