La última catástrofe. NAUFRAGIO DE UN BUQUE

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A.NO XXXn. - NUM. 9^0
&ÜNIS 6 OS AGOSTO DR 1906
LÜNIS 6 DE AGOSTO DB 19f0
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EL SIGLO FUTURO
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La última catástrofe.
EQ uQa de nuestras costas, de las más
conocidas, {Musadavy repasadas, y á la vista de Cartagena, ha naufragado el vapor
italiano «S;rio>, causando innumerables
victimas, de las cuales han muerto m¿s de
trescientos, según las últimas noticias. Y no
puede decir la burguesía anticristiana que
mide á las personas por el dinero que tie>
nen y no mira en ricos y pobres el selló de
la divinidad, lo que una vez dijo el Diario
de Barcelona ante una catástrofe ferroviaria, «afortunadamente los coches eran de
tercera», pues entre los muertos los hay de
todas condiciones y estados, y según los
más extensos relatos, los primeros que se
hundieron y desaparecieron en el fondo del
mar fueron los camarotes de primera. ¡Qui
horribles escenas las ocurridas hace horas en nuestras costas del Mediterráneo
con este motivo! Madres que ven abandonados á sus hijos sin poder prestarles auxilio, esposas que pierden á sus maridos, tripulantes y gentes de mar que se disputan á pufialadas los salvavidas, barcas de auxilio que se hunden al peso de
los que lograron un sitio en ellas, luchas
encarnizadas ptura conseguir vivir unan hora! más, súplicas y gritos, lamentos é Imprecaciones, rézos y blasfemias, y poco
deanes la nave que desapare entre las
aguas, y los salvados, hambrientos y desnudos que saltan á tierra llorando la pérdida de seres queridos y yendo á cumplir
las promesas que hicieron en los momentos
de angustia.
En meüo del horror que deja en el ánimo el relato de la catástrofe y de la angustiosa impresión que causa imaginar lo que
seria la lucha por la vida, roto todo freno
de respeto social y embotados los afectos
humanos, detiénese la memoria blanda
y amorosamente en el ejemplo de dos ilustres victimas, el sefior Arzobispo de San
Pablo del Brasil, «que hasta el momento
de morir estuvo sobre cubierta bendiciendo á los que desaparecían bajo las agiuus>,
y el superior de unos Benedictinos ingleses,
«que no dejó de consolar y confortar á sus
compañeros de desgracia hasta que él mismo murió ahogado». Asi lo cuenta £1 Impar'
cial, y encierra en breves lineas el merecido elogio de nuestra Beligión benditísima,
pues sólo ella es capaz de Inspirar esos sentimientos heroicos de que han dado prueba
estos buenos sacerdotes; sólo ella enseña
que sobre el miedo á una muerte próxima,
está el cumplimiento del deber de ayudar á bien morir á tantos infelices, que
sin los auxilios de los sacerdotes se hu'
hieran ahogado y se hubieran condenado, ¡Qué espanto el de los sacerdotes cuando se convencieoon de la realidad del naufiragio! ¡Qué Iviunfode la divina gracia,
cuando despu&i de encomendarse á Dios y
procurur saldar las imentas con la divina
jtmtiéia, se dispusieron á auxiliar á tantos
infelices que iban á perecer! ¡Qué sublime
escena, la de la confesión sacramental sobre cubierta, convirtiendo á los victimas
de la imprüdÜnoia iramana de desesperados en resignados, de fieras en cristianos,
de demonios éh hlSbis'de Dios y herederos
de su gloria! Lo cual|ió^ujita ninguna responsabilidad al que la merezca, al capitán,
á las compañías sin entraña^ á los gobiernos complacientes, á todos los que comercian con el desdichado rebaño de emigrantes que. áédúcidós por proúiesaB engañosas, abandonan su patria y suelen ir á
una muerte seguir^ lejos del cíela que los
vio nacer; q u e ' ^ exija la debida responsáblUdad; que se pongan á salvp los
fueros de la exmUncia humana y del trato debido á racionales; que se atienda,
en la medida de la caridad, á tantos bifellces náufragos^ que reguemos por los
vivos y difuntos, después de cumplir con
bu otras obras de misericordia, pero que
Qo se olvide la memoria de esos buenos
aacerdotes católicos que, pudiendo disputarse ui^saliíiívidaii; helo hicieron, y, márt ü ^ fiel áeber, auxiliaron y salvaron á sus
prójimos Siaifta que la muerte, que para
BUOS seria piadosa, dejó sus cuorpoi s ^ U ^ w en las profiondidades del mar y Ueyó
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librerías de la capital.—En provincias, en las principales librerías, que son nuestros corresponsales. — En las islas Ful{toas, D. Ignacio Tambungui, Capellán de San Juan de Dios en Manila.
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d«B»BI»lionei,7y 9¡ D. Emilio Cortés, Jacometrezo,50,Madrid; y losSres.Boldós y C.^, Rambla del Centro,37, Barcelona.
•O SE DEVUELVEN LOS ORIGINALES
Obispos náufragos. — El Araoblspe de San ' Elogiase mucho la abnegación y el heroísmo
! del superior de los Benedictinos que iban á bori>ablo, ahogado.—Otras netlolas.
Entre el pasaje iban dos Obispos, uno de do del "Syrio„, y que hasta el momento de morir estuvo animando y confortando á sus an«lias italiano.
Pereció ahogado el Arzobispo de San Pablo. gustiados compañeros.
No se sabe de cierto si hay más víctipias ó se
Ha llegado entre los supervivientes un estuhan
salvado algunas más.
diaste de D^ecfao, llamado Martín Maitre, que
Los
supervivientes telegrafían á sus familias
marchaba á Buenos Aires para visitar á su ía
que se han salvado.
milla.
Una mujer que llevaba un niño de once meAl estudiante acompañaba un niño de trece
ses
en brazos fué requerida para que soltase al
años, que le fué recomendado en el momento
niño si se quería salvar.
de embarcar.
La mujer dijo que no lo soltaba y que ^ se
Se ignora la suerte que haya corrido este
podían
salvar los dos se salvarían, pereciendo
niño.
También iba á bordo del buque náufrago un en caso contrario.
Después de inauditos esfuerzos fueron salvadoctor en Medicina, brasileño, llamado don
dos
madre é hijo.
Eduardo Franco.
Muchos particulares socorren á las náufraEste cree qne han perecido en el naufragio
su esposa y una hija de quince años, que le gos con sus auxilios personales, sus casas y su
acompañaban.
dinero.
liOB que Iban á bordo.— El gebomaioí'
£t Sr. France espera con ansiedad la llegada
deünreia,
de los i;estant^ salvados para ver si entre ellos
Cartagena 5 (21.).
«Stán las personal queridas.
Según los datos comunicados por el capitán
Con todos estos náufragos han llegado también los cadáveres de dos niños de corta edad del "Syr¡o„, el pasaje era el siguiente:
De primera y segunda, 70 pasajeros.
qne pudieron ser recogidos.
De tercera, 695.
El capitán del "Syrio, dice en descargo suyo
Tripulantes, 127.
que los bajos contra los cuales ha chocado el
En el tren de La Unión también han venido
vapor no existen en las cartas marítimas.
Tal declaración conceptúase aquí de absur- muchos náufragos, que no han querido venir
do, puesto que dichos sitios son muy peligro- por mar.
sos y para señalarlos á los buques está el faro
Ha llegado el gobernador civil interino, ende las Hormigas, en un islote.
cargado por el ministro de adquirir todos los
Créese que el capitán se confió, acercándose detalles que pueda de la horrible catástrofe.
demasiado al peligro.
TttIegNimas de Fabi*a.
Coando ocurrió el choque estaba la mar lia noticia del naufragio.—En el cabo de Pa*
completamente llana.
los-Choque centra un bajo.-Pánico de
los pasajeros. — Auxilios del veeindarlo.—
!!• el Ayunta miento.—Wánfragos «arados.—
Trescientos náufragos, —El Araobispo'de
xL
Seeorros.— Ropas. —Más espaAoIes.
San
Psblo del Brasil.
Cartagena 5 (12,51.)Cartagena 5.
En el Ayuntamiento han sido curados al gu
A las cinco de ayer tards, el vapor de la Com •
nos náufragos de leves cjntasiones y heridas
por el médico mayor de la armada D.Salva- pafiía Italiana de Navegación "Syrio„, chocó en
dor Sánchez y los civiles Sres. Aviles y un bajo situado á una milla de distancia del
faro de Las Hormigas.
Cuesta.
El citado vapor conducía á su bordo 90O emiAlgunos estaban casi desnudos, y las autorigrantes
con destino á Buenos Aires.
dades les procuraron inmediatamente ropas.
El
faro
de Las Hormigas se halla en el Cabo
£1 alcalde accidental, D. Francisco Rniz, ha
de
Palos.
hecho cuanto ha estado de su parte para soco El buque, al chocar, comenzó á hundirse por
i'* Princra n«tlela.—TrasaUáatlee á piqae.—
Entre los que han sido conducidos á bordo rrer á los náuft^gos, buscando medios para ali la parte de popa.
llaeioaalldad dol boque.—Pormonerca.
del falucho venían el capitán del buque naufra- viar su situación, instalándolos en el salón de
El pánico que se apoderó de los numerosos
Cartagena 4 (11,30 n.).
gado, el según do y tercero de á bordo, un ma- descanso del teati^o-circo, dónde se les servirá pasajeros españoles é italianos que en él viajaEn esta Comandancia de Marina se han reci- quüiista y cinco marinerosla comida de la cocina económica.
bido noticias del Cabo de Palos, manifesUndo
£1 alcalde propietario, Sr. Cañete, volvió ano- ban no es para descrito.
De orden superior quedaron los nueve deteApercibidos de la catástrofe los torreros del
que en los bajos de las Hormigas ha chocado nidos en la comandancia de Marina.
^ che para el Cabo de Palos.
faro y el vecindario, comenzaron á prestar heesta tarde un vapor trasátlílntico italiano, yén!
Entre
los
náufragos
que
han
llegado
aquí
han
Relatos «qMatawM.
dose á pique.
roicos auxilios, lanzando cables y saliendo en
Cartagerui 5 (XO,&Om.). i resultado los siguientes españoles más:
botes á recoger á los náufragos.
De los 800 viajeros, iUlianos y españoles,
Agustín Ibos, de veüiticinco años, de BellaLes relatos de los náaffsgos son terribles.
Se calculan en 300 los náufragos que han peque iban en el mqDor, se han salvado la mayor
'••' La inmensa tragedia se destaca con toda su Uoch (Léid^a). Este viajaba con cinco más de recido ahogados, la mayoria de ellos italianos.
pmrte, pereciendo anos 80(k
tMTorffica visión al ser murrada por las vícti- Barcelona, cuyo paradero it ignora; Bernardo
Entre los ahogados se asegura que se encuen
El vapw: se dirigía á Buenos Ah-es.
Salas, de treinta y cinco años, de Palma de Matra
el Obispo de San Pablo del Brasil.
Los muinsros no se explican cómo ha podi- mas.
Dicen los náofri^os qacá las cuatro dala llorca, éste viajaba con su mujer y una hija de
Hasta
ahora van extraídos los cadáveres de
do ocurrir el suceso, por ser aquellos bajos
tarde de ayer sintieron una espantosa sacudi- once meses, pereciendo ésta.
cuatro hombres, tres mujeres y una niña.
muy conocidos.
Las recriminaciones de los supervivientes
Se presencian escenas desgarradoras, lachas
Los salvados se alojan en el Casino y casas da en el boque por la parte de popa; la violen- contra el capitán son unánimes.
cia sacudió todo el buque.
terribles.
particulares de Cabo de Palos.
A éste se le instruye sumaria por la Coman
El pánico entre los pasajeros fué horrible.
Una mujer que ha perdido en el naufragio
Los náufragos eran casi todos emigrantes,
dandá c^^iflna.
Iban
en
el
barco
setecientas
personas,
la
matres hijos menores, ha enloquecido.
habiendo algunos español»; pero la casi totayoria españoles, y la angustia de ellos fué ho- Consternaeidn.—SOO muertas.—Pomeneres
lidad eran italianos.
La tripulación del naufragado buque ha sido
I
desgarradores,-Episodios trágieos.
salvada, y lo mismo su capitán.
MánfraKoa salvados.- Falueho salvador.—Coa rrorosa al sentirse naufragar enfrente de las
costas de España, viendo de lejos la tierra á i
Cartagena 5 (12.51.).
dro trlato.—Filiaeióo de 1*8 náufraii^og.
El vecindariorivalizaen prestar auxilio á los
la que creíau no poder llegar.
I La población está consternadísima por la in- náufragos.
Cartagena S (10,10 m.).
El vapor comenzó á hundirse por la popa; * mensa catástrofe del vapor "Syria,.
Esta madrugada llegó á este puerto el taloComo éstos han perdido sus equipajes, se les
los
pasajeros enloqnccides por el terror co- f Los detalles que relatan los supervivientes han facilitado ropas.
cho "Vicente Lacamba., de la matrfcal» de
Ibiza, conduciendo cien náufragos del yapor meniaronuna luchafwozpara cogerlos sal- I son horribles, y al ser divulgados producen Ééafiragoa salvados—Alojamlentes.—El mévavidas y ganar los sitios del buque donde el . enorme emoción.
"Syrio,.
dico del «Syrie».—Encuentro feliz —EiCena
f El número de muertos es, por desgracia, madramática.—El capitán del «Hyrle».
Inmediatamente se trasladaron á bordo del peligro no era inminente.
Todos los supervivientes se quejan de la con- I yor de lo que se creía, pues parecen que llegan
Cartagena 5.
falucho el alcalde y un oficial de la Capitanía
ducta del capitán y de la tripulación, que en j á300.
del puerto.
A bordo de vaporcitos qne pertenecen á este
El cuadro que se presentó ante su vista fué aquellos momentos terribles no realizaron tra- I Hay madres que han perdido tres y cuatro puerto han llegado ya tres expediciones de nán.
bajos encaminados á aminorar la gravedad de I hijos; niños que han perdido á sus madres; es- fragos del "Syrio,.
téhribli»
I posos que perdieron á su mujer y todos sus hiEn el circo y en la Casa de la Misericordia
Sobre la cubierta los infelices náufragos pre- la catástrofe.
jos; una hecatombe, enfin,que dejará tan triste se les ha preparado alojamiento.
Los
pasajeros
se
encontraron
abandonados
á
sentaban «n astado deplorable.
El médico del "Syrio, se ha encontrado aquí
Muchas mujeres y niños, alguno de ellos de su terror y su locura, haiita que acudieron en como imperecedero recuerdo.
Las desgraciadas criatut'as que han quedado con su esposa y su hija, á las que creía perdipecho, tenían «u sus semblantes grabadas las su auxilio dos faluchos, que realizaron con essolas han sido llevadas á la Casa Cun^.
das.
fuerzos heroicos el salvamento.
huellas del terror.
El mayor contingente di muertos le han dado
Uno
de
los
faluchos
fué
el
qne
los
condujo
El capitán del "Syrio,, que estuvo aquí acoTodos se hallaban poseídos de una pena inmensa, porque casi todos tenían que lamentar directamente á Cartagena; «i ©tro se espera * las mujeres y los niños, y donde la muerte se che, ha declarado que á bordo de su barco sólo
I ha cebado con mayor furia ha sido entre los venían 695 pasajeros, y que la tripulación se
que llegue de un momento á otro.
la pérdida de seres queridos.
I pasajeros de primera y segunda, por estar en componía de 127 individuos.
Algunos
vapores,
que
cruzaban
por
las
inLos tripulantes del falucho socorrieron á
los náufragos en la medida de sus fuerzas con mediaciones y presenciaron la catástrofe, en- «la cámaras de popa, que fueron las primeras JLes salvados.—Triste vejca. — Pormenores
trlstisimos.
los alimentos de que pudieron disponer, cu- viaron sus botes, por no poderse ellos acer- i enánndirse.
Cartagena 3.
briendo sus carnes con algunas pobres pren- car al lugar del siniestro por lo peligroso que ^ Entre los mil episodios trágicos qne relatan
era.
^ los supervivientes, hay uno que hace estremeEntre los salvados se halla un anciano que
das de vestir.
ha perdido en el siniestro á su mujer y tres hiTodos los salvadores rivalizaron en heroís- I cer el ánimo más valeroso.
Al muelle acudieron el capitán general del
departamento, el juez de instrucción y la Guar- mo, prodigando á los náufragos palabras de í Agarrados á una cuerda de uno de los palos jos.
Un joven que se había casado hace veinticonsuelo, ánimo y valor y arriesgando sus vi- I del buque había seis niños, hallándose sus madia municipal y civil.
I dres en lugar en que les era imposible acudir ocho días ha perdido á su mujer y su cufiada.
Los guardias procuraron mantener eí orden das por salvar las de los que perecieron.
Parientes que se encnentran.—Bseena «onporque el público se aglomeraba en el muelle
Entre los supervivientes que han llegado aquí en su socorro.
movedora.—IliAo salvado.—Compositor sualrededor del falucho atracado.
se conocen hasta ahora los nombres de los esLos gritos de aquellas desdichadas pidiendo
perviviente.
Comenzó el desembarco de las mujeres y los pañoles ^guientds:
qne salvaran á sus hijos partían el alma; pero
Cartagena 3.
niños, que fueron trasladados en carruaje al
Urania Maristany, natural deBarcelona. Vía- no se podía hacer nada, y el oleaje, implacaUn
médico,
su
mujer
y
su
hija,
que se creían
Ayuntamiento.
jaba con su marido.
ble, arrecifhdo á cada segundo, fué arrancan- mutuamente ahogados, se han encontrado al
Los hombres fueron 4 pier,fí'l'w9"''*''»' *« diesy nueve años, natu- do una á una aquellas desdichadas criaturas, poco db desembarcar en este puerto, desarroEl público recibía á los náufragos con gran- ral de Arbós (Tarragona.
arrastrando sus cadáveres entre las horribles llándose entre los tres conmovedora escena.
des muestras de compasión. ^
, 77"^°, ^*^ ^'"•K"' «*« «**«« y ocho años,natu- exclamaciones de desesperación de las madres
Se ha logrado salvar un niño de dos meses
Las señoras que presenciaban desde los bal- ral de Balaguer dnl Duero.
que presenciaban aquel líorrible espectáculo queflotabaaislado.
cones el paso de la triste comitiva lloraban.
\ Victorina Ferr.ández, de Málaga. Esta ha sin poder hacer nada para salvar á los hijos de
También se ha salvado el maestro Hermoso,
sus entrañas.
En el Ayuntamiento se tomó lafiliacióná to- pwdido á una hija y á su marido.
director de la banda del Hospicio de Madrid.
dos los nánñragos.
Más nánfragsB.—Agradecimiento.—El supe
Jaime Bonsea, de Barcf.lona.
á les nánfragos del Ayuntamiento.—
rlor de les BeBCdletinos.—Abnegactén y he- Socorros
En los primeros momentos se les di6 á todos
El maestro compositor, D. Mariano HermoRellgiosea ahogados. — El Obi»po de San
roísmo.
pan y café para confortarles el estómago.
I ^/T^L**^**"^ ^^*» ''»«** ^«J Hospicio de MaPablo y el «enera! de los Bcnedletlnes InCartagena 3 (21.).
gleses
Casi todos, los náufragos estaban desfalleci- * «-, ^*® maestro había embarcado en BarCartagena 5.
celona, y se dirigía á B aenos Aires contratado
Ha llegado un remolcador con más náufrados.
Los
náufragos
que
han
llegado
aquí, han sido
por
la
empresa
del
teafro
Mayo
para
estrenar
gos, que se habían quedado en el arsenal.
El alcalde ordenó que se alojasen en los esta
recogidos
en
el
salón
del
Circo,
siendo
el Ayunallí
sus
obras.
Todos vienen muy agradecidos al vecindario
bledmientas beneficia! mientras estén en esta
tamiento
el
que
costea
los
gastos.
Vicente
Miñana,
de
treiniaaflos,
de
hi
proctel
Cabo
de
Palos,
por
sus
humanitarios
sentid
población..
Han perecido ahogados el Obispo de San Pa.mientos.
Algunos náufragos, que han podido salvar vlncia de Valencia.
blo
del Brasil, varios frailes Carmelitas y el
Cuando
se
conozca
ji
mía
nombres
los
teleD. Jacinto Conesa, que veranea en aquel sialgún dinero, pidieron trasladarse á Iss fon- i^rafiaré.
General de los Benedictinos ingleses.
tio,
salvó
en
un
bote
á
varios
náufragos.
das.
sus almas ante el Tribunal donde Jesucristo juzga las almas de los muertos.
Ayúdennos nuestros lectores á pedir á
Dios por las almas de estos apóstoles y por
las de todos los que necesitan de los sufragios de los vivos, y cerremos el articulo
con este sentido recuerdo, antes de dedicar
breves lineas al carácter de estas catástrofes que se van repitiendo con aterradora frecuencia, como si Dios Nuestro Señor,
cansado de esperar á las sociedades y á
k s pueblos, les llamase á penitencia, con
la vez elocuentísima de estos horrores colectivos que señalan con rastro de sangre {
la historia de este año de desdichas. Díganlo Caurrieres en Francia, el Vesubio en
Italia, San Francisco de Oalifornia en los
Estados Unidos, y toda la serie de avisos
providenciales, y de los cuales y hoy por
hoy, es el último eslabón la pérdida del
«Syrio» con sus trescientos cincuenta muertos, y centenares de heridos, hambrientos
y desnudos.
miento regionalista, que trae locos á los políticos de Madrid, tiene por causa ocasional el
mal gobierno centralista.
„En el fondo, y en las intimidades más recónditas de este movimiento autonomista, late,
potente, el espíritu de protesta y el sentimiento de hostilidad contra los despotismos insoportables de los partidos ó facdona políticas
que, hace un siglo, esclavizan, envilecen y
arruinan desde Madrid á todas las regiones españolas, inclusa la misma que tiene á Madrid
por capital.
„No es que neguemos que tiene existencia
propia y razón de naturaleza el espíritu regional, como que él ha formado, sin duda alguna,
el alma de la nacionalidad española; pero á no
ser por las coatinoas provocadones y atropellos sistemáticos del poder central, el espíritu
regionalista hubiese continuado en dulce amodorramiento, sin más vida dentro el Estado
español que las^ diversas f pocolíares aptitudes
XiOfiSesí^des de jgada región, alguno? poetas
é historiadweft hubieran recordado, amorosa
perq estérilmente, las glorias y vicisitudes regionales, pero sin pasar de ahí.
«No culpen el gobierno y los centralistas á
nadie más que á sí mismos del renacimiento y
desarroUo del espíritu regional autonomista,
JUAN ESTEVB
cuya victoria sobre el centralismo constitucional sólo podría retardar, indefinidamente un
gobierno como el que hace pocos días indicábamos, ó.sea un gobierno paternal, justo, activo, económico, cristiano, en una palabra.
Cúlpense á sf mismos.
,Y este gobierno es imposible que salga de
Bajo este epígrafe dice nuestro estimado com. los partidos turnantes, malos^ír se, mtlosper
pañero el Diario de Lérida:
accirfcMS, y rematadamente malos bajo todos
"Es evidente de toda evidencia que el moví - conceptos. „
Mo7imiento_regionaIíata.
NAUFRAGIO DE UN BUQUE
Centenares de víotimas.
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