TOROS FIESTA BRAVA | IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS “Inmortal torero sevillano” Intelectual, guerrero, pensador, fue un torero literario, quien toreó y escribió lo que vivió dentro y fuera de la plaza POR DR. ENRIQUE VÁZQUEZ LEGARRETA Matador de toros e intelectual, guerrero y pensador, Ignacio Sánchez Mejías fue un torero literario, que toreó y escribió, que vivió intensamente dentro y fuera de la plaza, que se rodeó de gentes del toro y de gentes de letras, mismas que le llevaron hasta la prestigiosa Universidad de Columbia, Nueva York, en 1929 para explicar el sentido de la Tauromaquia. Pertencía Ignacio a una familia distinguida y con medios de fortuna más que decorosos. Su padre era médico y quiso que el hijo siguiera la profesión. Para ello le hizo estudiar el bachillerato. Sin embargo, el espíritu de aventura llevó a Ignacio a otras direcciones. Desde pequeño prefiere la compañía de torerillos y convivió con ellos en la Alameda de Hércules. Por aquellos años conoce a José Gómez Ortega, quien es cuatro años menor que él y que solo piensa en ser lidiador. En 1911 Ignacio y su hermano Aurelio escapan a México ,aprovechando que traen una camada de toros españoles que serán lidiados en la plaza “El Toreo”. La fuga de la casa materna es para evitar el ingreso a la carrera de Medicina. Viven en nuestra Metrópoli hasta el año de 1914 en la Hacienda de los Morales, en donde pasta el ganado antes de ser toreado en la ciudad. Además los Sánchez Mejías traen el propósito de hacerse toreros, lo cual ha sido prohibido por la autoridad paterna. Aquí actúan en varias cuadrillas, principalmente en la de Fermín Muñoz “Corchaito”. De regreso a España, Ignacio prosigue en su anhelo y por fin en 1918 obtiene grandes éxitos como novillero. Actúa en nueve festejos consecutivos en Sevilla. El doctorado se lo otorga “Joselito”, 12 quien es su cuñado, el día 19 de marzo de 1919 en Sevilla, actuó como testigo Juan Belmonte con ganado de Vicente Martínez. Toda la temporada le resulta brillante y desde entonces se aprecia su máxima cualidad: la emotividad, es decir, busca en todas las suertes que ejecuta la exageración del peligro. La temporada 1920 también le resultó lucidísima, confirma su alternativa en Madrid, lo acompañan en la importante ceremonia “Joselito” y Belmonte también con un encierro de Vicente Martínez. Ese año encabeza el escalafón taurino y participa en 90 festejos. La mayor parte con éxito. No obstante, resulta un torero muy discutido. Unos opinan que no tiene valor propio y que la influencia de “Joselito” ha sido decisiva en su carrera. Otros aseveran lo contrario y argumentan que el parentesco lo perjudica y que, a partir de ahora, sin José será él mismo. Lo único que no puede discutirse es la O L A valentía. Posee un desprecio absoluto del peligro y resta toda importancia al toro. Además, ha tenido una aprendizaje sistemático que inició como peón de brega, banderillero, numerosos años como novillero y posteriormente como matador de toros. No se trata de un lidiador intuitivo, sino reflexivo y que conoce el toreo muy a fondo, aunque no se caracterizaba por ser un matador de mucha clase. La temporada 1920-1921 en México comenzó a organizarse y fue famosa por tres sucesos importantes: El retorno de Rodolfo Gaona, que vivía en España desde 1914 y que regresó para quedarse definitivamente en México. La contratación del sevillano Ignacio Sánchez Mejías y la pugna artística que surgió entre ambos. Recordaremos que durante los años comprendidos entre 1914 y 1920, se puede decir que la fiesta taurina quedó anulada. El presidente constitucional, Don Venustia- D E P O R T I V A no Carranza, expidió un decreto prohibiendo la celebración de corridas de toros. Sánchez Mejías hizo su presentación en México el 12 de diciembre de 1920 en un mano a mano con “Dominguín” lidiando toros de Piedras Negras con un lleno absoluto en “Toreo”, en esta corrida a un toro de reserva logró el primer rabo que se otorgara en México. La última ocasión que Mejías actuó como matador de toros fue el 11 de agosto de 1934 en Manzanares, España. Los toros pertenecían a la ganadería de Ayala y uno de los alternantes era el mexicano “Armillita Chico”. Con el cuarto toro de la tarde inició Mejías su faena con un pase sentado en el estribo. El toro que era codicioso se revolvió rápido y el diestro quedó entablerado y fue prendido por el muslo derecho. De inmediato fue trasladado la enfermería, donde los cirujanos trataron de intervenirlo, pero Ignacio rehusó se atendido. Solo admitió que taponaran la herida con gasa para detener la copiosa hemorragia. Quería partir rápidamente a Madrid, que estaba a pocos kilómetros y para ello se pidió una ambulancia. Los cirujanos de la Plaza de Manzanares, que debieron detenerlo, carecían de energía. Desgraciadamente el vehículo de transporte sufrió un retardo y no llegó al pueblo hasta pasada la media noche. Sánchez Mejías arribó a Madrid a las cuatro de la madrugada, cuando ya se había declarado la septicemia gaseosa. Falleció al día siguiente a las cinco de la tarde. Su noticia produjo enorme pesadumbre en México en donde fue muy querido por los aficionados taurinos aztecas. 28 DE SEPTIEMBRE DE 2004