ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Med Clin (Barc). 2010;134(1):35–39 www.elsevier.es/medicinaclinica Artı́culo especial Implicación de los médicos en la gestión basada en el profesionalismo y en el liderazgo de equipos multidisciplinarios Implication of physicians in management based on professionalism and in their leadership of multidisciplinary teams Jordi Varela , Gemma Craywinckel, Margarita Esteve y Josep Manuel Picas Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, España I N F O R M A C I Ó N D E L A R T Í C U L O Historia del artı́culo: Recibido el 30 de marzo de 2009 Aceptado el 5 de mayo de 2009 On-line el 24 de julio de 2009 Desacuerdos entre los valores de la profesión médica y los intereses del sistema Los sistemas de salud tienen sus propias reglas de juego y quizás por esto la comodidad de los médicos es muy variable en función de los distintos modelos de pago o de incentivación. Sin embargo, en la satisfacción de los profesionales también influyen otras consideraciones nada menospreciables, como la capacidad de influir, la disponibilidad del personal de apoyo o la calidad de los servicios tecnológicos. Pero si se agudiza el análisis, es posible darse cuenta de que dentro de cada sistema también hay diferencias notables en los sentimientos de desaprovechamiento y de burn out que tantos médicos y enfermeras expresan. ¿Cuál debe ser la causa de que en un mismo sistema convivan equipos de profesionales motivados con otros obsesionados por criticar el sistema? En el sistema público de salud español, el médico es un asalariado que a pesar de esto no quiere renunciar al profesionalismo, y es en este punto en el que vamos a encontrar el campo abonado para una gran variedad de circunstancias dentro de cada sistema o incluso dentro de cada centro. En un editorial reciente del British Medical Journal sobre el futuro de la profesión médica1, su autor reflexiona a raı́z del acuerdo para transferir la atención continua de los médicos de cabecera ingleses a centros especializados: )¿Es que la profesión médica en su retirada de responsabilidades ya lo ha perdido todo? ¿O es que las sucesivas reformas del sistema han erosionado las condiciones imprescindibles para que el profesionalismo y el altruismo florezcan?*. Según un grupo de expertos del Royal College of Physicians del Reino Unido2, el profesionalismo médico se compone de un conjunto de valores y conductas que son la base de la confianza entre los ciudadanos y los médicos3. Según el concepto de profesionalismo desarrollado por estos expertos, la medicina es una vocación en la que los conocimientos de un médico, sus capacidades clı́nicas y sus juicios van orientados al servicio de la protección y del restablecimiento del bienestar humano, y este propósito sólo es posible si se consigue afianzar una alianza entre paciente y médico que esté basada en el respeto mutuo, la responsabilidad individual y una clara transparencia en todos los actos. De hecho, con profesionalismo se estarı́a hablando de un contrato moral entre la profesión médica y la sociedad. Ası́ ocurre que mientras los médicos, a causa de su profesionalismo, conservan grados altos de confianza (por parte de sus pacientes), en cambio, la profesión médica, en su conjunto, necesita demostrar que está dispuesta a mejorar su compromiso para dar respuesta a las expectativas siempre cambiantes tanto de la población como de los polı́ticos4. Desconexión entre los poderes del hospital y las coaliciones Glouberman y Mintzberg explican en un artı́culo que, según su manera de ver las cosas, los hospitales están internamente divididos en 4 mundos, que representan 4 bloques diferentes de actividades, 4 maneras de ver la organización y 4 filosofı́as de entrada irreconciliables (fig. 1)5. Los médicos, que ejercen la función básica de curar, trabajan Autor para correspondencia. Correo electrónico: JVarela@santpau.cat (J. Varela). 0025-7753/$ - see front matter & 2009 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.medcli.2009.05.012 encarados al proceso clı́nico (abajo), pero actúan con elevada independencia social (fuera): sociedades cientı́ficas, ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 36 J. Varela et al / Med Clin (Barc). 2010;134(1):35–39 Arriba Patronos Comunidad Gestores Control médicos. Coalición que a menudo se ve favorecida debido a que los mismos patronos o sus familias caen enfermos. Coalición por la contención (patronos-gestores). Esta coalición marca tradicionalmente la vida directiva y de buen gobierno de los consejos de administración o patronatos de los hospitales. Está muy regulada por los presupuestos, las auditorı́as y los controles de gestión. Sólo hay un camino posible: compartir valores Dentro Fuera Médicos Curar Enfermeras Cuidar Abajo Figura 1. Los 4 poderes del hospital. universidad, investigación, actividad privada, etc. Esto no quiere decir que los médicos no estén comprometidos con el hospital (algunos lo están, y mucho). Pero, en términos generales, la intervención de los médicos en el proceso clı́nico se podrı́a calificar sólo de intermitente: visitas, guardias, intervenciones quirúrgicas, procesos diagnósticos, etc. Las enfermeras, que ejercen la función básica de cuidar, son un colectivo profesional comprometido con la institución (dentro) y profundamente implicado en el proceso clı́nico (abajo). Las enfermeras se encuentran a menudo atrapadas entre los médicos, que les reclaman responsabilidades de tipo clı́nico, y los gestores, que les exigen resultados en contención y control del gasto. Los gestores están fuertemente orientados al control interno (dentro), excepto en todo lo que afecta al núcleo más clı́nico del proceso asistencial, que queda casi siempre oculto entre médicos y enfermeras. Pero los gestores no pueden olvidar que deben tener siempre un ojo atento a los de arriba: directivas de los sistemas públicos, mutuas privadas, búsqueda de fondos de todo tipo, problemas de financiación, problemas polı́ticos, etc. La comunidad está representada en los órganos de gobierno de los hospitales a través de los patronos, que han de rendir cuentas al poder que los ha nombrado (arriba), pero además deben estar atentos a las demandas de la comunidad directamente atendida por el hospital (fuera). Una fisura horizontal marca una división entre los que operan clı́nicamente: médicos y enfermeras y los de arriba (gestores y patronos), pero también se detecta una fisura vertical entre los que se juegan todo en el hospital (gestores y enfermeras) y los que tienen un cierto juego social y polı́tico (médicos y patronos). Ası́ pues, según Glouberman y Mintzberg, entre los 4 poderes del hospital se detectan 4 tipos de alianzas naturales: Jenny Simpson, gerente de hospital, publicó en 1994 una serie de casos para estudio sobre la implicación de los médicos en la gestión de los centros6, y en uno de éstos la autora decı́a: )Si gestores y clı́nicos no son capaces de compartir un mı́nimo de valores y de ideales relacionados con los grandes objetivos del hospital y su funcionamiento cualitativo, entonces es imposible que las instituciones avancen en la lı́nea de la mejora continua*, y si se vuelve al artı́culo de Glouberman y Mintzberg5, los mismos autores argumentan que las coaliciones más difı́ciles son las que, en su esquema (fig. 2), van en diagonal, y lamentablemente se puede confirmar que la relación entre gestores, que deben velar por los buenos resultados económicos de la institución, y los médicos, que tienen la clave del proceso clı́nico y el prestigio social, es claramente una diagonal en el gráfico. Y como la coalición entre gestores y médicos, en un principio, no es natural, si se quiere conseguir superar las desconfianzas ancestrales, no queda otra solución que ir a la búsqueda de valores por compartir. ¿Y cuáles son los valores que pueden compartir médicos y gestores? Pues lo que parece claro es que si las partes no hablan de esto, seguro que del silencio no surgirán. Es la opinión de los autores de este artı́culo que, para conseguir frutos en el proceso negociador de los valores por compartir, se deberı́an seguir los siguientes pasos: En primer lugar, para este proceso negociador es imprescindible que las partes reconozcan sus respectivos poderes (este punto es común en cualquier negociación). Se entiende, pues, que un gestor desautorizado por sus patronos o un colectivo de médicos divididos y enfrentados ya no ofrecen la mı́nima Patronos Comunidad Gestores Control Compartir valores Médicos Curar Enfermeras Cuidar Coalición interna (gestores-enfermeras). Los gestores pretenden promover esta coalición para contener costes. Coalición clı́nica (médicos-enfermeras). Esta coalición persigue la finalidad de frenar el paso a los gestores en el núcleo del tratamiento clı́nico de los pacientes. Coalición del estatus (médico-patronos). Los personajes influyentes de la comunidad a veces, puntualmente, se alı́an con los Figura 2. Coalición en diagonal entre médicos y gestores (adaptación de la figura 1 de los poderes del hospital de Glouberman y Mintzberg5). ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J. Varela et al / Med Clin (Barc). 2010;134(1):35–39 Tabla 1 Bases imprescindibles para que gestores y médicos se sienten a negociar los valores y la visión de un hospital 1. Las partes se deben reconocer sus respectivos poderes: gerentes fuertes frente a médicos unidos. 2. En el sentimiento de pertinencia a la institución es donde se deben buscar los valores por compartir. 3. Se debe disponer de un grueso suficiente de médicos de prestigio que estén dispuestos a luchar por el hospital. credibilidad para sentarse a la mesa a negociar nada. Por tanto, el primer consejo es claro: se necesitan gerentes fuertes frente a médicos unidos. En segundo lugar está la cuestión del sentimiento de pertenencia, y si un centro ha conseguido superar el punto anterior, es por la pertenencia por donde se debe continuar. Cada hospital, además de tener que vivir y sobrevivir en un sistema sanitario concreto, arrastra una cultura y unos valores que son fruto de su propia historia, una historia que a menudo acumula décadas, o incluso siglos, de haber atendido miles y miles de pacientes. Por este motivo, cada institución sanitaria va configurando durante los años no solamente un cuerpo de conocimiento, sino una manera de hacer las cosas, una manera de afrontar el futuro y también una manera de resolver sus propios problemas. Nadie puede negar que cada hospital tiene, además de un cuerpo, un alma, que es la que anima a sus profesionales a desarrollar un sentido de pertenencia a la institución y a compartir la visión del modelo de hospital por el que deberı́an luchar. En tercer lugar, se deberı́a hablar un poco más del poder médico dentro de cada hospital. El término poder quizás no es el más correcto, por lo que deberı́a quedar claro que este punto sólo se refiere a la fuerza que emana de un grupo suficiente, en cantidad y prestigio, de médicos de un hospital que sienten como propios los valores intrı́nsecos de la institución y que comparten una visión de futuro sobre el hospital. Los hospitales que consiguen unir un grueso de médicos dispuestos a luchar por él están vivos, mientras que los que no llegan a esto se convierten en un centro sin alma, con evidentes dificultades para encontrar una visión optimista (tabla 1). La bibliografı́a es escasa en este asunto. Los estudios de evidencia no acaban de llegar nunca al mundo de la gestión sanitaria, pero a pesar de esto, se ha encontrado un trabajo7 que abona las tesis de este artı́culo. En él se presenta el resultado de una auditorı́a de 35 programas del Clinical Governance en el ámbito de instituciones dedicadas a la salud mental en el Reino Unido, en el que se concluye que fallos graves en el sistema a menudo revelan la existencia de equipos directivos inadecuados, las carencias de liderazgo clı́nico o bien las malas relaciones entre médicos y gerentes. Por una alianza estratégica entre gestores y médicos La clave del éxito de los hospitales recae en la alianza estratégica entre gestores y médicos, que emana de la negociación previa de los valores y la visión de la institución. Esta alianza debe ser explı́cita en sus fundamentos, pero además, se debe renovar periódicamente con acuerdos sobre desarrollo de servicios, incorporaciones de profesionales que deben reforzar áreas determinadas, convenios con otros hospitales para compartir servicios, planes de inversiones, etc. Esta misma alianza debe servir también para la contención o para las transformaciones organizativas cuando esto sea necesario. 37 La confianza y el compromiso de las partes se revelan como los elementos clave para la obtención de los resultados buscados: solidez organizativa y proyección del hospital. Pero la confianza es un valor que debe cuidarse casi a diario, ya que si no se cuida, puede hacerse añicos por cualquier infidelidad o traición de alguna de las partes. La alianza estratégica entre médicos y gestores debe tener voluntad de persistir en el tiempo, sólo ası́ puede conseguir sus frutos, que siempre son de tipo estructural y cualitativo. Para ilustrar esta cuestión, nada mejor que observar los avances en Kaiser Permanente8, mutua norteamericana que ha adoptado la alianza estratégica entre la compañı́a y sus médicos como un factor de éxito que ha acabado beneficiando las 2 partes como consecuencia de la mejora de los resultados clı́nicos y de las mejoras en la eficiencia general del sistema (fig. 3). Dirección médica como instrumento de la alianza estratégica No hay una fórmula que por sı́ misma garantice el éxito de la dirección médica moderna, ya que se trata de una posición compleja que debe afrontar varios frentes a la vez, como el del conflicto del profesionalismo o el despliegue de nuevos modelos organizativos de la gestión clı́nica, pero sobre todo, debe ser el instrumento que garantice la ejecución de la alianza estratégica entre gestores y médicos. El director médico, en este marco de acuerdo, es un directivo con funciones propias, lejos del ancestral brazo armado del gerente, pero mucho más que un mero representante del cuerpo facultativo. El director médico debe garantizar que los contenidos de la alianza se ejecuten según el ritmo previsto, y por esto su presencia en los órganos de dirección del hospital resulta imprescindible para defender la alianza en medio de todas las dificultades que la gestión diaria de un hospital comporta. La figura de un director médico emergente de una alianza estratégica plantea algunas peculiaridades que conviene resolver con tacto y de acuerdo con las caracterı́sticas locales de cada hospital. La primera de las cuestiones por resolver es la dedicación al cargo: completa o parcial. Esta decisión no es banal, ya que va a marcar las caracterı́sticas de la elección, además de las funciones que se le van a atribuir. Si se opta por la dedicación completa, el cargo será poco o nada atractivo para profesionales con proyección de su carrera o de personas que están en plena producción cientı́fica, ya que esto representarı́a un corte muy grave en su trayectoria que los honores del nuevo cargo de director médico nunca conseguirı́an compensar. En esta situación los optantes serán médicos que ya han decidido por sı́ mismos abandonar la carrera clı́nica y han optado por la carrera de gestión. Este perfil de director médico a tiempo completo necesita tener definidas unas funciones amplias para la dirección médica, que van desde los aspectos estratégicos hasta la actividad asistencial diaria. En el caso del Hospital de Sant Pau de Barcelona se ha optado por un modelo distinto al anterior, es decir, que el sistema promueve que médicos con responsabilidades notables en gestión clı́nica y en plenitud de su carrera puedan acceder al cargo de director médico, por eso se ha establecido un perı́odo máximo y una dedicación parcial que le permita, siempre contando con el apoyo de su equipo, no perder (o no perder demasiado) el pulso a su carrera clı́nica. Este modelo requiere una redefinición de funciones de una dirección médica, que se moverı́a fundamentalmente en la zona de la influencia estratégica. Una dirección médica de este estilo (con dedicación parcial y tiempo limitado) requiere el apoyo de una dirección asistencial profesionalizada en la gestión diaria de los recursos clı́nicos. A nadie se le escapa que en este modelo la coordinación entre estos 2 directivos (médico y asistencial) es una de las piezas clave del éxito y una de las tareas más sensibles de arbitraje para el gerente. ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 38 J. Varela et al / Med Clin (Barc). 2010;134(1):35–39 Director general Director de operaciones Administrador Atención domiciliaria y socio-sanitaria Director médico Servicios de atención al usuario Servicios de apoyo Departamentos médicos Programa de calidad Figura 3. Organigrama esquemático del Hospital Walnut Creek de Kaiser Permanente (con la autorización del Dr. Don Palmer, Chief of Staff). Obsérvese la posición de igualdad entre las partes que refleja la alianza estratégica entre Kaiser Permanente y los médicos en el organigrama del hospital. Implicación de los médicos en la gestión del proceso clı́nico La gestión clı́nica moderna se basa en el trabajo en equipo multidisciplinario, que tiene como objetivo la mejora de los resultados clı́nicos. La paulatina implantación en las nuevas formas de organizarse la gestión clı́nica en los hospitales de hoy ejerce una presión contra el modelo jerárquico más tradicional. Este fenómeno ha hecho aparecer, afortunadamente, un puñado de lı́deres profesionales que de otra forma languidecerı́an ocultos en los farragosos organigramas de los hospitales. Según la conferencia que dio Graham Lister en Granada9, el desarrollo de modelos organizativos basados en equipos multidisciplinarios deberı́a fundamentarse en la adquisición de capacidades gestoras por parte de los nuevos lı́deres. Este autor indica el plan de trabajo expresado en la tabla 2. Destaca, pues, que de la última década del siglo pasado se ha heredado no sólo la medicina basada en la evidencia, sino también la necesidad de crear nuevos formatos organizativos para mejorar resultados en la gestión clı́nica; fue en medio de este )nuevo* clima que en el año 1998 el Reino Unido puso en marcha un programa que bautizó con el nombre de Clinical Governance10, que pretendı́a garantizar la mejora continua de la calidad de los servicios clı́nicos, conseguir elevados estándares de atención sanitaria y crear un ambiente en el que la excelencia de la gestión clı́nica se pudiera ver favorecida. El Clinical Governance consiguió, en realidad, poner en tensión el sistema, a pesar de que en el año 2002 sufrió un serio contratiempo cuando los médicos rechazaron un nuevo convenio que debı́a regular sus relaciones con el National Health Service11. En aquel acuerdo, la administración ponı́a más dinero en la mesa de negociación a cambio de una mayor implicación de los médicos en las nuevas formas de gestión clı́nica de los centros. Aquella circunstancia hizo correr rı́os de tinta tanto en la prensa general como en la especializada debido a que el núcleo de la controversia no era una mera disputa sindical, sino un serio debate entre las ansias de la autonomı́a profesional del colectivo médico frente a la necesidad de la implicación en la gestión y de la rendición de cuentas (o de mayor control, según como se mire.)12–20 Sin ánimos de alargar más este asunto de la gestión clı́nica (no es el tema central del artı́culo, pero en cambio es la clave de todo), no se podrı́a cerrar este epı́grafe sin tomar en consideración una cierta polémica, que en realidad no lo es tanto, alrededor de la implicación de los médicos en la gestión: ¿qué es más importante: la motivación o la formación? David Buchanan cree que la cuestión de las capacidades para gestionar un equipo clı́nico no es un tema esencialmente de conocimientos21. El autor defiende que los programas formativos para mejorar las capacidades de gestión de los médicos son loables, pero que ésta no es la cuestión principal, sino que el punto clave del éxito se halla en la implicación. Otros autores, en cambio, como Atun22, defienden Tabla 2 Bases para la creación de una unidad de gestión clı́nica según Lister9 1. Rediseñar el proceso clı́nico a la luz de las pruebas 2. Repensar el equipo: funciones y cargas 3. Practicar auditorı́as clı́nicas 4. Analizar costes por proceso y reforzar la gestión de recursos 5. Ahorrar en gasto corriente para aumentar en inversiones que los programas de gestión clı́nica de pregrado deberı́an representar una inversión para superar las crisis entre médicos y gestores en el futuro. Probablemente a ninguna de las 2 tendencias le falta razón. Nuevo modelo de incentivación basada en efectividad clı́nica El objetivo último de poner en práctica más y mejor gestión clı́nica no es otro que la mejora de los resultados de los procesos clı́nicos. Es por esto que hay una tendencia mundial a enfatizar el valor de la salud por encima del valor intrı́nseco de la actividad sanitaria23,24. En esta lı́nea, Porter y Teisberg proponen refundar el modelo sanitario sobre la base de 3 principios: aportación de valor para los pacientes, organización basada en las condiciones clı́nicas de los enfermos y los previsibles ciclos de salud, y medición de la efectividad de las actuaciones. Es en este punto en el que se introduce un nuevo concepto retributivo de los profesionales que va más allá de los tradicionales objetivos vinculados a eficiencia y el autor defiende abiertamente el desarrollo de incentivaciones fundamentadas en resultados clı́nicos. Esto comportarı́a el empuje definitivo a la cooperación entre niveles y la promoción de sistemas de información realmente orientados a los resultados en la salud de los pacientes. Bibliografı́a 1. Jones R. The future of the medical profession. BMJ. 2007;335:53. 2. Royal College of Physicians. Doctors in society: Medical professionalism in a changing world. Report of a working party of the Royal College of Physicians of London. London: RCP; 2005. 3. Horton R, Gilmore I, Dickson N, Dewer S, Shepherd S. Do doctors have a future?. Lancet. 2007;369:1405–6. 4. Rosen R, Dewar S. On being a doctor. Redefining medical professionalism for better patient care. London: King’s Fund; 2004. 5. Glouberman S, Mintzberg H. Managing the care of health and the cure of disease. Health Care Manage Rev. 2001;26:56–92. 6. Simpson J. Management for doctors: Doctors and management. Why bother?. BMJ. 1994;309:1505–8. 7. Garelick A, Fagin L. The doctor-manager relationship. 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