EN CASA NO SE LEE EL PERIODICO Tengo la impresión, tal vez no equivocada, de que en las “casas” editoras de diarios, las personas que allí laboran, en uno u otro frente, poco se interesan o no les queda tiempo para leer todo el material noticioso y graf ico que ellas procesan o producen. Y esta impresión no es reciente ni tan personal. He estudiado numerosos comentarios de personas allegadas a los medios periodísticos escritos, coincidiendo, casi todos, en decir que debido a la hipersaturación de informa ción miscelánea que allí se concentra, cuando se rotula, clasifica, ilustra, comenta, grafica, matriza, corrige y se re -escribe, el producto final resulta demasiado conocido que obvia su lectura. Y todo lleva a una cierta confusión, si usted le pregunta a una mecanógrafa, por ejemplo, sobre que tema escribió un editorcita, difícilmente podrá precisarle, si un columnista le pregunta a otro sobre como le pareció su tema redacción-comentario, el interrogado puede llegar hasta la estupefacción al tener que cont estarle que no sabia que él también colaboraba en el mismo periódico. Y es que los columnistas lo que más hacen es dedicarse a la colección de los recortes de sus escritos para tener el placer de verlos enmudecer por el amarillo del tiempo. Los admiradores de los periódicos se preocupan preponderantemente por los aspectos financieros, de circulación, propaganda y en síntesis por las utilidades que dejan los hechos transformados en noticias que se venden como mercancía de consumo popular, así que ellos son poco informados sobre lo que el diario “dice”. Todos los trabajadores, empleados y administradores de los periódicos viven tan ocupados en proporción al vértigo de los acontecimientos locales, regionales, nacionales e internacionales, que es muy escaso el tiempo hábil que se requiere dedicar para una lectura positiva. Quien lee con más atención e interés informativo es el extraño al periódico, él si se va familiarizando con redactores, espacios y secciones, selecciona las partes que valen la pena dedicarle s un rato, rechazando lo cursi y fatuo. Quienes están más lejos de los diarios son quienes los hacen. Sin embargo, hay que reconocer que un buen numero de personas son asiduas lectoras del periódico y nos pueden dar cuenta de buena parte de los contenidos que se han transmitido hacia el publico, y son ellas quienes introducen modificaciones, innovaciones y correctivos oportunos con el fin de cualificar el diario en pro de la masas lecto consumidora. En todo caso se debería propender por fomentar la lectur a del periódico entre todas y cada una de las personas que laboran en las casas editoriales, así, además de hacerse a un cúmulo de datos informáticos pueden emitir sus sanas opiniones y criticas constructivas que lleven a la empresa a adquirir o mantener e l prestigio y la imagen positiva tan necesarios para el mercado de la circulación. Así, entonces, tendremos que iniciar la lectura del periódico en casa.