Reuniones de formación: herramienta clave para construir legado familiar El entorno actual presenta retos cada vez más grandes para la vida familiar porque ha generado un distanciamiento entre generaciones que poco se comunican. Retomar el valor de las reuniones familiares, especialmente las de formación, es una poderosa herramienta para fomentar compromiso e interés por la Empresa Familiar. Opinión de Gonzalo Gómez-Betancourt. Recientemente, el Área de Empresa Familiar ha venido enfocando sus esfuerzos a comprender mejor el secreto del éxito de las familias empresarias longevas, siendo uno de los aspectos de mayor relevancia para este tipo de compañías las relaciones familiares. En la práctica de la consultoría también es usual ver como aquellas familias que han logrado permanecer unidas, con empresas sólidas y miembros de familia muy activos como propietarios, son precisamente aquellas que tienen por costumbre reunirse periódicamente. Pero en realidad, ¿Qué son las reuniones familiares? Me atrevería a decir que éstas se han convertido en una práctica en vía de extinción, que se reduce a motivos especiales como festividades, celebraciones o algún otro tipo de acontecimiento poco frecuente, sin detenernos a disfrutar de uno de los placeres más simples de la vida: compartir en familia. Las reuniones en las familias empresarias son muy importantes porque a través de ellas se puede fortalecer la cultura, compartir temas de interés común y transmitir los valores a las nuevas generaciones; en especial si consideramos que los valores no se transmiten por genética, sino en el día a día, con el ejemplo, con el constante vínculo afectivo y con la estrecha comunicación que debe existir entre padres e hijos. Al desconocer la importancia de las reuniones familiares, estamos despreciando los beneficios que éstas podrían generar en la unidad y armonía familiar; eso, sin mencionar los invaluables aportes a los ámbitos patrimonial y empresarial. Reuniones de formación Dentro de los muchos tipos de reuniones familiares que existen, las de formación son las que mayores beneficios pueden traer, sobre todo para las nuevas generaciones. Así como en el colegio o en la universidad recibimos conocimientos que podemos aplicar en nuestra vida profesional, en la familia también podemos recibir enseñanzas que nos permitan tomar decisiones más acertadas y desempeñarnos mejor en temas habituales con nuestros seres queridos. En algunos casos existe la posibilidad de contratar a un experto para que dicte una conferencia, en otros casos podemos simplemente tomar la iniciativa de buscar en internet e imprimir un documento interesante para luego leerlo en familia. Si queremos que la formación se convierta en un motor de cambio en nuestra familia, no debemos pensar en ella como algo puntual y aislado, sino que debe hacer parte de nuestra estrategia familiar, de esta forma el líder familiar contará con el apoyo de todos los miembros y con los recursos adecuados para hacer algo sumamente constructivo. En cada familia existen temas que queremos tratar debido a que algo nos incomoda o creemos que con eso podemos ayudar a mejorar la calidad de vida de alguno de nuestros familiares. La forma de proponer los temas debe surgir de la familia y no de una sola persona, la idea es que todos los miembros de la familia propongan un tema, lo preparen y lo expongan en un ambiente de disertación, en el que se busque escuchar y aprender, más que criticar y atacar a otros que terminarán indisponiéndose con éste tipo de encuentros. En las reuniones podemos tratar los temas que se nos ocurran, como por ejemplo hábitos de alimentación, hábitos de estudio, comunicación en pareja, comunicación con los hijos, cómo educar a los hijos, cómo enseñarles a manejar el dinero a los jóvenes, prevención de adicciones, sexualidad, cómo afrontar enfermedades crónicas de algún familiar, entre otras. Una de las formas de garantizar que las reuniones familiares se lleven a cabo es nombrando a un responsable: un líder de la familia que se encargue de planearlas, preparar una agenda con los temas a tratar, conseguir asesores o expertos si se llegasen a necesitar, así como definir aspectos logísticos como lugar, transporte, materiales y alimentos de la reunión. Una reunión familiar puede ser tan exigente como lo sería un evento de negocios para un gerente de una empresa. Sin embargo, más allá de las reuniones, lo realmente valioso es formar en los integrantes un hábito de discusión para que se expongan los temas y estos puedan ser solucionados en grupo. Con el tiempo, todos podrán ver la necesidad de conformar órganos de gobierno para la familia, el patrimonio y la empresa, especializando en ellos los temas a tratar. Lo más importante es comenzar a hacerlas y trabajar desde ya por la armonía de la familia. Ph.D. Gonzalo Gómez-Betacourt, Director del Área Family Business, INALDE Business School. gonzalo.gomez@inalde.edu.co