Siglo nuevo C ada persona tiene una postura sexual con la que más fácilmente llega al clímax y también su lugar predilecto para disfrutarlo; algunos prefieren la incomodidad del asiento trasero de su automóvil, otros la tranquilidad de su alcoba, y muchos gozan del sexo sobre el escritorio de su oficina o de pie, a las afueras de cualquier lugar oscuro. Si existen tan variados sitios y formas de consumar el acto sexual, ¿por qué algunas parejas siempre hacen el amor en una sola posición? Es probable que crean que el sexo sólo puede realizarse a la manera tradicional, conocida como ‘de misionero’, en la cual el hombre se coloca arriba y la mujer abajo, con las piernas abiertas, permitiéndole al varón el control total de los movimientos de la penetración. Esta postura clásica fue llamada así porque se dice que durante la época de la conquista de América, los misioneros les enseñaron a los indígenas que esa era la posición que debían adoptar cuando sostenían relaciones sexuales. Algunas parejas han mantenido una sola postura durante sus encuentros por años y quizá pueden imaginar que no existen otras formas de darse placer mutuamente. Hoy sabemos que cada par de individuos construye su vida íntima de modo único y que ellos son los responsables del grado de satisfacción que obtengan durante el coito. Así, quienes se sientan conformes con un sistema único de gozar son libres de seguir haciéndolo así, pero los que deseen ponerse a prueba en busca de nuevos deleites, este 12 • Sn artículo los orientará en tal sentido. ¿LA MEJOR POSICIÓN? Todas las posturas sexuales tienen un propósito: excitar a los amantes ante la contemplación de la desnudez mutua y estimular las caricias durante el encuentro, exista o no penetración. A veces algunos matrimonios desean modificar su manera de hacer el amor, pero temen probar nuevos métodos. Debemos remarcar que en la cama se valen todas las alternativas de experiencias que la pareja esté dispuesta a intentar. No existe una posición mejor que otra, todas son complementaciones que fomentan las ganas de gozarse. La vida en plenitud de quienes se disfrutan es la suma de la atracción física que hay entre ambos, la comunicación de lo que se desea y la búsqueda constante del placer. Esta fórmula les permitirá a los amantes salir airosos de cualquier prueba o dificultad que las circunstancias les presenten, pues si se aman, se desean y lo expresan cuando están en la cama, su relación saldrá viento en vecha, porque si uno percibe popa. Una vida sexual aburri- que se abusa de él o ella, tenda, repetitiva y rutinaria aca- derá a resentirse, y esto a larbará con el encanto inicial que go plazo dificultará la buena motivó a dos individuos a bus- comunicación. car la unión. Para que la pareja funcione, precisamente tiene que ser pareja, es decir, que CONSTRUYENDO ninguno de los dos sienta que UNA NUEVA RELACIÓN el otro toma ventaja o se apro- Haciendo a un lado el deseo de