Mentira que salva, verdad que destruye

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EL MUNDO. LUNES 22 DE OCTUBRE DE 2012
CULTURA / EM2
Teatro
Mentira que salva,
verdad que destruye
‘LA VERDAD’
Autor: Florian Zeller / Versión: Mauro Armiño / Dirección: Josep Maria Flotats / Escenografía, Matías Carbia / Reparto: Josep
Maria Flotats, María Adánez, Kirá Miró y
Aitor Mazo. / Escenario: Teatro Cofidys-Alcázar.
Calificación: ###
JAVIER VILLÁN / Madrid
Sólo por retener algunos segundos
más la bellísima tristeza enamorada de Kira Miró, la función podía
haberse prolongado eternamente.
Es uno de los cuadros más sugestivo de la obra; un poco de almíbar y
tarjeta postal, pero definitivo: Flotats (Miguel) y Kira Miró (Laura),
abrazados y haciendo de la verdad
mentira y de la mentira verdad. La
gente tardó en reaccionar con el
aplauso, quizá sin darse cuenta de
que en ese preciso momento se resumía el sentido genuino de La
verdad. La vida está asentada sobre la mentira y tiene razón Zeller,
el autor, al afirmar que si un día todos dijéramos la verdad se acabaría la civilización.
Un personaje de Casona también prefería «la mentira que salva
a la verdad que destruye»; algo que
tomó posiblemente del impío Voltaire que consideraba como virtud
grandísima la mentira si hace el
bien. Los embustes como mecanismo de poder son una obviedad; y
del poder político más. Pero la
mentira como organización de la
convivencia cotidiana es otra cosa;
es mucho más difícil, carece de estructura científica y hay que improvisar. La mentira nunca es perfecta
y eso le ocurre a Flotats (Miguel):
un cínico que miente por no herir a
los demás, una vez consumado el
engaño y el libertinaje.
Confrontación dialéctica
Hay que mentir muy bien, sin fisuras. Y el protagonista de esta obra
se embarulla y es cazado con sus
mismas redes. Es un mentiroso
compulsivo, pero carece de estrategia. La comedia de Zeller, La verdad, es un juego liviano de situaciones eróticas, frases agudas y
confrontación dialéctica de personajes. Aunque el gran Flotats es el
actor dramático, se mueve con agilidad y soltura en la comedia y maneja una vis cómica muy aquilatada. Con él, el adorable encanto de
María Adánez (Alicia), Aitor Mazo,
un hombre tranquilo, y una bellísima y monocorde Kira Miró.
Flotats es un actor lleno de sabiduría. Miguel, el personaje de
La verdad, no es Beaumarchais
ni Talleyrand; pero vale. Sobre
todo si se apoya en el erotismo
limpio y burbujeante de María
Adánez y en el erotismo limpio,
un poco estático, de Kira Miró.
Atención a esta chica. Aitor Mazo
(Pablo) es el contrapunto necesa-
rio a la esquizofrenia de Flotats.
Lo primero de un mentiroso habitual es no creerse las mentiras de
los demás, pues ese doble juego
acaba por destruirlo y no logra distinguir las fronteras de una y otra.
Si el embustero miente por automatismo, debe saber que, posiblemente, los demás hagan lo mismo y no
tragar el anzuelo. La obra comienza
con la invención de un problema de
salud y hace unos días Flotats suspendió el estreno por enfermedad.
¿Era eso verdad o mentira dimanante del carácter del protagonista de
La verdad? Tengo la sensación de
que era cuestión de afinamiento, de
retoques del montaje.
Josep Maria Flotats y Kira Miró, en ‘La verdad’.
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