Polifemo. Es el más famoso de los cíclopes, hijo de Poseidón y la ninfa Toosa. Se le suele representar como un gigante barbudo con un solo ojo en la frente y las orejas puntiagudas de un sátiro. Polifemo en La Odisea de Homero. En el libro IX de La Odisea de Homero, una partida de reconocimiento encabezada por el héroe de la Guerra de Troya Odiseo llegó a la isla de los Cíclopes y se aventuró en una gran cueva, en la que entraron y empezaron a darse un banquete con la comida que allí había. Sin saberlo, dicha cueva era el hogar de Polifemo, quien pronto se topó con los intrusos y los encerró en ella. Entonces empezó a devorar a varios de ellos, pero Odiseo urdió un astuto plan para escapar. Para hacer que Polifemo se confiase, Odiseo le dio un barril lleno de vino. Cuando Polifemo le preguntó su nombre, Odiseo le dijo que se llamaba «Nadie». Cuando el gigante, borracho, cayó dormido, Odiseo y sus hombres tomaron una lanza fraguada y la clavaron en el único ojo de Polifemo. Éste empezó a gritar a los demás cíclopes que «Nadie» le había herido, por lo que entendieron que Polifemo se había vuelto loco y por tanto no intervinieron. Por la mañana, Odiseo ató a sus hombres y a sí mismo al vientre de las ovejas de Polifemo. Cuando el cíclope llevó a las ovejas a pastar, palpó sus lomos para asegurarse de que los hombres no las montaban, pues al estar ciego no podía verlos. Pero no palpó sus vientres, así huyeron los hombres. Cuando las ovejas (y los hombres) ya estaban fuera, Polifemo advirtió que los hombres ya no estaban en su cueva. Cuando se alejaban navegando, Odiseo gritó a Polifemo jactándose de que «¡Nadie te hirió, sino Odiseo!». Desafortunadamente, no sabía que Polifemo era hijo de Poseidón. Polifemo lanzó entonces una maldición sobre Odiseo, junto con una pesada roca que cayó tras el barco; debido a esto, Poseidón causó gran cantidad de problemas a Odiseo durante todo el resto de su viaje. Acis y Galatea. El poeta griego de Sicilia Teócrito escribió dos poemas en torno al año 275 adC sobre el amor de Polifemo hacia Galatea, una nereida. Cuando Galatea le rechazó en favor de Acis, un pastor siciliano, un celoso Polifemo lo mató arrojándole un canto rodado. Galatea transformó la sangre de Acis en un río de Sicilia que lleva este nombre.