Actas de las II Jornadas Internacionales de Estudios Clásicos y Medievales (2004) Neuquén UNA MIRADA DUAL: CARNAVALIZACIÓN EN LOS D IÁLOGOS DE LOS MUERTOS DE LUCIANO DE SAMOSATA M ARÍA C ELINA PERRIOT∗ La sátira y la parodia, por su tendencia típica a poner en evidencia las contradicciones y ambigüedades de lo real, configuran una manera de ver el mundo basada en la lógica de las “cosas al revés”, es decir, representan una construcción intelectual que mediante permutaciones constantes, facilita la tarea de desnudar la realidad para ponerla en cuestión. Esta lógica del “mundo al revés”, analizada por Bajtin para explicar el concepto de “carnavalización”, ha de servir de marco apropiado para analizar a un autor que tendió sobre el mundo de los dioses y héroes de la épica tradicional, una mirada que precisamente por ser sesgada e irónica, se torna aún más plena de significados. Carnavalización es según Bajtin la influencia del carnaval sobre la literatura y sobre todo sobre su aspecto genérico. “Llamaremos carnavalización a esta transposición del carnaval al lenguaje de la literatura”. (Bajtin, 1986: 172) Bajtin analiza el carnaval medieval –y su antecedente directo, las saturnales romanas- como una fiesta popular que permite dar cauce a lo que él denomina la “segunda vida del pueblo”, la vida festiva, aquella en la que temporalmente se penetra en el reino de loa universalidad, de la libertad, de la igualdad y de la abundancia. En el carnaval de la Edad Media, del mismo modo que en su precedente latino, se propician y producen todo tipo de inversiones: los amos son esclavos, los siervos son libres, los hombres son mujeres, los clérigos, libertinos. Por un espacio de tiempo acotado y definido se libera a los hombres y mujeres de las convenciones, las jerarquías, las pautas y normas sociales, para permitir que aflore en la plaza pública –suerte de escenario de una obra teatral viviente- “un tipo particular de comunicación inconcebible en situaciones normales” (Bajtin, 1990: 16). De un modo similar, la carnavalización literaria contribuye a eliminar toda clase de barreras entre los géneros tradicionales, entre los sistemas cerrados de pensamiento y entre diversos estilos. ∗ Universidad Nacional de San Juan. C ENTRO DE ESTUDIOS CLÁSICOS Y MEDIEVALES. FACULTAD DE HUMANIDADES. UNIVERSIDAD NACIONAL DEL C OMAHUE. ARGENTINA . UNA MIRADA DUAL: CARNAVALIZACIÓN EN LOS DIÁLOGOS DE LOS MUERTOS DE LUCIANO DE SAMOSATA La sátira constituye, según Bajtin, lo que él denomina un “género carnavalizado” (Bajtin, 1986: 179): se apropia de ciertos rasgos de un género serio, pero lo modifica merced a la percepción carnavalesca del mundo (Bajtin, 1986: 189). El “mundo al revés” que allí se crea resulta posible porque en el mundo natural todo puede activar su propia parodia, su contra-cara, su aspecto irrisorio. En general, las composiciones carnavalescas son profundamente distintas de las tradiciones épicas heroicas: rebajan y aproximan a la tierra al héroe, lo familiarizan, acercan y humanizan; la risa ambivalente, característica del carnaval, quema todo lo que es rígido y petrificado, sin eliminar del todo el núcleo auténticamente heroico de la imagen (Bajtin, 1986: 187). Una característica del humor “carnavalesco” es su naturaleza ambivalente: provoca una risa alegre y llena de alborozo, pero al mismo tiempo burlona y sarcástica: “niega y afirma, amortaja y resucita a la vez” (Bajtin, 1990: 17). Esta risa festiva adquiere un carácter utópico y de cosmovisión, dirigida contra toda concepción de superioridad. En este sentido, es una risa equivalente a la burla ritual de la divinidad de las festividades más primitivas de la civilización, presente en los rituales cómicos antiguos. Así, su valor no es meramente negativo; la risa es vivificadora: consagra la muerte de valores caducos o amenazantes e instituye la vida plena y libre, abierta a nuevas esperanzas para la comunidad. Relacionado con esta peculiar percepción de la realidad, se manifiesta el denominado realismo grotesco, principio según el cual adquiere relevancia la manifestación de la vida material y corporal: se multiplican profusamente las imágenes del cuerpo, de la bebida, de la satisfacción de las necesidades naturales, de la vida sexual. Todo esto aparece sin embargo integrado bajo la forma universal de fiesta utópica. Lo cósmico, lo social y lo corporal están ligados indisolublemente en una totalidad viviente e indivisible, constituyendo un conjunto alegre y bienhechor (Bajtin, 1990: 23) Se advierte pues una afinidad directa entre esta concepción “carnavalizada” de la vida y la cosmovisión manifiesta en las fiestas agrícolas en Grecia antigua, donde el escarnio tiene funciones renovadoras de la vida: el escarnio y la burla hacia el anciano y la MARÍA CELINA PERRIOT anciana, implican una visión afirmativa de la existencia porque se pretende expulsar los aspectos perecederos, estériles y caducos de la naturaleza, para dar lugar a la renovación de la vida. Es un principio profundamente positivo: el cuerpo y la vida corporal adquieren a la vez un carácter cósmico y universal; no se trata del cuerpo y la fisiología en el sentido estrecho que tienen en nuestra época. El portador del principio material y corporal no es el ser biológico aislado sino el pueblo, un pueblo que crece y se renueva constantemente; por eso el elemento corporal es exagerado e imponente. Esta exageración tiene un carácter positivo, afirmativo. El centro capital de estas imágenes de la vida corporal y material son la fertilidad, el crecimiento y la superabundancia. Otro aspecto importante del realismo grotesco es su tendencia a la degradación: la transferencia al plano material y corporal de lo elevado, espiritual, ideal y abstracto. Pero esta degradación también es ambivalente (al mismo tiempo afirmación y negación): rebajar consiste en acercar a la tierra, entendida como un principio de absorción (tumba) y de nuevo nacimiento al mismo tiempo: al degradar, se amortaja y se siembra a la vez; se mata y se da a luz algo superior. La degradación cava la tumba corporal para dar lugar a un nuevo nacimiento. De allí que no tenga exclusivamente un valor negativo sino también positivo y regenerador. (Bajtin, 1990: 25). No es sólo disolución en la nada y en la destrucción absoluta sino también inmersión en lo productivo, allí donde se efectúa precisamente la concepción y el renacimiento, donde todo crece profusamente. Lo inferior para el realismo grotesco es la tierra que da vida y el seno carnal; lo inferior es siempre un comienzo (Bajtin, 1990: 26). En este marco del carnaval y de la transposición de sus rasgos a la literatura, el teórico ruso analiza un fenómeno indisolublemente ligado a la visión paródica de la vida: me refiero a la risa. Bajtin analiza la risa como un fenómeno positivo, regenerador, creador, y encuentra estas connotaciones en fuentes antiguas. Cita por cierto a Aristóteles -quien vio la risa como un fenómeno que caracteriza de manera exclusiva al ser humano-; alude también a Macrobio y a Aulo Gelio-cuyas ideas acerca de la risa estaban muy difundidas en la Antigüedad-; alude a la función de la risa en tas tradiciones romanas –en las saturnales, en la ceremonia del triunfo, en funerales de dignatarios- y menciona a Luciano como fuente indiscutible en este sentido. UNA MIRADA DUAL: CARNAVALIZACIÓN EN LOS DIÁLOGOS DE LOS MUERTOS DE LUCIANO DE SAMOSATA La risa en la Antigüedad, en estos contextos, no era considerada negativa o destructora, sino terapéutica 1 y creadora; sus valores de “despiadada lucidez” la facultaban para someter a observación incluso a las instancias superiores de la existencia –como autoridades terrenales, héroes y hasta a los mismos dioses- con el objeto de obligarlos a renovarse Luciano y la sátira menipea La lectura efectuada por Bajtin sobre la cultura popular, la fiesta y la función de la risa (especialmente a partir de sus investigaciones sobre Rabelais), permite desandar los caminos para llegar hasta la sátira menipea, en una búsqueda de los elementos germinales más remotos de esta actitud festiva en la literatura. Desde esta perspectiva la obra de Luciano, autor de diálogos satíricos en lengua griega que vivió en el siglo II d. C., resulta altamente significativa porque ofrece con gran precisión una visión paródica y risueña de lo sacro que puede muy bien analizarse desde la perspectiva del concepto de “carnavalización”. Según Bajtin, Luciano es fuente de la filosofía de la risa que primó en el Renacimiento y antecedente directo de Rabelais, centro de sus intereses intelectuales. Se ha elegido a Luciano para este trabajo porque su mirada sobre los dioses y los héroes, especialmente en los “Diálogos de los muertos”, al instaurar abiertamente la posibilidad de reírse de lo consagrado y lo solemne -en el sentido creador y positivo al que hicimos alusión más arriba-, por una parte, constituye un camino alternativo a la “literatura oficial” para volver a considerar el mito y re-significarlo, y por otra, moviliza reflexiones muy serias y profundas acerca del sentido de la vida y de la muerte, merced a esa actitud libre y desenfadada del que, en tren de broma, se atreve a manifestar sin restricciones que “el rey está desnudo”.2 Se encuentran ya en Hipócrates referencias a la importancia de la alegría en el tratamiento de las enfermedades, diseminadas en sus tratados de medicina. 2 Me refiero por cierto al relato tradicional recogido por el Infante Don Juan Manuel en El Conde Lucanor (Ejemplo XXXII). 1 MARÍA CELINA PERRIOT La sátira menipea es un género impregnado de carnavalización; sin inhibiciones se arroga el derecho a una libertad particular, a la excentricidad, a la sinceridad, a la ambivalencia, a la conjunción en la palabra del elogio y la censura, elementos todos que encontramos en abundancia en Luciano. En el análisis bajtiniano de la menipea adquieren relevancia tres planos del mundo representado por la ficción: el Olimpo, el Infierno y la Tierra. El Infierno sobre todo se estructura según el esquema igualador del carnaval: allí desaparecen jerarquías y poderes para permitir el establecimiento de un contacto familiar entre miembros de los más extremos niveles de la jerarquía social, que coexisten y conviven sin distinción. “La muerte suele destronar a todos los coronados en vida” (Bajtin, 1986, 187-188). Luciano dramatiza esta concepción del mundo subterráneo en su primer Diálogo de los muertos, protagonizado por Diógenes y Pólux. Allí Diógenes el cínico, habitante ya del Hades, le encomienda a Pólux que, cuando regrese a la tierra, transmita un mensaje a Menipo, su cofrade intelectual. La muerte adquiere una nueva dimensión en este texto: no significa la abrumadora interrupción de una existencia bienaventurada, sino que representa la paradójica inversión de roles y situaciones, muestra de la relatividad de los bienes terrenales: “Menipo, Diógenes te invita, si es que las cosas de la Tierra te han hecho reír bastante ya, a que vayas abajo, donde todavía has de reírte mucho más. En la Tierra la risa está contenida por la duda, por aquello tan repetido de ¿quién sabe absolutamente lo que hay después de la vida? Pero abajo no cesarás, con seguridad, de reírte, como yo lo hago, principalmente cuando veas a los ricos, a los sátrapas ya los tiranos empequeñecidos, oscurecidos, sin distinguirse por otra cosa que por el gemido, y relajados enteramente y envilecidos con el recuerdo de sus grandezas de arriba”. De un modo análogo, las advertencias están destinadas a los filósofos, para que dejen de entretenerse en vanas sutilezas; a los ricos, que no necesitarán en el tránsito al otro mundo más que el óbolo para pagar el pasaje a Caronte; a los jóvenes preocupados por su apariencia física, puesto que en el Hades desaparecerá por completo la belleza exterior. Como contrapartida, y en consonancia con la ambivalencia UNA MIRADA DUAL: CARNAVALIZACIÓN EN LOS DIÁLOGOS DE LOS MUERTOS DE LUCIANO DE SAMOSATA carnavalesca, la otra vida ofrece un consuelo para los indigentes, puesto que allí “reina la igualdad”. La duplicidad y la antinomia se vuelven recursos constructivos del diálogo: en un marco de severas advertencias, se interpolan ocurrencias jocosas, cuyo objetivo no es otro que desnudar cáusticamente verdades de otro modo censuradas. Al mismo tiempo, el contenido del diálogo des-vela la precariedad de la existencia humana y las ambigüedades de lo real. Inversiones, paradojas, risa sarcástica: he aquí la configuración de una mirada que al contraponer su voz a la versión monológica de la cultura oficial, construye un discurso más cercano, más abierto y notablemente más dialógico.3 (Bajtin, 1997: 280-290) Texto fuente: De Cossio, J. M. (1954) Luciano. Diálogos de los muertos, Buenos Aires. Bibliografía citada: Bajtin, M. (1986) Problemas de la poética de Dostoievski, México, F.C.E. ________ (1990) La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento, Madrid, Alianza Universidad. ________ (1997) Estética de la creación verbal, Madrid, Siglo XXI. Empleo los conceptos contrapuestos monológico / dialógico en el sentido que les da Bajtin en el marco de su teoría sobre el enunciado. 3