Artes& Letras CV Libros Miguel Herraez «Julio Cortázar era excepcional por su ausencia de egolatría» D OS años después de publicar su biografía revisada de Julio Cortázar (Bruselas, 1914-París, 1984), el catedrático y novelista Miguel Herráez ha retomado el estudio del autor de Rayuela con un libro de difícil definición. Tras el título Dos ciudades en Julio Cortázar encontramos una propuesta ecléctica, que él mismo describe como una hibridación de «dietarismo, libro viajero, biografía y especulación sociológica y literaria». Se trata de una exploración de campo por los espacios míticos donde se movieron los personajes de las obras de Cortázar, pero también por los puntos geográficos que marcaron la personalidad y la trayectoria del escritor bonaerense durante su vida, repartidaprincipalmente entre Buenos Aires y París. Herráez transita por esos mismos lugares cruzando sus reflexiones subjetivas con la información ensayística. «Igual hablo de una calle por la que pasaba Cortázar cada mañana, que de la Argentina de Videla o de su relato El perseguidor -resume el autor. Pero siempre estando yo ahí». ¿Cuáles son los rincones «cortazarianos» de París y Buenos Aires que mejor representan el espíritu de su obra literaria? Por citar uno que conecte ambas ciudades con el espíritu cortazariano nombraría los pasajes. La Galerie Vivienne de París y el Pasaje Güemes de Buenos Aires, que constituyen la horquilla en la que transcurre su cuento El otro cielo, puede ser un ejemplo. El Buenos Aires de entonces, obviamente, no es el de hoy, pero la zona de Florida, el puerto a medianoche, Corrientes, Mayo esquina con Bernardo Yrigoyen son referencias de su imaginario. Como en París lo son el canal Saint-Martin; el inevitable Pont des Arts, donde la Maga se encuentra con Oliveira; los llamados no-lugares, como la línea 12 del metro que tantas veces tomó él mismo, o el restaurante Polidor en la rue Monsieur le Prince, en la rive gauche, que es donde arranca su novela 62.Modelo para armar. ¿Qué efecto transformador surtió en Cortázar cada una de las dos ciudades, tan literarias las dos, pero tan diferentes al mismo tiempo? En el caso de Buenos Aires, fue la ciudad que le marcó en su primera juventud y es escenario existencial hasta su viaje a Europa e instalación en París en 1951, por lo que representa su aper- √ Victor Hugo Nuevos horizontes «Cortázar me enseñó a ver la vida de un modo distinto a cómo nos la contaban en esa nebulosa del tardofranquismo» TERESA GALLEGO Azar «Él sostenía que nuestro transcurrir cotidiano estaba mediatizado por imprevistos que no tenían que ver con la casualidad sino con mecánicas transversales» MARTA MOREIRA Dos ciudades «Buenos Aires representó para Cortázar la apertura al mundo y la configuración de una idea de lo que es la vida. Caminar por París significó para él caminar hacia adentro, ensanchar su vivencia interior» «Dos ciudades en Julio Cortázar» es el quinto libro que Herráez publica sobre el escritor porteño tura al mundo, el acceso al mismo y la configuración de una idea de lo que es la vida. Respecto a París, ésta supuso la constatación de su ciudad mítica, el descubrimiento de una cartografía repleta de voces y guiños que no acaba nunca. Caminar por París significaba caminar hacia adentro, con lo que ensanchaba su vivencia interior. Es bien conocida su afición a caminar durante horas, descubriendo (o redescubriendo) la ciudad en solitario. ¿Se siente próximo a la teorías situacionistas de la deriva, de andar sin rumbo fijo, dejándose sorprender? ¿No era esa también la manera de Cortázar de vivir las ciudades? No me cabe duda alguna de que, como dice David Le Breton, caminar es a veces un rodeo para reencontrarse con uno mismo. No se trata de ejercer una suerte de actividad predatoria de las calles que uno atraviesa, sino de sentirte a ti mismo en esa acción individual. No descubro nada con estas palabras. Hay un placer, y me atrevo a decir que mientras camino en realidad lo que hago es escribir, percibo que entro en comunicación conmigo mismo. Cortázar a finales de los cincuenta Si, además, uno camina por París, que es lo que tuve que hacer para armar este libro, o por Buenos Aires, el gozo es extremo. Las temporadas que paso en París por razones de investigación, en ocasiones hago recorridos diarios de doce o quince kilómetros. No se trata de lograr conocimientos mientras cruzas París, sino de obtener vivencias. No comprendo a los turistas que antes de salir del hotel se hacen un lis- ABC tado milimétrico de lo que van a ver y que si no cubren la expectativa completa se frustran. Hay que caminar, simplemente, y girar acá o allá según te dicte el instinto a cada momento. ¿Vivía Cortázar su vida con la misma concepción fantástica de la existencia con que lo hacían sus personajes? En efecto, la huella de lo fantástico afloraba en ocasiones en su vida; en especial en lo relativo a la cuestión del azar. Sostenía que nuestro transcurrir cotidiano estaba mediatizado por un orden en el que las situaciones de imprevisto respondían a pulsiones que no tenían que ver con la casualidad sino con mecánicas transversales. Ahí reside uno de los atractivos de la anécdota de Rayuela, el que los personajes se encuentran por París sin darse cita previa. ¿Por qué escogió a Cortázar y no a otro autor para dedicarle cinco libros y tantos años de estudio? En mi tesis doctoral trabajé la obra de Eduardo Mendoza, también he investigado sobre determinados epistolarios de Vicente Blasco Ibáñez, acerca de otros autores del llamado «boom», como García Márquez, Vargas Llosa o Libros Artes& Letras CV Mario Benedetti. Igualmente me ha interesado la literatura fantasmática, sobre la que publiqué una antología años atrás. Sobre todo, los narradores ingleses en la línea de M. R. James. ¿Por qué Cortázar? Es un autor que descubrí en la adolescencia, alguien que me enseñó a ver la vida de un modo distinto a cómo nos la contaban en aquella nebulosa que fue el tardofranquismo. Siempre me acompañó. Recuerdo que el primer cuento suyo que leí fue Los venenos. A través del testimonio de personas como su viuda Aurora y su amigo Julio Silva confirmé que Cortázar fue una persona excepcional, por su ausencia de egolatría. ¿Qué es lo primero que le preguntaría si tuviera la oportunidad de entrevistarlo ahora? Le preguntaría por sus años de docente en San Carlos de Bolívar y en Chivilcoy, pues, aunque hay bastante documentación epistolar suya de esos años, es una época que me resulta interesante, dado que es un tiempo en el que él todavía ignora lo que le espera de cambio brusco cuando se traslade a París a principios de los años cincuenta. Es el período del primer Cortázar, el del autor aún inédito. El gigante nárquico y legitimista ferviente a los veinte años y socialista a los setenta y propulsor de unos Estados Unidos de Europa. Influyó poderosamente en su época y, al tiempo, evolucionó con ella. Su siglo y él se fueron construyendo mutuamente. Traducciones y censura A raíz del estreno reciente de una película musical basada en la trama argumental de la novela Los miserables ha vuelto a pronunciarse con cierta frecuencia el nombre de Victor Hugo. Aunque sea un escritor harto conocido, de esos que se incluyen en la categoría de los clásicos, entra dentro de lo posible que, en los tiempos actuales, sea su nombre más conocido que su obra, o más bien, que la fama de su nombre no se corresponda con la lectura de su obra. Y no porque no se haya traducido. El Repertorio bibliográfico de traducciones de Victor Hugo de Francisco Lafarga (PPU, Barcelona, 2002) recoge no menos de 200 títulos editados en España desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, entre novela, teatro, poesía, fragmentos y extractos, antologías, adaptaciones, seis tomos de Obras Completas (traducción de Jacinto Labaila, Terraza, Aliena y Compañía, Editores, Valencia, 18861888) y varios tomos de obras selectas. Como algunos de esos títulos se han traducido repetidas veces, el número de libros que llevan o llevaron el nombre de Victor Hugo en portada pasan de 650 y la lista de traductores, adaptadores y prologuistas suma 241. Producción ingente Es bien sabido que la obra de Victor Hugo es ingente. Y abarca, como acabamos de decir, todos los géneros: poesía, novela, teatro, escritos políticos… El lugar que ocupa en todos los ámbitos, literario, artístico (no olvidemos que también era pintor y dibujante), político, ético, es avasallador. Impulsor e intérprete de todos los movimientos avanzados de su época, tan- to literarios cuanto sociales, defensor Por esa misma inmensidad es por lo ardiente de los valores de la Revolu- que decíamos al principio que quizá ción y la República tras una juventud en la actualidad sea mucho mayor la legitimista, motor de la explosión del repercusión del nombre del escritor Romanticismo, luchador desde muy que la lectura de sus obras, sobre todo joven en contra de la pena de muerte, si tenemos en cuenta que buena parprecursor en alguno de sus libros de te de ellas han dejado de editarse y versos del simbolismo pero también cuesta encontrarlas. Adolecen adeternísimo poeta lírico y grandioso poe- más algunas de esas traducciones (y ta épico, resuelto enemigo de Napo- no por falta de dedicación de los traleón II (lo que le valió largos años de ductores) de fallos e incorrecciones, exilio), revitalizador de la herencia de e incluso de cortes, debidos algunos a la censura que, en el caso de la Edad Media, en sus noveLos Miserables alteran la las, avasalladoras por las dimensiones y la fuerintención del autor múlTeresa za, no hay tema que tiples veces en la traGallego, ducción más editano toque. Erudito Premio Nacional da hasta ahora y y omnipresente, de Traducción y debida a Nemesio diserta sobre la experta en Victor Fernández Cueslengua, la HisHugo, contextualiza la ta en el XIX. toria, la arquifigura del autor La nueva tratectura, la reliducción que Aliangión, las injustifrancés con vistas al za Editorial publicias sociales, la estreno de «Los cará en este año, y a educación de los Miserables» en la he dedicado más de niños, la condición Valencia dos años de trabajo, refemenina, el presidio, media, entre otras cosas, esos la pena de muerte, sin decortes e inexactitudes que, insisjar por ello de regalarnos una trama apasionante que rebosa de per- to, no pueden reprocharse a los trasonajes, muchos de los cuales se han ductores, que contaron con menos facilidades de investigación y vivieron convertido en arquetipos… Y hallamos también en ellas sus en una sociedad con más coerciones. En este año en que Victor Hugo y dos grandes obsesiones: Francia y París. Baudelaire dijo de él que lo exce- una de sus novelas fundamentales sivo y lo inmenso eran el terreno de están teniendo esa presencia cineVictor Hugo. Excesiva e inmensa era matográfica, querría animar a los lecsu capacidad de trabajo, su capaci- tores, y en especial a los más jóvenes, dad para abarcarlo todo. Excesiva su a sumergirse en la lectura detenida personalidad, que también lo abar- de Hugo. Puedo asegurarles que no caba todo, incluidas las contradiccio- quedarán decepcionados. Hugo cumnes: generoso, pero ególatra; raciona- plió años, y muchos, sin envejecer y lista y descendiente de la Enciclope- su entusiasmo, su confianza en el dia pero, en algunas temporadas de progreso y en un futuro mejor y su su edad madura, entusiasta del espi- entrega a la batalla contra la injustiritismo; marido y padre amantísimo, cia no ha perdido vigencia en modo pero mujeriego hasta su muerte; mo- alguno. Dos ciudades en Julio Cortázar Miguel Herráez Editorial Alrevés (Barcelona, 2013) 205 páginas Un instante del musical «Los Miserables», que se representará en Valencia en noviembre ABC