Isla de Pascua (Rapa Nui) CRUCERO POR TIERRA DEL FUEGO Cab Makati Te Moa Tepeu Akapu Te Ata Hero M Hang Hanga P Mataveri Volcán Rano Kao V Orongo Cabo Sur El extremo meridional de Chile es un mundo de extremos -glaciares, canales, bosques espesos y fauna salvaje- donde se encuentra el cabo de Hornos, uno de los destinos viajeros más soñados y esquivos del planeta. TEXTO DE ÁNG EL MARTÍNEZ BERMEJO. FOTOS DE RAFA PÉREZ UN PASEO CON NUEVOS AMIGOS Desde 1966 isla Magdalena , ubicada en el centro del estrecho de Magallanes, es considerada parque natural. Su interés radica en la conservación de especies autóctonas como pingüinos magallánicos, cormoranes, gaviotas... Río Biobío C Ternuco R.N. Galletué ARGENTINA P.N. Conguillo Volcán Sollipulli Villarrica Lago Panguipulli Termas Geométricas Lago Pirihueico Valdivia R.N. Huilo Huilo Lago Ranco Osorno Termas de Puyehue Frutillar Puerto Varas Puerto Montt Australis llanes, de Drake, Ancud zarpa de Lago Budi uando el Stella de FitzRoy, de Darwin y de tantos Islael estrecho de Punta Arenas y enfila otros. Pero sin las penalidades de antaño. Un viaje de Chiloé Magallanes es difícil no sentir que se estáCastro ante la conocimiento y emociones, pero donde el lujo no es Parque Pumalín na u culminación de un sueño. Nadie subeQuellón a un barco un cuarto de baño con grifos de oro sino tener un guía P.N. Corcovado e Pito Kura Bahía de La que viaja al cabo de Hornos(ver cuadro) sin haberlo que te acompaña en un paseo por los bosques más Volcán Puakatike deseado mucho tiempo, sin haber seguido con elP.N. Queulatmeridionales del planeta, por una isla poblada por au Poike R.N. lago Carlota dedo un itinerario sobre un mapa, sin haber leído decenas de miles de pingüinos. Tonganiki Puoko en alguna ocasión las historias de los marinos Puerto que Aysén El Stella Australis zarpa y a babor se distingue el perfil Cuidado Coihaique ga se enfrentaban a las aguas tempestuosas que bañan bajo de la isla de Tierra del Fuego, otro nombre más de el extremo meridional de América. la larga lista de topónimos evocadores que nos acom La Junta A pesar del viento, casi nadie quiere perderse la salida pañarán toda la ruta. El estrecho de Magallanes es, de P.N. laguna San Rafael del puerto y las cubiertas se llenan de caras alegres. No algún modo, la autopista local, y hay un cierto tráfico ARGENTINA todos los días navegas por este estrecho que durante Punta Yungay de barcos por sus aguas. Sin embargo, a la mañana siglos ha sido sinónimo de aventura y lejanía. Sin siguiente despertamos en un mundo del que somos Villa O’Higgins embargo, se obra un prodigio, porque muy pocas los únicos habitantes. El barco ha navegado toda la personas han emprendido un viaje semejante en unas noche y el amanecer nos sorprende en la bahía Aincondiciones tan favorables. Casi nadie ha zarpado sworth, dentro del parque nacional Alberto para navegar por el estrecho de Magallanes, Paine Grande de Agostini, un lugar remoto al que Lago Nordenskjöld por el canal Beagle, rumbo al extremo del solo llegan los cruceros AusLago Pehoé Lago Grey R.N. Torres del Paine continente, con el regusto del cóctel tralis y algún que otro barco Puerto Natales que acaba de ofrecer el capitán. privado. Salir a cubierta Estrecho de Los pasajeros saben que van a produce la misma sensa Magallanes Punta Arenas atravesar los confines del mundo, ción que encontrarse en Porvenir reviviendo las aventuras de Maga la primera mañana del Bahía ARGENTINA Estrecho de Ainsworth mundo. Magallanes El primer desembarco Glaciares Ushuaia De Ushuaia a Punta Arenas Pioto y Nena es también la primera Glaciar Águila Puerto Williams inmersión en un bos anto el Stella Australis como Glaciar Brookes Canal Beagle Glaciar Garibaldi el Via Australis hacen el recorrido que magallánico –el Cabo de Hornos Glaciar Pía entre Punta Arenas y Ushuaia . El viaje más meridional del mun Bahía Wulaia de regreso realiza también el desembarco do– prácticamente intacto. en Wulaia y cabo de Hornos pero el resto Caminamos por este bosque de las excursiones es diferente. En esta ocasión en el que las especies son tan extra se desciende junto al glaciar Águila y se camina por el extraordinario bosque que llega hasta la ñas como los nombres de los árboles que lo misma lengua del glaciar. En ocasiones se visitan componen: coihues, lengas, ñirres y notros, además otros glaciares, como Garibaldi , Piloto ... El de arbustos como chauras y michauyes, que for último día antes de desembarcar en Punta Arenas man selvas frías impenetrables. Los troncos caídos se llega a la isla Magdalena , que se encuentra se convierten rápidamente en la base para nuevas en el estrecho de Magallanes. Allí se camina entre una colonia de más de 100.000 pingüinos. especies que colonizan cualquier materia. En medio Es una experiencia extraordinaria recorrer este de toda esta espesura destacan los frutos –casi siem lugar en el que los papeles están cambiados: pre de colores vistosos– de algunas plantas: calafate, los humanos s olo pueden moverse por un chaura (falsa manzana), frutilla del diablo, murti camino marcado y tienen que ceder el paso a los llo... Algunos son comestibles, otros medicinales y pingüinos que dese en atravesarlo. otros, si no son venenosos, sí perjudiciales. T Post scriptum 60.000 es el número de parejas de pingüinos magallánicos que se estima viven en isla Magdalena LIBRO DE CIENCIAS ARRIBA: desembarco en la isla Tucker para visitar una colonia de pingüinos magallánicos. IZQDA.: bosque magallánico, con ejemplares de ñirre, lenga o coigüe en bahía Ainsworth . DCHA.: cormoranes en la isla Tucker. EL C ABO DE HORNOS E n el siglo XVII el holandés Willem S chouten descubrió el cabo y lo bautizó en honor de su ciudad natal: Hoorn V ientos gélidos que vienen directamente desde los hielos de la Antártida, nieve, lluvia fría… ¿Qué clase de hornos dieron nombre a este cabo expuesto a todo tipo de meteoros heladores, famoso por sus duras condiciones climáticas? En este caso la toponimia está clara: es una deformación de Hoorn , el nombre de una ciudad holandesa. Para saber cómo llegó hasta aquí hay que recurrir a la historia. Desde 1520, todos los barcos que rodeaban América atravesaban el estrecho de Magallanes ya que era la única vía conocida. Los ingleses y los holandeses intentaron encontrar una ruta alternativa para burlar el monopolio español del comercio con las Indias y, en 1616, una expedición holandesa al mando de Willem Schouten descubrió el paso por el cabo. Entonces l o bautizó Kaap Hoorn , en honor de su ciudad natal. Hoy día el cabo de Hornos –el cabo es el extremo meridional de la isla Hornos— sigue teniendo su carga de mito viajero y de destino de difícil alcance. Ningún crucero puede garantizar al cien por cien que se pondrá pie en tierra porque todo depende de las condiciones del océano en ese momento. Los que tienen la suerte de desembarcar se dirigen directamente al monumento con forma de albatros, un homenaje a los marinos que han fallecido al navegar por estas aguas. Después se dirigen al faro, donde pueden conocer al farero y a su familia y comprar algún recuerdo de la visita a uno de los destinos viajeros más esquivos del planeta. El recorrido por la isla es corto pero impone por la soledad del lugar, su belleza hipnótica y su historia. Y por la sensación indefinible de haber alcanzado un destino soñado. EN EL FIN DEL MUNDO IZQUIERDA: el monumento al Albatros . ARRIBA: camino al monumento Albatros en cabo de Hornos; Iván Cádiz Godoy, sargento segundo de la Armada, a dos días de acabar el periodo de un año como farero en el cabo de Hornos, y desembarco en el cabo de Hornos. ABAJO: el faro del cabo de Hornos. NUEVOS NOMBRES ARRIBA: sendero que conduce al punto más elevado de bahía Wulaia , y vista desde él. ABAJO: un caiquén, ganso de la Patagonia chilena, y flora parásita del bosque magallánico. Ejemplares de citaria y chaura , especies abundantes en la zona. Aunque nuestro recorrido por la bahía es, sobre todo, una introducción al mundo de la flora, en bahía Ainsworth se da también el primer contacto con la fauna. Este es uno de los pocos lugares de la zona en donde los elefantes marinos establecen una colonia para proteger y alimentar a sus crías recién nacidas. Aunque probablemente no se vean aquí, también hay zorros y mofetas. Esa misma tarde nos asomamos a los islotes Tuckers. Son una reserva en la que no se puede poner pie, por lo que las lanchas los rodean acercándose a las orillas, do nde se despliega el espectáculo de la vida animal. Allí hay colonias de cormoranes, de gaviotas australes, de skúas, de pingüinos… Si el mar está en calma la lancha se aproxima hasta rozar prácticamen te las playas de cantos rodados donde se amontonan los pingüinos, o los farallones en los que los cormo ranes anidan en los huecos más inverosímiles. Otras aves marinas como petreles magallánicos, ánades crestones, cauquenes, jotes o patos vapor se verán en otros momentos desde la cubierta del barco y, si hay suerte, se pasará también junto a alguna colonia de lobos marinos. En otros desembarcos llegará la oca sión de ver aves de hábitos terrestres como caranchos, colegiales comunes, etc. El viaje continúa por los canales patagónicos (la red de canales que el pueblo kawésqar utilizó desde hace centurias hasta fines del siglo XX). Algunos son de unos pocos centenares de metros de anchu ra, por lo que siempre hay tierra a la vista: rocas peladas y erosionadas, crestas puntiagudas, bahías profundas… y los glaciares, esas masas poderosas de hielo que llegan hasta el mar y que Darwin des cribió como “Niágaras congelados”. El tercer día de navegación se desembarca junto al glaciar Pía. Se camina unos minutos entre los arbus tos hasta llegar a un mirador desde el que se ve la pared de hielo que se descuelga de la montaña. Es fascinante observar tan cerca esa masa viva de hielo que se mueve a una velocidad imperceptible. De repente, cruje el interior del glaciar y un bloque difícil de medir se desgaja y cae con un estrépito sordo que retumba en un aire cargado de nubes. Cae a plomo, se hunde y, a los pocos segundos, aflo ra una parte. Poco después, la ola formada por la caída llega hasta la orilla. Todo se llena de témpanos de diferentes tamaños y la bahía tiene la apariencia de “pequeños océanos árticos”, como decía Darwin. Post scriptum Otros cruceros en Chile C on un litoral tan espectacular, el sur de Chile es terreno abonado para diferentes viajes en barco. Además de los de Australis (www.australis.com) el otro crucero más conocido es el de S korpios (www.skorpios. cl), que hace viajes impresionantes de 5 o 6 días desde Puerto Montt hasta la laguna y el glaciar de San Rafael , pasando por diferentes fiordos y canales, además de visitar pueblos de pescadores y Castro (Chiloé). Hay más opciones. Desde Puerto Chacabuco se puede ir a la laguna San Rafael con Catamaranes del S ur (www.catamaranesdelsur.cl en un día) o Patagonia E xpress (www.patagonia-connection. com, en varios días). Desde Puerto Natales hay cruceros de varios días a los fiordos con los barcos 21 de Mayo (www.turismo21demayo. cl) y S korpios (www.skorpios.cl), además de excursiones más cortas desde el hotel The S ingular (www.thesingular.com). Un tipo completamente diferente de experiencia es la que proporcionan los transbordadores de Navimag (www.navimag.com) que viajan entre Puerto Montt y Puerto Chacabuco (en trayectos de dos días/una noche) o Puerto Natales (cuatro días/tres noches). En este itinerario se pasa por el canal Pulluche y Puerto Edén, donde viven los últimos indígenas alacalufes de Chile. Otra ruta de transbordador es la de Austral B room (www.tabsa.cl) , que en el ferry Yaghan viaja una vez por semana entre Punta Arenas y Puerto Williams y tarda 28 horas. Ninguno de estos trayectos ofrece las visitas turísticas ni las comodidades propias de los cruceros Australis o Skorpios . Parece que todo se va combinando para que las emo ciones vayan in crescendo. Ahora toca navegar por el canal Beagle, por la zona conocida como la avenida de los Glaciares, cuando uno tras otro se pasa fren te a los glaciares Romanche, Alemania, Francia, Italia y Holanda. Es el momento de volver a recordar a Charles Darwin –continuamente aparecerá en este viaje– para el cual apenas era posible “imaginar algo más bello que el azul berilo de estos glaciares”. Es el momento de cumplir con un mito viajero, sin necesidad de pasar las penalidades del propio natu ralista inglés, ni de tantos otros exploradores. Al día siguiente se llega a la bahía Wulaia, uno de los lugares con mayor carga histórica de toda la región. Alberto Maria de Agostini escribió, fotografió y defendió al pueblo selknam, los aborígenes australes LLEGAR A BUEN PUERTO ARRIBA: vista de Ushuaia , desde el Stella Australis. ABAJO: el glaciar Pía pertenece al parque nacional Alberto de Agostini, llamado así en honor al misionero y exlorador italiano (1883-1960). USHUAIA , EN EL CANAL DEL B EA G LE , ES LA CIUDAD MÁS MERIDIONAL DEL MUNDO Fin del mundo E l viaje termina en Argentina. O en el fin del mundo. Ushuaia, en el canal del Beagle, ostenta el título de la ciudad más meridional del mundo. Las calles centrales son las propias de un centro turístico como cualquier otro, pero subiendo por la loma aparecen calles flanqueadas por casas de madera de colores que recuerdan el tiempo de los pioneros. No hay que perderse dos museos: el Marítimo (en el antiguo presidio) y el del Fin del Mundo (Maipí y Rivadavia), con toda la información sobre la historia y la geografía de la región. En los alrededores, una excursión interesante es tomar el tren del Fin del Mundo (la estación se encuentra a 8 km. de Ushuaia). El recorrido completo se hace en una mañana. ESOS EXTRAÑOS GANSOS ARRIBA: el glaciar Pía . ABAJO: ejemplares de pingüinos magallánicos en isla Magdalena, a los que Antonio Pigafetta, tripulante de la expedición de Magallanes en 1520, describió al verlos como unos ‘extraños gansos’. TODOS A BORDO Interiores de las dependencias del crucero Stella Australis : el comedor, el bar, donde su personal puede prepararle un delicioso pisco sour , bebida nacional chilena; y el lujoso camarote, con grandes ventanales para no perderse nada. VIAJAR EN EL ATLAN TIS ES CUMPLIR UN MITO VIAJERO , PERO SIN LAS PENALIDADES QUE PAS Ó DARWIN Esta importancia se debe a sus bondades naturales: es uno de los lugares más protegidos de todos los que se asoman a este laberinto de canales y uno de los pocos en los que hay una cierta extensión de terreno llano. Por ello ha sido uno de los centros habitados por los yámanas, los indígenas de la zona. En su primer viaje a bordo del Beagle, el capitán FitzRoy se llevó a Ingla terra a cuatro indígenas de diferentes grupos étnicos con el compromiso de educarlos en la religió n cristia na y en la cultura británica para traerlos de vuelta en alguna ocasión. Uno de ellos, el llamado Jemmy Button, era de esta zona. En su segundo viaje, en el que también participó Darwin, FitzRoy eligió este lugar para crear un asentamiento y dejar a los tres indígenas (uno había fallecido en ese tiempo). Cuando regresó un año después, el campamento había desaparecido. Encontró a Jemmy Button, que había retomado las costumbres de su pueblo. Un par de décadas más tarde se pensó en instalar una misión anglicana en este mismo lugar pero el mismo día en que se iba a celebrar el primer ser vicio religioso los yámanas aniquilaron a todos los ingleses salvo al cocinero, que vivió para contar su terrible experiencia. Un par de placas, dedicadas a Darwin y FitzRoy, recuerdan ese momento de la presencia europea en estas soledades. Y llega por fin el momento más soñado, cuando el barco pone rumbo sur hacia el cabo de Hornos. No hay nombre con más carga mítica, es el lugar que da sentido a llamar ‘el fin del mundo’ a la zona. Aquí las aguas se vuelven más salvajes y a veces el desem barco es peligroso y no se puede llevar a cabo. Pero si el capitán lo aprueba, descienden las lanchas, el equipo revisa la zona para garantizar la seguridad, y entonces se inicia la bajada. El pulso se acelera al acercarse a la pared de piedra que se tiene enfrente. Hay que subir una escalera y, de repente, allí está el faro y el monumento al albatros. El aire azota el lugar de forma casi permanente y solo hay hierbas y juncos que lo soporten. Un farero y su familia pasan un año entero sin salir de esta isla, y el único contacto físico con el resto del mundo es el que tienen con los pasajeros de los barcos que llegan hasta aquí de vez en cuando. El aire que llega es el que viene de la Antártida. La sensación de soledad es tan fuerte que aunque solo pases una hora y media, te atrapa y no te abandona. Puedes llorar de emoción, aunque digas que es el viento que te da en los ojos. S aber más L os viajes en las naves Australis no son cruceros de piscinas y bailes de disfraces sino viajes de exploración y conocimiento. Todos los días hay charlas en diferentes idiomas sobre los lugares que se recorren —la Patagonia, Tierra del Fuego, el cabo de Hornos, etc.— además de temas específicos como geología, flora, fauna o antropología. También se proyectan películas sobre temas relacionados con el viaje, desde la historia de la exploración de la zona hasta las especies de animales más abundantes en los canales. Aunque el barco dispone de una pequeña biblioteca, conviene llevar algo de lectura. Leer un buen libro referente a la Patagonia —Chatwin, Coloane, los capítulos sudamericanos del Diario de Darwin, etc.— tomando un cóctel junto al ventanal del bar de la quinta cubierta es un momento que no tiene precio. EL E QUIP O NE C ES AR IO El crucero Australis ofrece la combinación justa de aventura y confort, pero para que todo salga a la perfección es necesario ir bien equipado. Aunque no se suelen encontrar temperaturas extremas bajo cero sí es obligatorio ir bien preparado contra el viento y la lluvia. Lo mejor es la ropa técnica de fibras modernas que proporcionan una completa protección, y vestirse con varias capas para adaptarse a las condiciones de cada momento. No hay que olvidar unas botas buenas para las caminatas, gorros y guantes, además de gafas de sol y crema protectora de piel y labios. También un calzado cómodo para las horas que se pasan en el barco. En todo momento se sigue una etiqueta casual. Además de la cámara de fotos o de vídeo conviene llevar unos prismáticos . Los enchufes en el barco son de patillas redondas. LOS DESE MB AR COS Salvo que las condiciones climáticas lo hagan imposible, todos los días del viaje hay desembarcos, uno o dos según el programa. Para ello los viajeros se agrupan por idiomas y el orden de descenso va rotando. Cada grupo se reúne en una cubierta, desde donde se baja hacia los botes (tipo zodiac). Hay que ir con el equipo necesario y, siempre, con el chaleco salvavidas puesto. Éste se puede dejar en tierra para recogerlo a la vuelta. Hay unas normas para hacer más rápido, cómodo y seguro cada desembarco , un protocolo de actuación. Una vez en tierra hay que permanecer siempre con el grupo y el guía asignado. Tras la excursi ón, antes de volver a los botes, siempre existe la posibilidad de tomar un chocolate caliente (o un whisky).