relatos de 1º B - Colegio Nuestra Señora de la Piedad

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Ángela González Rodríguez
Hola me llamo Noelia aunque prefiero que me llaméis Noe, tengo bastantes
hermanos cuatro para ser más exacta: una hermana más pequeña de un año y medio, que
siempre está babeando mis zapatos, peines, pintalabios, etc., y si no está comiendo, en
resumen un pelona, babosa y glotona bebé llamada Roxan o Rosana como le digo yo; luego
vienen los mellizos niña y niño, pelirroja y moreno, con pecas y sin casi un lunar, llamados
Nieves y Julio, son como el ying y el yang por fuera (y eso que son mellizos),pero,
idénticos por dentro. Me encanto jugar con ellos al escondite y no ir nunca a buscarlos,
hacerles rabiar y cosas por el estilo, pero no me gusta que me registren la habitación
jugando a espías y cosas así, sinceramente me caen bien; después yo, la segunda, soy
rubia, ojos verdes, piel morena, alta. Delgada y simpática, mis amigos suelen llamarme
Noe; y por último Jorge tan feo, gordo, asquerosamente cariñoso y hippy, va siempre
repartiendo paz y amor (como él dice), con esos pelos tan largos, camisetas por las
rodillas, collares con el símbolo de paz y pantalones horribles. Siempre saluda y me da
besos y abrazos, cuando lo que se supone que deben hacer los hermanos mayores sería
molestarse con mis bromas, no reírse de ellas. Mi padre es empresario y siempre está
con el traje y la corbata puestos, la verdad es que hablo poco con él. Mi madre también
es empresaria, siempre con falda y chaqueta gris, corbata y moño o coleta altos y cuando
intento hablar con ella dice: luego, ahora no tengo tiempo Noe, y cosas por el estilo.
Pues ya que sabéis más sobre mi, os voy a contar una historia que me ocurrió hace
un mes, justo una semana antes de mi cumpleaños. La historia empieza así.
Era un lunes por la mañana. Yo estaba despierta, pero esperaba a que sonara el
despertador para levantarme. Mientras pensaba en que sólo quedaba una semana para mi
cumple y que ojalá pudiera celebrarlo y mis padres no se fueran a un viaje de negocios
con su trabajo. Justo cuando pensaba cómo sería ese día con mis abuelos……
pi, pi, pi …. sonó el despertador. Le pegué un manotazo y casi lo tiro al suelo. Me
levanté corriendo y me vestí en cinco minutos, hoy llevaba mi chándal preferido morado y
amarillo porque tocaba educación física. En seguida oí la voz de mi madre diciendo:
-
Noe, si te has vestido ya baja a desayunar; tengo algo que decirte.
Supe que era algo malo, porque olía a tortitas, que es lo que hace de desayuno
cuando ocurre algo malo. Bajé las escaleras despacio porque me temía que sabía lo que
ocurría.
Cuando entré en la cocina no le dije ni buenos días a mi madre, sino que le
pregunté directamente qué tenía que decirme. Ella dijo con voz amable y un poco
asustada por mi reacción:
bueno Noelia, a lo mejor te lo esperabas, pero me temo que tu
padre y yo……
No la dejé acabar la frase porque yo continué por ella.
No vais a poder estar el día de mi cumpleaños porque os vais de
viaje de negocios. Como siempre, dije yo un poco disgustada.
Mi madre me consoló dándome un abrazo y poniéndome un par de tortitas en el
plato.
Llegó la hora de irse al colegio. Como de costumbre había quedado con mis
mejores amigos: Paola, que siempre va con sus patines, nunca la verás con falda, y a la
que le gustan las cosas de nenes. Penélope, con su melena negra siempre suave, sus
vestidos y complementos, sus uñas bien pintadas y para rematar unos zapatos de
princesa y sonrisa de película. Sólo le falta una corona para ser perfecta. Y para
finalizar, Nacho. Tiene el pelo marrón, corto, viste con pantalón y camiseta y le gustan
los deportes. Un niño normal.
Pues bien, nos fuimos hacia el Instituto con la hora justa como siempre. El día nos
fue más bien normal, excepto la muñeca doblada de Paola por meterse con los mayores,
la uña rota de Penélope en Educación Física y Nacho con una guantada en la cara por
hacer un bromita de las suyas, sin olvidar mi negativo en Sociales porque se me había
olvidado estudiar.
El día había sido normal. Hoy no he visto a mis hermanos excepto a Rosana al
llegar a casa. Los mellis están de excursión y Jorge ni lo sé ni me interesa.
Bueno, hago una pausa en mi historia para deciros que me voy a saltar el martes
porque no ocurrió nada interesante.
Es miércoles por la mañana como al principio, pero con la diferencia de que cuando
oí el pi, pi, pi del despertador estaba tan dormida que me asusté tanto que me caí al
suelo. Perfecto, pensé. Ahora tendré que ir con un chichón al colegio. Me vestí. Hoy
llevaba vaqueros y camiseta roja. Cuando entré en la cocina el tonto de Jorge me dio un
beso de buenos días, cosa que yo respondí con una patada, con tan mala puntería que el
pie le dio a mi madre. Ella se enfadó y me castigó sin televisión. Como veis el día
comienza mal, muy mal, diría yo. Menos mal que en el cole fue mejor: le habían quitado la
venda a Paola, a Penélope le habían comprado una cajita de maquillajes como consuelo por
su uña rota, Nacho ya no tenía la señal de la mano en la cara y a mi me habían puesto un
positivo por estudiar. Esa noche, antes de cenar, mis hermanos Julio y Nieves me
pintorrearon un bonito dibujo. Me molestó muchísimo y mi madre me quitó el castigo de
esta mañana para consolarme.
El jueves nos fue bien a todos. Mis padres descubrieron que el viaje de negocios
iba a ser a Tokio (Japón). Se alegraron mucho y no hacían nada más que hablar de Japón.
Mi madre y mi padre me dijeron que podía invitar a Paola, Penélope y Nacho el fin de
semana a casa de mis abuelos para que no estuviera sola, porque Roxan se iba con ellos,
los mellizos se iban a casa de sus amigos y Jorge se quedaba solo estudiando para un
examen. Esa noche dormí del tirón pensando en lo bien que me lo iba a pasar.
El viernes en el colegio le conté a mis amigos la nueva noticia. Todos empezaron a
dar saltos de alegría. Estábamos deseando que llegaran las tres de la tarde para irnos a
casa de mis abuelos. Las horas iban muy lentas: las nueve, las diez, las once, las doce, la
una, las dos, .. ya no aguantábamos más cuando de repente sonó la campana, salimos
corriendo como locos a casa de mis abuelos, dónde hicimos las tareas, merendamos,
jugamos y hablamos mucho. En todo ese tiempo no vi a mi abuelo siempre estaba metido
en su estudio y no nos quería decir que hacía.
El sábado por la mañana decidimos espiar a mi abuelo. Empezamos mirando por
toda la casa para ver dónde estaba. Entramos en la cocina y justo detrás nuestra vimos
una sombra verde Nacho dijo: -¡Un marciano ha pasado por la puerta!
Nos giramos corriendo, pero ya no estaba, lo mismo pasaba en cada habitación.
Así que nos fuimos hacia nuestro cuarto, donde leímos libros de marcianos y descubrimos
que los marcianos verdes son de plutón. Decidimos ir a ver si mi abuelo estaba en su
estudio, y justo cuando abrimos la puerta y nos asomamoslo vimos, un marciano verde,
alto, algo gordito y con manchas moradas estaba en el estudio de mi abuelo, de repente
se quito la cabeza de marciano y vi a mi abuelo, entonces fue cuando grité: -¡No puede
ser! ¡MI ABUELO ES PLUTÓN!
Mi abuelo se giró de golpe y exclamó:-¡Oh no Noe! ¡Has descubierto mi disfraz
para tu fiesta sorpresa de cumpleaños!
CUANDO DESAPARECE LA RUTINA
Miriam Durán Martínez.
Mi nombre es Eva tengo diez años y estoy en quinto de primaria y vivo en
Menorca, soy baja, pelirroja y con muchas pecas, mi madre como todas dice que son
graciosas pero a mí no me hacen ni pizca de gracia. Como a cualquier otro niño o niña no
me gustan los lunes, asquerosos días, pero no se podía evitar: mañana lo era, continuaba
el colegio no es que no me gustase, o lo contrario, era que estaba harta de que todos los
días fuesen la misma rutina. Esa mañana me levante como siempre con la hora justa, le di
un beso a mi madre y cogí la mochila con la tostada en la boca, me la tragué y me fui.
Llegue a la esquina, mis amigas me esperaban salimos corriendo y…… ¡El colegio no
era el mismo! Todo estaba lleno de policía, en clase nos contaron que habían robado los
trofeos del colegio, la policía abrió una investigación y decidieron empezar desde dentro:
registraron todas las taquillas, por orden de la directora y en la de Erick encontraron
unos planos con todo lujo de detalles: conductos de aire, ventanas...Se dio conclusión de
que fue él, la verdad es que yo estaba enamorada de él pero nadie lo sabía.
A la salida todas hablamos con Erick:
-Yo no fui creedme.-dijo él.
-Pero ¿Por qué tenias los planos?-pregunte mirado sus preciosos ojos.
-No lo sé-contesto
-Pues, yo tengo un plan – todos me escucharon – Haremos como si fuésemos
ladrones y así encontraremos pistas.
-Es una buena idea.
Quedamos en la plaza Aguayos a las diez, lo primero era ver como entrar los
planos indicaban el conducto del aire ya que puertas y ventanas estaban cerradas.
Esa noche a las diez empezamos la investigación, estábamos todos con lo
necesario, subimos por los conductos de ventilación la rejilla estaban forzados a posta o
por alguien de gran peso además eran muy grandes.
Gateamos hasta llegar a los pasillos de las vitrinas íbamos a bajar ¿pero cómo?
-Mirad esto-dijo Inés.
Era una soga cortada, bajamos y en el suelo había un pendiente. Ese pendiente me
sonaba de algo, pero no recordaba de que.
Al día siguiente en clase:
-¿Nos parece todo muy raro?
-Sí –me contestaron.
En instante apareció la directora, le faltaba un pendiente idéntico al que
encontramos:
-Alto-gritamos-Has sido tú quien ha robado los trofeos-seguí yo.
-Sí, fui yo-dijo la directora.
Los niños no salían de su sombro.
- Todos estabais hartos de la rutina, pues he hecho que desaparezca y trabajéis
en equipo.-dijo ella. -Los trofeos están guardados a buen recaudo.
-Entonces, ¿todo ha sido un montaje?-dijo Erick.
-¿A que ha sido divertido?-dejo la pregunta en el aire y se fue.
Habían sido los días más emocionantes y menos aburridos de mi vida. A la salida
Erick me dijo:
-¿Sabes lo que más me ha gustado? Estar contigo.
Desde entonces no he vivido nada mejor.
EN VIDA REAL
Isaac Díaz Jiménez
- Había una vez un niño llamado Pepe, el niño tenía unos 14 (catorce años), en su
clase tenía la fama de “del graciosillo” sus compañeros de clase, como es costumbre pues
ellos se reían a carcajadas. Un día en su clase ya por la mañana dijo tal tontería como...
“soy un payaso
y una gallina a la vez “¿Qué os parece, eh? Todos los niños de su clase pensaron - a
este niño le falta algo más de un tornillo - . Era cada vez más infantil. El profesor se reía
de Pepe siempre que hacía una de las suyas. Pepe dijo un día - seréis tontos - un niño de
su clase dijo tonto eres tú.
Pepe como no cabe duda respondió enfadado - te voy a pegar - el niño atrevido y no
asustado dijo - pues pégame - Pepe y el otro niño se empezaron a pelear y de nuevo a
Pepe le pusieron un parte. La clase le tenían amargado de tanto jajaja y jijiji.
Pepe nada mas al llegar a clase dijo ! ALGUN DÍA ME DEJAREIS HABLAR DE UNA
VEZ!
¿Qué soy para vosotros un niño gracioso no?
El profesor contento de lo que Pepe había dicho dijo – Pepe este día puede ser hoy
Pepe angustiado dijo Profesor es que hoy... no hoy no quiero.
Pepe tenía que salir a la pizarra para hacer un ejercicio de matemáticas.
De repente se hoyo un ruido muy raro la gente de su clase se reía a carcajadas.
El profesor creyendo que Pepe había sido, lo castigo haciendo como castigo copiar
mil veces en chino, español, y francés no me haré el gracioso delante de mis compañeros
ni del profesor nunca más en mi vida.
Pepe al día siguiente habló con el director, y el director al día siguiente habló con la
clase y les echó una buena bronca.
Los niños de la clase y niñas tomaron a Pepe como un chivato. Un día a las ocho y
media de la mañana al empezar la clase, Pepe se sentó y pensó. Hoy he hecho una
tontería y nadie se ha reído ¿Qué raro?
Al cabo de una semana. Pepe se reía solo y hasta que se sentía solo.
Pepe empezó a ganar confianza otra vez, y Pepe se empezó a portar bien y le
fueron aún mejor en todo.
Anoche soñé contigo…
ISABEL SALAZAR LASTRE
Esto era una niña llamada Estefanía que tenia 16 años y que vivía en Barcelona.
Estaba muy deprimida ya que había cortado con su novio, su madre se preocupo al ver
como trataba a sus amigas, se creyó q la culpa de que su hija estuviese tan deprimida era
de ellas así que pensó en su padre que vivía en Conil, allí tenían una casa rural, tranquila y
por fuera algo deteriorada, en el interior la mesa solía estar llena de papeles, las
ventanas muy sucias, los muebles llenos de polvo, lo platos de una semana sin
fregar…,solo podían ver a su padre en verano que se iban de vacaciones a esa casa,
mientras tanto podían hablar con el teléfono, con cartas o por Internet. La madre de
Estefanía decidió mudarse con su padre y así conocería gente nueva y puede que se le
quitase la depresión así que llegó el día de decírselo a Estefanía, cenando una sopa de
garbanzos humeantes con una pepsi cada una salio el tema. Cuando la madre de Estefanía
se lo contó se enfadó tanto que subió corriendo las escaleras dio un portazo, se echó en
la cama y se puso a llorar. Tanto lloró y hacía tanta calor que se quedó dormida. A la
mañana siguiente era sábado, cuando bajó a desayunar ya había llamado a sus amigas y
tenia aun lagrimas en los ojos. Desayunaron en silencio, solo se oía las voces de las
personas de la calle. Esa noche Estefanía se sintió con ánimos de hablar y le pregunto a
su madre:
-¿Mamá cuando nos…vamos?-todavía tartamudeando al pensar en ello.
-Mañana a mediodía, cariño,¿no te hace ilusión la idea? nuevos amigos, veremos a
pa…-pero entonces Estefanía la corto diciendo:
-¿Qué si me hace feliz la idea? claro q si…-dijo con ironía.
Entonces cogió su comida y la llevó a la cocina, se subió a su habitación y antes de
cerrar de un portazo dijo:
-¡Deberías preguntarme las cosas antes de tomar una decisión que me incumba a
mi!
Cuando llegó la hora de la mudanza no opuso resistencia y se reconfortaba un
poco al pensar en ver a su padre, pero eso no bastaba para que se le quitase el enfado.
Cuando llegaron su padre estaba en la puerta leyendo un libro, se había puesto un
vaquero con la camiseta que le había regalado Estefanía la navidad pasada, estaba
despeinado y tenia una cara alegre, pero pálida y con ojeras. Cuando las vio aparecer dio
un brinco y fue a abrazarlas. La casa estaba más recogida, el suelo estaba barrido, los
platos fregados y los muebles sin polvo. Estefanía se porto muy bien con su padre y sin
ningún rastro de enfado, pero en cuanto su padre decía que se iba a dormir Estefanía
inmediatamente le seguía.
A la mañana siguiente era el primer día en el colegio nuevo, ya que su padre y su
madre lo habían preparado todo sin que se enterase. Desayunó cereales con aspecto de
llevar dos meses caducados y entonces se acordó de que su padre no tenía tiempo para ir
a comprar y decidió tomarse un vaso de leche y se marcho en compañía de su madre que
fue la que la llevo, estaba seria pero alegre ya que Estefanía le hablaba sin gritar y sin
dar portazos. Se bajó del cuchitril que tenían y le dijo adiós a su madre; ni siquiera le dio
un beso pues aún seguía enfurruñada, pero cuando creyó haberse librado de la trágica
despedida su madre le dijo:
-Cariño, vendré a recogerte, seré puntual y tú será mejor que corras si no quieres
llegar tarde.
Sin más la madre de Estefanía se marcho y por fin se quedo sola ante el nuevo
colegio. No tuvo problemas al encontrar la clase pues se orientaba muy bien. Entro en la
clase era grande y espaciosa y con muchos postes de los que tienen los profesores. Se
presento a la clase con desgana y se sentó al final de la clase para no llamar la atención,
pero entonces escucho una voz grabe y estridente que hablaba a través de megafonía, ni
siquiera le presto atención y se sumergió en su imaginación. En el recreo estaba en una
esquina tan tranquila comiendo su bocadillo cuando vio un grupito de niños, eran los
matones del colegio, se fijaron mucho en ella y se acercaron con aspecto superior al
resto, el más feo y con la cara llena de espinillas le dijo:
-¡Hola guapa ¡¿Qué haces aquí tan solita? Vente con nosotros y te divertirás.
-No-dijo Estefanía secamente.
-No te lo repetiré o te vienes o te vienes- dijo el que tenia la cara llena de
granos.
-Eso o te vienes o te zurramos- dijo una voz chillona, cuyo propietario era gordito
y tipo funqui.
-No-dijo-y no podéis obligarme.
-¡Entonces ten lo pondremos mas fácil, o sales con migo o cuando empiece la clase
nadie te reconocerá!
-Um…-Estefanía pensando un poco y de pronto dice:
-No
-Tú lo as querido, ¡chicos a por ella!
-¡Señorita, seño, aquí, me están pegando!-grito a pleno pulmón. Cuando la
profesora los vio ya había recibido un puñetazo en el ojo y una patada en la espinita.
Las heridas se las curó un profesor en la enfermería del colegio después de
llamar a sus padres. Cuando llegaron a su casa le había dicho su madre 4 ó 5 veces que no
se pelease, ya que no la creían pero tampoco a los matones.
No ceno y se subió ha terminar las tareas y a estudiar un poco. Tenia tanto sueño
y estaba tan cansada que se quedo dormida encima de los libros, cuando se despertó
tenia las hojas marcadas en la cara como se las hubiera impreso en ella, estaba roja
como un tomate y con algunas lagrimas en la cara pues había soñado con sus antiguos
amigos. Desayuno lo mismo que la otra vez y esta vez le llevo su padre ya que tenia el día
libre, le repitió otras cuantas de veces que no se peleara. Cuando entro se encontró con
el gordito, el cara granos y los otros 3.
-Hoy no hay profesores y te aseguro que tendrás más que ese ojo morado- dijo el
cara granos.
Estefanía echo a correr, le sacaba mucha ventaja pero la acorralaron y cuando se
intentaba defender apareció una voz calida y amable. Que la ayudo, el cara granos se
cayó y se raspo las piernas y las manos, salio corriendo y mientras se alejaba se le oyó
decir:
-¡Te acordaras de esta guapa!-Estefanía no pudo evitar una carcajada, entonces
sintió algo calido en su hombro, era una mano, vio quien era su propietario y se quedo sin
habla por unos minutos, era muy guapo, alto, moreno, ojos negros como el carbón y muy
majo, le dijo:
-¡Hola! Me llamo Juan y te he visto algo apurada por eso te e echado una mano ¿te
molesta?-era dulce amable y encima fuerte se puede pedir más.
-No, claro que no. Encantada, soy Estefanía, gracias por ayudarme-dijo
tímidamente.
Paso una semana y cada día estaban mas unidos, la pandilla del cara granos les
dejaron en paz, porque le tenían miedo a Juan.
Una noche Estefanía soñó con Juan, en que le pedía salir, pero Estefanía no quería
que pasase como su última experiencia. A la mañana siguiente cuando se bajo del coche
vio a Juan, como siempre, esperándola en la puerta del colegio. Cuando se acercó a Juan,
este le dijo que le tenía que decir algo muy importante.
Fueron a clase de mates y no pudieron hablar, así en todas las asignaturas hasta
el recreo, que Juan le explicó que se tenia que ir y que le hubiese gustado mucho salir
con ella, ella medio llorando le dijo que si había alguna cosa que pudieran hacer para que
el se quedase ella lo haría y se pusieron a pensar y no se que ocurrió después pero sí sé
que esta historia se ha acabado.
FIN
MI DOCE CUMPLEAÑOS
Paula Pérez Velasco
Hola, me llamo Andrea, tengo once años y ya soy casi adolescente.
Dentro de dos días es mi cumpleaños. Vivo en un pequeño pueblo de Valencia,
estudio 6ª de primaria en el colegio Rigbi. Mi familia es muy normal, como las demás. Mis
padres se llaman Olivia y Alberto y casi siempre me tratan como a una niña pequeña, se
creen que todavía tengo seis años e incluso en ocasiones han llegado a comprar ropa de
la talla seis.
Tengo una hermana de dieciocho años, se llama Rebeca; desde que tiene novio no
quiere saber nada de mi, dice que soy una mocosa, yo seré una mocosa pero su novio es
un sapo verde pero no de esos sapos que le das un beso y se convierten en principes, no,
no, no sino un sapo verde que lo besas y no se convierten en nada, sino que te deja la cara
llena de baba. Sigamos, también tengo un hermano llamado Lucas, tiene cinco años y es
un plasta, yo si que no quiero saber nada de él.
Mi mejor amiga se llama Lucía es muy amable y simpática, pero eso sin olvidar a la
peor chica del universo, Samanta. No es una pija, como en casi todas las historias, sino
que es una sabelotodo y una hortera. Siempre está presumiendo de sus cosas y de sus
notas. Como a cualquier chica adolescente me gusta un chico de mi clase, es super guapo
y se llama Roby.
Os voy a contar como son mis últimos días en la infancia.
Lunes 12
Me suena el despertador ¡puf, vaya rollo! Le doy un manotazo y lo apago y de
repente oigo la diabólica voz de mi hermano Lucas decirme: Despierta…..En cuanto me
despierto echo a mi hermano de mi cuarto y me empiezo a vestir, preparo la mochila y
bajo a desayunar. Le doy los buenos días a mis padres y a mi hermana, como tengo prisa,
me cojo una tostada cojo a mi hermano Lucas y salgo a la puerta de mi casa a esperar el
bus del colegio. Me monto y empiezo a hablar con Roby y me cuenta que lucía está mala y
que no va a asistir a clase.
Llego al colegio y bajo del bus. Entro en clase y entra la señorita Lucrecia y
empezamos a dar clase una…dos…tres…así hasta seis horas.
Salgo del colegio recojo a mi hermano y me voy para casa de Lucía para ver que
tal se encuentra. Llamo a la puerta y abre Lucía y me dice que tiene fiebre y vómitos. Le
doy un beso , me despido y me voy a mi casa.
Como todos los días: como, hago las tareas, me ducho, ceno y me voy a la cama.
Martes 13:
Vaya, día de mala suerte. Me levanto tarde y pierdo el autobús. Voy por el camino
y piso una moñiga de perro y para colmo llego tarde a clase. Veo a Samanta hablando con
Roby , , Me lo quiere robar, pero no lo conseguirá, la hortera se cruza por delante mía y
me pega un melenazo en toda la cara con su estropajosa melena.
Salgo del colegio y disimuladamente me acerco a Roby y le pregunto:
-¿Hay alguien que te guste de la clase?
El sonrojado me responde:
-si.
Insisto en que me lo diga pero él no quiere.
Vuelvo a mi casa, cómo y me voy a casa de Lucía:
-Hola Lucía ¿Cómo estas?
-Bien gracias, pasa.
Le cuento lo sucedido con Roby y yo muy contenta le digo a Lucía:
-Se quién le gusta a Roby.
Lucía me responde:
-¿segura?
-si, si.
Voy y le digo un YO con todas las letras.
Tan orgullosa me voy contenta a mi casa y me acuesto pensando en Roby y en que
mañana es mi CUMPLEAÑOS.
Miércoles 14:
¡Ya soy adolescente!
Hoy cumplo 12 años, me voy al colegio con mi hermano tan contenta por la calle,
entro a clase y reparto todas las invitaciones de mi cumple. He invitado a Roby, a Lucía y
a casi toda la clase, menos a Samanta.
Vuelvo del colegio y empiezo a preparar: los adornos, la tarta, preparo la mesa, la
merienda…cojo y me pongo mi mejor vestuario que es un vestido que me han regalado mis
padres por mi cumple.
Ding, don, llaman a la puerta, abro y es Lucía:
-hola Lucía
Hola Andrea, felicidades
-Gracias, entra.
Impacientes esperamos a los demás invitados. Vuelve a sonar el timbre y es Roby.
Contenta cojo aire y abro la puerta.
-¡Ah hola! Ro…Ro..Roby
-Hola Andrés, Felicidades, estás un poco nerviosa ¿no?
-Si ya ves, los nervios, entra.
Le digo que coma lo que le apetezca. Sigue sonando el timbre y son toda la
pandilla de la clase.
_Feliz cumpleaños, Andrea.
-Gracias. Sentaos y comed.
Me siento al lado de Roby y pensando que hoy iba a encontrar el amor de mi vida
le pregunto:
-Bueno ¿me vas a decir quien te gusta?
Él me responde:
-Bueno, vale, pero no se lo digas a nadie.
Coge y en voz baja me dice:
-es…es…Samanta.
De repente grito:
-¿Queeee?
Cojo a Roby de los pelos y lo echo de mi fiesta.
Desde entonces no entiendo porque quería ser adolescente ¿solo por tener
novio?, si todos son unos sapos diabólicos y sin gusto.prefiero no ser adolescente y
seguir siendo la niña sencilla de antes, pero con un toque de madurez. Bueno, adios
amigos.
Firmado: Andrea.
PD: Mi hermana mayor ha cortado con su novio por el mal gusto que tenía y porque
era un sapo verde y feo. Ya parece que me llevo mejor con mi hermana mayor.
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