EXPERTO EN CABALLOS Martín Ochoteco es un experto en caballos, reconocido como domador con el método sin violencia, con una amplia trayectoria en Europa y Latinoamérica en cursos de doma, rienda, sacada de manías y lenguaje corporal además de ser el único corrector de resabios de caballos de polo. Ochoteco estuvo en el Haras Luján del Milagro el pasado 5 de marzo haciendo una demostración de doma sobre uno de nuestros potros Peruano de Paso, montándolo a las tres horas con gran concurrencia de asistentes interesados en el tema. En esta oportunidad Martín destacó las virtudes del caballo Peruano de Paso después de haber trabajado con ellos y montarlos en el Haras Luján del Milagro, como un noble y cómodo caballo de silla: “Cuando di el curso en el Haras Luján del Milagro, no solo fue mi primer curso en Luján, sino que descubrí una raza con la que hasta el momento no había tenido contacto. Me dieron un potro, y en un curso de un día, donde se recortan los tiempos al máximo, respondió... Me encontré con un caballo dócil e inteligente, que se entrega, manso ante el buen trato, a pesar de ser muy brioso, condición necesaria para hacer su paso. Es muy fácil de manejar y confiable.” La suavidad es una de las virtudes fundamentales y más apreciadas en la raza de este caballo. Cuando arrancan con el paso llano, levantan las rodillas y de frente se ve cómo sacan las manos hacia los costados. El movimiento es perfecto: Mueven la mano y la pata de un mismo lado al mismo tiempo. Lo genial es que la pisada de la pata supera la huella dejada por la mano. Y eso determina el gran avance y la suavidad. Además, los vasos contra el suelo van marcando un taca – taca en forma rítmica. Los jinetes avanzan a gran velocidad, sin esfuerzo, con las espaldas quietas, admirando y disfrutando del lugar y la cabalgata. Doma por Martín Ochoteco Me piden que escriba sobre un método de doma, y la verdad que se me complica porque no creo en recetas ni en fórmulas mágicas. Simplemente puedo contar mi punto de vista, el modo en que yo encaro la doma. Siempre me pongo en el lugar del potro, respeto sus tiempos, tengo en cuenta su carácter y uso el recurso adecuado para cada animal en particular. El método no importa, me baso en ideas propias o ajenas. Lo importante es hacer lo que mejor funcione para cada caballo en particular en el momento indicado. Comienzo la doma de una manera tranquila, dejando pasar el tiempo necesario para que el potro me tome confianza y se acerque sin miedo. Empiezo al atardecer y trabajo durante la noche, así aprovecho la calma del campo y evito la desconcentración, tanto mía como del caballo. Los primeros contactos son fundamentales y la tranquilidad del potro es muy importante, ya que esta forma de doma se basa en la relación de confianza que establezco con el animal no debe ocurrir ningún percance capaz de alterar este vínculo. Fotos: Romina Solari 1