PROCESO DE HOMINIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA • Proceso de hominización en la Península Ibérica: Nuevos hallazgos. La secuencia evolutiva del homínido al hombre actual es la siguiente: Australopitecos, Homo Habilis, Homo Ergaster, Homo Erectus, Homo Neandertal y Homo Sapiens. Los últimos hallazgos en la península de más trascendental importancia son los de Atapuerca. Antes del descubrimiento de los fósiles de TD−6, Niño de Gran Dolina, en Atapuerca (Burgos), la evolución humana en Europa se reconstruía a partir de dos especies diferentes. Según la teoría estándar, los fósiles del Pleistoceno Medio europeo se agrupaban en una especie llamada Homo heidelbergensis, nombrada por la mandíbula de Mauer, hallada cerca de Heidelberg a principios de siglo. Homo heidelbergensis sería el descendiente en Europa de una de las especies que vivían en África hace un millón y medio de años, llamada Homo ergaster, que sería también el ancestro de la rama asiática, conocida como Homo erectus. Homo ergaster sería así el "padre" de tres grupos diferentes: Homo heidelbergensis, en Europa; Homo erectus, en Asia, y el Homo sapiens (nosotros), en África. Los dos primeros habrían evolucionado de forma independiente en sus respectivos continentes a lo largo del Pleistoceno Medio, para ser luego desplazados por los descendientes de la rama africana ya en el Pleistoceno Superior. Los fósiles de la Sima de los Huesos serían Homo heidelbergensis, que representarían la población antecesora de los Neandertales.La Dolina presenta algunos rasgos espectacularmente "modernos", en particular su cara, junto a otros muy parecidos a los de Homo ergaster. La cara de Gran Dolina es casi como la nuestra: plana, muy grácil. Sin embargo, su frente sí parece primitiva, al estar dotada de una robusta barra de hueso sobre los ojos llamada torus supraorbitario. Los dientes tienen características muy primitivas, que los aproximan a los antiguos africanos. No es un cráneo como se esperaría en un (lejano) antepasado de los Neandertales. No existía un nombre para humanos con dientes tan antiguos como los de ergaster, pero con una cara mucho más parecida a la nuestra. Había que crearlo.Cuando se crea una especie no sólo se da nombre a un grupo; también se da forma a un nuevo modelo de relación evolutiva. La nueva especie nació en África y de allí salió a Europa hace un millón de años. Según esta idea, el Niño de Dolina se parece al primer africano que abandonó su continente y se internó en Europa y Asia, y representa también a la población que dio origen a nuestra propia rama. Así como los habitantes representados en la Sima forman parte de una rama lateral puramente europea, la gente de la Dolina (TD−6) son también nuestros abuelos. Con un conjunto de características únicas, y un esquema evolutivo donde colocarlas, se hizo necesario crear formalmente una especie, cumpliendo con las normas internacionales de nomenclatura zoológica. Así, el equipo de Atapuerca publicó el hallazgo en 1997, nombrando una nueva especie humana: Homo antecessor, cuya raíz latina deriva de la palabra que designaba a los exploradores o avanzados de las legiones romanas. Como aquellos legionarios de la antigua Roma, Homo antecessor fue el descubridor de Europa. Desde hace un millón de años, seguimos sus pasos. • Pueblo colonizadores. El hombre aparece al final del periodo terciario. Hacia el milenio antes de Cristo, la vida de los pueblos peninsulares se verá transformada por la llegada de inmigrantes nórdicos que introducirán la edad del hierro. Los Tartessos. Reciben su nombre de la ciudad de Tartessos, antiguo nombre del rió Betis. Poseían escritos, poemas y leyes. Navegaron hasta las Islas Británicas y tuvieron relaciones comerciales con los griegos. Su decadencia se atribuye a los cartagineses, hacia el 500 a.c. Los Iberos. Tienen una cultura muy desarrollada, se asientan entre los ríos Segura y Ródano, por el interior, hasta la cordillera Ibérica. Fenicios y cartagineses. Los fenicios se asentaron en Gadir (Cádiz) hacia el 1100. Dominaron el comercio en el Mediterráneo. Cuando Tiro fue conquistada por el rey asirio Asurbanipal (688 a.c.) , las colonias fenicias pasaron a depender de Cartago, fundada por los exiliados tirios en 814 a.c. Extendieron su dominio por gran parte de la Península. La 2ª Guerra Púnica con Aníbal, tuvo como escenario la península y como consecuencia 1 la expulsión de los cartagineses por los romanos, en el año 206 a.c. Los griegos. Fueron rivales de los fenicios desde época muy temprana, lucharon también con los cartagineses por el dominio del Mediterráneo, donde fundaron muchas colonias, éstas fueron perdiéndose en las Guerras Médicas, Guerra del Peloponeso y Guerras Sagradas. Los Celtas. Procedían del centro de Europa y su cultura era más atrasada que la de los otros colonizadores. Comenzaron su invasión hacia el 8oo a.c. Hay tres grupos: el celtibérico, sobre la cordillera Ibérica. Ruinas de Numancia; el de la Meseta (Palencia, Valladolid, Zamora, Ávila, Salamanca, Burgos y Soria. Restos: Toros de Guisando; el situado al norte del valle del Ebro. En Galicia hay más de 5.000 poblados. • Romanización.: legado cultural. Se entiende por romanización el proceso cultural mediante el cual los pueblos peninsulares se incorporaron al mundo cultural romano. La permanencia del ejército de ocupación romano y las relaciones de todo tipo con las gentes del país (matrimonios mixtos), adopción de los dioses ibéricos por Roma, la concesión de la ciudadanía romana, etc, facilitaron la adopción de lo romano por los habitantes de la península ibérica. La influencia de sus leyes (derecho romano) ha permanecido hasta nuestros días; la organización del territorio en provincias, etc. • Monarquía Visigoda: Instituciones. Provienen del norte de Europa, en el 416 firman un pacto con los romanos que hace de los Visigodos un pueblo federado y que le permite relacionarse con Roma en un intercambio de intereses comerciales y militares. Aunque la conquista de la península por los visigodos se produjese a partir de 468, el asentamiento parece que fue posterior. Las luchas de los distintos reyes por los territorios de Francia, hacen que en el 531, Amalarico tenga que trasladar la capital del reino, antes en Francia, a Barcelona: se inicia con ello el reino visigodo en Hispania. Los visigodos convivieron con los antiguos pobladores, dando origen a una época de esplendor en todos los órdenes. Las instituciones romanas todavía válidas fueron vigorizadas; las decadentes, eliminadas. Así, el derecho vulgar romano continuó pujante. Las monedas más antiguas visigodas son una continuación de las romanas. El sistema fiscal romano lo liquidaron, lo mismo que la organización del ejército. La cultura visigoda alcanza su representación más sobresaliente con la figura de San Isidoro de Sevilla y sus Etimologías. La institución más importante, aparte de la monarquía, son los concilios toledanos convocados por el rey, y presididos por el arzobispo, sin que llegue a confundirse el poder político con el de la iglesia. El IV Concilio de Toledo fija la doctrina isidoriana. La grandeza visigoda estuvo centrada en los reinados de Leovigildo y Recaredo. • Emirato y Califato de Córdoba. El Califato de Córdoba es el territorio gobernado desde la ciudad de Córdoba por los califas de la dinastía Omeya y, por extensión, nombre del periodo de mayor apogeo de Al−Andalus, que a lo largo de un siglo de existencia, desde el 929 hasta el 1031, marcó el cenit de la influencia del Islam andalusí dentro y fuera de la península Ibérica. La invasión y el establecimiento de los musulmanes en la península Ibérica desde el año 711, en el marco de la política expansiva de la dinastía Omeya, culminó en un primer momento con la creación de al−Andalus como parte del califato de Damasco y con la localización pocos años después de su capital en Córdoba por orden del emir Al−Sham Ibn Malik al−Jawlani. El acceso al califato damasceno de la dinastía Abasí y la supervivencia y llegada a al−Andalus de quien habría de convertirse en Abd al−Rahman I, tras el exterminio ordenado por aquélla de la familia del último califa Omeya, inició un nuevo periodo en la historia de la presencia musulmana en la península Ibérica. La proclamación del descendiente Omeya como emir en Córdoba (756) dio paso a un siglo y medio de emirato independiente, a lo largo del cual se configuró un Estado centralizado que siguió las pautas de sus antecesores en Oriente, con una estructura administrativa más estable y una fuerza militar mercenaria compuesta por bereberes del norte de África y esclavos comprados en el sur de Europa. Al emirato independiente le sucedió el califato cordobés. El tránsito al califato fue asumido por Abd al−Rahman III en el 929, cuando reunió en su persona el título de califa, en tanto que jefe espiritual y temporal de todos los musulmanes y protector de las comunidades no musulmanas bajo su jurisdicción (cristianos y judíos), así como el de príncipe de los creyentes (amir al−muminin). El califa debía velar por la 2 unidad religiosa y el mantenimiento de la ortodoxia oficial: la doctrina malikí, una de las cuatro grandes escuelas de interpretación jurídica de la doctrina islámica del periodo clásico, basada en el rigorismo religioso, e introducida en al−Andalus en la época del emir Hisam I (788−796). En la evolución del califato se pueden distinguir tres etapas claramente diferenciadas. En primer término, tuvo lugar el periodo de dominio efectivo de los califas Omeyas (Abd al−Rahman III y Al−Hakam II) entre el 929 y el 976, bajo los cuales el califato se convirtió en uno de los centros políticos, económicos y culturales más importantes del Occidente medieval. En segundo lugar, transcurrió el periodo Amirí (976−1009), durante el que Hisam II, el hijo de Al−Hakam II, accedió al califato gracias a una intriga palaciega, pero en el cual el poder real fue asumido por su hayib (primer ministro) Muhammad ibn Abí Amir al−Mansur, más conocido como Almanzor (981−1002), y posteriormente por los dos hijos de éste, Abd al−Malik al−Muzaffar (1002−1008) y Abd al−Rahman Sanyul, también conocido como Sanchuelo (1008−1009); época en la que se recurrió sistemáticamente a la yihad (`guerra santa') contra los reinos cristianos, obteniendo importantes pero efímeras victorias militares, y en la que la usurpación del poder califal planteó un grave problema de legitimidad. Finalmente y como última etapa, se llegó a la crisis y desintegración del califato, la llamada fitna (`fraccionamiento'), que se prolongaría hasta el año 1031, cuando finalizó el gobierno de Hisam III, iniciado cuatro años antes, para dar comienzo a la existencia de los reinos de taifas. A lo largo del califato se recuperaron las fronteras alcanzadas por el emirato en el siglo anterior, logrando someter a tributo a los reinos cristianos y deteniendo la repoblación aragonesa y catalana. Sin embargo, el poder califal no pudo evitar la consolidación de aquéllos y el avance del proceso conocido como Reconquista. A su vez, el califato desarrolló una política activa en el norte de África y en el Mediterráneo occidental para debilitar la presencia Fatimí en el Magreb. Unos frentes políticos en los que desempeñó un papel fundamental el Ejército, dentro del cual jugarían un papel creciente las tropas beréberes (que serían alistados de forma masiva por Almanzor), y la Marina de guerra, creándose desde la época de Abd al−Rahman III una importante flota para hacer frente a las invasiones de los pueblos nórdicos y para apoyar acciones en el Magreb contra los intereses Fatimíes. El califato de Córdoba culminó el desarrollo de la civilización hispanomusulmana, tanto en su organización política y la administración de sus recursos como en el florecimiento de una dinámica e intensa actividad cultural. El califato nunca tuvo una estructura administrativa fija, pero modeló un Estado centralizado amparado en la tradición precedente. Una de las piezas más importantes fue el hayib, que se convirtió en una institución permanente bajo Al−Hakam II, el cual dirigía la política administrativa de las provincias y las campañas militares, además de otros asuntos encomendados por el califa. En las tareas de gobierno y bajo el directo control del hayib se encontraban los visires, cuyo número varió de forma constante. A estos funcionarios, algunos de ellos integrantes de la Secretaría del califa, habría que añadir otros ya existentes en la época del emirato, como el zalmedina, que era el regente en ausencia del califa, y los jueces (cadíes o qadis), que ejercían sus funciones de acuerdo con el Corán y bajo la interpretación de la escuela jurídica malikí. Esta compleja estructura estatal y el mantenimiento de un poderoso ejército fueron posibles gracias a la diversidad de los recursos del califato y la eficacia del sistema impositivo tanto en las ciudades como en el mundo rural, y por la tributación y las operaciones militares contra los reinos cristianos. Por último, el califato, y en concreto su capital, la ciudad de Córdoba, se convirtió en el epicentro de la civilización hispanomusulmana y desempeñó un papel esencial en las relaciones espirituales e intelectuales entre Oriente y el mundo cristiano, así como en la transmisión a Europa de la cultura clásica, ejerciendo una gran influencia en el desarrollo de la filosofía europea de la edad media. • Al Andalus: organización económica y social. Las principales características de la economía andalusí eran:ð Las mejoras en la agricultura: Perfeccionamiento de las técnicas de regadío.Introducción de nuevos cultivos, como el arroz, los cítricos o el algodón. La estructura de la propiedad continuó siendo latifundista tal y como en la época romana.La importancia económica de las ciudades, como centros de consumo que estimulaban el comercio y la producción industrial. La artesanía, que alcanzó un gran desarrollo. Los 3 sectores más importantes fueron el textil, gracias a la seda traída de China, y el del papel, igualmente procedente de Oriente.El aumento del comercio exterior y la circulación monetaria. La sociedad se dividía en tres grandes grupos :Musulmanes, entre los que se cuentan: La aristocracia de origen árabe, a la que posteriormente se unirían los sirios. Los beréberes o neomusulmanes, establecidos en tierras más pobres, y cuya rivalidad con la aristocracia fue motivo de diversos conflictos .Los muladíes, o hispanos convertidos al Islam. Estas conversiones fueron muy frecuentes dada la similitud entre religión cristiana e islámica. Las minorías no musulmanas: Judíos, bastante tolerados por el régimen musulmán. Mozárabes, o cristianos residentes en territorio musulmán. Las relaciones entre mozárabes y musulmanes decayeron con la llegada de almorávides y almohades Los esclavos, entre los que se distinguían: Eslavos: eran prisioneros de origen europeo. Algunos se unieron a los ejércitos califales y llegaron a controlar taifas. Negros: de origen sudanés, solían usarse en el servicio doméstico. Al Andalus: el pensamiento y las letras. En el Islam el pensamiento religioso lo abarca todo, desde la política hasta el arte y la filosofía. No se entiende la vida sin Alá, pues para los musulmanes Alá es el centro de todo, y el hombre le debe sumisión. El Islam está basado, como el cristianismo y el judaísmo, en un libro sagrado, el Corán, y comparte fuertes vínculos con estos dos cultos. Así mismo, todo el culto se basa en los llamados Cinco pilares del Islam: Profesión de fe. Oración cinco veces al día. Práctica de la limosna. El ayuno durante el Ramadán .La peregrinación, al menos una vez en la vida, a La Meca .La sociedad se rige también por los mandatos divinos, escritos en la Sharia (ley islámica), el Corán y la Sunna. En el s. X (califato) Al−Ándalus vivió un gran esplendor cultural en un clima de linertad intelectual. Córdoba se convirtió en el centro cultural, con gran desarrollo de las matemáticas, astronomía, medicina y poesía. Además, la Hispania musulmana fue la vía de trasnmisión hacia Europa de la ciencia griega e hindú, con su ejemplo más claro en el sistema numérico decimal. Los grandes autores de esta época fueron Ibn Hazm, Averroes y Maimónides Vocabulario Homínido. Antepasado del hombre actual tras millones de años de evolución. Pueblo indígena. Pueblo autóctono de un lugar. Colonización. Acción que un pueblo ejerce sobre otro. Suele tener aspectos de conquista, o sea militares, culturales, etc. Normalmente incluye todos los aspectos de influencia y sometimiento de un pueblo sobre otro. Covada . Costumbre de algunos pueblos primitivos, consistente en que después del parto la mujer reanuda inmediatamente sus tareas y el hombre ocupa su lugar en la cama y simula los dolores del parto. Matriarcado. Forma de organización social donde el lugar que ocupa la mujer en la misma predomina sobre el del varón. Púnico. Perteneciente o relativo a la antigua Cartago; habitante u originario de esta ciudad. Damasquinado. Incrustación, por medio de martilleo, de hilos u hojas de plata, oro o cobre, en una superficie de cobre, hierro o acero. Federado. Nombre dado a los pueblos bárbaros ligados a Roma por un tratado. Latifundio. Gran extensión de terreno perteneciente a un solo propietatario. Clientela. En Roma, acabó convirtiéndose a fines de la República, en un séquito, símbolo de poder. Más tarde 4 agrupó a los partidarios políticos de un mismo aspirante. 5