10286117 03/07/2004 SOCIALES 12:12 a.m. Page 7 | DOMINGO 7 DE MARZO DE 2004 | EL SIGLO DE DURANGO | 7C RECEPCIÓN | OFRECIERON UNA MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO DE SAN JUAN DE DIOS Emotivo festejo familiar Concluyeron sus estudios Ramón Enríquez González y Karla Martínez González Papás, hermanos, familiares y amigos de Ramón Anuhar Enríquez González y Karla María Martínez González, organizaron una fiesta en su honor por concluir exitosamente con su carrera profesional. En el día de su graduación los primos fueron objeto de múltiples muestras de afecto y buenos deseos por parte de sus invitados, especialmente por Ramón Enríquez Rojas y María Eugenia González Martínez, papás de Ramón Anuhar, así como por Norma Leticia González Martínez y Roberto Martínez Recio, mamá y papá de Karla. Cabe mencionar que el joven egresado también fue felicitado por su esposa Sandra Lira de Enríquez y por su primogénita Ixcel Alejandra Enríquez Lira. Para agradecer al Creador por este acontecimiento los pri- Ramón Enríquez González y Karla Martínez González. mos hermanos ofrecieron una misa de Acción de Gracias en el Templo de San Juan de Dios. Más tarde Ramón y Karla se dirigieron a celebrar la terminación de sus estudios con una recepción en conocido restaurante de la ciudad. En este festejo estuvieron presentes Hilda Martínez, abuelita de los egresados, sus tías Julieta y Mayela González Martínez, Teresa, Rosario y Sara Enríquez Rojas, y la joven Sayda Enríquez González, entre otros. Karla María Martínez González y Ramón Anuhar Enríquez González festejaron la culminación de sus estudios. CURAR SIN DAÑAR ta años se casaría con Mélanie d’Hervilly y se marcharía a París, antes de partir repartió su fortuna entre las dos hijas que le quedaron. POR: DRA. GUADALUPE PEÑA CONTRERAS GÉNESIS DE LA HOMEOPATÍA (CUARTA PARTE) PARÍS Samuel Hahnemann, por su avanzada edad, había decidido no moverse de su casa, preocupado por el destino de la Homeopatía, porque la pureza de su doctrina se propagase sin transformaciones, ¿cómo es que a Mélanie d’Hervilly le toca desempeñar tan importante y delicada tarea? Mélanie d’Hervilly nace en una época de trastorno general en París: la guillotina, los asesinatos, los disturbios, el duelo de poderes, es el ambiente de su infancia, en su juventud el socialismo alza su voz que repercute en toda Europa. Sus padres, aristócratas arruinados en parte por la revolución y atormentados por la congoja al descubrir que Mélanie amaba al amante de su madre, la joven tenía 20 años, y turbada por su pena, abandona la casa paterna, dedicándose a la pintura, con lo que se gana la vida. Enferma de tisis (ahora conocida como tuberculosis), piensa con alegría que su vida sería breve, como una esperanza de liberación al recuerdo de su pasado, sin embargo tenía el deseo ávido de vivir, quería curarse. Pero la medicina “oficial” era impotente para un caso como el suyo, entonces oyó ha- blar de la Homeopatía y de su fundador, Samuel Hahnemann, el éxito de sus curaciones se había propagado en Francia, había traspasado las fronteras de Sajonia, a pesar de las barreras que se levantaban ante ellas, barreras aún existentes en nuestros días. En Francia, casi como en toda Europa, la Homeopatía triunfaba donde fracasaban los otros métodos. Había sido importada por los condes Guidi, italianos que vivían en Lyon, la Condesa de Guidi fue curada con Homeopatía en Nápoles, por uno de los numerosos médicos jóvenes que adoptaron el método de Hahnemann, entre ellos el doctor Hering, quien se convirtió en adepto y apóstol partiendo al nuevo mundo, donde difundió la Homeopatía en Estados Unidos de América. El médico francés BenoitMure, curado también de tisis, recorrió Sicilia, Egipto y América del Sur. También los médicos franceses Jean-Paul Tesierr, León Simón, Curie, Pierre Jousset, todos ellos abandonaron la medicina oficial para dedicarse al nuevo método curativo trazando un camino que aún sigue en nuestro siglo. La Homeopatía fue propagada por todo el Viejo Continente por medio de su fundador Samuel Hahnemann. EL VIAJE Enferma del mal de tisis, que extiende sus estragos a todo el organismo, Mélanie d’Hervilly sale de París en un largo viaje que duraría más de un mes hacia Sajonia, llega a Kothen a consultar al Dr. Hahnemann, pensaba estar dos o tres días pues quería visitar Dresde, la ciudad de la porcelana, para tomar notas para su obra pictórica antes de morir. Hahnemann, quien habla muy bien el francés, recibe a Mélanie y se inunda de compasión al ver una bella juventud al borde de la muerte, se propone descubrir algo que le indicara que la fuerza vital aún no estaba agotada, la estudia lenta y concienzudamente, “puedo curarla”, dijo Hahnemann. Mélanie espera unos días y comprueba que empiezan a obrar los medicamentos, apunta a la mejoría, su esperanza se mezcla con admiración a la bondad misteriosa de Hahnemann, hombre sencillo y capaz, con una serenidad asombrosa y a la vez lleno de humildad. Cuando Mélanie se siente completamente curada, expresa su gratitud a Hahnemann, quien le contesta: -No es a mí a quien tiene usted qué agradecer nada, es a Dios que ha permitido su curación-. Entonces decidió ayudar a Hahnemann a propagar su doctrina, envuelta en un sentimiento de ternura, admiración y afecto hacia él. Hahnemannn tenía de abandonar su país, sus queridos amigos, la tumba de su querida familia, su casa de retiro, a los ochen- El 21 de junio de 1835, Samuel y Mélanie llegan a la ciudad de París y se instalan en la calle Saint Pére 26, que al poco tiempo es insuficiente para los enfermos que llegan día tras día, y se mudan a la calle Milán, cerca de Montmartre. Organizan sus actividades; reciben a los enfermos, visitan a los que están en cama, dirige a sus compañeros homeópatas y además guarda el régimen de reposo físico e intelectual indispensable para su salud, “Ser libre -decía Samuel- no es ser esclavo de su capricho, sino preparar todo el trabajo del día siguiente para no verse privado de la cosecha sembrada en la víspera” La señora Hahnemann, de inteligencia extraordinaria y una gran habilidad de enfermera, unida a la delicadeza ingeniosa de una mujer de mundo, trabajaba arduamente a lado de su maestro en una misión común. En Francia se funda la Sociedad de Homeopatía con los primeros homeópatas franceses, Curie, León Simón, Jourdan, y dos periódicos: el “Diario de la Medicina Homeopática” y “Archivo de la Medicina Homeopática”. En América se fundó el Instituto Homeopático de Allentown, organizado por el doctor Hering, discípulo de Hahnemann, así desde París continúa propagándose y desarrollándose la Homeopatía por todo el mundo, de los países más lejanos llegan enfermos a Francia. LOS ÚLTIMOS DÍAS Hacia junio de 1843, hacía un tiempo Hahnemann se encuentra enfermo, suspende la sesión de consultas por una infección en sus bronquios y a su avanzada edad presiente su fin. “Os dejo la doctrina homeopática, se dirige a Mélanie, su hija espiritual, quien le ayudó a trasplantarla en tierra fértil y defenderla contra todo ataque, haced que fructifique después de mi muerte; la pequeña dosis, su empleo es de sentido común, ella también viene de la naturaleza, yo no la he inventado, yo sólo he recogido una pizca del oro de la verdad que Dios ha extendido por la tierra”. Tenía 88 años, una admirable cabeza de cabello blanco, sedosos, echados hacia atrás, cuidadosamente rizados alrededor de su cuello, sus ojos eran de un azul profundo, su boca, el labio inferior pronunciado y su nariz aguda, pequeño de talla pero firme en su paso. Llega la muerte el 2 de Julio de 1843. Samuel Hahnemann descansa en el cementerio de Pére Lachaise, junto al mausoleo se alza su estatua.