EQUIP REVISTA HMiC

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Revista HMiC-2003
ISSN 1696-4403
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EQUIP REVISTA HMiC
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Departament d'Història Moderna i Contemporànea.
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Canales (UAB), Bernat Hernández (UAB), José Luís Ramos Martín
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REVISTA HMIC, NÚMERO I, 2003.
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1
ÍNDEX DE CONTINGUTS
EQUIP REVISTA HMiC ........................................................................................................ 1
ÍNDEX DE CONTINGUTS .................................................................................................... 2
DOSSIER .................................................................................................................................. 3
El Brasil de los populismos: de la construcción de la identidad nacional a la supuesta
democracia racial ........................................................................................................................... 3
José Luis Ruiz-Peinado (Universitat de Barcelona)
Aproximación a La naranja mecánica (A Clockwork Orange) ....................................................... 13
Luis Laborda Oribes
Una aproximación al peso del servicio doméstico femenino en la ciudad de a Coruña
entre 1900 y 1960 .......................................................................................................................... 21
Jesús Mirás Araujo (Universidade da Coruña)
Popular resistence in catalonia: somatenes and migueletes in the french war ................................ 35
Antoni Moliner Prada (Universitat Autònoma de Barcelona)
Aquesta fera que flairem per tot arreu perô que no veiem enlloc. La contemplació de les llengües 57
Josep M. Nadal ( Universitat de Girona)
L’homme et la terre. Las relaciones hombre-medio en el pensamiento de
Elisée Reclus (1830-1905) ............................................................................................................ 71
Pere Ribas Rabassa (Universitat Autònoma de Barcelona)
Exilios y éxodos en los países balcánicos a lo largo del siglo xx. Un ensayo de categorización ... 85
Francisco Veiga (Universitat Autònoma de Barcelona)
El laboratorio turco. Un siglo de transformaciones radicales y experimentos políticos ................. 99
Francisco Veiga (Universitat Autònoma de Barcelona)
Les lumières et le droit naturel ........................................................................................................ 109
Florence Gauthier
El nazismo como fascismo “auténtico” ......................................................................................... 121
Ferran Gallego (Universitat Autòroma de Barcelona)
DEBATS ................................................................................................................................... 147
Recuperar la història de la Segona República Espanyola ............................................................... 147
Josep Fontana (Universitat Pompeu Fabra)
Mujeres y hombres en los espacios del Reformismo Ilustrado: debates y estrategias .................... 155
Mónica Bolufer Peruga
Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal ................................................ 171
Gloria Espigado Tocino (Universidad de Cádiz)
RESSENYES 195
Un esguard anglosaxó al món de les confraries reformades ........................................................... 195
per Josep Alavedra i Bosch (Universitat Autònoma de Barcelona)
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DOSSIER-2003
ISSN 1696-4403
José Luis Ruiz-Peinado
DOSSIER
El Brasil de los populismos: de la construcción de la
identidad nacional a la supuesta democracia racial
José Luis Ruiz-Peinado (Universitat de Barcelona)
Resumen / Resum / Abstract
El autor estudia la creación de una identidad nacional en Brasil durante los siglos XIX y XX,
incidiendo en los intereses de las élites gobernantes para formular un determinado discurso
integrador de lo indígena y lo africano. / L'autor estudia la creació d'una identitat nacional al
Brasil durant els segles XIX i XX, incidint en els interessos de les èlits governants per formular
un determinat discurs integrador d'allò indígena i allò africà. / The author studies the creation
of a national identity in Brazil during the 19th and 20th century, focus on the elites rulers
interests to formulate a determined integrative speech of the “native” and the “African”.
Palabras clave / Paraules clau / Key Words
Identidad nacional, Brasil, República Brasileña, conflicto social, cangaço, esclavos,
indígenas. / Idetitat nacional, Brasil, República Brasilenya, conflicte social, cangaço, esclaus,
indígenes. / National identity, Brazil, Brazilian republic, social conflict, cangaçao, slaves,
native.
1. Brasil es un país curioso. Ya desde sus inicios coloniales estuvo marcado por
acontecimientos que lo distinguieron del resto de las colonias y países que le rodean. Para
comenzar fue "descubierto" por casualidad en 1500 por Cabral. Lo curioso no es que fueran los
portugueses los que llegaron, de hecho fueron los primeros que estaban circunnavegando
África, sino que el barco de Cabral se "perdió" hacia Brasil cuando iba rumbo a la India.
2. Tres siglos más tarde, cuando las tropas napoleónicas entran en la Península Ibérica, la
monarquía lusa junto con 10.000 nobles se embarca, escoltada por los navíos ingleses, rumbo a
su principal colonia, Brasil. Más curioso todavía es que cuando se restablece el control del
parlamento portugués, una vez expulsados los franceses, a los representantes de la corona
parece que les cuesta volver al centro del imperio. El retorno de la monarquía a Portugal, cuenta
con el rey y tan solo 4.000 de los nobles que habían partido.
Resumen / Resum / Abstract
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3
El Brasil de los populismos
3. La independencia de Brasil de su antigua metrópoli es llevada a cabo por el hijo del
monarca, que, en un acto ampliamente aclamado por la historia oficial brasileña, decide
quedarse a vivir en Brasil y así convertirse en el emperador Pedro I de Brasil. Tras unas breves
escaramuzas entre los partidarios del nuevo monarca y los de los portugueses en 1822, se
proclama la independencia de Brasil.
4. La aventura monárquica acabará en la mañana del 15 de noviembre de 1889, cuando el
mariscal Deodoro da Fonseca proclame la República Brasileña mediante un golpe de estado
incruento. Un año antes se había abolido la esclavitud. La proclamación de la abolición de la
esclavitud en 1888 abrió paso a una profunda crisis en las estructuras del poder. Si ya no había
que mantener el sistema esclavista, para que había que mantener así mismo la monarquía?
5. El 24 de febrero de 1891 se redacta la primera la constitución republicana, basada en la de
los EE.UU., obviando las grandes diferencias que existían entre ambos países. De todas formas,
trajo un importante número de nuevas aportaciones: el federalismo tan ampliamente reclamado,
el voto universal para los hombres mayores de 21 años no analfabetos ni eclesiásticos, el
presidencialismo como contrapeso frente al federalismo querido por los representantes de
algunos estados, etc. A pesar de la "modernidad" de esta constitución, la copia que representaba
de la de EE.UU. y su falta de adecuación a la realidad brasileña, la convirtió en papel mojado,
atendida solamente cuando afectaba a los intereses inmediatos del gobierno. Cuando en 1930
Getúlio Vargas la envió al pasado, aunque ya tenía casi 40 años, estaba prácticamente nueva, se
había usado muy poco (Sixirei 1988: 13).
6. Esta primera república estuvo jalonada por un sinfín de revueltas y conflictos, de todos los
grados y formas imaginables: civiles y militares, de carácter económico y político, urbanas y
rurales.
7. Acá me quiero detener un momento. Antes de llegar a 1930 y al surgimiento del populismo
brasileño con Getúlio Vargas, creo que es importante mencionar que la mayoría de la población
era abrumadoramente afroamericana. Este dato no nos ha de pasar desapercibido, ya que la
década de los años 30 también significará una nueva concepción sobre la población no blanca.
Brasil se formó no sólo con la llegada de los europeos y con las poblaciones indígenas que ya
existían antes de que nadie las descubriera. Brasil, es importante recordarlo, fue el país de
América donde llegaron más africanos para trabajar como esclavos y probablemente el que más
vínculo tuvo con África durante su formación.
8. Además, es, junto con Cuba, el último país en donde se abolió la esclavitud en 1888. Por
eso hay que hacer notar que desde la independencia de Brasil en 1822 hasta la abolición en 1888
transcurrieron 66 años en que la mayoría de la población siguió encadenada a la esclavitud. El
fin de la esclavitud sirvió para convertir el trabajo esclavo en trabajo asalariado, pero con la
introducción masiva de trabajadores blancos provenientes de Europa. Ser negro era
conceptualmente sinónimo de ser esclavo y las autoridades brasileñas no estaban a gusto con un
país declaradamente negro. Para la mayoría de los políticos, militares e intelectuales, el color
negro estaba reñido con la civilización y la modernidad, o dicho de otra manera, con el lema
positivista de la bandera de Brasil: con el orden y el progreso.
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DOSSIER-2003
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José Luis Ruiz-Peinado
Insurrecciones
9. El 15 de noviembre de 1910 toma posesión de la presidencia de la República el Mariscal
Hermes da Fonseca, la opción liberal y la esperanza de las clases medias. La visión de un Brasil
armónico fue rota 8 días después cuando los marineros y subalternos de dos acorazados
anclados en Rio de Janeiro se revelan. Comienza una revuelta por parte de los marineros negros
reclutas, que era la mayoría, contra los azotes como castigo por sus faltas. Esta práctica brutal
había sido prohibida por un decreto federal en 1889, un año después del fin de la esclavitud y
nuevamente legalizada el próximo año. La marina era una de las instituciones de más
segregación racial de Brasil al inicio del siglo XX, el cuerpo de oficiales era totalmente blanco,
mientras la marinería alistada era prácticamente toda negra o mulata -segregación que se da sin
ningún tipo de dispositivo legal (como en EE.UU.) pero sí por la costumbre-. Los marineros
dominaron a los oficiales blancos y al mando del cabo João Cândido, maniobraron los navíos
con absoluta destreza apuntando los cañones hacia la ciudad. La élite política, horrorizada ante
la visión amenazadora y el estruendo de los cañonazos, se queda perpleja ante el motín. Por un
lado estaba avergonzada ante una insurrección de afrobrasileños, a quien pretendía eliminar con
el blanqueamiento de la población. Por otro lado, estaba atónita ante la habilidad militar de unos
marineros negros. (Skidmore 2000: 125)
10. El congreso, reunido urgentemente, votó una ley por la que concedía la amnistía a todos
los sublevados, mejoraba la alimentación de los barcos de guerra y suprimía el látigo. Los
oficiales de la marina negociaron una tregua con los rebeldes, garantizándoles un trato justo, una
promesa que no fue cumplida. En la práctica, los marineros fueron llevados a una isla para ser
torturados y eliminados al cabo del tiempo. La marina había respondido a la protesta de los
negros con la represión, una respuesta bien aprendida durante los casi cuatro siglos que duró la
esclavitud.
11. Otra forma de insurrecciones populares fue el conocido como el "cangaço", que nace a
finales del siglo XIX, en torno a 1890, prolongándose hasta 1940 y conociendo su época áurea
ente 1925 y 1935. Su aparición hay que buscarla en la mala repartición de la tierra y las sequías,
provocando migraciones de población que huían del hambre y se enfrentaban al poder de los
coroneles, como era conocida la oligarquía terrateniente que poseía el control político-militar
de la zona. La crisis del sistema de los coroneles lleva al interior del Nordeste al borde del
colapso.
12. Ante el hambre y la falta de escrúpulos de los propietarios, miles de campesinos se tiraron
al monte, se cimarronearon como anteriormente habían hecho los esclavos afroamericanos.
Pero en tiempos "modernos" las autoridades y los propietarios de las tierras los veían de la
siguiente forma: "Estos bandidos roban las propiedades de manera desenfrenada como si el
comunismo hubiera sido proclamado entre nosotros" tal como quedaba citado en el periódico
O Cearense en 1873 (citado en Sirixel 1988:357). Tres regiones se convirtieron en el centro de
actividad de estas bandas armadas: El Carirí (Ceará), la comarca de Crato en el Oeste
(Pernambuco) y la villa de Teixeira (Paraíba). Se encontraban relativamente próximas entre sí
y alejadas de los principales centros urbanos, lo que facilitaba la huida de una a otra en caso de
necesidad. La policía de los estados no podía pasar de uno a otro lo cual facilitaba la acción de
los cangaçeiros.
13. Con el sistema de "interventorías" promovido por Getúlio Vargas, a partir de la década
de los 30, se permitió la circulación de la policía de unos estados a otros para poder perseguirlos.
La represión llegó a tal grado de abusos por parte de las autoridades, que provocó el aumento
Insurrecciones
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El Brasil de los populismos
de los cangaçeiros en número y en actividad. El primer "rey" do cangaço fue Antonio Silvino
que surgió a partir de las luchas internas en el estado de Paraíba. Su fama recorrió Brasil entre
1895-1914. En 1922 Virgulino Ferreira da Silva, el famoso "Lampião", brilló hasta su muerte
en 1938. En 1940, Corisco, continuador de Lampião, murió asesinado y con él el fenómeno del
cangaço independiente. A partir de entonces los cangaçeiros fueron utilizados por las
autoridades para combatirse entre ellos y desmovilizar las revueltas.
14. Otra insurrección en el nordeste brasileño, de carácter mesiánico, se dio de la mano del
beato Lourenço, conocido como el precursor del movimiento de Caldeirão. Comenzó
predicando el fin del mundo, llegando a reunir una gran comunidad de hombres y mujeres al
margen de la sociedad: fueron brutalmente aniquilados.
15. A partir de 1940 ni el cangaço ni los movimientos mesiánicos volvieron a aparecer por
el nordeste. Poco cambiaron las condiciones de estas regiones en los años siguientes. Vigente
el mismo sistema de propiedad de la tierra y prevaleciendo las relaciones tradicionales de
trabajo, quedó la alternativa de la emigración hacia las áreas de frontera agrícola o las grandes
ciudades del sur.
16. Por otra parte también se dieron innumerables conflictos en el resto de la sociedad. Una
de la más importantes atañe a las revueltas de los jóvenes oficiales que se levantaron durante
toda la década contra el liberalismo impreso en la República. Los participantes de estas
revueltas fueron conocidos como los "tenientes". Comenzaron en 1922 y la más prestigiosa fue
la de la columna Prestes, que en 1924 lideró un alzamiento en Rio Grande do Sul y le llevó a
recorrer 25.000 Km. por el interior del sur y del oeste del país. La columna Prestes, como fue
conocida, fue capaz de despistar a las fuerzas federales y estatales, demostrando con ello la
flaqueza, cuando no inexistencia, de la autoridad gubernamental en grandes extensiones del
país. Prestes se convirtió en un héroe nacional por su hazaña bélica, pero tras el desgaste sufrido,
finalmente disolvió la columna y se refugió en Bolivia, posteriormente partiría para el exilio en
Europa.
17. Años más tarde aparecerá de nuevo en la escena brasileña al frente del partido comunista.
Getúlio Vargas le convida a dirigir el comando militar de la rebelión de 1930, pero él prefiere
quedarse en el exilio. En 1935 regresa para dirigir un levantamiento en tres bases militares en
Natal, Recife y Rio de Janeiro. Prestes y el PCB (Partido Comunista Brasileño, fundado en
1922) no sabían que estaban vigilados de cerca por la policía y su revuelta fue aplastada después
de unos breves combates. Inadvertidamente ofrecieron a Getúlio Vargas la prueba ideal de la
"amenaza bolchevique". Éste convenció al Congreso para declarar el estado de emergencia,
permitiendo a la policía suspender los derechos civiles en la caza de sospechosos. Era el
perfecto argumento para acrecentar el poder presidencial y atemorizar a la oposición. En los dos
años siguientes Getúlio siguió convenciendo al Congreso para ir renovando el estado de sitio
cada 90 días. Durante estos años, su gobierno disfrutó de unos poderes policiales
extraordinarios y de una vida política nula. Cada vez dependía más del apoyo de los militares.
Ante la imposibilidad de volverse a presentar a las elecciones presidenciales de 1938 (Getúlio
había sido elegido por la Asamblea constituyente de 1933-1934) el 10 de noviembre de 1937
los militares ocuparon el Congreso de Diputados en Rio y esa noche Getúlio anunció -por la
radio- que Brasil poseía una nueva constitución, a la cual denominó Estado Novo. Brasil ya
tenía una dictadura completa (Skidmore 2000).
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José Luis Ruiz-Peinado
18. Getúlio Vargas era un político, gaucho, que había sido ministro de finanzas federal y en
el momento de la revolución era gobernador de Rio Grande del Sur. A partir de 1937 sus
iniciativas gubernamentales van a ir destinadas a construir un gobierno central fuerte -una meta
entusiásticamente compartida por los militares-. Para llegar a ello se requería de fuertes
inversiones en el campo de la educación, la salud y del desarrollo económico -para apoyar la
industrialización o por lo menos los sectores vinculados a los militares y a la progresiva
integración de las tierras del oeste. También hacía hincapié en aumentar la presencia exterior
del Brasil, especialmente a través de su comercio exterior (Sirixei 1988).
19. En su política interna, él quería mejorar el bienestar social para los trabajadores urbanos,
que no rurales, y Brasil era eminentemente rural. Se proponía crear un conjunto de sindicatos
controlados por el gobierno que le proporcionaran una base política. La estrategia de Gétulio
Vargas durante el Estado Nuevo (1937-1945) era depender de los militares para la estabilidad
política y de sus tecnócratas para la administración. Acá tomaba prestado elementos del
fascismo europeo, buena parte de la nueva legislación de Vargas, especialmente la ley laboral
de 1939, venía inspirada de la Carta del Trabajo del estado fascista italiano y del New Deal
EE.UU., dependiendo de tecnócratas modernizantes. Fundamentalmente, él y sus secuaces
intelectuales, como el abogado y filósofo político Oliveira Vianna y Azevedo Amaral,
justificaban la dictadura basándose en que Brasil no se podía permitir una sociedad abierta, por
causa de los peligros de sus enemigos, internos y externos (Skidmore 2000).
20. Los sindicatos habían comenzado a mostrar su fuerza en la década de los 20 y
particularmente en los 30. Para desactivarlos, Gétulio Vargas y su mano derecha Oliveira
Vianna se encargaron de crear una red de sindicatos oficialmente establecidos (organizados por
oficios) en el ámbito local. Cada sindicato de un municipio tenía prohibido mantener relaciones
directas con sindicatos de otros municipios del mismo estado. Federaciones estatales y
confederaciones nacionales estaban permitidas, pero no podían tener vínculos directos con
organizaciones de nivel local. El Ministerio de Trabajo recogía y canalizaba todas las
contribuciones sindicales y ejercía el poder de veto en todas las elecciones sindicales. Las
huelgas estuvieron prohibidas entre 1937 a 1946 y no existían negociaciones entre los
empresarios y los sindicatos. Todas las quejas de los trabajadores tenían que ser dirigidas hacia
los tribunales laborales designados por el gobierno que hasta 1946 estuvieron subordinados al
Ministerio de Trabajo.
21. Es importante señalar que este sistema no se extendió hacia el sector rural, aunque la
legislación lo recogiese. El sector rural recibió mucha menos atención en sus reivindicaciones,
el peligro a movilizaciones era menor ya que los patrones, los propietarios y sus pistoleros, se
encargaban de ello de una forma muy contundente. El poder político era controlado por los
dueños de la tierra, a los cuales, además, no les gustaba ningún tipo de organización de los
trabajadores, aunque fuera controlada por el gobierno. Gétulio Vargas, como hacendado de Rio
Grande do Sul, disfrutaba de la simpatía de los otros propietarios de la tierra que le estaban
gratos por no haber amenazado el sistema existente de la propiedad de la tierra. El populismo
no dejaba de ser una estrategia para consumo urbano.
22. Este argumento del peligro interno permanente condujo directamente al enorme aparato
represivo que acompañó al Estado Nuevo. La más visible fue la policía de Rio de Janeiro, al
frente de la cual se instaló el torturador Filinto Müller, el cual llegó a mantener contactos
secretos con la Gestapo alemana.
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El Brasil de los populismos
La identidad nacional
23. En el I Congreso Afro-Brasileño, celebrado en Recife en noviembre de 1934, los temas
de las diversas comunicaciones presentadas, versaban en el mejor de los casos sobre cuestiones
folklóricas. Cuando no, cosas como esta: "los mestizos y el problema de la degeneración" que
presentó Oliveira Vianna, recordémoslo, el encargado de llevar adelante la reforma laboral
anteriormente mencionada y ser la mano derecha del dictador (Sixirei 1988).
24. De la persecución de los esclavos refugiados en las ciudades se pasó a una limpieza de
los elementos considerados degenerados, anti-sociales. Se creó el Gabinete de Identificación del
Distrito Federal, que supuso una nueva política criminal apoyada en criterios técnicocientíficos.1 Para éste, la degeneración y la criminalidad eran entendidas a partir de la
confluencia de determinaciones biológicas y ambientales. El diagnóstico era, por ejemplo, que
la criminalidad y la barbarie eran frutos de un ambiente de miseria. Para extirparla no cabían
más medidas como el encarcelamiento. Apoyados por tesis eugenistas, algunos policías, juristas
y médicos comenzaron a defender políticas como la pena de muerte y las esterilizaciones. En
este proceso de identificación entre los delitos y las apariencias físicas de los inculpados, hay
una concordancia sobre ciertos tipos de crímenes que penalizan, a gran escala, a aquellos
individuos identificados en los procesos policiales y jurídicos como negros y pardos.2 La ley de
vagabundos llenó las cárceles durante el Estado Nuevo (Gomes da Cunha 1995-96).
25. La creencia era de que el mestizaje podía ser controlado por una política de saneamiento
de tipo eugénico. Estas medidas de orden jurídico-policial forman las bases predominantes del
"discurso civilizador" del estado brasileño. Constituyen una intervención centralizada desde el
poder federal que corresponde con el periodo de ascensión de Getúlio Vargas al poder. La
intervención oficial de ese periodo pronto produce, como ya hemos visto, una legislación
específica para regular el "mundo del trabajo" en sus más distintos planos (desde el carácter
tutelar y paternalista a duras restricciones de sus variables organizativas), que se contraponen
con una igualmente dura regulación del no-trabajo, corolario del crimen de vagabundeo. No es
gratuito que ambas legislaciones, la del trabajo y la reforma de la policía del distrito federal,
fueron las primeras entradas para una política de ordenación del estado: policía en las calles para
reordenar el orden público, y legislación laboral para regular las relaciones entre capital y
trabajo (Castro 1994).
26. El discurso de las élites políticas y económicas prefiere cerrar los ojos ante los conflictos
sociales e incluso trata de negarlas. Así es recogido en el testimonio del profesor de derecho y
miembro de la Asamblea Constituyente, Mario Pinto Serva: "No nos parece que exista la
cuestión social en Brasil. Si existe es sólo un esbozo y completamente diversa de la
europea…No hay clases sociales en Brasil, los obreros de ayer son los jefes de industria de
1. Los estudios de antropología criminal vinculadas a instituciones policiales muestran como se pasó del
discurso de raza al de individuo. Para tener un determinado retrato de la sociedad brasileña -a través de
la construcción de varios tipos- los patrones de criminalidad fueron construidos con base en
conocimientos provenientes de la biología, la psiquiatría, la medicina, y de la entonces naciente
antropología (Gomes da Cunha 1995-96).
2. En el Código Criminal de 1830 ya aparece la figura del “vago”. En 1842 (artículo 300 del Regulamento
nº 12) la vagabundería era caracterizada como: “los individuos que no teniendo domicilio cierto, no
tienen habitualmente profesión ni oficio, ni renta, ni medio conocido de subsistencia”. En el Código
penal de 1890 se definía por la habitualidad de aquel que se entrega “a la ociosidad, siendo válido para
el trabajo, sin renta que le asegure medios necesarios para la sobrevivencia, o proveer la propia
subsistencia mediante ocupación ilícita”.
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hoy…No hay burguesía como no hay nobleza ni clase militar. En Brasil solo hay clases más
intelectuales o menos intelectuales, más pudientes o menos pudientes…Nadie muere de hambre
en Brasil, a nadie le falta trabajo". O el embajador brasileño en Estados Unidos, Osvaldo
Aranha, que aspiraba a crear una imagen del Brasil blanco en sus cartas con Getúlio Vargas en
1935: "Precisamos de un Brasil de hombres blancos. Nada de otras razas". El embajador no se
cansaba de alabar la "sociedad nórdica" que era EE.UU. y de la debilidad del carácter brasileño
debido a la miscegenación (mezcla racial). Por eso pedía que de ningún modo fuesen
seleccionadas personas de "color" para la embajada por:"la mala impresión que daría" (Sixirei
1988: 411).
27. Desde la abolición de la esclavitud en 1888 hasta principios de los años veinte la mezcla
racial fue percibida por las élites brasileñas como un impedimento genético a cualquier intento
de creación de una identidad nacional. De hecho, el mestizaje era entendido como un
debilitamiento del "espíritu nacional", principalmente a partir de la necesidad de tener que crear
un discurso nacionalista englobador de los diferentes proyectos de estado-nación tras la
independencia de la metrópoli. Esta devaluación de la pureza blanca fue, asimismo, compartida
por la mayoría de las élites gobernantes de los demás países americanos y alimentada por los
pensadores europeos.3 Como ejemplo de ello cabría citar las palabras de un historiador inglés
del siglo XVIII que, al reflexionar sobre la situación de Jamaica, advertía con estas palabras
contra la admisión de población negra en Inglaterra, dado que el resultado sería una mezcla
"contaminada": "…Hasta la nación entera se asemeja a los portugueses y moriscos en el color
de la piel y en la bajeza de la mente" (Citado en Bender 1973: 26).
28. A partir de la década de 1920, en Brasil se produjo un fuerte auge cultural y político de
la mano del movimiento modernista. Algunos intelectuales y artistas intentaron recuperar (de
forma teórica) las aportaciones negras a la sociedad brasileña como elementos positivos,
enriquecedores, y plenamente integrantes de la nueva sociedad. Pero sería sobre todo con la
publicación de Casa grande e Senzala de Gilberto Freyre (1933) que cambiaría definitivamente
la percepción sobre el valor de la mezcla racial y de la "genuina" forma de ser brasileña. El
complejo de inferioridad vivido hasta el momento se transformó en una "multirracialidad"
positiva proyectada hacia fuera.
29. A partir de este discurso se planteó, seguramente por primera vez, una exposición
detallada de lo que podría llamarse la identidad nacional brasileña, en la cual estarían
representados todos los elementos que la integran, lo indígena, lo negro y lo blanco, con valores
asignados previamente a cada uno de ellos. Los rasgos biológicos y culturales se habrían
fusionado para dar esa miscegenación característica del Brasil moderno, que, por lo tanto,
homogeneizará al pueblo brasileño. La "democracia racial" será un hecho y a ésta se la
denominará "lusotropicalismo", término acuñado por el propio Gilberto Freyre para aglutinar el
legado portugués y que podría sintetizarse en el siguiente refrán popular recogido por Bender
(1973: 26): "Dios creó a los portugueses y los portugueses crearon a los mestizos".
3. Desde principios del siglo XV, los exploradores, autores y estadistas portugueses y las élites de sus
colonias enaltecieron la grandeza de su misión colonial de descubrir, conquistar, y colonizar en tierras
distantes. Durante siglos, la intelectualidad, la literatura y el discurso político elogiaron la bravura de
los soldados, la tenacidad de los colonos y, sobre todo, la divina inspiración de Portugal en transmitir
los valores cristianos y la civilización occidental a los indígenas de África, de las Américas, de la India
y de Asia. Hasta mediados del siglo XX, esta auto-adulación se dirigía a las élites dominantes, las
cuales hacían hincapié en ser los más civilizados de los civilizados (Quintero- Rivera 2000).
La identidad nacional
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9
El Brasil de los populismos
30. Este planteamiento fue rápidamente recogido por el discurso político oficial y fue
institucionalizado como "verdad de fe" con el apoyo de otros escritores que siguieron
desarrollando estas tesis. A partir de entones, las personas (negras, mulatas, indias) que
consiguieran situarse mejor en el escalafón social serían las que previamente habrían
renunciado a su pasado como grupo diferente y aspiraran a integrarse en un modelo oficialmente
"homogéneo", presentado como positivo y universal pero de hecho excluyente dada la
subsistencia de racismo (Quintana-Rivero 2000).
31. En Brasil la visión de "el otro" dentro de la "democracia racial" se fue perfilando como
un discurso unificador y eliminador de diferencias dentro del proyecto nacional. Lo indígena y
lo africano pasaron a considerarse como algo del pasado, produciéndose una tendencia "natural"
a su integración en un proyecto homogéneo con una cultura común marcada por el predominio
blanco. Se estaba creando la identidad de un país a partir de los elementos culturales y sociales
que interesaban a las élites gobernantes y que eran capaces de poder englobar a toda la
sociedad.4
32. Esta "nueva identidad" traspasó las fronteras de Brasil y la justificación del populismo
de Getúlio Vargas. Gracias a estos aportes teóricos creados en Brasil, a partir de los años
cincuenta, la dictadura salazarista portuguesa adoptó las tesis "lusotropicalistas" para justificar
su presencia en el continente africano, la India y Timor. Se invitó a Gilberto Freyre a realizar
un viaje por las colonias, fruto del cual escribió Um brasileiro em terras portuguesas, texto que
difundió internacionalmente la ideología del lusotropicalismo y cuyos argumentos utilizó
Portugal al intentar convencer a la opinión pública del derecho que tenía a permanecer en África
para proteger y mantener "los paradigmas de la democracia racial"(Bender 1980).
33. Apenas unos días antes de la Revolución de los Claveles, el golpe militar llevado a cabo
por oficiales del ejército portugués descontentos con las guerras coloniales que mantenían en
África, en abril de 1974, Marcello Caetano hacía estas declaraciones a la revista francesa Le
Point :"Estamos luchando en defensa de los derechos que tienen todos los hombres de vivir
juntos en África y, sobre todo, en defensa de la sociedad multirracial que allá formamos" (citado
en Bender 1980: 7). De hecho Portugal apuntaba hacia sus sociedades multirraciales como
prueba que no estaba empeñado en un colonialismo explotador, viéndose, por consiguiente,
moralmente autorizado a permanecer en África.
Bibliografía
Bender, J. Gerald. (1980). Angola sob o domínio português: mito e realidade. Lisboa:
Livraria Sá da Costa Editora.
Castro Gomes, Àngela (1994). A Invenção do Trabalhismo. Rio de Janeiro: Dumrá.
4. La dictadura de Vargas tenía un agudo sentido de la importancia política de la cultura popular como un
medio de aglutinar apoyos al gobierno. Por ejemplo, hombres de Getúlio canalizaban dinero para
financiar el equipo de fútbol brasileño, que ya no era blanco del todo, dando resultados espectaculares.
Otro tanto pasó con las manifestaciones genuinamente afrobrasileñas como la samba y el carnaval, que
durante largos años habían estado prohibidas por temor al levantamiento de los esclavos. El gobierno
de Getúlio Vargas fue el primero en promover las escuelas de samba y el carnaval, especialmente el de
Rio de Janeiro. Esta política que quedó más clara a partir del golpe de 1937 se realizó con la intención
de fortalecer el sentido de que la nación tenía su propia identidad como, o al menos parcialmente, a
través de instrumentos poderosos como el fútbol, la música y la danza (Skidmore 2000).
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José Luis Ruiz-Peinado
Gomes da Cunha, Olívia Maria (1995-96) ). "1933: um ano que fizemos contatos". En
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musical do caribe hispânico e do Brasil (1928-1948). São Paulo: Annablume/FADESP.
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Bibliografía
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El Brasil de los populismos
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Luis Laborda Oribes
Aproximación a La naranja mecánica (A Clockwork
Orange)
Luis Laborda Oribes
Resumen / Resum / Abstract
El artículo elabora una aproximación formal y temática de la novela de Anthony Burgess, La
naranja mecánica, y la adaptación cinematográfica de Stanley Kubric. Compara los recursos
literarios y cinematográficos utilizados. Y reflexiona sobre la fascinación de S. Kubric por el
siglo XVIII. / L'article elabora una aproximació formal i temàtica a la novel·la d'Anthony
Burgess, La naranja mecánica, i l'adaptació cinematogràfica d'Stanley Kubric. Compara els
recursos literaris i cinematogràfics emprats. I reflexiona entorn la fascinació d'S. Kubric pel
segle XVIII. / The article devises a thematic and formal approximation of the novel of Anthony
Burgess, A clockwork orange, and the film adaptation of Stanley Kubric. It compares the film
and literary resources utilized. And focus on the fascination of S. Kubric by the 18th century.
Palabras clave / Paraules clau / Key Words
Cine, Kubric, literatura, siglo XVIII. / Cinema, Kubric, literatura, segle XVIII. / Cinema,
Kubric, literature, 18th century.
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La naranja mecánica. La novela de Anthony Burgess1 y la adaptación
cinematográfica de Stanley Kubrick: aproximación formal y temática.
1. “‘Per tal d’oposar-me a l’intent d’imposar-li a l’home, criatura que madura i és capaç de
demostrar bondat, de beure el nèctar que brolla dels llavis barbuts de Déu, per tal d’oposar-me,
dic, a l’intent d’imposar-li lleis i condicions tan sols apropiades per a una creació mecànica, alço
la ploma com una espasa...’” (Burgess, 1983: 43). F. Alexander, personaje de la obra de
Anthony Burgess (1917-1993) opuesto a la política gubernamental, expresa, a través de su
novela La naranja mecánica (en un maravilloso juego de espejos o, si se quiere, de metaficción,
emprendido por el literato británico) su desprecio moral por las técnicas emprendidas por el
siniestro Ministro del Interior para regenerar a los delincuentes. La Técnica de Ludovico,
llevada a cabo por el Instituto Estatal de Recuperación de Delincuentes, consiste en inyectar la
sustancia de Ludovico en el brazo del delincuente para luego someterlo a una sesión de vídeos
en los que contempla todas las atrocidades de las que se le quiere alejar: Alex, joven
protagonista de la obra, es obligado a contemplar violentas disputas, agresiones varias o desfiles
militares del régimen nazi. Para ello se le hace sentar sobre una particular butaca a la que es
atado, se le coloca un extraño casco lleno de cables sobre la cabeza y se le fija la mirada en la
pantalla a través de unas pinzas que le impiden cerrar los párpados y le obligan a ver, primero
con tenebroso placer y luego con angustiosas náuseas, los vídeos preparados por la comunidad
de médicos que observan su rápida regeneración. El gobierno pretende reducir los índices de
delincuencia a través de esta técnica que, tras su aplicación, produce un peculiar efecto sobre el
1. Anthony Burgess publicó por vez primera La naranja mecánica (A Clockwork Orange) el año 1962.
Resumen / Resum / Abstract
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Aproximación a La naranja mecánica (A Clockwork Orange)
delincuente: cuando éste intenta delinquir padece, de forma inevitable, un severo malestar físico
acompañado de violentas náuseas que le inducen a reconducir su conducta. La Técnica
Ludovico no produce una regeneración moral del individuo, sino una respuesta física ante el
delito que le obliga, en beneficio de su bienestar físico, a llevar una conducta social.
2. Alex, adolescente violento y pendenciero, es sometido a esta singular técnica tras ser
apresado por la policía y traicionado por sus drugos (esto es, sus amigos, en el argot adolescente
ideado por Burgess al que llama nadsat, inteligente y divertida mezcla de inglés y ruso). La
regeneración de Alex será inevitablemente cuestionada por los sectores contrarios a los métodos
emprendidos por el Ministro del Interior. El propio capellán de la prisión en la que pasa sus días
de confinamiento el joven Alex expresa sus dudas acerca de las cualidades de la Técnica
Ludovico: “La qüestió és saber si aquesta tècnica pot tornar bo un home. La bondat ve de dins,
6655321. La bondat és una cosa que cal elegir-la. Quan l’home no pot elegir deixa de ser home”
(Burgess, 1983: 108). Es este, precisamente, el tema central de la obra de Burgess: “Res no fa
més por a Burgess que la passivitat i allò que el bocabada és que el fet de triar lliurament una
opció -encara que sigui una opció ‘malvada’- sigui infinitament més digne que no pas
l’acatament del ramat” (Monzó, 1983: 15). Por tanto, a la cualidad natural del hombre capaz de
madurar como un fruto de la madre naturaleza bajo una voluntad que le permite el libre albedrío
se confronta la reducción de su voluntad y su conversión en poco más que una máquina, en un
jugoso fruto natural mecanizado, en definitiva, en una naranja mecánica.
3. “Més: la maldat és cosa del jo, d’un mateix, de tu o de mi, en l’odinoqui de cadascú, i
aquest jo és obra del vell Bog i és també el motiu del seu orgull i de la seva radosti. El no-jo,
però, no pot contenir el mal, per consegüent els vecs del govern i els jutges i les escoles no poden
consentir el mal perquè no poden consentir admetre el jo” (Burgess, 1983: 62). Los
pensamientos de Alex, confusos y ambiguos, introducen una personal reflexión acerca del noyo (el individuo desnaturalizado) y de los órganos represores de la voluntad del individuo,
también censurados por el capellán de la prisión quien, frente a un Alex incapaz de albergar ni
tan siquiera un pensamiento violento (que le conduciría, irremediablemente, a la náusea),
afirma: “El propi interès, el temor al dolor físic l’han menat a fer aquell acte grotesc
d’humiliació. La manca de sinceritat ha estat evident. Ja no és un malfactor, però també ha
deixat de ser una criatura capaç d’elegir d’acord a conceptes ètics” (Burgess, 1983: 153). Los
interrogantes éticos del capellán se convierten en vivos alegatos políticos en manos de F.
Alexandre, el escritor de La naranja mecánica, el cual censura las prácticas totalitarias del
gobierno para enfrentarse a la violencia que alberga la sociedad (por cierto, curiosamente,
nuestro atormentado escritor responde al mismo nombre que el protagonista y “Humilde
Narrador” de esta historia quien fue responsable, a su vez, de la muerte de la esposa de aquél;
veremos que la casualidad, base de la estructura paralela de dos de las tres partes de la obra, es
un tema recurrente).
4. La brutalidad de las acciones de Alex y sus drugos no logra invalidar la reflexión de la
obra. El propio Stanley Kubrick (1928-1999) se expresaba en los siguientes términos en una
entrevista concedida a Michel Ciment: “Si Alex fuera menos ‘malo’, la historia se parecería a
uno de esos westerns que aspiran a posicionarse en contra del linchamiento. Pero, de hecho,
puesto que se lincha a un inocente, la moraleja indicaría: ‘No se debe linchar a la gente porque
pudiera ser que fuera inocente’. Cuando en su lugar sería ajustado decir: ‘No se debe linchar a
nadie’. Con el fin de mostrar la acción del gobierno con todo su horror, debía elegirse como
víctima a alguien totalmente depravado, por lo tanto, cuando el gobierno le transforma en
zombie, el espectador se percata de que es profundamente inmoral hacer eso, incluso a
semejante criatura. Si Alex no fuera la encarnación del Mal, sería muy fácil decir: ‘Sí, por
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Luis Laborda Oribes
supuesto, el gobierno está equivocado, porque no es tan malo como parece’. De este modo, el
problema queda más evidente” (Ciment, 2000: 162-163). En este sentido, ni la novela ni la
película hacen ninguna concesión, la complejidad del problema moral que nos plantean no está
en modo alguno simplificada ni ofrece soluciones sencillas y unívocas; posiblemente es esta una
de las características que acerca, inicialmente, ambas obras a la ironía: el desasosiego de la
crítica a un sistema de valores sin plantear una alternativa para el mismo.
5. Nueve años más tarde de la edición de la novela de Burgess Stanley Kubrick presentó su
impresionante adaptación. Pronto provocaría las opiniones más enfrentadas: desde acusaciones
por su mostración de la violencia hasta encendidos debates periodísticos sobre su supuesta
responsabilidad en actos vandálicos cometidos contemporáneamente en Gran Bretaña por
jóvenes ataviados con vestimenta similar a los protagonistas de la película. Todo ello condujo
a Kubrick a pedir a la productora retirar la obra de las pantallas británicas en una decisión
singular. Hoy es un clásico que emparenta a Kubrick con el propio Burgess y con su estimado
siglo XVIII al acercarse a ese tiempo y a sus más notables literatos a través de este perverso
cuento filosófico.
La ironía en La naranja mecánica:
recursos formales literarios y recursos formales cinematográficos
6. En la novela de Anthony Burgess y aún más en su adaptación cinematográfica aparece la
ironía bajo formas variadas. Desde el lenguaje, utilizado sabiamente por Burgess, del relato
literario hasta su adaptación cinematográfica, donde el relato en primera persona sufre una
doble distorsión: la de las palabras de Alex, “Vuestro Humilde Narrador” -cual falsas memorias
de campesinos y señores que vivieron y murieron bajo las luces y las sombras del siglo XVIII-,
y la de las imágenes. En cualquier caso, las formas de la ironía se articulan entorno a diversos
elementos de la historia, abrazándola en su conjunto y comprometiendo la lectura hacia una
interpretación que promete algo más que una literalidad de sentido.
7. Entre otros, y sirva como muestra de lo anteriormente expuesto, reciben un tratamiento
irónico los siguientes elementos de la historia:
a. El tratamiento crítico a un sistema político que muestra tendencias absolutistas (el
omnipresente partido gubernamental y su inquietante Ministro del Interior) y a una sociedad
que camina entre la violencia y la degradación del entorno urbano y moral.
b. La estructura tripartita de la historia, la cual muestra un exceso de coincidencias -para una
novela de corte realista- en su primera y tercera partes y, sobre todo, un personaje central
cuyos excesos ponderan aún más el contenido moral de la obra. La estructura de la obra es,
precisamente, uno de los aspectos de la novela que más interesaron a Kubrick: “La intriga
de La naranja mecánica contiene más elementos del cuento de hadas o de la mitología que
de las ficciones realistas. Reposa en una serie de coincidencias inconcebibles en una
película realista. En una obra realista no podría haber esa simetría de situaciones al
principio y final de la historia que, creo, es uno de los aspectos más brillantes de la novela”
(Ciment, 2000: 163).
c. La alianza final entre los delincuentes y maleantes (personificados en la figura de Alex) y las
autoridades gubernamentales. Sobre el particular también se expresa en términos elocuentes
el cineasta norteamericano respondiendo a una inteligente pregunta de Michel Ciment: “-
La ironía en La naranja mecánica:
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Aproximación a La naranja mecánica (A Clockwork Orange)
Políticamente la conclusión muestra la alianza entre el sinvergüenza y las autoridades. Cierto, a partir de un momento dado el gobierno utiliza la violencia para sus propios fines;
eso explica la alianza entre Dim y Georgie convertidos en policías y por supuesto con Alex.
Creo que debe verse la última escena en su contexto satírico, así: ‘Ya estoy curado’ se
parece al grito del Dr. Strangelove: “Mein Füher, ando!”2. Y la imagen de Alex como un
niño criado en el seno de esta sociedad totalitaria y completamente corrompida, supone un
efecto cómico de primera categoría y un excelente símbolo” (Ciment, 2000: 149). La
película finaliza como el penúltimo capítulo de la novela, esto es, con la restitución de la
voluntad de Alex, nuevamente convertido en un maleante. No obstante, este delincuente
acaba pactando con un gobierno acosado por los sectores opuestos a su política totalitaria
que convierten el caso de Alex en un arma arrojadiza contra las autoridades. Tras el pacto
vemos una nueva imagen extraída de la imaginación de Alex en la que una pareja consuma
el acto sexual ante la mirada y los aplausos de una multitud burguesa ataviada con trajes
decimonónicos, escena acompañada por el último movimiento de la Sinfonía No. 9 (1824)
del “divino” Ludwig van Beethoven (1770-1827) y por la voz de Alex, quien nos informa:
“Sin lugar a dudas yo ya estaba curado”. El libro, sin embargo, introduce un último capítulo
en el que uno de los drugos de Alex decide casarse y el propio Alex madura y abandona sus
correrías para hacerse un adulto responsable. La sorpresa que muestra el propio Kubrick
ante este sorprendente final es compartida. La ironía, el carácter crítico, del resto de la obra
muestran a este último capítulo como un añadido innecesario y forzado. Incluso desde el
punto de vista formal. El penúltimo capítulo de la novela acaba con las palabras de Alex
citadas anteriormente en lo que a todas luces parece un colofón perfecto para la narración:
la curación irónica de Alex, que corresponde a la restitución de su voluntad y, por ello, a su
vuelta a la maldad. Introducir un último capítulo donde, de forma excesivamente
precipitada, en unas pocas páginas, Alex abandona su maldad en beneficio de su incipiente
madurez implica socavar el carácter irónico de la primera “curación” de Álex y dejar
entrever que finalmente el orden vuelve a encontrar su lugar, cual melodrama
decimonónico. Por todo ello, no es un final comprensible ni desde el punto de vista formal
ni desde el punto de vista temático (ambos, por cierto, sabiamente entrelazados).
d. La relación entre el arte y la moral, expresada singularmente en el comportamiento de Alex
y su sorprendente gusto musical. Aspecto presente tanto en la novela como en la película,
Kubrick muestra también en este punto un cierto pesimismo acerca de la posible redención
de la naturaleza humana a partir del arte. Para ello utiliza el símil de la Alemania nazi al
responder a una pregunta de Michel Ciment: “-A Alex le encanta la violación y Beethoven:
¿No hay, en su opinión, efecto directo del arte sobre la realidad? -Esto demuestra
seguramente el fracaso de la cultura en el terreno moral. Los nazis escuchaban a Beethoven.
Algunos eran personas muy cultas; y sin embargo no cambió nada su comportamiento
moral” (Ciment, 2000: 163). De igual modo, la música marca en muchos momentos el ritmo
narrativo de la obra. Tanto es así que la narración que Alex emprende de sus fechorías, su
posterior caída y su último “renacimiento”, está tamizada por la particular visión del mundo
del joven protagonista, en la que la música ocupa un lugar central.
e. El lenguaje es, particularmente en la novela (por razones obvias), un elemento irónico de
primer orden. Los adolescentes de la obra hablan un curioso lenguaje, el nadsat, que
2. En ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove or How I Learned to Stop Worrying and
Love the Bomb, 1963) de Stanley Kubrick, Peter Sellers, en uno de los tres papeles que interpreta, el del
doctor Strangelove –un científico exportado de la Alemania nazi–, al final de la película se levanta de
su silla de ruedas y grita: “¡Mein Füher, ando!”.
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introduce algunos términos que a un lector perspicaz le recordarán a Jonathan Swift (16671745) y Los viajes de Gulliver (Gulliver’s Travels, 1726): “Esta última película se refiere
explícitamente al cuento filosófico de Voltaire (Candide)3 en su estructura general, y a
Swift, con el ‘nadsat’, la lengua de los ‘drugos’ en la que ‘cabeza’ se dice ‘gulliver’”
(Ciment, 2000: 64).
8. Burgess trabaja el lenguaje de forma irónica en más de una ocasión. Como ejemplo de ello
nos presenta gradualmente al “ínclito” ministro del Interior como “ministre de l’Interior o de
l’Inferior, el de l’Interior o de l’Inferior, Min de l’Int Inf, Minintinf i min” (Burgess, 1983: 208209), despojándolo, de este modo y de forma paulatina, de su severa gravedad.
9. Igualmente introduce expresiones orales que tienden a ponderar aún más el carácter
confesional de la obra, cual memorias escritas desde la sinceridad por Alex.
a. Kubrick traslada algunas situaciones de la novela expresadas verbalmente a un lenguaje
visual enormemente imaginativo con un explícito contenido irónico. De ello es una
excelente muestra el encuentro sexual entre Alex y dos jóvenes filmado a cámara rápida con
el contrapunto de la obertura de Guillermo Tell (Guglielmo Tell, 1829) de Gioacchino
Antonio Rossini (1792-1868). Precisamente, Alex encuentra a estas dos muchachas en una
tienda de discos donde, si observamos bien la escena, podemos ver la banda sonora de
2001: una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968).
a. Finalmente, podemos citar las ensoñaciones de Alex, que ilustra con su imaginación algunos
pasajes bíblicos (nuestro narrador se encuentra particularmente fascinado por el Antiguo
Testamento y ello, lógicamente, no es casual) o sufre estados extáticos a través de la música
de su idolatrado Beethoven: “La música, a mi, més aviat m’excitava, oh germans meus, i
em feia sentir com si fos el vell Bog en persona, disposat a descarregar llamps i centelles, i
tenir els vecs i les ptitses critxant sota el meu ha ha poder” (Burgess, 1983: 64).
La fascinación de Kubrick por el siglo XVIII
10. La fascinación de Stanley Kubrick por el siglo XVIII se manifiesta a lo largo y ancho de
toda su obra. Siglo de las luces, del racionalismo científico y enciclopedista, es también el
marco de maestros del sentimiento y del análisis de personajes como Marivaux (1688-1763) o
Samuel Richardson (1689-1761). De igual modo, es el siglo del cuento filosófico de Voltaire,
de la fina ironía de Jonathan Swift, de la Independencia de las colonias inglesas de norteamérica
y de la Revolución francesa (y, con ambos acontecimientos, del surgimiento de nuevos modelos
políticos y sociales), de enfrentamientos armados y de pensamiento político a través de
Rousseau o los federalistas estadounidenses Alexander Hamilton (1757-1804), John Jay o
James Madison (1751-1836). Por todo ello, es un siglo de contradicciones en el que tiene buena
parte de su origen el mundo contemporáneo, entre revoluciones industriales (fundamentalmente
la británica), revoluciones políticas (la norteamericana y la francesa) y revoluciones del
pensamiento (donde la filosofía alemana alumbra una nueva Edad de Oro). Cineasta inquieto,
pesimista respecto a la naturaleza humana pero irónico con lo que ello tiene de compromiso (que
no de partidismo o de adhesión) con su arte y con el mundo que le rodea, del cual es severo
observador y crítico riguroso, Kubrick encuentra en el siglo XVIII las paradojas y las
contradicciones del mundo moderno que, en gran medida, configuran nuestra historia
contemporánea.
3. Voltaire (1694-1778) publica Cándido (Candide) el año 1759.
La fascinación de Kubrick por el siglo xviii
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Aproximación a La naranja mecánica (A Clockwork Orange)
11. El siglo XVIII aparece al lo largo de la obra de Kubrick en diversas circunstancias. A
modo de ejemplo, muestro aquí algunos momentos de su filmografía donde se manifiesta de un
modo más o menos evidente:
a. Barry Lyndon (1975)4, obra ambientada en la segunda mitad del siglo XVIII, es la muestra
más evidente del interés del director norteamericano por la historia moderna y, más
concretamente, por el Siglo de las Luces: “Barry Lyndon restituye a aquella época su
gravedad, su peso histórico: no olvidemos que el mundo moderno nace del siglo de las luces
y Kubrick al preguntarse desde hacía diez años sobre el futuro, tenía forzosamente que
remontarse a los orígenes” (Ciment, 2000: 64). La película tampoco está exenta de ironía,
muy al contrario, recoge tal vez una de las mayores paradojas de la obra de Kubrick,
aspecto que tendremos ocasión de debatir. “En cualquier caso, se confirma lapidariamente
lo que Kubrick recoge en el rótulo de su epílogo: ‘Fue durante el reinado de George III que
los personajes mencionados vivieron y altercaron. Buenos o malos, hermosos o feos, ricos o
pobres, todos son ahora iguales’ La existencia, finalmente, coloca a todos en su sitio. Una
verdad absoluta” (García Fernández y Sánchez González, 2001: 59).
b. En la última parte de 2001: una odisea del espacio aparecen de una forma inicialmente
sorprendente decorados estilo Luis XVI. Curiosa elección de Kubrick: de todos los
decorados posibles, reales e imaginarios, la inteligencia superior y extraterrena (divina o
no) sugerida (que no mostrada) en la película escoge los antedichos decorados para su
encuentro con el Hombre, contacto del que surgirá un ser mejorado.
c. También en 2001 podemos observar el sueño de la creación de un autómata, ligado al siglo
XVIII y elevado a su máxima expresión a través del ordenador HAL 9000. Respecto a las
creaciones de ingenios mecánicos, resulta enormemente interesante la elipsis que permite a
Kubrick pasar de la prehistoria al año 2001, en la que el hueso lanzado al aire por un
primate se convierte en un satélite de semejante forma. El contenido poético de la escena es
incuestionable hasta tal punto que confirma aquello que Sergei Mijailovich Eisenstein
(1898-1948) ya reivindicaba para el cine: la capacidad de asumir los tropos literarios.
Kubrick establece una analogía formal y semántica, por cuanto el hueso es la primitiva
herramienta que a través de una tremenda elipsis se convierte (por la afinidad de sus
formas) en una moderna “herramienta” de telecomunicaciones como es un satélite.
d. En Lolita (Lolita, 1962) aparece un retrato pintado siguiendo un estilo afín a Thomas
Gainsborough (1727-1788) detrás del cual muere Quilty (Peter Sellers) acribillado por las
balas disparadas por Humbert Humbert (James Mason), en los últimos minutos de la
película.
e. Como advierte el propio Michel Ciment, La naranja mecánica se refiere en su estructura
general al cuento filosófico de Voltaire (Ciment, 2000: 64). De hecho, ambas obras
muestran un inequívoco pesimismo respecto a la naturaleza humana: “El espectáculo del
mal le rebela contra la ley de la necesidad: ¿cómo puede ser el mal necesario? La libertad
despierta la esperanza de poder huir de tanta desgracia. Voltaire advierte que no hay que
hacerse ilusiones, el mal es natural y la libertad sólo una paradoja de la necesidad”
(Ramoneda, 1996: 381). En este sentido cuestionan el optimismo antropológico de Rosseau
y no dudan en rebatir (en el caso de Voltaire de forma explícita) las teorías del mismo.
4. Adaptación de la novela de William Makepeace Thackeray (1811-1863) The Luck of Barry Lyndon
(1844).
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Como muestra de todo ello en ambas obras se debate acerca de la libertad. “El discurso de
Voltaire se mueve entre la necesidad y la posibilidad: ‘Sucederá lo que podrá ser’, dice
Cacambo. Esta posibilidad, este poder, que lucha con los designios de la necesidad y que
probablemente también es necesario, es el estrecho margen de maniobra de la libertad”
(Ramoneda, 1996: 380-381).
12. El cuento filosófico, como narración que plantea, a través del periplo de un personaje, un
problema de orden antropológico, moral, metafísico o de cualquier otro orden, de algún modo
es retomado por La naranja mecánica, cuya estructura tripartita con una exacta correspondencia
especular entre la primera y la tercera partes responde, en alguna medida, a este planteamiento
discursivo que permite desarrollar con enorme habilidad narrativa un problema de orden
filosófico.
13. Pero aquello que más poderosamente une a obras tan distantes en el tiempo como
Cándido y La naranja mecánica es la ironía. “De hecho, Voltaire nunca vinculó por completo
razón y acción. Siempre mantuvo cierta distancia: la ironía. [...] La ironía quiere decir
sencillamente que no hay redención” (Ramoneda, 1996: 381). A Cándido y a sus desventurados
compañeros finalmente no les queda otra alternativa viable más que cultivar su jardín: “Trabajar sin razonar, dijo Martín, es la única forma de hacer soportable la vida” (Voltaire, 1994:
169). La respuesta a las convulsiones del mundo es descorazonadora. No hay ningún héroe
épico que resuelva la crisis y restablezca el orden. En La naranja mecánica, si cabe, el final es
aún más descorazonador: la celebración de la maldad se establece con el singular pacto entre
Alex (la violencia individual) y el Ministro del Interior (la violencia de Estado): la visión final
de Alex, dos jóvenes consumando el acto sexual y aplaudidos por unos espectadores ataviados
con ropa de época es la ironía final que nos reserva la inteligente mirada del artista que viene a
afirmar la gran función de la ironía: disimulando su propósito a través de las formas artísticas
critica un sistema de valores sin proponer otro, evitando moralizar a través de fórmulas más
ambiguas que apuntan al relativismo de las cosas. Todo lo cual, finalmente, expresa de forma
paradójica el más firme de los compromisos.
14. Michel Ciment destaca la curiosidad de Kubrick por el siglo XVIII en palabras muy
elocuentes y acertadas que describen las constantes del siglo: “El siglo XVIII marca también el
encuentro entre la pasión y la razón. Veremos que estos dos términos representan los polos del
universo kubrickiano. La fascinación por la razón se manifiesta en la filosofía de las luces, en
la arquitectura, en el nacimiento de las ciencias y las técnicas (el hombre, antes de conquistar el
cosmos, aprende a volar), en la afición por los autómatas (el pato de Vaucanson, el jugador de
ajedrez de Kempelen) [...] Pero esta pasión por la lógica y el equilibrio va acompañada de una
exaltación del sentimiento, como el jardín a la inglesa que rodea la arquitectura palladiana.
Laclos, experto en balística e inventor del obús, y Beaumarchais, relojero e inventor del reloj de
escape, son también maestros del sentimiento. Así lo ha puesto de manifiesto Jean Starobinski:
‘Desde el principio de este siglo ‘racionalista’, la razón teórica acepta reconocer en el orden de
la poesía y de las bellas artes el imperioso dominio de la pasión’” (Ciment, 2000: 66-67).
15. Todo ello confirma la fascinación del cineasta por un siglo al cual se acerca también con
ironía. Es más, tal vez la gran ironía de la obra de Kubrick se encuentra, precisamente, en su
visualización del Siglo de las Luces, esto es, en Barry Lyndon. La extrema belleza formal de la
obra se manifiesta frente a un tremendo pesimismo en su descripción de la naturaleza humana;
esto es, yuxtapone una tremenda belleza formal a un contenido pesimista. Paradoja
comprensible en la obra de un artista que abandona los personajes planos en beneficio de la
La fascinación de Kubrick por el siglo xviii
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Aproximación a La naranja mecánica (A Clockwork Orange)
ambigüedad moral y del relato de interpretación poliédrica. Kubrick, finalmente, es una artista,
y frente a su visión pesimista del hombre y su historia, el arte, revestido por una elegante ironía,
es un plausible refugio de equilibrio y belleza.
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Stanley Kubrick, basado en la novela de Anthony Burgess. Fotografía: John Alcott. Música:
Walter Carlos. Intérpretes: Malcolm McDowell, Patrick Magee, Michael Bates, Warren Clarke.
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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop
Worrying and Love the Bomb, 1964). Director: Stanley Kubrick. Guión: Stanley Kubrick, Terry
Southern, Peter George, basado en la novela Red Alert de Peter George. Fotografía: Gilbert
Taylor. Música: Laurie Johnson. Intérpretes: Peter Sellers, George C. Scott, Sterling Hayden,
Keenan Wynn. Duración: 93’. Estados Unidos.
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20
DOSSIER-2003
ISSN 1696-4403
Jesús Mirás Araujo
Una aproximación al peso del servicio doméstico femenino
en la ciudad de a Coruña entre 1900 y 1960
Jesús Mirás Araujo (Universidade da Coruña)
Resumen / Resum / Abstract
El artículo se centra en la evolución de la población activa en la ciudad de A Coruña durante
la primera mitad del siglo XX. El objectivo principal es mostrar la elevada presencia de los
servicios de bajo nivel de cualificación y en particular del servicio doméstico. / L'article se
centra en l'evolució de la població activa a la ciutat de A Coruña durant la primera meitat del
segle XX. L'objectiu principal és mostrar l'elevada presència dels serveis de baix nivell de
qualificació i en particular del servei domèstic / The article focus on the active population
evolution in the city in A Coruña during the first half of the 20th century. The main objetive is
to show the high presence of the low level services and particularly of the domestic service.
Palabras clave / Paraules clau / Key Words
A Coruña, cualificación, población activa, servicio doméstico femenino. / A Coruña,
qualificació, població activa, servei domèstic femení. / A Coruña, qualification, active
population, female domestic service.
21
Introducción
1. El trabajo se centra en la evolución de la población activa en una ciudad española de rango
intermedio durante la primera mitad del siglo XX. El objetivo principal es mostrar la elevada
presencia de los servicios de bajo nivel de cualificación, en particular del más significativo de
ellos, el servicio doméstico, un sector de actividad que recientemente ha recibido una creciente
atención (Giles 2001; Meldrum 2000, 1998; Saptari 1999; Drake 1999; Dubert 1999; Sarti
1997; Fauve-Chamoux 1998; Tinsman 1992; Arru 1991).
2. Uno de los obstáculos metodológicos más serios para el análisis reside en la ocultación,
invisibilidad o distorsión del rol y funcionalidad del trabajo femenino (Sarasúa 2000: 79; Soto
1984: 296), un fenómeno presente durante el siglo XIX y principios del XX (Hudson y Lee
1990). En particular, el servicio doméstico como categoría laboral se encontraba entre la
invisibilidad del trabajo doméstico y la economía “sumergida”. Además, el trabajo doméstico
ha tenido que padecer la lacra de su escasa consideración social (Borderías 1991: 107; Glenn
1992), de tal manera que el servicio doméstico parece haber heredado su infravaloración, a
pesar de tratarse de un empleo (mal) remunerado.
La evolución demográfica general
3. A Coruña era a principios del siglo XX la ciudad más importante de Galicia, con 43,971
habitantes en el año 1900. Sin embargo, esto sólo le sirvió para ocupar una posición intermedia
dentro de la jerarquía urbana española, que osciló entre las posiciones 15ª y 18ª durante la
Resumen / Resum / Abstract
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Una aproximación al peso del servicio doméstico femenino
primera mitad del siglo. A pesar de todo, la ciudad experimentó un notable crecimiento
demográfico, que se explica principalmente gracias a la inmigración procedente del entorno
rural próximo desde la segunda mitad del siglo XIX, siguiendo el patrón de la mayoría de las
ciudades españolas intermedias (Delgado 1995).
4. Se ha estimado que alrededor del año 1900 únicamente un 52,16 % de la población urbana
había nacido en la ciudad. La influencia de A Coruña se extendía al hinterland más próximo, de
tal manera que los principales flujos inmigratorios procedían de los municipios más cercanos,
aunque su influjo se extendía también hacia el resto de la provincia, pues alrededor de un 28,34
% de la población en 1900 había nacido en la provincia de A Coruña (Blanco 1996: 150-151).
Todo esto tuvo un profundo impacto sobre el mercado laboral urbano, debido a los efectos que
desencadenó sobre la estructura por edad y sexo de la población, particularmente sobre la
población activa, a través de un mayor crecimiento del número de hombres que de mujeres,
especialmente durante las etapas de más intenso flujo inmigratorio.
5. La población en su conjunto, y en especial la población activa, era joven. Esto permitía
que la población activa en 1900 únicamente representase el 43,28 % de la población total,
llegando incluso a disminuir en las décadas siguientes1. Por tanto, la población inactiva
superaba claramente a la población activa. Pero, en realidad, la principal “responsable” de este
fenómeno era la población femenina, pues el total de mujeres que no trabajaban o se dedicaban
a las tareas domésticas era elevado2.
6. La explicación de este fenómeno tiene que ver con el hecho de que la mujer todavía no
había alcanzado un status laboral equivalente al del hombre (Nash 1984), aun cuando el trabajo
femenino en A Coruña era muy importante para el sostenimiento de muchos unidades familiares
(Pereira 1992: 46). Además, el mercado laboral establecía reglas de acceso selectivas, lo que
dificultaba su entrada al mismo. Por otro lado, como veremos, las mujeres estaban
especializadas en actividades no avanzadas dentro del sector terciario, con la única excepción
de algunas industrias (tabaco, algunas manufacturas, pesca, etc.).
7. El sector económico dominante en la ciudad era el terciario3. Sin embargo, esto no
constituye necesariamente un signo de modernidad, pues en este sector existía una marcada
dualidad entre los servicios modernos y otros servicios más típicos del Antiguo Régimen, un
rasgo común a la economía española en su conjunto. Por un lado, existían servicios avanzados,
tales como los financieros, de gestión, las profesiones liberales, etc., en los cuales la presencia
masculina era abrumadora. Por otro, encontramos los servicios de baja cualificación, en los que
sí existía una destacada participación femenina. Estos estaban constituidos fundamentalmente
por comercio, administración, fuerzas de seguridad, hostelería, etc., y por los servicios
domésticos, personales y similares, los cuales tenían un un peso muy importante, al igual que
ocurría en la mayoría de las ciudades españolas (González 1982: 97-99)4.
1. La población activa evolucionó del siguiente modo: 1900 = 43,28 %; 1910 = 40,08 %; 1920 = 36,44 %;
1930 = 39,16 %; 1940 = 38,99 %; 1950 = 40,53 %; 1960 = 37,43 %. La población inactiva: 1900 =
56,72 %; 1910 = 59,92 %; 1920 = 63,56 %; 1930 = 60,84 %; 1940 = 61,01 %; 1950 = 59,47 %; 1960 =
62,57 %.
2. La población inactiva femenina representaba los siguientes porcentajes: 1900 = 69,91 %; 1910 = 74,83
%; 1920 = 83,15 %; 1930 = 78,63 %; 1940 = 83,85 %; 1950 = 80,45 %; 1960 = 82,12 %.
3. En 1900, el terciario representaba el 50,97 % de la población activa, frente al 30,76 % del sector
secundario y el 18,27 % del primario. En los años siguientes, el terciario osciló entre el 46,20 % de
1920, y el 55,24 % de 1940.
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DOSSIER-2003
ISSN 1696-4403
Jesús Mirás Araujo
Las principales actividades socioprofesionales. El servicio doméstico
8. Las distintas categorías empleadas por los Censos de Población para clasificar a los
habitantes de la ciudad muestran una gran estabilidad a lo largo del tiempo. Además de la
numerosa presencia de las tareas domésticas, casi siempre femeninas (denominadas miembros
de la familia), y de la población menor de edad (todos ellos conjuntamente, población inactiva,
cuyos agregados representaban en torno al 60 % del total de la población entre 1900 y 1960),
descubrimos las actividades profesionales y las diferentes actividades industriales. A
continuación, la siguiente posición la ocupaban varias actividades del sector servicios, dentro
de las cuales los servicios domésticos y personales sobresalían numéricamente, seguidos del
comercio, administración, fuerzas armadas, policía y transportes.
9. El servicio doméstico era un tipo de actividad dependiente y no autónoma para las
mujeres, que constituyó hasta el siglo XX la alternativa laboral que agrupó en un mayor
porcentaje a la población femenina. El servicio doméstico desempeñó simultáneamente tres
roles distintos. En primer lugar, el/la trabajador/a satisfacía ciertas necesidades materiales, tales
como la compra y elaboración de la comida, la limpieza y el mantenimiento general del hogar.
En segundo lugar, se hacía cargo del cuidado, educación y alimentación de los niños. Y,
finalmente, otra importante tarea era el desempeño de múltiples servicios que contribuían a
mejorar la calidad de vida y el bienestar de sus beneficiarios (Sarasúa 1983: 25).
10. En España, a principios del siglo XX, el menor nivel de industrialización y de desarrollo
económico en comparación con el entorno occidental influyó en la participación laboral de la
mujer. Dentro del sector terciario, el servicio doméstico constituía una de las actividades
laborales tradicionalmente más desarrolladas por las mujeres, e indudablemente era la más
importante desde un punto de vista cuantitativo, pues representaba el 72,6 % del total de
trabajadoras del sector servicios, sobrepasando el conjunto de empleos en la industria (González
1982: 97-99).
11. El servicio doméstico fue durante décadas el más numeroso subsector de actividad para las
mujeres de A Coruña, con una gran diferencia con respecto a otras formas de empleo (la única
excepción era la fábrica de tabacos). Aunque las mujeres no monopolizaban el servicio
doméstico, sí constituyeron la inmensa mayoría a lo largo de todo el siglo, una vez que el
servicio doméstico había experimentado un importante proceso de “feminización” a lo largo del
siglo XIX (Nielfa 2001: 5). El censo del año 1900 muestra un total de 2.867 trabajadores (el
6,44 % de la población total), de los cuales 197 eran hombres y 2.670 mujeres, es decir, el 0,98
% de la población masculina y el 10,94 % de la población femenina, véase el cuadro 1.
Cuadro 1: Principales actividades socio-profesionales en A Coruña en 1900 (% población total)
Hombres
Edad
< 12
12-29
20-39 40-59
Mujeres
> 60 Total < 12
12-29 20-39
40-59
> 60 Total
4. El sector industrial tenía un peso considerablemente menor, aunque existía una destacada presencia de
las mujeres en determinadas actividades manufactureras. Esto se explica por la existencia de algunas
fábricas que concentraban una elevada proporción de la población laboral femenina. La más
importante, indudablemente, la fábrica de tabacos y, en menor medida, ciertas actividad vinculadas con
la industria pesquera (conserva, hielo, etc.) (Mirás 1995).
Las principales actividades socioprofesionales. El servicio doméstico
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23
Una aproximación al peso del servicio doméstico femenino
Cuadro 1: Principales actividades socio-profesionales en A Coruña en 1900 (% población total)
Agricultura,
pesca, etc.
0,02
8,55
18,46
27,39 28,29 13,92
1,76
2,64
5,39
6,97
Industrias
diversas
0,19
17,58
16,82
17,86 10,50 11,95 0,29
17,37
16,40
15,89
8,03 11,91
Comercio
0,02
7,08
9,61
10,29
7,28
1,02
2,14
4,82
4,21
4,01
25,24
8,47
0,99 10,98
1,08
Policía y fuerzas
militares
6,50
0,98
2,88
2,22
0
Servicios
domésticos y
personales
0,02
1,05
1,60
1,18
0,04
8,04
20,38
10,63
7,69 10,94
% TOTAL
0,25
38,27
71,73
65,19 48,14 44,33 0,33
28,19
41,56
36,73
26,9 27,95
12. En 1930, el porcentaje del servicio doméstico había descendido al 5,28 % de la población
total (véase el cuadro 2 y cuadro 3). Dubert (1999: 210) ha demostrado que el porcentaje de la
población urbana ocupada en el servicio doméstico en Galicia no difería significativamente del
de otras áreas urbanas europeas durante este período. El número de sirvientes disminuyó en las
áreas urbanas gallegas hacia la primera década del siglo XX. Este declive ocurrió tanto en las
ciudades tradicionales (Santiago, Ourense o Lugo), como en aquellas caracterizadas por un
desarrollo endógeno más dinámicos, tales como A Coruña o Vigo...
Cuadro 2: Principales actividades socio-profesionales en A Coruña en el año 1930
(% sobre la población masculina)
24
Hombres
Edades
< 15
16-20
Tabaco
21-25 26-30
31-35
36-40
41-45 46-50 51-60
0,08
0,13
0,34
0,14
0,11
0,12
> 60
Total
0,22
0,17
0,09
Industrias diversas
1,42
26,88
26,60
39,21
37,16
35,27
32,84
34,79
33,87
30,99 21,44
Navegación
0,07
2,46
4,91
7,35
7,82
7,97
9,87
6,69
4,63
2,82
3,76
Comercios diversos
0,65
6,62
5,27
7,35
8,71
8,49
8,55
8,21
6,77
4,23
4,73
Servicio doméstico
0,08
0,86
0,49
0,59
0,3
0,42
0,40
0,61
0,52
0,79
0,39
Ejército
0,10
10,41
31,33
4,65
4,83
5,96
6,08
3,65
3,97
0,73
6,48
% TOTAL
2,32
47,23
68,68
59,28
59,16
58,25
57,85
54,07
49,98
39,73 36,89
< 15 16-20 21-25 26-30 31-35 36-40 41-45 46-50 51-60 > 60
Total Total
Cuadro 3: Principales actividades socio-profesionales en A Coruña en el año 1930
(% sobre la población femenina, y totales)
Mujeres
Edades
Tabaco
Industrias diversas
0,05
1,74
3,47
3,47
3,01
1,96
2,17
10,50 12,02
2,96
1,62
0,39 3,92
2,61
2,54
2,75
3,44
3,29
4,43
3,30
2,28
11,20
0,00
1,75
Navegación
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2,23
DOSSIER-2003
ISSN 1696-4403
Jesús Mirás Araujo
Cuadro 3: Principales actividades socio-profesionales en A Coruña en el año 1930
(% sobre la población femenina, y totales)
Comercios diversos 0,02 0,58
0,58
0,46
0,65
0,58
0,53
1,06
Servicio doméstico 0,95 18,5
19,7
15,87
11,3
11,78 10,49 11,12
0,72
0,42
0,42
2,43
8,85
6,40
9,52
5,28
0,00
3,01
Ejército
% TOTAL
1,36 23,05 24,63
22,34
18,17 18,81 16,27 18,78
23,37 21,07
15,18 25,29
13. Sin embargo, estaban ocurriendo algunos cambios, tal vez superficiales, pero que estaban
dando lugar a una sociedad más abierta y más cercana a los nuevos patrones de las sociedades
europeas (Nielfa 1999: 63). Estos cambios de actitud y de mentalidad no fueron inmediatos,
sino más bien llegaron como resultado de pequeños pero progresivos pasos, de tal modo que la
Segunda República significó una brisa de aire fresco en la monolítica y rancia sociedad española
de la época (Nielfa 1999: 73; Freire 1973: 92).
14. Para 1960 no disponemos de datos desglosados referidos al servicio doméstico, dado que
el censo presenta una categoría denominada “servicios oficiales, públicos y personales”. Por
esta razón, se ha consultado el censo de 1950, que definía otra categoría denominada servicios
domésticos, personales y similares, un concepto que totalizaba el 7,13 % de la población total,
3,83 % de los hombres, y el 9,92 % de las mujeres (véase el cuadro 4). Como se puede observar,
a pesar de ser no ser epígrafes plenamente comparables, las cifras de sirvientes eran todavía
elevadas, lo que se explica por los acontecimientos que presidieron la historia española durante
los años treinta.
Cuadro 4: Grupos de actividad profesionbal en a Coruña en 1950 (% sobre la población total)
25
Hombres
Mujeres
Total
Profesionales técnicos y afines
2,72
0,91
1,74
Administrativos de dirección y oficinas
9,62
1,55
5,25
Trabajadores dedicados a la venta
5,13
1,32
3,07
Agricultores, ganaderos, pescadores, cazadores, madereros
6,67
0,11
3,12
Minería y canteras
0,10
0,00
0,05
Conducción vehículos, locomotoras, barcos y aviones
3,15
0,00
1,45
Artesanos y jornaleros
29,48
5,71
16,61
Servicios de protección (excluidas las fuerzas armadas)
0,60
0,03
0,29
Personal de servicios domésticos, personales y análogos
3,83
9,92
7,13
Militares profesionales
3,98
0,00
1,83
% TOTAL
65,28
19,55
40,52
15. Después de la Segunda Guerra Mundial, estaba todavía en vigor el típico modelo de
mujer dedicada exclusivamente a su marido y a las necesidades y cuidado de los niños, una
mujer que se dedicaría a las tareas domésticas, y que no se preocuparía demasiado de lo que
ocurriese fuera del hogar, dado que esto no se consideraba excesivamente femenino (Nielfa
1993: 59. Pero en España, después de la Guerra Civil, varias circunstancias distorsionaron el rol
Las principales actividades socioprofesionales. El servicio doméstico
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Una aproximación al peso del servicio doméstico femenino
de las mujeres en el mercado laboral. Por un lado, las tremendas dificultades socioeconómicas
de la posguerra, agravadas por el aislamiento internacional. Por otro, las características propias
de un régimen autoritario y conservador en extremo (Casas y Sallé 1988: 110), que derogó la
legislación igualitaria desarrollada por la República5. Además, ante las dificultades para
emigrar hacia el exterior, se inició un éxodo rural que llevó a las mujeres españolas hacia el
servicio doméstico y otros trabajos eventuales en las ciudades. Por este motivo, todavía en estos
años descubrimos unas cifras tan elevadas en este sector6, aunque a partir de entonces, y de
forma progresiva, fue disminuyendo el número de mujeres de servicio en los hogares
españoles7.
16. Varias son las razones que explican esos elevados porcentajes de sirvientas en la sociedad
coruñesa de la primera mitad del siglo XX. Las causas se suelen agrupar en dos categorías,
comúnmente denominadas factores de expulsión y de atracción8. Dentro de los primeros, lo
cierto es que el mercado laboral gallego no era lo suficientemente amplio ni variado como para
garantizar una oferta de puestos de trabajo en sectores productivos distintos del agropecuario.
Por ello, A Coruña actuó como agente succionador de la población regional, porque la
procedencia de la mayoría de las sirvientas era fundamentalmente rural. El porcentaje más
elevado de éstas había nacido en los municipios más cercanos, seguido de las nacidas en el resto
de la provincia, y, secundariamente, del resto de la región (Blanco 1996: 149)9. Por tanto, la
movilidad geográfica era notable. Por lo general, se trataba de emigraciones individuales, que
se realizaban a edades muy tempranas, procedentes de familias de características económicas
precarias, con escasas posibilidades de progreso socioeconómico en el entorno rural en el que
les había tocado vivir (Blanco 1996: 145)10.
17. Las mujeres emigraban, por tanto, impulsadas por la pobreza rural. Estas campesinas se
desplazaban a un medio desconocido, a engrosar las filas del mercado informal (Meagher 2000:
9), principalmente como empleadas domésticas, pero procedentes de un horizonte desde el que
era difícil obtener información precisa acerca de su futuro destino. De este modo, el servicio
doméstico se erigía como una válvula de escape.
5. En un intento de luchar contra el proceso de emancipación de las mujeres que las autoridades creían
que ya se había producido con anterioridad (Nielfa 1999: 73). El ejemplo más evidente fue el Fuero del
Trabajo, aprobado en 1938, que establecía que el Estado habría de “libertar” a la mujer casada del taller
y de la fábrica. A partir de ahí, surgió una legislación laboral discriminatoria en función del sexo
(Nielfa 1993: 6).
6. Para Carreras (1989: 31) en la posguerra se asistió a una “edad de oro del servicio doméstico” en
España, que acompañó a un crecimiento artificial de los servicios, sobre todo aquéllos vinculados al
Estado. Según Vilà y Capel (1970: 155), en 1950 el servicio doméstico todavía representaba un tercio
de la población activa total española dentro del sector terciario.
7. Los factores que explican su paulatino declive fueron la progresiva elevación de los salarios, la
introducción de los electrodomésticos, y la consiguiente mecanización de muchas de las tareas del
hogar, el predominio creciente de viviendas urbanas de tamaño pequeño, la reducida valoración social
por parte de las propias empleadas, etc. Así, quedaron reducidas a grupos sociales reducidos y elitistas
(Serrano 1997).
8. Flecha (2001) discrepa de la visión tradicional, en el sentido de que considera que la oferta y la
demanda no fueron los únicos indicadores que regularon el acceso de la población femenina a las
distintas profesiones. Las mujeres estuvieron sometidas a una discriminación en razón de su sexo, bien
por las condiciones en que los trabajos debían desempeñarse, bien por el carácter masculino que se les
asignaba, o bien porque se las mantuvo alejadas de los centros de formación donde se preparaba el
ejercicio de esas profesiones (Borderías y Carrasco 1994).
9. Diversos estudios realizados sobre varias ciudades de Europa occidental llegan a conclusiones muy
similares, lo que podría indicar un patrón común de comportamiento del servicio doméstico.
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DOSSIER-2003
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18. Las sirvientas solían ser chicas muy jóvenes (Blanco 1996: 149-151)11, para quienes
probablemente el empleo en el servicio doméstico fuese en un buen número de casos transitorio,
quizá hasta que contrajesen matrimonio, tal y como ocurría en la mayor parte de Europa
occidental (Scott y Tilly 1984). De acuerdo a los tramos de edad construidos en el Censo de
1900, no es posible conocer con precisión el grado de juventud del servicio doméstico. Pero el
9,81% de las mujeres eran menores de 19 años y el 74,23% no alcanzaba los 40 años. El mayor
número se concentraba en el tramo de 20-39 años. El servicio doméstico representaba el 27,14
% del total de la mano de obra femenina del tramo 12-19 (el 26,76% del conjunto de las menores
de 19 años). Pero lo que es más significativo, el servicio doméstico suponía el 41,40% de la
población activa de menos de 40 años, y el porcentaje descendía al 30,92% de las trabajadoras
de menos de 60 años, lo que demuestra el predominio de la mano de obra joven. Además, en las
estadísticas de A Coruña figuraban incluso algunos sirvientes por debajo de la edad legal
mínima para trabajar, pues aparecía algún menor de 12 años. Sospecho que en el caso de los más
jóvenes el subregistro debía de ser importante.
19. Aunque una comparación fiable resulta difícil, en 1930 la situación no había cambiado
sustancialmente, porque encontramos trabajadores en el servicio doméstico por debajo de los
15 años, y un número importante de menos de 20 años. Y todo ello a pesar de la aprobación de
normas legales que impedían el trabajo a los menores de edad12. El 3,07% de las trabajadoras
domésticas tenía menos de 15 años, mientras el 58,99% era menor de 30 años. Las menores de
15 años suponían el 37,54% de la población económicamente activa a esa edad, las menores de
20 años el 48,14%, las menores de 25 años el 51,71%, y las menores de 30 años el 51,97%. A
partir de aquí se estabiliza el porcentaje en torno al 49-50%, lo que evidencia que la situación
no había cambiado significativamente respecto a principios de siglo, lo que explica el
predominio del trabajo femenino joven y de edades intermedias.
20. En cuanto a su estado civil, el predominio de las solteras era casi absoluto. En 1900 éstas
representaban el 85,51% del total de las sirvientas. En 1930 el porcentaje había disminuido
hasta el 80,56%, con un ligero incremento de las criadas casadas. No deja de ser sintomático
este sesgo del servicio doméstico femenino, por cuanto en la mayor parte de las restantes
10. Además, existía una clara relación entre la decisión de emigrar y el tamaño de las familias. Pero, a
pesar del fuerte peso de la emigración exterior en Galicia, durante el siglo XIX había sido más
frecuente emigrar hacia otras áreas españolas, incluyendo las ciudades regionales, tales como A
Coruña (Eiras Roel y Rey 1992: 227-228). Es más, durante los años de bloqueo de la emigración
exterior gallega, hubo un flujo, primero desde el campo hacia el exterior, que posteriormente retornó
hacia las ciudades gallegas, generando un efecto de sustitución que incrementaba el éxodo rural/urbano
(Fernández Leiceaga 1998: 133).
11. Las sirvientes que trabajaban para familias de bajos niveles de ingresos probablemente eran incluso
más jóvenes, a menudo con algún tipo de parentesco (aunque remoto) con sus empleadores. A menudo
trabajaban sin percibir un salario, e incluso no se las consideraba como trabajadoras, sino más bien bajo
el eufemístico términos de “protegidas” (Sarasúa 1983: 20).
12. La “Ley Dato” de 13 de marzo de 1900 fijó las condiciones de trabajo de las mujeres y de los niños. En
1902 se estableció una jornada laboral máxima de once horas, que no afectó al conjunto de los
trabajadores, sino que nació para proteger a las mujeres y a los menores (Nielfa 2001: 7-8). Más tarde,
la llamada “Ley de Trabajo de Mujeres y Niños”, de 13 de noviembre de 1913, prohibió el trabajo de
los menores de 10 años y limitó algunas actividades a los menores de 14, aunque fue sistemáticamente
incumplida, del mismo modo que otras leyes aprobadas durante este período, que aparentemente
facilitaban el acceso de la mujer al mercado de trabajo y regulaban sus condiciones laborales (Cía
1998: 152). La desprotección legal de las sirvientas era absoluta (McBride 1984: 125). Además, su
aplicación se circunscribía al marco de las fábricas y los talleres, quedando excluidas áreas como la
agricultura, el servicio doméstico, tiendas y talleres familiares y el trabajo a domicilio, que eran
precisamente las áreas que ocupaban a mayor número de mujeres.
Las principales actividades socioprofesionales. El servicio doméstico
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Una aproximación al peso del servicio doméstico femenino
actividades económicas desempeñadas por las mujeres no existía un desequilibrio tan
pronunciado Esto apunta a una consideración temporal de dicha actividad, como primer paso de
integración en el mercado laboral, hasta que el matrimonio les permitiese cambiar de ocupación
o simplemente dedicarse de forma definitiva a las tareas del hogar. De hecho, muchas veces
nacía con un horizonte provisional y coyuntural; pero lo que se presentaba inicialmente como
algo temporal se prolongaba bastante más tiempo de lo que algunas de ellas deseaban, tal y
como venía ocurriendo desde la Edad Moderna (Rial 1995).
21. Los niveles de educación de la mayoría de las empleadas domésticas eran muy bajos, con
altos índices de analfabetismo o una educación primaria muy básica e incompleta,
especialmente en las de mayor edad13. Su cualificación era muy escasa, lo que condicionaba el
tipo de empleos a los que podían optar, y, además, las reducía frecuentemente a situaciones de
explotación, debido al desconocimiento de la normativa laboral que las afectaba. Dado que la
realización del trabajo doméstico no requería, en principio, una cualificación especial, parecía
el destino más adecuado para las recién llegadas.
22. La falta de competitividad y cualificación determinaba que el acceso al sector se realizase
por parte de las mujeres prácticamente en las peores condiciones posibles, en la medida en que
éstas sólo podían ofrecer su experiencia en los trabajos caseros (Sarasúa 1983: 25). Tal y como
ocurría en todo el país (Soto 1984: 296), las condiciones de trabajo de las sirvientas
generalmente eran duras, con jornadas laborales interminables y salarios muy bajos14, aunque
en ocasiones se les reprochaba que, al menos, tenían sustento y un techo digno donde cobijarse,
lo que no siempre ocurría con las familias industriales.
23. Cabe preguntarse si estas migraciones formaban parte de una estrategia de supervivencia
familiar de las economías rurales, tal y como a menudo ha demostrado la literatura. En las
fuentes es difícil encontrar pruebas que lo expliciten. Pero es posible que la familia campesina
se constituyese en oferente de mano de obra. Se ha comprobado que las jóvenes que emigraban
y se empleaban como empleadas domésticas creaban vínculos de retorno con su familia,
mediante las remesas que permanente u ocasionalmente enviaban al campo, además de que
muchas de ellas volvían a su lugar de origen si sus expectativas laborales o nupciales no se
cumplían (Blanco 1995).
24. No obstante, existían otras estrategias que impulsaban la emigración. Otra posibilidad era
la de aquellas mujeres que se veían abocadas a la emigración por decisión familiar. Los padres
trataban de aligerar la carga económica de una familia que, en ocasiones, era numerosa. Similar
a ésta era la vía de las familias para las que la emigración respondía a un proyecto global de
ruptura parcial con el medio rural (Eiras Roel y Rey 1992: 261-262). De lo que se trataba en este
caso era de fijar a una de las hijas más jóvenes mediante el servicio doméstico en la ciudad. De
este modo, la futura sirvienta actuaba de puente que facilitaba la exploración y posterior
integración en el mercado laboral urbano.
13. Según Nielfa (1999: 65) “frente a la alfabetización casi universal en países protestantes del ámbito
anglosajón y escandinavo, a principios de siglo ésta es todavía una asignatura pendiente para más de
dos tercios de las españolas, aunque en esos años el analfabetismo femenino se esté reduciendo a
mayor velocidad que el masculino”. En Galicia, la formación de la mano de obra era muy precaria,
debido a la existencia de una demanda de instrucción estacional e irregular, propia de poblaciones con
economía agro-pesquera como la regional (Martínez 2000; de Gabriel 1990: 256).
14. Duración de la jornada en distintos oficios y términos geográficos de España. Madrid: Instituto de
Reformas Sociales, 1919.
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Jesús Mirás Araujo
25. Pero las mujeres también experimentaban la atracción del medio urbano. En primer lugar,
indudablemente la fascinación que ejercía la ciudad y sus mejores condiciones de vida. Esta era
una vía ideal para intentar promocionarse económica y socialmente, sin necesidad de pasar por
el matrimonio. Y en el caso de optar por el camino de la nupcialidad, probablemente las
posibilidades de encontrar una pareja adecuada fuesen mayores que en la aldea, permitiendo
lograr una cierta promoción de su modesta condición social. Frecuentemente el servicio fuera
del hogar era una tarea realizada por las mujeres con anterioridad a la formación de una familia
(Cía 1998: 154).
26. Pero el verdadero factor de atracción estaba integrado por las ventajas del mercado
laboral. Los comienzos de la industrialización en A Coruña en el último cuarto del siglo XIX
(Lindoso 1999), con la consiguiente mutación en el sistema productivo, constituyeron un
atractivo para que los trabajadores rurales gallegos se desplazasen a las fábricas, sobre todo si
tenemos en cuenta que el impulso prácticamente no se hizo sentir en otras ciudades (excepto
Vigo y Ferrol). Esto hizo que las mujeres percibieran el trabajo urbano como una posibilidad
efectiva, aunque también planteó serias dudas acerca de la viabilidad de compaginar su
actividad laboral con sus tradicionales funciones de madre15.
27. Sin embargo, el escaso desarrollo industrial coruñés en comparación con otras ciudades
españolas, incapacitó a la ciudad para absorber la mano de obra femenina disponible con
eficacia. Salvo algunas excepciones, la práctica inexistencia de una industria potente les cerró
en buena medida esta posibilidad a las mujeres inmigrantes. Por tanto, los contingentes de
jóvenes trabajadoras representaban más bien reservas de trabajo urbano y constituían una mano
de obra redundante que era absorbida por otros empleos. Y, así, aquéllas se encaminaron
masivamente hacia prácticamente la única posibilidad que les quedaba abierta: el sector
servicios, y concretamente los trabajos considerados “apropiados” para ellas, sobre todo el
servicio doméstico.
Conclusiones
28. No es posible, por el momento, establecer unas conclusiones definitivas acerca de la
estructura socio-profesional de la ciudad de A Coruña. Por un lado, el terciario era el sector
dominante en términos cuantitativos, mientras que el rol de la industria descansaba únicamente
en algunas actividades manufactureras tradicionales. En un principio, esto se podría considerar
un indicador de modernización económica. Sin embargo, este sector se caracterizaba por una
marcada dualidad, pues, junto a los servicios avanzados (en aquel contexto histórico), existía un
elevado porcentaje de servicios no cualificados.
15. La industrialización introdujo importantes modificaciones en la naturaleza y significado del trabajo,
que afectaron de manera diferente a hombres y a mujeres. El trabajo de la mujer preindustrial se había
centrado en su hogar y no interfería en sus obligaciones tradicionales de cuidado de la casa y crianza de
los hijos. Por el contrario, el proceso industrial exigía realizar el trabajo fuera del hogar, lo que
dificultaba su compatibilización con la función de madre. Pero el gran cambio vino en realidad por
trabajar en un lugar diferente, la fábrica, lo que generaba problemas nuevos, como la disciplina horaria.
Sin embargo, no podemos olvidar que la industria no fue el sector que empleó una mayor cantidad de
mano de obra femenina, aunque el trabajo asalariado de la mujer en el mismo ha sido el que más ha
centrado el interés de los historiadores (Cía 1998). Aunque la industrialización teóricamente debería
haber creado nuevas oportunidades de empleo para las mujeres, las estadísticas oficiales revelan una
escasa diversificación en términos del empleo sectorial de las mujeres (Hudson y Lee 1990: 21;
Douglas 1984).
Conclusiones
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Una aproximación al peso del servicio doméstico femenino
29. El servicio doméstico era el más importante de los servicios no cualificados. Además de
las típicas tareas vinculadas con el trabajo en el hogar realizadas por las mujeres de aquel
tiempo, se detecta un elevado porcentaje de trabajadoras empleadas en este tipo de empleos,
particularmente en las áreas en donde residían las clases sociales acomodadas. Sus parámetros
probablemente no diferían demasiado de los de otras ciudades españolas. Las trabajadoras eran
en su abrumadora mayoría mujeres jóvenes, muchas de ellas solteras, procedentes, en la mayor
parte de los casos, del medio rural (impulsadas por la pobreza y por el deseo de mejorar su
posición social), y con un bajo nivel de educación y preparación. Esto cerraba en buena medida
sus ya escasas posibilidades de obtener un mejor empleo en la ciudad, aunque muchas de las
mujeres inmigrantes consideraban esta actividad como algo provisional.
30. Esta situación no experimentó cambios sustanciales durante el primer tercio del siglo
XX. Hacia los años veinte, el servicio doméstico había disminuido en términos relativos; pero
de nuevo experimentó una leve recuperación en los años treinta, aunque seguido de una caída
de la componente masculina. Pero con anterioridad a la Guerra Civil este estado de cosas estaba
lentamente empezando a cambiar. Sin embargo, la guerra paralizó totalmente la evolución del
sector. España quedó al margen del camino seguido por las sociedades occidentales, dado que
el régimen franquista provocó una regresión en las condiciones sociales y laborales de las
mujeres españolas. El rol de las mujeres dentro del mercado laboral sufrió una distorsión. Por
esta razón, durante los años cincuenta y sesenta, se pueden observar todavía unas cifras
relativamente elevadas de mujeres empleadas en el servicio doméstico, lo que constituía una de
las escasas alternativas para trabajar fuera del hogar durante aquellos años. A partir de entonces,
los datos experimentaron, definitivamente, un considerable descenso.
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Antoni Moliner Prada
Popular resistence in catalonia: somatenes and migueletes
in the french war1
Antoni Moliner Prada (Universitat Autònoma de Barcelona)
Abstract / Resum / Resumen
The author treats the characteristics of the somatenes and the miquelets during the Great War
(1793-95) and the French War (1808-1814), he impacts in the strategies of the formation, the
problem of the desertions, the profile of the war of guerrilla warfare and the activities of the
irregular forces in relation to the military authorities. / L'autor tracta les característiques dels
somatens i els miquelets durant la Gran Guerra (1793-95) i la Guerra del francès (1808-1814)
fent incidència en les estratègies de formació, el problema de les desercions, el perfil de la
guerra de guerrilles i les activitats de les forces irregulars en relació amb les autoritats
militars. / L'autor tracta les característiques dels somatens i els miquelets durant la Gran
Guerra (1793-95) i la Guerra del francès (1808-1814) fent incidència en les estratègies de
formació, el problema de les desercions, el perfil de la guerra de guerrilles i les activitats de
les forces irregulars en relació amb les autoritats militars.
Key Words / Paraules clau / Palabras clave
Fench War, Great War, miquelets, somatenes. / Guerra del francès, Guerra Gran, miquelets,
somatens / Guerra del francès, guerra grande, miquelets, somatenes.
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The formation of migueletes and somatenes
1. Somatenes and migueletes, traditional Catalan defence organizations, were mobilised both
in the "Great War" (1793-95) and in the "French War" (1808-1814). The professional army
having all but disappeared after Duhesme's troops had taken Barcelona, the "Corregimental"
(local) Juntas and the Catalan High Junta, constituted at Lerida on 18 June 1808, promoted the
formation of Miguelete Tercios and a general Somatén. Throughout the war, both forms of
grouping were adopted by the military themselves, and their actions often overlapped with those
of the guerrilla groups.
2. The migueletes were really a paramilitary militia, mercenary and voluntary in nature,
recruited by the local authorities or war juntas with the aim of carrying out special actions or of
reinforcing regular troops. Unlike the somatenes, which operated close to their respective towns
and villages, the migueletes were mobile and independent and had a hierarchy similar to that of
the army. In practice, migueletes and somatenes are often confused with traditional forms of
military organization.
1. Aquest text va ser presentat com a ponència al Congrés Internacional “Patriots, Partisans and LandPirates: Popular Mobilization and Resistance in Napoleonic Europe, 1808-1814”, organitzat per la
University of Liverpool, School of History ( 19-20 set. 2003). S´emmarca dins del projecte
d´investigació BHA2001-2509 del PNICDIT 2000-2003.
Abstract / Resum / Resumen
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Popular resistence in catalonia
3. The "somatén era”, to use an expression coined by F.X. Cabanes2, lasted from late May
to early August 1808. The first Catalan somatén was formed in early June 1808. Citizens of
Igualada, Manresa and other neighbouring towns raised a somatén in the Bruc mountains with
the aim of halting General Schwartz's march on Zaragoza. The skirmish, which took place on
June 6, had the desired effect and succeeded in putting the imperial troops to flight.
4. Beyond legend and the myth of the "Drum of Bruc", the participation of the Swiss
Wimpffen regiment in the action should be noted, with the detachment commanded by
Lieutenant Francisco Krutter preparing an ambush for the French, as well as that of other regular
troops, many of them deserters from Barcelona. Their participation was also decisive in the
second action at Bruc on June 14, led by Joan Baget, a scribe from Lleida, in which besides the
Manresa and Igualada somatenes there was participation by the Cervera and Lleida tercios,
among which there were several Swiss companies, more than 500 men, dressed as peasants,
even down to their Catalan barretina caps3.
5. It was a psychological victory, the first defeat Napoleon's army suffered before Bailén, and
was to become a symbol repeatedly exploited by the civil and military authorities in their antiFrench propaganda campaign. From the point of view of organising their defence, following the
Bruc battle, other villages which had previously not raised somatenes, like Vilanova i la Geltrú
quickly did so4.
6. Knowledge of the terrain, particularly in the hills, enabled the somatenes and migueletes
to caused the Napoleonic army heavy losses. With the aid of the local population, the patriots
carried out a defensive war of attrition, accepting no real battle unless they had clear numerical
superiority. The ability of the Catalans to mobilise in the countryside and in the defence of
towns under siege was noted by French officers from the start.
7. Of note among the first action seen by the somatenes was that at Arbós, carried out in June
1808 by the somatenes of Vilafanca del Penedès, La Segarra and Urgell, which attacked the
French division commanded by Chabrán, who in reprisal looted and set fire to the whole town.
There was also the skirmish at Congost on July 4, in which somatenes and migueletes
participated under the command of Francesc Deu de Llisá and Josep Colomer y Riu, and the
defence of the castle of Mongat. Outstanding among the heroines was Susana Claretona, the
wife of a somatén sub-lieutenant, D. Francesc Felonch, who was named somatén commandant,
along with her husband, and prevented the French from taking Capellades5.
8. Calling up a somatén, which was done only at times of great danger, was used
systematically by the authorities from 1808 to 1811. On June 19, the Catalan High Junta agreed
to form a somatén army commanded by J. Baget (an artillery officer), together with the
commanders of other somatenes, Montanyà (Canon of Manresa) and R. Riera (an Igualada
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Campaña Primera, Barcelona, 1815, pp. 13-42.
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Apunts sobre l´organització de la resistència contra els francesos l´any 1808, Ajuntament del Bruc, 6
June 1982, p. 7.
4. Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, Edición Rivadeneyra,
Vol. 1, p. 267.
5. A. Delvillar, El somatén. Su origen, su historia, su organización, su espíritu, Barcelona, Viuda de Luis
Tasso, undated, p. 34.
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Antoni Moliner Prada
lawyer)6. On 20 and 23 June 1808 it agreed to the formation of an army of 40,000 men (40
tercios of migueletes) from all the towns of the Principality. The third article of the Orders
established that, once each town had met the numbers assigned to it, the other men recruited
should form the reserve, "to serve as Somatenes whenever need be; to which end companies and
tercios shall be formed, and will drill in the use of arms in accordance with the dispositions of
the main Juntas”7. The Junta of Tortosa alone had provided 1,200 men by early October 1808,
Vic 800, though other towns further from French control did not do so with the same speed8.
9. If at the thick of the June battles had been the somatenes, those of July were shared by the
migueletes. Those of Juan Carlos were very active and pressed hard in their actions in the region
of the Empordà, confronting Reille's Pyrénées-Orientales division, reinforced by Portuguese
troops, first at Roses on July 1 and the next day at Castelló D´Empúries9. For their part, on
December 27, Rovira's migueletes, having forced a contingent of a battalion of riflemen from
the High Garonne from the bridge at Molins, appeared at the bridge at Capmany, guarded by
150 men of its garrison, causing many casualties and putting the rest to flight towards
Bellegarde, abandoning their belongings, including the luggage of Captain Sacaze as they went.
Reille's attempt to reoccupy La Jonquera on the 31st proved futile, as no more than 50 of those
who had fled could be mustered10.
10. When the regulars under the command of the Marqués de Palacio disembarked at the port
of Tarragona on August 1 of that year, the planning of the war fell to the military. As of October,
Juan Miguel Vives having been made army commander, efforts were concentrated on
organizing the Army of the Right, with the migueletes being integrated into it in the Vanguard
Division and the Fourth Division commanded by F. Milans.
11. In September the somatenes were disbanded, much to the anger of the Martorell Junta,
and their components were used together with the migueletes to form the line of the Llobregat.
During the months of October and November the main objective was to organise the siege of
Barcelona, in order to liberate the capital. The appearance of General Gouvion Saint-Cyr's VII
Army Corps opened up new phase in the conflict and the strategic errors made by Vives led to
defeats in December (Roses fell on the 5th, Cardedeu on the 16th, Molins de Rei on the 21st).
12. The disaster at Molins de Rei led to the total disorganization of the regular forces:
"having been responsible for a thousand excesses in the towns they passed through, they
reached Tarragona naked, disordered, starving and possessed by an inexplicable terror and
panic”. The Swiss Teodoro Reding, who replaced the failed Miguel de Vives as army
commander for Catalonia, wasted no time in preparing the defence of Tarragona. For this he
turned to the somatenes, the best m1eans of continuously harassing the enemy11.
6. Arxiu Corona d´Aragó (ACA) (Barcelona). Catalan High Junta, Guerra, Box 74, June 1808.
7. R. Ferrer, Barcelona cautiva, osea diario exacto de lo ocurrido en la misma ciudad mientras la
oprimieron los franceses, esto es, desde el 13 de enero de 1808 hasta el 28 de mayo de 1814,
Barcelona, 1815, Vol. 2, Appendix 2. p.CLVI .
8. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 68; Id. Box 3.
9. J. Sarramon, Napoleón et les Pyrénées. Les chasseurs des montagnes et la couverture de la frontière,
1808-1814, Selgues, 1992 ,p. 36.
10. J. Sarramon, Napoleón et les Pyrénées, op. cit. p. 44.
11. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76.
The formation of migueletes and somatenes
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Popular resistence in catalonia
13. Reding established civil order in Tarragona and ordered Field Marshall J. Joaquín Martí
to draw up a plan to reorganise the miguelete forces. Consideration was given to reducing the
number of Tercios in order to bring them into line with the financial resources available, to
introduce some discipline and to turn the somatenes into a reserve force. With the aim of
preserving order in the towns, "Honour Companies" were created.
14. In early January 1809, Brigadier Iranzo made a fresh attempt to reorganise the somatén
forces, but produced only a column of volunteers, who were hardly more than stragglers or
surplus troops. The army's decisive defeat at Valls, on 25 February 1809, meant that it
practically ceased to exist.
15. Following these disasters, an attempt was made to bring some kind of order to the
somatenes, for which purpose two general drafts were proposed, the first of migueletes or
regulars up to the age of 35, the second for those beyond that age, to serve with the migueletes
or in the Honour Companies. At the same time, the migueletes and the somatenes would share
the same commander-in-chief. As an example of this policy, mention should be made of the
activities of the Vilafranca del Penedès Junta, which attempted to reorganise the somatén by
creating mutual support networks, fixed personnel and a chain of command12. Finally, in June
1809, R. Milans del Bosch and J. de Prats presented a new plan to the Junta to create line
regiments and battalions of light troops from the migueletes, although nothing came of this.
16. In 1809 the Catalan High Junta divided the somatenes into four divisions: the Ampurdán
division, which was to operate from the frontier to the Ter; the Montseny, to cover the area
between the Ter and the Tordera; the Vallès, from the Tordera to the Besós, and the Llobregat,
to operate from the capital as far as the Penedès. Joan Clarós was made inspector general of the
four divisions; Rovira commander of the first division; and the other three were placed under
the command of the governors of Vic, Mataró and Vilafranca, respectively13.
17. Commanding some somatenes were clergymen, like Fr. Francisco Campos, who carried
out a number of exemplary actions in the region of the Empordà. For services rendered, he
requested of the Catalan High Junta, via army commander Marqués de Palacio, confirmation of
his position and at the same time monetary reward. In the end, he obtained both objectives, with
some speed, in August 180814.
18. There were also in Catalonia attempts to form Crusading Parties at the hands of the
clergy. As a model of their planning, attention should be drawn to the projected Crusading Party
presented to the Central Junta on 18 June 1809 by the Canon of the collegiate church at Pons
(Lleida) Joan Pau Constans, which included distributing the entire cost of this guerrilla band,
calculated at 5,826 pesetas a day, between the different Catalan dioceses15. Although it had the
support of General Blake and the permission of the Central Junta, it proved none too easy for
the churchman to carry out the project, which came to nothing owing to the numerous obstacles
12. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76.
13. A. Delvillar, op. cit. p. 49.
14. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 69. (The request was signed in Tarragona and dated 24
August 1808).
15. P. Pascual, Curas y frailes guerrilleros en la Guerra de la Independencia. Las partidas de cruzada
reglamenadas por el carmelita zaragozano P. Manuel Traggia, Zaragoza, 2000, pp. 31-35.
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he came up against in the Catalan High Junta and in ecclesiastical circles16. The Crusading Party
the priest Joan Ferrer, chaplain of the Escuelas Pías School at Moià attempted to organise, with
the aim of overcoming Catalan opposition to the militia, met with a similar lack of success.
19. The somatenes of Sallent, Moià and other villages, led by the priest Mas and by Otzet,
carried out significant defensive actions, while from Collbató and Capellades there was
effective cooperation from the peasants led by Baltasar de Eixalà and Josep Matheu17.
20. Outstanding in the Priorat region was the somatén of Porrera, led by the guerrilla Josep
Pellicer i Fort, who captured much of the munition and food in a French convoy in late 1809.
His participation was decisive at the famous battle on the river Valls and at the bridge at Goi,
which took place on 25 February 1809, in which the military governor of Tarragona, General
Reding was mortally wounded. This encounter with the troops of Marshall Saint-Cyr led to the
defeat of the Spanish army and the demoralization of the Priorat somatenes. For his valour and
behaviour, the Marqués of Campoverde made him commander of the somatenes. Finally, in
August 1810, he participated in an encounter which prevented a French column from occupying
Falset, his brother Pau being promoted to lieutenant in the infantry18.
21. In the villages of the Baix Camp, Alt Camp and Conca de Barberà (Albiol, Vimbodi, Coll
de Alforja and Prades) regions of Tarragona, led by their commanders Jaume Palliser and Marià
Palies, some 300 men of the somatenes carried out a series of strikes in March 1809 which
forced the imperial troops to fall back on Montblanc. Fernando Chaparro, one of the
commanders of somatenes in the mountains, formed a very positive impression of this guerrilla
activity, emboldened as it was to face the enemy cavalry:
22. “Every day the Somatenes provide fresh proof of their dash, and surely glory is deserved
by these men whose occupation two months ago were the innocent tasks of farming, who now
know other tools than the mattock and the plough, and have replaced these by handily wielding
arms and hurrying to the aid of the motherland and have humiliated the Saint-Crys, the
Chabrans, the Lechis and other swarms of de Generals? They now laugh at them wearing their
cuirasses, which inspire about as much fear in them as the Easter processions, and dispute first
take on pillaging the same in order to have the most in each of their villages, especially so since
they have learnt from experience that a musketball pierces the cuirass from more than 100
paces, killing the cuirassier and coming out of his arse. The somatenes know full well that once
the cuirassiers have been knocked from their horses they are little different from turtles, being
reduced to laughter by the clumsiness of men dressed up only to impress, to persuade us that
they are invincible in their shells, weighed down in iron in such junk, that they should be treated
as such”19.
23. In March and April 1809 the somatenes and migueletes of the Vallès Oriental made life
uncomfortable for the enemy troops that had reached Terrassa on 23 March and Sabadell two
days later. The action of the somatén of the latter city, commanded by Turull de Sentmenat,
16. Vindicta y reglamento del cuerpo religioso y militar de la Cruzada de Cataluña, formado por orden de
su Majestad, por Don Juan Pablo Constans, sacerdote canónigo de la Iglesia de Pons, obispado de
Urgell. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 89.
17. A. Delvillar, op. cit. p. 41.
18. E. Fernández i Pellicer, Un guerriller liberal al Priorat, Rafael Dalmau Ed., Barcelona,1972, pp.16-20
19. R. Ferrer, Barcelona cautiva, op. cit. Vol. 3, p. 207.
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forced the French to withdraw, but they returned on Easter Wednesday, with more men and took
full revenge: “Thieving, pillaging, the most horrific violence to women young and married filled
Sabadell with wailing and consternation on a day as saintly as any celebrated by the Church”20.
24. In June 1808, Capitan Antoni Roca, a veteran of the Rosellon War, was named by José
de Palafox commander of the regular and the somatén companies of Igualada and on June 22
the Catalan High Junta made him commander of the right wing of the forces at Tortosa,
Tarragona and Vilafranca. The captain became the heart and soul of Igualada's resistance,
together with a guerrilla from the town, Antoni Franch21.
25. Maffre-Baugé refers in his Memoirs to the trap the Catalan somatenes prepared for him
when, towards the end of 1809, a detachment of his troops headed towards the monastery at
Montserrat and was attacked while coming down the mountain by men who sprang from all
sides: “Les catalans se précipitèrent en foule sur nous et du haut des rochers, ils nous firent une
guerre de tirailleurs qui nous fit beaucoup de mal et précipita notre marche sans que nous
puissions nous défendre avec succès”22.
26. In July 1811, faced by the imminent danger that the enemy might take action against the
stronghold of Montserrat, which would have been disastrous for the towns of Igualada and
Terrassa, the Catalan High Junta ordered that, while the army was regrouping under Villamil
and Manso, a somatén should be raised in the nearby villages, once the enemy crossed the river
Noia.
27. Orders for forming the somatén were very precise: "The somatenes will be warned to
keep strict discipline as any excesses will be punished". The villages would keep them supplied,
and the magistrates would ensure proportional shares for that purpose. The objective would be
to harass the enemy by all means possible, "especially in the mountains, with parties going into
place in their rear to intercept convoys". "The somatén will be organised in companies of 100
men, who will choose their commanders who will be a captain and a lieutenant and the
corresponding sergeants". Making up the somatén were to be the men aged 18 to 50, all those
that could bear arms, except magistrates and priests who did not wish to do so. The somatenes
would be ready for action as soon as the first bugle rang23.
28. One of the main problems the somatenes faced in the villages near the French frontier
and close to the imperial forces was that they left them abandoned and unprotected when they
had to go to the aid of other Juntas when they were attacked by the French armies. The villages
of the region of La Jonquera denounced precisely that to the Catalan High Junta in a letter dated
4 November 180824.
29. There are a significant number of petitions officially presented to the Catalan High Junta
between 1808 and 1811 by private citizens (widows, elderly parents, the destitute) for their sons
to be declared exempt from service, which in the end was done by drawing lots among the able20. R. Ferrer, Barcelona cautiva, op. cit, Vol. 3, p. 223.
21. A. Carner, Un capità barceloní en temps de la Guerra del francès, Rafael Dalmau Editor, Barcelona,
1974.
22. Maffre-Bauge, Superbe et généreux Jean Maffre. Mémoires d´un baroudeur (1785-1834). Cited by M.
Molières, Guerra a cuchillo. La guérilla pendant la guerre d´Indépendance espagnole, 1808-1813,
Publibook, Paris, 2002, p. 140.
23. A.C.A., Catalan High Junta, War Section, Box 89 (Vic, 11 July 1811).
24. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 68.
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bodied population25. In many cases, as at Vacarises, the military Commission found it hard to
raise the draft, as it expressed to the Catalan High Junta at the beginning of the struggle: “This
commission, as is its obligation, brings it to the notice of Your Excellency that the Draft of the
Village of Vacarises having been raised all made off to join the Compañía Patriótica of Don
José Boadas“26. In other cases, as occurred at Manresa in 1810, enlistment was delayed by
many months.
30. The complaints of some villages about the excessive contributions required to pay the
somatenes and the continued failure of their actions obliged the Catalan High Junta to decide
that the regular army should only be supplied with food but in no case money. Las magistrates
of the villages of Vizcondado de Bas and de Sant Joan de Les Fonts distrusted so many complete
strangers giving them orders “on they knew not what authority”, and demanding costly
contributions and the raising of somatenes27. But the main problem facing the somatenes was a
logistical one, the lack of arms and munition.
31. Notable among the reports and memorandums sent to the Catalan High Junta on the
organization of the somatenes is one sent by Antonio Borrás on 29 January 1810 on behalf of
the Junta of Manresa. In it he relates the relaxation evident among officers, for which reason he
proposes religious catecheses to be carried out by the camp priests as well as the writing of
pastoral letters by village priests and friars, together with popular missions, with the aim of
eliminating vice and fostering virtue. "A nation armed en masse is invincible". The war in Spain
and Portugal had started the other way round, "not with the military but with the peasants
themselves", and he called for all those able to take up arms. As a solution he proposed
increasing the number of migueletes and companies of somatenes, well armed, even with
cannon, and well led by their officers28.
32. At the critical moments, the unity of the somatén came to the fore. After the fall of
Tarragona, it was rumoured that the "Castilian" army intended to abandon the Principality. D.
Jacinto Buniva de Morera, a sub-lieutenant in the Baza Infantry Regiment, then proposed to the
Junta Superior a Plan or arrangement for the better administration and salvation of the
province of Catalonia, based on the formation of a general somatén, with the peasants from the
villages being divided into four division, one always ready to combat the enemy29.
33. In August 1811, the Armaments Commission proposed a series of laws to the Catalan
High Junta for the Reserve Corps or somatén, with a view to punishing the disorders of
disobedience and breaking of law and order. All reservists would have to present themselves to
the districts of the villages indicated to carry out the actions ordered and lend due obedience to
their superiors, as "subordination is the basis of all military instruction". It condemned
collaboration with the enemy with the most serious of penalties and on military issues Army
25. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 69. These petitions were usually ratified by the religious
or municipal authorities.
26. A.C.A. Catalan High Junta, Acts Vol. 2, War. Cited by J. Peres Unzueta, El sometent a través de la
història, Barcelona, 1924. p. 285.
27. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76 (Letter of 24 August 1810).
28. A.C.A. Catalan High Junta, War Section Box 76. (Antonio Borrás, Memoria sobre somatenes de la
Provincia de Cataluña, January 1810).
29. Plan o arreglo pa. el mejor regimen y salvación de la provincia de Cataluña, sacado nuevamente a luz
pa. la instrucción y guía de los que desean su defensa, y presentado á la Superior Junta de Gobierno de
dha provincia por Dn. Jacinto Buniva de Morera subteniente del Regito. Infantería de Baza , en el mes
de Julio de 1811. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 89.
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orders were to be applied. It is significant how Article 8 views the question of thieving and
pillaging, which was often condemned by military leaders themselves: "Disorder on the march,
arson; forged money; violence to women; heinous crimes; all false witness; rebellion, covering
or helping to desert, cowardice or theft; will all be punished according to the sentences of Army
orders; it being understood that, when sacking and pillaging is allowed or ordered, it is never
permitted of the enemy except when the General orders it or permits it, when he orders and
permits it; because although pillaging may be permitted for reasons of State, it is necessary for
it to be contained within certain limits, the laws of humanity not being lost sight of, and never
forgetting the due respect due to all that profess to the Saintly Catholic, Roman Religion of the
Apostles“30.
34. Following the capture of the castle at Figueres by the Rovira column in April 1811, the
army commander Campoverde and the Junta saw to the raising in the month of April of a
somatén general of some 6,400 men distributed as follows: Tarragona Junta, 1,000; Montblanc
Junta, 400; Cervera Junta, 1,500; Lleida Junta, 500; Manresa Junta, 1,500; Vilafranca Junta,
1,500. When Tarragona was besieged, indecision by the Junta and the army commander forced
the somatén to be suspended but the former attempted to reorganise it from Solsona in July
1811, with 12,500 men, with deserters being excluded from its ranks31.
35. As regards the migueletes, even before the decision taken by the Catalan High Junta, 2023 June 1808, to raised an army of 40,000 men, some local juntas and towns, such as Vic, Olot,
Lleida and Girona had already formed theirs. Chosen with great care, they took up arms and
formed tercios or regiments of around a thousand men. Uniformed and paid wages, they were
little different from the regular army, with the staff being named by the army commander and
the other officers up to the rank of captain named by the local juntas. Paying homage to the
archangel Saint Michael, they were faithful to old traditions. Their uniform, as agreed by the
Junta on August 7, was a field grey, with buttons of the same colour. At the neck, which was
red, and in black letters, was the initial and last name of the local junta. On the head, a rosette
in the national colours.
36. In order to avoid intrigue and other problems, in early October 1801 the Catalan High
Junta ordered that the miguelete captains should received 20 reales a day, the lieutenants 16, the
sub-lieutenants 12, "so that as is just the wages for officers in all tercios should be equal". They
thus had the same rights and prerogatives as the regular army32.
37. On 8 June 1808, the Catalan High Junta ordered the mobilization of 6,000 migueletes, to
gather in Tarragona, with the quotas being distributed thus: Lleida 1,000; Cervera 500;
Tarragona 1,500; Tortosa 1,200; Manresa 500; Vic 400, Vilafranca, 150 and Igualada 110. On
29 August it called for the raising of 4,100 in Vilafranca. The Junta of Lleida, meanwhile, armed
three battalions. Among the migueletes were also to be found Swiss soldiers and officers of the
Wimpffen Regiment33.
30. A.C.A. Catalan High Junta, Box 88 (Leyes penales para los Cuerpos de Reserva o quando esten de
servicio militar. Armaments Commission, Berga, 28 August 1811).
31. J. Peres Unzueta, op. cit. pp. 368-370.
32. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 68 (Letter from the Junta of Girona, 9 October 1808).
33. A. Carner i Borràs, Les tropes suïsses, op. cit., pp. 24-31.
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38. Of the 40,000 called up in the month of June, those actually gather were not more than
23,000. Some regiments, such as those of Manresa, Seu d´Urgell and Puigcerdà produced rather
more men than those required by the draft, while others fell short, like Mataró, La Marina, the
Vall d´Aràn and Camprodón. Ch. Esdaile indicates the creation of a total of 27 infantry tercios
in 1808: 2 in Tarragona, 4 in Lleida, 3 in Girona, 1 in Manresa, 2 in Cervera, 1 in Tortosa, 2 in
Vic, 1 in Mataró, 1 in la Seu d´ Urgell, 1 in Berga, 2 in Talarn, 1 in Cerdanya, 2 in the Vall
d´Arán, 1 in Barcelona, 1 in the Ampordà, 1 in Igualada, 1 in Figueres and 1 in Granollers34. Of
these, only 20 battalions were left in the whole of Catalonia in June 1809.
39. On 12 October 1808, the Diario de Barcelona reported the story taken from the French
Army Bulletin of the previous day, referring to the migueletes' first failure, in the engagement
that took place between Montcada and Sant Jeroni. The enemy force, comprising five thousand
migueletes, under the command of Milans del Bosch, 1,200 men of the Lleida miguelete tercio,
1,500 from Manresa, 1,400 from Vic and 1,300 from the Vallès, as well as a body of peasants
from Santa Coloma de Gramanet, had been defeated.35
40. Of the main miguelete engagements, mention must be made of that involving Canon
Rovira's column, comprising 2,000 men, at the castle of Figueres on the night of 9 April 1811.
With the collaboration of three supposed quislings in the city, they managed to penetrate the
fort, having knocked out the French troops defending the gate, and detained the sleeping
General Guillot. They took copious booty: provisions for four months, 16,000 muskets, clothing
and shoes, the 400,000 francs in the strongbox and 2,000 prisoners. The surprise action cost the
French 35 dead and wounded36. Following a four and a half month siege, in August the French
took the fortress back. Half of the prisoners had died of hunger and of the atrocities perpetrated
on them by the migueletes, according to the Memoirs of the French sub-lieutenant Angelbault.
41. The migueletes were also responsible for some very unsavoury incidents, as the Junta of
Mataró denounced to the Catalan High Junta on 24 January 1809, referring to the destruction of
weapons by migueletes from the town in order to avoid service37. For its part, the Junta of
Granollers is most critical of the behaviour of the migueletes in the operations the French army
carried out in the district of Sant Jeroni de Murtra, which caused the dispersion of Milans del
Bosch's troops: “the migueletes and their officers, far from withdrawing in good order, as was
to have been expected, ran and scattered to the hills in shameful flight38”.
42. The picture he paints of these troops is a damning one, and he requests the Catalan High
Junta to name a general to impose order and military discipline:
34. Ch. Esdaile, The Spanish Army in the Peninsular War, Manchester, 1988, Appendix 3, p. 205.
35. Diario de Barcelona, nº. 286, 12 octubre 1808, pp. 1231-1232.
36. To bring attention to Rovira's heroic deeds, flyers were handed out around the country such one that
translates roughly as, “When they tell you that Rovira / has never been a soldier;/ that he does not know
how to fight; / that he's the chaplain from a fair;/ that when there's an attack he won't be there;/ that
he's really rather fat;/ that he has never worn a soldier's hat;/ that his principles done/ and in other
ways poke fun,/ answer them: And Figueras? Cited by J. Perez Unzueta, op. cit. p. 358.
37. A.C.A. Letter from the Junta of Mataró, 24 enero 1809.
38. A.C.A., Catalan High Junta, War Section, Box 68 (Letter from the Junta of Granollers, 13 October
1808).
The formation of migueletes and somatenes
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Popular resistence in catalonia
43. “(...) a soldier of the highest rank who should use time, so precious always but
particularly so when at war with the troops on the exercises corresponding to a soldier, who is
currently in action or very close to it, who shall not permit what has been happening at the top,
where diversions of all sort have been tolerated, even the most scandalous, dancing and
prostitutes and abominations of all kinds, produced by such entertainment”39.
44. The abbot of the monastery of Sant Pere de Camprodón complained to the High Junta of
the insults the migueletes directed at him and of the fact that the local Junta had not yet made
any resolution on the matter40.
45. The migueletes of Rovira and Clarós made an incursion into the High Vallespir on 7
September 1810, occupying the old redoubts dating back to the Revolution at Saint-Laurent-des
Cerdans, ransacking farms, running off their livestock and murdering a number of the villagers.
They then fled in the direction of Massanet, taking with them five hostages and demanding the
sum of 30,000 francs as ransom. The next day the turmoil in the Cerdagne forced the
commander of the 10th Division, General Travot, to send 200 mountain troops from the Ariège
and a hundred men from the garrison at Perpignan, and he meanwhile distributed arms to the
National Guard garrisons of Céret, Arles and Prats de Molló for their defence41.
46. The Catalan miguelete invasions of the French Cerdagne occurred in 1811, but their
behaviour towards the inhabitants of the region was less violent except as far as the ransoms
demanded were concerned. In fact, as the mayor of Mont-Louis reported to the prefect and to
Decaen in the month of October, some individuals did what the guerrillas bade them and a
number of tradesmen made the most of the occasion to boost their “infamous” trade42.
47. Somatenes and migueletes were involved in the second and third sieges of Girona, JulyAugust 1808 and June-December 1809 respectively, commanded by Bertran, Clarós, Rovira
and Llauder. On 6 August 1808 the Marques de Palacio, who presided the Catalan High Junta,
sent the Count of Caldaqués several thousand migueletes and four companies of regulars for the
defence of the stronghold. On 14 June he was in Castellar del Vallès were he was joined by
Clarós with 2,500 migueletes and Colonel Milans with 800 somatenes, in addition to the 3,000
migueletes brought along by Colonel Baget from Martorell43. When he reached the vicinity of
the fortress, he met with the two colonels and they agreed to a joint strike on the troops besieging
the castle. The combined attack, on August 16, of the defenders and Caldaqués' troops forced
Reille to cross the Ter and Duhesme to concentrate his forces at Santa Eugènia. In this fashion
Girona was liberated and the French forces, divided, withdrew to Figueres and to Barcelona.
39.
40.
41.
42.
43.
On
Id.
A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 3 (Camprodón, 25 September 1808).
J. Sarramon, Napoleón et les Pyrénées, pp. 108-109.
J. Sarramon , Napoleón et les Pyrénées, op. cit. p. 117.
J. Pla Cargol, Els Setges de Girona, el 1808 i 1809, Rafael Dalmau Editor, Barcelona, 1962.
9 May 1809, the Girona garrison comprised 4,945 infantrymen, of whom 1,125 belonged to the
Barcelona Volunteer Battalion, 600 to the First Vic Migueletes and 1,120 to the First Gerona
Migueletes, the rest belonging to the Ultonia Regiment (800) and the Borbon Regiment (1,300). As
regards the artillery troops, 240 were Migueletes of the Second Gerona Tercio, 130 Coastal Marines, 22
Sappers, 108 from the Sant Narcís Squadron and 278 from the Royal Artillery Corps. When, after
heavy losses, they surrendered on 11 December 1809, only 1,168 infantry and 208 artillerymen
remained.
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During the first siege of the city there was distinguished help in logistical tasks from four
women Teresa Balaguer and Isabel Pi (from Bagur), Esperansa Llorens (from Cadaqués) and
Maria Plajas (from Calonge)44.
48. At the second siege of Girona, the Catalan High Junta and the army commander the
Marqués de Coupigny hurried to send reserve companies from the Juntas of Vic, Manresa,
Puigcerdà, Urgell, Talarn and Cervera. For their part, the companies of the Juntas of Mataró and
the Vallès were to contain the enemy on the Besós, and those of Igualada, Vilafranca and
Tarragona were to do the same on the Llobregat. The rest of the veteran troops and the
migueletes were also to go to the aid of Girona45. However, the indecisions of Coupigny and
his successor Blake meant that the Junta acted in the defence of Girona of its of accord, with the
somatenes poorly equipped with arms and munitions. Although the Junta drew up a plan to
collect arms throughout the territory it controlled, its efforts were unable to prevent the fall of
Girona on December 11. Eight days later, the Junta contacted the army commander, urging him
of the need to strike at the enemy46. In 1810, the Almogávares Volunteer Force was formed in
Olot under the command of Narciso Gay, who between January 11 and May 31 managed to
enlist a total of 378 men, aged between 16 and 36, most of them coming from the Empordà, as
well as other Catalan regions47.
49. The volunteer nature of the migueletes was lost when the villages ran out of men. They
soon found themselves without weapons, without wages and even without clothing, as army
commander Milans del Bosh recorded in August 1808. But the fundamental problems of these
inexperience troops were their indiscipline and desertion. Maties Ramisa, referring to the Vic
column, says that the insubordination of the migueletes towards their officers was common.
Those garrisoned at Girona went as far to propose mass desertion to the Vic Junta and those at
the castle of Hostalric had a face-off with the officers there during the summer of 180848.
The problem of desertion
50. While there is no doubt that resistance to the Napoleonic army was a common cause for
the population of Catalonia, there was nonetheless a growing difficulty to recruit young men
through the draft or to have them join the migueletes and somatenes. Many of them deserted the
ranks of the army or bought their way out of military service, as the landowner Antoni Bellsolell
recalls in his Memoirs, referring to the draft ordered by General Campoverde in 1810 for the
Gerona Junta49.
51. The problem of deserters in the Spanish army, which affected 20% of its total strength,
also became a generalised one in the somatenes y migueletes, and a question of grave concern
to the Catalan Juntas and the military authorities. Army officers were under orders to produce
44. A. Delvillar, op. cit. p. 36.
45. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, official communiqué, Vol. II.
46. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, official communiqué, Vol. 1.Cited by J. Peres Unzueta, op.
cit. pp. 339-340.
47. A.C.A., Catalan High Junta, War Section, Box 76.
48. To this number should be added reinforcements that arrived between June and September, a number of
battalions of migueletes from Vic (600 men), Cervera (500), Talarn (500) and Girona (100) as well as
other regular troops, making a total of 3,648 hombres, of whom only 2,240 survived. Id. pp. 51-52.
M. Ramisa, La Guerra del Francès al corregiment de Vic, 1808-1814, Vic, 1993 p.108.
49. A. Simon Tarres, “La Guerra del Francès segons les memòries d´un Hisendat del Corregiment de
Girona ( Memòries d´Antoni Bellsolell)”, in L´Avenç, (1988), nº. 113, pp. 42-47.
The problem of desertion
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Popular resistence in catalonia
monthly reports on the number of desertions that had occurred, which they sent to the military
commissions of their Juntas with orders for their detention. In these was included an individual
card with the personal details of the deserters.
52. The Military Commission of the Barcelona Junta includes a number of cases referring
to 1810. Miquel Estop, a soldier in the third company of a battalion in the first Catalan Legion,
19 years old, was the son of Antoni and Serafina, five foot one in height, with dark brown hair,
brown eyes, a broad nose, dark-skinned, and a scar, and had deserted on 2 May 1810, and the
Commission was ordered to arrest him: "It is urgent that with due zeal you endeavour to collect
the said individual by whatever means you deem prudent, and if that is not possible you should
arrest the Father, Mother, brother, Uncle or closest relative until he is produced and report that
you have thus done so“50. The other desertions, reported during May, were of five soldiers of
the second company of the Catalan Legion: Miquel Ferreras, 33, a barber by trade; Joan
Llubregat, 19, also a barber; the youngest, Benet Miravet, 17, a painter; Isidre Valba, 22, a
shoemaker; and Josep Sola, 36. They were all citizens of Barcelona.
53. In order to halt the phenomenon of desertion, which undermined the army's moral, in the
middle of August 1811 army commander Lacy had very strict orders circulated depriving
deserters of all their rights and contemplating application of the strictest penalties51. The
guerrilla leader Francesc Rovira himself, addressing the Junta of Manresa in January 1810,
wrote: "I am surprised to see continued and scandalous desertion occurring in all Divisions to
the extent that I am likely to be left with no men but myself shortly though it may influence me
to imitate them52“.
54. For his part, in 1812 Josep Manso denounced the bad example set by magistrates in the
villages in allowing members of their families and sons of the well-to-do to desert, and not
imposing the corresponding fines. Particularly, the men in his party from Badalona complained
that among the thirty deserters from the town were relatives of the magistrate and the sons of
the richest families. As a solution he proposed that the deserters and draftees of wealthy
backgrounds be returned as thus his troops would serve more willingly and desert less53.
55. Frequently, the deserters banded together and turned to theft and highway robbery. Their
number grew, a reflection of the misery suffered by the lowest classes in these years of war.
They were called “Compañías de Brivalla” – Rabble Companies – and while at first they were
composed of common criminals, later they were joined by deserters from the army, and those
from the somatenes and migueletes, especially between 1809 and 1811. Their ransacking of
villages kept the entire population in a state of alarm. There were frequent tussles between the
different bands and on occasions they even joined the French. Faced by such a complex problem
the Junta of Mataró repeatedly had to seek help from the Catalan High Junta in order to keep
these groups of outlaws in line, as they were a law unto themselves54.
50.
51.
52.
53.
Institut Municipal d´Història de Barcelona, Consellers, File C-XVI-316.
A.C.A. Catalan High Junta, Vol II War. Cited by J. Peres Unzueta, op. cit. p. 286.
A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76. (Carta de Francesc Rovira, 18 January 1810).
A.C.A. Catalan High Junta, Caja 86 (Josep Manso to the Catalan High Junta, Esparraguera, 2 June
1812).
54. E. Beulas i A. Dresa, La Guerra del Francès a Mataró (1808-1814), Barcelona, 1989, pp. 115-116.
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56. The militarization of these groups grew apace in 1811. At the end of that year, the
Catalan High Junta made a selection of the migueletes, with those most able and free of
obligations to support the regular army and the rest to return to their homes. In July 1811, the
parish priest of La Palma, Adrià Ochando Ros, reported to the Catalan High Junta and the army
commander of the need to form a battalion or company of volunteers, of a thousand men, to join
the 300 peasants he had enlisted, that figure being reached with draft dodgers, prisoners who
had escaped from the French and deserters "provided that they known and are of the region".
The military objective proposed was to position this force on the banks of the Ebro, between
Mequinenza and Mora, the area under particular threat from the enemy, in order to harass him
without quarter. To this end he offered his own services, provided this met with the approval of
the authorities55.
57. Of the plan proposed by the priest Ochando, Barón de Eroles only approved of bringing
together the stragglers. The High Junta gave its provisional approval and he was authorised to
form the said company56. However, four months later, the Junta told him that it would be more
useful for him to join the division of Colonel Joan Clarós. As it happened in the first half of 1811
the Junta had authorised the formation of seven honour parties or guerrillas, although in fact
only those of Ochando, Francesc Montardit (from Ager), which operated in the region of
Balaguer, and Franch saw service, the others requested never being formed. Experience advised
against the formation of such battalions, which in the long run led to the desertion of the men
and the committing of crimes of all kinds, besides depriving the regular army of men.
58. In fact, the Almogávares, Cazadores de Gerona and Cazadores del Ampurdán Battalions
were disbanded in August 1811, despite protests such as that of Narciso Gay, who praised the
Cuerpo de Almogávares, formed in 1810, which was supported by the Juntas of Figueres,
Girona and Vic57. In 1811, circumstances meant that military discipline had to be brought in if
the enemy was to be defeated.
59. In any case, from the outbreak of the war the rules were very clear. The Central Junta's
order of 11 November 1808 was clear: in no case was any soldier to be admitted to the newly
created regiments without the approval of their respective commanders. It was a case of uniting
efforts and of not competing for men, some of them stragglers58. In practice, however, things
were very different. In November 1811, the arrest was ordered of Jaume Borrull, a citizen of
Sant Climent, for having recruited men in a number of villages in order to form a patriotic
guerrilla group, on the promise of exemption from the draft, with those recruited being forced
to join an army battalion59.
60. The orders from the Junta and the military authorities regarding deserters from the army
were clear, with the companies formed in no circumstances being able to admit them. In the end
army commander Luis Lacy ordered the incorporation of all men belonging to the free forces
into the army of the line but, on seeing the widespread desertion that the order produced, he was
forced to retract it, and took in only those that had deserted their tercios and crusading parties60.
55. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 87 (Letter from the priest Adrià Ochando Ros, Solsona
10 July 1811).
56. A.C.A. Catalan High Junta, Vol I War, Cited by J. Perez Unzueta, op. cit. pp. 288-289.
57. A.C.A., Catalan High Junta ,War Section, Box 87, (Vic 20 August 1811).
58. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 68.
59. A.C.A. Catalan High Junta ,War Section , Box 87 (Berga 19 November 1811).
60. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, File XIII. Cited by J. Perez Unzueta, op. cit. pp. 290-291.
The problem of desertion
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Popular resistence in catalonia
61. The differences in wages paid to stragglers that joined the army was also a major
problems for the military authorities. The Barón de Eroles repeatedly insisted to the Catalan
High Junta that there should be no differences between any of those “serving the homeland”.
While at Arenys de Mar Colonel Milans del Bosh paid stragglers that enlisted three reales a day,
plus bread, and in Terrassa they got three reales and two pounds, in the rest of the Principality
they barely got enough for the daily meals61.
Guerrilla warfare
62. The road to guerrilla warfare in Catalonia went its own peculiar way as to the dispersion
of the army, a breeding ground for the guerrillas, has to be added the close relationship existing
between the somatenes and migueletes and the local population. The guerrilla columns were, as
in other regions, closely united with their lands. They appear to have been more stable and better
disciplined than the Junta militias and enjoyed a better reputation. Most of their leaders had led
Junta and regular troops: Milans, Clarós, Rovira, Eroles, Torras and Manso. They all rose
rapidly up through the military ranks, reaching even the rank of general. Some came from the
ecclesiastical establishment, such as Josep Bertran, the beadle of Llorà, and Canon Francesc
Rovira, who was a brigadier in 1812 and who in 1811 had managed to gather together stragglers
and deserters from Manresa, Solsona, Cardona and Sant Llorens de Morunys62. Others, like
Joan Barrera, nicknamed “the mayor of Santa Coloma”, distinguished themselves in 1810 in
their pursuit of bandits in the region of Les Guilleries. In any case, the image presented by
contemporary documentary evidence is very critical of these patriotic organisations, because of
the instability, fragile nature, high cost of limited effectiveness63.
63. The activities of the guerrilla leader Joan Clarós quickly gained great notoriety.
Although he failed in the siege of the fortress of San Fernando de Figueres, in July 1808, with
600 men he succeeded in defeating a column of 2,000 infantry and 200 cavalry sent by Reille
when it attempted to take Castelló d´Empúries, and halted a French convoy making for the
stronghold at San Fernando64. His Division, on 3 August 1811, comprised a total of 279 men:
the 1st Cervera Battalion, with 203 men; a number of groups from different corps with a total of
18 men and 20 horsemen; a 40-strong group of peasants. The officers were captains José
Cuadros and P. Barrios, named by Clarós, lieutenant José Moya (of the Granada Regiment, who
had been captured by the French and later escaped), Ignacio Surés (of the Soria Regiment, a
prisoner who had escaped), Francisco Franch (from the Catalan Legions, a straggler who had
joined the division), Ramón Marcos (of the Third Cervera, an escaped prisoner), and sublieutenants Juan Vert (First Gerona Rifle Company), Juan Requena, Agustín Saberres y
Mariano Borrás (stragglers from the Tarragona volunteer battalion), Miguel Viñes (a straggler
from the Almogávares battalion) José Baleta (of the Savoy Regiment, a deserter) and Miguel
Darder (a deserter from the Iberia Regiment). Some weeks later, on August 20, they reached a
strength of 480 men65.
61. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 87 (Letter from Barón de Eroles to the High Junta, Vic
4 August 1811).
62. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 87
63. M. Ramisa, La Guerra del Francès al corregiment de Vic, op. cit. p. 112-113; Id. Els catalans i el
domini napoleònic, Abadia de Montserrat, 1995, pp. 433-440.
64. A. Delvillar, El somatén.Su origen, su historia, su organización , su espíritu, Barcelona, undated, pp.
30-32
65. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 87.
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64. It is not easy to distinguish between migueletes, somatenes and the regular forces and
gangs of bandits. Of the latter, the most famous was that of Josep Pujol y Barraca (alias
“Boquica”), which became a counter-guerrilla force backed by the French66. Like his father, a
peddler by trade in the Garrotxa region (Gerona), he was also a smuggler. At first he fought the
French, intercepting convoys on their way to Barcelona. Later, in 1810, he became a French spy,
in return for monetary reward. Discovered, he was taken to Tarragona but managed to escape.
Paid and supported by Generals Lamarque and Mathieu he succeeded in forming a “brivalla”
called the Cazadores Distinguidos de Cataluña, comprising at first between 70 and 90 men,
later increasing to 150, from a variety of origins (Catalan, Andalusian, Basque and Mallorcan),
all of them on the run from their homelands, where they were wanted for the robberies and
murders that they had committed.
65. Captain Pujol complained to the quartermaster general of Girona (Rouyer de Lametz)
that following the engagement at Figueres not a man in his company had been paid. In a letter
of 7 September 1810 addressed to M. Esteve, the sub-quartermaster of Figueres, Rouyer de
Lamets authorised him to assume all municipal powers to deal with the issue and pay the
amount owed. In fact the French army and the miguelete company that had been involved in the
action got only half of the money, with the rest ending up in the Government's coffers.
Nevertheless, according to the quartermaster general of High Catalonia, all taxes should go to
the Customs Register, under the control of the military administration (War Commission). On
11 September 1811, he authorised Captain Pujol to avail himself of 150 men for his column67.
66. “Boquica” distinguished himself with his continuous acts of banditry and often proved
himself useful as at Olot in 1810, where he first forced the enemy to retreat and then entered the
town, where he proceeded to carry out his habitual acts of pillaging and murder. His pact with
the French, as has been seen, allowed him to keep half of what had been stolen, but it seems that
when that promise was not kept he took revenge on the locals. In 1811 he attempted to reach the
same agreement with the patriots, but did not succeed. When the war ended, Pujol was exiled
in Perpignan and Eroles requested his extradition. Handed over to the Spanish authorities, he
was sentenced to death and hanged before a vast crowd at Figueres which had been invited to
witness his execution. His fame made him the protagonist of a novel (J. Aragó, Pujol chef de
Miquelets ou la Catalogne, 1804-1815, Paris, 1840)68.
67. In September and October 1812, many complaints were made to the prefect of the Ter
by towns such as Palamós, Figueres, Sarrià, as well as others, of the excesses of Pujol's
migueletes, who were not content to extract large sums from the townspeople but in addition
often did so under threats69.
66. Ll. Roura, “Soldats del rei i ciutadans en armes”, in Història, política, societat i cultura dels Països
Catalans, Vol, 6, Barcelona, Edicions 62, 1997, p. 227.
67. Correspondance de Rouger de Lametz intendant de Figueres, (Letter of 5, 7, 11 and 14 September).
A.C.A. Dominación napoleónica en Cataluña, Box XXXIV, File XIX, 1.
68. A. de Bofarull, Historia crítica de la Guerra de la Independencia en Cataluña, Barcelona, 1887, vol.
2, p. 499; E. Riera i Fortiana, Els afrancesats a Catalunya, Barcelona, 1994, pp. 336-345.
69. Administration Communale, Prefet du Ter. Plaines de diverses communes contre les migueletes de
Pujol. A.C.A. Dominación Napoleónica de Cataluña, Caja LI, File, XXVIII, 3.
Guerrilla warfare
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68. As well as Pujol's band, we also find other groups acting outside the law. The French
general Guillord complained in December 1810 that the Clarós column refused to stand and
fight and devoted itself to banditry on the roads of the Empordà. He was the "captain of
smugglers", facing the "gangs of vandals and brigands" who violated all the rights of war, and
continually called the Catalans to the somatenes.
69. In 1812 the situation was a very precarious one, as he lacked arms, munition and
clothing. Addressing the Catalan High Junta, Clarós requested that jackets should be sent to his
battalion, in order to raise his soldiers self-esteem, as they been working night and day for nearly
nine months without a break: "(…) so much so that even they are bored with seeing themselves
naked and would surely being to feel much better about themselves and have their morale and
self-esteem boosted to see themselves dressed “70.
70. One of the guerrilla leaders from the clergy, Josep Bertrán (the beadle of Llorà)
denounced the activity of a band of forty or fifty men, all of them Catalan deserters, who besides
having gone over to the enemy also received help from the villages of Amer, La Salleta and
Anglès, which were also in league with the French. The said company, in addition to
committing many robberies and other outrages, prevented desertion from the ranks of the enemy
through Llorà from falling. (Some 700 French troops had gone over to the Spanish side between
December 1809 and June 1810). In the face of such acts, the only course that was open was the
detention of the said individuals, "dead or alive”71.
71. The guerrilla leader Josep Manso quickly became a legendary. Popular legend has it that
as a miller's lad he had been slapped by a French soldier and had sworn revenge. He first saw
action at the head of the Berga tercio at Hospitalet. At the age of 23 he reached the rank of
captain and organised a column of 800 peasants at Vallirana which were a continuous thorn in
the side of the imperial columns. He enjoyed the support of the somatenes of Vilanova, Sant
Sadurní and Martorell. Other engagements that brought him fame took place on the Llobregat
plain72. Having been promoted to lieutenant colonel and commander of the Line of the
Llobregat, he energetically sought the collaboration of the local Juntas. The situation of his men
was not exactly optimal. He demanded that the Juntas of Manresa, Vilafranca and Barcelona
should send clothing for his troops, as they were half naked73.
72. Manso had no qualms about justifying the reprisals taken of six French prisoners who he
had hanged and strung from the tree of Cruz Cubierta, following the atrocities committed by
Suchet's troops in the towns of Molins de Rei, Calleja and Sant Vicent dels Horts, where 15
sharpshooters and 30 defenceless civilians were shot, among them several women. He
culminated his deeds, by then a general, with the engagements at Bellpuig, Sant Celoni and
particularly the Ordal.
73. The French military had no doubts over identifying the somatenes with thieves and
highwaymen. On 11 January 1810 the Diario de Barcelona reported an engagement at Santa
Perpètua de la Moguda involving these individuals, with the support of the villagers, during
which they were captured by Odonneau and taken to Barcelona74.
70. A.C.A. Catalan High Junta, Box 86. (Martorell 31 May 1812, J.Manso).
71. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76 (Letter from Josep Bertran to the Catalan High Junta,
16 July 1810).
72. A. Delvilar, op. cit. pp. 51-55.
73. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 87. Carta, Martorell 12 July 1811.
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74. Catalan public opinion was very demanding both of the military authorities and of the
guerrilla leaders. Joan Clarós, for example, was much criticised when his column abandoned the
Empordà region in October 1808, and following the fall of Girona75. He came to his own
defence, in the face of the poor reports of his activities, promoted and spread among the
population by the priests of Olot, Rifós and the guardian of the Capuchin Fathers' convent, as
well as by the abbot of the Benedictine monastery of Ripoll. For this he requested that the army
commander of Catalonia should restore his honour76.
75. In the face of the military defeats of 1811, many Catalans cast doubt on the effectiveness
of the regular army, contrasting the successes achieved by the migueletes and somatenes in the
early days of the conflict with the calamitous failure of the army. The loss of the castle of
Figueres threw the entire population of Catalonia into total despair. Previously, as has been
noted, the said castle had been seized from the French in April 1811 by Canon Rovira's column,
who had had very little real knowledge of military tactics. In such critical circumstances there
were many who attempted to remedy the army's failings. An anonymous citizen, signed a letter
to the High Junta as “The Patriot of the mountains, a friend of the Army and of the common
good”, denounced the inefficiency of the regular army and attributed it to the fact that its officers
had accepted French forms of dress, had turned their backs on religion, surrounded themselves
by concubines, made excessive demands of the villagers -giving them nothing in return- and
spent their time playing games of chance and making fun of the Capuchin monks and their
beards. The key to the solution lay in greater morality for the army, the following plan
containing five main points: (1) the prohibition of blasphemy; (2) the expulsion of all women
from the army; (3) the regularization of wages; (4) prohibition of gambling; and (5) the capture
of the deserters thronging the towns77.
76. Some of the popular sayings of the day sum up the critical view the Catalans took of the
army's efficiency and that of its leaders: “Lo baró d´Eroles, es un joch de boles”;” En Gay, no
hi arriba may”; “En Milans, ja no ataca com abans”; “En Manso, ja fa el ganso”78.
The climate of unrest and banditry
77. From very early days the French government took drastic measures in Barcelona to solve
the serious problem of the climate of unrest. On 22 December 1808, Duhesme named colonel
Miguel Uranx d´Amelin governor and Corregidor of the city, to assume all responsibility for
policing, and to this end he authorised the village authorities to form small armed detachments
to arrest the “vagabonds and peasants”, and at the same time he created a flying column, which
operated in Barcelona and the surrounding towns, to detain arms peasants and migueletes, who
were to be immediately hanged or shot79.
74. Diario de Barcelona, 11 January 1810.
75. M. Ramisa, Els catalans i el domini napoleònic, op. cit., p. 413.
76. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76. (Report from Juan Clarós, Ripoll 2 January 1810
sent to the Catalan Army Commander).
77. El Patriota montañés, amante del Exto. y del bien común. A.C.A. Catalan High Junta, War Section,
Box 89.
78. A. Blanch, Historia de la Guerra de la Independencia en el Antiguo Principado, Barcelona, 1861.
(Literally, "Baron d'Eroles is a game of bowls", "Gay never gets there", "Milans does not attack like he
used to", "Manso plays the goose")
79. Diario de Barcelona, nº. 361, 26 December 18098, pp. 1535-1536.
The climate of unrest and banditry
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Popular resistence in catalonia
78. On 16 June 1810 four young men, accused of numerous acts of violent robbery on the
highroads, were sentenced to death in Barcelona by a French military commission: Geroni
Albás, aged 33, an armourer, a resident of Olot; Jaume Fargas, 24, a shoemaker, also from Olot;
Rafael Fluxeny, 20, a butcher from Molins de Rei; and a Frenchman from the Alsace, Pau
Smith, a farmworker, residing in Mongat80.
79. In the same way, the problem of social unrest forced even the patriotic authorities in
Catalonia to organise a form of urban militia to preserve order in some towns, with
responsibility for internal policing. On 12 July 1808 the Catalan High Junta agreed to the
creation in the principal town of each local Junta a squadron or flying column of 15 soldiers,
armed and on horseback, or villagers led by an officer and a sergeant, in order to re-establish
public order,” to prevent disorder of any kind, capture and take as prisoners to the jails of their
country towns, disturbers of the public peace, thieves, spies and any other wrong-doers “81.
80. It is noteworthy that from the beginning of the war, on 31 July 1808, Tadeo Artiés
presented a Memorandum on the urban militia to Catalan High Junta, in order to preserve order
in the town of Lleida, which was immediately agreed to82.
81. Catalan banditry, which had had a long tradition in the region gong back to the
seventeenth century, had a solid base and grew throughout the French war. The “parrots” and
“brivalles”, gangs of bandits composed of dangerous criminals, roamed the Catalan countryside
during this time, committing robberies and excesses of all kinds. On occasions they presented
themselves in villages as columns of patriots and demanded money and food. Banditry became
a serious burden, sinking the villages into poverty and misery. Bands like those of “Boquica”
and that of a certain “Pelegrí”, which as has been shown became proper auxiliary units of the
Napoleonic army, complicated life further for the villages, which were unable to resist the
invaders.
82. There was not much difference between the behaviour of the guerrillas and that of the
soldiers, deserters and Catalan migueletes. The Junta of Vic reported to the Principality's High
Junta on the extortion that its citizens were subject to by the troops and migueletes passing
through the town simply because they were armed strangers83. The Mataró Junta denounced the
fact that many of the lads drafted from the town ran away from home in order to escape military
service. It also denounced the existence in Tiana of guerrilla bands, raised in the early days of
the conflict by the wealthy farmer Pere Rovira y Galcerán, and which subsequently devoted
itself to trafficking in goods smuggled into Barcelona, while keeping the local authorities under
threat84. Some days later the Galcerán band shot it out in the Mongat area with another,
composed of men of a similar background85.
80. R. Ferrer, Barcelona cautiva, op. cit., Vol. 5, Appendix nº 45, pp. CLXXXIV-CLXXXVI.
81. R. Ferrer, Barcelona cautiva, op. cit., Vol. 1, Appendix nº. 12, p. CLXXVIII.
82. .A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 68. Memorial de Tadeo Artiés, Lérida 31 July 1808.
83. A.C.A. C. Catalan High Junta, War Section, Box 68 (Letter from the Junta of Vic to the Catalan High
Junta, 27 October 1808).
84. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76. (Letter from the Junta of Mataró, 29 March 1810 to
the Catalan Junta).
85. Id. Mataró 31 March 1810.
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83. General Nogués observed in Girona that the tradesmen were robbed and mistreated all
too frequently “by our troops, our miqueletes and their supporters”86. The police commissioner
in Barcelona, H. de Beaumont Brivazac, believed that the Spanish deserters investing the
countryside “brought commerce to a halt and took terror with them everywhere “87. In 1810,
Narcís Gay, the man behind the Cuerpo de Almogávares reported the troops scattered over the
regions of Figueres and Olot, their illegal activities and the need to eliminate them: "The
Figueres and Expatriados tercios are scattered about the hills, along with some draftees and
deserters that have escaped various Army corps; most of these people are robbing and
murdering the Country, and travellers. In order to halt as far as is possible so many excesses,
I have seen the Rev. Rector of Llorá and we have agreed to pursue, he with his force and I with
mine, these people, so pernicious for society”88. En Vallès region, the Granollers Junta
denounced the crimes and robberies committed by the bands and soldiers roaming its territory89.
84. Lieutenant Pedro Antonio Alvanés, in command of a patriotic column, denounced to the
Catalan High Junta the crimes committed in Arbolí (Baix Camp) in early June by a group of
deserters who had their stronghold in caves at L´Alforja. Formed up in two groups, they
attacked, stealing 16 mules loaded with flour that they themselves had previously stolen from
the French. Not content with mercilessly killing the commander as he lay on the ground, they
would have finished off his lieutenant as well, but the latter was saved in extremis, by hiding in
the house of the village priest. In the end, having looked for him in all the houses, they destroyed
all the weapons they could find. The leader of the group of “ruffians” made it clear: “Any
deserter or armed villager we find that does not join us will be shot”90.
85. In 1811, a commission of the authorities of La Bisbal demanded of Brigadier Juan F.
Milans that the existing military commission should be dismissed because its activities
contravened government rulings, in letting captured deserters go free. They denounced the
frequent cases of theft, disorder and crime of all forms committed by known migueletes, simply
they were not given what they demanded91.
86. In May 1812, the party of Manuel Errando, of the Cazadores de Cataluña battalion,
comprising a sergeant, a corporal and eight men, informed the Catalan High Junta from Calders
of the numerous arrests of deserters and thieves that they had made since the month of April in
different villages and on the roads of central Catalonia. It is noteworthy that some of deserters
should be identified as thieves that were well-known throughout the land:
“(…) in the present month of April on the road that goes from Vique to Manresa, we
arrested fully armed the thief Juan Quincles, alias Man, and a fortnight later his two companions Manuel and Franco. Serrat, brothers, all of them inhabitants of the town of Artes,
who we took as prisoners to the Mayor of Manresa.
In the Sierra de Collespina five deserters who we took to Vique.
86. S. Wolf, La Europa Napoleónica, Barcelona, 1992, pp. 309-310.
87. H. de Beaumont Brivazac, Rapports adresés a S.E. le général en chef comte Decaen, gouverneurgénéral de la Catalogne ; et a Mr. le général de division comte Maurcie Mathieu, commandant
supérieur, par (…), Barcelona, 1813, Vol. 1, p. 19.
88. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 76 (Letter from Narciso Gay to the Junta of the
Principality, dated Olot, 22 May 1810).
89. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 71.
90. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 87 (La Bisbal 7 October 1811). (Letter from Pedro
Antonio Albanés, Villanueva 11 July 1811).
91. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Box 87.
The climate of unrest and banditry
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Popular resistence in catalonia
Near Vidrá in a house called El Barretó we caught three deserters who we also took to
ViqueBetween La Fontella and Vilada and the parish of Malañeu three, one of them wounded in
the thigh on trying to escape who we took to Berga
This month we have arrested as a thief and deserter Antonio Sala y Golobandas alias Solé
an inhabitant of Prats de Llusanés.
In Llusá Juan Basa alias Animota also as a deserter and thief. And in Berga we happened to
chance on Josef Montorno alias Tatxa an inhabitant of Prats de Llusanés all of these three
last being well known as thieves and now in the hands of the Mayor of Berga with two more
with the Commander of Arms of the town.
Besides this a number of deserters have come to us voluntarily and have been despatched to
the Battalion of Dn. José Manso.
Which I report to Your Excellency for your information. Calders, 19 May 1812”92.
87. The activities of Manuel Errando's column were very effective and gave the bandits no
respite. At Marlés in early June he had managed to arrest Casadesús, a well-known thief and a
deserter, four deserters in Igualada, five in Vic, and had managed to eliminate two or three of a
band of twelve thieves and smugglers operating from Viladecaballs93.
88. The activities of the guerrillas overlapped with those of bandits, common criminals,
layabouts and vagabonds, rustlers, highwaymen and smugglers. The two groups had things in
common, such as their social background, the wrongs they hoped to avenge, the nature of their
struggle, the ambiguity of their relationships with their surroundings, and the “vindictive
justice" that they sometimes exercised against the rich94.
89. Together with financial motivation, linked to the phenomenon of desertion and the need
to survive in the midst of a long, cruel war, attention should also be drawn to the escalation of
violence, perpetrated in extreme forms by both sides. The deterioration of conditions for those
in the countryside, the aggression that came with the invasion by Napoleonic troops of the
countryside, originated this form of response in individual, i.e. marginal, terms, as a symbol of
rebellion, and was spontaneous and primitive in nature. The French War was a veritable
breeding ground for bandits, very similar to the Balkan bandits (the haiduk), often tolerated and
admired by the population, as their actions were directed against their oppressors and
dominators, Ottoman domination of the Balkans95 .
The activities of Catalan irregular forces according to the military
authorities
90. The activities of the Catalan somatenes, as well as those of the migueletes, were much
criticised by the military authorities themselves, such as General Coupigny and Enrique
O'Donnell, Lieutenant Colonels F. X. Cabanes and Miguel de Haro, as well as Marshall Luis
Wimpffen, for being indisciplined and insubordinate and lacking professional officers96.
92. A.C.A., Catalan High Junta, War Section, Box 86.
93. A.C.A. Catalan High Junta, Box 86 (Monistrol de Calders, 12 June 1812).
94. M. V. López Cordón, “La metamorfosis del bandido: de delincuente a guerrillero”, in Spagna
contemporanea, 12 (1997), pp. 14 y 19.
95. J. Torras, Liberalismo y rebeldía campesina, 1820-1823, Barcelona, 1976, pp. 179-180.
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91. The Marqués de Coupigny thought that there were migueletes worthy to be called
Catalan, but others nevertheless "obscure their glory fleeing shamelessly from danger" and
became deserters97. On 31 January 1810, army commander Enrique O'Donnell decided to raise
a draft throughout the region in order to bring his men up to strength and thus "resist the enemy
and perhaps destroy him", as "the efforts of the valiant but indisciplined Somatenes are
insufficient to safeguard this wonderful Principality”98.
92. In the face of the desertions in the Castellterçol somatén in January 1810, O'Donnell
wrote pointedly to the Junta: "This scandalous desertion of the SOMATENES clearly indicates
that they cannot be counted on for the defence of the Principality, and it seems that it is
necessary to adopt other measures with which to increase the strength of the Army “99. On 20
January that year, on receiving the news of the mass desertion that had occurred in Canon
Rovira's column, in which he had left only 1,000 of the 5,500 he had had, we wrote from Moià:
"God willing the disenchantment of those that must be served by these undisciplined people may
stimulate Your Excellency to adopt swift measures in order to fill this army's ranks and thus free
this great Country from the ruin that threatens it; the love I profess for the Principality and the
love of my homeland make me desirous to see true military arms raised, the only means of
making war“100.
93. F.X. S. Cabanes expresses his reservations about the migueletes in his Historia de las
operaciones del ejército de Cataluña. In it he says that while they may have been valuable in
the War of Succession, when field artillery was barely heard of, in the war against the French,
who were familiar with new military tactics, they were totally insufficient, given their less
extensive instruction, the mistaken policy of remuneration applied to them, as they received
"huge wages" compared with soldiers of the line, who were subject to greater discipline and
desired only to enlist in the irregular forces101. A similar evaluation to that of Cabanes is the
report that the member of the Catalan High Junta, Ignacio Miguel de Salés, sent to it on 14 July
1809102.
94. In the same manner, the Vic Junta repeatedly expressed its distrust of the somatenes,
particularly following the loss of Gerona103. Very often the young men who were drafted avoid
the commitment by joining a guerrilla band, like those of Rovira, Gay, Barrera, Fàbregas and
the “beadle of Llorà”, which collectively enjoyed greater repute than other units.
95. However, this negative view is in contrast to that drawn by Father Raimundo Ferrer, for
whom somatenes and migueletes were the true protagonists of the war in Catalonia, not the
regular army104. The defence made of the somatenes by the famous guerrilla leader Joan Manso
96. F.J. Cabanes, Historia de las operaciones del exército de Cataluña durante la Guerra de usurpación,
campaña primera, por el Tte. Coronel (...) , ayudante Mayor de las Reales Guardias Walones, oficial del
Estado Mayor en el Exército de Cataluña, Tarragona, 1809, pp. 41-42; Informe del Tte. Coronel del 2ª
Batallón de Baza, Miguel de Haro, s/f (Archivo Histórico Nacional, State Section , Legajo 80 T, 261).
97. Biblioteca de Catalunya (Barcelona), Fullets Bonsoms, nos. 1.526, 3.882 y 3.894.
98. R. Ferrer, Barcelona cautiva, op. cit. Vol. 5, p.196.
99. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Legajo VII.
100. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, Legajo VII.
101. F.X. Cabanes, Historia de las operaciones, op. cit. pp. 41- 42 . On the view of this soldier of Catalan
origins, refer to study of Esteban Canales “Militares y civiles en la conducción de la guerra de la
Independencia: la visión de Francisco Javier Cabanes”, in J. A. Armillas (cord.) La Guerra de la
Independencia. Estudios II, Zaragoza, 2001, pp. 995-987.
102. A.C.A., Catalan High Junta, Box 73. Cited by E. Canals “Militares y civiles”, op. cit, p. 979.
103. M. Ramisa, La Guerra del Francès al corregiment de Vic, 1808-1814, Vic, 1992, pp. 101-102.
The activities of Catalan irregular forces according to the military authorities
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Popular resistence in catalonia
is such that he claims for them the highest prize and recommendation, as "with valour and
inexplicable spirit they never failed in their obligations, obliging... the enemy to flee
shamelessly”105.
96. In the same way, for the liberal historian M. Agustín Príncipe, both homegrown Catalan
organizations played a key role from the military point of view, one similar to that to the
guerrillas. With their ability and their cunning, they fought a mountain war that left the enemy
without respite, forcing him to divide his efforts to be everywhere at once, assaulting convoys,
intercepting his messages, interrupting communications and meaning that he could manoeuvre
only in full order106 .
97. The British general Sir William Napier had himself observed the Catalan's great capacity
for resistance: "Their patriotism was purer and their efforts more sustained than that of the rest
[of the Spaniards]: the somatenes were brave and active in combat, the population of the towns
firm and the Juntas clearly disinterested”107. And according to Teodoro Reding, the guerrilla
war adapted very well to Catalan idiosyncrasies108.
98. His praise of the Catalan Central Junta and of the Catalans in 1809 is sound proof of the
widespread support for the war using this particular form of organising resistance: "There is no
difference between men in Catalonia, all are soldiers, in the fields, on the roads, in places, in
the cities occupied by the enemy, wherever the Catalans show profound hatred for the French,
an inextinguishable zeal for the Fatherland, a loyalty beyond question… Supplies, munitions,
the French convoys fall to the valiant patriots that cover every inch of ground, and in the towns
and villages where they have superiority in weapons, it is the houses and walls that are captive,
not the hearts, which constantly exalt their loyalty in the most energetic, most heroic
demonstrations109.
99. Somatenes and migueletes fought together on most occasions, but were subordinate to
the general strategy drawn up by the military high command, except in the first few months of
the war when there was no clear military high command. The calculations the Catalan High
Junta made for creating and arming a new army of 40,000 came to nothing. The problems of
financing and organizing it were never properly overcome despite the efforts made. The lack of
weapons, indiscipline and the dispersion of the migueletes and somatenes gave rise to guerrilla
bands, in which the need for survival led to banditry, as in other regions of Spain.
104. R. Ferrer, Barcelona cautiva, op. cit., Vol 3, pp. 93 y 350.
105. A.C.A. Catalan High Junta, War Section, File IV. Cited by J. Peres Unzueta, op. cit. p. 347.
106. M. Agustín Príncipe, Guerra de la Independencia, op. cit., Vol. 2, p. 285.
107. F. Soldevila, Historia de España, Vol. VI, Barcelona, Ariel, 1967, p. 336.
108. R. Ferrer, Barcelona cautiva, Barcelona, Vol. III (1816), p. 9 and Vol. IV (1817), note 1 pp. 4-6;Id.
Idea de la fidelidad de Barcelona durante su cautiverio a su adorado Fernando VI, op. cit.
109. Gazeta Militar y Política del Principado de Cataluña, 17 de agosto de 1809; R. Ferrer, Barcelona,
1814, pp. 68-69.
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Josep M. Nadal
Aquesta fera que flairem per tot arreu perô que no veiem
enlloc. La contemplació de les llengües
Josep M. Nadal ( Universitat de Girona)
Resum / Resumen / Abstract
L'autor a mesura que presenta un estat de la qüestió de la història de les llengües reflexiona
entorn el sentit de fer aquesta història i el significat d'estudiar els límits geogràfics i històrics de
la llengüa. / El autor en medida que presenta un estado de la cuestión de la historia de las
lengueas reflexiona acerca el sentido de hacer esta historia y el significado de estudiar los
límites geográficos e históricos de la lengua. / State of the question of the history of the
languages and about the sense to do this history and the meaning to study the geographical and
historic limits of the language.
Paraules clau / Palabras clave / Key Words
Filosofia, geografia, història, llengües. /Filosofía, geografía, historia, lenguas. / Philosophy,
geography, history, languages.
El punt de partida
57
1. Des de la realitat observable, els límits històrics i geogràfics de les llengües són difícils de
definir: més “aviat allò que la gent fa servir per parlar se’ns presenta, perquè els lectes sempre
ens proposen transicions, com un objecte molt borrós: com un continuum”. En aquest sentit, la
llengua no és una cosa fàcil de copçar.
2. Però la contundència d’aquesta afirmació contrasta fortament amb el sistema cognitiu amb
el qual hem organitzat el món lingüístic: tots nosaltres, després d’acceptar que en moltes
ocasions no és fàcil de posar fronteres nítides a les llengües, continuarem estant convençuts que
una llengua és una llengua i, per tant, “continuarem creient fermament en el (nostre) mapa de
les llengües”.
3. La contradicció entre la realitat objectiva i la percepció d’aquesta realitat forma part dels
debats entorn del coneixement. Com ha posat de manifest Pierre Bourdieu1, tota teoria, el mot
ja ho diu2, és un programa de percepció. Darrere d’una teoria hi ha sempre un programa
interessat destinat a construir una determinada visió del món que en uns casos té com objectiu
la imposició i el manteniment de l’ordre dominant3i en d’altres la seva transformació. Per això
1. Pierre Bourdieu, Décrire et prescrire: la condition de possibilité et les limites de l’efficacité politique,
dins Ce que parler veut dire, Paris, 1982, pàgs. 149-161. La citació és de la pàg. 150.
2. Teoria prové del grec zewria “contemplació”, derivat del verb zewriw “jo contemplo”.
3. Vegeu l’excel.lent treball de Guillem Calaforra, El pensament captiu, dins Paraules, idees i accions.
Reflexions “sociològiques” per a lingüistes, València, 1999, pàgs. 149-167.
Resum / Resumen / Abstract
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Aquesta fera que flairem per tot arreu
es pot afirmar que la subversió política sempre és conseqüència d’una subversió cognitiva4. I
per això darrera de la pretesa innocència de qualsevol “mapa de les llengües” sempre s’amaga
alguna cosa més.
4. Per això, la història de les llengües no és altra cosa que un intent d’explicar quina
percepció de la realitat lingüística s’ha creat i com, quan i per què s’ha creat per imposar el
principi de classificació que sustenta el mapa de llengües dominant i quines resistències han
existit o es mantenen contra aquesta classificació amb l’objectiu d’imposar un mapa diferent.
5. Les 3 idees bàsiques que hi ha sota d’aquesta explicacií inicial són aquestes:
a. la llengua és una creació parcialment artificial, en el sentit que la representació de la
realitat que la sustenta és, només, una de les opcions possibles.
b. la llengua és el producte històric d’una acció política que s’ha hagut d’enfrontar, i potser
encara ho ha de fer, a altres representacions, provisionalment “herètiques”, i també, doncs, a
la possible modificació del llistat de llengües.
c. la noció de llengua serveix per amagar una part de la realitat. En aquest sentit, un dels
aspectes de la realitat convertits en inexistents per la representació és que la realitat
lingüística empíricament observable se’ns presenta com un continuum ple de variació i,
doncs, molt difícil de compartimentar.
6. La llengua, doncs, oculta, en tant que representació hegemònica, dades de la realitat
lingüística que deixen de ser significatives per a tots aquells que l’han assumida, és a dir, per a
tots aquells que s’han sotmès al “conformisme lingüístic” de què parlava Gramsci. Aquest
procés és determinant en la construcció d’una llengua. Al cap i a la fi, es tracta, ja ho he dit
abans, de convertir LA LLENGUA en una característica comuna per reforçar la unitat interna i
la diferenciació externa, més enllà de la realitat desorganitzada, que és el que parla la gent. De
quina manera s’intenta d’aconseguir aquesta representació de la realitat que és a la base de la
construcció de la llengua? Jo crec, ja ho he insinuat abans, que la llengua escrita ha estat
l’element clau d’aquest procés.
Una petita història
7. La majoria dels historiadors de les nostres llengües estan d’acord que, com a mínim en el
món romànic, la representació dominant –és a dir, la llista de les llengües i la seva
territorialització- és un fenomen del segle XVIII. Amb la Revolució Francesa s’hauria
consolidat la idea que la llengua havia d’universalitzar-se en la nació. Va ser ara quan la llengua
va començar a deixar de ser llengua de classe per esdevenir “llengua nacional” que havia
d’uniformar-se i imposar-se a tota la nació.5 Es interessant de remarcar que la interpretació del
càstig de Babel ja havia sofert una reinterpretació positiva –de càstig a miracle- a l’article
Langue de l’Encyclopédie, escrit per Douchet.6 Les llengües haurien estat un instrument diví
perquè els homes fundessin les nacions. O ja hauríem de dir, ara, els estats-nació? En tot cas les
4. Pierre Bourdieu, op.cit., pàg. 150.
5. Vegeu Renée Balibar i Dominique Laporte, Le français national, Paris, 1974; Michel de Certeau,
Dominique Julia i Jacques Revel, Une politique de la langue. La Révolution Française et les patois,
Paris, 1975 i Brigitte Schlieben Lange, Idéologie, révolution et uniformité de la langue, Liège, 1996.
6. Sylvain Aroux, L’encyclopédie “Grammaire” et “langue” au XVIII siècle, Paris, 1973, pàgs. 116119.
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Josep M. Nadal
construccions polítiques que sorgeixen en aquest moment –els estats-nació- exigeixen, per
primera vegada, que la comunitat lingüística coincideixi amb la comunitat política i, per això,
s’inicien les polítiques destinades a anéantir les patois i universaliser l’usage de la langue
(française).7 Però la nacionalització dels estats era només una opció. L’opció triomfant,
certament. Però ni era l’única opció possible ni era l’opció necessàriament racional i és lògic,
doncs, que sigui també ara quan per reforçar les resistències al mapa dels estats-nació s’elaborés
un (contra) programa alternatiu de percepció de les llengües.
8. En aquest moment decisiu la llengua escrita va jugar un paper central en el procés de
construcció d’unes representacions de la realitat lingüística amb les quals es justifiquen les
diferents teories lingüístiques del món romànic: en uns casos, pugnant per convertir una, i
només una, de les llengües escrites a l’estat en “la llengua” nacional de l’estat-nació; en d’altres
casos, pugnant per convertir algunes de les altres llengües escrites a l’estat en “les llengües”
nacionals de les nacions sense estat. En això es basa, al cap i a la fi, la lluita entre els diferents
possibles mapes de les llengües.
9. Que el pas de les monarquies compostes8 als estats-nació moderns marca un moment
determinant en la història lingüística europea no ho dubta ningú. Michel de Certeau, Dominique
Julia i Jacques Revel ho han estudiant en referència al cas de França; però les seves conclusions
són vàlides, amb diferents intensitats i cronologia, per a tota la Romània. Durant l’Antic Règim,
diuen, és conegut el paper jugat per l’estat monàrquic en la destrucció de les cultures
perifèriques (les cultures allunyades o diferents de la del monarca) per mitjà de la imposició
sistemàtica de la llengua francesa en els actes públics. Però encara no es tractava de
francesitzar unes masses que, de totes maneres, en una societat estrictament jerarquitzada, no
tenien accés a la cultura escrita.9 Ara bé, després de la caiguda de l’Antic Règim, amb els
estats-nació moderns, la legitimació del poder polític va deixar de tenir una vinculació
estrictament personal en el rei i va prendre un caràcter territorial, col.lectiu i nacional que
exigia la identificació de tots els ciutadans amb “la nació” (= l’estat) i, consegüentment, la
construcció d’una nova identitat col.lectiva, que és tant com dir que calia fer compartir
aquelles pautes comunes, experiències i símbols que poden generar una consciència de
pertinença. Els símbols, valors, normes, etc., serveixen, precisament, per marcar fronteres amb
“els altres” i per cohesionar tots aquells que, diferents dels altres, són iguals entre ells i, doncs,
per separar els que “pertanyen” a la mateixa comunitat nacional dels que no hi pertanyen. La
igualtat en què es basa la identitat col.lectiva es construeix a partir de la possessió objectiva i/o
subjectiva d’aquells trets que es consideren carregats de significació social.10 En aquest sentit,
la possessió de la llengua oficial va esdevenir un símbol important de la representació social de
la nova identitat col.lectica: “si ets de la nació (= estat) x, aleshores posseeixes la llengua oficial
de x”.11 La lògica d’aquesta idea conduia irremeiablement a negar significació social a totes les
altres llengües (de l’estat) que podien ésser utilitzades per construir identitats col.lectives
7. Vegeu l’informe que Gregoire el 1793 va presentar a la Convenció i el seu Rapport sur la necessité et
les moyens d’anéantir les patois et d’universaliser l’usage de la langue française. Reproduït a M. De
CERTEAU, D. JULIA i J. REVEL, Une politique de la langue. La Révolution Française et les patois,
Paris, º1975, pàgs. 300-317.
8. El terme de monarquia composta fa referència, en substitució del d’estat modern, estats nacionals de
la primera Edat Moderna o monarquies absolutes, a aquells complexos dinàstics resultants de
l’agregació aleatòria de diversos territoris sota el poder personal del rei. Vegeu Xavier Torras,
Patriotismo y dinasticismo: Cataluña en la monarquía hispánica de la Casa de Austria (Siglos XVIXBII), Girona, 2003 (treball encara inèdit).
9. Une politique de la langue. La Révolution française et les patois, Paris, 1975, pàg. 9.
10. B.Tejerina, Nacionalismo y lengua, Madrid, 1992, pàg. 14.
Una petita història
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Aquesta fera que flairem per tot arreu
alternatives. No ens ha d’estranyar, per tant, que hàgim de situar en els segles XIX i XX l’ús
reiterat de conceptes com “llengua” i “dialecte” per intervenir en la a favor o en contra de la
nacionalització dels estats. Processos, la nacionalització de l’estat o les resistències, que van
seguir una trajectòria similar. Allò que en aquest període diferencia la creació de les llengües
nacionals oficials d’un estat de la creació de les llengües nacionals sense estat és estrictament el
grau d’èxit assolit; però el procés és, essencialment, el mateix. Es tractava, en tots dos casos,
d’externalitzar al màxim l’objecte llengua (i els altres símbols), fent-lo percebre com una
realitat “natural” i, doncs, amb una història independent, perquè els precedeix, dels propis
individus12. Aquesta ocultació del procés de construcció i imposició de la llengua explica la
necessitat de perseguir l’acta fundacional de la llengua, és a dir, la necessitat de trobar un
primer document: les Glosas Silenses i les Glosas Emilianenses (S.X) per al castellà, els
Serments de Strasburg (del S. IX) per al francès, les Homilies d’Organyà (del S. XII) per al
català13, l’indovinello veronese (del segle X) per a l’italià o el poema sobre Boeci i la Caçon
de Santa Fe d’Agèn (del S. X) per a l’occità.
10. Les datacions de tots aquests documents i, doncs, l’acta de naixença de les llengües, són
discutibles: la de les glosas castellanes, per exemple, ja està clar que ha de recular un segle14.
Fins i tot és discutible que aquests textos reflecteixin alguna cosa més que una consciència no
llatina: per exemple, Francisco Rico diu de les glosas castellanes que no es el castellano el
idioma de la glosa i que casi me atrevería a decir que en algunos casos ni siquiera son
“lengua” de verdad15 o Bruno Migliorini, quan estudia l’indovinello veronese, acaba dient que
no es pot assegurar que qui el va escriure s’adonés que escrivia en una llengua diferent del
llatinot amb què acostumava a escriure16 i conclou que en aquesta època les expressions en
vulgar no poden encara considerar-se com expressions d’una mateixa llengua.17Però com que
es tracta de fer recular l’existència de la llengua tant com es pugui18, tot s’hi val. Encara que
sigui a costa de fer jocs de mans: ho reconeix Antonio Alatorre a los 1.001 años de la lengua
española quan en el pròleg explica que los primeros documentos que muestran palabras
escritas en nuestra lengua no tienen fechas, pero los expertos dicen que se escribieron en la
segunda mitad del siglo X, o sea entre el año 950 i el año 1.000. Situándonos arbitrariamente
a medio camino, podríamos concluir que “el acta de nacimiento de nuestra lengua se escribió
en 975”. Ahora bien, un acta de nacimiento supone una criatura viva. Puesto que esas palabras
se escribieron, es claro que vivían ya en boca de la gente. En 1975 nuestra lengua no tenía
1.000 años de edad, sino 1.000 y pico; un pico expresado por la unidad de la cifra “1.001”…
11. De retruc, “si posseeixes la llengua x aleshores ets de la nació x”: el canvi és important perquè suposa
una reorientació del concepte d’universalitat de la llengua. Aquesta, efectivament, no ha de ser ja
“universal” en el sentit anterior al segle XVIII (=internacional) sinó universal a la nació. Vegeu Lluís V.
Aracil, Tres vides perpendiculars:Rivaroli, Cloots, Grégoire., dins Dir la realitat, L’Hospitalet, 1983,
pàgs. 221-263.
12. Aquesta és una idea clarament durkhemiana: la llengua “heretada” deixa de ser vista com una llengua
“construïda” i s’imposa inevitablement als membres de la comunitat lingüística.
13. Vegeu Josep Moran i Joan Anton Rabella, Primers textos de la llengua catalana, Barcelona, 2001. Els
autors aporten alguns textos anteriors a les Homilies d’Organyà. Com que en aquest treball només
m’estic referint a la manera com la historiografia ha abordat la qüestio del “primer text”, jo continuo
fent referència a les Homilies com el text subjectivament més “emblemàtic”.
14. Manuel C. Díaz y Díaz, Las primeras glosas hispánicas, Esplugues de Llobregat, 1978, pàg. 30 i 32.
Vegeu tambçe Francisco Rico, El cuaderno de un estudiante de latín, “Historia 16”Nº 25, maig de
1978, pàgs. 75-78.
15. F.Rico, op.cit., pàg. 78.
16. Bruno Migliorini, Storia della lingua italiana, Firenze, 1960, pàgs. 61-64 de la cinquena edició de
1978.
17. Bruno Migliorini, op. Cit., pàg. 85.
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La cifra “1.001” es simbólica. Además, es difícil decir 1.001 sin pensar en “Las 1.001 noches”,
ese producto colectivo de un pueblo que se distinguió, entre todos los que contribuyeron a la
hechura de nuestra lengua, por su inventiva y su fantasía. El ingrediente esencial de “Las
1.001 noches” es la magia. Y, bien visto, ¿no tiene algo de mágico la historia de una
lengua?19 Una màgia, la de les històries de les llengües, que ha aconseguit, en alguns casos,
que “el primer text” sigui percebut indiscutiblement com si fos, realment, una acta de
naixement. És el cas del francès que ha convertit els Juraments de Strasburg en la peça
clau. Segons Claude Hagège són l’acte de naixement de la llengua francesa20. Per a Renée
Balibar, el francès o llengua francesa ... és la llengua de l’Estat, forma constitutiva de la
nació francesa després de l’esdeveniment històric dels Juraments de Strasburg21. Per a
Bernard Cerquiglini, després dels Juraments de Strasburg, i només després, el francès
existeix.22Però les coses devien haver-se produït d’una manera força diferent. En el pas del
segle VIII al IX la representació dominant havia començat a ser qüestionada per una nova
representació en la qual els llatins parlats ja no eren percebuts com a modalitats llatines.
Aquest canvi es va produir quan la reforma del llatí promoguda per Alcuí de York va
replantejar l’antiga relació entre el llatí escrit i els llatins parlats que, precisament perquè tots
s’associaven a una escriptura única, fins aleshores havien estat percebuts com la mateixa
llengua23. En prescriure’s una única pronúncia del llatí condicionada unívocament pel llatí
escrit, els llatins parlats de sempre van perdre el nexe d’unió comú amb el llatí escrit i van
començar a ser percebuts com una cosa diferent, ja no llatina. Per això de vegades s’ha
afirmat que allò que realment va néixer a principis del segle IX és el nou llatí parlat prescrit
per Alcuí i que aquest fet explica el naixement, en el nivell de la representació del món
lingüístic romànic24. Però hem d’advertir que aquest canvi no va comportar cap
modificació de la realitat immediatament observable. Per dir-ho en broma: cap família no
va patir una fractura idiomàtica entre avis i néts. I també hem d’advertir que tampoc no
va comportar el naixement de les llengües romàniques. Perquè “els vernacles nacionals
funcionaven dins la vida ordinària al nivell més o menys local. I el llatí va acomplir durant
segles una funció integrativa absolutament vital al nivell de la comunicació supralocal –en
una època, això és, en què l’Església era la sola institució supralocal, robusta i eficient”.25
Per això podem pensar que allò que Pèire Bec26afirma de l’occità val per a totes les
llengües romàniques: L’antic occità, per començar, s’imposà tot oposant-se. És la lenga
romana, apel.latiu que no té cap més sentit sinó el de designar la llengua vulgar en
contraposició al llatí. En els inicis, doncs, encara no es pot parlar pròpiament de llengües
18. Vegeu, per exemple, Emilio Alarcos Llorach (El español, lengua milenaria, Valladolid, 1982, pàg. 10)
que, quan refereix es al “naixement” del castellà amb les Glosas Emilianenses, precisa ¿qué significa
eso del “nacimiento de la lengua castellana”? En rigor, deberíamos decir: milenario (aproximado) de
la más antigua aparició escrita (por ahora) de algo que no es latín y parece castellano. El subratllat és
meu.
19. Antonio Alatorre, Los 1.001 años de la lengua española, México, 1979 (reimpressió de 1998), pàg. 9.
20. Claude Hagège, Le français, histoire d’un combat, Paris, 1996, pàg. 19.
21. Renée Balibar, L’institution du français. Essai sur le colinguisme des carolingiens a la république,
Paris, 1985, pàg. 11.
22. Bernard Cerquiglini, La naissance du français, Paris, 1991, pàg. 4.
23. Al cap i a la fi no es tracta de res més que d’aplicar el principi de transitivitat: tots els lectes orals
idèntics a una mateixa llengua escrita són, “lògicament”, la mateixa cosa.
24. Vegeu Roger Wright, Late Latin and early Romances in Spain and Carolingian France, Liverpool,
1982. Hi ha una versió castellana: Latín tardío y romance temprano, Madrid, 1989.
25. Lluís V Aracil, La història sociolingüística d’Europa: el tema i la temptació, dins Dir la realitat,
L’hospitalet, 1983, pàgs. 31-46. La citació és de les pàgs. 34-35.
26. Pèire Bec, La langue occitane, Paris, 1963. Cito a partir de la versió catalana: La llengua occitana,
Barcelona, 1977, pàg. 77.
Una petita història
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Aquesta fera que flairem per tot arreu
romàniques independents. Més aviat es tracta d’una scripta romana rustica, una mena de
costrucció convencional, una simplificació funcional del llatí, amb la intenció d’atenuar la
distància entre el llatí i la realitat del que es parla.27 Faltava algun temps, encara, per arribar
a les scriptae romanze,és a dir, a les llengües romàniques.
11. Si podem situar a la fi del segle VIII la fractura entre llatí i romanç però no podem,
encara, parlar de llengües romàniques independents, on hem de situar els primers moments de
la construcció d’aquestes llengües? Aquesta és una pregunta que no pot defugir la polèmica que
els darrers anys ha ocupat els historiadors. Des de les famoses conferències que el 1985 va
pronunciar Eric Hobsbawm28, molts historiadors han acceptat que la “nació” no és una entitat
social primària ni invariable. Pertany exclusivament a un període concret i recent des del punt
de vista històric. Només és una entitat social en la mesura en què fa referència a certa classe
d’ estat territorial modern, l’”estat nació”...29 És a dir, han estat els estats (o la voluntat de
crear-los) allò que ha originat els nacionalismes i, finalment, les nacions (amb les seves
llengües). Aquests historiadors, lògicament, es veuen obligats a creure que les nacions i els
fenòmens associats (les llengües nacionals, per exemple) només poden explicar-se tenint en
compte les condicions i requisits polítics, tècnics, administratiu, econòmics o d’altra mena que
les van fer possibles. I, consegüentment, han de situar l’origen dels fenòmens associats a les
nacions després de la Revolució Francesa. D’aquesta manera, el mapa de les llengües, com el
dels estats-nació, seria una “teoria” de fa quatre dies i, consegüentment, les llengües no poden
haver estat un símbol d’identitat col.lectiva abans del segle XVIII.30 Aquesta és, per exemple,
la conclusió a què ha arribat Peter Burke per al cas italià: En què medida los hombres de este
período (està parlant dels de l’època moderna) se consideraban “italianos”? ... la invasión de
1494 creó, o por lo menos alentó, cierta clase de solidaridad contra los estranjeros, los
“bárbaros”, lo cual ilustra la afirmación hecha por los sociólogos sobre la importancia de la
identidad “por reacción” ... En suma, en los escritos de los intelectuales posteriores a 1494 hay
muchos más signos de la conciencia italiana que los que había antes de esa fecha ... Sin
embargo ... esta consciencia panitaliana no ha de compararse con el moderno nacionalismo
perquè generalmente carecía de la exigencia distintivamente nacionalista de que “un pueblo”
debe organizarse en una unidad política31. Aquesta carència era provocada, segons Burke, per
la fragmentació ciutadana –Italia era ... el clásico terreno del “campanilismo”32- i per la
fragmentació en clases socials –el popolo grasso, el popolo minuto i els mediocri33-. Però en el
segle XVI existien solidaritats horitzontals “transregionals” que, en certa manera, justifiquen
la idea d’una identitat col.lectiva “italiana”. R. Hall, per exemple, ha parlat de la unificació
lingüística de les classes superiors34, fonamentalment en la llengua escrita. Malgrat això, Burke
27. Philippe Martel, Du latin à l’occitan, émergence de la langue vulgaire, dins Henri Boyer i Philippe
Gardy, Dix siècles d’usages et d’images de l’occitan. Des troubadours à l’internat, Paris, 2001, pàgs.
71-91. La citació és de la pàg. 85. Vegeu també Francesco Sabatini, Dalla scripta latina rustica alle
scrptae romanze, “Studi medievali”, 9, 1968, pàgs. 320-358.
28. Eric H. Hobsbawm, Nations and Nationalism since 1780, Cambridge, 1990. Hi ha una traducció
castellana: Naciones y nacionalismo desde 1780, Barcelona, 1995.
29. E.H.Hobsbawm, op.cit., pàg. 18.
30. Això és el que ja havia explicat John Elliott en la conferència Catalunya i l’Europa del segle XVII
publicada al diari “El País”, 13 de desembre de 1987. Francesc Espinet, Josep Lluís Gómez Mompart,
Enric Marín, Eva Serra i Joan Manuel Treserras el van rebatre amb un altre article: L’historiador dalt
del cavall, “El País”, 21 de gener de 1988.
31. Peter Burke, Lengua e identidad en la Italia moderna temprana, dins Hablar y callar, Barcelona,
1996, pàgs. 87-..... La citació és de les pàgs. 93-94.
32. P.Burke, op. cit., pàg. 94.
33. P. Burke, op.cit., pàg. 97.
34. R.Hall, The Italian “Questione della Lingua”, Chapel Hill, 1942, p`s. 54.
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no creu que la llengua pugués haver estat en aquesta època un símbol d’identitat: Debemos
llegar a la conclusión de que en los siglos XVI y XVII la conciencia de ser italiano no estaba
todavía estrechamente vinculada con la lengua.35
12. No em sento capaç de discutir les propostes de Hobsbawm. Ho ha fet Adrian Hastings en
explicar l’origen medieval de la nació “anglesa”, tot lligant-lo al desenvolupament d’una
escriptura en vulgar36. Acceptem retòricament, doncs, que Hobsbawm té una punta de raó. O,
fins i tot, que la té tota. Per explicar les tensions del segle XIX i XX ha d’admetre que hi ha
nacions de veritat, és a dir els estats-nació moderns, i nacions que voldrien esdevenir estatnació. Admet, doncs, que el mapa dels estats-nació triomfants i el mapa de les nacions
subjacents no casen. Nosaltres hauríem d’admetre que el mapa de les llengües nacionals i el
mapa de les llengües que pugnen per esdevenir nacionals tampoc no casen. Això ens posa sobre
la taula aquells vells conceptes de Pierre Vilar com les agrupacions en potènciao com el
panorama d’ètnies regionals subjacents i encara vives37. I ens obliga, doncs, a buscar els
factors objectius de comunitat existents abans del segle XVIII.
13. Xavier Torras ha estudiat per al cas català alguns factors objectius de comunitat que ens
permetrien de parlar de “nacions abans del nacionalisme”: per exemple, les “llibertats” i els
“privilegis”.38 Els “territoris” i les “llengües”, però, poden considerar-se, abans del segle XVIII,
factors objectius de comunitat, és a dir, tenien significació social?
14. A principis del segle XIV trobem un cas ben remarcable de reflexió teòrica sobre
territoris i llengües. Es tracta del Vulgari Eloquentia de Dante. Quan estudia la Romània diu el
següent: A la resta d’Europa ... s’entengué un tercer idioma, que ara es divideix en uns altres
tres, perquè uns per afirmar diuen oc, uns altres oïl i uns tercers sí, com els hispans, els
francesos i els italians....39. Explica, després, que una il.lusió d’estabilitat oculta la inevitable
variació diacrònica i sincrònica perquè el canvi gradual de les coses és difícil de percebre i, com
més llarg és el temps necessari per adonar-nos que una cosa canvia, més tendim nosaltres a
considerar-la estable40. A partir d’aquest plantejament, Dante explicita el seu propòsit: superar
la variació lingüística del territori del sí a través de l’elaboració d’un volgare illustre comú. Els
escriptors n’havien de ser els protagonistes. La tasca no era fàcil perquè la llengua, que Dante
compara a una pantera, no pot trobar-se en els boscos i els prats d’Itàlia, és a dir, en la realitat
empíricament observable, sinó que ha de buscar-se, amb mètodes racionals, en el nivell de la
representació: Després d’haver batut els boscos i els prats d’Itàlia sense haver trobat la pantera
que empaitem, haurem de seguir-li el rastre “amb mètodes més racionals” si volem encalçarla i ser prou hàbils per fer caure a les xarxes ben nuades del nostre enginy aquesta fera que
flairem per tot arreu però que no veiem enlloc.41 Els mètodes més racionals de què parla Dante
expliciten fins a quin punt era conscient que la llengua era producte d’una “invenció”. Això és,
el volgare illustre havia de sorgir d’una llengua escritra construïda amb uns supòsits semblants
35. P. Burke, op. cit., pàg. 109.
36. Adrian Hastings, The Construction of Nationhood, Cambridge, 1997. Hi ha una traducció castellana:
La construcción de las nacionalidades, Madrid, 2000.
37. Pierre Vilar, Sobre els fonaments de les estructures nacionals, dins Estat, nació, socialisme,
Barcelona, 1981, pàgs. 7-33. La citació és de les pàgs. 15-16.
38. Xavier Torras, Patriotismo y dinasticismo: Cataluña en la monarquía hispánica de la casa de Austria
(Siglos XVI-XVII), treball inèdit: 2003.
39. Cito per la versió catalana: Dante Alighieri, De vulgari eloquentia, versió bilingüe, Vic, 1995, VIII.1.,
pàgs. 77-78.
40. IX.1, pàg. 83.
41. XVI.1. pàg. 105. El subratllat és meu.
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Aquesta fera que flairem per tot arreu
als dels inventors de la gramàtica, és a dir, del llatí escrit, que no és sinó una certa identitat de
la llengua, inalterable en el decurs del temps i d’un lloc a l’altre. La gramàtica, establerta pel
comú consens de molta gent, no està subjecta a l’arbitri personal i, per tant, no pot ser variable.
La gramàtica fou inventada per tal que, a l’esguard de la variació de la llengua, fluctuant a
l’arbitri de cadascú, poguéssim arribar a conèixer, tal vegada de manera imperfecta, el
pensament i les gestes dels antics o d’aquells que la diversitat de llocs fa ser diferents a
nosaltres.42 Els mètodes més racionals també expliciten que era ben conscient, i això és el que
sorprèn, de la significació social de la llengua escrita: ...els signes més nobles de les accions dels
italians no són de cap de les maneres patrimoni exclusiu de cap ciutat d’Itàlia, sinó comuns de
tots. Doncs entre aquests hi podem reconèixer aquell vulgar que hem anat encalçant i que es
deixa flairar en cada ciutat però no ha fet el cau en cap.43 Què és, per al Dante de
començaments del segle XIV, aquesta “llengua italiana”?: ... el vulgar il.lustre, cardinal, àulic
i curial d’Itàlia és el de totes les ciutats sense ser patrimoni exclusiu de cap; és aquell, en
definitiva, a partir del qual podem mesurar, sospesar i comparar tots els vulgars municipals
dels italians.44 No són els requisits d’il.lustre, cardinal, àulic i curial45 part dels “requisits
polítics, tècnics, administratius, econòmics o d’altra mena” que Hobsbawm associa a la creació
de les nacions i dels fenòmens associals (les llengües també)? En tot cas hem de convenir que
converteixen el volgare illustre en aquell referent a partir del qual tots els vulgars municipals
giren i tornen a girar, es mouen o s’aturen i que, en conseqüència, defineix el control social.
No és una “identitat col.lectiva” allò que Dante intenta de construir a través de la “invenció” de
la llengua italiana de tots? Les reflexions teòriques de Dante van ser, ja ho sé, una excepció i, a
més, no van tenir cap continuïtat fins dos segles més tard. Però no deixa de sorprendre que
coincideixin en el temps amb pràctiques lingüístiques rellevants produïdes a d’altres territoris:
amb la plenitud de la koiné literària occitana i amb figures lingüísticament tan fonamentals com
Alfons X de Castella o Ramon Llull. No crec que aquesta coincidència en el temps sigui casual.
15. En tot cas en el Renaixement van recuperar-se les preocupacions de Dante. El 1435 ja
havia tingut lloc el famós debat entre Flavio Biondo i Leonardo Bruni sobre “si la gent vulgar i
els literats de Roma havien parlat de la mateixa manera i amb el mateix idioma”: an vulgus et
literati eodem modo et idiomate Romae locuti sint que, de fet, era una discusió sobre la
necessitat de crear una llengua italiana escrita46. Tres quarts de segle més tard, ja en el segle
XVI, la qüestió va esclatar de valent amb la questione della lingua italiana.
16. Entre els segle XV i XVI es desplega la primera gran activitat codificadora47gramàtiques i diccionaris- de la majoria de les llengües romàniques. L’elaboració d’aquests
utillatges –allò que alguns anomenen el “procés de gramatització”48- va tenir un paper
42.
43.
44.
45.
IX.1. pàg. 85.
XVI.1. pàg. 105.
XVI.1. pàg. 107.
“Il.lustre” perquè el vulgar de què parlem és sublimat pel magisteri i pel poder i enalteix els seus amb
honor i glòria; “cardinal” perquè tots els vulgars municipals giren i tornen a girar, es mouen o s’aturen
segons ho fa aquest (el volgare illustre), que es revela, d’aquesta manera, com un veritable pare de
família; “àulic” perquè si nosaltres, els italians, tinguéssim cort, la llengua de palau seria aquesta; i
“curial” perquè la curialitat no és altra cosa que una mesurada norma de les coses que cal fer i, encara
que a Itàlia no hi ha cúria, en el sentit d’una cúria unificada com la del rei d’Alemanya, també és cert
que no li manquen membres que estan units sota la divina llum de la raó. XVIII.1. pàg. 111.
46. Vegeu Josep M. Nadal, La ideologia lingüística de la nova Europa, dins Llengua escrita i llengua
nacional, Barcelona, 1992 , pàgs. 67-88.
47. Història de la codificació. La qüestió d’Elliott
48. Silvain Auroux, La révolution technologique de la grammatisation, Liège, 1994 i La reison, le
langage et les normes, Paris, 1998.
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determinant en la unificació lingüística i, doncs, en la construcció de la representació de la
llengua49. Podríem dir que una gramàtica i un diccionari són l’expressió més evident de
l’externalització de la llengua que, així, pot percebre’s com un objecte independent (previ i
imposat) dels propis usuaris-constructors. No indica la magnitud de “la gramatització”
renaixentista que alguna cosa es movia a l’entorn de les nacions d’abans del nacionalisme? Dit
d’una altra manera: les llengües que les gramàtiques i els dicionaris renaixentistes
“construeixen” per “unificar” lingüísticament territoris i satisfer, així, unes necessitats
horitzontals de comunicació semblen factors objectius de comunitat socialment significatius.
Aquests espais de comunicació en el Renaixement no podien incloure encara l’oralitat, excepció
feta de la predicació i dels espectacles teatrals. Tenint en compte l’alfabetització de l’època, en
l’escriptura, reforçada enormement per la impremta, l’espai comunicatiu supralocal tampoc no
podien afectar amb la mateixa intensitat tots els grups socials. És per això que entre els segle
XV i XVIII les llengües són, fonamentalment, un afer de la literatura i de l’administració (reial).
I en el món romànic, en aquesta època, aquests dos elements no tenien la mateixa significació
en els distints territoris. Per això tant sovint s’hi parla, i s’hi parlava, de la “batalla de les lletres
i les armes”.
17. El cas italià, el territori del sí, torna a oferir-nos una situació singular. La presència de la
variació lingüística era molt forta a la Itàlia de l’Edat Moderna. Tant, que Claudio Marazzini ha
arribat a afirmar que en el segle XIX, en plena unificació, l’italià era impopular... La llengua
natural continuava essent el dialecte; l’italià era sentit com un instrument formalment elevat,
una mica com el llatí. En aquest sentit, l’italià s’assemblava a una llengua morta50, com ja
havia afirmat el mateix Manzoni. De fet, el 1861, la gent capaç d’utilitzar l’italià no superava
segons els càlculs més optimistes el 10% i, segons Tullio de Mauro, en els anys de l’unificació
nacional, els italianòfons, lluny de representar la totalitat dels ciutadans italians, eren poc més
de 600.000 sobre una població que ja havia superat els 25 milions d’individus: a dures penes,
doncs, el 2’5% de la població51. Això era degut, indubtablement, al fet que a l’Edad Moderna
Itàlia no havia tingut una administració unificada i, consegüentment, la construcció de la
llengua havia quedat reduïda als escriptors i a una petita part dels sectors més alts de la
societat. Dante ja n’era conscient a començaments del segle XIV52 i també els protagonistes
renaixentistes de la questione della lingua, per als quals, amb paraules de Llorenç el Magnífic,
non si puó dire che sia veramente lingua alcuna favella che non ha scrittore53. Són les lletres
qui pot construir la llengua.
18. La situació italiana, però, és molt peculiar i no crec que pugui servir de model per explicar
la història lingüística de la resta de l’Europa Romànica. Els territoris d’oc i d’oïl presentaven
una situació ben diferent de la italiana: tant en l’un com en l’altre, monarquies fortes havien
iniciat, des de la fi del segle XV, la construcció d’un estat. Ens hem de preguntar, doncs, de
quina manera la llengua o les llengües jugaven un paper (si li jugaven) en aquest context.
19. Quan Enric IV, a la fi del beau XVIè siècle francès, accedeix a tron del regne la unificació
territorial està ... pràcticament acabada, cosa que havia permès, entre d’altres coses, que des
de feia un cert temps s’haguessin pogut prendre un cert nombre de mesures vàlides per a tot el
49. Silvain Auroux, La raison, le langage et les normes,..., pàg. 266.
50. Claudio Marazzini, Da Dante a la lingua selvaggia, Roma, 1999, pàg. 12.
51. Tullio de Mauro, Storia lingüística dell’Italia unita, Roma-Bari, 1963. La citació és de la pàg.43 de la
quarta edició (1974).
52. Vageu la nota 62 d’aquest treball.
53. Pietro Bembo, Prose della volgar lingua, pàg .110 de l’edició de Carlo Dionisotti, Torino, 1966.
Una petita història
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Aquesta fera que flairem per tot arreu
territori reial54. Una d’aquestes mesures, del rei Francesc I, ha convertit l’any 1539 en une
date capitale dans l’histoire de la France55. Efectivament, en els articles 110 i 111 de les
Ordonnances du roi François Ier sur le faict de la justice et abréviation des procés, l’
anomenada Ordonnance de Villers-Cotterêts, s’estableix que tots els documents oficials soient
prononcez, enregistrez et delivrez aux parties en langage maternel français et non autrement.
Philippe Martel56 ha explicat que des del segle XV la llengua del rei, el francès, ja havia anat
penetrant en l’administració dels territoris occitans. D’altres historiadors de la llengua francesa
també han destacat que ja des de Lluís XI, encara a finals del segle XV, la llengua francesa
s’havia beneficiat de l’appui constant du governement royal57. Per això consideren que
l’ordonnanc, en uns casos, no fou més que la consécration d’un état de fait: l’ancien occitan
reculait, comme langue littéraire depuis l’époque de la croisade des Albigeois, et comme
langue juridique depuis le XVè siècle58 Però no s’estan de senyalar que, en d’altres casos,
Villers-Cotterêts marca un punt d’inflexió en la substitució de l’occità pel francès. Com ha
indicat Philippe Martel59 ... durant molt de temps la política lingüística de la monarquia havia
estat tolerant, deixant que fossin els poders locals els que s’ocupessin de descobrir, tot sols, que
per parlar al Rei era millor utilitzar la seva (la del Rei, és clar) llengua. I en molts de casos van
descobrir ben aviat aquesta veritat. Amb altres mots: ens sembla que, com a mínim pel que fa
referència a la llengua escrita, el sentiment diglòssic havia nascut abans del segle XVI. No és
pas fins més tard que el Rei va posar les coses al seu lloc, en connexió, ens sembla, amb una
evolució d’amplitud europea que promovia a tot arreu les llengües d’Estat, en connexió amb el
procés secular que duia el poder reial a limitar els espais d’autonomia heretats, en la societat
civil, del període feudal i, finalment, en connexió potser, amb l’augment de la dissidència
religiosa que conduïa el poder a afirmar alguns principis unitaris... Des de l’inici de l’Edat
Moderna la llengua francesa sembla acompanyar, com un factor objectiu de comunitat, la
construcció de l’estat.
20. Aquest francès, que s’imposava a tot el territori per la força de las armas60, havia de
consolidar-se com una llengua estandarditzada. Per això la qüestió fonamental que es va
plantejar en el segles XVI i XVII és el model de llengua francesa. No em puc pas estendre més
del compte en aquesta història centrada, bàsicament, en dues qüestios: la fixació d’una forma
de transcripció escrita del vulgar oral (és el gran debat sobre l’ortografia) i la fixació d’una
manera de parlar i d’escriure cultes (le bon usage). M’ocuparé, molt breument, d’aquesta
segona qüestió.
21. A començaments del segle XVI, més o menys fins el 1530, el discurs teòric dels
gramàtics i literats tendeix a caracteritzar-se per dos trets fonamentals: el pluralisme, que intenta
legitimar tots els dialectes de França, i el rebuig a construir la norma a partir d’una justificació
social i política. Aquesta és la idea de Geoffroy Tory, autor d’una obra fonamental: el Champ
Fleury (Paris, 1529)61. Enfront d’aquest discurs lingüístic teòric, la pràctica lingüística va anar
afermant la llengua de la cort com la base del bon usage.62 França, doncs, vivia una situació
paradoxal: un discurs teòric, que si bé ja havia assumit la idea que calia reduir la llengua a regles
no havia acceptat encara que la norma és un afer político-social, i la pràctica lingüística real, que
54. Bernard Quilliet, La France du beau Xviè siècle, Paris, 1998, pàg. 126.
55. Claude Hagège, Le français, histoire d’un combat, Evreux, 1996, pag. 50.
56. Philippe Martel, L’occitan, le latin et le français du moyen âge au XVIè siècle, dins Dix siècles
d’usages et d’images de l’occitan. Des troubadours à l’internet, Henri Boyer et Philippe Gardy,
coordinadors, Paris, 2001, pàgs. 67-117. L’ordonnance és estudiada a les pàgs. 100-107.
57. Claude Hagège, op. cit., pàg. 48.
58. J. Pinoche i C.Marchello-Nizia, Histoire de la langue française, Nancy, 1989, pàg. 29.
59. Claude Hagège, op.cit., pàgs.106-107.
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Josep M. Nadal
per la via dels fets (i de la necessitat) anava imposant un francès uniforme basat en la llengua
de la cort. Aquestes dues direccions impossibilitaven la generalització real d’un model de
llengua: en un cas, perquè el pluralisme era difícilment compatible amb un model únic de bon
usage; en l’altre cas, perquè la norma derivava, sense esser-ne, en canvi, el condicionant, de l’ús
d’una elite cortesana, que la utilitzava per marcar clarament les diferències socials i, doncs, que
estava interessada a impedir-ne la socialització.
22. Calia acceptar que les regles de la llengua tenen una entitat autònoma de qualsevol grup
social, especialment de la cort, que, fins ara havia estat considerada la dipositària, i en bona part
la creadora, de la bona llengua. Calia posar les bases, per tant, d’un projecte no excloent gràcies
al nou valor de la norma, considerada, ara, a l’abast de tothom. Això es va produir a la segona
meitat del segle XVI. Pierre de la Ramée a la Gramere (1562) i a la Gramere de Pierre de la
Ramée, lecteur du Roy a l’Université de Paris, à la Royne, mere du Roy (1572), que és una
reedició molt canviada de la primera obra, ens presenta el francès com allò que és constant i
obligatori, allò que es pot observar regularment, en oposició a la variació i als estils particulars.
Aquest bon usage, on es pot trobar? Hi ha dos textos de l’autor molt clars:63
I ..le peuple est soverain seigneur de sa langue & la tient comme un fief de franc alleu, &
nen doit recognoissance a aulcun signeur.
II ...lescolle de cette doctrine nest point es auditoires des professeurs Hebreus, Grecs &
Latins en Luniversité de Paris, comme pensen ces beaux Etymologiseurs, elle est au Louvre, Au
Palais, Aux Halles, en Greve, à la Place Maubert.
23. Ara s’arriba al punt final de la formació d’una ideologia lingüística capaç de socialitzar
(o nacionalitzar?) el francès. A finals del segle XVI i começaments del segle XVII Malherbe
acabarà de donar-li forma i, sobretot, força. Des d’un punt de vista sòcio-polític, el discurs
lingüístic ha contribuït decisivament a un important canvi de mentalitat. El valor dels homes
esta determinat a partir d’ara per la conformitat del seu estil a les normes. Aquestes, doncs, ja
no son, com el 1530, una conseqüència de la llengua d’un determinat grup social hegemònic,
sinó que tenen una entitat autònoma. Tothom, per tant, és capaç, amb esforç, de fer-se-les
seves i consegüentment aquesta concepció del bon usage facilita la mobilitat social. La llengua,
60. .Danielle TRUDEAU, Les inventeurs du bon usage (1529-1647), Paris, 1992, , no creu que l’expressió
en langage maternel framçais et non autrement negui la possibilitat als altres vernacles. Ho basa en el
fet que langage maternel fa referència al francès i als altres vernacles. La seva argumentació té força
fonament. Però també és veritat que la mateixa autora admet que “en marge de la volonté royale de
substituer au latin les langues locales, s’était établie par coutume, donc de maniere irrevocable,
l’exclusion de ces mêmes langues au profit du français centrale” (pàg. 470). La nostra argumentació,
doncs, no canvia substancialment. Joan Lluís Marfany (La llengua maltractada, Barcelona, 2001, nota
16, pàg. 193) recull la idea de Philippe Martel (L’héritage révolutionnaire: de Coquebert de Montbert
à Deixxonne, dins Henri Giordan (ed.), Les minorités en Europe. Droits linguistiques et droits de
l’homme, Paris, 1993, pàg 126), segons la qual Villers-Cotterêts era, certament, un intent de frenar l’ús
del llatí i, doncs, no fa cap referència negativa i explícita sobre els altres, però el fet que no se’ls
prohibeixi explícitament és perquè, de fet, són totalment absents. Philippe Martel ha aprofundit
posteriorment aquest tema (a De l’occitan au Français: la résistible ascension de la langue du roi (fin
XIIIe-début XVIe), dins Dix siècles d’usages et d’images de l’occitan. Des Troubadours à l’Internet,
Henry Boyer i Philippe Gardy, coord.., ....., 2001, pàgs. 93-114) i ha demostrat d’una manera ben
convincent la línia argumental que hem seguit.
61. . Trec la citació de Danielle Trudeau, Les inventeurs du bon usage (1529-1647), Paris, 1992, pàg. 28.
62. .Danielle Trudeau, op.cit., pàg. 42.
63. . Pierre de la Ramée, Gramere... 1572, pàg. 30. Trec la citació de danielle Trudeau, op.cit., pàg. 108,
Una petita història
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Aquesta fera que flairem per tot arreu
doncs, esdevé un element cohesionador de la nació, fet que ens mostra fins a quin punt la
ideologia del bon usage, de la bona llengua, es lliguen a França amb els canvis ideològics que
acompanyen la formació de l’estat sota la monarquia absoluta.64
24. Aquesta línia evolutiva francesa fou també la del territori d’oc, excepció feta
d’Occitània? Joan Lluís Marfany ha estudiat el cas de la llengua catalana dins l’estat monàrquic
espanyol a La llengua maltractada per fer-nos veure que el castellà esdevé, a partir del segle
XVI, la llengua en la qual la monarquia, directament o a través dels seus òrgans centrals,
s’adreça als seus súbdits catalans i aquest fet influeix damunt els hàbits lingüístics d’aquests
súbdits catalans i contamina la llengua materna. Dit això, però, cal rebutjar formalment la idea
que l’activitat político-institucional fos un dels camins principals de la castellanització de la
societat catalana. Al contrari: tot indica que la persistència del català en aquesta esfera va ser
una barrera fonamental contra els avenços d’aquesta castellanització65. El castellà fou, doncs,
la llengua de la monarquia des de Ferran II que, si fins el 1479 havia usat força vegades el català,
entre 1481 i 1510 només l’utilitza entre una i quatre vegades l’any.66 L’emperador Carles va
dirigir-se als seus súbdits barcelonins molt poques vegades en català, amb l’excepció de l’any
1533 quan, de 17 comunicacions, 8 són en català67 i a partir de mitjan segle XVI els òrgans
centrals de la monarquia van expressar-se en una mateixa, única llengua. Era part de la lògica
interna del procés de constitució d’un estat absolutista68. Però el català va continuar essent la
llengua de les institucions de la terra i aquesta catalanitat lingüística de les institucions i la vida
política a la Catalunya de l’època és un fet absolutament remarcable i d’una gran
transcendència històrica69. Per què, es pregunta Marfany, la inclusió del català en la
monarquia hispànica es produeix d’una manera tan diferent a la integració de l’occità a
la monarquia francesa? No pas perquè les élites catalanes, l’oligarquia dirigent, no fossin
capaces d’entendre i usar el castellà. El seu comportament era clarament diglòssic –com també
ho era el dels occitans70- i el castellà l’usaven ben sovint: ... en presència d’un forater, els
catalans ... parlen entre sí en català, però canvien al castellà quan s’adrecen a l’altre71.
Tampoc perquè volguessin defensar la llengua per se. Aquesta no havia estat, encara,
investida de la condició d’essència, repositori, i símbol de la catalanitat72. Es tracta,
simplement, que enmig de la creixent castellanització de la vida social, les institucions
encarregades de la preservació de les “constitucions, lleis i llibertats de la terra” associaven
explícitament a aquesta preservació la continuïtat en l’ús del català73. Consegüentment a
efectes oficials el castellà era la llengua de la monarquia, fos quina fos la llengua del
monarca i dels seus ministres. I, de la mateixa manera, el català era la llengua de les
institucions catalanes, encara que de vegades els seus representants s’expressessin, en
realitat, en castellà74.
64.
65.
66.
67.
. Danielle Trudeau, op. Cit., pàg. 198.
Joan Lluís Marfany, La llengua maltractada, Barcelona, 2001, pàg. 107.
Joan Lluís Marfany, op. cit., pàgs. 107-108.
Joan Lluís Marfany, op. cit., pàg. 109. Marfany destaca que aquesrt any el vicecanceller era el català
Miquel Mai.
68. Joan Lluís Marfany, op. cit., pàg. 109.
69. Joan Lluís Marfany, op. cit., pàgs. 110-111.
70. Vegeu la pàg. 20 d’aquest treball.
71. Joan Lluís Marfany, op. cit., pàg. 120.
72. Joan Lluís Marfany, op. cit., pàg. 136.
73. Joan Lluís Marfany, op. cit., pàgs. 135-136.
74. Joan Lluís Marfany, op. cit., pàg. 128.
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Josep M. Nadal
25. Occità i francès, d’una banda, i català i castellà, de l’altra, van mantenir en els inicis de
l’Edat Moderna unes relacions ben diferents. Les condicions de partida eren força semblants:
en tots dos casos, una llengua “oficial” de la monarquia i unes élites que ja eren capaces d’usarla i que començaven, en els usos més formals, a adoptar-la. Però les llengües no tenien la
mateixa significació social i, consegüentment, la persitència dels factors objectius de comunitat
subjacents va ser molt diferent. Això és el que m’agradaria que m’expliquessin els historiadors.
Tant la monarquia francesa com la monarquia espanyola eren monarquies compostes. Però des
de l’entronització de l’emperador Carles, la monarquia espanyola va esdevenir, bàsicament i
fins Felip II, una monarquia universal i aquest imperi, segons algun historiador, ha de
considerar-se por definición, un sistema anacrònico a cuya efectividad han de oponerse no solo
el absolutismo monárquico, sino incluso el papado75. És aquest projecte imperial espanyol, tan
allunyat del que a començaments del segle XVI representa el rei Francesc I de França, allò que
explica que les “entitats subjacents” puguin encara resistir-se a la unificació? En tot cas, i amb
això acabo, a la mateixa època en què Francesc I de França publicava l’ordonnance de VillersCotterêts (1539) i convertia, així, el francès en la llengua de l’estat, Carles V era proclamat
emperador a Bolonia amb un discurs de Romolo Amaseo titulat, significativament, De lingua
latinae usus retinendo (1530).
Josep M. Nadal, Universitat de Girona, 14-05-2003
69
75. Jordi Nadal, España en su cenit (1516-1598), Barcelona, 2001, pàg. 15.
Una petita història
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Aquesta fera que flairem per tot arreu
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Pere Ribas Rabassa
L’homme et la terre. Las relaciones hombre-medio en el
pensamiento de Elisée Reclus (1830-1905)
Pere Ribas Rabassa (Universitat Autònoma de Barcelona)
Resumen / Resum / Abstract
En el artículo se presentan las reflexiones del geógrafo y anarquista francés Elisée Reclus en
torno las relaciones dialécticas hombre-medio y la necesidad de tener en cuenta el factor tiempo
en su análisis. Así mismo se presenta el proyecto de “geografia social” ideado por Reclus en
relación a las formulaciones ambientales. / A l'article es presenten les reflexions del geògraf i
anarquista francès Elisée Reclus entorn les relacions dialèctiques home-medi i la necessitat de
tenir en compte el factor temps en el seu anàlisi. Així mateix es presenta el projecte de
“geografia social” ideada per Reclus en relació a les formulacions ambientals. / Reflections of
the geographer French anarchist Elisée Reclus in around the relations man-environment
dialectics and the need to keep in mind the factor time in their analysis. Thus same the project
is presented of “social geography” thought up by Reclus relating to the environmental
formulations.
Paraules clau / Palabras clave / Key Words
Anarquismo, geografía, medio, tiempo. / Anarquisme, geografia, medi, temps. / Anarchist,
geography, environment, time.
71
1. En la noche del 4 al 5 de julio de 1905 moría en la localidad belga de Thourout, cerca de
Brujas, el geógrafo y anarquista francés Elisée Reclus. En la necrológica que le dedicó 10 días
después Lucien Gallois en la revista Annales de Géographie(la revista dirigida por Paul Vidal
de la Blache y cofundada por él y Gallois en 1891) éste no podía dejar de reconocer que Reclus
era considerado en ese momento fuera de Francia “le grand géographe français.”1 Si tiene
interés destacar esta necrológica por encima de las muchas otras que se le dedicaron a Reclus
en los meses siguientes a su muerte es porque la hegemonía de Vidal de la Blache y de su
escuela(Albert Demangeon, Emmanuel de Martonne o el propio Gallois) en las postrimerías del
siglo XIX y principios del siglo XX en la geografía francesa condenó a Reclus a un olvido que
no se correspondía ni con la calidad ni con la popularidad de sus escritos. Una hegemonía
construida sobre una revista, Annales de Géographie, y sobre todo sobre la dirección de la
cátedra de Geografía de la Sorbona que ostentó Vidal desde 1898.2
1. Gallois, L.: “Elisée Reclus(1830-1905)” en Annales de Géographie, 76, 15 de julio de 1905, pp.373374, la cita en p.373.
2. Acerca de la hegemonía “vidaliana” en la geografía francesa desde finales del siglo XIX resulta muy
útil como introducción Muet, Y.: Les géographes et l’Europe:l’idée européenne dans la pensée
géopolitique française de 1919 à 1939, col. Euryopa.Etudes, num. 1, Institut Européen de l’Université
de Gèneve, Ginebra, 1996.
Resumen / Resum / Abstract
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L’homme et la terre
2. Pero en las décadas de los setenta y los ochenta del siglo pasado la figura y la obra del
geógrafo francés comenzó a ser recuperada de manera importante por unas causas que es difícil
establecer con exactitud, pero entre las cuáles figuran sin duda la pujanza de la denominada
Geografía Radical y el desarrollo de la conciencia ecologista, ante la que en esos momentos era
ya una muy evidente destrucción del planeta, que podía encontrar en el pensamiento de Reclus
interesantes aportaciones teóricas.3
3. El objetivo de este trabajo es hacer un análisis de la relación hombre-medio en el
pensamiento de Elisée Reclus. La cuestión de la relación entre los seres humanos y el medio
natural es, o debería ser, una de las problemáticas más importantes a las que nos enfrentamos
hoy en día junto a la del desigual reparto de la riqueza en el mundo, y en la obra de Reclus
encontramos reflexiones y propuestas acerca de estos dos problemas que no convendría que
perdiéramos de vista.
Geografía y anarquismo
4. Jean Elisée Reclus nació en Sainte-Foy-la-Grande, una modesta localidad del suroeste de
Francia, el 15 de marzo de 1830. Hijo de un pastor protestante, calvinista para más señas, tuvo
trece hermanos de los cuales diez alcanzaron la edad adulta. A pesar de los modestos recursos
de su familia Reclus gozó de una buena formación académica. A los trece años estudió durante
un curso en Alemania. Junto a su hermano Elie(nacido en 1827) y la mayor de sus hermanas se
desplazaron a Neuwield, donde estudiaron en el Colegio de los Hermanos Moravos. En 1848
inició estudios de Teología en el Seminario Protestante de Montauban, en Francia, pero fue
expulsado al cabo de poco junto a Elie. No están del todo claros los motivos de su expulsión,
Béatrice Giblin alude a “their lack of work and their republican sympathies”.4 Parece ser que
este hecho selló “definitivamente su desinterés por ser pastor y su alejamiento de la ortodoxia
del protestantismo.”5 Reclus se dirigió entonces a Alemania junto a Elie y en el curso 18501851 cursó estudios en la Universidad de Berlín, destacando un curso de geografía a cargo del
gran geógrafo alemán Karl Ritter(1779-1859). La influencia de Ritter en el pensamiento
geográfico de Reclus fue considerable, esto puede verse sobre todo en su primera gran obra La
Terre(1868-1869).
5. Las preocupaciones políticas de Reclus comenzaron a fraguarse durante las revoluciones
de 1848 y cuando a su regreso a Francia en 1851 se produjo el golpe de Estado de Napoleón III
decidió autoexiliarse para demostrar su rechazo a la nueva situación política. Se inició así un
periodo de grandes viajes que le llevará a Inglaterra, Irlanda, Estados Unidos(donde estuvo un
par de años como maestro de los hijos del dueño de una plantación en Nueva Orleáns) y
finalmente a Colombia, concretamente a la Sierra Nevada de Santa Marta, donde intentó
3. Para una breve pero útil reflexión sobre la recuperación de E. Reclus desde los años setenta puede
consultarse Ortega Cantero, N.: “El viaje iberoamericano de Elisée Reclus” en Eria, 28, 1992, pp. 125133 y el interesantísimo trabajo de Vicente Mosquete, M.T.: Eliseo Reclus. La geografía de un
anarquista, col. Realidad Geográfica, núm.5, Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, especialmente
pp.11-17. Para Reclus y la Geografía Radical puede verse Laughlin,J.: “State –centred Social Science
and the Anarchist Critique: Ideology in Political Geography” en Antipode, vol. 18, núm.1, Mac 1986,
pp.11-38.
4. Giblin, B.: “Elisée Reclus. 1830-1905” en Freeman, T.W./ Pinchemel, Ph.(eds.): Geographers.
Bibliographical Studies, vol.3, Mansell Publishing, Londres, 1979, pp. 125-132, la cita en p.125.
5. Hiernaux-Nicolas, D.: “Introducción” a La geografía como metáfora de la libertad. Textos de Eliseo
Reclus, presentación y selección de Daniel Hiernaux-Nicolas, Plaza y Valdés Editores, México D.F.,
1999, pp.5-35, la cita en p.9.
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Pere Ribas Rabassa
establecer una pequeña explotación agraria. Finalmente enfermo y escaso de dinero regresó a
Francia en 1857, estableciéndose en París. De su experiencia en Santa Marta salió una de las
más bellas obras de Reclus, Voyage à la Sierra-Nevada de Sainte-Marthe. Paisajes de la nature
tropicale publicada en 1861 en París por la casa editorial Hachette.
6. Entre 1857 y 1871 trabajó en París para Hachette colaborando entre otras cosas en la
redacción de las Guides Joanne, trabajo que permitió a Reclus realizar muchos viajes que le
permitieron adquirir de primera mano un amplio conocimiento de la geografía. En este período
en París redactó su primera gran obra, La Terre. Description des phénomènes de la vie du Globe,
publicada en dos volúmenes por Hachette. El primero en 1868 con el subtítulo Continents y el
segundo un año después subtitulado L’Océan. Era una obra de geografía física descriptiva de
todo el planeta que como ya hemos señalado antes reflejaba claramente en su planteamiento la
influencia de las ideas ritterianas, pero Horacio Capel considera que “...la larga elaboración le
permitió, sin embargo, asimilar plenamente la biología darwinista, de tal manera que en el
momento de su publicación se convirtió en la primera gran obra que refleja el impacto de
Darwin en la geografía. La idea de evolución y de cambio aparece claramente en ella, a la vez
que se hacen referencias explícitas al biólogo inglés.”6
7. Fue durante este período en París cuando el ideario de Reclus fue derivando de sus
posiciones republicanas al anarquismo. En 1864 conoció a Bakunin y se afilió a Fraternité
Internationale, la organización secreta que este dirigía. Participó además en la revista
cooperativista L’Association(fundada por Elie) y pronunció un discurso en 1868 en el Congreso
de la Liga para la Paz y la Libertad celebrado en Berna. Este proceso culminó en 1871 cuando
Reclus participó activamente en los sucesos de la Comuna de París. Después de la derrota,
Reclus fue condenado a ser deportado a Nueva Caledonia pero finalmente se le conmutó la pena
por la de exilio gracias a la presión de muchos intelectuales ante el gobierno francés.
8. A partir de este momento Reclus vivirá hasta su muerte primero en Suiza y después en
Bélgica con un breve periodo intermedio entre 1890 y 1894 en que regresó a Francia. Su
estancia en Suiza hasta 1890 fue muy productiva tanto en el campo geográfico como en el del
anarquismo. Desde el punto de vista del movimiento libertario en este periodo destaca la
amistad con el también geógrafo y anarquista Piotr Kropotkin(al que conoció en 1877) y la
fuerte implicación con el movimiento con la publicación de numerosos artículos en revistas
como Le Révolté o Le Travailleur. En el terreno de la geografía destaca el inicio de la segunda
de sus grandes obras. En 1876 comenzó la publicación en Hachette de su monumental Nouvelle
Géographie Universelle en 19 volúmenes de la cual se publicó un volumen por año hasta 1894.
Esta obra es una gran enciclopedia geográfica del mundo de 16.983 páginas.
9. En 1892 la Universidad Libre de Bruselas ofreció a Reclus un puesto de catedrático de
Geografía pero finalmente no le fue concedido probablemente debido a sus ideas anarquistas.
En 1894 se fundó la Nueva Universidad Libre de Bruselas en la que Reclus fundó(y financió)
un Instituto de Geografía hasta su muerte en 1905. En la Nueva Universidad Libre de Bruselas
el alumnado era escaso pues el gobierno belga se negó a reconocer los títulos de los que allí
estudiasen y además los profesores no recibían contrapartida económica alguna por su trabajo,
de tal manera que Reclus tuvo que vivir hasta su muerte de los ingresos que obtenía por las
6.
6
Capel, H.: Filosofía y ciencia en la Geografía contemporánea. Una introducción a la Geografía,
Barcanova Temas Universitarios, Barcelona, 1981, la cita en p.302.
Geografía y anarquismo
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L’homme et la terre
ventas de sus obras. Durante este periodo en Bélgica Reclus(alejado un poco ya de la dinámica
del movimiento anarquista que no de su ideario) elaboró la que será su obra cumbre L’Homme
et la Terre, publicada en seis volúmenes entre 1903 y 1905 en Paris por la Librairie Universelle,
ya que hubo un fuerte conflicto entre Reclus y Hachette, la editorial que había publicado todas
sus obras importantes hasta ese momento. En esta obra Reclus realiza un recorrido por toda la
historia de la humanidad desde la prehistoria hasta el siglo XIX y dedica una serie de capítulos
a estudiar diversos fenómenos como las divisiones y el ritmo de la historia, el trabajo, el cultivo
y la propiedad, la educación, el progreso o la industria y el comercio. En el prefacio a esta obra,
que es la que mejor representa las conexiones entre anarquismo y geografía en el pensamiento
de Reclus y en la que “el impacto del darwinismo y el evolucionismo es también bien patente”7,
el geógrafo francés expresaba:
10. “Hace algunos años, después de haber escrito las últimas líneas de una larga obra, La
Nueva Geografía Universal, expresaba el deseo de poder un día estudiar al Hombre en la
sucesión de las edades, como le había observado en las diversas regiones del Globo y establecer
las conclusiones sociológicas a las que había llegado. Trazaba yo el plan de un nuevo libro en
el que se expondrían las condiciones del suelo, del clima, del todo el ambiente en que se han
cumplido los acontecimientos de la Historia, donde se mostrase la concordancia de los Hombres
y de la Tierra, donde todas las maneras de obrar de los pueblos se explicasen, de causa a efecto,
por su armonía con la evolución del planeta.”8
11. Es esta última obra de Reclus la que se va a utilizar preferentemente aquí para estudiar
sus ideas acerca de la relación entre el hombre y el medio. Esto es debido a que considero que
es en esta última obra donde mejor se condensan sus ideas sobre el particular. 9
La relación hombre-medio en la geografía de la segunda mitad del siglo XIX
12. La preocupación por las relaciones entre el hombre y el medio natural no tiene ni mucho
menos su origen en el siglo XIX. Clarence J. Glacken en su Traces on the Rhodian Shore
remonta su estudio de como ha tratado el pensamiento occidental el tema de la naturaleza a la
Grecia Clásica, y señala que antes del siglo XIX podemos ya encontrar las tres propuestas
posibles acerca de la articulación de las relaciones entre el hombre y el medio : una relación
armónica entre el hombre y el medio, una relación de dominación de la naturaleza por parte del
hombre y una relación de dominación de la naturaleza sobre el hombre(determinismo
ambiental).10 Estas tres maneras de entender la relación entre los seres humanos y el medio
natural quedarían integradas en lo que David Arnold ha denominado el “paradigma
ambientalista”, que según él “nos brinda un modelo distintivo para entender y explicar el pasado
humano. No representa a la naturaleza en abstracto, como un ecosistema ajeno a la influencia y
7. Capel, H.: Op. Cit., p.303
8. Estas palabras de Reclus corresponden al “Prefacio” de L’Homme et la Terre que he consultado en
Reclus, E.: La geografía al servicio de la vida(Antología), Colectivo de Geógrafos, col. Nadir,
Editorial 7 ½ , Barcelona, 1980, la cita en p.29.
9. Para profundizar en la biografía de Reclus aparte de los trabajos de Giblin y M.T.Vicente Mosquete
antes señalados pueden usarse Dunbar, G.S.: Elisée Reclus. Historian of Nature, Archon Books,
Hamden, 1978; Nettlau, M.: Eliseo Reclus(1830-1905): la vida de un sabio justo y rebelde, Biblioteca
de “La Revista Blanca”, Barcelona, 1930(1ª ed. Berlín, 1928), 2 vols.y Sarrazin, H.: Elisée Reclus ou la
passion du monde, Éditions La Découverte, París, 1985.
10. Glacken, C.J.: Traces on the Rhodian Shore: Nature and Culture in Western Thought from Ancient
Times to the End of the Eighteenth Century, University of California Press, Berkeley y Los Angeles,
1967.
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la inteligencia humanas. Por el contrario, es declaradamente antropocéntrico, y ve en la
naturaleza un reflejo o una causa de la condición humana, sea física, social o moral. Surge de la
creencia muy difundida y que, históricamente hablando, es de muy viejo arraigo, de que existe
una relación significativa entre (...) el “hombre” y la “naturaleza”, y de que esta relación influye
en el carácter de las sociedades individuales y en el curso de sus historias.”11
13. A principios del siglo XIX gracias a los trabajos de Alexander von Humboldt y Karl
Ritter se van a poner las bases para la constitución de la “Geografía Moderna”. Se iniciaría
además en este momento un proceso de protoprofesionalización de la disciplina que culminaría
en el último cuarto del diecinueve con la institucionalización de la geografía gracias a su plena
introducción en las universidades al crearse las primeras cátedras(de esta manera la geografía
dejaba de estar supeditada a la historia, de la cual desde los tiempos de Ritter había sido
considerada una disciplina auxiliar) y a las primeras sociedades profesionales y organizaciones
internacionales de geografía. Todo ello muy favorecido por el imperialismo y la carrera colonial
desenfrenada de las potencias europeas en los últimos decenios del siglo XIX que permitió a la
geografía adquirir una importancia de la que difícilmente había gozado hasta entonces. Además
las preocupaciones ambientalistas(la manera en que se relaciona el hombre con el medio)
también ganaron fuerza gracias a ello porque como señala Arnold “Con frecuencia, el
ambientalismo ha ganado prominencia como mecanismo explicativo en épocas de
ensanchamiento de los horizontes geográficos o de intensificación de los contactos interétnicos
a resultas del comercio, la migración, la conquista y la colonización”12 ya que el recurso a las
ideas ambientales se ha debido en muchas ocasiones a la necesidad de “hallar una base adecuada
para comparar las formas culturales y la evolución histórica de una sociedad y otra.” 13
14. Tanto en la obra de Humboldt como en la de Ritter, especialmente en la de este último,
existe una fuerte presencia de las ideas ambientalistas. El determinismo ambiental, la
consideración de los fenómenos físicos como determinantes de los hechos humanos, es uno de
los elementos esenciales del pensamiento de Ritter.14 Pero ambos se encontraron con
importantes problemas metodológicos para articular de una manera científica sus ideas acerca
de las relaciones entre el medio físico y las sociedades humanas. Es aquí donde la aparición del
evolucionismo darwinista va a jugar un papel fundamental en la fundación de la Geografía
Humana(aunque también es muy importante su influencia en la Geografía Física). La
publicación de El origen de las especies en 1859 pero sobre todo de La estirpe del
hombre(1871) del naturalista británico Charles Darwin y de la Morfología general de los
organismos(1866) de Ernst Haeckel, profesor de zoología en la Universidad de Jena, tuvo una
influencia enorme y rapidísima tanto en la ciencia como en el campo de los estudios sociales y
humanos, influencia de la que la geografía no quedó ni mucho menos al margen. En primer
lugar, el evolucionismo daba respuesta a la pregunta que el estadounidense George Perkins
Marsh había formulado en su Man and Nature(1864) acerca de si había que considerar al
hombre como parte integrante de la naturaleza o como algo al margen y por encima de ella.
Como señala Capel “lo más innovador del evolucionismo, en este sentido[las relaciones
hombre-medio natural], es que incluyó al hombre en la evolución y en el mundo viviente de la
naturaleza(...); esto no dejaría de tener repercusiones en la geografía que se iba definiendo en
11. Arnold, D.. La naturaleza como problema histórico. El medio, la cultura y la expansión de Europa,
F.C.E., México D.F., 2000(1ª ed. Oxford y Cambridge 1996), la cita en pp.16-17.
12. Ibidem, p.18.
13. Ibidem, p.19.
14. Para un análisis de las ideas finalistas y deterministas de Ritter puede consultarse Capel, H.: Op. cit.,
pp. 57-64.
La relación hombre-medio en la geografía de la segunda mitad del siglo XIX
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L’homme et la terre
aquellos años como una ciencia de las “relaciones con el medio natural”.”15 Al convertirse el
hombre en objeto de evolución se otorgaba base científica al análisis de la influencia del medio
sobre el hombre, de tal manera que se superaban los problemas metodológicos que habían
bloqueado las ideas de Humboldt y Ritter al respecto.“La perspectiva darwiniana aportaba una
racionalidad general capaz de interpretar positivamente todos los fenómenos del mundo
viviente: las nociones de “adaptación” y de “selección natural”, con las referencias analíticas
que conllevan respecto a las interrelaciones entre medio natural y funcionamiento de los seres
vivos, podían ser aplicadas, en efecto, al estudio de las sociedades humanas.”16
15. En el campo de la geografía humana el impacto del evolucionismo derivó por un lado en
las propuestas del geógrafo alemán Friedrich Ratzel. El suyo es sin duda el caso más conocido.
El pensamiento ratzeliano era poderosamente cercano a los planteamientos del darwinismo
social y reforzó el determinismo ambiental presente en las ideas de Ritter y de Humboldt gracias
a la base científica que el evolucionismo le proporcionaba. “El discurso geográfico ratzeliano
aparece así articulado como una construcción rigurosamente consistente en términos
conceptuales y metodológicos: la perspectiva biologista permite edificar un razonamiento en el
que los procesos humanos, sociales y políticos responden siempre a una dinámica evolutiva
decisivamente determinada por las condiciones geográficas.”17 Pero igualmente importante,
aunque mucho menos conocida, es la corriente que representaban Elisée Reclus y Piotr
Kropotkin. Ya he hecho referencia anteriormente al “olvido” en el que cayó Reclus tras su
muerte. Béatrice Giblin considera que esto se debió por un lado a sus ideas políticas pero
también al escaso tiempo en que fue maestro(lo que no le permitiría tener discípulos) y al hecho
de no ser un “theoretical geographer”, de tal manera que a diferencia de Vidal de la Blache “he
wrote no articles on the concepts, purpose, aims and methods of geography.”18
16. El pensamiento geográfico de estos dos puntales del anarquismo decimonónico(Reclus
y Kropotkin) era una síntesis de planteamientos positivistas, evolucionistas y anarquistas.
Precisamente fue su ideología anarquista la que les llevó a subrayar la idea de la armonía
fundamental con la naturaleza en su estudio de las relaciones hombre-medio natural, lo cual les
alejó de los planteamientos socialdarwinistas que primaban las nociones de “lucha por la vida”
y “competencia”. De todo esto derivó un determinismo ambiental mucho más matizado que en
el pensamiento de Ritter, Humboldt y Ratzel.19
La relación hombre-medio en el pensamiento de E. Reclus
17. La primer cosa que conviene consignar siempre al analizar cualquier aspecto de las ideas
geográficas de Reclus es que este era anarquista. El proyecto de construcción de una sociedad
basada en los principios del anarquismo es la base de su proyecto geográfico. Para Reclus la
ruptura de la primitiva relación armónica entre el hombre y el medio natural, ruptura en la cual
la aparición del Estado es fundamental, es la causante de la existencia de una sociedad basada
en el binomio dominantes/ dominados y en la cual la lucha de clases ha estado siempre presente.
15. Capel, H.: Op. cit., p. 277.
16. Gómez Mendoza, J./ Múñoz Jiménez, J./ Ortega Cantero, N.: El pensamiento geográfico, Alianza
Universidad Textos, Madrid, 1994, la cita en p.32.
17. Ibidem, p.40.
18. Giblin, B.: Op. cit., p. 128.
19. Acerca de las ideas de Kropotkin sobre el medio natural puede consultarse Galois, B.: “Ideology and
the idea of nature: the case of Peter Kropotkin” en Peet, R.(ed.): Radical Geography. Alternative
viewpoints on contemporary social issues, Methuen, Londres, 1978, pp.66-93.
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18. “...por efecto de un desarrollo desigual en los individuos y en las sociedades, todas las
colectividades humanas, a excepción de las hordas estancadas en el naturismo primitivo, se desdoblan
por decirlo así en clases o en castas, no solamente diferentes, sino opuestas en intereses y en tendencias,
hasta francamente enemigas en todos los periodos de crisis.”20
19. Para solventar esa situación y construir una sociedad libre se requiere que el ser humano
sea libre, ya que como buen anarquista Reclus considera que la base de la sociedad ha de ser la
libertad individual.
20. “La sociedad libre no puede establecerse sino por la libertad absoluta suministrada en su
desarrollo completo a cada hombre, primera célula fundamental, que se agrega enseguida y se asocia
como le place a las otras células de la cambiante humanidad.”21
21. Y si, como plantean las teorías evolucionistas, el hombre es parte integrante del orden
natural, esa libertad individual que ha de servir de base a la construcción de una sociedad más
justa y libre de explotaciones sólo puede conseguirse en plena armonía con la naturaleza. Por lo
tanto es necesario conocer las leyes que rigen las relaciones entre el hombre y el medio para
recuperar esa relación armónica. Y ese es el sentido del conocimiento geográfico para Reclus.
“Y el conocimiento geográfico aparece así como la clave de un proceso racional- y progresivode armonización entre naturaleza y naturaleza humana que es, ante todo, un proyecto ético en
el que la libertad se acrecienta.”22 A la vez que buscaba acabar con la dominación política y la
explotación económica, el conocimiento de la geografía, esto es de las leyes que rigen la
naturaleza, permitiría acabar con la falta de recursos que padecían muchos seres humanos. Ya
que Reclus consideraba que la Tierra tenía recursos más que suficientes para todos sus
habitantes(que el cifraba en unos mil quinientos millones y lo consideraba pequeño en relación
a la superficie habitable) y que el problema era el desigual reparto de esos recursos fruto de las
relaciones sociales dominantes y explotadoras existentes.
22. “Apenas se pasa año sin que la palabra “hambre” o al menos esta otra “escasez” se aplique a algún
punto del mundo, y frecuentemente en aquellos mismos países que producen habitualmente grano en
abundancia. No obstante, si se prescinde de todos los hombres que tienen hambre- y son muchos- por
efecto de las condiciones sociales, debe hacerse constar que las hambres propiamente dichas han llegado
a ser relativamente escasas entre los pueblos civilizados...”23
23. Para Reclus esa relación entre el hombre y el medio es una relación dialéctica, es esta la
principal aportación en este sentido del geógrafo francés. No sólo el medio influye al hombre,
como se venía defendiendo desde hace mucho tiempo, sino que a su vez el hombre influye al
medio a lo largo del tiempo, por lo que las relaciones entre el hombre y el medio no son
monolíticas, varían en un proceso de mutua influencia. Y esta es la otra gran aportación de
Reclus, incluir el factor tiempo en el estudio de estas relaciones.
20. Estas palabras corresponden al “Prefacio” de L’Homme et la Terre consultado en Reclus, E.: Op.cit.,
p.31.
21. Ibidem, p. 32.
22. Gómez Mendoza, J./ Muñoz Jiménez, J./ Ortega Cantero, N.: Op. cit., p.45.
23. A no ser que se especifique lo contrario cito siempre por la primera edición castellana de L’Homme et
la Terre que es Reclus, E.: El Hombre y la Tierra, VI volúmenes, bajo la revisión de Odón de Buen,
traducción de Anselmo Lorenzo, Escuela Moderna, Barcelona, 1906-1909. En este caso la cita en vol.
VI, p. 308. El subrayado es mío.
La relación hombre-medio en el pensamiento de E. Reclus
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L’homme et la terre
24. “La teoría según la cual el Hombre, disponiendo de una fuerza innata, sería completamente
independiente en su medio, está en absoluto desacuerdo con los hechos observados.”24
25. “El mismo desarrollo de las naciones implica esa transformación del medio: el tiempo modifica
incesantemente el espacio.”25
26. Esa geografía totalizadora, integradora de los fenómenos físicos y humanos, sólo puede
ser posible convirtiendo la geografía en una geografía histórica que no atienda sólo al espacio
sino también al tiempo.
27. “Considerada desde elevado punto de vista, la Geografía, en sus relaciones con el Hombre, no es
más que la Historia en el espacio, del mismo modo que la Historia es la Geografía en el tiempo.”26
28. En la influencia del medio sobre el hombre Reclus distingue entre un medio estático y un
medio dinámico. Los elementos que forman parte del medio estático son aquellos como el clima
o la naturaleza del suelo a la influencia de los cuales el hombre difícilmente puede sustraerse.
El medio dinámico está constituido por aquellos elementos como la organización del Estado y
del comercio o los salarios que dependen de la evolución en el tiempo y a los que los hombres
no están sujetos de manera inevitable. De tal manera que es necesario conocer bien ambos para
poder entender la influencia del medio sobre las sociedades humanas ya que no siempre son los
mismos factores los que ejercen esta influencia sino que van variando a lo largo del tiempo y en
función de los grupos humanos.
29. “Como se ve, el medio general se descompone en innumerables elementos: unos pertenecientes
a la naturaleza exterior y que se les suele designar como el “medio” por excelencia, el ambiente
propiamente dicho; otros de orden diferente puesto que provienen de la misma marcha de las sociedades
y se han producido sucesivamente, aumentando hasta el infinito(...) la complejidad de los fenómenos
activos. Este segundo medio dinámico, unido al medio estático primitivo, constituye un conjunto de
influencias en el que es siempre difícil, frecuentemente imposible, reconocer las fuerzas preponderantes,
tanto más cuanto que la importancia respectiva de esas fuerzas primeras o segundas, puramente
geográficas o ya históricas, varía según los pueblos y los siglos.”27
30. Todo esto lleva a plantear una de las cuestiones fundamentales al analizar la relación
entre el hombre y el medio en la obra de Reclus y especialmente en L’Homme et la Terre, que
no es otra que la del determinismo geográfico o ambiental. El determinismo geográfico tiene
hoy día claras connotaciones peyorativas. No sólo porque va en contra de la libertad de acción
de los individuos sino porque rompe con la idea de un ser humano que no encuentra obstáculos
en su progreso(quizá ya va siendo hora de replantearnos seguir utilizando “progreso” como una
palabra con connotaciones exclusivamente positivas si no somos capaces de plantearnos a
donde debe llevarnos ese progreso) y que ejerce un dominio absoluto sobre la naturaleza. Creo
que este es el motivo que ha llevado en frecuentes ocasiones a establecer que no existe
determinismo geográfico en el pensamiento reclusiano. Destacar una idea con esas
connotaciones peyorativas como es el determinismo ambiental cuando se estaba intentando
reivindicar la obra de Reclus sin duda resultaba una contradicción. Pero no creo que debamos
caer en esa trampa. El determinismo de Reclus, que como veremos considero que existe aunque
24. Ibidem, vol. I, pp.43-44.
25. Ibidem, vol. I, p.111.
26. Ibidem, vol.I, p.4.
27. Ibidem, vol. I, p. 308.
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con importantes matizaciones, no desmerece en nada sus apelaciones éticas a favor de la libertad
del hombre, de la distribución equitativa de los recursos o de un replanteamiento del dominio
destructivo del hombre sobre la naturaleza. Ni tampoco sus aportaciones científicas acerca de
la relación dialéctica entre el hombre y la naturaleza o sobre la importancia de tener en cuenta
el factor tiempo al analizar esa relación.
31. Es evidente que el determinismo geográfico entra en contradicción con la exaltación de
la libertad humana que se le supone a un anarquista como Reclus. Claramente existe una tensión
en el conjunto de su pensamiento entre ambas cuestiones. Pero este determinismo de Reclus,
además de en la influencia de Ritter y del contexto intelectual del tiempo en que vivió el
geógrafo francés, creo que cabe buscarlo en sus propias convicciones anarquistas. Sin duda
puede parecer contradictorio, pero estoy convencido de que no lo es. Reclus concede mucha
importancia a la observación y el resultado de esas observaciones es una evidente desigualdad
en el nivel de progreso de los diferentes pueblos que habitan el planeta. Tiene que encontrar
explicación a algo que rompe con sus ideas acerca de la igualdad esencial entre los seres
humanos. En la segunda mitad del siglo XIX muchos autores dieron explicación a esas
desigualdades partiendo de la desigualdad entre las razas, de la idea de la superioridad de unas
razas(obviamente la blanca) sobre otras. Pero eso no es aceptable ni para las ideas de Reclus ni
para lo que la experiencia le ha demostrado.
32. “...nadie tiene ya el derecho de repetir las palabras de Gobineau: “Bastaría que el grupo blanco
más puro, más inteligente y más fuerte, residiese, por un concurso de circunstancias invencibles, en el
fondo de los hielos polares o bajo los rayos del ecuador para que todas las ideas, todas las tendencias,
todos los esfuerzos convergiesen a él”. La experiencia ha desmentido tan atrevidas aserciones...”28
33. Por lo tanto será el recurso a la influencia de los fenómenos físicos sobre las distintas
sociedades humanas la que explicará esas diferencias. Es por ello que creo que no existe
contradicción en señalar que serán sus convicciones anarquistas las que están principalmente en
la base de ese determinismo. Este problema de “explicar las desigualdades evidentes entre los
pueblos, las cuáles contradecían las ideas sobre la perfección y la igualdad de la naturaleza
humana” se lo habían encontrado ya los hombres de la Ilustración(en Francia esta cuestión tuvo
especial importancia) y le dieron la misma solución que Reclus, aunque con un determinismo
mucho más directo y menos matizado que el del geógrafo francés.29
34. En L’ Homme et la Terre encontramos numerosos ejemplos de este determinismo. En
primer lugar el medio determina algunos de los rasgos físicos de los individuos. Reclus señala
que los mongoles tienen una nariz pequeña y apenas barba y bigote.
35. “Bajo el áspero clima de la Tierra de las Hierbas, donde sopla con harta frecuencia el terrible
viento del Noroeste, una nariz prominente o aguileña sería un funesto presente de la Naturaleza, y, bajo
la influencia de la respiración, una barba abundante se transformaría rápidamente en un bloque de
hielo.”30
36. Lo mismo ocurre con la alimentación: “Las condiciones del medio que han dado al Mongol
un tipo de rostro, le han impuesto también su género de alimentación.”31
28. Ibidem, vol. I, p.44.
29. Capel, H.: Op. cit., p.57.
30. Reclus, E.: El Hombre y la Tierra, vol. III, p. 36.
31. Ibidem, vol. III, p.36.
La relación hombre-medio en el pensamiento de E. Reclus
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L’homme et la terre
37. Incluso el “carácter intelectual y moral” de los pueblos viene en buena parte determinado
por el medio, como en el caso de las zonas del planeta en que predomina la sequedad y el calor.
38. “El carácter desnudo y monótono de los paisajes, rocas, arcillas o arenas grises, interrumpidos
por raros oasis de verdura,(...) ha de encontrarse también en el carácter intelectual y moral de las
agrupaciones humanas que viven en esas comarcas de sequedad y calor. La vida apenas puede cambiar
muy débilmente ese medio formidable y violento: los pensamientos y las costumbres quedan casi
idénticos de siglo en siglo, muy sencillos, sobrios, precisos, imperativos en su uniformidad.”32
39. También la religión se ve muy influenciada por el medio. En el caso japonés Reclus
considera que los frecuentes movimientos sísmicos tienen mucha influencia.
40. “Las bruscas sacudidas y las roturas del suelo contribuyen también ciertamente a la potencia del
misticismo japonés, al fervor del culto tributado a los antepasados y a los espiritus.”33
41. “Las principales religiones del género humano, aunque entremezclándose mucho en numerosas
comarcas, se conforman sin embargo de una manera general a las condiciones del suelo y del clima.”34
42. Pero no siempre la determinación es tan directa, en ocasiones el medio determina algunas
costumbres como la manera de apropiación del suelo por parte del pueblo chino o el hecho de
que los Denkas y los Nuers vayan siempre desnudos que a su vez determinan otras como la
constitución de la familia china o las concepciones morales.
43. “La constitución de la familia china corresponde exactamente a la de la propiedad: las costumbres
provienen sobre todo de la forma de apropiación del suelo y, por consecuencia, se hallan indirectamente
determinadas por la naturaleza del medio geográfico, montañas, ríos y la repartición de las tierras
arables.”35
44. “Los Denkas y los Nuers van siempre desnudos; los vestidos les incomodarían para andar por el
agua, y las telas húmedas conservadas sobre la piel, serían causa inevitable de fiebres. Y, como sucede
siempre, el uso se ha transformado en moral, por lo que los Nuers se avergonzarían de vestirse...”36
45. El medio y no la raza u otros factores es, en definitiva, el principal responsable de las
diferencias entre los pueblos como el caso de la diferencia entre chinos y mongoles o entre
Oriente y Occidente.
46. “... en virtud de la diferencia de los suelos, de las aguas y del clima hay contraste necesario entre
el genero de vida, las ocupaciones, las costumbres, el modo de sentir y de pensar de los que viven al norte
del gran muro[la Gran Muralla China] y de los que residen al sur.”37
47. “Separando, pues, esa supuesta diferencia esencial de las razas, han de estudiarse las condiciones
telúricas del mundo oriental, buscando en ellas las causas del retraso de su desarrollo, comparado con
los progresos del Occidente.”38
32. Ibidem, vol. I, p. 56.
33. Ibidem, vol. III, p.102.
34. Ibidem, vol.VI, p. 403.
35. Ibidem, vol. III, p.82.
36. Ibidem, vol. I, p. 62.
37. Ibidem, vol. III, p. 32.
38. Ibidem, vol. I, p. 313.
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48. Pero hemos señalado antes que el determinismo de Reclus se encuentra bastante
matizado. En primer lugar por esa relación dialéctica entre hombre y medio en la que no sólo el
medio modifica al hombre sino que también el hombre modifica al medio. Aunque la verdad es
que a muchas de las acciones humanas que transforman el medio Reclus les atribuye una
explicación determinista. Como se puede ver se trata de un todo integrado en el que las
influencias se suceden.
49. “Cada nuevo individuo que se presenta, con acciones que admiran, con inteligencia innovadora,
con pensamientos contrarios a la tradición, resulta un héroe creador o un mártir; pero, feliz o
desgraciado, obra y el mundo se encuentra cambiado.(...)Las emigraciones, los cruzamientos, las
proximidades de pueblos, las idas y venidas del comercio, las revoluciones políticas, las
transformaciones de la familia, de la propiedad, de las religiones y de la moral, el aumento o la
disminución del saber, son otros tantos hechos que modifican el ambiente y al mismo tiempo influyen
sobre la parte de la humanidad bañada en el nuevo medio.”39
50. Considero que esto matiza claramente el determinismo, que no es ni mucho menos como
el de Ritter o el de Ratzel ni siquiera el de la Nouvelle Géographie Universelle que escribió
Reclus unos años antes de L’Homme et la Terre, pero no estoy nada de acuerdo con Giblin en
que en la obra de Reclus “determinism is discarded.”40 En mi opinión para Reclus que el medio
cambie por la acción del hombre quiere decir que a partir de esos cambios el medio influirá de
otra manera, pero no por ello deja de influir.
51. Ahora bien, finalmente el determinismo va a desaparecer cuando el hombre merced al
progreso, tanto cultural como técnico, consiga dominar a la naturaleza. Vicente Mosquete
señala que según Reclus “El último resultado de la transformación del medio por el hombre se
concreta en la eliminación del medio. En una etapa determinada del progreso, el hombre crea
ambientes artificiales en lugares donde la naturaleza hacía imposible la vida.”41 En L’Homme
et la Terre Reclus señala que el hombre finalmente ha acabado dominando a la naturaleza.
52. “La obra de reacción que ha impulsado al hombre a triunfar del espacio a que estaba
primitivamente sujeto y a trasladarse a voluntad a cualquier punto del planeta, le ha llevado también a
dominar todas las condiciones del medio, nativo o de su elección, primero para conocerlas, después para
modificarlas a su conveniencia.”42
53. El propio Ritter no tuvo en su tiempo más remedio que admitir que el progreso reducía
la dependencia del hombre del medio natural, “era difícil desconocer que el espectacular
desarrollo económico y tecnológico que estaban conociendo los países europeos desde el siglo
anterior permitía evadirse cada vez más de las servidumbres del medio natural.”43 Y Reclus ya
lo había apuntado años antes de publicar L’Homme et la Terre en su Nouvelle Géographie
Universelle.
39. Ibidem, vol.I, pp.107-108.
40. Giblin, B.: Op.cit., p.127.
41. Vicente Mosquete, M.T.: Op. cit., pp.122-123.
42. Reclus, E.: El Hombre y la Tierra, vol.V, p.321.
43. Capel, H.: Op. cit., p. 61.
La relación hombre-medio en el pensamiento de E. Reclus
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L’homme et la terre
54. “Conviene tener presente, no obstante, que la forma general de los continentes y de los mares, y
todos los rasgos particulares de la Tierra, tienen en la historia de la humanidad un valor por esencia
mudable, según el estado de cultura a que las naciones han llegado.(...)Tal río, que para gentes ignorantes
era una barrera infranqueable, se transforma en camino de comercio para una tribu más culta, y más tarde
será utilizado quizá como canal de riego, cuya distribución regulará el hombre.”44
55. Por lo tanto la influencia del medio(tanto en sus aspectos positivos como negativos) se
va transformando a lo largo del tiempo hasta llegar a ser prácticamente inexistente una vez
alcanzado un determinado nivel de progreso y desarrollo.
56. “Este cambio gradual en la importancia histórica de la configuración de las tierras, es el hecho
capital que importa retener en la memoria cuando quiera comprenderse bien la Geografía general.
Estudiando el espacio, hay que tener en cuenta un elemento del mismo valor: el tiempo.”45
57. Todo esto puede observarse perfectamente en L’Homme et la Terre, pues a medida que
avanza la obra la influencia del medio físico como factor explicativo de los hechos históricos va
perdiendo cada vez más peso hasta desaparecer casi por completo en los capítulos que se
dedican a la historia del siglo XIX.
58. Por último me gustaría señalar que al hablar de la necesidad de restablecer una relación
armónica entre el hombre y el medio natural, Reclus no está haciendo referencia a que el hombre
tenga que buscar un “paraíso natural” en el que vivir sin necesidad de esfuerzo de ningún tipo
porque la naturaleza le proporcione todo lo que necesita. En esa situación no se dan las
condiciones para el progreso.
59. “...se necesita una parte de obstáculos para solicitar un esfuerzo incesante; si las dificultades son
demasiado grandes la especie sucumbe; más también perece allí donde la adaptación al medio se cumple
con demasiada facilidad. La lucha es necesaria, pero una lucha que se ajuste a las fuerzas del hombre y
de las que este pueda salir triunfante.”46
60. Reclus especifica cuáles son las mejores condiciones para el desarrollo de los colectivos
humanos.
61. “Las condiciones más favorables al desarrollo de un grupo humano, tribu o pueblo, consisten para
este en vivir en paz, pero no aislado, en cambios frecuentes de visita con sus huéspedes, en relaciones
activas con sus vecinos, teniendo, por lo demás, cada individuo su parte de tierra y de trabajo. De este
modo no existe razón alguna para que la libertad y el valor del grupo disminuyan; éste hasta tiene grandes
posibilidades de desarrollarse normalmente y de progresar en inteligencia y en moralidad.”47
62. Estas son, pues, las ideas de Elisée Reclus acerca de un tema como las relaciones hombremedio que casi un siglo después de la publicación de L’Homme et la Terre sigue constituyendo
una de las problemáticas esenciales a las que se enfrenta el género humano. Estas ideas forman
parte fundamental del proyecto reclusiano de construcción de una “geografía social” basada en
tres leyes que se derivan del estudio de la evolución de la humanidad desde sus inicios:
44. Estas palabras de Reclus proceden de los textos de su Nouvelle Géographie Universelle recogidos en
Reclus, E.: La geografía al servicio de la vida(Antología), p. 91.
45. Ibidem, p. 92.
46. Reclus, E.: El Hombre y la Tierra, vol. I, p. 77.
47. Ibidem, vol. I, p. 324.
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Pere Ribas Rabassa
63. “La “lucha de clases”, la busca del equilibrio y el arbitraje soberano del individuo son los tres
órdenes de hechos que nos revela el estudio de la geografía social y que, en el caos de las cosas, se
muestran bastante constantes para que pueda dárseles el nombre de “leyes”.”48
64. Sirvan para finalizar las palabras con que Reclus concluye el prefacio a L’Homme et la
Terre: “La observación de la Tierra nos explica los acontecimientos de la historia, y ésta nos hace volver
a su vez hacia un estudio más profundo del planeta, hacia una solidaridad más consciente de nuestro
individuo, tan pequeño y tan grande a la vez, con el inmenso universo.”49
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48. Reclus, E.: La geografía al servicio de la vida(Antología), p. 32.
49. Ibidem, p.32.
La relación hombre-medio en el pensamiento de E. Reclus
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L’homme et la terre
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Francisco Veiga
Exilios y éxodos en los países balcánicos a lo largo del siglo
xx. Un ensayo de categorización
Francisco Veiga (Universitat Autònoma de Barcelona)
Resumen / Resum / Abstract
El artículo gira en torno a los exilios y éxodos de los países balcánicos durante el siglo XX,
haciendo incidencia en el significado de conceptos como emigración o exilio político y en el
sentido de estudiar una tipologia de exilios especificamente balcánico. / L'article gira entorn els
exilis i èxodes dels països balcànics durant el segle XX, fent incidència en el significat de
conceptes com emigració o exili polític i en el sentit d'estudiar una tipologia d'exilis
específicament balcànica. / The article tour around the exiles and exoduses of the Balkan
countries during the 20th century, focus on the meaning of concepts as emigration or political
exile and in the sense of studying a tipology of Balkan exiles.
Palabras clave / Paraules clau / Key Words
Balcanes, emigración, exilios, éxodos. / Balcans, emigració, exili, èxode. / Balkan,
emigration, exiles, exoduses.
1. A lo largo de la edad contemporánea, la península balcánica ha contemplado
desplazamientos poblacionales de gran amplitud, movimientos forzosos debidos en la mayor
parte de los casos a enfrentamientos bélicos o a políticas de expulsión masiva. Sin embargo, en
los países respectivos que pueblan los Balcanes son muy escasas las posibles comparaciones
con la importancia política y cultural que tuvo la emigración republicana española. Las mayores
semejanzas se encuentran en Grecia, que a lo largo del siglo XX sufrió avatares bélicos y
políticos como la Guerra Civil (1946-1949) o la dictadura de los coroneles (1967-1974) que
generaron un volúmen importante de exiliados. De todas formas, ni aún teniendo en cuenta este
marco general de similitudes se puede concluir que la fenomenología del exilio político y
cultural griego se corresponde con la española tras la Guerra Civil.
2. En realidad y a efectos de precisar las características ideosincráticas de las diversas
oleadas de exilios en los Balcanes, debemos aplicar forzosamente un abanico de
categorizaciones que, de entrada, distinga entre “exilio” y “éxodo”, aludiendo el primer término
al destierro de un grupo determinado de personas, y el segundo a la emigración o salida en masa
de un pueblo. Por lo tanto, el éxodo conlleva forzosamente el exilio pero no a la inversa; algo a
tener en cuenta considerando que el objeto de estudio de esta ponencia es el exilio político y
cultural con su mayor o menor capacidad de generar modelos y aportar ideas susceptibles de
revertir en la cultura del país originario. Además de ese distingo global debe tenerse muy
presente que en los Balcanes también suele confundirse exilio con emigración, entendida ésta
en un sentido netamente apolítico y encaminado a obtener un progreso social o económico en
el país de acogida. Como se verá más abajo, los acontecimientos políticos en los Balcanes a lo
largo del siglo XX hicieron que los términos “exilio” y “emigración” pudieran intercambiarse
en ambos sentidos.
Resumen / Resum / Abstract
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Exilios y éxodos en los países balcánicos
3. En definitiva, la mejor forma de clarificar tales categorías consiste en encuadrarlas dentro
de unos límites que no deben entenderse en un sentido rígido, sino como propuestas para
posteriores discusiones.
Exilio de personajes políticos clave
4. El denominado golpe de los coroneles en Grecia, acaecido el 21 de abril de 1967,
encamina hacia el exilio a un volúmen importante de personalidades políticas, lo que hace de
este acontecimiento el más significativo de la categoría que nos ocupa. Por un lado se exiliarán
políticos de influencia que una vez en el extranjero renovarán o modernizarán sus puntos de
vista. De todas formas, como el régimen apenas dura siete años, esos exiliados no envejecerán
ni fallecerán en el exilio: tendrán tiempo de regresar en bloque e influir decisivamente en la
nueva era política de su país, reimplantar lo aprendido en el extranjero. Por otra parte, el
muestrario ideológico de los exiliados es amplio: hay representantes de diversos partidos
políticos que han huido en bloque ante la rapidez con la que se consuma el golpe. Con todo, el
exilio griego de los sesenta y los setenta no será comparable al español republicano posterior a
la guerra civil: nunca llegará a tener la fuerza cultural y la influencia política de éste. Tampco
en Grecia se demostrará la misma autocomplacencia hacia los retornados y sus importaciones
culturales.
5. Los nombres clave de esta oleada de emigración fueron dos personajes de gran talla que
pronto iban a renovar el panorama político griego: Constantinos Caramanlís -que de hecho
había abandonado el país por propia voluntad en 19631- y Andreas Papandreu, cada uno con su
correspondiente entourage. Ambos lanzarán sus respectivas opciones políticas que marcarán la
historia de Grecia en los años venideros: el partido Nueva Democracia, y el PASOK
(Movimiento Socialista Panhelénico). El lugar de exilio común fue París, fuente inspiradora en
la que beberán con avidez. Tras once años estudiando a su modelo de cerca, Caramanlís
regresará a su país convertido en un gaullista “a la griega”, dispuesto a organizar un movimiento
parecido al Rassemblement du Peuple Français2. A Papandreu se le suele relacionar con el
ámbito político y cultural norteamericano, a partir de sus largos veinte años de estancia en los
Estados Unidos. Sin embargo, el exilio en el París de 1968 tuvo que influirle poderosamente, y
más en concreto la actitud de un François Mitterrand y de un socialismo francés renovado y
radicalizado por los acontecimientos de mayo. Ese fue el espíritu que inculcó al PASOK y que
no se explica fácilmente por relación a otros modelos inspiradores, y menos en el ámbito
político norteamericano.
6. Un capítulo especial en esta categoría de personalidades exiliadas es el de los diversos
monarcas balcánicos que abandonaron el trono como resultado de la instauración de regímenes
comunistas en sus respectivos países: Yugoslavia, Rumania, Bulgaria y Albania. Grecia fue un
1.
Los tortuosos vericuetos de la política griega habían llevado a Caramanlis al “autoexilio”. Sin
embargo, es a partir del golpe militar cuando se convierte en un actor decisivo del exilio griego. El 29
de julio de 1974 Caramanlís formará un gobierno nacional con representantes de todo el espectro
político. Previamente la junta militar le había entregado el poder llamándole de su exilio parisino. Una
repetición del regreso de De Gaulle durante la crisis de Argelia de 1958.
2. Agradezco al profesor Roberto Rodríguez Milán, colaborador académico de la Universidad de Patrás,
las indicaciones y fuentes referidas a los exilios griegos. Igualmente se han incorporado en esta
ponencia algunas de las ideas que incorpora en su tesis doctoral en curso sobre la historia de Nueva
Democracia y la derecha griega. Para los exiliados búlgaros me han sido de gran valor las pistas e
indicaciones de Svetla Berova en Sofía y Daniela Pavlova en Madrid. En Barcelona, Stela Brãtescu me
transmitió algunas ideas importantes sobre el exilio cultural rumano.
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Francisco Veiga
caso aparte, pues el rey Constantino, implicado en un proyecto de golpe de estado
antidemocrático y en otro, fallido, contra la dictadura de los coroneles (diciembre de 1967) se
exilió a Roma y Londres; esta situación terminó en diciembre de 1974 con la abolición de la
monarquía en Grecia como resultado de un referéndum3.
7. Debido a circunstancias históricas comunes a todos los Balcanes, las monarquías en el
exilio no fueron restauradas a partir del hundimiento de los regímenes comunistas en 19894.
Una razón importantes para explicarlo fue la juventud de las dinastías, con raíces que no iban
más atrás del siglo XIX, y la ausencia de una aristocracia que ni por su exiguo número ni por su
peso social podía tener influencia en la política de los países respctivos. Por otra parte, la
institución monárquica, por su propia naturaleza, no podía mostrarse como un factor de
renovación a partir de las influencias políticas recibidas en el largo exilio. A la inversa: los
medios de comunicación y la mayor parte de los partidos políticos de los respectivos países,
solían reprochar a los reyes su desconexión con respecto a las realidades del país. El exilio había
servido para desconectarlos, sus hijos y herederos no conocían apenas el idioma, como
aristócratas convertidos en hombres de negocios sus intereses estaban en los países de acogida.
Por último, ninguno de los monarcas en el extranjero destacó como figura intelectual capaz de
imponerse en su país por propios méritos5.
Exilio político masivo
8. El golpe de estado de 1967 en Grecia no sólo provocó la huida de políticos señeros.
Actores, cantantes o artistas como Melina Mercuri o Georges Mustaki se convirtieron en
personajes bien populares en Occidente durante la década de los sesenta y los setenta. De todas
formas, el golpe no generó un exilio masivo, sino más bien selectivo. Otra cosa fue el final de
la guerra civil griega. Contienda extremadamente cruel, los vencedores aplicaron una represión
durísima e indiscriminada que generó una enorme masa de refugiados: se calcula en unos los
80.000 exiliados que escaparon a través de las montañas del norte en dirección a Yugoslavia,
Bulgaria o Albania, aunque contando los efectos acumulados de la guerra mundial más los de
contienda civil, el resultado era que el 10% de la población griega era refuagiada, es decir,
desplazada de su residencia habitual6. De paso, los vencedores aprovecharon para reprimir a la
población de orígen eslavo en la Macedonia griega –lo que terminó en una verdadera limpieza
étnica.- en base a la teoría de que constituían un caballo de Troya de las vecinas repúblicas
comunistas y apoyo de los insurgentes derrotados.
9. Muchos de los exiliados de la guerra civil griega permanecieron en la Yugoslavia titista –
lo que en el futuro iba a contribuir a acercar mucho a ambos países, especialmente durante las
guerras de secesión de la ex Yugoslavia- pero otros terminaron en las repúblicas socialistas de
Europa central –Checoslovaquia, por ejemplo- o incluso en la Unión Soviética. En cualquier
caso, la influencia de este exilio fue, en lo político, bastante limitada en su país de orígen. En
3. El régimen de los coroneles destronó al rey Constantino II. La monarquía será definitivamente abolida
como consecuencia de un referéndum tras la reinstauración de la democracia.
4. Desde Madrid se apoyó activamente a los diversos monarcas exiliados en España para impulsar
restauraciones que tomaran la transición española como modelo y le dieran a este país un ascendiente
político directo en esos países. Los intentos se centraron en Rumania, Bulgaria y Georgia; no poseo
noticias de que la monarquía yugoslava o la albanesa recibieran ese tipo de respaldo.
5. Juan Balansó, Los reales primos de Europa: quién es quién en el mundo de los tronos ocupados o
vacíos, Ed. Planeta, Barcelona, 1992
6. T. Boatswain y C. Nicholson, Un viaje por la historia de Grecia, Celeste Eds., Madrids, 1991; vid.
pag. 251.
Exilio político masivo
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Exilios y éxodos en los países balcánicos
parte, eso se debió a la lentitud de su regreso a Grecia: tardaron muchos años en volver –algunos
no lo harían ya nunca más- y lo hicieron dispersos. Además, la gran mayoría de los exiliados
estaban en la línea ideológica comunista, fuera como simpatizantes o como militantes. El largo
periodo de permanencia en el bloque del Este, y eso durante los años más candentes de la guerra
fría, acentuó más las posiciones políticas dogmáticas y tanta lejanía física e ideológica les
distanció enormemente de Grecia7. A ello contribuyó el hecho de que el exilio contó con
escasos intelectuales. Habría que hablar más de esa categoría social tan característica del ámbito
balcánico que mucho autores denominan intelligentsia y que integraba los cuadros del KKE de
la época.
10. Ahora bien, no sólo en Grecia se dan exilios masivos. Existen ejemplos muy
característicos en otros países balcánicos, que incluyeron además personajes de gran relevancia
política y cultural. En líneas generales hay dos momentos de exilio:
• Tras la Segunda Guerra Mundial.
• Durante el periodo de los regímenes comunistas.
Tras la Segunda Guerra Mundial
11. En este primer momento, quienes se exilian son en su mayoría personalidades
políticamente identificadas con la derecha e incluso con la ultraderecha fascista. Los exiliados,
entre los que no faltan prominente intelectuales, terminan en España, Alemania o América
Latina, (donde van a parar muchas veces con ayuda del Vaticano en base al proyecto para
inyectar “población cristiana anticomunista” en determinadas repúblicas latinoamericanas. Es
el caso muy conocido de la emigración croata ustacha y católica. Pero también de muchos
fascistas rumanos, militantes de la Guardia de Hierro que reciben ayuda del Vaticano a pesar de
ser ortodoxos8. Algunos de esos exiliados acaban trabajando activamente para la CIA y otros
servicios de inteligencia occidentales activamente implicados en operaciones tras el Telón de
Acero9. pero otros muchos se establecen en los países de acogida y terminan organizando
capillas que se hostigan o combaten entre sí10. Es el caso característico de los de los
denominados “simistas” y “antisimistas” del dividido exilio ultranacionalista rumano.
12. Lógicamente, la producción intelectual de algunos de estos exiliados, aún de moda a fines
de los años cuarenta, tendrá crecientes dificultades para ser aceptada en Occidente a lo largo de
los sesenta. Es el caso del rumano Vintila Horia, que tras obtener el Premio goncourt en 1960
por su obra Dios ha nacido en el exilio ve cómo la izquierda francesa desata una campaña contra
él acusándolo de fascismo por haber escrito algunso poemas de trasfondo antisemita en su
juventud.. Horia nunca había militado en la Guardia de Hierro ni había sido un activista del
7.
Todo ello queda bien retratado en la obra de Theo Angelopoulos, Retorno a Citerea (Taxidi sta
Kithira), 1984.
8. De hecho, unos pocos se convirtieron al catolicismo, y hasta se dio el caso de una ordenación
sacerdotal.
9. Existe un relato inacabado de las operaciones organizadas por los servicios de inteligencia
norteamericanos con algunso exiliados de la Guardia de Hierro todo ello conectado con la resistencia
anticomunista en el interior de Rumania, pero por desgracia está inacabado: Filon Verca, Paraºutaþi în
România vândutã. Rezistenþa românã, 1944-1948, Editura Carpaþii – Traian Popescu, Madrid, 1987.
La operación más importante, que terminó en un sonado fracaso, tuvo lugar en octubre de 1953: los
agentes lanzados en paracaídas fueron capturados o muertos.
10. Un catálogo gráfico del exilio legionario en los diversos países de Occidente, entre ellos España, es la
obra: Legiunea în imagini, Editura Miºcãrii Legionare, Madrid, 1977.
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Francisco Veiga
fascismo rumano11 pero el ambiente intelectual de mediados de los sesenta ya no podía aceptar
ni la más leve sospecha de un pasado mínimamente comprometido con el bando perdedor en la
Segunda Guerra Mundial. La presión fue tan intensa que Vintila Horia renunció al premio.
13. Como en el caso de los exiliados comunistas griegos, pasan muchos años hasta que cae
el Muro y los derechistas balcánicos pueden regresar a sus países de orígen. También como en
el caso mencionado, muchos se quedan por el camino: mueren o regresan muy viejos. Eso
contribuye a que los exilios del Este tengan dificultades para influir en al realidad política o
cultural de sus respectivos países una vez desaparecidos los regímenes comunistas. Las
dictaduras han ejercido un control muy estricto, y el único medio de estar presente en los
pequeños universos culturales de la disidencia es a través de los programas de propaganda
radiofónica emitidos desde Occidente, en los cuales los viejos intelectuales de pasado
ultraderechista, o simplemente derechista, no tienen cabida, y apenas llegan a ellos las escasa
figuras del lejano mundo político anterior a la Segunda Guerra Mundial.
14. Con todo, hay excepciones. Por ejemplo, en Bulgaria, donde no se llegó a articular un
movimiento fascista estructurado y con influencia social, la hija del agrarista G.M. Dimitrov,
Anastasia Mozer, se exilió a los EEUU y a partir de 1989 conquistó un cierto protagonismo en
la política búlgara. O bien Ivan Stanchov12, que tras exiliarse en Londres terminó como ministro
de Asuntos Exteriores en Bulgaria.
15. Existe una gran excepción en este panorama de escaso alcance cultural del exilio
balcánico en los años de la inmediata posguerra: es el “triángulo dorado” de los rumanos Mircea
Eliade13, Eugen Ionescu14 y Emil Cioran15. En sentido estricto, y excepto en el caso del judío
Eugen Ionescu, Eliade y Cioran flirtean en su juventud con el ultranacionalismo allá por los
años 1936-37, pero es algo que no contamina su producción intelectual en el exilio, y que logran
esconder durante muchos años, hasta el punto de que cualquier debate sobre ese aspecto de su
pasado crea apasionados rechazos por parte de sus admiradores, especialmente los de Mircea
Eliade16.
11. Había sido consejero cultural en la Embajada rumana en Roma bajo el reinado de Carol II, y luego
volvió a ostentar un cargo diplomático en tiempos de la dictadura militar de Antonescu. La renuncia de
Vintila Horia al Premio Goncourt es relatada por Alexandru Cioranescu en una entrevista concedida al
“Jurnalul literar”, marzo 2000. Agradezco el dato a Joaquín Garrigós. El autor de estas líneas entrevistó
a Vintila Horia en Madrid, el 25 de mayo de 1983.
12. Ivan Stanchov, nacido en 1929, provenía de una estirpe de diplomáticos.. En 1945 toda la familia
emigró a los EEUU., aunque en 1971 se trasladó a Gran Bretaña. Tras el final del régimen comunista
regreso en Bulgaria y entre 1991 y 1994 fue nombrado embajador de en Londres. Por un corto periodo
(21.10.1994-26.01.1995) era ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno provisional de Reneta
Indzova. Actualmente reside en Gran Bretaña.
13. Mircea Eliade (1907-1986) fue uno de los mayores expertos mundiales en filosofía de las religiones,
sobre todo en el intento de esclarecer el simbolimso y los significados últimos de los mitos
primordiales que proeveen las bases para el fenómeno místico. A tal efecto inventó el concepto de
hierofonías (en el sentido de manifestaciones del mundo sagrado) que se pueden aplicar a cualquier
expriencia religiosa, tanto en las sociedades contemporáneas como en als tradicionales. En 1956 fue
nombrado profesor de Historia de las Religiones en la Universidad de Chicago.
14. Eugen Ionescu (1909-1994) es bien conocido como dramaturgo, ensayista, crítico literario, poeta,
periodista, pero sobvre todo como uno de los padres del denominado “teatro del absurdo”. Vid. una
interesante biografía en Internet: http://www.users.skynet.be/olsen/biographie-en.html
15. Emil Cioran (1911-1995) filósofo, ensayista, moralista, fue íntimo amigo de Samuel Beckett y está
considerado uno de los mejores escritores en francés. Existe una muy completa página dedicada a su
obra en Internet: http://www.aupelf-uref.org/olympiades/joliescoeurs/Frontpages/EmilCioran.htm
Exilio político masivo
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89
Exilios y éxodos en los países balcánicos
16. Los tres autores rumanos triunfan en el exilio, crean escuela más allá incluso de sus países
de acogida, y se convierten en grandes mitos culturales del siglo XX. Tras la caída del régimen
comunista en Rumania, también adquieren gran predicamento en su país de orígen. Pero en
buena medida tienen éxito porque reniegan de su condición de rumanos, o al menos no la sitúan
en primer plano, y suelen negar la influencia cultural que recibieron en su país de origen.
Devienen figuras intelectuales de alcance universal, con un aura un tanto apátrida o decantada
hacia el país de adopción. El caso más llamativo es el de Ionescu, quien negaba cualquier
posible influencia en sus obras por parte de la prolífica escuela del surrealismo rumano de los
años veinte e insistía en sus raíces puramente francesas17. Defendida con menor pasión o
incluso obviada, esa era la postura de Mircea Eliade o Emil Cioran que a partir de 1947 se juró
escribir sólo en francés y hacerlo mejor que los propios franceses.
Durante el periodo de los regímenes comunistas
17. El grupo de los exiliados que abandonan sus países respectivos en los años cincuenta a
ochenta, ya bajo el régimen comunista, es otro muy diferente. Lo conforman básicamente,
intelectuales o profesionales que desertan a Occidente. Lógicamente es un grupo de amplia pero
a veces vaga identidad ideológica que sólo tienen en común su anticomunismo. En algunos
países del Este el fenómeno fue más notable y numeroso que en otros, pero como regla general,
esta nueva hornada de exiliados obtuvieron más notoriedad e influencia en sus países de orígen
que el grupo de los años cuarenta. En Bulgaria destacaron intelectuales Julija Krasteva o
Tzvetan Todorov, que alcanzarán gran notoriedad en Francia. Especialmente éste último, que
además de prestigioso director del Centre National de Recherches (CNRS) en Paris, adquiere
gran renombre universal explorando el estructuralismo frances y el posestructuralismo, la
semiotica, el formalismo ruso y el posformalismo18.
18. Una vez más los rumanos se destacaron como activos creadores de revistas literarias –
especialmente en Alemania- y lograron establecer un cierto universo cultural del exilio. Sin
embargo, tanto ellos como sus colegas de los Balcanes e incluso de toda la Europa del Este
estaban lógicamente muy limitados por el contexto cultural de acogida donde vivían y
trabajaban, extraño y a veces incluso hostil. Eso marcaba una importante diferencia con el exilio
español en Latinoamérica, que se desenvolvía en su propia lengua y en un mundo cultural muy
afín.
19. Un caso aparte pero muy llamativo dentro de este grupo de exiliados, lo conformaron
aquellos que trabajaban para las emisoras de propaganda anticomunista financiadas por las
potencias ocicdentales, destacando muy en especial Radio Free Europe o Voice of America,
16. Para un estudio sobre los contactos de Eliade con la Guardia de Hierro, vid.: Francisco Veiga,
“L´experiència ultradretana de Mircea Eliade”, en: “L´Avenç”, nr. 94, Juny 1986, pags. 20-24. Para la
militancia de Cioran en la Guardia de Hierro, vid. una página web actual del Movimiento Legionartio
rumano, donde se muestra, además, una fotografía del joven filósofo con Codreanu: http://
pages.prodigy. net/nnita/cioran.html. Ni siquiera Eugen Ionescu se libra de un cierto pasado turbio:
durante los años de la ocupación fue agregado cultural de la Embajada de Rumania (por entonces una
dictadura aliada del Eje encabezada por el mariscal Antonescu) ante el gobierno colaboracionista de
Vichy.
17. Entrevista del autor a Eugen Ionescu, Vilanova i la Geltru, 28 de octubre, 1985. En el citado encuentro
el dramaturgo omitió rerlatar que entre 1945 y 1949 tradujo las obras completas de Urmuz, el gran
autor surrealista rumano de comienzos de siglo XX, uno de los grandes padres universales de la
literatura del absurdo y la anti-prosa. Es también significativo señalar que Ionescu lanza su teatro del
absurdo precisamente a partir de 1950.
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aunque las emisiones en onda corta de BBC International, Radio France o Deutsche Welle
también tuvieron cierto protagonismo. Los intelectuales exiliados que hablaban cada noche por
esos micrófonos terminaron convirtiéndose en verdaderos popes, escichados y seguidos
seguidos con fervor por una parte importante de las poblaciones balcánicas. En Bulgaria, el
siempre apolítico Viktor Paskov o el ex diplomático Petar Uvaliev fueron dos de estos
personajes, aunque éste último se había exiliado ya en 194419 Y lo mismo ocurrió con el escritor
Velko Vedrin20. En Rumania fueron muy importantes Monica Lovinescu y su marido Virgil
Ierunca21, crítico literario, dos verdaderos fenómenos en sí mismos. Virgil Tãnase, mucho más
tardío (llegó a Francia en 1976) pero muy activo, se convirtió en un verdadero pope en lo
referente a cuestiones literarias22. En realidad, desde Radio Free Europe se llegó a mediar
muchas veces en las disputas entre escuelas o autores, tanto en el interior de Rumania como en
el exilio.
20. Por supuesto, estos núcleos no limitaron su activismo al mero debate literario. En torno
a ellos y con el apoyo de las emisoras de propaganda se organizaron estructuras de apoyo y
organizaciones de movilización muy características de los años setenta, en el espíritu surgido
de la Conferencia de Helsinki. Así, los rumanos lograron movilizar al sindicalismo francés en
apoyo del muy clandestino Sindicato Libre de los Trabajadores Rumanos (SLOMR) fundado en
1979, o crearon el Comité francés para la defensa de los derechos humanos en Rumania, y
consiguieron que el Pen Club apoyara al disidente Paul Goma hasta conseguir su traslado a
Rumania en 1977, gracias a la firma de importantes intelectuales23
Éxodo político disfrazado o confundido con emigración
21. Es un caso particularmente doloroso, muy característico de la Europa oriental en su
conjunto, y que no es tan reciente como parece. Se trata de grupos poblacionales que
aparentemente dejan el país por motivos económicos, pero que en realidad están siendo víctimas
de una limpieza étnica encubierta o de presiones importantes. Ya fue éste el caso de los judíos
que dejan varios países comunistas (Polonia, Rumania), víctimas de pogroms encubiertos o de
un ambiente hostil a fines de los años cuarenta, coincidiendo con la política antisemita del
stalinismo tardío. Los turcos que abandonan Bulgaria en varias oleadas –por ejemplo en los años
setenta- son víctimas de presiones de todo tipo, como por ejemplo, las campañas de
eslavización.
22. Los albaneses de Kosovo salen en importantes cantidades de su región víctimas del paro
y la miseria imperantes, pero también porque la emigración masiva es un importante negociso
en el que están compinchadas mafias serbias y albanesas, con cierto protagonismo de las
autoridades de Belgrado, a las que les conviene mantener esta vía de salida como una válvula
de seguridad para las tensiones en la zona. Unos y otros sacan beneficio de la venta de
documentación, transportes, visados, recolocación y una largo etcétera.
18. Sobre las circunstancias del peculiar exilio de Tzvetan Todorov y la mentalidad del exiliado en
general, vid. su obra: El hombre desplazado, Taurus, Madrid, 1998, en espceial las pags. 13-31. Su
padre Todor Tsvetanov Todorov, alias Todor Borov – era un celebre bibliografo y profesor de literatura;
fundador del Instituto Bibliografico búlgaro y director de la Biblioteca Nacional. Por su parte, Julija
Krasteva (o Julia Kristeva, como suele transcribirse en castellano) es profesora de linguistica en la
Universidad de Paris y en Columbia University. Vive en Francia desde 1969. Escribió diversos estudios
sobre temas de la teoría de la literatura, culturológicos, semióticos y sicoanalíticos. Las obras de ambos
están ampliamente traducidas al castellano. Resulta muy útil comparar las disgresiones de Todorov
sobre la mentalidad del exiliado con la obra de Leon y Rebeca Grinberg, Psicoanálisis de la
emigración y del exilio, Alianza Editorial, Madrid, 1984.
Éxodo político disfrazado o confundido con emigración
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Exilios y éxodos en los países balcánicos
23. A veces los mecanismos de presión son más sinuosos, como la “venta” de la minoría
alemana de Transilvania a la República Federal Alemana, que se convierte en un lucrativo
negocio para las autoridades rumanas en la década de los setenta y ochenta, y que desertiza
pueblos enteros de viejos colonos asentados en esos territorios desde hacía varios siglos.
24. Es evidente que esos exilios no suelen ser la cuna de intelectuales destacados, pero sí que
en algunos casos generan sus propias manifestaciones identitarias e incluso algo parecido a
lobbies de presión política: los griegos del denominado Épiro Norte, situado en el sur de Albania
poseen sus propias asociaciones culturales y ejercen su particular influencia política en
Grecia24. Lo mismo ocurre con los macedonios en Bulgaria, los arrumanos en Rumania o, en
un caso bien peculiar, los serbios que abandonaron Kosovo en la década de los setenta y los
ochenta, que se erigieron en agentes activadores de la política nacionalista en Serbia. Pero esos
grupos también son manipulados en ocasiones por los regímenes de los países de orígen o
acogida –caso de los húngaros de Transilvania que emigraron a la madre patria- o sencillamente,
son marginados y tratados como un estorbo.
Emigración que se convierte en exilio político
25. Tampoco es raro el fenómeno totalmente opuesto: el de los emigrantes que parten de sus
respectivos países en busca de una mejora en la calidad de vida para terminar convertidos en
exiliados políticos. La razón de que se dieran muchos casos similare tenía su lógica. Aquellos
emigrantes que lograban más éxito económico y terminaban convertidos en hombres con
fortuna eran, por principio, opositores al sistema comunista del que habían salido. De hecho en
diversos países del bloque oriental donde antes de la segunda guerra Mundial el desarrollo
capitalista habnía sido escaso, terminó desarrollándose una mentalidad que asociaba
enriquecimiento con inmoralidad, y que cosechó amplio apoyo social.
26. Dado que el emigrante enriquecido era perfectamente consciente de esta situación, era
fácil que diera el paso de entrar formalmente en política. Tras la caída de los regímenes
comunistas, en 1989, más de un “indiano” regresó a la madre patria con la ambición de destacar
en la política aplicando la mentalidad competitiva del país anfitrión para aleccionar y gobernar
19. Hacia finales de la Segunda guerra Mundial, el gobierno búlgaro lo envió a su Embajada en Roma,
pero poco después fue capturado e internado por los alemanes. Tras la contienda el nuevo régimen
búlgaro lo destinó a la embajada de Londres. Pero no le validó su matrimonio con Ivalja Valkova,
hermana de Viktor Valkov, líder agrarista y antiguo ministro de Asuntos Exteriores. Esa fue una de las
razones que le llevaron a exiliarse en Gran Bretaña y a trabajar en los programas búlgaros de Radio
BBC Internacional como guionista y ensayista. Colaboró pero también fue muy crítico con el dididente
Gueorgui Markov, que se haría celebre intenracionalmnete al ser asesinado en 1978 por un agente
armado con un paraguas cuya punta había sido envenenada (vid.: http://www.rferl.org/nca/features/
1996/09. F.RU.960918155306.html para este incidente tan singular). En 1972 visitó Bulgaria como
miembro de una delegación británica que participaba en un congreso mundial de Filosofía. Ese primer
reencuentro con su país le sirvió para rwlacionarse con algunas figuras del régimen de talante más
aperturista, como la célebre Ljudmila Zhivkova, hija del estadista búlgaro Todor Zhivkov. Publicó en
francés numerosos ensayos sobre teoría de las tendencias estéticas, bajo el seudónimo de Pierre Rouve.
En 1992 fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sofía, pero murió en Londres a
finales de 1998, con 83 años de edad. Uvaliaev fue un exiliado muy polémico y de hecho muchos
extremos de su vida y motivaciones no están claros. En Bulgaria corrían rumores de que en realidad era
un agente del régimen.
20. El verdadero nombre de Velko Vedrin es Dimitar Inkjov. En 1965 huyó de Bulgaria hacia la Republica
Federal de Alemania donde trabajó para la emisora Free Europe. Ademas de periodista es escritor de
libros para niños.
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a sus compatriotas. En Rumania, Ion Raþiu, con su cerrado acento angloamericano, luchó con
escaso éxito en los comicios de 1990-1991, donde su imagen en smoking y sus lujosos
automóviles chocaban frontalmente con la realidad del país. Y en Serbia, el multimillonario
farmacéutico Milan Paniæ, también con un marcado deje yanqui, logró conquistar la
presidencia yugoslava con el apoyo de Miloševiæ. Pero éste logró apearlo del cargo cuando en
1992 se atrevió a desafiarlo públicamente en la conferencia de Londres para la pacificación de
Bosnia.
27. Pero al margen de las figura señaladas, hay algunas emigraciones transformadas en
exilios que colectivamente jugaron un importante papel en la reciente historia de los conflictos
yugoslavos. En primer lugar, la emigración croata, que durante los años posteriores a la Segunda
Guerra Mundial se transformó en la incubadora de ese nacionalismo, muchas veces teñido de
fascismo ustacha, aunque no siempre. El gobierno yugoslavo invirtió muchos esfuerzos en
controlar la enorme masa de emigrantes que generaba el país, y en más de una ocasión, unidades
especiales de los servicios de inteligencia castigaron duramente a los croatas más significados
del exilio y la emigración.
28. Por eso, cuando en 1990 Croacia inició el camino hacia la independencia, la emigración
aportó una importante ayuda económica y de consejería para que Franjo Tudjman y el HDZ
ganaran las presidenciales de 199025. Algo similar sucedió en Bosnia-Herzegovina, pero en este
caso, la emigración musulmana crió en su seno algunos de los que más tarde serían jóvenes
estadistas reclutados por el SDA y catapultados a veces en un rápido ascenso hacia el poder26.
29. La emigración albanokosovar fue otro ejemplo similar. Durante las últimas décadas
miles de jóvenes albaneses salieron de la región para trabajar como emigrantes en países
desarrollados. Con el tiempo, esta corriente terminó siendo beneficiosa para el régimen de
Belgrado, que de esa manera “purgaba” a Kosovo de excedentes poblacionales en paro crónico,
con lo cual prevenía el malestar social. A la vez, los emigrantes remitían divisas desde el
extranjero destinadas a sus familiares, con lo cual contribuían de forma importante a paliar los
efectos de la deficitaria economía de Kosovo. Grupos mafiosos albaneses y serbios también
obtenían beneficios de la emigración, a la que facilitaban documentos, reasentamiento en el país
de destino y hasta trabajo27. Pero en el extranjero también residen importantes organismos del
autoproclamado Estado kosovar. Por ejemplo, el gobierno clandestino presidido por Bujar
21. Monica Lovinescu sigue teniendo protagonismo en el mundo cultural rumano; pueden leerse sus
comentarios en la prestigiosa revista “România Literarã”, incluso en edición electrónica. Para un
comentario interesante sobre sus años en Radio Free Europa, vid. la crítica al reciente libro de
memorias del padre de Monica, Eugen Lovinescu (Trecut au anii...,) publicado recientemente por la
Editorial Humanitas: “Autoportret din anii sãraci”, en: “România Literarã”, nr. 32, 16 de agosto de
2000; se puede leer en: http://romlit.sfos. ro/www/texte00/rl32/pop.htm
22. En 1982 Tãnase se convirtió en la pieza de una operación organizada por los servicios de inteligencia
franceses para capturar a un agente rumano, Matei Pavel Haiducu. Éste habí allegado a Francia con la
misión de asesinar a Tãnase y Paul Goma, pero confesó sus propósitos a la DST a cambio de refugio en
Occidente para él y su familia. La “desaparición” temporal de Tãnase conmocionó al exilio rumano y le
granjeó fama de ser, en realidad, un agente secreto rumano. Tãnase devino así un sospechoso de doble
juego, como había ocurrido con Uvaliev y otros exiliados de los tiempos de la Guerra Fría. Vid.:
Christian Duplan et Vincent Giret, La vie en Rouge, vol. 2: Les insoumis (1968-1989), Seuil, Paris,
1994, pag. 416-419.
23. Entre los firmantes figuraron nombres como Louis Aragon, Roger Garaudy, Jean-Paul Sarte o
Emmanuel Le Roy Ladurie. Vid.: .: Christian Duplan et Vincent Giret, op. cit., pag. 207. En sus dos
volúmenes, esta obra hace un seguimiento bastante detallado de la trayectoria política de Paul Goma y
otros disidentes y resistentes rumanos, algunos de los cuales terminaron en el exilio.
Emigración que se convierte en exilio político
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Exilios y éxodos en los países balcánicos
Bukoshi y establecido en Suiza. O líderes nacionalistas más radicales y oscuros, que a lo largo
de 1996, finalizada la guerra de Bosnia y firmada la paz de Dayton, comenzarán a apostar por
una línea política centrada en la acción armada. Antes y después, estas estructruas recaudarán
dinero e intentarán ejercer su influencia sobre los emigrantes albanokosovares. Y muchos de
estos terminarán entrando en la lucha política. Cuando estalla abiertamente la guerra en Kosovo,
a comienzos de 1998, más de uno regresará a su país para combatir en las filas del UÇK, la
organización guerrillera independista.
30. Este fenómeno entronca a su vez con otro más antiguo y bien conocido: la importancia
de los lobbies nacionales radicados en América del Norte en algunos de los procesos de
autodeterminación europeos o en la capacidad de movilización de las grandes potencias a afavor
de una causa nacionalista determinada. Tal es el caso del denominado lobby griego, de
reconocido peso en algunas decisiones de la diplomacia norteamericana, incluyendo algunas de
las últimas disputas entre griegos y turcos en torno al conflicto chipriota, en el curso de las
cuales lograron ganarse el apoyo de la Secretaria de Estado, Madeleine Albright. De hecho, para
actuar en ese país balcánico y desde fines de los años cuarenta, Washington designó en muchos
casos a oficiales de los servicios de inteligencia, diplomáticos o políticos de origen griego, tal
el vicepresidente Spyro Agnew, que será una de los escasas personalidades norteamericanas que
visite públicamente la Grecia de los coroneles28.
31. Dentro de este apartado se puede señalar todavía una última categoría: la de los
emigrantes que se podrían denominar “a tiempo parcial”. Se trata de aquellos personajes que
habiendo descollado en el extranjero, pueden entrar y salir del país, a pesar del régimen, al que
incluso apoyan desde su poderosa posición. Un ejemplo muy conocido es el del tenista rumano
Ilie Nastase, que termina siendo uno de los muy escasos ciudadanos millonarios de la República
Socialista de Rumania, que además de poseer una lujosa villa en Bucarest, podía entrar y salir
del país sin cortapisas. Era evidente que la explotación de su figura como deportista de éxito, le
reportaba al régimen de Ceauºescu irrenunciables beneficios políticos en el interior y exterior.
Un caso similar y también rumano fue el de Constantin Dragan, quien en su juventud fue
militante de la Guardia de Hierro29, luego diplomático en Roma y terminó convertido en
multimillonario hombre de negocios. Dragan, que residía en Italia y ocasionalmente en
24. Hay diversas web en Internet creadas por nacionalistas griegos dedicados a mantener vivas las
reivindicaciones en el Epiro Norte. Vid., por ejemplo: “Youth for the Northern Epirus Struggle” en:
http://virtuals.compulink.gr/nepirus/ O también: http://www.epirusnews.gr/ De todas formas, un buen
punto de partida para obtener numerosas direcciones de grupos culturales, nacionalistas o de presión
es: http://www.hellas.org/index.htm
25. Tudjman estrechó lazos con la emigración nacionalista croata en varios viajes que hizo a lo largo de
los años ochenta. En febrero de 1990, las personalidades de la emigración fueron invitadas al Congreso
del HDZ en Zagreb. Para las elecciones de abril, la emigración donó cuatro millones de dólares. Vid. :
Silber, Laura, and Little, Allam, pag. 90-91. Uno de los asesores más estrechos del presidente Tudjman
fue Gojko Šušak, quien antes de 1990 había fundado una cadena de pizzerías en Ottawa y cuya fortuna
personal contribuyó no poco a la victoria electoral del HDZ.
26. Vid. para un breve pero incisivo estudio sobre las familias en el poder bosniomusulmán: “Sacirbej,
Sacirbej & Sacirbej, Ltd.”, por Dra_ena Peraniæ en: “Balkan War Report”, nr. 32, March 1995, pag. 12.
27. Vid.: Dejan Luèiæ, Tajne Albanske mafije. Teror koji još uvek traje, GIP “Kultura”, Beograd, 1990.
28. Michael Dukakis, gobernador de Massachusetts y candidato a la presidencia norteamericana en 1988,
será otro conocido político norteamericano surgido de la emigración griega. O John Katsimatides,
magnate grecoamericano y amigo personal de los Clinton, financiador habitual del partido Demócrata.
29. Dragan escribió algunas obras de divulgación en italiano sobre el ideario legionario. Vid.: Il
corporativismo romeno. Cenni sulla dottrina legionara. Estratto dalla Rivista “Conquiste d´Impero”,
nr. 3-4, 29 Nov. 1940, Stamperia Romana, Roma, 1940.
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Mallorca y Madrid, hizo su fortuna con el petróleo y ayudó al régimen de Ceauºescu a
introducirse en los mercados africanos. Su amistad con el dictador rumano fue pública, hasta el
punto de haber sido agasajado en la prensa del régimen.
Exilio político que se convierte en emigración
32. Aparentemente esta posibilidad ya fue mencionada más arriba, pero en realidad existe
una diferencia de matiz que termina por hacer de esos casos algo con personalidad propia. Se
trata de aquellas personas que incialmente parten de su país por motivos políticos pero terminan
convirtiéndose en emigrantes que cosechan importantes éxitos económicos hasta el punto de
arrinconar o abandonar la opción ideológica inicial, incluso hasta dejar de lado toda referencia
política. En parte, ese el caso de Constantin Dragan, antes mencionado, aunque éste personaje
siempre conservó inquietudes políticas que incluso pretendían ser originales30.
33. Abundan en este grupo los que se podrían denominar “exiliados pasivos”, o personas que
han sido represaliadas por pertenecer a un colectivo. Por ejemplo, entre los que han sido
víctimas de la limpieza étnica pero terminan aceptando su destino y permanecen en el país de
acogida, integrándose hasta el punto de abandonar toda inquietud política. Se da este caso en
algunos exiliados comunistas griegos en Europa del Este que tras la caída del Muro incluso se
integran sin problemas en el nuevo sistema capitalista, fundan empresas en sus países de
acogida y aprovechan para ello sus contactos en el país de origen.
34. De todas formas, uno de los ejemplos más importantes, que inaugura esa tendencia en la
edad contemporánea y por ende tiene muy importantes repercusiones en el país de acogida, es
el fenómeno de los desplazados griegos de Asia Menor. Tras la derrota en la guerra que Grecia
mantuvo con Turquía entre 1919 y 1922, y por el tratado de Lausanne firmado en enero de 1923,
ambos países se intercambiaron sus respectivas minorías étnicas. Fue uno de los casos más
flagrantes de lo que años más tarde se denominaría “limpieza étnica concertada” pues en total
Grecia envió al país vecino 400.000 turcos, y Turquía remitió 1.300.000 greigos de Asia Menor.
La avalancha de refugiados saturó a Grecia, que por entonces sólo contaba con una población
de 4.500.000 habitantes.
35. Los griegos de Asia Menor serían tratados con suficiencia por sus hermanos de la madre
patria, lo que se refleja en los motes que aún les aplican a sus descendientes: turkóspori (esporas
turcas, o sea, hijos de turco) o yaurtovaptismeni (“bautizados con yogur”, en referencia a la
tradición de la cocina de Asia Menor, que utiliza mucho el yogur). Debido a su peso electoral
en Grecia también se hablará de la oglukratía (el poder de los "oglu", desinencia de muchos
apellidos de origen de Asia Menor, y de anterior origen turco). Algunos de estos apelativos
siguen utilizándose hoy en día, y sin embargo, los griegos de Asia Menor “rehelenizaron”
Grecia al renovarla culturalmente en muchos aspectos e introducir un nuevo cosmopolitismo.
Aportaron nuevas técnicas industriales y agrícolas, renovaron la música y la cocina,
contribuyeron al crecimiento de Atenas y de la cultura urbana griega, introdujeron una mano de
obra barata pero de gran calidad y marcada conciencia de clase artesana y técnico profesional;
incluso sanearon las costumbres higiénicas del común de los griegos.
36. Desde ese primer gran intercambio de poblaciones, de origen político pero con resultados
de cambio social hasta cierto punto despolitizado, llegamos casi hasta hoy, pasando por el exilio
de miles de cuadros técnicos profesionales de Europa oriental a partir de 1945, que junto con la
30. Incluso creó una Fundación Constantin Dragan, que tuvo su sede en Palma de Mallorca.
Exilio político que se convierte en emigración
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Exilios y éxodos en los países balcánicos
emigración de mano de obra barata del sur contribuyen al “milagro europeo” de la posguerra.
El último capítulo de esas historias de desplazados a las que hoy denominados ”limpieza étnica”
pero que son tan características de la historia europea31 son los miles de exiliados bosnios32 y
más tarde albaneses de Kosovo. Muchas de las víctimas de estos éxodos por motivos políticos
han intentado, con mayor o menor éxito, forjarse un futuro como simples emigrantes.
Concluidas las guerras se aplicó sobre muchos una política de repatriación forzosa silenciada
por los políticos y la prensa occidentales, siendo en Alemania donde alcanzó mayor intensidad
–con redadas nocturnas de la policía en algunos albergues- debido al crecido número de
refugiados que acogió este país, muy superior al de cualquier otro de Europa.
Los falsos exilios
37. Para terminar, no se puede dejar de mencionar una última categoría: el de los exilios
fraudulentos. Que se sepa, no existen documentos o estadísticas sobre estos casos ni en el
pasado ni en la actualidad, aunque sí queda memoria y datos aislados sobre casos recientes de
las últimas guerras en los Balcanes. El autor de estas líneas supo, en el invierno de 1999, de la
existencia de refugiados presuntamente albanokosovares que en realidad eran albaneses, pero
que la infraestructura (y la buena voluntad) de las ONG de acogida no pudo o supo detectar.
Algunos llegaban a Barcelona con una curiosa carta en un mal castellano en la que se pedía asilo
político a las autoridades de la “República Española”. En cierta ocasión, un abogada le pidió
consejo sobre la forma en que un joven rumano podía declararse refugiado político bien entrado
ya el año 1997, cuando hacía meses que en su país de orígen existía un gobierno de
centroderecha que contaba con todo el apoyo de las potencias occidentales. La única forma de
alegar alguna forma de persecución política era declarándose homosexual, puesto que por
entonces estaba penada por las leyes rumanas, pero el supuesto “refugiado” no quiso saber nada
de tal opción.
38. Al margen de las pinceladas de cosecha propia que delatan un componente fraudulento
en los exilios supuestamente políticos que siempre existió y existirá, algunos autores nos dan
pistas que constituyen en sí mismas documentos de mayor volúmen cuantitativo. Dos
periodistas franceses, muy críticos con los aspectos más engañosos de la acción humanitaria y
más especialmente con la gestión del entonces ministro francés de esa cartera, Bernard
Kouchner, dejaron un relato sorprendente sobre los campos de concentración serbios en Bosnia
durante la primavera, el verano y el otoño de 1992.
39. El 1º de octubre de 1992 el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) organizó la
evacuación hacia Croacia de 1.500 prisioneros del centro de Trnopolje. Para su sorpresa, en los
días que siguieron, el campo se volvió a llenar de prisioneros, pero esta vez los serbios no tenían
nada que ver. Los nuevos inquilinos eran musulmanes bosnios que entraban en las instalaciones
por su propia voluntad. El motivo era el siguiente: se había extendido la noticia de que los
prisioneros habían sido evacuados hacia Croacia para pasar después a ser acogidos en Alemania
31. Los iniciadores históricos de las limpiezas étnicas contra poblaciones musulmanas en los Balcanes no
fueron los serbios, sino el Imperio Habsburgo, cuando en el siglo XVII reconquista Hungría, Eslavonia
y Dalmacia. Vid.: Xavier Bougarel, Bosnie. Anatomie d´un conflit, Eds. La Découverte, Paris, 196; vid.
pag. 14.
32. En el otoño de 1995, el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados evaluaba en dos
millones la cifra total de bosnios desplazados por el conflicto, de los cuales, 1.300.000 no habrían
salido del territorio patrio, mientras que 700.000 habrían terminado en el extranjero. Vid.: X. Bougarel,
op. cit., pag. 12
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y otros países occidentales Ante la tardanza en orgnaizar un nuevo convoy, los prisioneros
voluntarios la emprendieron con el personal y vehículos de la Cruz Roja, acusándoles de
haberlos engañado33.
A modo de conclusión
40. Es evidente que la clasificación establecida en las páginas precedentes es artificiosa y
resulta difícil de aplicar al conjunto de los diversos exilios generados por las crisis balcánicas
que se han ido sucediendo desde 1821. También es problemático referirse una tipología de
exilios específicamente balcánica. Pero en relación a lo dicho aquí, si se pueden extraer algunas
conclusiones generales. Es bien conocido que las colonias de emigrantes –exiliados o no- en
Occidente constituyeron potentes núcleos de renovación cultural y política que en algunos casos
llevaron incluso a organizar el proceso de independencia -Grecia- o ayudaron a la construcción
del estado –Serbia. Por otra parte, las guerras, la pobreza y los frecuentes cambios de frontera
hicieron de los países balcánicos focos destacados de emigraciones masivas, éxodos o exilios.
A partir de 1923, la masiva llegada a la madre patria de los griegos de Asia Menor aún
contribuyó a renovar de forma apreciable la cultura de un país de la zona. Pero con el tiempo
eso fue menos frecuente.
41. La Segunda Guerra Mundial trajo la destrucción de las comunidades judías y alemanas
y una serie de movimientos internos de población; pero los focos de influencia cultural estaban
cada vez más lejos: Viena, Budapest, Estambul o San Petersburgo ya no eran para los exilios
balcánicos aquellas fuentes inspiradoras de un siglo atrás. La guerra Fría terminó por convertir
a los Estados Unidos en el gran modelo y la nueva esperanza, reforzada por el rechazo que se
sentía en casi todos los Balcanes –exceptuando Bulgaria- por la influencia soviética. De otro
lado, los exiliados que había huído de los nuevo regímenes comunistas no pudieron regresar o
restablecer el contacto con sus países de orígen en mucho tiempo y los que les siguieron más
tarde fueron pocos, y aunque algunos terminaran convirtiéndose en nuevos popes culturales, no
lograron renovar en profundidad los foros que habían nacido y crecido en los países comunistas.
A eso contribuyó el afán de muchos por integrarse completamente en los países de acogida,
hasta renunciar incluso a su nacionalidad de origen. Y, por supuesto, la dificultad por mantener
mundos culturales más o menos compactos en países de acogida con una lengua y un tejido
cultural completamente ajenos. Una vez más debe recordarse la ventaja inicial que tuvieron los
exiliados republicanos españoles en Latinoamérica o incluso los exiliados africanos o asiáticos
que fueron a parar a cualquiera de las antiguas metrópolis europeas, donde muchas veces
lograron imponer la idea de que los antiguos colonizadores les debían algún tipo de
compensación por haber soportado el antiguo yugo; o donde incluso jugaron a darle la vuelta,
en su favor, al viejo discurso de la afinidad sentimental entre colonizador y colonizado. Los
intelectuales balcánicos en Alemania, Suecia, Francia o Gran Bretaña no gozaron de esa
ventaja. Y en Norteamérica, a pesar de la existencia de grupos nacionales compactos o hasta de
lobbies, el american way of life y la distancia geográfica los convirtió pronto en ciudadanos del
Nuevo Mundo, borrando total o parcialmente los vínculos con la lejana tierra de orígen.
42. Las recientes guerras y catástrofes balcánicas no han cambiado mucho las cosas, a pesar
de las cifras de refugiados que se manejan. El desconcierto ha sido la tónica generalizada. Un
chiste de 1995 cuenta que dos musulmanes bosnios, uno que intenta salir de Sarajevo y otro que
proviene de Alemania e intenta entrar en la ciudad, se encuentran de repente e inesperadamente
33. Michel Floquet et Bertrand Coq, Les tribulations de Bernard K. En Yougoslavie, Albin Michel, Paris,
1993; vid. pags. 192-193
A modo de conclusión
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Exilios y éxodos en los países balcánicos
en la cima del monte Igmann. La pregunta que se lanzan cara a cara es unánime: “¡¿A dónde
vas, imbécil?!”. La agudeza de humor bosníaco, célebre en la antigua Yugoslavia, tradujo muy
bien esa sensación de que ni los que se habían quedado ni los que se habían exiliado estaban
realmente en su lugar. La imagen de una Europa rica a la que no resultaba tan fácil acceder y
que a la postre tampoco era el paraíso soñado, comenzó a imponerse en toda Europa oriental
desde mediados de los años noventa, aunque siguió sin afectar a sectores poblacionales
especialmente pobres o marginados34
43. Por su parte, los exilios políticos o intelectuales fueron perdiendo la escasa influencia que
tenían en sus paíes de orígen cuando se comprobó que, una vez completadas las respectivas
transiciones, no se producía el retorno de algunas figuras y que otras personalidades, realmente
amenazadas, habían permanecido en su patria. Con el tiempo comienza a comprobarse que
algunos de los directores de cine, escritores o periodistas han sobrevivido y hasta prosperado
elaborando productos a la medida de lo que sus congéneres occidentales querían ver y consumir:
una determinada imagen de los Balcanes, un tanto de pandereta, organizaciones intelectuales o
de ayuda, “think tanks” que ofrecían sesudos análisis sobre las crisis balcánicas, entre otras
muchas posibilidades; y en ocasiones, simple venta de imagen y poco más. No todos los
personajes de los sucesivos exilios balcánicos en los últimos diez años han ido por este camino,
pero debe reconocerse que la presión de los medios de comunicación, los mil y un organismos
multinacionales con todo tipo de fines, así como las diversas industrias multimillonarias
surgidas en Occidente generaron un espectáculo mediático de tal calibre en torno a las crisis
balcánicas, que no sólo facilitó el que muchos exiliados se subieran al carro alegremente, sino
que incluso hizo muy difícil la resistencia de los más conscientes. Los que ofrecieron productos
de mejor calidad han conservado una influencia que nunca perdieron, porque sus conciudadanos
suelen estar orgullosos de que uno de los suyos “venda” en los países occidentales. Los
mediocres o aprovechados desaparecieron con rapidez desde el final de las guerras de Bosnia o
de Kosovo y hoy malviven en Occidente sin considerar la posibilidad de aceptar un regreso que
se contempla como una insoportable pérdida en el nivel de vida, la incapacidad de luchar en
primera línea por la mejora de sus países respectivos o la simple humillación de verse
arrinconados frente a los que se quedaron y se lo jugaron todo en situaciones difíciles.
34. La gran excepción parece haber sido Albania. Según recientes investigaciones de Geneva Anderson,
hasta el 41% de los graduados universitarios dejaron el país a lo largo de la última década. Estos
resultados fueron presentados en un seminario sobre las consecuencias de la emigración de las élites
intelectuales albanesas organizado por el Center for the Study of Refugees. La información citada aquí
proviene de un mail enviado el 26 de diciembre de 2000 por Geneva Anderson a la Balkan Akademic
List, una lista de distribución dirigida por Florian Bieber y cuya dirección electrónica es: http://
www.seep.ceu.hu/balkans/ Lo cierto es que con el discurrir de los años, la presencia en occidente de
novelistas como Ismail Kadaré o Bashkim Shehu no obedece ya a motivos políticos.
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Francisco Veiga
El laboratorio turco. Un siglo de transformaciones
radicales y experimentos políticos
Francisco Veiga (Universitat Autònoma de Barcelona)
Resumen / Resum / Abstract
El autor repasa la creación de Turquia i de lo turco desde el siglo XVII hasta el siglo XX. El
artículo incluye una tabla con los principales reformadores otomanos y turcos. / L'autor repasa
la creació de la imatge de Turquia i allò turc des del segle XVII fins el segle XX. L'article inclou
una taula amb els principals reformadors otomans i turcs. / The author reviews the creation of
“Turquia” and “the Turk” since the 17th century to the 20th century. The article includes a
board with the main Turkish and Ottoman reformers .
Palabras clave / Paraules clau / Key Words
siglo XVIII, siglo XIX, otomanos, Turquía. / segle XVIII, segle XIX otomans, Turquia. /
Ottoman, Turkish, 18th century, 18th century.
1. Turquía: para los europoeos, y durante decenas de años, ese nombre vino asociado al
miedo y al desprecio. La imagen de los cristianos sometidos al poder de un déspota que gobierna
en virtud de sus caprichos crueles y a una religión que era un mero compendio de leyes
sanguinarias y lujuriosas, resultaba intolerable para los occidentales.
2. El mito tiene raíces profundas. Se remonta a mediados del siglo XVII y coincide con la
decadencia del Imperio otomano. El otrora poderoso y admirable enemigo, castigo divino a los
cristianos por sus divisiones, era ahora la imagen del monstruo cuya aniquilación parecía
ofrecer una oportunidad de redención, como venía a concluir el viajero Ricaut en una obra
contemporánea. A partir de Montesquieu, Turquía y con ella Oriente se convierte en "el Otro"
amenazador, clausurado y maquiavélico, con miles de súbditos dispuestos a obedecer y morir
sin rechistar. "No hay que extrañarse de que (los turcos) sean felices en la servidumbre y vivan
contentos bajo la tiranía, porque eso es para ellos tan natural como lo es para un cuerpo vivir y
alimentarse con los alimentos a los que se acostumbró desde la infancia" -escribía Ricaut en
1669. La imagen perfecta de este despotismo oriental será el harén, que con sus intrigas y la
figura del eunuco conformaba una verdadera estructura de poder.
3. Obras recientes y bien documentadas están poniendo muy en duda tales clichés. Fikret
Adanir, un historiador turco que utiliza fuentes occidentales para rebatir los tópicos sobre el
Imperio otomano cuestiona, por ejemplo, que existiera un gran contacto cultural entre los
estados balcánicos pre-otomanos y la cultura occidental. Por entonces, se consideraba que el
patriarca Euthynius de Tûrnovo era el eslavo más sabio, hombre ligado al foco cultural del
monasterio del Monte Athos. Sin embargo, a lo largo del siglo XIII y XIV Dante, Petrarca,
Boccaccio y Chaucer eran personalidades literarias conocidas en occidente, mientras que en
Tûrnovo la actividad cultural seguía ligada a los manuscritos hagiográficos del Monte Athos.
Ya bajo el Imperio el clero griego ortodoxo rechazó los autores o instituciones progresistas
Resumen / Resum / Abstract
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El laboratorio turco
occidentales que no eran estorbados por las autoridades otomanas. Por tanto, sin querer afirmar
que la comunidad griega en su conjunto fuese refractaria a las influencias occidentales más
progresistas -en todo caso lo eran sus autoridades eclesiáticas- no hay duda de que los continuos
contactos entre comerciantes del Imperio otomano y el occidente europeo posibilitaban una
relación fluida entre las respectivas corrientes culturales, más por parte de los turcos que a la
inversa.
4. Por otra parte, si bien en líneas generales el sistema político otomano resultaba
teóricamente opresivo para los pueblos no musulmanes del Imperio, lo cierto fue que las
posibilidades de progreso económico e integración social eran notables. De hecho, muchos
comerciantes griegos, válacos o armenios nunca abandonaron su fe cristiana a pesar de amasar
importantes fortunas. En teoría, los cristianos no podían llevar armas, vestir como musulmanes
o montar a caballo. Pero en el siglo XVII numerosas fuentes documentales referidas a Bosnia,
por ejemplo, mencionan a sacerdotes y mercaderes cristianos vestidos casi exactamente como
musulmanes, cabalgando y llevando armas. Numerosas fotografías de fines del siglo XIX y
comienzos del XX muestran a sacerdotes franciscanos en Bosnia tocados con fez.
5. Se ha argumentado en muchas ocasiones que las comunidades cristianas pagaban
impuestos especiales, pero no necesariamente tenían por qué ser onerosos, excepto en los
periodos de guerra o carestía; y en ese caso podían ser aplicados también sobre la comunidad
musulmana. En cualquier caso, lo que se buscaba era el dinero, no las conversiones. También
es frecuente leer que al menos en los pleitos jurídicos, la palabra de un musulmán valía más que
la de un cristiano. Es decir, éste era un ciudadano de segunda. Pero esta situación no era difícil
de superar, dado que la conversión al Islam abría rápidamente la posibilidad de hacer carrera
administrativa o militar (generales griegos musulmanes en la guerra civil).
6. En cualquier caso, el régimen otomano nunca pretendió la conversión masiva de sus
súbditos; de hecho la conquista de los Balcanes nunca fue concebida como una guerra santa. De
hecho se apoyó en la activa colaboración de ciertos núcelos de población ortodoxa,
especialmente en áreas de predominancia católica. Ello era debido a la animosidad entre griegos
y latinos tras la Cuarta Cruzada que deterioró seriamente el poder imperial bizantino (1204).
Así, el tratamiento de la cuestión balcánica por los otomanos tuvo desde el principio una
vertiente política más que religiosa; unir fuerzas con la ortodoxia en contra de la catolicidad. La
restitución del Patriasrcado ortodoxo en Constantinopla por Mehmed II en una fecha tan
temprana como 1454 (un años después de la caída de la capital bizantina) es una muestra de
hasta qué punto esta política era conscientemente perseguida.
7. Se suele considerar que el sistema millet o de comunidades autogestionadas agrupadas por
confesiones religiosas, era la institución sobre la que reposaba la desigualdad fundamental entre
musulmanes y cristianos en el Imperio otomano. Sin embargo, a lo largo del siglo XVIII se
puede constatar cómo la estructura de los millet se transformó dando como resultado el ascenso
hacia el poder de los notables locales. Paralelamente declinó el control de la autoridad central
sobre las provincias del imperio. Como afirma Adanir recogiendo las conclusiones de otros
especialistas, el fenómeno ha sido malinterpretado hasta ahora, caracterizándolo como
decadencia política, cuando en realidad parece obedecer más a un proceso de descentralización..
A lo largo del siglo XIX las reformas del Tânzimat parecían buscar, ante todo, una
centralización administrativa a la manera occidental, pero en realidad pretendían conjugarla con
un "patriotismo estatal" sobre la aplicación gradual de una igualdad jurídica entre comunidades
religiosas o étnicas, creando buenos ciudadanos otomanos a la manera de los norteamericanos
o australianos.
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8. El último sultán de la era de los Tânzimats fue Abdülhamit II, monarca absoluto que reinó
durante 30 años en los que, se ganó una profunda antipatía internacional y que terminó siendo
conocido internacionalmente como “la vieja araña”. Pero la realidad fue mucho más paradójica.
En primer lugar, porque bajo el nuevo sultán se impulsaron las reformas más ambiciosas de las
Tânzimat: el tendido de líneas telegráficas que contribuyó a una centralización adminsitrativa
eficaz, las primeras líneas de ferrocarril y buques de vapor. Y sobre todo, una red de escuelas
modernas cuyo número se duplicó entre 1867 y 1895. La alfabetización abrió tabmién el camino
al desarrollo de la prensa. Como contrapuento, al primera oposición política de importancia al
sultanato surgió de las filas de aristócratas, militares y funcionarios opuestos a las reformas de
unas Tanzîmats que llevarían a la destrucción del estado. Eran liberales y partidarios de medidas
representativas y constitucionales, pero defendían sus ideas con argumentos del Islam. Sus
líderes fueron Namik Kemal, funcionario en la Sublime Puerta en los años sesenta del siglo XIX
y el príncipe Mustafa Fazil Pasham quien desde su exilio parisino dio nombre al movimeinto:
Yeni Osmanlilar o Jóvenes Otomanos. Su principal victoria fue obligar al sultán Abdülhamit II
a aceptar una Constitución en diciembre de 1876.
9. Con el tiempo, la huella dejada por los Jóvenes Otomanos contribuyó a animar una nueva
generación de opositores, los Jóvenes Turcos, que vió la luz en el cambio de siglo y se formalizó
orgánicamente en el denominado Comité de Unión y Progreso (Ýttihat ve Terakki Cemiyeti).
Más activistas que sus predecesores, su primer intento de organizar un golpe de estado fracasó
en 1896 y la policía casi desmanteló el movimiento. Siguieron años de difíciles intentos por
reorganizar el CUP, cuyos cuadros se fue nutriendo con funcionarios y militares, estamentos
ambos especialmente sensibles a la decadencia del Imperio, aunque en realidad era un
movimiento integrado por la nueva burguesía otomana: desde profesionales, como abogados,
maestros y médicos, hasta terratenientes, artesanos y comerciantes. Finalmente, en julio de 1908
el Segundo y Tercer Ejércitos, de guarnición en Macedonia y Tracia respectivamente, se
rebelaron y dieron lugar a la Revolución de los Jóvenes Turcos, cuya primera consecuencia
directa fue la reinstauración de la Constitución, suspendida durante 30 años.
10. Por entonces existían indicios de que Gran Bretaña y Rusia se disponían a dar el golpe
de gracia al Imperio, lo cual fue un desencadenante del golpe, destinado a regenerarlo. También
fue decisivo el ejemplo del Japón, la nueva potencia asiática que en la guerra de 1904 había
derrotado de forma humillante a un enorme imperio europeo con sus propias armas. Los Jóvenes
Turcos despertaron importantes expectativas dentro y fuera del Imperio; en consecuencia, sus
enemigos más directos del se apresuraron a rebañar lo máximo posible antes de que el "Hombre
Enfermo" lograra levantarse sobre sus piernas. En octubre de 1908, Austria-Hungría se
enexionó Bosnia provincia formalmente otomana que el Imperio dual administraba desde 1878.
En 1911, Italia le declaró la guerra a la Sublime Puerta y se apropió de Tripolitania y las islas
del Dodecaneso, tras haber bombardeado los Dardanelos. El final de esa contienda coincidió
con el ataque de la Liga Balcánica, alianza constituida por Serbia, Bulgaria, Montenegro y
Grecia. El objetivo de este nuevo ataque era la eliminación definitiva de toda influencia
otomana en Europa, lo que casi consiguieron pocos meses más tarde.
11. En esa situación de emergencia, el CUP dio un nuevo golpe, terminó de tomar el control
del Estado otomano y situó al frente al triunvirato que había organizado y desencadenado la
revolución de 1908: Enver, Cemal y Talât. Los unionistas utilizaron el monopolio del poder y
la crítica situación del Imperio para acelerar las reformas. El Ejército fue profundamente
reformado y purgada una buena parte de la oficialidad; la administración fue reconstruida y
descentralizada, teniendo en cuenta los sentimientos de la población árabe. El sistema judicial
y educativo fue secularizado y los tribunales de la ªeri o Ley Islámica pasaron bajo el control
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El laboratorio turco
del Ministerio de Justicia. Hasta las leyes de herencia fueron modificadas según el modelo
alemán. Los Jóvenes Turcos buscaron asimismo impulsar el papel de la mujer en la sociedad
otomana, y la Universidad de Estambul les abrió sus puertas en 1914. Incluso se creó una
Sociedad para el Empleo de la Mujer.
12. Pero donde más ambiciones pusieron los unionistas fue en las finanzas, y eso ya desde
1909. Aparte de modernizar la legislación sobre comercio y propiedad, en economía el CUP
propugnaba una política liberal sin concesiones sociales. En base a tales premisas, los Jóvenes
Turcos esperaban ganarse el respeto y la cooperación de las grandes potencias occidentales.
Para su desencanto, las inversiones extranjeras no crecieron de forma apreciablemente con el
cambio de régimen. En las capitales europeas la experiencia otomana se veía con desconfianza,
y en consecuencia tampoco se le concedieron a Estambul préstamos que necesitaba con
urgencia en 1909 y 1910. Sólo el Deutsche Bank atendió esas peticiones, lo que abrió las puertas
a una creciente influencia alemana en el Imperio otomano.
13. Occidente inauguraba una tradición de desconfianza ante los intentos turcos por renovar
y modernizar su estado. De hecho, todavía hoy pocos historiadores han explorado el complejo
debate político que acompañó la experiencia de los unionistas y que estos aprovecharon según
las circunstancias. La idea de regenerar el Imperio a partir del panislamismo fue una opción que
los Jóvenes Turcos secundaron temporalmente durante la Gran Guerra, como vehículo para
atraerse a los árabes y atacar las bases del Imperio británico. Pero también por entonces se
agudizó el debate, tan actual, sobre la necesidad de extender un panislamismo que no
recnunciara a los logros de la técnica y las ideas occidentales (opción que, por otra parte, se
remontaba a los tiempos del ideólogo Al Afganí, a mediados del siglo XIX). Pero sobre todo,
bajo los Jóvenes Turcos se debatió sobre el "otomanismo", la idea de que todos los ciudadanos
del Imperio tenían iguales derechos en el marco de un un Estado constitucional. El talón de
Aquiles del otomanismo resultó ser el nacionalismo, no sólo el de los diversos pueblos que
componían el Imperio, sino también el de los turcos. Asimismo y por entonces el turquismo y
el panturquismo se desarrollaron con fuerza; paradójicamente, algunos de los más destacados
ideólogos del reformsimo en todos sus aspectos no eran turcos sino tártaros, azeríes, judíos e
incluso kurdos. Yusuf Akçura, uno de los más destacados pensadores del panturquismo era un
tártaro originario de Rusia. Pero el más destacado del periodo, que intenó conciliar todas las
ideologías reformistas fue Mehmet Ziya (Gökalp), seguidor de Durkheim y Tönnies. Gökalp
reivindicaba la idea de que existía una nación turca con una civilización propia, en parte áraboislámica, pero también de raíz bizantina y occidental. Por lo tanto, el movimiento de los Jóvenes
Turcos fue la verdadera matriz de la cual surgiría la moderna Turquía, aunque la imagen
histórica de ese régimen terminara ensuciada por la implicación del Imperio otomano en el
Primera Guerra Mundial, y sobre todo por el genocidio del pueblo armenio.
14. El final de la Gran Guerra marcó también la desmembración del Imperio, del cual sólo
quedó propiamente la península de Anatolia, y aún ésta sometida en parte a ocupación militar
directa de británicos, franceses, italianos y griegos. Sin embargo, pronto surgió un movimiento
de resistencia estructurado en torno a los restos de la oficialidad militar unitarista (la
denominada red Karakol) y situado en el centro más inaccesible de Anatolia. De ese núcleo duro
de Jóvenes Turcos pronto se destacó un militar: el general de brigada Mustafa Kemal Pasha, que
se había distinguido durante la Gran Guerra pero políticamente enfrentado a Enver, no había
estado implicado en sus crímenes. En torno a la capacidad de liderazgo y organización de este
hombre se estructuró un nuevo ejército que fue derrotando uno a uno a todos los enemigos, hasta
terminar con al presencia militar griega y británica en 1922. Y la nueva capital, Ankara, en un
lugar estratégicamente menos vulnerable que la vieja Estambul.
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15. A partir de ahí, Mustafa Kemal terminó haciéndose con el control absoluto del poder
político y transformó a Turquía en una República, proclamada en octubre de 1923. Dos años
más tarde, la Ley de Mantenimiento del Orden introducía, de hecho, la autocracia, abiertamente
reconocida en 1931 cuando se instituyó que el único partido permitido era el Republicano del
Pueblo. En 1922 también se abolió el Califato, máxima autoridad religiosa de la comunidad
musulmana internacional, asociada a la jefatura política del Imperio otomano. Por lo tanto, con
él desaparecía, por primera vez desde el siglo VII, el último imperio musulmán de la historia,
un hecho que sigue teniendo profunda influencia en el Islam actual.
16. En años sucesivos, Mustafa Kemal introdujo una serie de reformas que cambiaron
profundamente a Turquía y la convirtieron en modelo de un nuevo y revolucionario tipo de
estado en el cual la religión musulmana y el estado quedaban claramente separados, iniciativa
tanto más chocante cuanto que del Corán y los otros textos religiosos musulmanes se pueden
extraer recomendaciones políticas concretas que los estados musulmanes habían utilizado para
su funcionamiento. La "revolución por decreto" se estructuró en tres grandes oleadas de leyes.
En primer lugar, las referidas a la secularización del estado, el sistema educativo y el código
legal en general. Kemal no hacía sino concluir las reformas iniciadas bajo el sultán Mahmud un
siglo antes, pero de todas formas fue muy drástica por cuanto abolió la Sharia o Ley Islámica e
introdujo un Código Civil de modelo suizo y un Código Penal inspirado en el de la Italia
mussoliniana de aquel entonces (1926).
17. Más visible y espectacular fue el segundo paquete de reformas que atacó los símbolos
religiosos y los sustituyó por otros relacionados con la civilización occidental. Uno muy
característico fue la abolición del tradicional fez y la imposición del sombrero occidental de
caballero. El velo femenino nunca fue prohibido, pero la emancipación de la mujer fue un
objetivo perseguido con insistencia. También la imposición del domingo como día festivo
semanal, el calendario occidental y su sistema de pesos y medidas, el alfabeto latino en lugar
del persa-arábigo, y el apellido familiar en vez del sistema musulmán de nombres (1934).
18. En tercer lugar, el kemalismo socavó frontalmente las manifestaciones religiosas más
populares y se lanzó a secularizar la vida social. Los santuarios religiosos fueron cerrados y las
órdenes místicas de los derviches (tarikats) fueron suprimidas (1925). Habían sido la punta de
lanza contra la penetración de influencias occidentalizantes desde el siglo XVIII.
19. Los países occidentales quedaron boquiabiertos ante la rapidez y profundidad con las que
Kemal Atatürk había creado una Turquía laica; por otra parte, no era un país musulmán
cualquiera, sino el corazón del último imperio musulmán y cabeza religiosa de la umma o
comunidad de creyentes desde el Califato. Sin embargo, esas medidas trajeron como
consecuencia una activa politización del Islam, que pasó a convertirse en vehículo de la
oposición política hasta nuestros días. No era un adversario despreciable, dado que el
kemalismo, cuya base social era el extenso funcionariado y la clase media urbana, no tuvo buena
acogida en las zonas rurales. Los campesinos de la Turquía profunda siguieron llevando su
modus vivendi tradicional durante largos años y tras la muerte de Mustafá Kemal (que adoptó
el apellido Atatürk) en 1938 el régimen devino cada vez más impopular. A ello contribuyeron
también las cargas fiscales y una modernización social que tardó demasiado en arrojar
resultados materiales más allá de las ciudades.
20. En cualquier caso, la historia de la recién nacida Turquía entró en una nueva fase tras la
Segunda Guerra Mundial. La estricta neutralidad mantenida durante la contienda no evitó que
las cosas cambiaran a partir de 1945. La victoria de los Aliados había sido la de la democracia
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El laboratorio turco
sobre el fascismo, de ahí que recién llegada al club de las Naciones Unidas, la Turquía
autocrática de Ýnönü, heredero político de Atatürk, hubo de adoptar otros modos políticos. La
conclusión del proceso de transición fueron las elecciones de 1950, que ganó de forma
aplastante una formación de nuevo cuño: el Partido Democrático. Por primera vez el Partido
Republicano del Pueblo quedó fuera de juego; eso no significó el entierro del legado kemalista,
dado que el Partido Democrático resultó ser de la derecha conservadora y neoliberal. Pero su
decadencia al frente del poder y el creciente enfrentamiento con el PRP llevó en 1960 al Ejército
a organizar el primer golpe de estado de la posguerra. Tras redactar una nueva Constitución, los
militares permitieron el regreso a la democracia al año siguiente. Otro esquema que se repetirá
será la aparición de nuevos partidos políticos, en algunos casos reconstrucciones de los
previamente existentes.
21. Los años sesenta y setenta trajeron un cortejo de débiles gobiernos de oposición, una gran
inestabilidad política, y un creciente radicalismo por la derecha y la izquierda. Fueron también
"años de plomo" para Turquía. En ese crisol surgieron los grandes nombres de la política en los
ochenta y los noventa: Süleyman Demirel, Bülent Ecevit, Necmettin Erbakan. En 1971 el
Ejército dio un "golpe sordo" por medio de un ultimátum para la formación de un gobierno de
técnicos. Siguieron nuevas refundaciones de partidos, nuevas coaliciones, y en 1980 un nuevo
golpe militar.
22. Esta interferencia castrense supuso la aparición de una verdadera Tercera República turca
forjada a lo largo de tres años de régimen militar: nueva Constitución, arrestos masivos de la
clase política en general y nuevos partidos que por decreto nada tuvieran que ver con los
tradicionales. De ahí surgió la era del técnico Turgut Özal y su Partido de la Madre Patria,
vencedor de las elecciones (vigiladas) de 1983. Cuatro años más tarde, este popular político
restauró la total normalidad democrática a partir de un referéndum y continuó al frente del poder
hasta su muerte. La caída del Partido de la Madre Patria, en las elecciones de 1991, trajo un
nuevo periodo de inestabilidad y coaliciones inseguras. También llevó al afianzamiento de los
islamistas liderados por Necmettin Erbakan, ingeniero técnico y profesor. El Partido del
Bienestar, (el popular Refah) que obtuvo brillantes resultados en las municipales de 1994, se
repartió a partes iguales los resultados de las parlamentarias del año siguiente. Junto con el
Partido del Recto Camino (centro-derecha) de Tansu Çiller y el Partido de la Madre Patria. La
incapacidad de estos últimos por llegar a un acuerdo originó una coalición entre los islamistas
y el partido de la Çiller.
23. La posibilidad de que los islamistas coparan el poder inquietó al Ejército, que una vez
más y en nombre del legado laico de Atatürk, se las arregló para apartarlos del poder -con el
apoyo de amplios sectores sociales- en junio de 1997. Fue el momento del veterano Bülent
Ecevit, que dos años más tarde logró formar una coalición entre su partido (Izquierda
Democrática), el centro-derecha y los nacionalistas. Ese edificio aguantó hasta que la
enfermedad apartó a Ecevit del poder, no sin generar una nueva crisis. Como consecuencia y en
las elecciones de noviembre del 2002, obtuvo las victoria una nueva formación (y una nueva
incógnita): el Partido de la Justicia y el Desarrollo liderado por Recep Tayyip Erdogan, de
talante islamista moderado y con pretensiones de erigirse en representante de una nueva
"democracia islámica", similar conceptualmente a las democracias cristianas occidentales.
24. En conjunto, la extrema complejidad de la política turca en la segunda mitad del siglo
XX fue debida a la entrada del país en el juego de la política internacional como protagonista
de primera fila. Se puede discutir hasta la saciedad sobre la europeidad o no de Turquía, pero
no se puede negar que como miembro de la OTAN, antiguo vecino de la URSS, actor en las
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crisis de Oriente Medio y Asia Central, gendarme del Mediterráneo Oriental (lo que incluye a
Chipre y su destino), rival de Grecia, exportador de mano de obra barata en cantidades masivas
y postulante a la Unión Europea, es cualquier cosa menos un segundón. Esa maraña de
compromisos cruzados explica por sí misma fenómenos como el abusivo protagonismo arbitral
del Ejército. Durante medio siglo, Turquía no ha podido (ni le han tolerado los norteamericanos)
permitirse el lujo de ser un país democráticamente inestable. La natural influencia del
radicalismo islámico procedente del vecino Irán ha sido vista como un peligro intolerable por
los poderes fácticos del país. sobre todo después de largos años de un estricto control de la
religión mayoritaria que incluía la prohibición de editar el Corán en turco: un fenómeno
realmente increíble para un país musulmán que además ha contenido, durante siglos, la máxima
autoridad del Islam. De hecho, el golpe de 1980 se debió en parte al miedo que provocaba al
influencia de la revolución fundamentalista iraní, que había triunfado precisamente el año
anterior.
25. Resulta demasiado arriesgado calcular qué sucederá con Turquía en relación a su posible
ingreso en la UE. Sus pretensiones de europeidad las comparten otros países del Mediterráneo:
no faltan argumentos similares en Egipto, Marruecos o el Líbano países que han tenido un pie
en Europa o han influido en su historia; no digamos Israel, Armenia o Georgia. Turquía es
inequívocamente asiática, pero eso no debería ser (y no será) la razón real que le impida alguna
forma de acceso a la UE. Tampoco sería bueno para Europa centrar la discusión en ese tipo de
argumentos cuando miles de mezquitas y millones de inmigrantes musulmanes hacen del Viejo
Continente una sociedad multicultural y multirreligiosa desde hace ya bastantes años -como
saben miles de turcos nacidos en Alemania que no han podido acceder a la nacionalidad de su
país de adopción. En definitiva, discutir sobre marchamos de europeidad es caer en una
polémica que, al menos en el caso de Turquía, nunca se resolverá. Algo similar ocurre con
Rusia, la otra gran incógnita frente a la UE.
26. En definitiva, el acceso de Turquía a la Unión Europea estará relacionado con sus logros
socio-económicos: renta per cápita, potencia económica, tasa de natalidad, peso geoestratégico,
capacidad para actuar como frontera avanzada de Europa en territorios peligrosos, credenciales
democráticos suficientes. Pero sea cuál sea el resultado final de ese desafío, el acercamiento de
Europa a Turquía será una experiencia enriquecedora, sobre todo si se valora correctamente a
ese país y se tiene en cuenta su rico pasado intelectual. De la misma forma que Atatürk logró
imponer una revolución impensable en cualquier otro país musulmán, Turquía puede ser ahora
el laboratorio del que surja un Islam europeizado del cual existen precedentes en el mismo país
con más de un siglo de antigüedad y más modernos aún. Tal es el caso del pensador musulmán
Sayyid Nursi conocido como Bediüzzaman ("Maravilla de los tiempos"). En sus escritos,
abogaba por situar el Islam en el centro de la vida de los creyentes y la sociedad musulmana,
pero también para estudiar y formarse sin descanso en las más modernas tecnologías y explorar
la ciencia sin complejos. Sait Nursi fue detenido y juzgado en numerosas ocasiones entre 1935
y 1953, considerado como enemigo del legado kemalista. Murió en 1960. Sus pensamientos,
recogidos en folletos, panfletos y hasta notas y cartas, fueron recopilados en el Mensaje de Luz,
lo que dio lugar al denominado "movimiento Nurcu".
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El laboratorio turco
Los principales reformadores otomanos y turcos
Yusuf Açura, tártaro de Rusia. Autor del primer gran manifiesto panturco, publicado en
1904 en El Cairo.
Tekin Alp (seudónimo de Moise Cohen de Seres, judío): autor de los objetivos de guerra
panturcos del Imperio otomano durante la 1ª GM
Sayyid Nursî, kurdo de Bitlis, fundador del movimiento Nurculuk de tendencia islamista;
miembro de de la orden mística Nakºibendi. A principios de siglo no sólo era miembro de la
Unión Mahometana, sino propagandista de los unionistas.
Sait Halim Pasha, Mehmet Akif (Ersoy) y Eºref Edip (Fergan) figuras de los islamistas
reformistas moderados en 1909, fudnadores del Sebilürreºat (1912)
Abdullah Cevdet, occidentalista, kurdo de Arapkir.
Ziya Gökalp, medio turco de Diyarbakir
Revolución por decreto
Ley de Unificación Educativa, marzo, 1924. Abolición de las medersas. Ídem del ministro
de Asuntos Religiosos y Fundaciones Piadosas.
Marzo, 1925: Ley de Mantenimiento del Orden: régimen autoritario y monopartidista.
Septiembre, 1925: Cierre de los conventos derviches y santurarios religiosos.
Noviembre, 1925: Abolición del fez y sustituicón por sombrero europeo de estilo europeo.
Primera mitad de 1926: Introducción del calendario europeo + Código Civil suizo + Código
Penal de la Italia fascista. Abolición de los títulos honoríficos de cortesía. Leyes de banca.
Octubre, 1927: el discurso de 36 horas (Nutuk) + Congreso del Partido Popular Republicano.
Agosto, 1928: Introducción del sistema numérico occidental. Introducción del alfabeto latino
1930: fundación de una oposición artificial: el Partido Republicano Libre de Fethi (Okyar).
1931: Proclamación oficial del régimen monopartido. Introducción del sistema de pesos y
medidas occidental. Fundación de la Sociedad para el Estudio de la Historia Turca (pag. 199)
1932: Primer Congreso Lingüístico
1934: Se introducen los apellidos.
1935: Decreto por el cual el día de descanso semanal pasa a ser el domingo y no el viernes.
Teoría del Güneº-Dil Teorisi (pag.198)
10.11.1938: Muere Kemal Atatürk
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Francisco Veiga
Orgullo de ser turco
La revolución kemalista culminó su obra con dos construcciones ideológicas destinadas a
fundamentar el nuevo nacionalsimo turco: La Teoría Solar del Lenguaje y la Tesis de Historia
turca. La primera, aparecida en 1935, argumentaba que todas las lenguas derivaban
originariamente de una primigenia, hablada en Asia Central; que el turco era uno de los idiomas
más próximos a ese lenguaje matriz, y que por ello los demás evolucionaron a través suyo. La
Tesis de Historia turca, formulada en 1932, argumentaba que los turcos vivían originariamente
en Asia Central, pero que la sequía y el hambre les forzaron a emigrar a otras áreas, como China,
Europa y Oriente Próximo, dando lugar así a las grandes civilizaciones. Por lo tanto, sumerios,
hititas o troyanos venían definidos como "pre-turcos" y no por casualidad los dos mayores
entidades financieras estales fundadas en los años treinta del siglo XX fueron denominadas
"Banco Sumerio" y "Banco Hitita". De esa manera se contaba promover el orgullo de lso turcos
por un nuevo pasadso idealizado que les haría olvidar las glorias del desaparecido Imperio
otomano.
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El laboratorio turco
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DOSSIER-2003
ISSN 1696-4403
Florence Gauthier
Les lumières et le droit naturel
Salamanque octobre 2002. Le libéralisme dans son histoire.
Florence Gauthier
Resumé / Resum / Abstract
L’auteur réflechi autour du concept de droit naturel present dans les Constitutions de 1789 et
1793 et le pourquoi de la disparution de ce terme dans les Constitutions de la France jusqu’à
1946. / L’autora reflexiona entorn el concepte de dret natural present en les constitucions de
1789 i 1793 i el perquè de la desaparició d'aquest terme dins les Constitucions de França fins
1946. / The author focus around the natural right concept present in the Constitutions of 1789
and 1793 and his aboid in the french Constitutions until 1946.
Mots clé / Paraules clau / Key Words
Constitutions, droit nature, France, Lumières. / Constitucions, dret natural, França,
il·lustració. / Constitutions, natural right, french, illustration.
I
1. Les organisateurs du congrès m'ont demandé d'intervenir sur le thème Les Lumières et le
droit naturel. Je les remercie de l'honneur qu'ils me font en me permettant d'être parmi vous pour
vous parler d'un thème aussi vaste et complexe.
2. Le terme droit naturel s'inscrit dans le vaste courant de pensée qui s'est développé depuis
le XVIe siècle sous le nom de philosophie du droit naturel moderne. Mon propos se précise ainsi
: je vous parlerai des Lumières du XVIIIe siècle dans leur rapport avec la philosophie du droit
naturel moderne avant et pendant l'événement Révolution française. Comme on le sait les deux
premières constitutions de la Révolution se sont fondées sur une déclaration des droits naturels
de l'homme et du citoyen, celle de 1789 et de 1793. Ce que l'on sait moins c'est que, à partir de
1795, le terme droit naturel a disparu des Constitutions de la France, et ce jusqu'en 1946.
Pourquoi cette apparition du terme droit naturel dans le droit constitutionnel français, suivie
d'une aussi longue éclipse ? Il y a ici matière à réflexion (Gauthier, 2).
3. Je commencerai par quelques remarques de méthode. Depuis une trentaine d'années, on
utilise un certain nombre de concepts politiques qui construisent une vision de l'histoire.
4. Par exemple, le terme d'Etat-nation en fait partie. Depuis une trentaine d'années, on nous
a appris en France que le moment de formation de l'Etat-nation fut la Révolution de 1789.
5. Pour certains Etat-nation est un équivalent d'Etat national, mais pour d'autres il désigne
une politique nationaliste. Ce concept apparaît flou et susceptible d'interprétations
contradictoires.
Resumé / Resum / Abstract
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Les lumières et le droit naturel
6. J'ai pour ma part une grande méfiance vis-à-vis de ce terme, parce que je ne sais pas d'où
il vient. Ce que je sais, c'est qu'il n'existe pas dans la langue française du XVIIIe siècle et pas
davantage dans celle du XIXe siècle.
7. Pourquoi cette méfiance vis-à-vis du concept d'Etat-nation ? Il se rapproche par sa
structure du concept d'Etat-peuple de Mussolini. Il y a une ambiguïté dangereuse de ce côté et
je nous invite tous à chercher d'où vient ce terme puisqu'il est largement utilisé aujourd'hui.
8. En tant qu'historienne, je développerai un peu plus loin les conceptions de la souveraineté
des sociétés politiques telles qu'elles apparaissent dans les théories du XVIIIe siècle. Et je
précise que, bien sûr, on peut utiliser des concepts qui n'existent pas à une époque donnée, mais
à certaines conditions dont la suivante : il s'agit en premier lieu de connaître les concepts propres
à une époque avant d'en utiliser d'autres qui lui sont étrangers. La critique des concepts utilisés
est indispensable pour éviter de se trouver emprisonnés dans une chaîne conceptuelle. Il faut
encore être attentif au fait que nos théories politiques actuelles et nos concepts sont peut-être
beaucoup moins développés, moins fins, moins riches, moins précis que ceux de certaines
époques du passé.
9. Il en va de même pour le terme libéralisme. Ce concept que nous utilisons aujourd'hui
n'existait pas au XVIIIe siècle, il a été produit au XIXe siècle, mais nous sentons bien qu'il a
quelque chose à voir avec les théories de la liberté élaborées du XVIe au XVIIIe siècles, à
travers des expériences historiques multiples.
10. Toutefois ce rapprochement entre le concept actuel de libéralisme et les théories de la
liberté du XVIIIe siècle apparaît lui aussi flou et parfois même discutable. Prenons l'exemple
des physiocrates qui ont proposé, en France dans les années 1760-70, une théorie du capitalisme
(Quesnay, Le Mercier de la Rivière). Devenus conseillers du roi de France, ces physiocrates ont
eu la possibilité de mettre leurs idées en pratique dans l'agriculture comme dans le commerce
des grains (Bloch 1). Comme on le sait, leurs réformes ont suscité des résistances populaires
suffisamment fortes pour inciter la monarchie à reculer afin d'éviter que ce désastre économique
ne prenne une dimension politique. Cette expérience donna également lieu à un débat
extrêmement riche qui conduisit certains de ces physiocrates à corriger leurs théories (Galiani,
Markovits, Gauthier 1, 3, 4).
11. Or, au XXe siècle, l'histoire de ces physiocrates a été présentée comme une expérience
de libéralisme à cause de leur projet en faveur de la liberté du commerce. Puis, dans les années
1960-70, les physiocrates ont été interprétés comme des anticipateurs du marxisme à cause de
leurs aspects matérialistes. Plus récemment, dans les années 1980-90, leur libéralisme a été
récusé lorsqu'on a pris au sérieux leur projet politique nettement despotique et ils ont été
qualifiés de "totalitaires". Ainsi, rien que durant le XXe siècle, les physiocrates ont été
successivement interprétés comme des libéraux, puis des anticipateurs du marxisme, puis des
totalitaires. On peut dire qu'à leur sujet, la confusion est à son comble et doit nous inviter à la
prudence (Cartelier).
12. Retournons au XVIIIe siècle. À cette époque, jamais les physiocrates n'ont été confondus
avec des théoriciens de la liberté. Ils se présentaient eux-mêmes comme des théoriciens du
despotisme légal et n'auraient pas apprécié qu'on les confonde avec des défenseurs d'une liberté
politique qu'ils rejetaient vigoureusement.
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13. Même chose en ce qui concerne Turgot. Il bénéficia du débat suscité par l'échec des
réformes des physiocrates et modifia leur théorie économique. Mais, lui aussi lorsqu'il devint
conseiller du roi, en 1774, se réclama d'un despotisme s'appuyant sur l'appareil d'état
monarchique. Il y ajouta même l'application de la loi martiale qu'il fut le premier à inaugurer
pour mettre en pratique des réformes économiques. Comme celles des physiocrates, les
réformes de Turgot suscitèrent des troubles et des émotions populaires d'une grande intensité et
échouèrent.
14. Nous retiendrons que des théoriciens qui se réclament eux-mêmes du despotisme, de
l'usage de la force et de la loi martiale ne sauraient être confondus avec des défenseurs de la
liberté politique et que c'est même trahir leur pensée que d'opérer une telle confusion.
15. De quelle liberté s'agit-il ? Chez les physiocrates comme chez Turgot, la liberté n'est pas
une qualité humaine mais une conséquence de la propriété. Le Mercier de la Rivière, par
exemple, a longuement défini la liberté comme une quantité : on est plus ou moins libre en
fonction de la taille de la propriété (foncière ici). Ce ne sont point les êtres humains qui sont
susceptibles de liberté mais les choses et en l'occurrence la propriété qui est la mesure de la
liberté. La liberté ici est un équivalent de la consommation : plus on est riche en propriété, plus
on consomme et plus on est libre.
16. On retiendra qu'il s'agit d'une définition très particulière de la liberté.
17. Sur la question centrale de la liberté, pour toute personne qui s'intéresse au libéralisme,
on ne peut manquer de mentionner le récent travail de Quentin Skinner.
18. Dans son livre Liberty before Liberalism, Skinner a mis en lumière comment, en GrandeBretagne, la conception de la liberté telle qu'elle a été retenue aux XIXe et XXe siècles est une
reprise de la conception héritée de Hobbes, théoricien du despotisme monarchique du XVIIe
siècle. Cette conception hobbesienne correspond à ce que l'on a appelé la liberté négative. Ici,
la liberté est conçue comme une absence de contraintes qui empêcheraient l'agent de parvenir à
ses fins.
19. Cette conception hobbesienne de la liberté a été isolée de son contexte historique par une
tradition qui, de l'utilitarisme du XIXe siècle et depuis, la présente comme la seule conception
recevable et est même parvenue à disqualifier toute autre approche comme "indigne de la
philosophie".
20. Or, Skinner a replacé la conception hobbesienne dans le débat du XVIIe siècle et montré
que des théoriciens, qu'il qualifie de néo-romains (John Milton, Marchamont Nedham, James
Harrington etcŠ), avaient une toute autre conception de la liberté. Pour eux, la liberté civile n'est
réalisable que dans un état libre. D'une part, la liberté personnelle est conçue par opposition à
l'esclavage civil. Un esclave est dans la dépendance de son maître. L'être humain libre ne peut
être soumis au pouvoir d'un autre être humain. D'autre part, la liberté en société s'oppose à
l'esclavage politique (despotisme, tyrannie) : on est libre en société lorsqu'on obéit à des lois, et
non aux êtres humains, et à des lois à l'élaboration desquelles on a participé. Cette double liberté
(personnelle et en société) conçue par opposition à l'esclavage civil et politique est précisément
ce que Hobbes et les théoriciens du despotisme monarchique ont refusé dans le débat et les
guerres civiles du XVIIe siècle en Angleterre.
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Les lumières et le droit naturel
21. En restituant l'histoire des discussions du XVIIe siècle, Skinner fait revivre les enjeux et
permet de démonter ce qui est devenu plus tard un montage univoque et de mettre en lumière
une source de nos préjugés actuels sur la définition de la liberté.
22. "Je veux suggérer, écrit-il, que si nous examinons le passé archivé par l'histoire, si nous
y réfléchissons, nous pouvons espérer prendre du recul par rapport à certaines de nos
affirmations et croyances actuelles, voire les réévaluer. Je veux enfin explorer l'idée selon
laquelle une des valeurs présentes du passé est de servir de caveau aux valeurs auxquelles nous
ne souscrivons plus, aux questions que nous ne nous posons plus. Par conséquent, un des rôles
de l'historien intellectuel sera d'agir comme une sorte d'archéologue, ramenant à la surface des
trésors intellectuels ensevelis, pour les dépoussiérer et nous permettre de reconsidérer ce que
nous en pensons." (Skinner, III, 2).
23. La définition univoque de la liberté et du libéralisme se révèle aujourd'hui véritablement
problématique et nous invite à faire la lumière sur l'histoire des débats et des luttes pour la
liberté.
II
24. Je voudrais maintenant pour ma part, tenter de "ramener à la surface quelques trésors
intellectuels ensevelis pour les dépoussiérer et nous permettre de reconsidérer ce que nous en
pensons". La philosophie du droit naturel moderne à l'époque des Lumières se nourrissait d'une
conception de la liberté attachée à la personne et non aux choses. La liberté était conçue, comme
chez les théoriciens néo-romains de l'Angleterre du XVIIe siècle, par opposition avec
l'esclavage civil et politique. Cette philosophie affirmait le principe de l'unité du genre humain.
Arrêtons-nous un instant sur cette idée de l'unité du genre humain. Cette idée renvoie à l'école
de Salamanque. Et nous y sommes. Cette école de Salamanque est liée à un événement dont
l'importance est considérable, la "découverte de l'Amérique" suivie des crimes commis par des
Européens contre ses habitants, qu'ils appelèrent les Indiens, dans leur entreprise de destruction
selon l'expression de Bartholomé de Las Casas. Ajoutons, parallèlement à cette destruction des
Indes et des Indiens, la déportation de captifs africains mis en esclavage en Amérique.
25. La découverte d'une humanité nouvelle en Amérique provoqua un débat intense et des
luttes acharnées pour redéfinir l'humanité. Une idée nouvelle apparut à ce moment-là, portée par
Las Casas et l'école de Salamanque qui affirmaient ceci : l'humanité est une, aucun être humain
ne naît esclave (Las Casas, Vitoria). L'humanité se définit a priori par sa naissance libre, par
droit de nature. Le refuge de la liberté et des droits de l'être humain se trouvent dans le droit
naturel. Le principe fondamental de la philosophie du droit naturel moderne était là. Moderne ?
oui, par opposition au droit naturel antérieur qui divisait et hiérarchisait l'humanité en maîtres
et en esclaves. Le droit naturel moderne prétendait affirmer la nécessité d'énoncer les droits de
l'humanité.
26. Ce que Las casas et l'école de Salamanque avaient inscrit dans cette redéfinition de
l'humanité une, libre de naissance, ou de nature, ou de droit naturel, c'est précisément le droit :
une conception nouvelle du droit naturel placé en position de supériorité par rapport au droit
humain (droit positif).
27. L'Eglise catholique en la personne du pape et les rois avaient prouvé dans la pratique, et
la destruction des Indes le révélait amplement, qu'ils n'étaient pas capables de protéger
l'humanité une, née libre, ayant des droits naturels. Quel était cet arbitre supérieur au droit
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positif des puissants et capable de protéger cette idée d'humanité ? C'était l'idée de justice, le
besoin de justice, l'effectivité de la justice, mais une justice qui n'était pas celle du droit humain
ou positif qui reposait sur des notions injustes et variables. C'était maintenant le droit naturel
moderne qui énonçait le principe d'une justice conforme à la définition de l'humanité une, née
libre et ayant des droits. Le droit naturel moderne s'affirmait comme supérieur au droit humain
ou positif. Et même plus, il affirmait son antériorité comme constitutive de cette nouvelle
humanité dont l'unique appui était la conscience de cette humanité une, née libre et ayant des
droits. C'était cette conscience qui restituait à l'être humain sa dignité. Droit naturel et dignité
humaine.
28. Cette nouvelle conception du droit naturel moderne qui affirmait que tout être humain
naît libre et a droit à la protection de cette liberté, impliquait nécessairement la réciprocité du
droit ou son caractère universel, ce qui est équivalent. Ce droit était donc en même temps un
devoir de réciprocité.
29. La parole de l'évangile : "Ne fais pas à autrui ce que tu ne voudrais pas qu'il te soit fait",
et qui exprimait la morale chrétienne fut traduite dans la langue du droit naturel moderne, c'està-dire dans une théorie politique. Ce passage de la morale à la politique énonçait un principe :
l'humanité naît libre et non esclave, et ce principe devait être réalisé, mis en pratique, rendu
exécutoire pour devenir : l'humanité naît libre et doit le demeurer.
30. Cette conscience politique ouvrait sur la possibilité d'établir le constat d'un état
d'oppression et sur le droit de résister à cette oppression.
31. Morale et politique ici s'accordaient pour énoncer des principes de nature législatrice
sous forme de droit universel, naître libre et non esclave, qui devaient être mis en pratique par
un exécutif soumis au législatif. La philosophie du droit naturel moderne construisait, à sa
naissance, une politique de la philosophie : c'est bien la philosophie qui éclaire les principes
auxquels le pouvoir législatif devra se conformer et réaliser.
32. Le premier des droits de l'humanité formulé par la philosophie du droit naturel moderne
était né entre les deux rives de l'Atlantique. Il affirmait que l'humanité est une, que chaque
individu naît libre et a droit à la protection de sa liberté, que le droit naturel prime le droit positif
et que le caractère du droit est réciproque ou universel.
33. Un effort considérable venait d'être accompli par la philosophie, marquant un pas en
avant vers une conception de la liberté de l'humanité. Une rupture nette s'était opérée entre la
conception antérieure et celle du droit naturel moderne. Son c¦ur était dans le refus des crimes
commis par des Européens en Amérique et en Afrique. Son enjeu était de ne pas recommencer
avec la mise en esclavage d'une partie de l'humanité. Son moyen était la prise de conscience de
la nécessité de faire connaître ces droits naturels par l'instruction. La morale évangélique n'avait
pas été capable, jusque-là, de protéger l'humanité, la théorie politique du droit naturel de
l'humanité allait tenter de le réaliser.
34. Un bref rappel historique s'impose. L'apparition du premier droit de l'humanité s'est faite
au XVIe siècle. Au moment où dans le domaine ouest européen s'opérait un vaste mouvement
de sortie du servage. Le servage féodal issu de l'histoire complexe des conquêtes de l'empire
romain esclavagiste et des invasions barbares. La sortie du servage avait commencé vers le XIe
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Les lumières et le droit naturel
siècle et s'était développée du XIIe au XVe siècles dans ce domaine ouest-européen (Bloch, 2,
3). Dans le Royaume de France, des actes de manumissions se faisaient encore au XVIe siècle
par exemple et signalaient la proximité de la servitude.
35. Or, au XVIe siècle, aux débuts de la soumission de l'Amérique, deux processus
contradictoires se chevauchaient : le servage laissait place à la généralisation du statut d'homme
libre, tandis qu'en Amérique les conquistadors inventaient une nouvelle forme de société
esclavagiste avec la main-d'¦uvre "indienne", puis avec les captifs africains déportés. Comme si,
des progrès de la liberté qui faisaient reculer le servage, une réaction avait trouvé sa revanche
en asservissant l'Amérique.
36. Ceci pour souligner que la définition de la liberté conçue en opposition avec l'esclavage
civil et politique n'était pas le résultat d'un abus des mots ou de lectures abstraites. Au contraire,
elle faisait référence à une réalité du servage fort concrète et encore vivante dans la période
moderne. Elle faisait aussi référence à la naissance d'une nouvelle forme de mise en esclavage
en Amérique qui, précisément, menaçait la liberté tout juste affermie dans quelques parties de
l'Europe.
37. Le premier droit de l'humanité une, née libre et ayant des droits qui apparut au carrefour
de trois parties du monde (Europe, Amérique, Afrique) n'a pas été un produit de la domination
européenne, mais bien au contraire, l'expression de la conscience critique de ce que l'on
nommait alors la barbarie européenne.
38. Prenons maintenant un exemple de mise en application de cette politique de la
philosophie avec la Révolution française. L'article premier de la Déclaration des droits naturels
de l'homme et du citoyen de 1789, en France, rappelait en une phrase tout ce dispositif de
l'apparition du premier droit de l'humanité : "Art. 1. Les hommes naissent et demeurent libres
et égaux en droits." Et dans la Déclaration des droits naturels de 1793, l'article 6 rappelle ce
passage de la morale évangélique politisé en principe de réciprocité du droit (droit et devoir) :
"Art. 6. La liberté est le pouvoir qui appartient à l'homme de faire tout ce qui ne nuit pas aux
droits d'autrui : elle a pour principe la nature, pour règle la justice, pour sauvegarde la loi, sa
limite morale est dans cette maxime : Ne fais pas à un autre ce que tu ne veux pas qu'il te soit
fait." (Textes traduits dans Castells Olivan, 277).
39. J'ai insisté sur l'apparition du premier droit de l'humanité tout d'abord parce que nous
sommes à Salamanca et ensuite parce qu'il est trop insuffisamment pris en considération. Nous
allons le retrouver un peu plus loin d'ailleurs, car c'est encore lui qui éclaire ce que l'on appelle
la cosmopolitique au XVIIIe siècle.
40. Le second droit de l'humanité est mieux connu, il s'agit du droit de liberté de conscience.
L'événement décisif de son apparition date aussi du XVIe siècle, avec les guerres de religion
entre Catholiques et Protestants. Ici encore le droit positif se révélait variable et instable. Des
expériences de tolérance interrompues par des guerres avec leur cortège d'horreurs et de
souffrances indiquèrent une nouvelle forme de despotisme. La conscience critique, qu'elle soit
d'une religion ou d'une autre ou encore rationaliste, en vint à préciser une nouvelle forme
d'oppression : le despotisme doctrinal des Eglises et de toutes les Eglises était incompatible avec
la liberté personnelle et la liberté en société. Cet effort intellectuel aboutit à séparer nettement
philosophie et théologie en renvoyant les religions dans le domaine des opinions.
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41. La liberté de conscience, comme droit naturel moderne, relevait de la liberté personnelle.
Ainsi la liberté de naissance comme la liberté de conscience ne pouvaient être effectives que
dans le cadre d'une société politique libre.
42. Voyons maintenant la théorie du droit des peuples à leur souveraineté dans la philosophie
du droit naturel moderne, ou théorie des sociétés politiques libres.
43. L'affirmation du principe de l'unité du genre humain, défini comme nous l'avons vu, par
opposition avec l'esclavage civil et politique, s'était construite en opposition aux politiques de
conquête. L'école de Salamanque a insisté sur le droit des peuples à leur souveraineté et avancé
l'idée que chaque peuple formait une partie de l'humanité prise dans son ensemble.
44. Nous retrouvons ici le caractère réciproque, ou universel, du droit de se constituer en
société politique particulière qui délégitime toute forme de conquête et de politique de
puissance. La notion spécifique de droit commun à l'humanité a été développée par Francisco
de Vitoria et fut retravaillée par la philosophie du droit naturel moderne. Elle en est même
l'expression spécifique. J'ai dit précédemment que la philosophie du droit naturel moderne avait
proposé une théorie politique, mais en fait il faut parler d'une théorie d'emblée cosmopolitique
puisqu'elle prend en considération les intérêts et les droits communs de l'humanité (Vitoria). Il
est assez remarquable d'ailleurs, que la découverte de l'Amérique à peine faite, la pensée
politique est devenue, par un effort de la conscience critique, cosmopolitique. C'est cet aspect
que je vais développer maintenant.
45. Un nombre encore trop limité d'études ont été faites au sujet de la cosmopolitique de la
liberté. Nous avons ici un de ces "trésors intellectuels ensevelis" évoqués par Skinner.
46. Je ne parle pas de l'esprit cosmopolite mais bien d'un droit cosmopolitique. Je n'en
retracerai pas l'histoire détaillée ici, faute de temps, mais j'indiquerai quelques relais essentiels.
Dans le Second traité de gouvernement de John Locke, qui correspond à une synthèse de la
philosophie du droit naturel moderne enrichie de l'expérience de la première Révolution
d'Angleterre, on trouve l'expression de ce droit commun à l'humanité repris de l'école de
Salamanque sous la forme suivante : "Dieu a fait don de la terre aux enfants des hommes, il l'a
donnée en commun à l'humanité." (Locke, II, 4). Au XVIIIe siècle, un important travail a été
accompli par Mably qui a consacré la plus grande partie de ses ¦uvres au droit cosmopolitique
dans les années 1740-60 et qui a profité des débats autour de l'abbé de Saint-Pierre et de
Rousseau (Mably, 1, 2, 3).
47. Mais pour faire mieux saisir l'enjeu des débats, je vais rappeler l'affrontement qui eut lieu
pendant la Révolution française à ce sujet.
48. En 1790, l'Assemblée constituante avait solennellement renoncé à toute nouvelle guerre
de conquête. Un débat fort riche aboutit à un décret à ce sujet en mai 1790. Cependant, en 179293, la Convention girondine se lança dans une dangereuse guerre de conquête en Europe,
entreprise qui, on le sait, échoua en avril 1793 et précipita l'effondrement de la politique
girondine, divisa les peuples conquis par la force et transforma la République en pays assiégé
et partiellement occupé (Gauthier 2, pp. 127-143, Bélissa).
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Les lumières et le droit naturel
49. Les défenseurs du droit des peuples à leur souveraineté et du droit cosmopolitique avaient
critiqué les projets de guerre de conquête et les résultats négatifs de cette entreprise. Parmi eux,
Grégoire, Billaud-Varenne, Marat, Robespierre prirent la défense du droit des peuples contre
toute conquête et annexion présentés comme une mise en esclavage civil et politique.
50. Robespierre re-développa la notion de droit cosmopolitique sous la forme suivante : "le
genre humain est le souverain de la terre". La souveraineté de chaque peuple est une partie de
la souveraineté de l'ensemble de l'humanité. Ce fait impose des devoirs à chaque peuple
souverain et en particulier le devoir de respecter la réciprocité du droit des autres peuples. Ceci
délégitime donc toute conquête, toute annexion. Nous voyons que la notion de souveraineté
n'est pas illimitée, mais au contraire restreinte dans des limites précises, celle du respect des
droits des autres peuples.
51. Cette appartenance au genre humain est aussi exprimée en termes de sentiment commun
à l'humanité, ou si l'on préfère, d'identité à l'humanité, notion bien intéressante et trop souvent
menacée. Robespierre l'exprime en terme de fraternité accompagnée par un devoir d'entraide
entre les peuples et de citoyenneté universelle. Cette citoyenneté universelle est une
conséquence de la conscience qui naît de l'appartenance au genre humain et du sentiment de
fraternité : si le genre humain est le souverain de la terre, la terre a un aspect de grande cité, de
cosmopolis (Robespierre).
52. Robespierre ne prône pas une souveraineté unique comme le faisait Anacharsis Cloots
qui, plus conquérant que les Girondins, appelait de ses v¦ux une conquête menée par les armées
françaises qui unifierait le monde entier, sans tenir aucun compte des droits des peuples. Non,
Robespierre proposait d'articuler les droits particuliers des peuples dans une alliance des
peuples souverains réunis pour se défendre contre les politiques de puissance qui les
menaçaient. Le projet vise clairement les menaces que représentaient les politiques de
puissance.
53. Une telle approche combinait trois niveaux du droit naturel moderne, le droit civique (ou
droit politique d'un peuple souverain), le droit des gens (ou droit fondé sur le respect des traités
entre les peuples à condition qu'ils soient conformes aux principes du droit naturel moderne), le
droit cosmopolitique ou droit commun à l'humanité.
54. Rappelons que le projet de Robespierre fut adopté par la Société des Amis de la liberté
et de l'égalité le 21 avril 1793.
55. Je soulignerai ici la spécificité d'un tel projet qui, depuis l'école de Salamanque jusqu'au
Projet de paix perpétuelle de Kant, exprime la cosmopolitique en vue de la paix de la
philosophie du droit naturel moderne.
56. Voyons maintenant comment les partisans d'une politique de conquête ont argumenté
contre un tel projet. Le 14 février 1793, Carnot justifiait la politique de conquête à la
Convention. Son objectif est d'accroître les forces, les richesses et le territoire de la France qu'il
présente en terme de "nation puissante qui veut devenir plus puissante encore". Le débat portait
sur quelles annexions il convenait de faire. Carnot défendit la thèse des "frontières naturelles"
pour justifier l'annexion de territoires frontaliers. On voit qu'il s'oppose au projet d'Anacharsis
Cloots de conquête du monde entier. Il s'oppose également au projet de cosmopolitique de la
liberté. Il refuse textuellement l'idée que le genre humain est le souverain de la terre. Je cite :
"Dire que la souveraineté réside dans l'universalité du genre humain, c'est dire que la France
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n'est qu'une portion du souverain, qu'elle n'a pas le droit, par conséquent, d'établir chez elle les
lois qui lui conviennent et nous avons pour principe, au contraire, que tout peuple est
absolument maître chez lui." (Cité dans Gauthier, 2, p. 143).
57. On le voit, Carnot connaît le droit cosmopolitique et le refuse. Il refuse précisément le
droit des peuples à leur souveraineté et la réciprocité que ce droit entraîne en délégitimant toute
conquête.
58. Carnot justifie une politique de puissance conquérante en Europe. Peut-on utiliser le
concept d'Etat-nation pour exprimer le projet de Carnot ? Je ne le pense pas. Il est plus clair et
plus précis de dire qu'il s'agit d'un projet de politique de puissance conquérante mis au service
de l'intérêt national français exprimé sous forme d'une augmentation des forces, des richesses et
du territoire.
59. Voyons maintenant notre troisième exemple, celui de la Constitution de 1795. Il faut
rappeler que les colonies esclavagistes françaises d'Amérique entrèrent elles aussi en
révolution. L'insurrection des esclaves de Saint-Domingue qui commença dans la nuit du 22-23
août 1791 aboutit à l'abolition de l'esclavage sur place en août 1793, soit tout juste deux ans
après le début de l'insurrection. Le nouveau peuple de Saint-Domingue décida d'élire une
députation en septembre 1793 pour proposer une alliance avec la Révolution française et lui
demander son aide effective pour lutter contre les ennemis de l'abolition de l'esclavage qui
s'étaient coalisés à Saint-Domingue et dans la Caraïbe. Cette députation formée de députés des
trois couleurs, un noir ci-devant esclave, un blanc et un métis, symbolisait la révolution de la
liberté générale et de l'égalité de l'épiderme. Ces députés parvinrent, non sans difficultés en
France en janvier 1794. Après moult péripéties, ils parvinrent à entrer dans la Convention
montagnarde le 3 février 1794. Les difficultés venaient des colons contre-révolutionnaires qui
firent tous leurs efforts pour empêcher la députation d'arriver en France et d'informer la
Convention sur la situation de Saint-Domingue. La coalition qui tentait d'empêcher la
réalisation de la liberté générale à Saint-Domingue et sa propagation dans les colonies voisines
rassemblait des colons français esclavagistes, des contre-révolutionnaires royalistes passés en
Angleterre et le gouvernement espagnol de Santo-Domingo.
60. Le 4 février 1794, la Convention montagnarde entendit le long rapport de la députation
de Saint-Domingue et sa proposition d'alliance entre deux peuples venant de reconquérir leur
liberté. La députation demandait une alliance politique et une participation des forces militaires
contre la coalition qui s'opposait aux progrès de la liberté générale. La Convention montagnarde
accepta l'offre d'alliance, vota l'abolition de l'esclavage dans les autres colonies françaises,
puisque à Saint-Domingue la chose était déjà faite. En avril 1794, la Convention montagnarde
envoyait une expédition armée vers l'Amérique qui agrandit l'espace de la liberté générale en
Guadeloupe, en Guyane et à Sainte Lucie. Cependant, le 9 thermidor an II-27 juillet 1794, la
politique montagnarde fut interrompue par l'élimination de ceux que leurs adversaires
qualifièrent de "robespierristes". Un an plus tard, la Convention thermidorienne en était venue
à renverser la Constitution légale de 1793 et à préparer un nouveau projet. Ce nouveau projet
fut présenté par Boissy d'Anglas en deux temps, le 23 juillet et le 22 août 1795.
Boissy d'Anglas justifia l'urgence de renouer avec une politique de puissance coloniale. Il
dénonça les projets d'indépendance des colonies qui étaient en débat depuis le début de la
révolution, justifia la domination économique des peuples et l'échange inégal. Il en vint à
théoriser que l'indépendance politique ne pouvait convenir à tous les peuples mais était sous
l'influence du climat. Il justifia ainsi, d'une manière étonnamment faible, l'affirmation selon
laquelle seul le climat tempéré de l'hémisphère nord convenait à l'indépendance politique, soit
II
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117
Les lumières et le droit naturel
l'Europe et les Etats-Unis. Quant aux peuples situés sous les climats chauds, ils se trouveraient
amollis et incapables de conserver leur indépendance. C'est avec de tels arguments, qui ne furent
pas même discutés d'ailleurs, que Boissy d'Anglas justifia la domination coloniale et l'inscrivit
dans la Constitution de 1795. Je cite Boissy d'Anglas : "Je répondrai que le climat seul forme le
caractère des peuplesŠSi l'indépendance absolue a dû se naturaliser en Amérique, ce n'a pu être
que dans son continent. La nature avait promis la liberté au nord de cet hémisphère et elle lui a
tenu parole." (Le Moniteur, t. 25, séance de la Convention, 23 juillet 1795 et Gauthier, 2, pp.
269-80).
61. Boissy d'Anglas avait théorisé un nouveau projet politique qui tentait de justifier la
soumission des peuples du Sud à la domination de ceux du Nord. Il opérait ainsi une rupture
nette avec les théories politiques qui s'étaient développées grâce aux efforts de la philosophie
du droit naturel moderne.
62. La Constitution de 1795, colonialiste, avait maintenu le principe de l'abolition de
l'esclavage, qui, soulignons-le, avait changé de signification dès lors qu'elle se trouvait inscrite
dans une politique de domination coloniale. On notera toutefois, qu'aucune nouvelle abolition
de l'esclavage ne fut entreprise depuis le 9 thermidor-27 juillet 1794 et 1802.
63. En 1802, on sait que Bonaparte voulut en finir avec l'indépendance des révolutions de la
liberté générale et entreprit de rétablir l'esclavage. Il y parvint en Guadeloupe et en Guyane,
mais connut un de ses plus importants échecs militaire et politique à Saint-Domingue, en
provoquant une nouvelle révolution qui conduisit à l'indépendance de la République d'Haïti
proclamée le Ier juillet 1804.
64. On comprend mieux, sans doute, ce que signifia l'éclipse du droit naturel moderne dans
le droit constitutionnel français depuis 1795. Ce fut pour laisser place à une politique de
puissance conquérante en Europe, colonialiste hors d'Europe qui se déploya de façon diverse
sous le Directoire, le Consulat et l'Empire pour m'en tenir à cette période historique.
65. J'ai tenté ici d'esquisser, trop rapidement sans doute, une histoire de quelques concepts
comme ceux de droits naturels modernes de l'humanité, de liberté civile et politique, de droit
cosmopolitique, de politiques de puissance, en m'efforçant d'en restituer la spécificité et de les
remettre dans leur contexte historique et dans les débats qui permettent de mieux saisir les
conditions de leur apparition ou de leur éclipse. Il ne s'agit pas de les prendre pour des vérités
éternelles ou immuables, mais plutôt de chercher à mieux saisir les sources de certaines de nos
valeurs actuelles et aussi pourquoi nous ne nous posons plus certaines questions qui ont pu être
formulées et abandonnées au cours de l'histoire pour des raisons qui méritent, elles aussi, d'être
éclairées.
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Ferran Gallego
El nazismo como fascismo “auténtico”
ARTICCLE: Àmbit de Recerca i Trobades Interdisciplinàries sobre Cultura Política
Contemporània a Llatinoamèrica i Europa.
Ferran Gallego (Universitat Autòroma de Barcelona)
Resumen / Resum / Abstract
El artículo reflexiona sobre la equivalencia entre fascismo y nazismo. Presentando un avance
del ensayo: Del fascismo al nacionalpopulismo. El discurso de la extrema derecha. / L'article
reflexiona entorn l'equivalència entre feixisme i nacisme. Tot presentant un avenç de l'assaig:
Del fascismo al nacionalpopulismo. El discurso de la extrema derecha. / The article focus on
the equivalence between fascism and Nazism. Presenting an advance of the trial: Of The fascism
to the national populism. The speech of the right extreme.
Palabras clave / Paraules clau / Key Words
Europa, fascismo, nacismo, nacionalpopulismo. / Europa,
nacionalpopulisme. / Europe, fascism, nazism, national populism.
feixisme,
nacisme,
Introducción
121
1. Quisiera plantear aquí algunas consideraciones acerca de la equivalencia entre fascismo y
nazismo. Más aún, defender una opción que, a pesar de su apariencia, está alejada de algunas
reflexiones muy mecanicistas del “antifascismo en su época”, en especial las que procedían de
la ortodoxia de la Tercera Internacional. Los argumentos son parte de un ensayo mucho más
extenso, que estoy a punto de concluir: Del fascismo al nacionalpopulismo. El discurso de la
extrema derecha; un ensayo que trata de plantear la lógica de esta corriente en el periodo 18702000. La hipótesis básica de esta parte del texto –cuyo sentido es hallar la esencia del fascismo
a través de sus peripecias históricas concretas, es decir, partir de las diversas manifestaciones o
configuraciones estéticas de su Ser para rastrear cuál es su material originario, su secuencia
ontológica-, es que el nazismo es algo más que la variable alemana del fascismo. Como se sabe,
este criterio ha sido negado desde diversos puntos de vista, que consideran la particularidad del
nazismo arrebatándolo al fascismo genérico. Creo, sin embargo, que afirmar la simple
coincidencia del nazismo con el fascismo no es suficiente, por lo menos al hacer del nazismo
un “caso” más de un fenómeno asignado a un tiempo y a un espacio concretos. La afirmación
que me parece más acertada es la que profundiza en esta inserción del nazismo en el fascismo,
pero haciendo del nazismo el fascismo auténtico. Con ello quiere expresarse que, en términos
de modelo, pero también en la experiencia vivida socialmente, el nazismo fue la puesta en
escena más fiel al texto originario del fascismo. El argumento ideológico fascista nunca se
expresó con tanta claridad como al pronunciarse en los espacios de identificación simultáneos
de Nuremberg o Auschwitz, verdaderos indicadores de la pertenencia o exclusión absolutas del
Ser Comunitario.
Resumen / Resum / Abstract
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El nazismo como fascismo “auténtico”
2. Algunas de las afirmaciones que aquí se realizan, en especial las que se refieren a la
conexión entre el fascismo y la crisis cultural que desembocará en la Gran Guerra, hallan
referencias amplias en el texto. Sin embargo, creo que los elementos que se sitúan aquí tienen
una cierta legitimidad reflexiva propia, al actuar sobre uno de los aspectos que han estado
centrando el debate entre historiadores. El otro debate, el que corresponde a la continuidad o
ruptura entre el fascismo clásico y los actuales movimientos de la extrema derecha europea, se
ha desenvuelto con mayor comodidad y frecuencia en los territorios de la ciencia política. No
me parece que esta última circunstancia sea la mejor, en la medida en que ambas disciplinas sólo
pueden empobrecerse si actúan por separado, pero es una evidencia de la que hay que tomar nota
y salir al paso de los problemas que puede causar tanto para interpretar la propia naturaleza del
fascismo de entreguerras como el carácter de los movimientos nacional-populistas de la derecha
radical de nuestros días. De momento, propongo sólo la reflexión en los términos en que ha
interesado a nuestro ámbito, a pesar de considerarlos insuficientes.
La norma de la excepción
3. El fascismo se integrará en una fase de renovación de la vida política Europea, de una
reconstrucción que rebasa la simple restauración física de una sociedad diezmada económica y
demográficamente por las fuerzas destructivas del conflicto bélico. Las divergencias históricas
van creando espacios nacionales donde el mismo espíritu alienta concreciones distintas, algo
que permitirá a los historiadores fragmentar la experiencia fascista hasta el punto de referirse a
la “alergia” de Francia a este fenómeno, mientras se separa cuidadosamente el
nacionalsocialismo alemán del episodio mussoliniano. Resultaría demasiado cómodo responder
a esa fragmentación con una nueva distinción de campos nacionales, al examinar el mayor o
menor éxito de la extrema derecha nacional-populista de nuestros días, cuando el éxito social y
electoral del Frente Nacional francés no puede ser respondido con opciones paralelas en
Alemania, mientras en Austria se manifiesta una cálida expansión del etnoliberalismo sin
coincidencia alguna con lo que sucede en otros territorios germánicos. Naturalmente, a ello se
responde que estamos hablando de otra cosa, distinta a cualquier parentesco con el fascismo
clásico y, por tanto, sin puntos posibles de comparación y, menos aún, sin referencias
genealógicas estimables. ¿Será preciso volver a indicar que la experiencia de la Colaboración
en Francia a partir de 1940 sólo puede explicarse a través de la fuerte impregnación nacional de
una cultura antidemocrática previa a la derrota frente a Alemania? ¿Será preciso detallar las
distintas longitudes de onda por donde se ramifica una misma percepción de la crisis definitiva
del liberalismo? ¿Será preciso señalar de nuevo que la multiplicación de las organizaciones, de
las dirigentes, de las publicaciones, hasta formar una frondosa muchedumbre de caudillos y
movimientos, afirma la existencia de un campo en lugar de desmentirlo? La falta de unidad del
fascismo francés en torno a un líder carismático no expresa más que las dificultades de
plasmación de un proyecto, no la ausencia de un estado de ánimo difuso, tan disperso en la
sociedad como la misma pluralidad en que trata de encarnarse. Los analistas que niegan la
existencia de un fascismo francés achacan a quienes advierten de su potencia en los años treinta
de realizar una proyección anacrónica, que parte de los compromisos y oportunismos de la
Colaboración para cosificarse en la crítica a la Tercera República en los lustros precedentes. Sin
embargo, a tal aseveración podría responderse con el mismo instrumento utilizado por los
críticos: ¿no serán ellos, justamente, quienes lanzan hacia el pasado un presunto espíritu
antifascista de la Resistencia que es, en realidad, un mero rechazo de la invasión alemana,
mucho más que un desacuerdo con la abjuración de la democracia realizada por los invasores?
El drama de los colaboracionistas no es menor que el de los resistentes, aunque su prestigio y
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Ferran Gallego
su apreciación moral sean diversos. La elección del campo en la Segunda Guerra mundial no
parte de las elecciones afectivas hechas en la agonía de la Tercera República, sino de las
adscripciones que provoca la humillación y la desaparición de la soberanía nacional.
4. De una forma aún más intensa, la separación entre el fenómeno mussoliniano y la
experiencia hitleriana plantea la inversión de lo que realmente debería ofrecernos los mejores
recursos de valoración del fascismo, de alcance de su máxima profundidad, de visión de su
propuesta de civilización alternativa a los principios de la Ilustración y de la democracia, mucho
más allá que la mera estructura insitucional. Si el movimiento italiano es capaz de señalizar con
bastante precisión los arrabales de la ciudad fascista, el nazismo llega a penetrar en los puntos
neurálgicos de su centro urbano. Si el caso italiano nos ofrece una dilatada construcción de un
escenario, trenzando meticulosamente las alianzas políticas, los compromisos de clase, los
factores de adhesión de masas, el andamiaje corporativo, el caudillismo y el problema de la
relación entre el partido y el gobierno, la fundamentación de un nuevo Estado, los rituales de
reconocimiento del pueblo en el discurso nacional-populista; si el movimiento mussoliniano
nos acerca con precisión a la orfebrería política del régimen fascista, el nazismo nos
proporciona una versión más depurada, en todos los sentidos que adquiere esta palabra,
incluyendo el siniestro campo de un higienismo que concluye en el exterminio. Pues, además
de implicar la destrucción de las instituciones, el nazismo llega a fabricar, es decir, a completar
el destino de un proyecto que consideraba la mutación inversora de los principios de la
democracia: no sólo del engranaje de sus procedimientos, de sus fórmulas representativas, de
su distribución de derechos, sino del mismo significado de la vida en sociedad.
5. El biologismo político nazi no fue la excepción racial del fascismo, sino la dotación de un
precepto científico a lo que, sin él, resultaría una simple opción, una intuición convertida en
anhelo colectivo. El racismo podía conectar mejor con las preocupaciones generadas por el
mismo trayecto del progreso social, por los conflictos de clase, por la necesidad de interpretar
la pobreza, por el deseo de regular las relaciones internas de un mundo complejo, por el ansia
de proporcionar soluciones al problema social, contribuyendo a poner orden, a cauterizar las
heridas abiertas por el caos de la modernidad a través de las terapias ofrecidas por la ciencia. El
nazismo se perfecciona, así, como un esquema saludable, que devuelve la fortaleza a una
comunidad aquejada de diversos síntomas de degeneración, cuyos signos más evidentes han
sido la derrota, la revolución, la democracia y la crisis de fines de los años veinte. Podría creerse
que esta identificación del nazismo con el fascismo lleva una objeción metodológica en su
propia formulación: asignar una carencia al fascismo italiano, que resultaría el verdadero
fascismo, en lugar de atribuir un exceso al nazismo alemán, que se alejaría de la propuesta
fascista precisamente en lo que define al movimiento hitleriano, el racismo y el exterminio. Sin
embargo, no se señala aquí que el fascismo italiano se frustrara, no se atreviera o no considerara
la posibilidad de ese cumplimiento total, sino que, aun cuando no llegara a estar en el proyecto
explícito de Mussolini, la coherencia antidemocrática del nazismo es mucho mayor, se resuelve
en un terreno que fija un final de trayecto, no otro camino distinto, no una desviación.
Considerar esos rasgos biologistas como una potencia que el fascismo italiano no llegó a
considerar, lejos de violentar las intenciones de sus protagonistas, las sitúa en la complejidad
del marco real en que se tomaban las decisiones políticas. Ese marco incluía predisposiciones
ideológicas, avances en el terreno de la investigación y la difusión de la ciencia higienista,
popularización del antisemitismo, incluso tradiciones jurídicas inspiradas en la capacidad de
exclusión de la comunidad. Ese marco incluye, además, las dinámicas que proporcionan
oportunidades y exigen actitudes, como pudo ocurrir en el caso de la guerra en el frente oriental.
Y, por otro lado, cabría advertir de la necesidad de desvelar los elementos raciales que aparecen
en un discurso civilizatorio del fascismo mussoliniano –o de otros fascismos-, tan presentes en
La norma de la excepción
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El nazismo como fascismo “auténtico”
la glorificación de una raza, quizás no en un sentido estrictamente biologista, pero si en una
aplicación cultural de superioridad que sirve para señalar los derechos del pueblo italiano sobre
los del pueblo abisinio, o del colonialismo español y francés sobre los resistentes rifeños. El
nazismo se genera en un marco más poroso a la influencia del biologismo político, en una
sociedad más penetrada por la labor de institutos higienistas, en una cultura más contaminada
por apreciaciones raciales a la hora de expresar sus temores o sus aspiraciones expansivas, a la
hora de distinguir a los amigos y a los enemigos, a la hora de fijar los límites de la comunidad
nacional-popular. Es en este sentido que puede señalarse el carácter de profundización del
nazismo en la intimidad del proyecto fascista: por su capacidad, debida a las circunstancias de
su ambiente, de expresar toda la potencia del núcleo antidemocrático laboriosamente edificado
en la crisis cultural abierta en el último tercio del siglo XIX. Las otras opciones fascistas del
periodo de entreguerras llegaron a admitir una profusión de factores racistas que no llegaron a
constituirse en generalidad del movimiento. Muchas veces, canalizaron resonancias de un
prejuicio arcaico, como el que podía manifestarse en algunos momentos del antisemitismo tan
frecuente en la extrema derecha balcánica, y nada ausente de una normalidad ideológica en el
fascismo latino, vinculada a la hegemonía del catolicismo y a la inserción cómoda de un
antijudaísmo tradicionalista en las propuestas de una restauración integrista. Sin embargo, en la
obra de autores franceses del siglo XIX, como el propio Taine, no se oculta una formalización
racial del concepto de cultura como criterio de selección y de jerarquización de las
civilizaciones. Y, en cualquier caso, ninguno de los fascismo fue totalmente ajeno a considerar
una base natural en su rechazo del liberalismo o del socialismo, como lo prueba la obsesión
franquista por considerar degenerados o anormales a quienes habían militado en los partidos de
la izquierda.
6. Descuartizar el fascismo en el periodo de entreguerras no es sólo una opción académica,
sino un esfuerzo por atenuar el episodio mismo, al arrancarlo de la realización nazi. Sin duda,
extinguir el carácter fascista del nacionalsocialismo alemán, para señalar el desvarío hitleriano
y exiliarlo del territorio en que residieron Franco, Mussolini, Codreanu o Doriot, pretende hacer
de Auschwitz una exageración, una desproporcionada desdicha que afectó, incluso, a la misma
“normalidad” del fascismo, presentándolo como una aberración en el propio linaje de esa
familia. Sin tener el grado de forcejeo intelectual que supone arrebatar Auschwitz a la lógica
misma del nazismo, esta presunción de inocencia o de rectitud del fascismo frente a su
descendencia bastarda, el nazismo, ni siquiera se corresponde con lo que los mismos
contemporáneos vivieron. No fue una casualidad ni un resultado exclusivo de la segunda de las
guerras mundiales lo que convirtió al nazismo en la forma europea del fascismo, en su
paradójica internacionalización. Esta ocasión permitió que este proceso se llevara a cabo con
mayor eficacia, pero no lo determinó en última instancia, para utilizar la jerga que puso de moda
el estructuralismo althusseriano. Lo que propició esta uniformización fue la convicción de los
contemporáneos de que el nazismo expresaba una culminación incluso en su carencia de
escrúpulos a la hora de emprender un conflicto bélico, algo en lo que Italia se había mantenido
en una posición más prudente. Para los fascistas de los años cuarenta, la Alemania nazi pasó a
ocupar el relevo de la Italia mussoliniana. Y lo hizo porque, en la propia dinámica ideológica
del fascismo, la voluntad de poder manifestada por los actos creativos del Estado hitleriano era
consecuente con la verdad última del fascismo, se correspondían con la necesidad del ser
fascista, lo cumplían tan intensa y extensamente como el jacobinismo podía realizar a fondo los
ideales de la revolución democrática: es decir, según las condiciones concretas de la época.
7. El intento de apartar el nazismo del fascismo procede de un largo esfuerzo intelectual para
expulsar el fascismo de la experiencia cultural europea, algo que tiene que empezar,
precisamente, por el abordaje a lo que se presenta como excepcional ruidosamente,
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Ferran Gallego
espectacularmente, en campañas de medios de comunicación de masas destinadas a convertir la
masacre centroeuropea como algo que afectó solamente o principalmente a la minoría judía.
Eso, como veremos, no sólo desnaturaliza la esencia del nazismo, reduciendo su proyecto racial
al tema sin duda crucial y específico del antisemitismo. Sirve, además, para desalojar el nazismo
de cualquier otro episodio de la extrema derecha europea que no se haya definido su
antisemitismo en los términos esencialistas y biologistas en que lo hizo en nacionalsocialismo,
olvidando aquellos aspectos raciales presentes en otros modelos fascistas, a los que ya nos
hemos referido. Por otro lado, esa estrategia interpretativa quiere establecer una aceptación de
un fascismo alejado del racismo y, por tanto, reducido a una posición autoritaria extrema, que
se definiría en términos de un control social ejercido en el marco de una negación de los
derechos declarados por el liberalismo. El fascismo aparecería, así, más como una simple
reacción frente a la democracia en términos procedimentales, que como un proyecto de
fabricación de un escenario social completo, como una cultura fundacional de la sociedad
moderna, como una alternativa a las propuestas de cohesión y legitimación planteadas por los
principios del 89. El fascismo podría definirse como una abjuración más que como un dogma,
como un descreimiento más que como una fe. Procediendo de las dificultades morales para
hacer encajar en fascismo en la lógica de la modernidad, en la dinámica aceptable de una
equivalencia entre modernización y democracia, esa posición acaba decretando que nunca
entendamos las verdaderas razones que hicieron apasionante el fascismo para muchos, y de
suma funcionalidad para quienes mejor observaron sus factores positivos, su íntima relación
con el proyecto de una sociedad que fuera, al mismo tiempo, moderna y antidemocrática. Y que,
desde luego, no fuera un simple estado de excepción, destinado a concentrar los mecanismos de
control social en un régimen autoritario transitorio, hasta que se resolviera la aniquilación de los
elementos turbadores de la democracia. Fue, por el contrario, una opción aceptada por sus
seguidores como la entrada en una nueva fase de la historia moderna, caracterizada por la
retirada de los engranajes anquilosados del liberalismo y su sustitución por el ensamblaje más
seguro y homogéneo de la comunidad nacional-popular.
8. Esta visión de una Derecha Radical que se despliega en forma de fascismo, y de un
fascismo que adquiere sus rasgos más extremos y, por tanto, más auténticos –lo que habría
llegado a ser todo fascismo sin las objeciones ambientales que se producían en lugares distintos
a Alemania- en el nazismo tiene que ver con la afirmación de ese proyecto de la Derecha como
normalidad, como camino a seguir permanente, como dirección a tomar para realizar una
cultura. Supone rechazar la contingencia del fascismo en el desarrollo de nuestra historia. Y,
sobre todo, implica darle carta de naturaleza, es decir, identidad en el marco de una
configuración de la sociedad industrial del siglo XX. Tal tarea no puede hacerse en los límites
estrictos de lo ocurrido en la pretendida época del fascismo, como he intentado demostrar, si no
es a costa de arrebatarle al movimiento fascista sus factores genéticos, algo que no se refiere a
simples precedentes, sino a los más profundos elementos de una herencia, que se contiene y se
desarrolla en la propia vida autónoma, decidida y libre del fascismo del periodo de entreguerras.
A no ser que aceptemos que la referencia al término fascista no tiene aspiraciones
reduccionistas, sino de recapitulación sobre las diversas maneras de presentarse una cultura
antidemocrática, que pudo expresarse en toda su plenitud, adhesión de masas y abierta
manifestación de sus propósitos en los años comprendidos entre 1919 y 1945. Una visión que,
necesariamente, tendrá que comprender los movimientos nacional-populistas de nuestro tiempo
estableciendo una relación protegida contra mecanismos primarios de identificación y contra
los interesados criterios de extrañeza absoluta, de novedad en un sentido de falta absoluta de
parentesco. La anomalía nacional-populista puede, así, justificarse en los mismos términos en
que se presenta la anomalía fascista: como descargas de una corriente cuya fuente de energía es
distinta, cuya potencia es desigual y cuya aplicación al orden social será diferente. Y, en ambos
La norma de la excepción
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El nazismo como fascismo “auténtico”
casos, se tratará de algo que procede del exterior de nuestra civilización: una agresión que nunca
debe contemplarse como criterio, sino como delirio. Nunca como opción, sino como
advertencia sintomática de un cortocircuito. Un apagón cultural que habrá de repararse, pero
nunca la oscuridad antidemocrática en la que sólo podrán orientarse quienes dispongan de los
recursos visuales adecuados.
9. Una percepción del fascismo en términos que superen su carácter meramente reactivo, de
pura negación de la democracia, implica situar esa propuesta en la línea de flotación de la
democracia, mas en un sentido mucho más agresivo que el supuesto por ciertas tradiciones de
la izquierda. Reducir el fascismo a una contrarrevolución episódica, hacer de él una mera
respuesta a los avances de movimientos transformadores, imaginarlo como una interrupción de
la historia fijado al momento de máxima tensión revolucionaria, debilita la apreciación del
fascismo. Esa aparente mayor dureza con la que se juzga se evapora en la flaqueza del análisis.
La abrumadora sentencia que se desploma sobre sus hombros, expulsándolo del lugar de las
ideas, para hacer de él una mera efusión de violencia en defensa de intereses tradicionales,
quiebra las virtudes de un examen más atento a lo que el fascismo ofrecía como alternativa y no
sólo como reacción. El ajuste analítico no suaviza las responsabilidades, no ablanda la
repugnancia y ni siquiera supone la aceptación de un idealismo ajeno a los proyectos de los
sectores sociales que apoyaron esta opción. Por el contrario, implica una mayor dotación de
recursos para reconocer, en esa experiencia, la expresión más firme de una cultura
antidemocrática capaz de generar amplios espacios de adhesión popular, de complicidad de las
elites económicas e intelectuales, de ganar en el terreno de la fuerza, pero también de fascinar
en el campo de las ideas y de las vivencias. Hacer del fascismo un fenómeno, una forma
ideológica con dinámica propia, supone su inserción en una alternativa a los principios de la
revolución francesa que pudo inspirarse en la fundamentación de la desigualdad, en el rechazo
de la libertad individual y en la asignación de un principio comunitario excluyente al discurso
nacionalista de fines del XIX. Pero, además, supone constituir un terreno de comprensión más
amplio, que señale la viabilidad del fascismo, incluyendo la realización del exterminio, al
hacerlo coincidir con una manera precisa de entender las relaciones sociales en plena
racionalización industrial. Hacer del fascismo ese producto de la crisis de la modernidad y, al
mismo tiempo, entenderlo como otra forma de organizarla, es situarlo en su época de una
manera más auténtica, más realista, más compleja, capaz de entender los elementos de
compromiso con los sectores humildes que tuvo el fascismo, de sincera oferta de un nacionalpopulismo presentado como inclusión de los marginados. Supone entenderlo, al mismo tiempo,
como instrumento de esas mismas capas y de los sectores de mayor solvencia económica para
recluir la democracia liberal en el pasado. Supone entender la base de sus alianzas sociales a
través de la comprensión de su mitología y del estudio de sus medidas políticas. Y ello sin hacer,
porque introduciría falsas perturbaciones en el análisis, una distinción tajante entre ideología y
política, entre los factores culturales de integración y la puesta en práctica de agresiones a los
derechos individuales y a las condiciones de vida de las clases populares. En primer lugar,
porque esa distinción debería considerarse en cualquier otro proyecto político del siglo XX,
incluyendo los que proceden de una revolución socialista, algo que suele practicarse menos, o
que se hace con una exquisita benevolencia con las ideas, para abalanzarse luego con su
defectuosa realización. Por otro lado, porque nos moveríamos en la presunción, tan confortable
para la expansión del antifascismo convencional posterior a 1945, de que el fascismo alcanzó
algún grado de adhesión de masas a través de procesos de manipulación, de hipnosis
propagandística o de histeria colectiva, pero nunca porque quienes siguieran esa senda pudieran
corroborar sus exigencias comunitarias en la utopía fascista. Y, por último, porque deberemos
afrontar un hecho, nada agradable para una concepción falsificada de nuestra forma de ser
moderna: los mecanismos de abdicación de la ciudadanía de todo el pueblo; su sustitución por
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inmersiones en destinos comunitarios orgánicos; la búsqueda de vías de identificación radical
que implican la exclusión de minorías y la posibilidad de que esa dinámica conduzca al
exterminio planificado; todos estos elementos de reconocimiento del propio lugar en la
sociedad, de sus criterios de regulación y del destino mismo de la vida colectiva fueron factores
aceptados como gestos parciales de un amplio movimiento popular, que trató de fijar una
trayectoria al servicio de la modernidad y al margen de los principios democráticos que
acostumbramos a considerar inseparables de la misma.
10. Por consiguiente, establecer la naturaleza del fascismo es algo más que comprender
compasivamente cómo fueron estafados tantos y durante tanto tiempo: es darle un significado
en la dinámica del siglo XX que supere el juego permutatorio en el que los principios
cohesionadores del fascismo van siendo delatados como una farsa, como un camuflaje cínico,
como una capa de vegetación ideológica que cubre el cementerio del humanismo
contemporáneo. Es proporcionarle un lugar como cultura que podía haber ganado, que podía
haberse impuesto por la fuerza a sus adversarios, de la misma forma en que fue vencido en un
episodio militar –es de suponer que por su inferioridad logística y no por su abyección
ideológica-, y que podría haber normalizado sus valores antidemocráticos con la misma
tenacidad con que los vencedores lograron desfigurar el fascismo. Y esta deformación provocó
la dificultad para reconocerlo, entonces y ahora, al haberlo convertido en un espasmo sin moral
alguna, en un mero acto reflejo, en una enajenación de la conciencia extraviada, en un horror
sin justificación causal, cuya misma exageración lo reduce a minúsculas proporciones en la
tradición cultural europea, asignándole un espacio escueto, un desdichado arcén paralelo a las
luminosas autovías de la democracia. El problema de ciertas actitudes fascistas es la astucia que
puede tener el fascismo para usar la fuerza y el peso del adversario en provecho propio, como
lo hacen algunas artes marciales orientales. Cuanta mayor corpulencia ciega destila el discurso
antifascista, menos sentido de la orientación tiene para hallar los puntos cruciales del enemigo,
y su empuje acaba siendo aprovechado por éste para escapar al golpe del antifascismo y
bloquear la potencia de los demócratas. El descubrimiento de los factores de integración, de
conformidad, de entusiasmo generados por el fascismo pone de relieve la excesiva ingenuidad
y el procaz oportunismo de quienes permitieron el ascenso de la barbarie para refugiarse más
tarde en una atónita complacencia ante su derrota. Nadie debería tener interés en fijar la
irresponsabilidad de las elites, pero tampoco la falta de compromiso de amplias capas populares
con aquellos regímenes. Y, sobre todo, nadie debería considerar demasiado útil apartar el cáliz
del fascismo de la ferviente espera nocturna en el Getsemaní de la crisis de la modernidad, hace
ya más de un siglo. Las víctimas de Auschwitz merecen otra cosa: merecen ser el recuerdo del
cumplimiento de un proyecto coherente, de una propuesta de construcción de la modernidad que
exigía su sacrificio, no convertir su muerte en una simple contingencia, en un accidente o una
perturbación de nuestra atmósfera cultural. Junto a esas víctimas tantas veces contadas, tantas
veces expuestas en documentales, tantas veces convertidas en protagonistas de una ficción
horrenda, se encuentra el interés de la protección de la democracia en el futuro. Advertir del
peligro de una reiteración. No de lo que el fascismo fue según la crítica más divulgada, sino de
lo que realmente construyó para los millones de personas que creyeron en sus principios, y que
hoy puede renovarse en discursos de exclusión radical, de identificación intransigente, de
renuncia al universalismo y a los derechos individuales en favor de la omnipotencia de una
comunidad imaginaria que necesita darse cuerpo y alma a través de los ciudadanos aterrados por
las fracturas sociales de nuestro tiempo.
11. El nacionalsocialismo alemán expresa la plenitud del fascismo por motivos diversos, que
no se refieren sólo a su radicalización –lo cual significa, en sentido estricto, el hallazgo de sus
raíces, su relación exacta con la profundidad del proyecto fascista, su carácter de emanación
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social del contenido íntimo del nacional-populismo de extrema derecha-, sino a la posibilidad
de su maduración. Su consumación fue alcanzada gracias a las oportunidades históricas que le
fueron concedidas, tanto las que suponían adversidades para su rápida llegada al poder, como
las que luego ofrecieron una aparente facilidad para establecer las características plenas de su
proyecto y las condiciones de su permanencia. No fueron éstas las circunstancias en las que
otros fascismos desarrollaron su existencia. Mientras algunos, como el francés, el belga o el
noruego sólo pudieron liberarse en las condiciones de la ocupación, otros, como el italiano,
alcanzaron el poder a una velocidad que pudo debilitar su proceso de afirmación, su perfecta
diferenciación de todo lo que no era fascismo, el desprendimiento de los materiales políticos y
sociales que se habían agregado apresuradamente en el breve periodo del dopoguerra. Durante
la República de Weimar, el nazismo pudo ir adquiriendo una consistencia propia, lentamente
acumulada en una espera activa. Pudo ir construyendo su imagen a través de un proceso
complementario de erosión de la democracia vigente y de edificación de una alternativa visible
en sus márgenes. Su carácter de negación del orden institucional pudo ser vivido, socializado,
dispersado en un escenario sujeto a las tensiones y carencias de un régimen constitucional que
verificaba cada vez con menor intensidad sus principios declarados. Pudo convertirse en un
movimiento de masas con una extraordinaria capacidad de supervivencia a pesar de sus fracasos
tácticos, de sus errores de análisis de coyuntura, de la represión gubernamental y de la
indiferencia de las elites económicas que, hasta la década de los treinta, prefirieron apoyar a
opciones conservadoras, atemorizadas por el populismo nazi.
12. Esa absorción de masa crítica se realizó mediante la expansión de algo común a la época:
la denuncia de la democracia desde un pensamiento neoconservador directamente conectado
con el pesimismo y el vitalismo de finales de siglo. La llamada revolución conservadora tuvo,
en Alemania, la misma función de contaminación ambiental y nueva normalización de valores
que en Francia pudieron llegar a generar los no conformistas de los años treinta, como los
denominó Loubet del Bayle en un texto ya clásico. Personajes como los hermanos Jünger, Hans
Zehrer, Moeller van den Bruck, Oswald Spengler, Edgard Jung, Hans Freyer o Wilhelm
Stapple, entre muchos otros, fueron impregnando la sociedad alemana de una cultura que se
presentaba a sí misma en los términos de una regeneración nacional, de un reencuentro con la
propia materia elemental de lo alemán. Resueltos a combatir una decadencia que languidecía en
los parajes de la derrota y de la democracia de Weimar, los neoconservadores propiciaron un
discurso que legitimaba, por la gravedad de su consistencia, por la eficacia de su lenguaje, por
sus virtudes analíticas y propositivas, la apertura a una fase inédita de la comunidad germánica,
cuya pretensión era reunir los avances tecnológicos, la reflexión de la sociología, las propuestas
jurídicas, las afirmaciones de la biología y la experiencia estética y vital de la guerra en un
proyecto de revolución nacionalista. Para estos autores, la democracia había sido una estación
de paso errónea, una dirección que debía modificarse para evitar el descenso a los infiernos de
una aniquilación de la cultura. Importa menos la actitud recelosa de estos autores frente al
carácter plebeyo del nazismo y sus máximos dirigentes, que la labor de zapa desarrollada por
sus escritos, la extensa difusión de otra forma de ser alemán, de creer en el futuro de la patria,
de sentirse parte de un destino. Tal vez estas palabras puedan tener un exceso de solemnidad en
nuestro tiempo pero, desde luego, no lo tenían en el momento de medir la humillación de una
derrota, la invalidez de un régimen y la sensación de pérdida de orientación en que podían
fructificar las apreciaciones de los revolucionarios conservadores. Su calidad expositiva y la
precisión de algunos de sus discursos, como podían ofrecerlos, respectivamente, Ernst Jünger o
Carl Schmitt, sirven para señalar hasta qué punto es desconsiderada una visión del fascismo que
lo reduzca a la pura violencia de algunos exaltados del lumpenproletariat. Se trataba, desde
luego, de pura violencia, pero en una acepción mucho más profunda de lo que suele tenerse en
cuenta.
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13. Si alguien contempló la quiebra de las circunstancias que habían permitido la
supervivencia del viejo orden de cosas fue Carl Schmitt. Podemos recordar la fuerza con la que
señalaba la creación del sujeto de la soberanía, sobre la base de la excepcionalidad: “Es
soberano quien decide el estado de excepción. (...) El racionalismo consecuente afirmaría que
la excepción no demuestra nada y que sólo lo normal puede ser objeto de análisis científico. La
excepción confunde la unidad y el orden del esquema racionalista. La teoría jurídico-positiva
del Estado con frecuencia emplea un argumento semejante. (...) La filosofía de la vida concreta
no debe apartarse de la excepción y del caso extremo, sino interesarse en ellos en grado sumo.
La excepción puede revestir mayor importancia para ella que la regla, no a partir de la ironía
romántica de la paradoja, sino con todo el rigor del conocimiento que profundiza más que las
generalizaciones claras del término promedio repetido. La excepción es más interesante que el
caso normal. Lo normal no demuestra nada, la excepción lo demuestra todo; no sólo confirma
la regla, sino que la regla sólo vive gracias a aquélla. En la excepción, la fuerza de la verdadera
vida rompe la costra de un mecanismo cuajado en la repetición.” En las condiciones del final
de la Gran Guerra, el acontecimiento vivido era ya una excepción cuya misma duración
convirtió en norma invertida, mientras su recuerdo y su conmemoración hacían de aquella
experiencia un múltiplo de nuevas acciones. Es cierto que, como bien debía saber Schmitt, tal
excepcionalidad podía conducir a la revolución socialista, que aparecía como otro mecanismo
de cancelación de las reglas de la sociedad burguesa. El atractivo de la revolución proletaria no
residía sólo en su carácter de clase, sino en su fijación del principio de una nueva era, en su
radiante vibración de un porvenir que latía como origen, como nueva legitimidad o, para decirlo
del modo que a Schmitt le hubiera complacido, como lugar del que emanaba derecho: es decir,
de la propia defensa del recién nacido o del ejercicio reflejo de conservación de la comunidad
amenazada. Sin embargo, no era esa vía de excepción la que buscaba Schmitt, sino la simple
justificación de una teología política que sucedía a la muerte de Dios rompiendo con los criterios
del pensamiento contrarrevolucionario clásico: “Todos los conceptos significativos de la
moderna teoría del Estado son conceptos teológicos secularizados. Y no lo son sólo debido a
su evolución histórica, por haberse transferido de la teología a la teoría del Estado aconvertirse el Dios todopoderoso, por ejemplo, en el legislador omnipotente-, sino también con
respecto a su estructura sistemática, cuyo conocimiento es preciso para el análisis sociológico
de dichos conceptos. En la jurisprudencia, el estado de excepción tiene un significado análogo
al del milagro en la teología.” No demasiado tiempo después, en un célebre texto que llevaba
por título El Führer defiende el derecho, escrito con ocasión de la matanza de junio de 1934,
Schmitt concretaría las condiciones de ese milagro laico: “El Führer está defendiendo el ámbito
del derecho de los peores abusos al hacer justicia de manera directa en el momento del peligro,
como juez supremo en virtud de su capacidad de líder. (...) El acto del Führer correspondió a
una jurisdicción auténtica. No está sometido a la justicia sino que constituyó en sí misma la más
alta justicia. (...) La judicatura del Führer deriva de la misma fuente jurídica de la que surge
el derecho de cualquier pueblo. En un caso de extrema necesidad, el derecho supremo debe
probarse y se alcanza el más alto grado de realización judicial vengadora de este derecho.
Toda expresión de derecho procede del derecho vital del pueblo. Cada ley estatal y cada fallo
judicial sólo contienen el derecho que les llega de esta fuente. Lo demás no es derecho sino una
‘malla positiva de normas obligatorias’ de las que el criminal hábil se burla. (...) En su discurso
ante el Reichstag, el Führer subrayó de manera expresa que en nuestra nación sólo existe un
portador de la voluntad política, el Partido Nacionalsocialista. No obstante, también pertenece
a una nación estructurada de esta forma en Estado, movimiento y pueblo el derecho interno
propio de aquellas organizaciones vitales y comunitarias que sostienen al Estado y que están
fundadas de manera particular en la fidelidad jurada al Führer. Nada menos que la suerte de
la unidad política del pueblo alemán mismo depende actualmente de que el partido cumpla su
deber.” Tales afirmaciones, por quien ha sido justamente considerado el autor de una ciencia
La norma de la excepción
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jurídica al servicio del fascismo, en el sentido de haber concebido el carácter implacable de la
relación amigo/enemigo y la emergencia de un permanente estado de excepción definidor de la
soberanía –algo que los teóricos fascistas italianos como Bottai o Panunzio no llegaron a señalar
nunca, más atentos a la necesidad de formular maneras de representación que formas de
soberanía-, venían a señalar una limitación, a pesar de la carga de potencia que se otorgaba al
Führer. Pues la esencia del nazismo no es la creación de un Estado discrecional, que arrebata a
la estructura normativa sus fundamentos de permanencia, de legalidad fijada más allá de las
tribulaciones históricas, de garantía de los individuos frente al poder. Aparece como dotado de
esas características en el momento de su formación, pero su deseo es llegar a la supresión misma
de la política para establecer el reino de la comunidad biológica. Lo cual, desde luego, implica
una vía de superación del Estado, de la Justicia y el Derecho en el sentido en que se ha
comprendido en el mundo moderno.
14. La asimilación de estas propuestas en el ámbito de la República de Weimar se hizo más
fácil, de una forma más natural, en la medida en que los mecanismos de integración y cohesión
social establecidos por el régimen salido de la revolución podían ser excluyentes y
desintegradores a ojos de sectores diversos de la Alemania de la época. Precisamente aquellos
aspectos que se presentaban y se veían como objetivos cubiertos por el pacto democrático,
podían llegar a invertirse en la retina de amplios segmentos de la opinión pública, pasando a ser
indeseables secuencias de una trayectoria de pérdida de centralidad social, de extracción de
prestigios, de impulsos políticos que socavaban posiciones adquiridas, aunque la pérdida de
todos estos materiales de reconocimiento y bienestar se hubiera ido produciendo desde el
periodo anterior a la Gran Guerra. La misma voluntad de ruptura que proyectó la República para
dotarse de una imagen positiva en los sectores democráticos, permitió asignar al régimen la
responsabilidad absoluta de este proceso de desmantelamiento moral en que se encontraba una
parte creciente de la clase media y sectores nada desdeñables de los trabajadores. El acuerdo de
finales de 1918, que establecía la mutua concesión de primacía social a industriales y sindicatos
por parte de cada uno de los interlocutores, permitió crear un territorio de cohesión, pero de
forma parcial, sin considerar la expulsión de tal protagonismo de aquellos individuos cuyas
actitudes se habían edificado dotándolos de una presunción nuclear en la configuración de una
sociedad. De esta manera, el deseo de responder a las demandas de las amplias capas de
trabajadores socialdemócratas y, al mismo tiempo, asegurar un elemento de continuidad
prolongando el pacto social más allá del conflicto bélico, pudo tener un efecto beneficioso en la
captura de una pacificación, en la tranquilidad de los medios industriales y en la neutralización
de los sectores más radicales de la izquierda socialista. Pero, además, puso los fundamentos de
una impresión de marginalidad, de carencia de verdadera ciudadanía, de carácter secundario de
las clases medias, que habría de ir exasperándose a medida que esa simple intuición se fue
verificando en el endurecimiento de la vida cotidiana.
15. No se trató, sin duda, de un empeoramiento de las condiciones socioeconómicas, y ni
siquiera de una sensación gratuita, impresionista, de la pérdida de estatus, de respetabilidad, de
función dirigente, ejemplar y educativa, aceptada por el conjunto de la sociedad. Fue, en
términos igualmente tangibles, la homogeneización de todas las situaciones de insatisfacción a
través de un discurso nacional-populista, que permitía rechazar las opciones de Weimar en la
misma medida en que presentaba una alternativa de cohesión más significativa. El discurso nazi
pudo ir almacenando todos los desapegos con respecto al régimen de Weimar al configurar al
movimiento hitleriano como una inversión radical de la sociedad en que se desarrollaba, no
como un reajuste reformador de sus principios y procedimientos. Su radicalismo, que en los
primeros tiempos podría haberse observado como una objeción a su crecimiento, fue
convirtiéndose en una cláusula de seguridad para su expansión, al ir atenuándose el prestigio
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inicial del régimen y al ir abriéndose fracturas sociales que sólo en la taciturna solidaridad de la
derrota y en el temor a una revolución soviética podía haber ido mucho más allá de los
verdaderos demócratas. La inexorable erosión electoral de los partidos de Weimar, que al
principio pudo beneficiar a los conservadores del Partido Nacional Popular, acabó por ir
desguazando las bases mismas de las estructuras democráticas. Primero, alimentando la
creación de diminutos partidos movilizados en torno a algún interés localista o profesional.
Después, proporcionando al nacionalsocialismo la confianza de millones de alemanes cuyo
descontento fue derivando en desesperación a fines de la década de los veinte.
16. El movimiento hitleriano convirtió su aislamiento político, su diferencia ideológica, en
un lugar progresivamente apreciable, un centro que irradiaba llamadas afectuosas a sectores de
la sociedad alemana que, en los tiempos iniciales de la República, se habían conformado con la
nueva situación. Se habían resignado, aun cuando su formación cultural les hiciera algo
reticentes a la amplitud del cambio político generado y a la presencia de un proletariado
organizado en opciones socialistas, cuya visión del orden social resultaba totalmente extraño a
la educación de las capas medias y de trabajadores hostiles al marxismo, ya fuera por su
formación católica, por sus inclinaciones nacionalistas o por cualquier otro mecanismo de
adscripción ideológica. Observando las votaciones realizadas en la ciudad de Nuremberg, por
ejemplo, puede observarse cómo un voto abundante al Partido Demócrata fue vaciado
progresivamente en favor del nacionalsocialismo, lo cual señala los límites de cualquier análisis
rígido sobre las posiciones de la población en los años veinte, para tener más en cuenta una
dinámica en la que ni siquiera puede excluirse una primera inclinación, rápidamente clausurada,
a apoyar a los sectores más moderados de la coalición de Weimar. La misma consolidación del
régimen y su coincidencia con las cláusulas abusivas del Tratado de Versalles, en especial el
pago de reparaciones de guerra, conducirían a que este apoyo a partido de la izquierda liberal
fuera evaporándose en favor del voto populista o nacionalista conservador en los meses
siguientes, e incluso, si nos atenemos a los resultados de la primavera de 1924, al apoyo a
opciones völkisch inmediatamente después de la gran crisis nacional encadenada por la
hiperinflación, la ocupación del Ruhr, los intentos de golpe de estado de la extrema derecha
bávara y la confrontación entre socialdemócratas y comunistas. El movimiento nazi pudo ir
creciendo en la medida en que la democracia fue apareciendo como un sistema identificado con
la derrota, con las dificultades económicas, con el poder sindical, con la expansión de los
partidos de la izquierda, con la fragmentación de la representación política, con la carencia de
poder internacional de Alemania, con la quiebra de los sistemas de asistencia, con el incremento
de la crisis económica y con la quiebra de la estabilidad gubernamental. Todo aquello que la
democracia ofrecía como aspectos positivos de su realización pudo ir convirtiéndose en su
propia negación experimental. Podríamos repasar la forma en que cada uno de los sectores en
que pondrá pie el nazismo va desertando de la democracia, pero ese examen sobre la frustración
de la juventud, la crispación del campesinado, el deterioro de la clase media urbana, la
desesperanza de los trabajadores cualificados caídos en el desempleo de larga duración podían
ir pautando una trayectoria de incertidumbre y descreimiento cada vez más prolongada, más
abierta en el abanico de circunstancias sociales expresadas. Pero es más importante aún indicar
la forma en que el nazismo podía presentarse como una agrupación de todas estas
contrariedades, ofreciendo una alternativa de ruptura con el sistema. Frente a la fuerza
argumentativa de los republicanos, el nazismo ofrecía la decisión fortificada, resuelta y potente
de la voluntad nacional. Frente a los criterios de representación y delegación en políticos
profesionales, el nazismo se presentaba como la devolución de la palabra a la comunidad, que
podía expresarse en un perpetuo ejercicio de la abdicación de los derechos individuales y su
recuperación en un ámbito colectivo. Frente a la imagen de una sociedad organizada de acuerdo
con principios regulados minuciosamente, legalizados mediante procedimientos reglamentarios
La norma de la excepción
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El nazismo como fascismo “auténtico”
meticulosos y burocráticos, el nazismo optaba por la configuración de una comunidad popular,
basada en la homogénea certeza de una cultura racial, que entendía los lazos vinculantes entre
sus miembros de una forma trágica, marcada por la sangre y por un sucedáneo de la voluntad
general que sería la propia dinámica valorativa del movimiento. Frente a la frialdad de un
sistema de ciudadanos haciendo frente a las determinaciones de una crisis económica
devastadora, el nazismo ofrecía la calidez de un movimiento religioso, de una comunidad de
creyentes en busca de la Tierra Prometida de un destino. Frente a la pluralidad política
observada como virtud de la democracia, el nazismo ofrecía la férrea cohesión emanada de los
orígenes mismos de la comunidad, de un pueblo sin más distinción que la que señalaba quién
no era una parte del pueblo. Frente a la carencia de un liderazgo y al desprestigio de las elites
tradicionales, el nazismo ofrecía el carisma de un personaje salido de las entrañas del pueblo y
encaramado, por propios méritos, a la dirección de un movimiento de masas.
17. Todo ello tuvo que sintetizarse en una propuesta política, pero el nazismo sólo puede
entenderse, como ocurre con el fascismo genérico, a la manera de una oleada de fervor místico,
de entenderse no como una opción política más, sino como la única manera de ser, de
convertirse en una parte concreta de un movimiento nacional. La síntesis ideológica se
expresaba en la conducta del movimiento, en su propia dinámica, en su consumición de todos
los espacios cercanos para convertirse en una alternativa mayoritaria, capaz de anular cualquier
otra versión de antirrepublicanismo o de hacerla girar en su órbita como un elemento satelizado.
La revolución nacionalsocialista consistió en su destreza para hacerse imagen exclusiva de la
comunidad en marcha, para hacerse configuración de la nación y del pueblo, neutralizando
todas las propuestas que se limitaran a reducir los espacios democráticos de Weimar o a
disponer los mecanismos de una dictadura conservadora. Ciertamente, en la habilidad táctica de
Hitler y sus secuaces se encuentra su presentación como la oportunidad de los industriales para
sofocar el pacto social de 1918 y la presencia de la izquierda política y sindical en el futuro de
la sociedad alemana. Esta propuesta podían hacerla, sin embargo, los dirigentes conservadores
tipo Von Papen o Hugenberg con el mismo entusiasmo, pero sin la base popular indispensable
para construir un régimen en los años treinta. La ocupación del espacio público, la penetración
en los ámbitos de sociabilidad, la posibilidad de ser vehículo de participación de masas, eran
opciones sólo ofrecidas por el movimiento nazi. Más allá de la necesidad de contar con una
respuesta electoral, en la misma esencia de su proyecto se encontraba su carácter popular,
sinceramente establecido por los cuadros del movimientro hitleriano porque sólo así se
verificaba una identificación radical entre individuo y comunidad, entre vida concreta y
existencia colectiva, entre proyecto personal y destino de la nación. Realizado en unas
circunstancias que apartaran a los alemanes de su percepción de ser protagonistas del proceso
histórico que vivían les habrían hecho percibir su falsedad, de la misma forma en que habían
sabido descubrir la contradicción entre los principios declarados por la democracia y su
defectuosa aplicación práctica. En este sentido, el populismo nazi no era sólo un carril de
aceleración, que permitiera a los cuadros del partido hacerse con el poder. Era, por el contrario,
uno de los criterios esenciales de lo que el nacionalsocialismo entendía como actividad política.
Esa participación nada tenía que ver con lo que un demócrata puede aceptar en posesión de
derechos individuales y sociales, al establecer determinaciones que nunca podrían subvertirse
por un ejercicio de soberanía alternativa. Lo que importa es señalar la forma en que la
usurpación de esos derechos individuales fue contemplada como un acto voluntario de una parte
muy notable de la sociedad, que decidió basar su convivencia en fórmulas distintas, que incluían
la fijación de una jerarquía racial inmutable, la aceptación de la desigualdad funcional, la
comprensión de los dilemas plebiscitarios como verdadera consulta al pueblo. Y, sobre todo, la
definición máxima de los engranajes de inclusión y exclusión, de identificación comunitaria y
de despojo de cualquier indicio de ciudadanía de quienes no fueran dignos de ser alemanes.
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18. El ascenso al poder del nazismo se realizó, por tanto, como significativo fracaso de una
democracia. Sin embargo, el apoyo a Weimar fue aún importante incluso en las elecciones
celebradas bajo la cancillería de Hitler, cuando la socialdemocracia alcanzó siete millones de
sufragios a los que, dentro de la cultura antifascista, aunque no de confianza en el régimen
agonizante, podían sumarse los cinco millones de votos que se manifestaron en favor de los
comunistas. Es obvio que no se trata aquí de señalar la adhesión al fascismo de la práctica
totalidad de la población alemana, pero sí de fijar la contundencia de su base social, su
diversidad geográfica y de clase, su superioridad en términos de movilización y violencia, su
mayor prestigio en un sentido mítico, defensor del objetivo de una comunidad nacional que
restaurara el poder del pueblo alemán en el mundo y en la propia Alemania. La lentitud en el
ascenso al poder del nazismo le proporcionó una fuerza propia mucho más extensa que la que
podía presentar el movimiento mussoliniano, siempre cobijado por los poderes de la Italia
tradicional, que el nazismo pudo suprimir o simplemente neutralizar en su conversión en la
única configuración política de la nación. Le dio experiencia interior, al verificarse como
movimiento antes de ser gobierno los principales rasgos de su carácter. Le dio visibilidad,
conducta ejemplar, lo convirtió en un tipo ideal hacia el que volvían los ojos aquellos sectores
exasperados por la ineficiencia de la República. Le proporcionó el prestigio de quienes
contemplaban en el nazismo la única fuerza verdaderamente resuelta a acabar con los
adversarios de la cultura germánica en el sentido más fuerte de la palabra, es decir, en el sentido
militar de su aniquilación, de su Vernichtung. Le dio la autenticidad de un movimiento que,
desde sus orígenes, había proclamado su naturaleza ajena a la esencia de la democracia, su
oposición genuina, su extraterritorialidad, afirmándose en la constante negación de los valores
nucleares de la democracia. Le aseguró la confianza de quienes lo miraban como una vuelta a
los orígenes nacional-populistas, como encapsulamiento en las formas de la propia corporalidad
germánica, como la realización de un ideario völkisch sólo esbozado en el pasado siglo y
perpetuamente aplazado, primero por el régimen liberal del Kaiser y luego por la democracia de
Weimar.
La forma del destino
19. La inauguración del Tercer Reich fue contemplada no sólo como la llegada del nazismo
al poder, sino como un reencuentro de Alemania consigo misma, como un proceso de
revolución restauradora de la comunidad popular. Se ha señalado con frecuencia la cautela con
que Hitler solía referirse a esa fórmula de conciliación que a la de una mera captura del poder
por un movimiento político, aunque éste fuera el nacionalsocialismo. Se ha señalado, también,
la irritación que provocó en los segmentos más sectarios del partido la falta de depuración
inmediata de todas las instancias sociales en favor de los viejos camaradas. Ambas
apreciaciones se corresponden con la dinámica de los hechos y explican los forcejeos internos
del régimen, especialmente en los primeros años. En la medida en que el nazismo implicaba el
fin de la política tal y como se había conocido hasta entonces, sin embargo, para establecer un
campo inédito de vinculaciones comunitarias y de adhesión a un proyecto que configurase la
voluntad nacional, tales sugerencias resultan menos determinantes de lo que creemos, a no ser
que sólo nos planteemos el examen de la política institucional del nuevo régimen, y que lo
hagamos sin tener en cuenta la advertencia crucial de que se trataba, además de la forma de
liquidar la democracia weimeriana, de un edificio cultural levantado sobre sus propios
cimientos, es decir, sobre una apreciación de las tareas de la modernidad bastante leal a la
revuelta de fines de siglo y a las condiciones concretas engendradas por la guerra y la
contrarrevolución. En este marco, las disputas por ocupación de zonas administrativas, por la
definición de áreas de liderazgo parcial, por la primacía de una u otra agencia del partido o del
estado, teniendo una importancia indudable, carecen de centralidad. Ésta tiene su lugar en la
La forma del destino
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El nazismo como fascismo “auténtico”
realización completa de la ideología nazi o, para decirlo en un lenguaje aún más contundente,
en el cumplimiento, a través del fenómeno nacionalsocialista, del gran proyecto del movimiento
antidemocrático iniciado en la respuesta cultural a los principios de la Ilustración y la revolución
francesa.
20. El núcleo de esta opción –pues de una opción se trataba, y no de un enigmático destino
en el que desembocó la catástrofe alemana, como han querido señalar algunos autores- era la
construcción del espacio político como morfología antidemocrática, como figura explícita de la
inversión de los valores universales y universalizados por las revoluciones iniciadas a fines del
siglo XVIII. Esta representación escénica debía hacerse como expresión significativa de la
comunidad nacional-popular, como un reconocimiento de la base física de la polis en su aspecto
exterior y simbólico, en la síntesis manifestada estéticamente. Y entendamos por ello mucho
más que el simple ejercicio que recapitula las imágenes de muchedumbres portando antorchas,
gallardetes, uniformes; en los campos atestados de fervientes seguidores de Hitler que se exaltan
en la contemplación de su mutua dependencia, en la forma de sentirse parte de una comunidad
resumida en esa reunión de masas. Ciertamente, se trata de eso, porque tales aspectos son los
que permiten una sensación de inmersión en la comunidad que debe apreciarse a través de los
sentidos. Sólo esa forma de intervención rompe las contradicciones entre la abstracción
nacional y el individuo, que pasa a verse como parte de la comunidad, y que sólo es en la medida
en que comparte. Lo que podría evaporarse en una afirmación genérica, en un concepto alejado
de las sensaciones, pasa a vivirse, a experimentarse en los actos de masas que se convierten en
una adquisición de conciencia y de cuerpo racial al mismo tiempo. Esa participación no es sólo
una muestra de adhesión, un acto de entrega de autoridad popular al líder: es una forma de
inclusión que necesita su ejemplificación concreta, carnal, ataviada con los símbolos que
representan a la nación, al pueblo y a la raza. La abstracción de la esvástica convive, de esta
manera, con la percepción de los rostros concretos, de la presencia de zonas idénticas de una
muchedumbre unánime, formada por individuos pero carente de heterogeneidad. Tales
espectáculos son, así, ensayos generales, entrenamientos masivos en los que la comunidad va
adquiriendo conciencia de sí misma, y en la que cada persona se empequeñece y se dilata en el
mismo momento de intensidad emotiva. Los mítines y manifestaciones son, pues,
representaciones en el sentido más amplio de la palabra, puestas en escena, actuaciones
populares, asignación de un presente tangible a lo que la comunidad es. No son meras
asistencias a un discurso más o menos hábil del cuadro del partido o del propio Führer, sino
majestuosos aletazos del ser común, afirmaciones de su existencia, verificaciones de su esencia.
El impulso magnético de tales rituales se debe a la combinación de lo simbólico con lo concreto,
no a la mera disposición de lo simbólico. Obedece a la coincidencia local entre la Idea y su
Realización. Esa coincidencia se metaboliza en términos de una identidad radical, vivida como
autorización para ser a través de lo comunitario, de los demás camaradas de sangre, de los
Volksgenossen. Con la misma fuerza con que los dirigentes del partido exigen la sumisión a los
símbolos del nazismo y a su identificación con los de la nación, los participantes exigen ser una
zona de soberanía difusa, una célula apreciable de ese organismo que se sintetiza en una cruz
gamada. El acto se desplaza, así, en las dos direcciones legitimadoras, en las dos formas de
control social, y no sólo en la que suele verse, como subordinación de la multitud al caudillo.
Pues la muchedumbre quiere verse como una parte indispensable de esa voluntad comunitaria,
como cuerpos que concretan el gran cuerpo racial, como episodios de inclusión individuales,
que superan la fragmentación de la fase democrática.
21. Las representaciones estéticas del nazismo van lo suficientemente lejos como para poder
hablar de una superación de la política que se resuelve en el campo estético. La advertencia
señalada por Benjamin y Brecht a mediados de los años treinta, señalando esa conversión de la
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política en una expresión artística que sublimaba y anulaba las condiciones materiales, la lucha
de clases, los antagonismos sociales, para construir un monumento reivindicativo de la esencia
nacional, expresa la condición estética del nazismo más allá de lo que se ha dicho antes sobre
la eficacia de los espectáculos de toma de conciencia corporal y adquisición de un recurso
simbólico abstracto. Tales mecanismos de persuasión son la antesala de un carácter más rotundo
y penetrante de la naturaleza estética del nazismo, que implica la conexión con la obra de
Wagner acerca de la obra de arte total, así como con las reflexiones nietzschianas y hegelianas
sobre el arte griego como lugar de realización del espíritu. La tradición filosófica germana va
más allá. Hegel planteará, en su Filosofía de la historia, la subjetividad del arte como la vía por
la que, en la Grecia antigua: “hallamos ya ese impulso infinito de los individuos a mostrarse y
a gozar con ello. (...) El gozoso sentimiento personal contra la naturalidad sensible y la
necesidad no sólo de divertirse, sino también de mostrarse, así como igualmente de hacerse una
posición y de disfrutar con ese mostrarse, constituyen el rasgo principal y el quehacer capital
de los griegos. (...) Tal es el comienzo subjetivo del arte griego, en el que el hombre, con un
movimiento libre y bello y con poderosa habilidad, hizo de su corporeidad una obra de arte.
Los griegos empezaron por convertirse a sí mismos en formas bellas, antes de expresar éstas
de un modo objetivo en el mármol y en los retablos. La inocua competición en los juegos, donde
cada uno muestra lo que es, data de muy antiguo. (...) Si consideramos la naturaleza interior
de tales juegos, vemos que el entregarse a un juego tiene como característica la de
contraponerse a lo grave y serio y a un vivir pendiente de las urgencias naturales. (...) Ahora
bien, considerado a la luz de esta situación grave, el juego tiene, sin embargo, la mayor
seriedad, pues en él la naturaleza se ofrece al espíritu como fantástica; y pese a que en estas
competiciones el sujeto no llegue a situarse en la cima de lo que el pensamiento puede tener de
grave, no obstante el hombre, en este ejercicio, muestra a la corporalidad su libertad
manifiesta en el hecho de que ha transformado el cuerpo en órgano del espíritu.” Hegel sigue
señalando la aparición de una obra de arte objetiva en la religión, al apreciar que: “lo divino
comprenderá en sí la potencia natural sólo en cuanto elemento que es transformado en potencia
espiritual. De este elemento natural, en cuanto principal, se mantendrá una reminiscencia y
parecido en la representación de la potencia espiritual, pues los griegos han honrado a Dios
como espiritual. (...) Tenemos que decir que el Dios de los griegos no es aún el espíritu libre
absoluto, sino el espíritu de una modalidad particular, en una limitación humana y todavía
como una determinada individualidad dependiente de condiciones externas.” El tercer
momento se expresa en el Estado, que se convierte en obra de arte política sumando los dos
instantes previos, subjetivo y objetivo: “En el Estado el espíritu no es tan sólo objeto como
espíritu divino ni queda subjetivamente plasmado en una bella corporeidad, sino que es espíritu
viviente y universal y, al propio tiempo, es el espíritu autoconsciente de los individuos
particulares”. Estas apreciaciones de Hegel, que podrían contribuir a una aplicación de la
filosofía moderna a la condición del nazismo como estética superadora de la política, se
contraponen, sin embargo, a lo que el propio Hegel dice algo más adelante, al señalar:
“Precisamente la libertad subjetiva, que en nuestro mundo constituye el principio y la forma
propia de la libertad, así como el fundamento de nuestro Estado y de nuestra vida religiosa,
para Grecia podría resultar su ruina (...). Podemos afirmar de los griegos, en la primera y
auténtica forma de su libertad, que no tenían conciencia alguna; entre ellos lo que dominaba
era la costumbre de vivir para la patria, sin ninguna otra reflexión.”
22. Philippe Lacoue-Labarthe, en un texto provocativo sobre la relación de Heidegger con el
nazismo, La ficción de lo político, indica que no interesa demasiado esta última consideración,
aun cuando de ella resulte la condición misma de modernidad política expuesta por Hegel. Sin
llegar al extremo que Lacoue-Labarthe precisa para establecer una línea de continuidad entre el
idealismo y Heidegger en este aspecto, pues resultaría de ello la negación de la idea de ley y
La forma del destino
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El nazismo como fascismo “auténtico”
derecho que poseía Hegel, nada secundario en su versión de la política, cabe considerar la
importancia de esa secuencia instaurada por el filósofo de Stuttgart –y nada extraña a las
consideraciones de su amigo Hölderlin sobre la función de la poesía-, al hacer del arte la forma
de expresión del espíritu griego en tres momentos que van fijando la subjetividad, la objetividad
y la superación de ambas en el recinto del Estado. En la concepción antimodernista que pueden
querer señalar un Nietzsche o un Heidegger, tal asunción de la realidad por una obra que deja
de ser mera copia para alcanzar el carácter de una representación supone recuperar un espíritu
arcaico vulnerado por la crisis de la cultura griega. Tal como se establece en la crítica de los
años treinta, y en la referencia usual al nazismo como estetización, la política desaparece,
haciendo de mediación técnica entre la intimidad física y la exteriorización objetiva de la
comunidad, que se ve a sí misma, tomando conciencia de su voluntad a través de su puesta en
escena. Para decirlo en los términos en que lo expone Lacoue-Labarthe: “Lo político (la
Ciudad) proviene de una plástica, formación e información, ficción en el sentido estricto. Es un
tema profundo, sacado de los textos pedagógico-políticos de Platón (...) y que resurge bajo el
manto de los conceptos de Gestaltung (figuración, instalación figural) o de Bildung, cuya
polisemia es reveladora (puesta en forma, composición, organización educación, cultura,
etc.).Que lo político provenga de una plástica no significa, de ninguna manera, que la polis sea
una formación artificial o convencional sino que, más bien, dice que lo político proviene de la
techné en el sentido más elevado del término, es decir, en el sentido en que la techné es pensada
como el cumplimiento y la revelación de la physis misma. Por eso la polis es igualmente
“natural”: es la “más bella formación” que brota espontáneamente del “genio de un pueblo”
(el genio griego), según la moderna, pero en realidad muy antigua interpretación de la
mimetología aristotélica. Y, comentando ya la posición de Heidegger desde el punto de vista de
la calidad estética del nazismo, este autor añade: “En su esencia lo político es orgánico. (...)
Decir que lo político es orgánico no significa sólo que el Estado es comprendido a la vez como
“totalidad viva” y como obra de arte. El Estado es una noción aún demasiado abstracta, es
decir, una realidad demasiado separada (...). La organicidad esencial de lo político es en
realidad infra-política, es decir, infra-social (en el sentido de la Gesellschaft). es la
organicidad de la comunidad: Gemeinschaft, o como lo dice Heidegger cuando comenta La
República, Gemeinwesen. Es por consiguiente la organicidad del pueblo, del Volkstum, que
nuestro concepto de “nación”, si se le restituye a su sentido primero, vierte bastante bien en
tanto que señala hacia una determinación natural o “física” de la comunidad, que sólo una
téchne puede llevar a cumnplimiento y revelar (...). Si la téchne puede definirse como añadidura
de la physis, por lo cual la physis se “desencripta” y se presenta (...), la organicidad política
es la añadidura necesaria para la presentación y reconocimiento de sí de una nación. Y tal es
la función política del arte.”
23. El nazismo como estétización de la política supone, por consiguiente, la desaparición de
la política en favor de una representación pura de la comunidad. Algo que Heidegger expresará
de una forma aún reticente en el célebre discurso del Rectorado de 1933 en Friburgo, cuando
señala los motivos de su adhesión al nuevo régimen, indicando que “El espíritu no es ni la
sutileza vacía, ni el juego sin compromiso del buen sentido, ni el ejercicio sin límites del
entendimiento que se libra a sus análisis; tampoco es la razón universal. El espíritu es lo
contrario: es una armonía que toma su tono del origen, poder decidirse por la esencia del ser.
(...) El mundo espiritual de un pueblo (...) es la capacidad de conservar la más profunda de sus
fuerzas de tierra y de sangre.” Heidegger titulará su discurso La autoafirmación de la
universidad alemana, un texto en el que el filósofo se interroga sobre la función de la
universidad como descubridora de la ciencia, y la esencia de ésta como la búsqueda del ser,
rompiendo su resistencia y esquivando las trampas del racionalismo. Tras el estrépito de la
muerte de Dios, que podía amenazar con un estado letárgico de decadencia, disfrutando de los
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restos de una cultura, llega la “gloria de la naciente rehabilitación nacional” que es la
conquista del poder por el nazismo. Tal conquista implica un nuevo inicio de la trayectoria del
hombre, que se asigna en este caso a la comunidad alemana, cuando ésta es capaz de enfrentarse
a su estado de desamparo y se levanta heroicamente para luchar por su autorrealización, por el
cumplimiento de su destino. Estética y ontología se combinan en esta revisión vitalista de la
modernidad, que trata de negarla y de reconstruir el encuentro con el ser pasando por encima de
una tradición filosófica. La posición de Heidegger nada tiene de accidental, como el propio
autor reconocería, pues su crítica al nazismo se realizaría más por el abandono de sus principios
originarios que por un descubrimiento de su realidad abyecta en 1945. Tal vez el alejamiento de
Heidegger provenga, a partir de 1934, de su misma carencia de importancia en el esquema
hitleriano, donde ni siquiera puede ensalzarse la sutileza intelectual del filósofo. Sin embargo,
puede proceder también de un disgusto por las concesiones políticas del nazismo, por su entrada
en las contingencias y renuncias de las necesidades estratégicas, algo que, por caminos diversos,
lleva al alejamiento de la mayoría de los escritores de la Revolución Conservadora. Lo
importante es señalar aquí una fascinación, la intuición de la novedad radical del régimen, del
movimiento, de sus aspiraciones, en una mecánica que poco tiene que ver con los presuntos
juegos de abalorios propagandísticos del doctor Goebbels. Si poetas de la talla de Gottfried
Benn y filósofos del genio de Heidegger jugaron esa carta, la apuesta no puede despacharse
como una simple reacción de los elementos más burdos y lumpen de la sociedad alemana de
entreguerras.
Si esto es un cuerpo
24. El nazismo crea una nueva subjetividad que se expresa en esa configuración, en una obra
entendida en el doble sentido del resultado de un acto material y de una intención espiritual. La
puesta en escena se convierte en una ficción, sólo aparente al desmentir la realidad de lo que
hasta entonces se ha entendido como política, como ciudadanía e incluso como existencia. Es
en esta acepción más profunda en la que reside la consideración estética del nazismo, que suele
confundirse con su mera teatralidad, con su simple forma, en un sentido más epidérmico que
expresivo. Esa nueva subjetividad que, para Heidegger, supone el reencuentro con un ser oculto
bajo los escombros de la metafísica, es la Volksgemeinschaft, la comunidad popular esencial,
que el tradicionalismo y el biologismo moderno acuerdan situar sobre la sangre, entendiendo
por ello su concreción física más elemental -un fluido delicado, fácilmente contaminado,
transmisor de la vida y de los defectos-, pero también una mística, un símbolo que encierra en
su síntesis la pertenencia a un pueblo, a una raza. La sangre define una pertenencia que no puede
arrebatarse más que a través de la muerte individual, pero que sigue fluyendo en el destino de
una comunidad voluntariosa. Esa íntima apropiación de lo que se considera la base de la
existencia, su esencia material sólida e indudable, lejos ya de los cenagosos parajes críticos de
la Razón, sólo debe protegerse de su infección, de la presencia de factores que no son nuestros,
aunque lo parezcan, aunque tengan los suficientes elementos miméticos como para poder
provocar un estado febril, una debilidad o la quiebra misma de nuestro cuerpo. Los recursos de
la máxima espiritualización se convierten, de esta manera, en los instrumentos de una
concreción materialista que sobrecoge por su determinismo.
25. La idea de la Volksgemeinschaft es un recurso mítico, que corresponde a una
modernización del nacionalismo en la época de las masas. Contiene, ciertamente, los factores
de un arcaísmo, de prejuicios sólidamente instalados en la cultura popular. Pero sólo se realiza
en el siglo XX por los recursos de justificación científica, progresista, de que dispone, por los
abundantes medios de propaganda, y por su coincidencia con las necesidades de la nueva
sociedad industrial, tanto para los sectores populares que se adhieren a este principio como de
Si esto es un cuerpo
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El nazismo como fascismo “auténtico”
la elite económica que ve en él un prodigioso instrumento de armonización. La virtud del
fascismo fue ofrecer la respuesta a una demanda social polivalente, que procedía menos de una
doctrina elaborada pacientemente que de una serie de experiencias. Está claro que, en el otro
lado, en el campo de la izquierda revolucionaria, el movimiento se nutría también de la
sensibilidad, de los sucesos por los que pasaba cada individuo, de las aspiraciones a vivir los
problemas y resolverlos de una forma conjunta. Es decir, todo aquello que Bloch, con la
atención a estos factores de nostalgia y emotividad que dio a su obra tanta eficacia analítica,
denominó la corriente cálida del marxismo: “en ella se manifiestan la intención liberadora y la
tendencia real materialísticamente humana, humanamente materialista, en cuyos objetivos se
realizan todas estas desmitificaciones. De ahí el poderoso recurso al hombre humillado,
esclavizado, envilecido, abandonado; de ahí el recurso al proletariado, comprendido como
lugar de la agitación y revuelta que debe llevar a la emancipación. El objetivo es la
humanización de la naturaleza y la naturalización del hombre, cuya cantera es la materia en
desarrollo. (...) El marxismo, en tanto que ciencia de la corriente cálida se refiere pues
exclusivamente a ese ser-en-posibilidad –In-Möglichkeit-Sein- positivo (...); que, en el seno
mismo de la esfera humana, significa el Totum utópico, es decir, esta libertad, esta patria de
identidad en la que el hombre y el mundo dejan de comportarse como extraños.” El principio
de esperanza que Bloch deseaba inculcar a una genealogía de los movimientos de emancipación
humana se corresponde, también, con lo que el nazismo ofreció a sus seguidores. Quien no se
coloque en esta posición difícilmente llegará a comprender su potencia atractiva, y se
conformará con establecer, como usualmente se hace, su fascinación en términos enfermizos –
algo que, por otra parte, concede a los nazis una buena corroboración del carácter biológico de
las valoraciones. Y, casi siempre, se arrebatará lo patológico a lo “comprensible”, distinguiendo
entre los elementos de cohesión social, progreso económico, modernización industrial, por un
lado, y exterminio por el otro. Además de entorpecer la coherencia del proyecto nazi, desde la
fábrica de mercancías organizada hasta la fábrica de la muerte administrada con no menos
eficacia, esta consideración esquizofrénica acaba por impedir la aceptación de resonancias de
exterminio en el mismo arranque de formas de exclusión radical que ya aparecen hoy en su
visión más amable, en forma de propuestas nacional-populistas radicales, o incluso en su
versión más mórbida, con los crímenes de masas en las guerras civiles europeas, con las
limpiezas étnicas a las que hemos asistido sin atender a su correcta genealogía en nuestra
cultura.
26. El mito implica afrontar los problemas de la sociedad moderna de acuerdo con los
principios del biologismo, de esa mezcla de determinación genética y de seguridad de
pertenencia comunitaria que ofrece el racismo. La nueva identificación supera el concepto de
ciudadanía porque supera la esencia de la política liberal o democrática. De hecho, porque
reduce el demos a bios; porque construye la vida natural como sustento de la propia afirmación
colectiva; una afirmación no política, sino de especie en un sentido no universal. La consistencia
del discurso y el vigor de la propuesta, al ser vivida, reside en su tranquilizante aspecto de
retorno a la naturalidad. Sin embargo, el racismo es una fabricación cultural, no la mera
constatación de las leyes de la naturaleza. Al contrario de que algunos podrían entender –aunque
los más sagaces fascistas no se equivocaron en ello-, el nazismo no fue la simple lectura de los
elementos proporcionados por una realidad intransigente, sino que en esa misma observación
existía un criterio, una ideología, un método de selección de pruebas, de su traducción a la
actividad social, de mayor o menor optimismo en las posibilidades de integración de los
individuos considerados defectuosos y, desde luego, en la misma determinación teórica de lo
era la normalidad. Aun así, esa culturización de lo que se presentaba como simple obediencia
a las leyes de la sangre iba acompañada de las reglas de la biología y del prestigio del científico.
El profesional de las diversas áreas de la ciencia y la tecnología goza de una contemplación
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sacerdotal que le permite hacer de interlocutor con la realidad, convirtiéndose en un verdadero
intérprete que descodifica el idioma oscuro de la naturaleza y permite su comprensión por los
creyentes cabizbajos. El ritual científico se suma a los aspectos religiosos del nazismo como una
liturgia moderna, que exigirá la participación de todos en los grandes sacrificios comunitarios
que definirán dónde empieza y acaba el pueblo elegido, los destinados al paraíso, y donde
residen los infieles genéticos a los que espera una temporada en el infierno.
27. El proyecto racial puede ir señalizando los límites de la identidad, puede rasgar la tierra
para abrir profundas fronteras donde no cabe la ambivalencia. Lo que está en juego no es ya un
problema de opinión, sino que todo se reduce a una cuestión vital. La violencia interna de esta
ideología precede y acompaña a la presunta barbarie de sus actos, a la suntuosa irracionalidad
de sus crímenes. En una sociedad embriagada por el conocimiento radical de su propia
existencia, de su inmortalidad intergeneracional, después de los años de humillaciones, de
marginación, de incertidumbre, el nazismo puede ir apretando el ritmo de su propia realización,
avanzar hacia su consumación en el exterminio. Pero esa dinámica sólo es comprensible como
tal, como proceso que viene de muy lejos y por ello permite llegar también hasta Auschwitz. La
tensión de esa comunidad en marcha tiene que ser, en primer lugar, una detección de quienes no
le pertenecen, aprovechando la búsqueda de responsables de las desdichas, de la insatisfacción
de amplias capas de la población que quiere sentirse la verdadera comunidad. El triunfo más
arrollador del fascismo no fue el de imponer una dictadura, sino el de poder convencer a tantos
ciudadanos, que habían disfrutado de ese carácter en tiempos de la República, de la caducidad
de la idea misma de ciudadanía, de la superación de los propios márgenes de la política. Quienes
siguieron considerándose extraños a ese planteamiento serían el objeto del terror, de la
represión; serían una coartada para la dureza del control social y una verificación de la propia
identidad de los creyentes. El mundo de los campos de concentración, incluso cuando se regula
a través de la normativa de Dachau, poco tiene que ver con un sistema penitenciario
convencional: se trata de un salto en la visión misma de la extranjería, de la expulsión de la vida
comunitaria, de la creación del enemigo por la vía de descubrirlo, de la misma forma que se
descubre una bacteria, una molécula o una reacción química. La naturalización de la disidencia,
su conversión en insalubridad, convierte en castigo en una terapia, la dominación en una
depuración, la ejecución en un acto de higiene. Al mismo tiempo, la cohesión nacional se
realizaba sobre la base de la salud, del prestigio de ser social, de ser un “buen alemán”, carente
de los derechos políticos constitucionales que había concedido la democracia, pero en posesión
de una identidad convertida en el auténtico derecho.
28. La formulación de esta posesión o pérdida de derechos se produce, en un estado racial,
por la vía de la serie de operaciones de control, tutela y represión sanitarios ofrecidos por los
poderes públicos, que representan los derechos superiores de la comunidad en una tarea
prioritaria. La salud de cada individuo no es ya un tema personal o un aspecto de la solidaridad
y la protección del Estado. Es un asunto que incumbe a toda la comunidad porque ésta desea
realizar un proceso de purificación. Tal dinámica, que irá siendo cada vez más dura a medida
que el régimen se consolida y, en especial, en los años de la guerra mundial, parte de la
legitimación del poder absoluto de la ciencia, de su capacidad de diagnóstico infalible y del
derecho a usarlo como base de acciones legales, como las decisiones de esterilización, o
clandestinas, como la “eutanasia” administrada por las oficinas de Tiergartenstrasse número 4.
En cualquier caso, el secreto o la publicidad no desvirtúan lo fundamental de una práctica que,
incluso cuando es silenciada, tiene elementos de legitimidad profunda a ojos de sus autores, por
establecerse en el seno de una comunidad que se identifica con criterios raciales radicales: es
decir, no sólo los de la observación de la desigualdad de base genética, sino los de las prácticas
de lo que Peukert llamó un pesimismo eugenista, más destinado a evitar la reproducción e
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El nazismo como fascismo “auténtico”
incluso la supervivencia que a estimular el nacimiento de nuevos seres sanos. En un ambiente
cultural tan infestado de consideraciones arbitrariamente científicas, que iban adquiriendo cada
vez más elementos de subjetivismo, prejuicio y puesta al servicio de las necesidades del
régimen, la construcción de la imagen de lo asocial suponía -en contacto con tradiciones
jurídicas y biológicas con docenas de años de existencia- la determinación de una pertenencia
y de una exclusión. Ambos factores resultan complementarios en un proceso de consolidación
del sistema por la vía de su depuración. No sólo porque permite la liquidación del disidente, sino
porque proporciona un criterio de respetabilidad y autoestima a quienes son considerados
miembros de pleno derecho de la comunidad, de la raza, del pueblo: es decir, asegura un
elemento de inclusión. Aun cuando pueda parecer una afirmación desorbitada, que se extrema
aquí para reforzar lo que interesa señalarse, lo que va en el primer momento ideológico no es la
extrañeza, la designación de los adversarios raciales, sino su contrario: la inclusión de los
Volksgenossen. El segundo momento es, aunque aparezca casi simultáneamente, la apreciación
de los Gemeinschaftfremde, su clasificación en cualquiera de las categorías que autoriza su
esterilización o su segregación de la comunidad, pasando a instalarlos en los espacios cada vez
más definitivos de los campos de concentración o recluyéndolos en zonas reservadas para su
vida aislada, como ocurrirá con los gitanos o con los judíos. Lo que importa, cuando hemos
establecido tan frecuentemente el carácter deplorable de esa expulsión del mundo –pues de eso
se trata, antes de que pueda procederse a la matanza-, es cómo tal ejercicio de ostracismo
radical, que afecta al propio cuerpo y capacidad reproductora de las personas afectadas, se
convierte en un factor de asunción de una vida plena por quienes están a salvo. Cómo la
mutilación deviene posesión completa de la propia potencialidad, cómo la vida entera en su
sentido más elemental se convierte en un privilegio, en la medida en que otros no la tienen. De
qué manera el acto de reproducción admitida y estimulada por la comunidad pasa a ser un hecho
público en el que se reconoce la pertenencia al grupo de los sanos, de los puros, de los
superiores, estableciendo así una forma de retribución afectiva que se suma a las condiciones de
éxitos económicos del régimen, atenuando sus fracasos y poniendo en primer lugar, a primera
vista, la satisfacción de las aspiraciones más elementales de los miembros reales del Volk. Esas
nuevas relaciones sociales no son, por tanto, un tema que flota en el etéreo mundo de las
valoraciones morales o de las consideraciones metafísicas. Acercarse a estos elementos, a su
legitimidad, al apoyo o normalización que obtuvieron, supone comprender un área indeclinable
de la cohesión alcanzada por el régimen, así como un aspecto que suele desdeñarse de una
oposición silenciada, humillada como sólo podía hacerse en una comunidad organizada de
acuerdo con criterios raciales. En ella, la esterilización alcanzaba los rasgos de un estigma cruel,
que reducía a las víctimas a una automarginación, a la aniquilación de su dignidad, al vaciado
de su conciencia de individuo con derechos iguales a los otros, aunque hubieran sido revocados
temporalmente. Arrebataba, como ninguna otra opción ideológica, como ninguna otra forma de
poder, el camino que lleva a la esperanza. Y lo hacía con el contraste del entusiasmo de sus
partidarios numerosos, de los millones de personas que, a pesar de haberse formado en los
valores de la democracia, creyeron en su inversión más profunda, no sólo en su limitada
cancelación. Ahí residió el horror. Ahí reside aún el peligro.
29. La buena disposición de las elites económicas procedió de la funcionalidad del racismo
en la nueva organización del trabajo y en la manipulación de los problemas sociales. Weimar
había ofrecido un modelo de cohesión que los industriales aceptaron por el riesgo mayor de una
radicalización del poderoso S.P.D., pero que esperaron alterar en cuanto las condiciones se
hicieran más propicias, algo que ocurrió con la quiebra del modelo socialdemócrata a
comienzos de la década de los treinta. Tales gerentes de la industria entendieron muy pronto que
las salidas meramente reactivas no bastaban. Entendieron lo que una tradición historiográfica
no ha deseado o soportado ver: que el nazismo, es decir, la comunidad de sangre, podía resultar
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operativo para la organización del trabajo en una sociedad industrial avanzada. La Ley
Fundamental de 1934, tal como lo demostró en un célebre trabajo Tim Mason, al comentar el
debate sobre arcaísmo y modernidad en la Alemania nazi, utilizaba un lenguaje arcaico para
construir las formas más avanzadas de disciplina laboral. Las diversas regulaciones del Frente
Alemán del Trabajo, las agencias destinadas a crear un ambiente distendido, a ofrecer una
propaganda obrerista, a dar premios de buena conducta, a proporcionar alegres viajes, no eran
simples ornamentos de una política de represión. Eran partes esenciales de una neutralización
de la lucha de clases, que necesitaba destruir la posible resistencia de un movimiento obrero
nutriente de las mayores organizaciones socialistas de la Europa central y occidental. Y se
fundamentaban en la capacidad de reproducir, a escala, la Volksgemeinschaft en una
Betriebsgemeinschaft, cuyos rasgos de organismo celular habían de preservarse de toda
interrupción, disidencia o indisciplina. No siempre se consiguió la adhesión, pero se redujo la
oposición a formas suaves de absentismo laboral, mientras los irreductibles, quienes trataban de
restaurar la autonomía de la clase, eran rápidamente enviados a campos como Dachau. La
superación del desempleo fue un mecanismo que actuó, al mismo tiempo, como factor de
crecimiento económico, cumplimiento de una superioridad del Tercer Reich frente a la
catástrofe social de la democracia y como satisfacción de la primera reivindicación de los
trabajadores destrozados por el paro. Esa victoria puede ser matizada recurriendo a las cifras de
paro encubierto, como el que podía representar la expulsión de la mujer del mundo del trabajo;
pero se trató de un éxito sobre todo porque se percibió como tal. En la tradición cultural
alemana, en la memoria colectiva, las generaciones de la postguerra, especialmente los
miembros de una zona gris formada por quienes habían vivido en el régimen sin entusiasmo ni
oposición, recordaban complacidos la derrota del desempleo y la espectacular recuperación de
la potencia económica del país. Tim Mason ha resaltado el empeoramiento de los salarios;
Richard Overy ha considerado los efectos de una coyuntura favorable; Harold James ha
denunciado el carácter bastante tradicional y poco “revolucionario” de las medidas adoptadas
por el régimen en los años de restauración de la economía tras la catástrofe de fines de los años
veinte. Sin embargo, lo que importa es el impacto de una comparación: el recuerdo de una
democracia devastada por la crisis, por un desempleo interminable, por la quiebra moral que
éste supuso, y el presente de un avance hacia el pleno empleo, la mejora de las magnitudes
básicas de la economía y la sensación de una regeneración nacional. Todo ello verificaba las
promesas hechas por Hitler a mediados de 1933. Todo ello proporcionaba legitimidad al
conjunto del proyecto racial.
30. La consolidación económica se realizó, así, en un marco comunitario biologista que
parecía corroborar las apreciaciones de los industriales que convocaban, desde comienzos de
siglo, certámenes literarios para premiar trabajos que observaran la “solución” de la cuestión
social desde el punto de vista del racismo. La dinámica de la economía de guerra pudo
proporcionar, al mismo tiempo, la imagen de una colaboración de clases que mantenían su
propia especificidad, a través de una renovación constante del pacto productivo, pero también
puso las bases de un mito desarrollista, racionalizador de la producción a través de una imagen
de comunidad de trabajadores, cuya desigualdad funcional nada tenía que ver con el
antagonismo de clase. La forma más audaz de construir esa imagen puede hallarse en
reflexiones sobre organización –y, por tanto, disciplina- de las relaciones laborales realizadas
por algunos magnates de las nuevas formas de producción, especialmente la fordista. Pueden
hallarse también, en recursos de una utopía industrial tan frecuente en la ciencia-ficción
contemporánea, en la que desaparece el productor activo, que es deshumanizado y sustituido
por un modelo robótico, desalmado, pieza de la maquinaria más que dueño del ingenio. La casta
de ingenieros, técnicos, planificadores y empresarios se convierte en una clase dominante en un
sentido mucho más impresionante de lo que podían haber sido los primeros capitanes de la
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industria. Pasan a adquirir los rasgos de un grupo selecto dentro de la raza, una especie de
grandes reproductores, capaces de asegurar el alimento a los menos dotados, de rastrear los
beneficios, de organizar la caza de plusvalía, de otear las posibilidades de reinversión, de delatar
las presas fáciles de la demanda. Esa autopercepción va construyéndose en la teorización de una
nueva cohesión fabril, una racionalización que busca la eficiencia, de la misma manera que se
busca la fuerza, el poder, la voluntad, la pureza. Se trata de una cuestión de aumento de
beneficios, sin duda. Se trata de los recursos para incrementar la explotación. Pero es, además,
la edificación de una forma de poder, de un escenario de dominio que se hace también forma
estética, en la filmografía futurista de Weimar.
31. Si el nazismo se establece como una vía de modernización no sólo tecnológica, sino
también ideológica, gracias a la construcción de factores de persuasión comunitaria en que se
basa el ejercicio de la exclusión y de la explotación, no ocurre en menos medida en lo que suele
presentarse como el aspecto arcaico del proyecto nazi: el antisemitismo y el cumplimiento del
Holocausto. Se trata de un tema que debe reflexionarse con delicadeza extrema, con una
especial cautela, por haber consistido en una forma específica de expulsión de la comunidad y
de exterminio. No de una forma cualquiera, fácilmente sustituible por otro chivo expiatorio.
Pero, al mismo tiempo, el proyecto racial no se reduce, ni siquiera en su aspecto de masacre, a
los judíos. Esta doble advertencia no facilita la interpretación, pero nos pone en el camino de
una verdadera comprensión de lo que sucedió, tratando de devolver a las víctimas lo que
merecen: la causa de su muerte, siempre oculta bajo la retórica de los “excesos”, de los
“errores”, de los “abusos” de autoridades inferiores o de la patología de los dirigentes máximos
del régimen. Es una operación delicada porque devuelve Auschwitz a la historia de nuestra
cultura. No lo hace una parte necesaria en una especie de fatalismo retrospectivo, sino una
posibilidad que se convirtió en hecho, procediendo de una dinámica de opciones y
oportunidades, de proyectos ideológicos y de urgencias de coyuntura. Es un análisis áspero,
porque recalcar la calidad de unos seres en los procedimientos terminales del nazismo no es
arrebatar importancia a la muerte de otros, no implica de ninguna forma establecer una nueva
clasificación valorativa, que llegue a despojar de dignidad a los que no fueron asesinados como
judíos, sino como simples Untermenschen eslavos, o como gitanos, o como homosexuales,
comunistas, socialdemócratas o católicos. Algo que parecería reiterar la normativa misma de las
autoridades del Tercer Reich. Debe afirmarse, por tanto, que la exclusión básica se refiere a
aquellos individuos que se consideran defectuosos o infrahumanos. Pero que una exclusión
necesaria como forma específica de hallazgo de lo opuesto se encuentra en la imagen del judío.
Pues de eso se trata: no sólo de los judíos, sino de lo judío, es decir, de una figura, de un tipo
ideal, de un símbolo con todos los atributos que hacen de él lo contrario a la comunidad de
sangre. Sus valores, sus horizontes ideológicos, su ser mismo son una inversión, un reflejo del
ario que debe ser recluido en el otro lado del espejo, en una vida paralela y virtual, o llevado al
territorio de la muerte, cuya extranjería se pensará como vitalidad de la nación.
32. Los debates entre los historiadores han ido pautando una discrepancia fundamental,
basada en el principio del prejuicio tradicionalista o de la aplicación pervertida de la ciencia.
Uno de los últimos trabajos de Detlev Peukert llevaba por título, precisamente, La “solución
final” desde el punto de vista del espíritu de la ciencia. La reflexión del historiador alemán tan
prematuramente desaparecido introdujo otra vuelta de tuerca en las consideraciones de la
historiografía funcionalista, para la que el holocausto era el resultado de una dinámica propia de
la competencia entre las diversas autoridades del Tercer Reich, arrebatándo al genocidio un
sentido lineal, teleológico, que se iniciaría en la fundación del partido y, antes de eso, en la
cultura völkisch. Lejos de extraerlo de la ideología nazi, Peukert hacía del exterminio una parte
precisa de una degeneración del biologismo político, una versión pesimista de los avances de la
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ciencia que, como antes se ha indicado, se expresaba en la preferencia por depurar en un sentido
negativo frente a la de mejorar la salud del grupo. Con ello, se planteaba una nueva síntesis
interpretativa entre funcionalismo e intencionalismo, permitiendo la superación del debate entre
quienes se inclinaban por un examen de la compleja maquinaria caótica del nazismo y quienes
se orientaban a creer en el papel de la ideología hitleriana como elemento primordial en las
decisiones políticas. Saul Friedländer ha señalado, además, que las investigaciones más
recientes han ido permitiendo superar otra dicotomía: la que separaba a quienes contemplaban
el racismo antisemita como un factor mítico arcaico y a aquéllos que veían en el exterminio sólo
su aspecto de modernización, al establecer el peso de las tradiciones neorrománticas antisemitas
en la población alemana; una memoria de prejuicio heredado y transmitido que hizo posible la
divulgación de su aspecto moderno.
33. Los ya innumerables trabajos sobre el Holocausto han ido señalando el ritmo al que el
régimen fue sometiendo la represión de los judíos, desde los primeros decretos de separación de
la función pública, al poco tiempo de establecerse el nuevo gobierno, hasta la aceleración del
desalojo de cualquier actividad económica y la reclusión de los en zonas especiales, tras los
acontecimientos de 1938, pasando por las leyes de Nuremberg y por las sucesivas ordenanzas
que iban limitando el oxígeno social de los judíos. Importa, sin embargo, considerar la forma en
que, además de insertarse en unas necesidades cambiantes del régimen –como han descrito
perfectamente autores como Burrin o Graml-, a fin de medir el proceso antisemita, la
fabricación del judío como condensación del otro absoluto pudo asegurar un relieve ideológico,
también estético, a la configuración de la comunidad. La construcción del judío no se hizo sólo
con criterios morales o económicos, sino con referencias a un ideario de belleza y autenticidad.
Es obvio que, en toda sociedad racial, donde la valoración del cuerpo resulta un aspecto crucial,
al mostrar éste la rectitud, la pureza, la salud y la pertenencia, debía caricaturizarse al judío,
haciendo de su apariencia física un elemento desagradable, ajeno, corrupto: un escenario de su
carácter. Una cultura que venera la fuerza, la violencia, el poder, incluso cuando sus individuos
no ejercen esos atributos personalmente, tiene que fijar una imagen del judío que es, en primer
lugar, una forma. Su contenido tiene que manifestarse en unos rasgos coherentes con esa
penumbra orgánica y espiritual donde reside el vicio de una raza peligrosa, contaminante, que
anhela la destrucción de la propia pureza. El judío no es alguien, sino un artefacto ideológico.
El problema para los judíos alemanes, orientales o de cualquier lugar de la Europa ocupada
durante la guerra fue la necesidad de que, por la propia esencia de una comunidad racial, ese
concepto tuviera que concretarse en personas determinadas, muchas de las cuales ni siquiera se
consideraban judías en primer lugar. Su drama fue ser convertidas en la idea del judío que se
hacían los nazis para poder seguir el camino que se les había asignado.
34. En sus recuerdos sobre Auschwitz, Jean Améry señala los problemas que podía tener un
intelectual en el campo. La experiencia concentracionaria podía resultar más llevadera para los
delincuentes comunes, acostumbrados a una arbitrariedad permanente, a la supervivencia, a
defender su comida, a la violencia desesperada de los presos que reiteraba la suprema violencia
del espacio penitenciario. Para el intelectual, la búsqueda de algún sentido resultaba una tortura
atroz, que procedía de la incomprensión de las intenciones de los guardianes: “El hombre de
espíritu se resistía más que sus camaradas no intelectuales a ponerse siquiera al corriente de
aquellas circunstancias inimaginables. La costumbre, adquirida tras un largo entrenamiento
de cuestionar las apariencias de la realidad cotidiana, le impedía la mera aceptación de la
realidad del campo, pues ésta se oponía con demasiada rotundidad a todo cuanto hasta el
momento había considerado posible y exigible respecto al ser humano. En libertad sólo había
tenido trato con gente abierta a la argumentación respetuosa y racional, y no parecía dispuesto
a comprender e absoluto una verdad harto sencilla, a saber: que frente a él, es decir, frente al
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prisionero, las SS empleaban una lógica del exterminio que en sí misma operaba con tanta
coherencia como en el mundo exterior la lógica de la conservación de la vida. Se debía mostrar
siempre un afeitado perfecto, pero la posesión de adminículos para afeitarse estaba
severamente prohibida y sólo se permitía ir al barbero una vez cada catorce días.” . Dejemos
a un lado la reticencia que puede causarnos la distinción entre gentes de espíritu y gentes “poco
cultivadas”, que podría tener una secuencia de valores inadmisibles, aunque la delicadeza de
Améry resuelve el tema por una simple elección de campo de su propia experiencia, sobre todo
al señalar la absoluta falta de utilidad de los intelectuales en el trabajo necesario a los SS, o el
carácter superfluo del conocimiento filosófico cuando se sufre un dolor físico. Hemos citado a
Améry para considerar un aspecto esencial de su experiencia, que no siempre llega a hacer
explícita satisfactoriamente: la realización del proyecto nazi en la degradación del preso. No se
hace referencia aquí a lo que es más usual, es decir, la soberbia abyecta con que podía
contemplarse la progresiva reducción de las víctimas a seres precarios, al límite de sus fuerzas,
camino de abandonarse como los “musulmanes”. Se trata de algo, quizás, más terrrible: la
verificación del materialismo biológico del nazismo al hacer de sus prisioneros un mero cuerpo,
un conjunto de órganos que responden solamente a las funciones elementales, carne que sólo
desea cumplir con sus necesidades primarias, vida desnuda, originaria. En sus propias víctimas,
los nazis construyen un ente biológico que es sólo eso, que se pretende rebajar a sus operaciones
mínimas de supervivencia, a la satisfacción pura de la alimentación, de la defecación, del
apareamiento, así como a una noción cada vez más desmoralizada de sus frustraciones: el
hambre, la sed, el miedo. El dolor, claro está, y una conciencia pura del dolor que establece la
primacía del cuerpo. El dolor no se comunica, se padece, no se expresa más que en aullidos, de
una forma animal, hasta que el abandono lo convierte a uno en cosa. De la persona al cuerpo,
del cuerpo a la materia inerte y, al final, la extinción marcada por la desnutrición, por la
enfermedad voraz a la que ninguna defensa corporal se opone, o el asesinato en las cámaras
selladas. Poco después de la masacre, Thomas Mann escribía el prólogo a la edición alemana de
unos relatos de Dostoyevsky. En buena medida, la reflexión del escritor se refería al valor de la
vida humana y a la creatividad procedente de un estado enfermizo, aplicando esta consideración
a la obra de Nietzsche y a la del novelista ruso. En ambos casos, Mann exaltaba aquella
existencia en el infierno vital de la que había brotado la capacidad de comprender las fuerzas
íntimas del Mal, la autenticidad de la existencia y el verdadero sentido de la salud moral: “Me
interesa (...) el fenómeno de la enfermedad como grandeza o de la grandeza como enfermedad
–es la diferencia de las perspectivas bajo las que puede considerarse la enfermedad: como
reducción de la vida o como exaltación de la vida. Ante la enfermedad como grandeza o la
grandeza como enfermedad, el mero punto de vista médico se demuestra pedestre o
insuficiente, o al menos unilateralmente naturalista: el asunto tiene su aspecto espiritual y
cultural, que tiene que ver con la vida misma y su exaltación, su progresión, y sobre el que el
simple biólogo o médico entiende poco. Digámoslo claramente: un humanismo madura o se
recompone a partir del olvido, que arranca el concepto de vida y de su vigor de las manos de
la biología, que cree tener un derecho especial y exclusivo sobre él, y se compromete a
administrarlo de una manera más libre, también más piadosa, y sobre todo más acorde con la
verdad. Porque el ser humano no es un ser exclusivamente biológico.”
35. Los judíos constituyen una zona especial en que el proyecto nazi puede sintetizarse. No
en vano, después del fracaso de la ofensiva en Rusia y de la entrada de los Estados Unidos en
la guerra, que marcan el principio del fin del Tercer Reich, la Conferencia de Wannsee organiza
con meticulosa eficiencia el traslado y masacre de los judíos de toda Europa, reglamentando las
operaciones que se habían ido realizando desde la ocupación de Polonia de una forma más o
menos sumaria. Los judíos pasan a ser un cliente especial del proyecto de exterminio, distintos
a la muchedumbre de prisioneros soviéticos fusilados, dejados morir de hambre y frío, muertos
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por exceso de trabajo y falta de nutrición, por malos tratos reiterados. Son algo distinto, incluso,
a la complicada relación con los gitanos, que fascinaban a Himmler por su pureza, pero que
acabarán siendo minuciosamente clasificados y llevados al exterminio tras años de marginación
y aislamiento que aprovechan viejas leyes emitidas por la misma democracia de Weimar. En
Auschwitz, en Chelmno, en Sobibor, en Treblinka; en lo que, para abreviar, hemos venido
llamando Auschwitz a secas, inculcando a la palabra un significado universal, la carga de un
concepto y no sólo la referencia a un lugar, se levanta un monumento a la libertad y a la vida.
La libertad del verdugo a través de la muerte de su víctima. La vida de la comunidad,
desinfectada de sus elementos patógenos. Esa masacre industrializada, que se combina con la
continuidad de la producción, a poca distancia de los campos, utilizando la mano de obra que
será extinguida en las cámaras de gas; ese crimen masivo se realiza con un orden limpio, con
una eficacia burocrática que no excluye el sadismo de algunos, pero que se escenifica en el
sórdido ambiente de una esterilización. Si en el estadio de Nuremberg se manifiesta el
espectáculo de la adhesión concreta y simbólica a la comunidad, en Auschwitz se expresa una
forma más ardua de depuración, que define la suerte de los excluidos para poder distinguir el
destino de la comunidad. Ese macabro edificio que fabrica la muerte con la misma eficiencia
con que la IG Farben fabrica mercancías, a escasos kilómetros, es contemplado por quienes han
entendido el fascismo como la consumación de su fuerza, como el ejercicio de su voluntad. La
muerte de Dios decretada por Nietzsche y asumida por Heidegger levanta la soledad de un
pueblo libre, sólo determinado por la raza que posee y que le posee. La destrucción es su primera
forma de creación, de dotarse de significado, de cobrar la imagen de su poder. Su dominio
extremo sobre la vida y la muerte convierte a ese pueblo en un dios moderno, provisto de la
tecnología y de las razones ideológicas que no sólo le permiten recurrir al Holocausto, sino que
se lo exigen como cumplimiento de su tragedia.
36. Las razones de oportunidad establecidas por Christian Gerlach; los análisis sobre la
política económica del exterminio que ha desarrollado Götz Aly; la brutalización del frente
oriental como “entrenamiento” y marco propicio tan convincentemente señalado por Omer
Bartov; todos estos criterios han permitido iluminar aspectos concretos de las condiciones que
pudieron dar ritmos precisos al proceso. Moshe Postone ha planteado incluso la relación entre
el concepto marxista de “fetiche”, de abstracción de relaciones sociales, y el uso del judío como
concreción de un anticapitalismo romántico, que los nazis resuelven en el Holocausto como
destrucción del capitalismo financiero: “La fábrica capitalista es un lugar donde se produce
valor, producción que, “desgraciadamente”, debe tomar la forma de una producción de bienes.
Lo concreto se produce como apoyo necesario de lo abstracto. Contrariamente a lo que se cree,
los campos de exterminio no eran la versión del horror de esa fábrica; más bien es preciso ver
en ellos la negación ‘anticapitalista’ grotesca, aria, de ésta. Auschwitz era una fábrica de
‘destruir valor’, de destruir las personificaciones de lo abstracto. Su organización era la de un
proceso industrial diabólico cuyo objetivo era ‘liberar’ lo concreto de lo abstracto. El primer
paso para hacer realidad ese objetivo consistía en deshumanizar a los judíos, es decir,
arrancarles la ‘máscara’ de humanidad para mostrarlos tal como ‘eran realmente’, sombras,
cifras, abstracciones. El segundo paso consistía en exterminar esas abstracciones, en
transformarlas en humo, pero también en intentar recuperar sus últimos vestigios de ‘valor de
uso’ material y concreto, los vestidos, el oro, los cabellos, el jabón”. Una tesis fascinante, que
niega las consideraciones de los funcionalistas al resaltar la especificidad de los judíos, aunque
establece un nuevo funcionalismo de base no estrictamente racial. Sin embargo, este
funcionalismo debe comprender, además, esa función estética –en su sentido más hondo y
terrible- que cumplió Auschwitz, no sólo como simulación o ficción plástica, sino como
escenario visual, como espacio de expresión de una relación de dominio absoluto, como diálogo
entre la vida y la muerte, como dependencia donde se acumulan los recursos de seducción, no
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El nazismo como fascismo “auténtico”
sólo los de náusea, del Tercer Reich. La comprensión de ese factor de instrumento cultural que
posee el campo se adapta a su carácter distinto a cualquier forma de régimen penitenciario
anterior, a sus rasgos específicos, distintivos, al convertir ese trabajo en una obra invertida: no
se trataba de dar vida a las cosas, de construir sobre la materia una forma humana, de edificar
belleza, sino de todo lo contrario. La realización más radical del fascismo consistía en convertir
en materia el espíritu, el cuerpo en cosa, la vida en muerte. Un acto que debía reiterarse todos
los días porque, más allá de sus objetivos, tenía un sentido propio en su misma secuencia. Una
toma de posición en el mundo, una adquisición de conciencia de poder, de inimaginable
dominio sobre la totalidad. Esa era la utopía fascista. Sólo el nazismo pudo llevarla hasta sus
últimas consecuencias. Por ello, los esfuerzos revisionistas para arrebatar la lógica del
nacionalsocialismo, por la vía de negar la eficiencia de las cámaras de gas, burlan el sentido
íntimo del régimen que trata de edulcorarse. Además, establecen una línea imaginaria que se
detiene a las puertas de los barracones homicidas, cuando la vida misma en el campo, al margen
de lo que pueda ocurrir en los espacios de esa muerte ritual, forman un aspecto de la misma
liturgia, provocan la muerte de otra forma, buscan la degradación, el despojo, la aniquilación de
una vida auténtica. La Vernichtung, la conversión en nada de los otros ha empezado mucho
antes de que se cruce el umbral de la última morada, antes de que se abra la espita y el gas acuda
a provocar la suprema agonía.
Bellaterra, diciembre 2002
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DEBATS-2003
ISSN 1696-4403
Josep Fontana
DEBATS
Recuperar la història de la Segona República Espanyola
Josep Fontana (Universitat Pompeu Fabra)
Resum / Resumen / Abstract
L'article recull un discurs de Josep Fontana pronunciat l'octubre de 2002 a la Universitat
Autònoma de Barcelona on reflexiona entorn la necessitat de formular una nova lectura història
de la Segona República espanyola, de la guerra civil i del franquisme. / El art’iculo recoge un
discurso de Josep Fontana pronunciado en octubre del 2002 en la Universitat Autònoma de
Barcelona donde reflexiona acerca de la necesidad de formular una nueva lectura de la historia
de la Segundaa República espa;ola, de la guerra civil y del franquismo. / The article collects a
speech of Josep Fontana pronounced in October, 2002 in the Universitat Autònoma of
Barcelona where analises the need to formulate a new reading of the history of the Second
Republic, the civil war and of the franco's regime.
Paraules clau / Palabras clave / Key Words
Dictadura, franquisme, Guerra Civil, Segona república. / Dictadura, franquismo, guerra
civil, segunda república. / Victatorial, franco’s regime, civil war, second republic .
1. S'ha dit en moltes ocasions que un dels aspectes més negatius de la transició espanyola
havia estat la renúncia a investigar la història del franquisme, per tal d'ocultar-ne les
responsabilitats. Només cal veure que ha calgut esperar vint-i-cinc anys perquè els aspectes
essencials de la repressió fossin estudiats de manera adequada (i que aquesta feina encara no
s'ha acabat). M'agrada veure que el senyor Alfonso Guerra recupera ara la memòria de l'exili i
reclama "el reconocimiento a los españoles que sufrieron el destierro por profesar ideas de
libertad y modernidad" .
2. Se li pot retreure que potser era molt abans, quan tenia el poder, que calia que hagués pres
consciència d'aquest deure. I li objectaria també que la llibertat i la modernitat no eren les soles
coses per què combatien, sinó que n'hi havia d'altres, com la igualtat i la justícia, que no eren
menys importants. Això em porta a una altra omissió molt greu de la nostra historiografia, com
Resum / Resumen / Abstract
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Recuperar la història de la Segona República Espanyola
és la de l'estudi de la segona república espanyola. I ací em temo que la culpa no és ben bé de la
transició, sinó de la renúncia, per part dels presumptes hereus de l'esquerra espanyola derrotada
el 1939, del llegat dels seus antecessors.
3. Me'n vaig adonar fa uns anys, quan en un curs d'estiu de Santander, un dels patriarques del
PSOE ens va venir a explicar els seus antecedents ideològics per acabar sostenint que ells eren
els legítims hereus de Joaquín Costa, sense arribar a esmentar ni una sola vegada Pablo Iglesias,
que, pel que es veu, li resultava un referent incòmode. La qual cosa em porta a pensar que no ha
estat tant la dreta com la pròpia esquerra la que ha volgut aquest oblit del que va ésser la
república, reduïda a una mena d'antecedent de la guerra civil, que serveix per tal d'explicar el
conflicte del 1936 com el resultat dels excessos dels uns i dels altres que avui, feliçment, hem
superat i que per això mateix convé que oblidem. Com antídot us invito a llegir un dels textos
més nobles que s'hagin escrit sobre la república.
4. Un text, per altra banda, molt breu, d'unes deu pàgines: l'article que Manuel Azaña va
publicar en 1939, ja a l'exili, amb el títol de "Causas de la guerra de España". Azaña diu en ell
que seria un error veure el moviment de juliol del 36 com una resolució desesperada que una
part del país va adoptar per por d'un risc imminent. Recorda que els complots contra la república
van començar gairebé des de la seva instauració, que s'havia produït sense violències, en mig
d'una alegria general. L'obra de govern de la república va començar d'acord amb els principis
clàssics de la democràcia liberal, excepte en les qüestions econòmiques, en què calia intervenir
per tal de fer front a les conseqüències de la crisi mundial, en especial a l'agricultura. "Con
socialistas ni sin socialistas -escriu- ningún régimen que atienda al deber de procurar a sus
súbditos unas condiciones de vida medianamente humanas podía dejar las cosas en la situación
que las halló la República".
5. El nou règim arribava amb l'herència del desastre de la dictadura de Primo de Rivera, en
plena crisi mundial i en un moment en què el món, espantat pel perill soviètic, virava a la dreta,
de manera que els diplomàtics de les grans potències van transmetre als seus governs la idea que
el d'Espanya era un govern mig bolxevic i van contribuir a aïllar-lo des del seu naixement
mateix. La veritat és que la major part d'aquests diplomàtics no entenien gens ni mica el que
passava: l'ambaixador nord-americà a Madrid, per exemple, al qual el triomf de la república va
agafar per sorpresa, estava convençut que Alfons XIII era adorat pel poble espanyol i el 13
d'abril va enviar un telegrama al departament d'Estat dient que la derrota a les eleccions "no s'ha
de prendre com implicant necessàriament un canvi d'una forma de govern monàrquica a una
altra republicana; un canvi de ministeri, però, podria produir-se aviat".
6. El dia 16, indignat pel tomb dels esdeveniments, deia: "el poble espanyol, amb la seva
mentalitat del segle XVII, captivat per falsedats comunistoides, veu de sobte una terra promesa
que no existeix. Quan els arribi la desil·lusió, es tombaran cegament cap a allò que estigui al seu
abast i si la dèbil contenció d'aquest govern hi deixa pas, la molt estesa influència bolxevic pot
capturar-los". I acabava: "No puc aconsellar el reconeixement immediat d'aquest règim, per bé
que calgui alguna manera de modus vivendi per tractar amb ell, ja que d'altra manera jo no
estaria degudament acreditat". Aquesta opinió sobre el govern era tant més injustificada quan
l'ambaixada nord-americana no sabia ni qui eren els polítics que arribaven al poder. En una
semblança dels nous ministres que envia a Washington el 15 d'abril es diu d'Alcalá Zamora:
"D'acord amb la premsa va néixer a Andalusia i té 55 anys d'edat". De Lerroux: "no hi ha
informacions recents; d'acord amb un despatx de l'ambaixada de fa un any era aleshores líder
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del grup radical del Partit Republicà" (!). I de Manuel Azaña: "no trobo cap referència de part
de l'ambaixada. L'agregat militar es refereix a ell com un associat a Alejandro Lerroux.
Aparentment un "republicà radical"".
7. A banda d'aquesta hostilitat internacional, el nou govern havia d'enfrontar-se a uns
problemes interns que era urgent de resoldre, en primer lloc el de la propietat de la terra i la
situació dels camperols; però també d'altres com el de les reivindicacions catalanes, la limitació
del poder de l'Església i una necessària reforma militar, que havia de tornar a les seves
dimensions justes un exèrcit hipertròfic de gene-rals, el nombre dels quals havia augmentat
alegrement com a compensació per les suposades heroïcitats dels comandaments de la guerra
d'Àfrica. Convé que no oblidem que el Franco que el 3 de febrer del 1926 era nomenat general
--a 33 anys, el més jove d'Europa, se'ns diu sempre-- havia aconseguit els ascensos com a premi
de la fredor amb què havia dut els seus homes a la mort. Sense això, aquest oficial que havia
sortit de l'Acadèmia d'infanteria amb el número 251 dins d'una promoció de 312, hauria fet una
carrera mediocre que l'hauria dut a les seves velleses, com a màxim, a governador militar d'una
província de segona.
8. Que la política de les esquerres a l'inici de la república no era enterament equivocada ho
demostraria que aconseguís d'evitar l'extensió a Espanya de la crisi econòmica mundial. Els
índexs econòmics espanyols mostren unes davallades moderades, o una estabilitat, i fins i tot un
cert creixement en alguns terrenys. Comparant-les amb les dades dels anys 1925-1929, les
importacions de cotó en floca estaven el 1935 un 20% pel damunt, la llana condicionada a
Terrassa i Sabadell, un 34%.
9. La renda nacional havia pujat també entorn d'un 10%. La millora de les condicions de
treball, conseqüència en bona mesura del fet que ara l'activitat sindical no fos reprimida, va fer
pujar la massa salarial i va augmentar la capacitat de consum de la població, generant un
creixement interior, deslligat de la conjuntura dels mercats mundials. Res ací que s'assembli al
desastre de la recessió als Estats Units o a Alemanya, amb la caiguda brutal de la producció i
els milions d'aturats, que serien, en el cas alemany, el cultiu que afavoriria l'ascens del nazisme.
Cal dir, a més, que tot plegat era fruit d'una política reformista elemental i limitada. De fet una
mesura important com la de la reforma agrària es va emprendre amb tal timidesa i amb tant pocs
recursos -com va dir Camilo Berneri, "es va aplicar a dosis homeopàtiques"-, que es pot dir que
tot just si havia començat el 1936.
10. Però és que allò que combatien els terratinents i els cacics, el que els va dur realment a
la guerra, era molt menys l'amenaça, relativament remota, de la reforma agrària, que la molt més
immediata que sorgia de la llibertat que s'havia donat als camperols per tal de sindicar-se i
negociar les seves condicions de treball. S'estava produint un canvi, no pas espectacular, però
transcendent, que implicava la ruptura de la relació tradicional de forces que permetia els
propietaris rurals, amb la col·laboració dels funcionaris de l'estat, els jutges i la guàrdia civil,
mantenir el control de la vida local, desvirtuant o neutralitzant les lleis reformistes que es
publicaven en temps de la monarquia.
11. Angelina Puig va fer fa uns anys una tesi que utilitzava procediments d'història oral per
investigar la història dels emigrants d'un poble de Granada establerts a Sabadell després de la
guerra civil. Va voler també que parlessin de la seva situació abans d'emigrar, i els més vells,
els que havien viscut en temps de la república, van venir a descobrir-nos un panorama que, per
mi al menys, que, alimentat pels tòpics habituals, esperava sentir-los parlar de les gràcies i
desgràcies de la reforma agrària, em va obrir els ulls. Ni una paraula de reforma agrària. El que
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Recuperar la història de la Segona República Espanyola
en sortia era un quadre de la vida local d'aquells anys que mostrava els propietaris acollint
inicialment el nou règim amb tranquil·litat, ja que estaven acostumats a veure canviar els
governs sense que el seu entorn social es modifiqués, de manera que van pensar que ara seria el
mateix.
12. Es van alarmar, en canvi, en veure que els camperols començaven a organitzar-se per
negociar els seus salaris i reivindicar els seus drets sense que la guàrdia civil els reprimís
d'entrada, com sempre havia passat. Per això, quan les dretes van pujar al poder el 1933, els
terratinents i els cacics van refermar de nou la seva autoritat: van baixar els salaris i els
camperols que s'havien afiliat a un sindicat o s'havien distingit com a partidaris de l'esquerra van
sofrir tota mena de persecucions, expulsant-los dels llocs en que treballaven i negant-los la
contractació com a jornalers. Això va passar a Andalusia, com a Albacete, a Cuenca -on els
treballadors de Barajas de Melo diuen: "cuando pedimos trabajo, el alcalde nos dice que
'comamos zarzas y república'"-, a Ciudad Real -on els de Solanda del Pino asseguren que "para
perseguirnos, prefieren dejar la tierra sin cultivar antes que dárnosla a nosotros"-, a Toledo, on,
segons explica Arturo Barea, a finals de 1933 els propietaris començaven a treure tots els que
s'havien afiliat a un sindicat "y a no dar trabajo más que a los que se sometían a lo de antes".
13. També va ésser el triomf de la dreta l'ocasió que els conservadors catalans van aprofitar
per denunciar la "llei de contractes de conreu" que havia aprovat el Parlament de Catalunya. Un
bon dia, en temps del franquisme, un vell dirigent d'Unió democràtica em confessava: "encara
que, ben mirat, tampoc no n'hi havia per tant". Se'n podien haver adonat abans. La naturalesa
del conflicte entre grans propietaris i treballadors us permetrà d'entendre reaccions com la que
va tenir, en juliol del 1936, un terratinent de la província de Salamanca, el Conde de Alba y
Yeltes, Gonzalo de Aguilera, que va explicar personalment a un periodista que el dia 18 de juliol
mateix "hizo ponerse en fila india a los jornaleros de sus tierras, escogió a seis y los fusiló
delante de los demás. Pour encourager les autres, ¿comprende?".
14. O que encara avui, en un llibre publicat en 1998 -i vull remarcar la data perquè no es pensi
que es tracta d'un pamflet de la guerra civil- quan s'enumeren els greuges que van dur Pedro
Sainz Rodríguez a col·laborar amb la insurrecció feixista, trobem aquesta descripció dels
horrors intolerables de la república, que repeteixo sense afegir ni treure res: "Se obligaba a los
terratenientes a roturar y cultivar sus tierras baldías, se protegía al trabajador de la agricultura
tanto como al de la industria, se creaban escuelas laicas, se introducía el divorcio, se
secularizaban los cementerios, pasaban los hospitales a depender directamente del estado...".
Vetací el bolxevisme republicà denunciat amb tot detall. Us he explicat això per remarcar que
no és veritat que fos la por a ésser desposseïts de les seves propietats el que va posar els
terratinents en peu de guerra.
15. Es senzillament un dels molts tòpics que enterboleixen la nostra comprensió de la història
de la república i que convé que combatem. Com, per posar un altre exemple, els tòpics que fan
referència al paper de l'Església espanyola en el fracàs republicà i en l'organització de la revolta
i que pretenen reduir-ho tot a poca cosa més que el contrast entre un personatge intransigent com
el cardenal Segura i un altre de negociador com l'arquebisbe Vidal i Barraquer. El pobre Segura
era un titella que no va pintar gran cosa en el transcurs de la seva vida, ni quan feia pastorals
contra la república, ni quan, a les seves velleses, es negava a deixar el cap de la taula a la senyora
Franco i aconseguia que el govern del Caudillo intentés de fer-lo marxar del país, com havia fet
la república.
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DEBATS-2003
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Josep Fontana
16. El que ens caldria conèixer molt millor, per contra, és la forma en què el teixit de les
organitzacions patrocinades per l'Església va muntar la contraofensiva per aturar els intents de
laicisme de la república. Quan la Ley sobre confesiones y congreagaciones religiosas va
prohibir l'ensenyament als ordes religiosos, les organitzacions catòliques van actuar ràpidament
i entitats com la Sociedad Anónima de Enseñanza Libre, que apareixia com una associació laica,
o les organitzacions de pares de família catòlics van passar a fer-se càrrec dels vells col·legis
dels religiosos, amb el resultat que Herrera Oria podia dir el 1940 que "gracias a esta fortaleza
en la lucha de las órdenes religiosas y de seglares, sobre todo de los padres de familia
organizados, pudieron las órdenes religiosas educar a tantos o más jóvenes que antes".
17. A la vegada que organitzaven campanyes contra el cinema i les lectures immorals. Es a
dir, contra el que en els criteris eclesiàstics del temps es considerava immoral. Si voleu entendre
de què va la cosa només us diré que en la primera llista de llibres prohibits que es publica a
Valladolid el 1936 figuren entre els totalment prohibits les faules de La Fontaine, gairebé tot
Pérez Galdós, inclosa la major part dels 'Episodios nacionales', Baroja, Unamuno, Valera,
alguns llibre d'Azorín, tot Goethe, els articles de costums de Larra, tot Gabriel Miró, la Celestina
o el Libro del Buen Amor... I que entre els "tolerados", només aptes per a lectors madurs i
autoritzats, hi ha els de Gustavo Adolfo Bécquer, les Novelas ejemplares de Cervantes, el
Lazarillo de Tormes, l'Ideario español de Ganivet, el Gil Blas de Santillana, els contes de
Perrault, el Buscón de Quevedo o El diablo cojuelo de Vélez de Guevara.
18. I el que és encara més important d'entendre, i caldria estudiar, en comptes de perdre el
temps amb els exabruptes del cardenal Segura, o amb les bones intencions de Vidal i Barraquer,
és la forma en que aquesta xarxa eclesiàstico-civil va funcionar en poblacions com Valladolid i parlo de Valladolid perquè hi ha un estudi recent que ens proporciona alguna informació sobre
aquest tema- com un element de preparació i suport de la insurrecció del 1936 i, després del seu
triomf, com a base del control intel·lectual i social dels anys de postguerra .
19. Això de l'ensenyament religiós -que, com sabeu, encara porta cua- em du a remarcar que
un dels aspectes "revolucionaris" de la república que les dretes no podien tolerar era justament
la seva preocupació per l'educació popular. Hereus d'una vella tradició il·lustrada, els
republicans van creure que educar la població era el camí que havia de dur-los a mobilitzar-la
per un programa de transformació social. I s'hi van dedicar amb un entusiasme que mai no
s'havia conegut a Espanya -i que no s'ha tornat a conèixer després. S'acostuma a oblidar que
entre els primers decrets republicans en figura un que creava de cop 7.000 places de mestres i
augmentava el sou dels ensenyants.
20. Es va fer una gran tasca de formació de mestres, es van construir més de setze mil escoles,
a la vegada que es desenvolupaven programes de difusió cultural que volien portar a tots els
racons del país el llibre o el teatre. No endebades els francesos deien que aquesta república
espanyola era "la república dels professors". Un escriptor cubà passava revista a la gran
quantitat de noms d'intel·lectuals que ocupaven càrrecs polítics o diplomàtics i deia: "En todas
las avanzadas del régimen figuran profesores y escritores, representantes de esa pequeña, casi
exigua, burguesía intelectual que siempre estuvo residenciada bajo la monarquía" .
21. Es ben sabut com va ésser de dura, de sagnant, la repressió adreçada contra els mestres o
la supressió inicial per part de les autoritats franquistes de molts dels instituts de segon
ensenyament que havia fundat la república, per considerar-los sobrers. La cosa anava molt més
enllà: la voluntat de liquidar fins a les seves arrels intel·lectuals el projecte reformista republicà
explica que es fessin públics plantejaments com els que van aparèixer en un diari de Sevilla als
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Recuperar la història de la Segona República Espanyola
primers dies de la guerra, en un article significativament titulat "A las cabezas" en què es deia:
"No es justo que se degüelle al rebaño y se salven los pastores. Ni un minuto más pueden seguir
impunes los masones, los políticos, los periodistas, los maestros, los catedráticos, los
publicistas, la escuela, la cátedra, la prensa, la revista, el libro y la tribuna, que fueron la premisa
y la causa de las convulsiones y efectos que lamentamos".
22. El rector de la Universitat de Saragossa, per la seva banda, proposava la crema de llibres
com una mesura higiènica convenient i necessària. Per què calien llibres? En 1937 Pemán
defensava en un discurs davant de Franco, que aprovà entusiasmat el que deia, un ensenyament
simplista i adoctrinador, d'imposició dels valors "de arriba a abajo, misionalmente",
exemplificat en aquesta afirmació: "El catecismo o el refranero, que hablan por afirmaciones,
son más creídos que los profesores de Filosofía, que hablan por argumentos". Ja se sabia que
això de pensar era un vici estrangeritzant i malsà. Així ho deia, al menys, un llibre publicat el
1939 per un "asesor técnico del Ministerio de Educación Nacional": "Europa es el mundo ideal
del 2 y 2 son 4- me dijo un día mi maestro. A lo que yo le respondí-: --Y España es el mundo
pasional del 2 y 2 son 5". Aquesta apologia de l'irracionalisme anava acompanyada per una
referència a Angel Ganivet, que hauria dit que a un poble que ha conquerit el món no se li pot
fer perdre el temps mirant per un microscopi (que era justament el que estava fent Ramón y
Cajal pel temps en què Ganivet deia aquestes bajanades).
23. L'essencial per aconseguir aquest retrocés de la racionalitat era combatre el que Pemartín
anomenava "el necio fetiche del siglo estúpido: la superioridad de la ciencia sobre la fe". La
mena d'ensenyament que es propugnava havia d'ésser una barreja de patrioterisme i religió. No
tinc gaire dubtes que el senyor Pemartín i la senyora Pilar del Castillo s'haurien entès prou bé.
Convé de no caure en la trampa d'admetre que allò que va moure la revolta del 1936 va ésser la
por a una amenaça revolucionària immediata, perquè aquesta amenaça no existia.
24. Només cal llegir un document que no s'acostuma a citar, com és el Pacte-programa del
Front popular, publicat a la premsa el 16 de gener del 1936, per comprovar que no anava més
enllà de la proposta de "restablir l'imperi de la constitució" i procurar que es desenvolupessin
les lleis orgàniques derivades d'ella dins del respecte als principis constitucionals. Al pacteprograma els republicans es negaven explícitament a acceptar cap dels punts de transformació
revolucionària que proposaven els socialistes i feien una declaració tan inequívoca com aquesta:
"La República que conciben los partidos republicanos no es una República dirigida por motivos
sociales o económicos de clase, sino un régimen de libertad democrática, impulsado por razones
de interés público y progreso social".
25. I hem de recordar també el pes insignificant en aquells moments dels comunistes, que no
tenien cap mena de representació al govern i que no estaven pas aleshores per revolucions. El
que va passar el 1936 va ésser la conseqüència del fet que la dreta espanyola no estava disposada
a acceptar una nova etapa reformista com la de 1931 a 1933, amb el perill afegit del
desenvolupament de les promeses implícites en la constitució, per moderades que fossin. Un
estudi sobre Saragossa sosté que la burgesia local va jugar un temps a la carta possibilista fins
al febrer del 1936, i que en veure els avenços de l'esquerra, optà per animar els militars que es
preparaven per revoltar-se i, un cop obtinguda la victòria, va poder realitzar el seu vell somni
d'"eliminar violentamente de la escena todas aquellas fuerzas políticas y sociales (...) que habían
ofrecido (...) un proyecto socio-político alternativo al de las élites españolas" . En alguns casos
la cosa estava preparada des d'abans.
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Josep Fontana
26. A Andalusia molts dels que no s'havien decidit a prendre part en l'intent de Sanjurjo del
1932, van canviar d'idea després del moviment revolucionari de les esquerres del 1934, que,
encara que fracassés, els va espantar. Francisco Espinosa ha mostrat que les oligarquies
andaluses, aterrides davant l'amenaça del perill que havien cregut córrer, van preparar un pla
d'eliminació sistemàtica dels seus enemics, reals o imaginaris, que es van apressar a posar en
pràctica l'estiu del 1936, en una operació d'extermini que va començar a escala local, però que
es va generalitzar pel mes d'agost quan, diu Espinosa, "se decidió desde la más alta instancia
golpista la eliminación masiva de toda persona marcadamente asociada a la experiencia
republicana: políticos, intelectuales y dirigentes obreros" .
27. De fet sabem que abans de les eleccions de febrer de 1936 els militars estaven ja decidits
a acabar d'una vegada amb el joc democràtic, qüestió en què coincidien amb l'actitud de la dreta
tradicional, que manifestava la seva voluntat de "votar para dejar de votar algún día" . En un
document secret adreçat a la Unión Militar Española, Mola sostenia que convenia donar el cop
abans de les eleccions: "Sería un error funesto plantear la batalla a la revolución en el terreno
del sufragio y de la actuación legalista (...).
28. Hay que evitar las elecciones, de las cuales sacarían algunos partidos de izquierda
argumentos para intervenir en el gobierno (...). Nada de turnos ni transac-ciones; un corte
definitivo, un ataque contra-rrevolucionario a fondo es lo que se impone, (...) la destrucción del
régimen político actualmente imperante en España. (...) En el porvenir, nunca debe volverse a
fundamentar el estado ni sobre las bases del sufragio inorgánico, ni sobre el sistema de partidos
(...), ni sobre el parlamentarismo infecundo". No estava contra la revolució, que, com es pot
veure, no figura entre els seus temors, sinó contra la democràcia parlamentària.
29. Un dels decrets que havia preparat per aplicar-los en triomfar el cop militar conté tota la
seva teoria política: "es lección histórica, concluyente-mente demostra-da, la de que los pueblos
caen en la decadencia, en la abyección y en su ruina, cuando los sistemas de gobierno
democrático-parlamenta-rio, cuya levadura esencial son las doctrinas erróneas judeo-masónicas
y anarco-marxistas, se han infiltrado en las cumbres del poder". Però, malgrat la moderació dels
propòsits del front popular -o potser per això mateix, per la capacitat de convivència entre uns
partits republicans de centre que volien mantenir els principis democràtics i uns grups
d'esquerra que aspiraven a la transformació social per una via pacífica-, allò que representava
la república espanyola a l'estiu del 1936 va resultar que tenia una significació i un valor
universals.
30. En uns moments de renúncia dels governs democràtics europeus, Espanya va esdevenir
una esperança per tots aquells que s'adonaven de l'amenaça que significava l'ascens del feixisme
i del risc que implicava la inconscient tolerància d'uns polítics que s'estimaven més conviure
amb les dictadures feixistes que amb un règim reformista tan poc revolucionari com el
d'Espanya. Els testimonis dels homes que van venir aleshores a jugar-se la vida per defensar la
nostra llibertat mostren fins a quin punt estaven convençuts que lluitaven per una causa d'abast
universal. Ho veiem quan Koltsov li diu a Gustav Regler: "Si guanyem aquí, aviat podràs tornar
a Alemanya" . O en la carta que David Guest, un matemàtic que va morir el 1938, als vint-i-set
anys d'edat, lluitant prop de Mora d'Ebre, li escrivia a la seva mare: "aquesta és una de les
batalles més decisives que mai s'hagin donat pel futur de la raça humana, i totes les
consideracions personals s'esvaeixen davant d'aquest fet" .
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Recuperar la història de la Segona República Espanyola
31. O en la consciència de Cecil Day Lewis quan escriu: "És a nosaltres que defensaven els
que defensaven Madrid" . Els testimonis podrien multiplicar-se gairebé indefinidament. Fa uns
mesos, alguns supervivents de la brigada Abraham Lincoln nord-americana van tornar a visitarnos, recordant-nos que van venir a aquest país per lluitar per aquella república finalment
derrotada pel feixisme, perquè amb ella defensaven els valors d'una democràcia avançada per
la qual pensaven que valia la pena arriscar la vida. I van venir per dir-nos que segueixen creient
en aquelles valors i que estan orgullosos d'haver defensat la república. Potser sigui ara a
nosaltres, en moments en què aquestes valors tornen a ésser negades, que ens correspon de
reivindicar aquell intent de transformació de la societat i de recuperar aquelles esperances,
frustrades potser, però no pas caducades.
32. I en aquesta tasca a aquells que ens dediquem a l'estudi de la història ens correspon una
part prou important, com és la de acabar amb el silenci, esvair els tòpics malintencionats,
analitzar objectivament els encerts i les errades del règim i, sobre tot, liquidar una historiografia
feta del remastegament de velles afirmacions repetides de manual en manual per tal de
reemplaçar-la amb una altra que tregui a la llum les esperances dels homes i les dones d'aquells
temps, per tal de recuperar el que encara hi pugui haver de vàlid en aquell projecte col·lectiu que
tenia com a objectius la llibertat i la modernització, com ha dit recentment Alfonso Guerra, però
altres coses també que convé no oblidar, com la lluita per una major igualtat i per una major
dignitat. Em sembla molt bé que l'esforç dels joves historiadors estigui traient a la llum els crims
del franquisme.
33. Ahir mateix, a "La Vanguardia", i amb referència al congrés que tindrà lloc en aquesta
mateixa universitat dintre d'uns dies, del qual us avanço que espero uns esplèndids resultats, es
deia que la lectura històrica de la guerra civil i del franquisme està iniciant una nova etapa. Es
veritat. Però jo voldria que no oblidéssiu, en estudiar els crims del franquisme, que el major de
tots va ésser, justament, el d'haver destruït aquesta gran esperança col·lectiva de la segona
república espanyola. Es per això que us invito a recuperar-ne la història.
Octubre de 2002
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DEBATS-2003
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Mónica Bolufer Peruga
Mujeres y hombres en los espacios del Reformismo Ilustrado:
debates y estrategias
Mónica Bolufer Peruga
Jornada Mujer i ciudadanía: del Antiguo Régimen a la Revolución liberal.
Departament Història Moderna i Contemporània, Instituto de la Mujer
Resumen / Resum / Abstract
El artículo recoge la ponencia presentada por Mònica Bolufer en las jornadas Mujer y
ciudadanía: del Antiguo Régimen a la Revolución liberal. La autora reflexiona sobre las líneas
de continuidad y los puntos de inflexió en la organización social y política en relación con la
diferencia de sexos durante el reformismo ilustrado. / L'article recull la ponència presentada
per Mònica Bolufer a les jornades Mujer y ciudadanía: del Antiguo Régimen a la Revolución
liberal. L'autora reflexiona entorn les línies de continuitat i els punts d'inflexió en l'organització
social i política en relació amb la diferència de sexes durant el reformisme il·lustrat. / The
article collects the Mònica Bolufer paper presented on debate: Woman and citizenship: of the
Old State to the liberal Revolution. The author focus on the lines of continuity and changes in
the social organization and politics in relation to the difference of sexes during the reformism
illustrated.
Paraules clau / Palabras clave / Key Words
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Ilustración, mujeres, reformismo, Revolución liberal. / Il·lustració, dones, reformisme,
revolució liberal. / Illustration, women, reformism, liberal revolution.
1. Uno de los ejes del proyecto de investigación que estamos desarrollando, y que ha
presentado su directora, la profa. Isabel Morant, es el estudio de las líneas de continuidad y los
puntos de inflexión en la organización social y política de la diferencia de los sexos desde el
Antiguo Régimen al nuevo, del mundo cultural y político del reformismo ilustrado al del
liberalismo.
2. En este sentido, uno de los planos más interesantes de análisis es el debate sobre la
presencia y relación de mujeres y hombres en los ámbitos públicos, más específicamente, en los
espacios políticos. Ello exige manejar una noción amplia de política, que abarca: No sólo el
gobierno, los espacios y las actuaciones de la política formal, sino también los discursos y las
prácticas informales y las cuestiones que afectan a la presencia y la palabra pública: en suma, la
cultura política. Que contempla las formas de la opinión pública y el debate político tanto dentro
de la monarquía absoluta más o menos ilustrada y reformista (o en sus márgenes) como las
nuevas reglas de juego propias del liberalismo.
3. En la España del siglo XVIII, dentro de los límites propios de una sociedad estamental y
una monarquía absoluta, el debate político se produjo, en buena medida, en sordina, contenido
por la acción y el temor de la censura (gubernamental e inquisitorial), aunque, más allá del
Resumen / Resum / Abstract
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Mujeres y hombres en los espacios del Reformismo Ilustrado: debates y estrategias
enfrentamiento entre conservadores e ilustrados, a partir de 1780 se ha documentado la
emergencia de una incipiente corriente liberal, partidaria de la superación de la monarquía
absoluta en el sentido de un régimen representativo y constitucionalista según el modelo
parlamentario inglés o (entre los ilustrados más radicales) influido por nociones rousseaunianas
del contrato social.
4. Los estudios del pensamiento político se han concentrado en la formación y
ensanchamiento de esta fisura entre ilustrados, sin tener en cuenta la dimensión política de otros
debates, como el que afecta a las responsabilidades, espacios y funciones, públicas y privadas,
que debían asumir mujeres y hombres en una sociedad reformada. Ese debate, central en la
sociedad de los siglos XVIII y XIX, ha sido, cuando no simplemente ignorado, interpretado
como una discusión menor, sin relevancia política, en cuanto que limitada al ámbito privado de
la moral, las "costumbres"" y las formas de vida familiares y sociales (la educación, el
matrimonio, la maternidad, la sociabilidad...). Sin embargo, desde una noción amplia de
"política" que abarque la distribución social, y eventual conflicto, del poder y la autoridad en
sus múltiples formas, y que englobe la presencia pública y la expresión de la opinión, ese amplio
debate social adquiere sinduda connotaciones políticas, que se muestran, de forma
particularmente reveladora, en uno de los espacios característicos de las nuevas modalidades de
expresión de la opinión pública constituidas en el siglo XVIII en torno a los nuevos medios de
comunicación (la prensa periódica) y ámbitos de sociabilidad (tertulias, cafés, y Sociedades
Económicas). Me refiero al debate que dividió a los miembros de la Sociedad Económica
Matritense sobre la conveniencia de abrir a las mujeres el acceso a esa institución. La discusión
al respecto se inició en 1775, a raíz de la propuesta en ese sentido de uno de sus socios, José
Marín y Borda, y se interrumpió después, por razones desconocidas, para retomarse a partir de
1786 hasta su resolución definitiva el año siguiente. El motivo de su reapertura fue la admisión
en 1785, a título excepcional, de dos damas de la más alta aristocracia: la duquesa de Osuna y
la joven Isidra de Guzmán, investida ese mismo año, como reconocimiento a su erudición y por
iniciativa del propio rey Carlos III, doctora y catedrática honoraria de la Universidad de Alcalá.
Estas admisiones seguían la tónica general europea, que a lo largo del siglo había tendido a
incorporar, de forma excepcional, a mujeres en instituciones que por tradición las excluían
(como las Academias oficiales, artísticas, científicas y literarias, sin introducir cambio alguno
en sus respectivos reglamentos ni comportar una equiparación con el resto de socios en derechos
de asistencia y participación. Obedecían a la lógica del privilegio propia de una sociedad
estamental y a la idea de "excepcionalidad" con respecto a su sexo que solía asociarse a las
manifestaciones de talento de las mujeres, de modo que quedaba totalmente fuera de cuestión
un debate sobre la presencia femenina en esos espacios.
5. En el caso de la Sociedad Económica de Madrid, fue la propuesta de pasar, tal como
precisó uno de sus socios, de la " excepción " a la " ley ", modificando en ese sentido el
funcionamiento de la institución, lo que planteó el debate. En él participaron, redactando
memorias para su lectura y discusión pública en las sesiones de la Sociedad, 8 de sus miembros,
algunos de ellos personajes relevantes del panorama cultural y político de la época, que
desempeñaban responsabilidades de gobierno, como Jovellanos,Campomanes, Cabarrús,
Floridablanca (encargado de transmitir a la Sociedad la decisión real) o, en menor medida,
Ignacio López de Ayala, junto a una única mujer, Josefa Amar, que desde 1782 era socia de la
Económica Aragonesa, en reconocimiento a su actividad intelectual e inclinaciones reformistas.
El debate alcanzó una dimensión pública, nacional e internacional. Un periódico de Madrid, el
Memorial literario, publicó en 1786 tres de las memorias (las de Cabarrús, Josefa Amar y
Jovellanos, precedidas de una presentación de los editores secundando la opinión favorable
(Mem. lit., tomos VII -abril de1786, pp. 473-487; mayo, pp. 74-8- y VIII -agosto 1786, pp. 400-
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DEBATS-2003
ISSN 1696-4403
Mónica Bolufer Peruga
438). Al mismo tiempo, el Mercure de France y el Journal Encyclopédique dieron a conocer la
polémica a la opinión francesa, traduciendo el texto de Cabarrús,al que a su vez respondió una
lectora de aquel país, Mme. Levacher de Vallincourt, con una dura crítica publicada en el
Espíritu de los mejores diarios (Esp. nº 73 a 77, 17 al 29-XII-1787).
6. Finalmente, el discurso de Josefa Amar se traduciría al italiano en 1789. ¿Cuál es el
significado del debate? ¿Qué estaba en juego? Sin duda, algo de singular trascendencia para sus
contemporáneos, que insistieron en subrayar la importancia de la discusión y la novedad que
supondría la admisión de las mujeres.
7. A los ojos tanto de sus defensores como de sus oponentes, admitir a las damas en esa
"morada del patriotismo" suponía abrirles las puertas de una institución formalizada,
cualitativamente distinta de las tertulias o salones, de los espacios de conversación y
sociabilidad informal en las que su presencia era frecuente y, en general, celebrada. Sus
defensores admitieron que, en caso de aceptarse, ello constituiría una importante ruptura con el
pasado. Por ello, ya en 1778 José Marín había manifestado su preocupación por el hecho de que
su propuesta, por inusual, pudiera considerarse "malsonante" o "escandalosa". De " revolución
politica " la califico Jovellanos, mientras que Josefa Amar afirmó que "no se trata menos que de
igualar a las mujeres con los hombres, de darlas asiento en sus Juntas y de conferir con ellos
materias de gravedad, cosa que parece fuera del orden establecido e incluso extravagante"
(Amar, 1786, 170). Todos se esforzaron en presentar esa novedad en terminos de avance
necesario, del lógico progreso de una sociedad que se queria y se imaginaba en proceso de
Ilustracion. En efecto, la intensidad que adquirió este debate, el hecho de que implicara a
personajes de gran notoriedad y que rebasara el ámbito de la institución en la que se planteó para
alcanzar a la opinión pública española y, en cierta medida, europea, así como sus inesperadas
semejanzas con el que,años más tarde y en un contexto político bien distinto, se plantearía en la
Francia revolucionaria a propósito de la ciudadanía, sugiere que su resolución se consideraba
crucial para el buen orden no sólo de estas Sociedades (de Amigos del País), sino de la sociedad
española en su conjunto. Y ello porque implicaba, en última instancia, plantearse cuáles debían
ser, en lo práctico tanto como en lo simbólico, los espacios y las responsabilidades sociales que
cabía asignar a hombres y mujeres en los proyectos del reformismo y en su imaginario social.
Por ello la discusión retomó los principales argumentos, viejos y nuevos, que había venido
desplegando en el siglo XVIII el debate sobre la distinta "naturaleza" moral, intelectual y
sentimental de los sexos y sus respectivas funciones.
8. ¿En qué sentido pueden considerarse las Sociedades Económicas instituciones
"políticas"?. En general, las valoraciones de su significado y su importancia (ampliamente
discrepantes) se han centrado en los resultados de su actividad (que fueron muy distintos en las
diversas Sociedades, unas lánguidas, otras enormemente activas e incluso contestatarias, como
la Vascongada). Pero tanto o más revelador que el estudio de las actividades concretas
desempeñadas por las Sociedades Económicas es el análisis de su discurso público o su
imaginario político,
9. es decir, del modo en que sus miembros, individual y colectivamente, imaginaban ejercer
un papel fundamental en la reforma y modernización de la sociedad española. En este sentido,
la perspectiva gubernamental no coincide del todo con la idea que los socios albergaban de sus
propias funciones y del significado del cuerpo del que formaban parte. Concebidas por
Campomanes como conducto de la
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10. Ilustración oficial, como " asociaciones políticas " encargadas de difundir " el amor al
Rey y a la Patria " y de colaborar con los proyectos de control y fomento propios del absolutismo
ilustrado, en su seno, no obstante, se desarrollaron en algunos casos (especialmente dentro de la
Sociedad Económica Vascongada), modos de entender la actividad y la representación política
que fueron distanciándose de la
11. monarquía absoluta para poner las bases del primer liberalismo. Así, Manuel de Aguirre
llegó a equipararlas con asambleas representativas que debían ejercer una función moderadora
del poder real (Sistema de Sociedades Patrióticas y de Seminarios o Casas de Educación, 1785).
Aunque tales ideas, por radicales, constituían una excepción en el seno de las Sociedades
Económicas, en cualquier caso sus integrantes las consideraban cuerpos representativos de una
opinión publica escogida entre lo mejor de la sociedad, por "mérito" y educación más que por
nacimiento, y legitimadas por su vocación de servir al "interes general", a la"publica utilidad",
y concebían su propia actividad en ellas como una misión "patriótica" y desinteresada a traves
de la cual realizaban su condicion de "ciudadanos". Un concepto que, por lo común, entendían
dentro del lenguaje político del absolutismo ilustrado, sin ninguna connotación rupturista o
revolucionaria. El término "ciudadano" se identificaba en este contexto con el de "amigo del
país", designando a individuos que se consideraban socialmente
12. responsables, conscientes de los deberes cívicos derivados de su fortuna, su posición y
su educación, que les obligaban a promover la mejora de la patria, a la vez que súbditos
respetuosos de un monarca ilustrado.
13. Las Sociedades Económicas, como otras de las múltiples sociedades, academias y clubes
de diverso signo que en el siglo XVIII constituyeron manifestaciones de la sociabilidad como
concepto y práctica distintiva de las Luces, pretendían erigirse en ejemplos de racionalidad y
convivencia no sólo por la respetabilidad y utilidad de sus objetivos, sino también en sus propias
normas de admisión y estilos de funcionamiento. Se imaginaban como modelos a escala de la
sociedad ideal contemplada por los ilustrados, funcionando a partir de principios de mérito (más
que de rango o influencias personales), de libre discusión, colaboración desinteresada y relación
igualitaria entre sus socios. Principios que, apenas es necesario subrayarlo, no se cumplían
necesariamente en la práctica, pero que configuraban toda una noción emergente de la esfera
pública ilustrada como ámbito legítimo (teóricamente abierto, pero implícitamente selectivo y
elitista) de expresión y formación de la opinión (en la linea apuntada por Habermas o, en un
sentido más histórico, por Chartier). Es este imaginario simbólico, que invistió de significado
la constitución y el funcionamiento de las Sociedades Económicas, el que permite entender por
qué fue en su seno donde el debate sobre la naturaleza, las responsabilidades y los espacios
sociales que debían ocupar hombres y mujeres, desarrollado a lo largo de todo el siglo en
múltiples escenarios (de la filosofía a la literatura de creación, la medicina, la pedagogía o la
moral), en España como en el resto de Europa, se planteó con un énfasis muy especial y una
explícita dimensión política.
Los argumentos de la exclusión: el orden político de la vida privada.
14. Cabarrús parecía saberse en posición minoritaria entre los socios, a contracorriente de la
tendencia que acabaría imponiéndose, y pugnó por presentarse en su alegato no como un
misógino tradicional o un nostálgico de un retorno al pasado sino como lúcido y severo
reformador, instalado en el presente y preocupado por construir una sociedad ordenada. Es
posible que a modelar su postura negativa y, sobre todo, el tono agrio con que la expresó,
concurriesen sus propias vivencias: así, al menos, lo creyó Mme. Levacher de Vallincourt al
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atribuir la agresividad y el temor que destilaba su texto a "cierto resentimiento personal".
Quienes se han interesado por el pensamiento y la actividad política de este complejo personaje
(ilustrado y prerromántico, burgués ennoblecido, servidor del absolutismo y liberal de simpatías
rousseaunianas) han tendido a pasar por alto su oposición a la entrada de mujeres en la Sociedad
Económica o bien a citarla como una mera anécdota, una rareza o una curiosa paradoja,
consignando, en todo caso, con cierta perplejidad el tono misógino de su virulenta diatriba. No
obstante, comprender la lógica de sus planteamientos exige ir más allá de la experiencia o los
temores individuales para contemplarla como representativa (quizá de una forma
particularmente enfática y severa) de actitudes, tradicionales y nuevas, comunes en su tiempo,
tanto en España como en el resto de Europa, y que tienen su correlato más próximo en los
planteamientos de Rousseau.
15. Cabarrús no se esforzó en maquillar su desconfianza hacia las mujeres,llena de
prevenciones hacia las capacidades morales e intelectuales de éstas y de desprecio hacia "la
petulancia, los caprichos, la frivolidad y las necesarias pequeñeces que son el elemento de este
sexo" (en Negrín, 1984,152). Como a Rousseau, le inquietaba visiblemente la influencia social
de las mujeres, de una forma que parecía movilizar no sólo sus temores de reformador, sino
también sus más íntimos miedos como hombre. Y este sentimiento lo expresó haciendo uso de
un tópico que utilizaran profusamente Rousseau y otros autores de su época: el del "imperio"
femenino, es decir, la idea de que las mujeres ejercían, a través de la seducción, un poder
ilegítimo sobre los hombres que amenazaba con vaciar de contenido la autoridad masculina
("aquel sexo, siempre temible enmedio de la opresión de que se queja, y que tanto más poderoso
quanto domina por la opinión, no se ha contentado con desobedecer las Leyes, en todas las
épocas, sino que a su antojo ha vencido o burlado los Legisladores mismos" -p. 151).
16. Para Cabarrús, permitir que las mujeres saltasen de los espacios informales de
sociabilidad a la arena pública, participando en las "meditaciones y tareas" de la Sociedad
Económica no era una medida de justicia, ni tan sólo una gentileza caballerosa de los socios,
sino que suponía claudicar por debilidad ante ese poder clandestino, abriendo así la puerta a
serios desórdenes públicos. La simple presencia femenina en la Sociedad turbaría las reuniones,
viciando el sacrosanto lugar en el que se debatían temas que afectaban al bien común y haciendo
peligrar la compostura y gravedad que habían de caracterizar a la política y sus artífices (lo que
denota, como subraya Isabel Morant, una acentuada desconfianza también hacia la capacidad
de autocontrol y contención de los hombres en el ejercicio de sus responsabilidades públicas)..
Frente a esa amenaza, su ideal de una sociedad ordenada y moral exigía una nítida separación
de los espacios entre los sexos y una drástica limitación de la influencia social de las mujeres:
"una idea de la que necesita toda la policía moderna término que recoge, en el léxico ilustrado,
una de las acepciones del concepto "política"- [es] reprimir la influencia de su sexo y
perfeccionar el nuestro" (Negrín, 1984, 156).
17. El orden de las familias y la conveniencia social demandaba, a juicio de Cabarrús, que
las mujeres se volcasen en ellas en lugar de participar con los hombres en los espacios públicos,
como establecían los designios incuestionables de la naturaleza, eterna valedora de la diferencia
sexual: "¿acaso la moda y sus partidarios prevalecerán contra la voz de la naturaleza que sugetó
las mugeres a la modestia y al pudor, o contra las relaciones inmutables de todas las sociedades,
que impusieron como una obligación civil la fidelidad a sus maridos, el cuidado de sus hijos, y
una vida doméstica y retirada?" (p. 80).
Los argumentos de la exclusión: el orden político de la vida privada.
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18. Cabarrús titubeaba, como muchos de sus contemporáneos, cuando se trataba de asignar
un origen último e incuestionable a la diferencia de los sexos: ¿naturaleza, o más bien costumbre
convertida casi en "natural" por el paso del tiempo? En última instancia, eso no parecía
importarle demasiado, puesto que invocar a la naturaleza, a la Historia o a la utilidad social eran,
ante todo, formas de fijar el destino doméstico de las mujeres haciendo de él un deber cívico.
En su visión de la sociedad, la política se concibe como una esfera exclusivamente masculina,
mientras que a las mujeres les correspondía dedicarse en exclusiva a sus deberes domésticos
para crear, como madres y esposas, la armonía familiar que era condición del buen
funcionamiento de lo público: "He visto varias veces, ¡y con qué veneración!¡con qué
entusiasmo! una señora, que después de distribuir todas las horas del día entre la religión y la
naturaleza, estaba por la noche rodeada de su madre, de sus hermanos, de su marido y de sus
hijos, criando por sí misma al uno de ellos: en sus semblantes reinaba la inocente alegría, premio
y compañera de la virtud; la paz, la unión, el respeto y el amor de cuantos la acompañan la
recompensan superabundantemente de los frívolos e insulsos pasatiempos que ha despreciado"
(en Negrín, 1984, 153).
19. Ninguna "ciudadanía" era posible para ellas fuera de los efectos políticos que reportase
el virtuoso cumplimiento de las obligaciones que les señalaba como madres y esposas. De una
forma tajante de la que no participaban todos sus contemporáneos, Cabarrús expresaba así una
idea que éstos compartían: que la domesticidad de las mujeres era de vital importancia para el
buen funcionamiento de la sociedad y que plegarse a ella no les suponía ningún coste, pues era
acorde con su "naturaleza" y estaba recompensada por los goces de la sensibilidad. Fue
Cabarrús quizá el ilustrado español que con mayor claridad y convicción formuló esa noción de
la doble esfera como idea normativa: la política y los negocios como espacios masculinos,
mientras que el hogar, identificado con el mundo de los sentimientos y la moralidad, como
territorio de las mujeres. Sin embargo, su prevención hacia la presencia de las mujeres en los
espacios públicos debió ser aprobada por muchos de sus contemporáneos, que compartían su
idea de las responsabilidades específicas de los sexos. Así, en enero de 1789, apenas año y
medio después de la fundación de la Junta, el Correo de los Ciegos publicó un significativo texto
clásico, el célebre discurso (tomado de Tito Livio) en el que Catón el Censor tacha de aberrante
que se permita a las mujeres acudir a las asambleas republicanas de Roma y atribuye a tal
desorden la corrupción de las costumbres y la política.
La admisión como exigencia de las Luces
20. Las memorias favorables a la admision de las mujeres en la Sociedad Economica
discrepaban, en mayor o menor grado segun los casos, de este modelo de organización social
basado en la radical diferenciación de las cualidades, aptitudes e inclinaciones de los sexos y
sus respectivas competencias y responsabilidades.
21. En la mayoría parece dominar un enfoque utilitarista, pragmático, que pretende asociar
a las mujeres a la empresa de las Luces, con modalidades de participación y tareas específicas
que se hacen corresponder con sus particulares inclinaciones y funciones sociales, como una
medida de la que obtener beneficios prácticos, a la vez que responder a unas ciertas exigencias
de "corrección política".Algunos
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22. consagraron sus esfuerzos a convencer a los socios de los beneficios que a la sociedad
española reportaría la colaboración de las damas. Argumentaban que las instructivas actividades
e inquietudes de las Sociedades Patrióticas estimularían la reforma de las costumbres entre las
mujeres de las élites, desviándolas de las practicas de vida " frívolas " en favor de la moderación
en el gasto, las lecturas
23. formativas, la educación moral y cívica de sus hijos, la racional gestión de su hogar y la
vigilancia de sus domésticos, a la vez que su ejemplo y sus actividades caritativas con las
mujeres de inferior condición contribuirían a difundir tales virtudes entre las clases populares
Es la postura de Jovellanos, quien, aunque no desconfía, en la misma medida que Cabarrús, en
la capacidad moral de las mujeres y en su posibilidad de colaborar con los hombres (desde su
esfera propia) para procurar los fines del reformismo, comparte con él la idea de que la
responsabilidad prioritaria (aunque no exclusiva) de las mujeres en pro de la utilidad común es
la que deben ejercer desde sus hogares, como encargadas de grabar en el corazón de los futuros
ciudadanos el respeto al orden, dispensando a sus hijos la educación civil y moral "inspirada por
la naturaleza, prescrita por la religión, reclamada y deseada por la política". Así, en su Elogio a
Carlos III, pronunciado a la muerte del rey y auténtica declaración de principios de la
Ilustración, Jovellanos incluyó en su alocución a las socias de la Junta recién constituida,
presentes en el acto, para recordarles que ese era el modo en que su sexo debía colaborar al
"glorioso empeño de ilustrar la nación para hacerla dichosa": "También vosotras, noble y
preciosa porción de este cuerpo patriótico" - interpelaba a las damas de la Sociedad Económica, "también vosotras podéis arrebatar esta gloria, si os dedicáis a desempeñar el sublime oficio
que la naturaleza y la religión os han confiado. La patria juzgará algún día los ciudadanos que
le presentéis para librar en ellos la esperanza de su esplendor. ..."Hacedlos amantes de la verdad
y de la patria (...) y preparadlos para ser algún día recompensa y consolación de vuestros afanes,
gloria de sus familias, dignos imitadores de vuestro celo y bienhechores de la nación"
(Jovellanos, 1980, pp. 188- 189).
24. En algunas intervenciones (como la del propio Jovellanos, o, sobre todo, Ignacio López
de Ayala), los criterios pragmáticos de utilidad se combinan de forma significativa, e incluso
quedan hasta cierto punto postergados, a favor de lo que se presentan como valores o principios
irrenunciables de orden teórico y moral: nociones como la de " razón " o sentimientos morales
como el de de " justicia ".
25. Para quienes así argumentaban, admitir a las mujeres en la Sociedad era la consecuencia
que se derivaba, de forma lógica e ineluctable, de aceptar la igualdad intelectual y moral de los
sexos, un principio que había quedado más o menos establecido y aceptado, en medios
ilustrados, a partir de la polémica desarrollada en torno a los escritos de Feijoo (e la primera
mitad de siglo) y que era proclamado con frecuencia en tono retórico, sin que siempre que
aceptaran sus consecuencias prácticas.
26. Ignacio López de Ayala, en particular, articuló su memoria desde una noción de
individuo basada en la razón como atributo esencial de los humanos y, por definición, carente
de diferenciación sexual. A su juicio, esa igualdad no podía cuestionarse en un " siglo ilustrado
" y menos aún en el seno de una institución que se pretendía representativa y promotora de la
Ilustración, sino que su reconocimiento y plasmación en el orden social constituían un signo
necesario del progreso de los tiempos: " En este siglo, y mucho menos en este sitio, no debe
disputarse que la mujer es capaz de toda la instrucción y de casi todos los trabajos de los
hombres ". Por ello, su memoria, en lugar de justificar la admisión en nombre de su utilidad
social, partiendo así del interrogante implícito en otros texto (" ¿por qué (o mas bien, para qué)
La admisión como exigencia de las Luces
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Mujeres y hombres en los espacios del Reformismo Ilustrado: debates y estrategias
admitir a las mujeres ? "), planteó la discusión en un plano distinto: " Supuesta la igualdad, ¿por
qué hemos de excluir a las mujeres de las Sociedades? ", aproximándose a los planteamientos
que Condorcet desarrollaría años más tarde para defender un concepto de ciudadanía extensivo
a las mujeres (Sur l¹admission des femmes au droit de cité (1790) y Esquis d¹un tableau sur les
progrès de l¹esprit humain (1795).
27. ¿Cuál es la línea de división? El debate no constituyó un enfrentamiento entre ilustrados
reformadores y misóginos tradicionalistas, sino que, de forma mas interesante, revela una fisura
y un desacuerdo entre los propios ilustrados, como prueba el hecho de que personajes unidos
por relaciones de amistad y ciertas afinidades ideológicas (como Cabarrús y Jovellanos)
sostuvieran al respecto posturas irreconciliables en lo relativo al papel que su visión de la
organización social asignaba a ambos sexos. De ese modo, el debate de la Sociedad Economica
viene a representar la tensión entre dos discursos opuestos, enraizados ambos en los
presupuestos filosóficos de la Ilustración y las preocupaciones sociales del reformismo
dieciochesco. De un lado, el discurso de tono " rousseauniano " que atribuía a las mujeres, en
nombre de las Luces, una responsabilidad social y cívica definida exclusivamente en función de
su papel doméstico (que a su vez se presentaba como la consecuencia de su peculiar naturaleza
física, moral y sentimental), contemplando con desconfianza otras formas de participación
femenina en los espacios sociales. De otro, un modo de razonar que admitía para ellas otras
fórmulas de participación en las empresas del reformismo, presentando su acceso a la Sociedad
Económica como una exigencia ineludible de la Ilustración, y que dejaba espacio a amplias
discrepancias y dudas respecto de las formas en que debían desarrollar su actividad y
relacionarse con los socios: desde la admisión formal de damas para colaborar con los fines de
la Sociedad sin asistir a sus reuniones, a la integración sin distinción de sexo, pasando por la
formación de un cuerpo propio y separado, todo lo cual muestra las dificultades y, en última
instancia, las resistencias que incluso los defensores de la admisión albergaban respecto de su
presencia pública en plano de igualdad y en convivencia con los hombres. No es fácil trazar
líneas ideológicas o sociales a las que adscribir unas u otras posturas, que no se corresponden
exactamente con la división que suele establecerse, durante los años finales del reinado de
Carlos III y la época de Carlos IV, entre ilustrados reformistas, confortablemente instalados en
el mundo social y político del Antiguo Régimen (como Floridablanca o Campomanes) y
representantes de un liberalismo incipiente (como Cabarrús). Más que corresponder a
adscripciones ideológicas clásicas, las distintas opciones remiten a actitudes más profundas de
mayor o menor confianza o de abierta sospecha hacia la capacidad intelectual y moral de las
mujeres y las relaciones sociales entre los sexos, que a su vez pueden explicarse, al menos en
parte, atendiendo a: - Influencias y querencias intelectuales distintas: Cabarrús, ferviente
rousseauniano; Jovellanos, lector de los ilustrados escoceses (Ferguson, Millar), defensores del
papel de las mujeres como agentes de sociabilidad y civilización.
28. - Experiencias vitales quizá diferentes: entre Josefa Amar y el resto de los participantes,
ciertamente, pero también entre los hombres del reformismo ilustrado. Sabemos, sin embargo,
que la mayoría de ellos fueron hombres acostumbrados a la relación social con las mujeres en
los espacios informales de los salones y tertulias, que algunos apreciaron, en mayor o menor
medida, el talento femenino, y que tanto Cabarrús como Jovellanos o López de Ayala
mantuvieron una amistad estrecha y afectuosa, llena de respeto y consideración, con la condesa
de Montijo, gran dama ilustrada y futura secretaria de la Junta.
29. - Quizá algo más difícil de detectar: el distinto influjo que sobre estos hombres, que
gustaban de considerarse reformadores guiados por la razón enla lucha contra viejos y obsoletos
prejuicios e instituciones arcaicas, tuvieron ideas muy arraigadas en los más clásicos y comunes
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estereotipos de la misoginia tradicional (retomados y naturalizados algunos por autores
modernos como Rousseau), como el desprecio hacia la "frivolidad" de las mujeres y sus artes
de seducción, que comprometían la gravedad y el autocontrol masculino La perspectiva de
Josefa Amar.
30. A todos estos argumentos la memoria de Josefa Amar vino a añadirles un enfoque
diferente, el de una mujer ilustrada que estaba y se sabía implicada de un modo distinto que los
otros participantes en la cuestión a debate.
31. Cuando en 1785 se reavivó en la Matritense el debate sobre la admisión de damas, ella
era la primera mujer, y la única no aristócrata, que formaba parte de una Sociedad Patriótica (la
Aragonesa, desde 1782), y esa circunstancia, junto con su incipiente fama de escritora, la
legitimaban ante el público y ante los socios para dejar oir su voz . Captó la trascendencia
teórica y práctica de la polémica y quiso hacer no sólo de la admisión, sino también de su propia
intervención como mujer, la prueba irrefutable de la igualdad de los sexos y la ocasión de un
significativo progreso social. Que las mujeres fuesen admitidas en esas asambleas públicas, en
pie de igualdad con los hombres, era para ella un modo de que alcanzaran (y de conseguir ella
misma) algo del "premio y la recompensa" que les estaban vedados en otros campos ("cerradas
todas las puertas al honor y al premio", "desterradas del premio y de la recompensa"...): "Saben
ellas que no pueden aspirar a ningún empleo ni recompensa pública." -señalaba en la memoria
a la Matritense- "Que sus ideas no tienen más extensión que las paredes de una casa o de un
convento " (en Negrín, 1984, 164).
32. Josefa Amar articuló sólidamente los argumentos de su intervención y la envió arropada
por una carta de apoyo del censor de la Aragonesa, Antonio Hernández de Larrea. Su texto se
dirigía a demostrar de nuevo, con cierta exasperación por haber de argumentar lo evidente, las
capacidades de las mujeres, para sostener que su admisión en la Sociedad era una consecuencia
lógica, un caso de justicia que no debería generar reserva alguna.
33. "Todavía se disputa sobre el talento y la capacidad de las mujeres como se haría sobre un
fenómeno nuevamente descubierto en la naturaleza, o un problema difícil de resolver. ¿Mas qué
fenómeno puede ser éste, si la mujer es tan antigua como el hombre, y ambos cuentan tantos
millares de años de existencia sobre la Tierra? ¿Ni qué problema después de tantas y tan
singulares pruebas como han dado las mismas mujeres de su idoneidad para todo? ¿Cómo es
posible que se oigan nuevas impugnaciones sobre esta verdad? Pues ello es cierto que se oyen,
y que son de tal naturaleza, que no debemos desentendernos de ellas, porque acreditan que no
está aún decidida lacuestión" (Amar, 1786, en Negrín, 1984, 162-163).
34. Consciente de la necesidad de volver una y otra vez sobre esos "prejuicios", que no se
debían a mera ignorancia sino que arrancaban del interés y producían consecuencias sociales,
trató de convencer a la opinión ilustrada de que, si era insostenible continuar manteniendo la
inferioridad de las mujeres, lo era también aceptar tan sólo de palabra su igualdad intelectual.
En este sentido, calificó de opresión encubierta, de arbitrariedad disfrazada de galantería, el
empeño en seguir excluyendo a las mujeres de los ámbitos públicos de la cultura y el
reformismo en razón de sus capacidades "distintas" y, supeustamente, más limitadas,
censurándolo como una forma de desigualdad más sutil, pero no menos reprobable, que la
"tiranía" o el "despotismo" que los ilustrados atribuían a los pueblos "salvajes" o poco
"civilizados" en su relación con las mujeres: "Los hombres instruidos y civiles, no se atreven a
oprimir tan a las claras, a la otra mitad del género humano, porque no hallan insinuada
La admisión como exigencia de las Luces
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Mujeres y hombres en los espacios del Reformismo Ilustrado: debates y estrategias
semejante esclavitud en las leyes de la creación. Pero como mandar es gustoso, han sabido
arrogarse cierta superioridad de talento, o yo diría de lustración, que por faltarle a las mugeres,
parecen éstas sus inferiores" (1786, 163-164).
35. La resolución del debate. La Junta de Damas o las estrategias de las mujeres. El 27 de
agosto de 1787 una Real Cédula vino a resolver el dilema decretando la admisión de señoras en
la Matritense en forma de una Junta de Damas separada y subordinada a la Sociedad, a la que
se instaba a tomar a su cargo las tareas "propias de su sexo", identificadas explícitamente con la
educación y la reforma de las costumbres y los usos suntuarios.
36. En los años siguientes, la Junta de Damas fue asumiendo, por encargo de la Sociedad
Económica o bien a petición propia, otras competencias sobre cuestiones educativas y de
beneficencia: se encargaron de gestionar las Escuelas Patrióticas para niñas pobres de Madrid,
de prestar materias primas a las trabajadoras textiles y asistir a las mujeres encarceladas.
Asimismo, reclamaron y obtuvieron la gestión de la inclusa, apelando a los intereses del
reformismo por contener la mortalidad de los expósitos y convertirlos en mano de obra
productiva y argumentando su particular responsabilidad y su especial inclinación y capacidad,
en tanto que mujeres y madres, para encargarse de ese asunto. Las relaciones entre la Junta de
Damas y la Sociedad Económica no fueron fáciles. Aunque los estatutos de la Junta, elaborados
por una comisión de socios y aprobados en 1794, establecieron que la Sociedad debía supervisar
sus actividades, dar el visto bueno a su informe anual y a las propuestas de admisión, examinar
las memorias redactadas por las socias, mediar en sus relaciones con organismos externos y
mantener una precedencia protocolaria en actos oficiales, en la práctica la Junta no sólo
funcionó de forma bastante autónoma en su toma de decisiones, sus iniciativas o sus relaciones
con las autoridades, sino que rechazó la inmiscusion de la Sociedad y defendió por escrito su
carácter de cuerpo independiente, vinculado, pero no subordinado, a ella.
37. La presencia de mujeres en otras Sociedades Económicas españolas fue, en general,
esporádica y más tardía. Algunas de ellas se plantearon la posibilidad de constituir una Junta de
Damas, para acabar desestimándola, como la de Jaén, que suprimió esa propuesta de su borrador
de estatutos en 1786, la de Zaragoza, que unos años después de admitir a Josefa Amar dictaminó
la "inconveniencia" de formar una Junta de Damas, aceptando el parecer de uno de los socios
que entonces había apoyado aquella admisión excepcional, o las de Burgos y Toledo en 1816 y
1818. Algunas, como la Vascongada, prosiguieron la línea de las admisiones individuales y
honoríficas. Otras, en fin, llegaron a constituir a finales del siglo XVIII o a lo largo del XIX
Juntas de Damas, siguiendo el modelo establecido por la Sociedad Económica de Madrid: las
de Murcia (donde a las 3 damas admitidas entre 1788 y 1807 se les sumaron otras 13 entre 1815
y 1819), Granada (de la que formaban parte 6 damas en 1798), Jaén (1820), Cádiz (1827), León
(1840-45) o Las Palmas (1871). En todas ellas, de forma explícita o tácita, as socias tenían
vedada la asistencia a las ssiones generales.
38. Constituidas en "Junta" o "Sección de Damas", se les asignaban competencias que se
consideraban como una extensión en el plano social de sus responsabilidades domésticas como
madres y esposas: labores educativas y de beneficencia, especialmente las desarrolladas con
mujeres (presas, niñas pobres) y niños (expósitos) y, como en el caso de Madrid, se entendía
que debían sujetarse a la supervisión y control de las Sociedades masculinas. Las integrantes de
estas asociaciones defendieron celosamente lo que entendían como su esfera de actividad y
responsabilidad, apoyándose en una interpretación particular de los discursos que les
reconocían papeles sociales y cualidades morales diferenciados de los de los hombres. Y lo
hicieron, como muestra el caso de la Junta de Cádiz, estudiado por Gloria Espigado, con
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frecuencia en conflicto con las Sociedades Económicas por cuestiones de competencias y de
protocolo, signo de la independencia con la que aspiraban a desarrollar su actividad y del
empeño con que asumieron ese espacio de poder.
Conclusiones
39. 1. Una de las pocas veces en las que el debate se plantea en términos abiertos, en la que
se explicitan las razones a favor o en contra de la presencia de las mujeres en los espacios
públicos-políticos, haciéndose evidentes las imágenes diversas que sus protagonistas albergan
de la sociedad que desean, así como las consecuencias sociales y políticas que temen de la
mezcla de los sexos en el ámbito público. Ha indicado Gloria Espigado cómo en momentos
significativos de la construcción del orden político liberal, como la discusión constitucional en
las Cortes de Cádiz, el debate brilló por su ausencia (y con él, cualquier resolución explícita en
términos de inclusión o de exclusión): se impuso, en cambio, el silencio como forma de ocultar
el problema, no planteándose siquiera su existencia, y en todo caso la exclusión implícita. Un
silencio que no sólo se produce en la discusión sobre temas explícitamente políticos como los
perfiles y límites de la ciudadanía (en el que sí se aborda, en cambio, la cuestión de otro
colectivo excluido, el de los habitantes de los territorios coloniales), sino que también, como
recuerda Isabel Morant en su texto, domina en la consideración de temas que fueron de la
máxima trascendencia para el nuevo régimen liberal, como la educación. En general, a lo largo
del siglo XIX, como también del XVIII, la "política los sexos", es decir, los esfuerzos por
asignarles espacios, ámbitos y funciones diferenciadas y jerarquizadas, consideradas como
esenciales para el buen orden de la sociedad, y las disidencias con respecto a las formas más
habituales de concebir y ordenar esas diferencias, tuvieron lugar más bien en el plano de la
regulación de las costumbres. Así, desde la literatura moral (religiosa y laica), médica y
pedagógica, así como en la prensa, la sátira y la literatura de ficción (novelas y teatro
fundamentalmente), los proyectos reformistas o los discursos de circunstancias, se construyeron
insistentemente modelos de comportamiento públicos y privados, femeninos y masculinos, que
coincidían en convertir a las mujeres en artífices de la moral y la armonía doméstica, cifrando
en esa responsabilidad su contribución al bienestar público.
40. 2. Señala las posibilidades que ofrecieron a las mujeres el nuevo discurso ilustrado (con
su énfasis en la necesaria contribución de todos a la "pública utilidad" y su insistencia en la
deseable renovación y modernización de la sociedad española) y las nuevas formas de
sociabilidad reformista y de intervención en ámbitos públicos como los de la educación o la
beneficencia. Pero al mismo tiempo y de forma muy significativa, ilustra sus límites, que apenas
podían contemplar en el orden teórico la igualdad de los sexos y su presencia pareja en los
espacios públicos, y de ningún modo admitir su realización material, optando, en cambio, por
asociar en todo caso a las mujeres, de forma específica y subordinada, a los objetivos políticos
del reformismo y sus actividades.
41. Creo que puede afirmarse, sin forzar el sentido de los conceptos y situando siempre éstos
en su contexto intelectual y político, que en el debate de las Sociedades Económicas se
enfrentaron, en cierto modo, dos concepciones de la "ciudadanía" femenina, en los términos
propios del discurso y las prácticas del reformismo ilustrado, que entendían por ciudadano, de
forma un tanto vaga, a la persona (implícitamente, cultivada y con cierta solvencia económica)
interesada por el "bien público", consciente de sus responsabilidades sociales y dispuesta a
cumplir con ellas.
Conclusiones
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Mujeres y hombres en los espacios del Reformismo Ilustrado: debates y estrategias
42. Para los defensores de la admisión en la Sociedad Económica, por el contrario, que las
mujeres cultivadas participasen de ese ámbito de sociabilidad reformista era una forma legítima
en la que podían contribuir a la utilidad general, además de un obligado reconocimiento de su
condición de individuos racionales e implicados en el bien común, como opinó Hernández de
Larrea: "oponerse a que las mujeres sean individuos de las Sociedades Económicas, es a mi ver
lo mismo que quererlas despojar del derecho de ciudadanía", aunque se resistieran a contemplar
esa participación de otro modo que de forma específica y subordinada.
43. En efecto, para los ilustrados, la vía principal (única, para muchos de ellos) por la que las
mujeres podían y debía colaborar en los fines del reformismo era a través de las repercusiones
públicas (morales, sociales y políticas) de sus deberes domésticos como esposas y madres,
redefinidos de forma más exigente y acorde con el modelo de la familia sentimental que se
extendió entre las élites europeas en la segunda mitad del siglo XVIII. Ese era el sentido de
múltiples exhortaciones que en la literatura moral, pedagógica o de ficción establecían una
relación necesaria entre el orden y moralidad de las familias y el orden social, adjudicando a
hombres y mujeres responsabilidades distintas en la construcción de ese modelo doméstico y
cívico. Al reprender en 1786 a las mujeres que no amamantaban a sus hijos,
44. recordándoles sus deberes cívicos de "ciudadanas", el médico ilustrado Jaime Bonells
hace eco a Cabarrús, para quien la única ciudadanía posible para las mujeres consistía en el
cumplimiento, en aras del bien público, de sus obligaciones domésticas: "¿Cómo esperar que
sean Ciudadanas las que desdeñan las obligaciones de madre y esposa?".
45. Ambos coincidían así, salvando las distancias en el contexto político, con el ideal de
maternidad republicana ("republican motherhood") propuesto en la América anglosajona,
durante la guerra de independencia de las Trece Colonias, para reconducir la participación
activa de las mujeres en la actividad pública de los comités patrióticos, con el argumento de que
su papel en la construcción del nuevo Estado republicano debía realizarse exclusivamente a
través de la custodia de la moral en el hogar y la educación de ciudadanos virtuosos (Kerber,
1980).
46. Coincidían también con la concepción rousseauniana del orden ideal de la familia y la
sociedad que se impondría en la Francia revolucionaria. En efecto, Cabarrús se expresó en
términos similares a los que entre 1790 y 1793 utilizaron aquellos revolucionarios franceses
que, como los miembros de la Convención Amar, Chaumette y Prudhomme, se opusieron a
ampliar los derechos de ciudadanía a las mujeres, contra quienes, al modo de Olympie de
Gouges o de los diputados Condorcet, Romme, Guyomar o Lequinio, dentro y fuera de las
Asambleas defendieron la extensión a ambos sexos de los principios revolucionarios de
igualdad y libertad (un debate del que testimonian los textos editados por Elisabeth Badinter en
....). Finalmente, el republicanismo jacobino estableció un ideal que marcaría el perfil de la
Francia postrevolucionaria: una rígida división de los espacios público y privado, que excluía a
las mujeres de la política, considerada en adelante una exclusiva competencia masculina;
apartadas de la participación política, a las mujeres se les asignaba la misión de educar a los
futuros ciudadanos y de encarnar simbólicamente los valores de la república, representada en la
figura de una mujer, como puede apreciarse en estos pasajes con que la propagandística exhortó
a las mujeres a renunciar a las actividades políticas para retirarse al santuario doméstico: "Las
mujeres no pueden ejercer ninguna influencia sobre el gobierno, sino sobre el carácter y las
costumbres de una nación. No deben tomar parte en la administración pública. Sólo de un modo
indirecto pueden influir sobre los gobiernos. Ellas forman para la patria ciudadanos virtuosos,
y la patria les debe una parte de los servicios que gracias a ellas éstos han podido prestarle".
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DEBATS-2003
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47. "La naturaleza ha distribuido los papeles con sabiduría e igualdad. Dejadnos a nosotros
las inquietudes y las fatigas del exterior; reinad dulcemente en el interior de los hogares;
enseñad los derechos del hombre al niño que apenas balbucea, llevadlo pronto a la tribuna
nacional, pero no rivalicéis con nosotros" . 3) Revela los modos en que las mujeres, se
contentaran con esa opción o no (como parece ser el caso de Josefa Amar, a tenor de su
intervención en el debate, de su actividad y ambición como intelectual y de su experiencia
anterior en la Sociedad aragonesa), hicieron uso de ella para explotar y ampliar los límites
tolerados para su presencia y actuación en el ámbito público.
48. Incorporadas a las Sociedades Patrióticas, las mujeres de las élites ilustradas obtuvieron
una resonancia social a través de sus actividades y se presentaron como sujetos activos en la
reforma del país, que pretendían ejercer algún tipo de "representación publica", según afirmó la
condesa de Montijo en una carta a Carlos IV. Las damas se apropiaron así de la retórica
reformista que asignaba a los miembros de las élites el deber y el privilegio de actuar como
"amigos del país", integrantes de la opinión pública ilustrada y promotores de las reformas para
realizar en la práctica el ideal social del reformismo: una sociedad ordenada, económicamente
productiva, en la que dominase el consenso social en la desigualdad, moderna y cultivada en
relación con Europa y presidida por un monarca ilustrado y unas clases dirigentes benévolas y
esclarecidas. En el desempeño práctico de responsabilidades sociales y en el orden imaginario,
las damas defendieron unas competencias específicas, justificadas bien a través de un discurso
de la igualdad entre hombres y mujeres o, con mayor frecuencia, de las cualidades y funciones
distintas y complementarias de ambos sexos, en las que fundamentar su consideración de
"ciudadanas" en el sentido reformista del término.
Del reformismo ilustrado al liberalismo: cuestiones para el debate
49. I. Aprecio una aproximación historiográfica común a una cultura política y un imaginario
(el de la Ilustración o el del liberalismo), que trata de dar cuenta de tanto de su complejidad
interna como de las múltiples formas de apropiación, por parte de las mujeres en este caso, de
su lenguaje y sus prácticas políticas.
50. En este sentido, pienso, con Gloria Espigado, que no debemos despachar
transformaciones culturales y políticas tan complejas con sentencias taxativas en términos de
"exclusión" o de "incorporación" de las mujeres, entendidas en términos absolutos, sino que
éstas, en todo caso, deben matizarse desde la perspectiva de las estrategias individuales y
colectivas, como las desplegadas por las mujeres para dejarse oir, constituirse y actuar como
sujetos políticos, a través muchas veces .
51. II. Me parece que existe al mismo tiempo una continuidad y una ruptura clave: - En el
espacio público-político de las Sociedades Patrióticas de fines del Antiguo Régimen, tan
distinto de las Cortes liberales como de las tradicionales asambleas representativas, las mujeres
de las élites ilustradas pudieron representarse y, dentro de ciertos límites, actuar como
"ciudadanas". En efecto, se apropiaron del lenguaje del reformismo dieciochesco para ampliar
los límites de las actividades públicas que les era lícito desempeñar: por ejemplo, en la carta
dirigida a Carlos IV por la condesa de Montijo en 1796, reclamando en nombre de la Junta la
gestión de la inclusa, argumentaron que "teniendo una representación pública como tenemos"
consideraban su deber contribuir al buen orden social y político ocupándose de la infancia
abandonada (en Fernández Quintanilla, 1981, p. 151). La posición y actuación de las mujeres (a
pesar de los claros límites puestos a su actividad y a su autoridad pública) pueden entenderse,
en este sentido, quizá como más próxima al modo en que muchos hombres de las élites
Conclusiones
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Mujeres y hombres en los espacios del Reformismo Ilustrado: debates y estrategias
ilustradas (no aquellos que ejercieron responsabilidades de gobierno, pero sí aquellos cuya
implicación en los asuntos públicos se desarrolló a través de las instituciones reformistas)
concebían y practicaban su propia actividad política.
52. - Bajo el nuevo régimen liberal, la constitución de asambleas propiamente políticas (las
Cortes, transformadas en su papel), en las que no llegará a plantearse ni siquiera la participación
activa de las mujeres, siendo prohibida incluso su presencia como espectadoras, deja más
claramente las formas de asociación que les son permitidas en el ámbito, supuestamente no
político, de lo social.
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DEBATS-2003
ISSN 1696-4403
Gloria Espigado Tocino
Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución
liberal
Seminario Universidad Autónoma de Barcelona, 6 de junio de 2003 Mujeres y
ciudadanía en el primer liberalismo español
Gloria Espigado Tocino (Universidad de Cádiz)
Resumen / Resum / Abstract
El artículo regoge la ponencia presentada por Gloria Espigado en las Jornadas Mujer y
ciudadanía: del Antiguo Régimen a la revolución liberal. El artículo trata la relación de las
españolas con el primer liberalismo, concretamente acerca de las Cortes de 1812. / L'article
recull la ponència presentada per Gloria Espigado a les jornades Mujer y ciudadanía: del
Antiguo Régimen a la Revolución liberal. L'article tracta la relació de les espanyoles amb el
primer liberalisme, concretament entorn les Corts de 1812. / The article present Glory
Espigado paper presented in debate: Woman and citizenship: of the Old State to the liberal
revolution. The article treats the relation of the Spaniards with the first liberalism, concretely
about the Courts of 1812.
Paraules clau / Palabras clave / Key Words
Ciudadanía, cortes 1812, mujeres, revolución liberal. / Ciutadania, corts 1812, dones,
revolució liberal. / Citizenship, woman, courts 1812, liberal revolution.
1. Algunas consideraciones historiográficas de partida
1. Comienzo mi intervención haciendo una serie de consideraciones historiográficas sobre el
tema que aquí me convoca. Verdaderamente, tratar la relación de las españolas con el primer
liberalismo en nuestro país (aquí solo me referiré a la experiencia en torno a la Cortes de 1812)
es toparse con lagunas importantes y con un relativo vacío bibliográfico altamente significativo.
2. Voy a intentar dar dos explicaciones que nos hagan comprender este hecho. Sin duda, la
primera viene de comprobar que los periodos cronológicos preferidos por las especialistas han
sido aquellos que han reservado un papel más destacado al protagonismo femenino a lo largo
de la historia contemporánea. Paradigmático ha sido el interés prestado a la primera mitad del
siglo XX, siguiendo la estela de la lucha sufragista, a partir de las posturas de las
librepensadoras de fines del XIX hasta llegar a las primeras organizaciones que demandan el
voto entre 1918-19, continuando con la rica experiencia de la II república, momento en que se
materializa el derecho electoral femenino en nuestro país. En verdad, y eso se notaba en las
primeras monografías que tuvimos sobre la historia de las mujeres en España, el interés por
descubrir las claves programáticas de un movimiento liberal de mujeres en prosecución de la
demanda por excelencia que era el voto, primó en la orientación de estas contribuciones que, no
obstante, marcaron, por primera vez un camino a seguir (Geraldin Scanlon, 1976 y Concha
Fagoaga, 1985).
Resumen / Resum / Abstract
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Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
3. Sin embargo, la evidencia mostraba la debilidad y la dificultad para la constitución de
verdaderos movimientos demoliberales entre las españolas de entre siglos. La frustración era
evidente y alguien nos advirtió que esto no era suficiente. Mary Nash en un paradigmático
artículo publicado en la revista Historia Social (1994), nos lo explicó, intentando que saliéramos
del impasse al que nos tenía sometido el modelo sufragista anglosajón, con el que
invariablemente tendíamos a comparar los resultados que obteníamos a partir de la pobre
experiencia de las españolas. Ella tipificó este feminismo hispano como un feminismo social
versus político, empeñado en conseguir mejoras educativas y laborales y desapegado, en buena
parte, de reivindicaciones políticas. Resaltó la importancia de este tipo de demandas que,
además, se habían construido a partir de una conciencia de agraviadas que apelaba más a la
diferencia que a la igualdad, señalando el peso que las argumentaciones de tipo maternalista y
doméstico-funcionales, habían tenido en el discurso vindicativo.
4. Pienso que a estas alturas es justo reconocer que la atinada advertencia de Mary Nash se
venía ya reflejando en los estudios que se publicaban por entonces. Este punto de vista ayudó
también a comprender al liberalismo, y al concepto de ciudadanía que le es intrínseco, como una
fórmula política más abierta y más compleja que la simple y mecánica vinculación con el hecho
político del voto. En varias profesoras he podido detectar (Pilar Folguera, 2000; Guadalupe
Gómez-Ferrer, 2002, y yo misma lo he utilizado: Gloria Espigado, 2002), la alusión al texto
clásico de Thomas Marshall (1950) a cuenta de la triple dimensión de la ciudadanía, significada
en su acepción política, desde luego, aquella que procura los derechos electorales
fundamentales, pero también en su dimensión civil, aquella que garantiza la igualdad ante la ley
y reporta los derechos individuales inalienables (propiedad, libertad de expresión, libertad
religiosa, inviolabilidad, garantías...) y, finalmente, en su faceta social, que apela a la
preservación, bienestar y seguridad del individuo, salvaguardada por los derechos que el Estado
liberal debe garantizar, en materias de educación, trabajo, sanidad, vivienda, etc...
5. Abriendo de esta forma una tipología más amplia de derechos a registrar y a conseguir por
los excluidos del sistema, qué duda cabe que cobran sentido de primer orden las demandas
realizadas por las españolas del siglo XIX que se centraron en las peticiones educativas,
laborales y de reforma de los códigos que regulaban la vida familiar y el contrato matrimonial,
priorizándolas por encima de los derechos electorales. Desde estos supuestos, toda una serie de
escritoras del siglo XIX pueden ser incorporadas al acervo de lucha vindicativa desde esta
visión renovada y ampliada de los presupuestos liberales. Toda la pléyade de escritoras
isabelinas (Ángela Grassi, Concepción Jimeno, Pilar de Sinués, etc), las relacionadas con la
generación krausista (la propia Concepción Arenal), las vinculadas a las reformas del periodo
restauracionsista (Emilia Pardo Bazán, Berta Wilhelmi, etc), ha sido analizada y estudiada con
detenimiento y ya sin ese sentimiento de inferioridad.
6. Pienso, además, que recientes monografías traducidas al español que tratan sobre las
experiencias de las Europeas abundan en conceder a esta línea interpretativa mayor capacidad
para la comprensión histórica. Me refiero, al análisis de Gisela Bock (2001) o al estudio de las
australianas Bárbara Caine y Glenda Sluga (2000) que, desde una historia sociocultural que
proyectan sobre las europeas en la contemporaneidad, marcan, haciendo uso del método
comparativo, las similitudes de las trayectorias seguidas en las estrategias vindicativas de las
mujeres de distintos países europeos.
7. Especialmente, las últimas se ocupan fundamentalmente de observar, en un estudio de
tono thompsoniano, como decimos, cuáles han sido los idearios que han permeado la conciencia
de las mujeres más sensibilizadas y de qué manera éstas han elaborado ese stock cultural para
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Gloria Espigado Tocino
transformarlo en actividad y acción pública, forjando una identidad de ciudadanas que, por
ejemplo, en ocasiones no ha apelado a las potencialidades del individualismo liberal y sí se ha
mostrado sensible a los resortes que aludían a lo colectivo, a la unidad de destino de los que
habitan una nación. El patriotismo y el nacionalismo han proporcionado una coartada de
primera magnitud para que las mujeres encontrasen espacios de significación pública en la edad
contemporánea, y esto es especialmente evidente en los primeros tiempos de gestación del
liberalismo europeo. Esto lo señalo con particular interés porque volveré sobre ello cuando
analice las posturas de las mujeres que viven activamente la Guerra de la Independencia contra
Napoleón.
8. Sigo dentro de las consideraciones sobre el estado de la cuestión, incluyendo ahora una
reflexión propia, que desde luego someto a la valoración de las especialistas aquí presentes.
Debemos explicar todavía por qué, aunque la cronología del estudio de la relación entre mujer
y poder en España se ha ampliado considerablemente, como hemos dicho al empezar, queda, no
obstante, un terreno poco transitado, el periodo inicial de la contemporaneidad, una etapa en la
que ya adelanto, y espero mostrar aquí pruebas convincentes de ello, podríamos encontrar
material de suficiente interés como para dedicarle mayor atención que la concedida hasta el
presente. Si me permitís, os recuerdo que nuestra historiografía pasa muy superficialmente
todavía, a mi modo de ver, sobre el papel desempeñado por las mujeres en las fases iniciales y
tormentosas de manifestación liberal en el país, desde la Guerra de la Independencia y el primer
constitucionalismo gaditano hasta, yo diría, la constitución de células republicanas e incluso
internacionalistas de mujeres en el Sexenio democrático.
9. Las razones de esta insuficiencia, pienso, pueden remitir a una variedad de explicaciones,
entre las que cabría mencionar, en primer lugar, la juventud de nuestra propia tradición en los
estudios de Historia de las Mujeres que ha pospuesto una fase entendida, a priori, como menos
brillante y con menor formulación de testimonios de interés, dentro del conjunto de la
contemporaneidad. Sin embargo, llama poderosamente la atención que un periodo fundacional,
mítico, para la constitución de nuestro liberalismo, como es, sin duda, las Cortes de Cádiz, no
haya sido objeto de mayor especulación entre las especialistas. Si bien, pienso que esto va
remitir en poco tiempo, y las citas bibliográficas aquí contenidas pueden dar testimonio del
creciente interés de las investigadoras, hay que buscar, no obstante, explicaciones para este
relativo olvido o postergación de periodo tan significado en nuestra historia contemporánea.
10. Os doy mi versión. De alguna manera podemos estar ante otro espejismo historiográfico
semejante al que nos ató en primera instancia al modelo sufragista. En este caso, la influencia,
en cierto modo paralizante, provendría de otro país, de Francia concretamente, y de la riqueza
bibliográfica que ha dado de sí el estudio de la experiencia de las francesas en el periodo
revolucionario abierto en 1789, sin parangón en país europeo alguno y, por supuesto, en España
también. Os recuerdo, muy por encima, hechos que todos conocemos sobradamente y que se
han convertido en el paradigma de los acontecimientos en que se implican las mujeres en los
momentos fundacionales de la práctica constitucional en el vecino país.
11. ¿Qué hacen las francesas? Pues nada más y nada menos que escribir "Cuadernos de
quejas" en los momentos previos a la convocatoria de los Estados Generales, tal como
demuestra el más famoso de todos atribuido a Mme B.B.; participar en movimientos de protesta
que buscan garantizar la subsistencia y que, de pronto, adquieren un cariz político cuando
traspasan esa mera frontera de reclamo al consumo y se transforma en presión al rey para que
éste vuelva a París, nos referimos a la famosa marcha de mujeres a Versalles; también las
francesas adoptan fórmulas de sociabilidad pública propia de los nuevos tiempos constituyendo
1. Algunas consideraciones historiográficas de partida
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Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
los primeros clubes republicanos que más tarde serán clausurados por el poder jacobino; siguen,
por otro lado, mediando en la actividad política a través de los salones que las grandes damas,
como Mme Roland, mantienen abiertos; solicitan una nueva moralidad pública traducida a la
forma de vestir de ellas mismas que aspiran a lucir los artefactos simbólicos de la revolución
como la escarapela tricolor y el gorro frigio; las nuevas amazonas piden, también, portar armas
y formar parte de la milicia patriótica que reporta derechos a los hombres; finalmente, y por si
esto fuera poco, dentro de sus intervenciones escritas, se atreven a formular el deseo de
ciudadanía para las mujeres, como expresan los textos de Condorcet y el más citado de Olimpia
de Gouges.
12. Ante todo esto, habrá que convenir que el ejemplo español en muy poco se va a acercar
al modelo de radicalismo de las francesas. Es más, buena parte del protagonismo que podamos
atribuir a las españolas estará empañado, y espero que notéis la ironía con que digo esto, con la
sospecha de que el altar y el trono, principios más acordes con la defensa de lo viejo, más que
con la promoción de lo nuevo, vertebra la razón política de más de una de las mujeres de
entonces, y aludo ahora al ejemplo de la madre de la famosa escritora española Fernán Caballero
(Cecilia Böhl de Faber), Frasquita Larrea y Aherán (de la que en breve serán publicadas las
Actas del Congreso que tuvimos en el 2000 en El Puerto de Santa María), anatematizada,
relegada por la opinión liberal, dada su filiación al reaccionarismo más recalcitrante. Es decir,
a priori, reconocemos que hay pocas y además, sospechamos, escasamente ganadas a la causa
liberal. ¿Qué hacer?
13. Pienso que no renunciar a indagar en un periodo histórico de tanta trascendencia para la
evolución política del país, independientemente de lo que nos vayamos encontrando. Podemos
incluso percibir que la reafirmación pública de las mujeres en este entorno, aún sin seguir
patrones ideológicos liberales, en algunos casos, se hizo presente, bien continuando ciertos
modelos de sociabilidad a la antigua usanza, tal es el caso del patrocinio de salones y tertulias
que las aristócratas y burguesas siguieron regentando, o adoptando nuevas fórmulas de relación
social femenina, en la constitución de sociedades patrióticas, como veremos. No nos podemos
olvidar tampoco que las mujeres no renunciaron a continuar participando en la discusión
política directamente a través de la publicación de folletos o, de forma indirecta, en la traducción
de obras claves para la difusión del ideario liberal. También pondremos ejemplos de esto.
14. En todo caso, como vemos, e independientemente de la orientación política adoptada, las
mujeres, una minoría, sin duda, y muy limitadas en su radio de acción, no renunciaron a
intervenir de muy diversas formas adoptando junto a lo viejo, nuevos patrones de
comportamiento social y político, que sirvieron, tanto o más que las ideas, para construir un
marco cultural propicio para el desarrollo de la actividad pública, mostrando que las fronteras
entre las esferas funcionan más como aspiración normativa del nuevo discurso político que
como realidad operante, ante la cual no todas las mujeres se plegaron.
2. Las virtualidades del discurso liberal
15. Para empezar, no podemos pasar por alto el hecho de que el discurso liberal, es
contradictorio en sus ansias de universalidad cuando atiende a los derechos de las mujeres.
Especialistas de teoría crítica feminista como Carole Pateman, en su libro El contrato sexual
(1995) por citar a una de las más significativas, lo han explicado sobradamente. Para ella, el
proyecto indidividualista liberal, elabora un concepto de ciudadanía para los hombres y, todavía
más, su materialización política, depende de la ratificación de un acuerdo no escrito pero sí
implícito entre los mismos, que alude directamente a la salvaguarda de lo doméstico como
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Gloria Espigado Tocino
espacio de reproducción social, donde las mujeres son recluidas, y que constituye el factor
garante de su libertad como individuos. Dicho de este modo, las mujeres no tenían por qué estar
entusiasmadas ante el nuevo discurso político que, de entrada, las excluyó de todo tipo de
consideración, como veremos también en el caso gaditano. De hecho, la historia del feminismo
sufragista, igualitario, o pequeñoburgués, como queramos llamarlo, ha consistido
fundamentalmente en forzar el significado de los conceptos liberales, señalando la paradoja y
la contradicción de la exclusión operada, hasta lograr la incorporación de las mujeres como
sujetos de pleno derecho ciudadano.
16. Pero en las Cortes de Cádiz, lo que nos encontramos son varias posibilidades para la
neutralización a toda posible aspiración de protagonismo femenino en el nuevo marco político
que se está fraguando. El discurso de los hombres, que parcialmente será discurso liberal,
cuando no será servil, pero coincidente en el tratamiento que hay que ofrecer a las mujeres, es,
no obstante, variado en su escala de presentación, pero acorde en el objetivo de preservar la
exclusividad de lo político a los varones.
17. Como dice la filósofa francesa Geneviève Fraisse (2000), la anulación más afectiva del
adversario es aquella que se tramita a través del silencio. La no consideración de la existencia
de un problema, ni siquiera para nombrarlo, es el mejor modo de anular todo planteamiento
problemático. En nuestras Cortes, este hecho, está sobradamente demostrado, cuando en ningún
momento se somete a consideración la realidad de las mujeres. Tal como expresa Bartolomé
Clavero (1987), ellas representan "el sexo escondido" en toda la discusión constitucional y,
también, Manuel Pérez Ledesma (1991) ratifica la inexistencia de alusiones significativas a las
mujeres entre los próceres de la patria, algo también comprobado por Gloria Nielfa (1995). El
silencio, tiene como aliado otra actitud igualmente efectiva, se trataría de mencionar la obviedad
de la exclusión, dando por sentado la "naturalidad" de los términos que adopta la organización
social con respecto a las mujeres, anatematizando, de entrada, cualquier discurso revisionista al
respecto.
18. Aquí podríamos incluir tanto la manifestación del liberal Muñoz Torrero como del
antiliberal Fray Francisco de Alvarado, el "Filósofo Rancio" que, indirectamente, para
demostrar la imposibilidad de un replanteamiento más abierto para la ciudadanía masculina,
traen a colación lo antinatural que resultaría cualquier cambio que distorsionara la jerarquía de
los sexos. Desde las huestes masculinas y liberales, todavía es posible una tercera y drástica
solución y ésta es la de formular, nombrando y arriesgándose, por tanto, a la contestación, la
exclusión más tajante. En esta modalidad entraría la prohibición que el Reglamento de las
Cortes redactan para que las mujeres ni siquiera se atrevan a pisar los umbrales de la asamblea
de ciudadanos, eliminándolas incluso de las galerías que ocupan los curiosos, para que no vean,
no discurran, no reclamen. Una última posibilidad, conciliada, podríamos pensar a priori, con
los intereses de las mujeres, está en la palabra amable que brota del discurso galante de la
excelencia y que, fundamentalmente, lo que hace es reconducir la cuestión. Este discurso será
el que se irá prodigando con éxito y será normal localizarlo de forma acompasada con la
manifestación de ciertas prerrogativas que pueden ser adjudicadas a las mujeres a partir del
reconocimiento de su función social de esposa y madre. Aliado del discurso de las esferas, de
la complementariedad sexual, de la naturalización de las funciones biológicas que cumplen las
mujeres, de su reclusión en el hogar, dejará un resquicio para la participación tutelada de las
mujeres en asuntos que el liberalismo no tendrá inconveniente en dejar en manos femeninas,
como extensión social de los roles que las mujeres cumplen "naturalmente". En este apartado,
estaría, el reconocimiento de su responsabilidad en el cuidado de la familia, en la educación de
los hijos y, como proyección pública de esto mismo, el cuidado de los expósitos, la vigilancia
2. Las virtualidades del discurso liberal
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175
Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
de la educación de las niñas de la clase trabajadora, etc., es decir, como vemos, capítulos
relacionados con la beneficencia y asistencia social que, tras la desamortización de la Iglesia y
la merma de su capacidad asistencial, alguien debe realizar, todo esto antes de que el Estado
interventor reclame para sí estas parcelas de actuación que planean sobre la dimensión social de
la ciudadanía.
3. La variada respuesta de las mujeres
19. Ante el silencio, la prohibición, la exclusión, o la reconducción sesgada del problema,
deberíamos plantearnos qué hacen las mujeres, cuál es su respuesta al estado de cosas existente.
Teniendo en cuenta que deberíamos abundar en la práctica y los discursos femeninos sin esperar
cambios fundamentales o radicales, sin sentirnos decepcionados por no encontrar una Olimpia
de Gouges a la española. En cambio, deberíamos dar su justo valor a otros comportamientos más
sutiles pero no menos significativos, como el ejemplo que da la propia Frasquita que,
descaradamente, espeta a su marido, que le hace la indicación de quemar sus Rights of Women
de su queridísima Mary Wollstonecraft para que haya paz en el matrimonio, que con mucho
gusto lo hará una vez que él los haya leído (Milagros Fernández Poza, 2001).
20. Es con esta mirada atenta a los detalles, nada estridentes por lo demás, con la que
deberemos calibrar el paso femenino por este periodo de la historia española, que, siendo
observado atentamente, ofrece posibilidades para el comentario contrastado entre la
continuidad y la ruptura, que forman parte, tanto una como otra, de una identidad femenina en
construcción, al albur del nuevo marco político.
21. En primer lugar, las mujeres siguieron haciendo lo que sabían y solían hacer. Me refiero
con ello, a que siguieron cultivando el mecenazgo y la promoción varonil que patrocinaban
desde sus domicilios privados, abriendo salones, más bien tertulias, por aquello de no
confundirse con el "gabacho", como explicaba Alcalá Galiano en sus memorias al decir que "en
aquellos días, nadie en castellano hablaba de abrir salones, pero en cambio se iba a la tertulia".
Son muchos los testimonios literarios que tenemos de esta costumbre arraigada aún en el Cádiz
doceañista. El propio Alcalá Galiano, nos nombra, junto a otras, por su dispar significación
política, las tertulias que convocaban la gaditana Frasquita Larrea, de signo servil y la jerezana
Margarita de Morla y Virués, de signo liberal. Observando, con cierto afecto, ésta última, don
Antonio carga las tintas en la personalidad de Frasquita a la que consideraba "literata y
patriótica acérrima, pero de las que consideraban el levantamiento den España contra el poder
francés como empresa destinada a mantener la nación española en su antigua situación y leyes,
así en lo político como en lo religioso, y aún volviendo algo atrás de los días de Carlos III,
únicos principios y sistemas, según su sentir, justos y saludables" (Alcalá Galiano, B.A.E., p.76
y ss.). También Galdós, hace en sus episodios nacionales mofa de esta actitud femenina,
representando dos personajes que son el contrapunto de estas dos salonières. El personaje de
Frasquita, que está dibujada con trazos muy poco disimulados, se llama igual, y de ella se dan
datos biográficos fidedignos (se dice que es esposa del polígrafo alemán Nicolás Böhl de Faber
y madre de la gran novelista española Cecilia Böhl, Fernán Caballero). También se alude y "la
Morlá" o "Morla", de la que no se señala dato biográfico significativo. Igualmente, es posible
considerar que una de las protagonistas del episodio Cádiz, doña Flora, pueda ser el alter ego de
Margarita en la narración, por su identificación con el ideario revolucionario. Me interesa
destacar, sobre todo, la opinión negativa que estos dos varones, liberales, de dos generaciones
claramente separadas y distintas, proyectan sobre las anfitrionas de esta modalidad de
sociabilidad donde las mujeres, aunque con todas las limitaciones que se quiera, tenían un papel
reservado (Isabel Morant, 2003). Para Alcalá Galiano la imagen política de Frasquita es
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sencillamente retrógrada como hemos visto, pero, si bien Margarita, es amable pero
tremendamente fea, cuando se manifiesta como ser pensante, es decir cuando adopta el
fourierismo como doctrina política, sencillamente, se vuelve loca (Juan Luis Sánchez
Villanueva, 2003). En el relato de Galdós, que está vitalmente algo alejado de los
acontecimientos que describe, el hecho de que Doña Flora sea representada como una alcahueta
no dice mucho en su favor. Recordemos, también, que para el padre Coloma la imagen de
ambas, Frasquita y Margarita, tampoco sale muy favorecida que digamos, la última queda
absolutamente ridiculizada por la manía de lucir los estrafalarios tocados que ella misma
confeccionaba, en una mala imitación de los turbantes que solía llevar Mme de Staël. Es cierto
que, entre los contemporáneos, Alcalá Galiano, Blanco White, el comentario es, quizás, más
matizado. No podemos olvidar que ellos han sido animadores de tertulias. Los dos asistían a la
que el poeta Quintana tenía en Sevilla antes de su traslado a Cádiz.
22. La postura de José Blanco White es meridiana al respecto y augura con sus comentarios
en El Español el tiempo llegado en que se separare la cosa pública del recinto de lo privado,
cuando, al referirse al sopor que producen las réplicas y contrarréplicas de un mismo diputado
sobre un solo asunto, expresa su disgusto de que las Cortes "más parecen una tertulia que un
congreso". De hecho, en este mismo tono de condena de lo que se cuece privadamente va a
manifestar su contrariedad por el abuso que la Cámara hace de las sesiones secretas, deliberando
"a puerta cerrada" asuntos que debían ser aireados públicamente (José Blanco White, 1990, 5968). Y es que a partir de estos momentos y en un futuro bastante inmediato se irá fraguando unas
nuevas formas de conducción de la res publica, donde lo privado, lo particular, no tiene visos
de continuar prosperando. La tertulia, tiene sus días contados frente a la nueva sociabilidad que
procuran la logia masónica, la sociedad, secreta las más de las veces, dado lo proscrito en que
se va a desarrollar el credo liberal en los primeros treinta años del XIX. Cuando la
clandestinidad dé paso a la libertad de reunión: el café, el casino, el ateneo, el club político, el
partido, finalmente, constituirán las formas de sociabilidad exclusivamente masculinas donde
se dirime el camino de la política.
23. Las mujeres, en periodos de guerra, tampoco han eludido un papel arriesgado y activo en
favor del bando donde militan sus hijos y sus maridos. Agustina de Aragón es el caso más
famoso pero no el único ejemplo de heroicidad entre las españolas. Solo entre las zaragozanas,
junto a la archiconocida Agustina de Aragón, las crónicas nos hablan del papel destacado de la
Condesa de Bureta, de Casta Álvarez, de María Agustín, etc (Ana Aguado et alt., 1994, 341).
Bajo el título significativo de Patriotismo y heroicidad de una española, el periódico liberal El
Conciso, daba cuenta el 16 de marzo de 1811, del gesto generoso y arriesgado de Doña María
Ángela de Tellería, de 26 años, natural de Elgueta (Guipúzcoa) que había conseguido liberar a
soldados hechos prisioneros y conducidos a Durango, en julio de 1809, cuando iban a ser
conducidos a Francia. El relato habla de que les llevó ropa de mujer con las que consiguieron
despistar a los centinelas y, más tarde, tras recabar prendas y dinero del vecindario, y "vestida
de hombre", se arriesgó a volver, llegando hasta los prisioneros que se fueron descolgando por
una ventana. Uno de ellos, un capitán de carabineros reales tuvo el infortunio de lastimarse una
pierna y ella le dio cobijo y lo mantuvo oculto. Esta "mujer fuerte" como se la califica en el
texto, fue finalmente descubierta, perseguida por "400" hombres y hecha prisionera. Todas las
presiones para que hiciera acto de delación fueron inútiles y un grupo de patriotas finalmente
consigue liberarla. El rotativo gaditano, se congratula de que, después de un sin fin de
peripecias, doña María Ángela haya llegado, por fin, a Cádiz, ciudad que sabe reconocer su
patriotismo, y pasar por alto, de camino, la continuada trasgresión de su comportamiento, que,
en cualquier otra circunstancia, habría sido censurado.
3. La variada respuesta de las mujeres
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Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
24. Las mujeres también manifiestan públicamente su opinión sobre la marcha de la guerra.
La publicación, en la imprenta de Jiménez Carreño de un folleto, en el mes de agosto de 1811,
con el título de Representación de las Damas españolas a Jorge 3º, rei de Inglaterra, sobre los
vagos rumores acerca de la conducta del gobierno inglés, y de sus exércitos en la guerra de
España, ocasionó un revuelo de enorme magnitud entre lo que llamaríamos hoy "la clase
política" de entonces. Básicamente, lo que hacía el escrito era criticar, adjudicando sutilmente
esta opinión a agentes napoleónicos, algunas de las maniobras bélicas realizadas por los
ingleses, a los que se acusaba de falta de iniciativa y de interés para trabajar codo con codo con
el ejército español, dejando caer alguna velada acusación sobre intereses británicos para no
fomentar una beligerancia más acusada (en la mente de todos estaba que una España con
dificultades dejaría de controlar con efectividad las colonias americanas). Algunas de las
reacciones más furibundas contra el escrito fue la del ya mencionado Blanco White que
descalifica la acción de las señoras en la Carta V de su alter ego, Juan Sintierra, que publicara
en El Español, periódico que editaba desde su residencia en Inglaterra. No estamos en
condiciones de identificar a las españolas que, supuestamente, escribieron la Representación y
planea la sospecha de que fuera utilizada una máscara femenina para acusar, con mayor
efectividad, la falta de hombría del ejército de su majestad británica.
25. Resulta curioso, sin embargo, que, en ningún momento, se cuestione la autoría femenina,
hasta que las propias autoras, para salir airosas del embrollo en que se han metido, echan la
culpa a un tercero, su secretario, que en un abuso de confianza dicen- , "escribió por sí y publicó
atrevidamente los rumores ofensivos de que toma materia para su folleto".
26. Esto se hace en una segunda entrega que tiene el llamativo título de Declaración de las
Damas Españolas sobre la Representación que a su nombre se ha hecho a S.M.B. sobre los
vagos rumores acerca de la conducta del gobierno inglés y de sus exércitos en la guerra de
España, publicado a los pocos días en la imprenta gaditana de Niel, Hijo. En esta nueva
Declaración, las damas vienen a demostrar dos cosas: en primer lugar que conocen a la
perfección la situación de la guerra y, en segundo término, que son capaces de tener una opinión,
necesariamente política, sobre la misma. El escrito intenta restablecer las relaciones
angloespañolas que la Representación ha dislocado. Se refutan, punto por punto, las
acusaciones vertidas sobre la falta de iniciativa del ejército inglés y se expresa el deseo de
colaboración y amistad con los ingleses. No obstante, en algunos párrafos, no deja de percibirse
cierta insistencia en las ocasiones desaprovechadas que remiten al tono de queja del primer
folleto y que deja al descubierto la maternidad del mismo, a pesar de ser negada insistentemente.
27. La era de la opinión pública se había abierto definitivamente con la proliferación de
hojas volantes, folletos, manifiestos, catecismos sin cuento que conoció la etapa del primer
liberalismo gaditano. Sin duda alguna, la expansión de la prensa y su orientación hacia las
cuestiones políticas, marcó también una etapa de consolidación para la historia del periodismo
en España, fomentando un medio de expresión, especialmente preservado, en principio, por el
derecho constitucional, que, en adelante, iba a ayudar decididamente al intercambio de ideas y,
a su vez, a la consolidación de redes de identidad política que facilitarían la configuración
partidista del liberalismo español.
28. La relación de las mujeres con la prensa de la época, está aún por estudiar, pero empieza
a ser conocido el eco que, en los papeles periódicos, tienen las gestas y actitudes patrióticas de
mujeres como las que aquí estamos comentando. Otra cosa es hablar de la implicación femenina
en la elaboración o edición de un medio de expresión que, tras el reconocimiento de la libertad
de imprenta hecha por la Constitución, se ha de convertir en herramienta básica para la
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generación de opinión pública de una u otra tendencia política. Cádiz, con la publicación de La
Pensadora Gaditana (1763-1764) redactada por Beatriz Cienfuegos, ha ofrecido uno de los
primeros ejemplos hemerográficos posiblemente femeninos que tenemos en el país (Cinta
Canterla, 1999). La explosión publicística de la Guerra de la Independencia también cuenta con
algún ejemplo de interés. Tal es el caso de doña María del Carmen Silva que se hizo cargo del
periódico liberal exaltado El Robespierre Español, mientras su marido estuvo preso por
cuestiones de censura. También consta que en 1809, doña Eulalia Ferrer, por expresa indicación
de su marido, se trasladó a Mallorca donde fundaría el Diario de Palma, permaneciendo a su
frente hasta la fecha de regreso a la Península en 1811 (Mercedes Roig, 1977). En el periodo de
las Cortes, también salieron a la luz pública periódicos dirigidos a las mujeres pero escritos y
editados por hombres, una práctica que sería bastante común en la primera mitad del siglo XIX
(Susan Kirkpatrick, 1991). Conocemos la existencia de El Correo de las Damas, publicado en
la La Habana hacia 1811 (del 10 de abril al 4 de noviembre) en la Imprenta de Pedro Nolasco
Palmer, donde, aparte de la redacción masculina, figuran dos colaboraciones femeninas, la de
Amira Zelasgón, autora de un poema y la de Ramona Poneita, remitente de una carta
(Inmaculada Jiménez Morell, 1992, 25-27). La edición de El Amigo de las Damas, entre el 1 y
13 de marzo de 1813, se produce en la Imprenta gaditana de Tormentaria, saliendo a la luz siete
números (Beatriz Sánchez Hita, en prensa). Aparte de la consideración política de estas
publicaciones, su adscripción o no al liberalismo, y el limitado protagonismo femenino que
traslucen, es obvio que el constituirse como prensa especializada en cuestiones "femeniles"
tiene el valor añadido de fijar y dar a conocer al público en general, el modelo de feminidad que
se pretende pasar por óptimo, de modo que la prensa se augura ya como un medio de fijación
de los roles femeninos que ha llegado sospechosamente de forma invariable hasta nuestros días
(Mónica Bolufer, 1995; Marieta Cantos, en prensa). En términos generales, lo que esta prensa
viene a optimizar es un discurso de la excelencia femenina compatible con la formulación
expresa de la complementariedad de los sexos y la separación de esferas, todo lo cual bien puede
identificarse con la postura más arriba citada como el discurso no de exclusión taxativa y sí de
reconducción interesada del problema, una postura que sobradamente demostrará su solidez y
flexibilidad, diluyendo o aplazando las críticas de muchas mujeres que, en las décadas centrales
del siglo, simplemente retomarán la dirección de este tipo de periódicos pero sin cuestionar
fundamentalmente sus contenidos (Iñigo Sánchez Llama, 2000).
29. En esta encrucijada, el protagonismo femenino ha de amoldarse a las exigencias de
comportamiento en que queda codificado el patriotismo de las mujeres. Hasta aquí, hemos visto
una variada gama de posibilidades, pero nos queda alguna actitud más que comentar. Es aquella
que, independientemente de los motivos ideológicos que la mueven y la funcionalidad
estrictamente acomodada a los roles de cuidado que le es pertinente, emula decididamente
pautas de sociabilidad definitivamente consagradas como óptimas por el liberalismo. Me estoy
refiriendo a la constitución pública de asociaciones, juntas patrióticas, que se dotan de un
régimen estatutario, que organizan y distribuyen funciones entre sus asociados, que permiten
una democracia interna en la elección de puestos y cargos, y que efectúan reuniones periódicas
para resolver cuestiones de interés público. Dentro de esta modalidad de sociabilidad liberal,
mayoritariamente masculina, también podemos tener ejemplos de alguna incursión femenina
que, a diferencia del agrio debate suscitado en su momento para la admisión de mujeres en la
Sociedad Económica Matritense, al que se han referido oportunamente los trabajos que nos han
facilitado Isabel Morant y Mónica Bolufer, ahora no va ser cuestionada en su materialización.
Todavía más, años más tarde, podemos toparnos con un cambio de actitud radical entre los
varones que, llegados a un punto, no sólo no cuestionarán sino que alentarán y propiciarán la
organización de este tipo de Juntas, como ocurre en Cádiz, hacia 1816 y vuelta a intentar en
1827, cuando finalmente termine por constituirse la Clase V de damas, adherida a la matriz
3. La variada respuesta de las mujeres
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Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
masculina de la Sociedad de Amigos del País de la ciudad. Evidentemente esto es posible
porque si algo quedó claro en la polémica de 1786-87, es que ellas se iban a reunir
separadamente, serían puestas bajo supervisión y se ocuparían de tratar asuntos apropiados a su
naturaleza.
30. Pero volviendo al Cádiz de las Cortes, entramos a contar brevemente las peripecias que
rodearon la constitución de la Sociedad Patriótica de Señoras de Fernando VII, efectuada en la
ciudad de Cádiz en el mes de noviembre de 1811 y que actuaría, al menos, hasta el verano de
1815 (Gloria Espigado y Ana Sánchez, 1999). Es sintomático, aunque no podemos demostrar
la relación directa hasta el momento, que en medio de la polémica levantada por la
Representación de las Damas y la contestación a ésta en términos de Declaración por las
mismas, hay un llamamiento de una gaditana en la prensa que responde a las iniciales L.M.P.,
hasta ahora sin identificar, solicitando a las señoras la formación de una asociación estable, cuyo
objetivo fundamental sería aliviar los horrores causados por la guerra, realizando la labor
concreta de vestir "a los beneméritos guerreros" (El Redactor General, 9 de agosto de 1811). La
iniciativa tuvo éxito y seguidamente nos vamos a referir a los pormenores de su constitución y
funcionamiento. Sin embargo, antes debemos mencionar un intento previo que fue promovido
por una enigmática dama que prefirió quedar en el anonimato que veladamente ocultan sus
siglas M.C.M. Ella, se atribuye la paternidad de la idea que hizo llegar a la Junta Central en
Madrid, en vísperas de su obligada marcha hacia Andalucía. En Sevilla, el 8 de enero de 1809,
volvió a reiterar su deseo siendo aprobado el 31 de ese mes. Finalmente, habiéndose nombrado
a la reina como protectora de los establecimientos que se habían de organizar tanto en la
Península como en las américas, sería designaba para ejercer esta labor la marquesa de Astorga.
Junto a otras señoras principales que ocupan el resto de los cargos: Condesa de Altamira,
Marquesa de Medina (Sidonia?), marquesa de Villa-Palma y Josefa López de Zillas, recibiendo
el visto bueno de la Junta Central en el mes de marzo de 1809. Este intento, que podríamos
denominar sevillano para diferenciarlo del que más adelante se materializaría en la ciudad de
Cádiz, se dota de estatutos semejantes a los de las gaditanas, pero difiere en dos cuestiones que
son de interés. En primer lugar el título que se da a la asociación sevillana responde a los
términos de "Real Hermandad Patriótica de Señoras", mientras que en Cádiz adoptará el
nombre, como hemos dicho, de "Sociedad Patriótica", lo que puede ser interpretado como una
acomodación a los términos más comunes del entorno liberal gaditano en vísperas de la
aprobación constitucional. En los estatutos de Sevilla se aprueba una dirección masculina en la
persona de Pedro Ribero y Encina, vocal de la Junta Central, mientras que en los de la
asociación gaditana no se reconoce tutela masculina alguna, pasando a ejercer la presidencia y
la dirección la marquesa de Villafranca, de forma que las señoras parecen actuar
autónomamente y sin la supervisión típicamente masculina.
31. Desde luego, no son señoras insignificantes y es, cuando menos, digno de comentario
que en estos momentos iniciales de un asociacionismo femenino en España, se confíe la
dirección y protección de los establecimientos a las damas de la alta aristocracia que, como
veremos, no serán las únicas protagonistas pero sí las que ocupen los puestos más destacados,
de manera que esto nos dice mucho acerca de cuál es la representación "natural" que las
españolas entienden como apropiada. Son, de todas formas, señoras que han demostrado su
valía sobradamente. La marquesa de Astorga, doña Carmen Ponce de León y Carvajal, nacida
en Jaén en 1780, era hija de los duques de Montemar y estaba casada con Vicente Osorio de
Moscoso y Álvarez de Toledo, marqués de Astorga. Es altamente revelador que la prensa del
momento se haga eco de su nombre y le adjudique la traducción de nada más y nada menos que
una obra de Mably, Derechos y deberes del ciudadano, precedido de un prólogo que demuestra
"su adhesión a los principios sanos de la libertad y de su odio al despotismo, que siempre ha
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pesado más directamente sobre las personas de su alta jerarquía", de modo que la expone como
ejemplo de la necesaria estabilidad que alcanzaría la Constitución si siguiera su ejemplo la
grandeza de España "en sostener con su ilustración e influencia los preciosos derechos del
ciudadano" (El Redactor General, 20-IX-1812). La reseña del periódico, aparte de no respetar
el anonimato con que se había presentado la traducción, comenta de forma loable sus
interpretaciones sobre el texto, haciendo suyo un alegato en favor de la libre circulación de las
ideas y en contra del secretismo de las sesiones de los congresos, que privan al pueblo del
conocimiento exacto de las deliberaciones de sus representantes, un derecho que no puede ser
escamoteado por el reglamento del Congreso que verifica en privado toda alusión o crítica al
poder ejecutivo. La traductora viene así a coincidir con la opinión de Blanco White. Parece que
la obra tuvo cierta repercusión en la prensa del momento (Beatriz Sánchez Hita, 2002). La
marquesa fue dama de la reina Mª Luisa entre 1816 y 1823 y secretaria de la Junta de Damas de
la Sociedad Económica de Madrid, entre 1818 y 1820 (Alberto Gil Novales,1991).
32. De doña Tomasa de Palafox (1780-1835) podemos resaltar su filiación y parentesco que
la unen a la grandeza de España. Era hija de la Condesa de Montijo, Doña María Francisca de
Sales y Portocarrero que fue presidenta de la Junta de Damas de Madrid entre 1787 y 1805. Se
ocupó personalmente de la educación de su hija que fue muy esmerada para aquel tiempo.
Tomasa casó con Francisco Álvarez de Toledo, hermano del marqués de Medina Sidonia y era
cuñada, por tanto, de Cayetana, duquesa de Alba. En el mismo año de su matrimonio en 1798 y
producida la muerte de su cuñado recayó en ella y su esposo la titularidad de la casa sanluqueña.
Su marido estuvo, según parece, involucrado en el motín de Aranjuez, por lo que tuvo que
exilarse. Abandonada la capital, en los prolegómenos de la guerra, cuando la marquesa estaba
embarazada de su segundo hijo, don Francisco se incorpora a la vida política y termina siendo
elegido diputado por Murcia. Doña Tomasa, inmortalizada por Goya en 1804 como pintora en
un cuadro que se conserva en el Museo del Prado, ingresó por méritos propios en la Real
Academia de San Fernando en 1805. Verdaderamente fue una mujer con amplias inquietudes
sociales y culturales. Destaca su actividad en la matritense, en la que había ingresado como
socia hacia 1799, a favor de los niños incluseros y el interés que demostró por la recepción del
sistema pedagógico lancasteriano. Otro rasgo que nos revela su carácter excepcional y su
sensibilidad hacia el cientifismo de su época, reside en el hecho de que donara el cuerpo de su
primogénito para el estudio de la ciencia médica.
33. Estas son las señoras que encabezan las dos asociaciones de las que tenemos constancia.
De la de Cádiz, además, conocemos perfectamente su puesta en marcha y funcionamiento. En
un discurso que la marquesa de Villafranca dirige en el momento de su constitución en
noviembre de 1811 se nombra como promotora de la idea a una enigmática gaditana, doña
Engracia Coronel, de la que aún no conocemos más datos biográficos. Finalmente se aprueban
sus estatutos y se pone en funcionamiento con el reparto de tareas entre las señoras que entran
a formar parte de la sociedad, distribuyéndolas por barrios en los que habían de desarrollar su
labor de recogida de fondos que servirían para financiar las empresas de la sociedad, que
fundamentalmente van a ser operaciones de reposición de vestuario para los ejércitos españoles.
El listado de asociadas, que actualmente estamos investigando, nos señala que hay un segundo
nivel de compromiso, pero más importante, que atañe a las mujeres de Cádiz,
fundamentalmente, y que revela quién parece gestionar el trabajo de organización fundamental.
Esa responsabilidad, parece señalar a las marquesas de Casa-Rábago, madre e hija, la primera
de las cuales hace las veces de segunda directora, María de Loreto Figueroa y Montalvo, que es
la secretaria y doña Ignacia Valiente de Zaldo que hace las veces de tesorera. Si destacamos sus
nombres aquí es porque, y en otro lugar lo hemos tratado (Gloria Espigado, 2003), ellas van a
ser el puente que enlace con las constitución de la Junta de Damas de la Sociedad Económica
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Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
de Amigos del País de Cádiz, que tendrá un primer intento fallido entre 1817-1819 y finalmente,
se constituirá definitivamente en 1826, siendo su primera presidenta, hasta su muerte en 1861,
doña Josefa Fernández de Rábago. De este modo se concreta la red de sociabilidad femenina
desde las damas que componen la Junta de Madrid, (marquesa de Astorga, marquesa de
Villafranca), la Sociedad Patriótica de Señoras de tiempos de la Guerra de la Independencia y
la formación, más tarde, de la Junta de Damas de la Sociedad Económica de Amigos del País
de Cádiz.
34. La labor desarrollada por la Asociación Patriótica de Damas de Fernando VII se extiende
desde su fundación a finales de 1811 hasta el verano de 1815, fecha en que el propio rey
recompensa el trabajo de las señoras con la concesión de un distintivo, dando por cerrado su
ciclo de actuación. Un memorial que se conserva en el Ayuntamiento de Cádiz da cuenta
pormenorizadamente de toda la gestión de la asociación. Su activismo fue mayor en el año de
1812, etapa en la que se recauda la mitad de los fondos que gestiona la Sociedad. A partir de esa
fecha y posiblemente debido al levantamiento del cerco sobre Cádiz, la actividad disminuye
probablemente porque muchas de las damas volvieron a sus puntos de origen. Las señoras
conseguirían reunir en todo este tiempo casi 900.000 reales que sirvieron para pertrechar a los
soldados (en un caso a todo el batallón de infantería de Guadix de 850 unidades). Por la
magnitud de la empresa y por la escrupulosa relación de distribuidores y trabajadoras con que
se relacionan las damas, debemos evitar pensar que se trata de una labor realizada en el ámbito
privado de sus domicilios particulares, aunque ellas insistan en presentarse como hacendosas
costureras, acomodándose al estereotipo de feminidad aceptable. Pura retórica para unas damas
que estaban acostumbradas a transgredir los límites de lo privado, que debieron recorrer y
transitar todo el perímetro urbano en busca de recursos, que hicieron visitas, organizaron actos
y gestionaron fondos venidos también de fuera de la Península, concretamente de La Habana y
Vera Cruz. También parece haber sido una asociación con cierta proyección exterior, ya que en
varias ocasiones se comenta la labor realizada por las asociadas de Jerez, El Puerto de Santa
María y Zafra.
4. El binomio patria/nación: coartada para la acción pública de las mujeres
35. Las damas conocerán finalmente, ya en tiempo de su disolución, el agradecimiento del
rey que las condecorará con una insignia alusiva de su firme patriotismo, de modo que aquellas
que no han podido ni siquiera pisar la asamblea de ciudadanos, como individuos de pleno
derecho, sí van a obtener proyección pública a partir de su reconocimiento como parte del
colectivo nacional que se está formando. No debemos olvidar que, al mismo tiempo que se habla
de derechos individuales, como señas de identidad del liberalismo en gestación, se incorpora la
idea de nación que, además, una guerra de liberación como es la Guerra de la Independencia,
ayuda a reafirmar. No es que España fuera inventada ahora, pero sí es cierto que la idea de lo
español, como comunidad de destino puede ser reformulada con nuevos bríos a partir de la
recepción del romanticismo más conservador. En Alemania, por lo demás, pasaba algo parecido
y resulta sorprendente la similitud que presenta, con el caso español, estas asociaciones que
evolucionan de forma parecida, una prueba más de que el universo cultural europeo no conocía
Pirineos infranqueables. Así nos lo explican Bárbara Caine y Glenda Sluga: "En esta misma
época, durante las guerras de liberación contra Napoleón (1812-13), se formaron asociaciones
patrióticas de mujeres alemanas bajo los auspicios de las casas reales y de los principados en los
estados anti-franceses de habla alemana. Estas asociaciones acabaron cayendo bajo el control
de la iglesia protestante y se transformaron en sociedades filantrópicas que promovieron la
participación patriótica de las mujeres en la vida cívica de las comunidades locales, en aras del
bien social alemán" (Op.Cit., p.95).
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36. Como vemos los conceptos de nación y religión se aúnan y dan forma al patriotismo de
las europeas, ofreciéndoles un camino respetable de expresión pública. Son precisamente las
nociones de patria, rey y religión, unidas indefectiblemente a la bandera de lucha contra el
francés, tal como hemos comprobado en los textos aquí expuestos, las que otorgan la coartada
simbólica para que las damas puedan hacer gala de su firme españolidad, saliendo a la arena
pública sin peligro de ser desnaturalizadas (como hace Burke cuando opina sobre las
envilecidas parisinas que protagonizaron la marcha hacia Versalles), haciendo uso de unas
atribuciones que se asocian a su condición de madres del ciudadano. En cualquier caso, no nos
puede extrañar que en el vocabulario político que emplean se defienda la monarquía y la fe, el
altar y el trono, y no tanto los principios de una ciudadanía activa que les es vetada de entrada.
Puestos a elegir una vía alternativa que no vaya a herir suspicacias y que juegue en beneficio de
su fama y reputación, sin que cuestionemos una sincera identificación, por su parte, con los
valores asociados a la monarquía católica, la defensa de la patria, asumida como defensa de
Fernando VII y del catolicismo (la propia Constitución había dado cuenta puntualmente de
ambos extremos), estaba dentro de los márgenes de lo aceptable políticamente. Es más, si damos
crédito a la interpretación de José Álvarez Junco, existirían dos maneras de reafirmar el espíritu
o volkgeist de los españoles, según el uso de un vocabulario preciso acorde con las preferencias
políticas de los mismos. Según su interpretación, el uso más extendido del término nación en
los liberales, se asocia a la idea tan querida de soberanía nacional, y queda, normalmente exenta
de toda alusión religiosa, apelando a la "virilidad" y al valor cívico de la ciudadanía (apreciación
obtenida a partir del estudio de El Semanario Patriótico de Quintana). Por el contrario, la idea
de patria, conjuntamente con la noción de religión, demuestra su carácter movilizador cuando
la arenga se dirige a la población en general y es preferentemente adoptada por las fuerzas más
reaccionarias que mostrarían cierta resistencia al uso del vocablo "nación", y como ejemplo cita
un poema de la absolutista Manuela López, escrito hacia 1813: "Españoles, viles imbuidos/ en
el orgullo y voces seductivas/ de igualdad, libertad y, ¡qué delirio!/nación, independencia,
ciudades/ derechos naturales e imprescritos... (José Álvarez Junco, 2001, 348-349). Pienso que
para corroborar esta hipótesis deberíamos hacer un análisis pormenorizado de los términos
empleados por las mujeres, aunque, de entrada, no me parece determinante dicha apreciación.
37. Así pues, las mujeres no sólo habrían tenido un papel muy limitado en el transcurrir de
los acontecimientos sino que, además, éstas habrían militado con más comodidad en el bando
absolutista, dada la asimilación de los tres principios identificadores por antonomasia, la tríada:
patria, rey y religión. Luego, a poco que observemos, las cosas suelen ser algo más complicadas
de lo que a primera vista parecen y tampoco estamos en condiciones de afirmar que lo
conocemos todo sobre la experiencia de las mujeres en dicho periodo. Frasquita Larrea ha
pasado a representar el prototipo de mujer comprometida con el españolismo más exacerbado y
servil.
38. Se la ha nombrado constantemente como promotora de tertulias contrarias al signo
liberal y férrea contendiente en la famosa "polémica calderoniana" que la consagra como una
exponente activa del romanticismo más reaccionario. Sin embargo, sus escritos, sus cartas, sus
lecturas, sus amistades, permiten otros acercamientos que, sin contradecir en lo fundamental lo
que ya todos sabíamos, que no se trata de una adalid del liberalismo precisamente, sí la colocan
en una posición para el contraste, el matiz, y para expresar que fue una convencida de las
capacidades de las mujeres, de algunas mujeres, aceptando el cariz elitista de su pensamiento,
cosa habitual, por lo demás en su época (Milagros Fernández Poza, 1996).
4. El binomio patria/nación: coartada para la acción pública de las mujeres
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39. Cierto es que ella misma se pronunció a favor de un patriotismo y catolicismo
encendidos en sus alocuciones políticas, tales como"Una aldeana española a sus compatricias"
(10 de julio de 1808) o "Saluda una andaluza a los vencedores de los vencedores de Austerlitz
en los campos de Bailén" (25 de julio de 1808). Verdad que escribió con tintes antiliberales un
texto titulado Fernando en Zaragoza. Una visión en el que daba la bienvenida al rey, cuando
posiblemente ya conocía los términos en que se expresaba El Manifiesto de los Persas, y que le
valió, incluso la actuación del censor, ante cuyo proceder se defendió esgrimiendo
afanadamente el artículo 371 que consagraba la libertad de expresión como derecho
constitucional al que no hacía ascos, en cambio. También que vuelve a la carga en la proclama
"El general Elío o lo que son los españoles", escrito días más tarde, cuando ya debía conocer el
decreto de Fernando VII anulando la obra de las Cortes (Marieta Cantos, 2002). En sus textos
políticos, encontramos la misma mezcla de altar y trono, junto a la exaltación y defensa de un
patriotismo que hemos visto en sus compañeras de la asociación gaditana. Es incluso posible
especular sobre su pertenencia a la misma, ya que, aunque no hemos encontrado su nombre en
los momentos fundacionales de la asociación y en los documentos que se conservan, es
llamativo el hecho de que en el archivo particular de la familia Osborne se conserve, entre sus
papeles, un dibujo de la escarapela conmemorativa que concediera Fernando VII y que al
llamamiento realizado a las integrantes de la Sociedad Patriótica para formar la Junta de Damas
perteneciente a la Sociedad de Amigos del País de Cádiz, respondiera afirmativamente, lo
mismo que haría unos años más tarde su hija Aurora, a pesar de la posición de rechazo en la que
se mantenía Nicolás Böhl al respecto (Gloria Espigado, 2003).
40. Por otro lado, la Frasquita de la Guerra de la Independencia, es la que se relaciona
amistosamente con José Joaquín de Mora, la que no parece llevar muy mal la residencia en su
casa de Chiclana del general invasor Villate y la que se cartea, intentando buscar un elemento
de moderación para la marcha política, con José Blanco White. Es, también, la que lee a
Chateaubriand y se atreve a escribir a Augusto W. Schelegel, felicitándole por la visión que
tiene de los españoles, pero también la que ha leído a Descartes, Kant y Rousseau, la que cita a
Willian Godwin adora a Mme de Satël , la que escribe la novela Ela y traduce el Manfred de
Byron, el Viaje por Suecia, Noruega y Dinamarca de Mary Wollstonecraft e, incluso, un tratado
pedagógico publicado por la inglesa Maria Edgeworth (Antonio Orozco, 1977). Frasquita
Larrea se nos muestra como una mujer decidida, fuerte e independiente, capaz de aceptar el reto
de la controversia masculina, incluso aquella que le lleva a la ruptura de su matrimonio. Estos
rasgos de su carácter le conducen a defender a ultranza la capacidad de entendimiento femenino,
aunque en otros aspectos que relacionan a los sexos se muestre más convencional.
41. Es en la valoración de todos estos detalles como debemos dibujar los trazos biográficos
de las mujeres de entonces. Mujeres cultas como Frasquita, capaces de mantener una actividad
literaria y manifestar una opinión política sobre los acontecimientos en curso. El liberalismo, no
era, en principio, una ideología que facilitara el desarrollo de ambas facetas en las mujeres.
Estas tuvieron que hacer verdaderos juegos de equilibrio para no quedar desmarcadas
totalmente. El reconocimiento público sólo se podía obtener en la observancia de los estrechos
márgenes adjudicados al rol de cuidado que profesan las mujeres. La defensa de la patria, la
arenga beligerante contra el francés, el sacrificio de las madres, se manifestó como un registro
que era aplaudido por propios y extraños. En medio de todo, las mujeres fueron asimilando y
haciendo suyos, el lenguaje y las formas de actuación liberales, incluso cuando no se trataba
precisamente de identificarse políticamente con ellas. En ocasiones, la cuestión era seguir
reproduciendo los hábitos reformistas de los ilustrados. La historiografía liberal no ha sido muy
condescendiente con la imagen que nos ha trasmitido de ellas. En nuestras manos está el seguir
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indagando y profundizando en nuestros conocimientos para obtener un panorama más completo
de las experiencias de las mujeres en esta época que haga verdaderamente justicia a sus empleos
y afanes.
Bibliografía citada
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Bibliografía citada
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Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
Selección de textos
Prohibición de la presencia de mujeres en la Asamblea
"Las Cortes Generales extraordinarias han acordado provisionalmente lo siguiente en cuanto
a la concurrencia del público a las sesiones: Que se niegue la entrada a las mugeres, que no se
admita al público sino en las galerías, que en las galerías se admitan los hombres sin distinción
alguna, que el uso de la primera división de la galería baxa a la derecha del dosel quede a
disposición del cuerpo diplomático extranjero"
Real Isla de León, 26 de septiembre de 1810
El Conciso, 29-IX-1810
Desnaturalización del principio de igualdad entre hombres y mujeres
"Convengamos, pues, amigo mío, en que la igualdad por naturaleza que nos presentan estos
señores filósofos, es un sueño, y sueño de un frenético de quienes sabemos que tienen malísimas
vueltas. La religión nos enseña todo lo contrario; pero aun cuando ella nada nos dijese,
¿necesitábamos nosotros más que extender los ojos de la misma naturaleza? Vemos en ella
mujeres ¿Y quién será el loco que diga que son iguales a los hombres? ¿Quién el aturdido que
no reconozca lo que San Pablo ha dicho que a ella no le corresponde dominari in virum; y que
el varón caput est mulieris? La pequeñez y la finura de su cuerpo, la cobardía y cortedad de su
espíritu, la vehemencia de su imaginación y la perpetua volubilidad de sus afectos, ¿no están
pidiendo a gritos la protección, la dirección y la solicitud del hombre al mismo tiempo que su
interés y amor?... Pues, señor, ¿dónde está la igualdad de nuestros sapientísimos filósofos? Yo
no la encuentro sino en el infierno, ubi nullus ordo, sed sempiternus horror inhabitat".
Fray Francisco de Alvarado, (Filósofo Rancio), Carta VI, de 27 de agosto de 1811, en Cartas
Críticas, tomo I, Madrid, 1824, p.194.
Los límites de la ciudadanía liberal
"... si llevamos demasiado lejos estos principios de lo que se dice rigurosa justicia sin otras
consideraciones, sería forzoso conceder a las mujeres con los derechos civiles los políticos y
admitirlas en las juntas electorales y en las Cortes mismas".
Actas de las Cortes de Cádiz, Sesión de 6 de septiembre de 1811, intervención de Muñoz
Torrero.
Recreación de las tertulias gaditanas que hace Galdós
"- Verdaderamente, señor don Manuel [Quintana] dijo Amaranta-, eso de la soberanía de la
nación, que han inventado ahora... anoche estaban explicándolo en casa de la Morlá, y por cierto
que nadie lo entendía; eso de la soberanía de la nación, si se llega a establecer, va a traernos aquí
otra revolución como la francesa, con su guillotina y sus atrocidades ¿No lo cree usted?" .
"Señores dijo doña Flora-, la libertad de la imprenta es cosa que ha de darnos muchas
jaquecas. ¿No han visto ustedes cómo se atreve El Revisor Político a ocuparse de mis tertulias,
y de si van o no van a ellas filósofos y jacobinos? ¿Pues acaso entra en mi casa persona que no
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sea digna del mayor respeto? No se han atrevido esos pícaros diaristas a nombrarme; pero harto
se conoce a quien va dirigido el dardo (...) - La alusión, señora doña Flora dijo un obispo- ha
salido, sin duda, de la tertulia de Paquita Larrea, la esposa del señor Böhl de Faber. -¿Que más
que escribir una sátira de la tal tertulia con mucha sal y pimienta, retratando a todos los que van
a ella, y mandarla al Robespierre para que la estampe? añadió un pavo. - No quiero que se diga
que la sátira se ha fraguado en mi casa dijo doña Flora-. En paz con todo el mundo es mi mote,
y si a mis tertulias van tantas personas honradas y discretas, es por pasar el tiempo cultamente
y no para enredos e intriguillas. - Es preciso defender la libertad de imprenta hasta en las
tertulias dijo un obispo o un lechuguino, que esto no lo recuerdo bien. - En las trincheras es
mejor repuso doña Flora-. No quiero reñir con Paquita Larrea, que si ella recibe a los Valientes,
Ostolazas, Teneyros, a los Morros y Borulles, yo tengo el gusto de que vayan a mi casa los
Argüelles, Torenos y Quintanas, y no porque los haya escogido en el haz de los que llaman
liberales, sino porque casualmente concordaron en ideas"
Benito Pérez Galdós. Episodios Nacionales. Cádiz, Edición de Historia 16, Caja Madrid,
1993, pp 45-46 y .130
Las damas españolas dan su opinión sobre la marcha de la guerra
"Las Damas españolas se arrojan en vuestros brazos, y van a hablaros con más verdad que
reina en todos los gabinetes (...) los agentes de Buonaparte pretenden inspirarnos odio a vuestra
persona augusta, desconfianza en vuestro gobierno, y aversión a vuestros súbditos. Pintan a los
caudillos de vuestras armas como ineptos, suspicaces, y asoladores de nuestro suelo
atribuyéndoles mengua en las capitulaciones de Junot; desorden en la retirada de Moore;
entorpecimiento después de la batalla de Talavera; indiferencia con Ciudad Rodrigo y Badajoz;
inconstancia en Chiclana; inacción en la Albuhera; apatía y mala fe en los planes posteriores.
Aun más denigran vuestro gobierno, atribuyéndole no solo tibieza hacia nosotros, sino ánimo
de destruirnos, fomentando la insurrección de las Américas, y negándonos socorros en la
península. Señor, los españoles tienen una sincera y firme confianza en V.M. pero es menester
disipar estas invenciones de nuestros comunes enemigos ....."
Representación de las Damas españolas a Jorge 3º rei de Inglaterra, sobre los vagos rumores
acerca de la conducta del gobierno inglés, y de sus exércitos en la guerra de España. Extracto
recogido en El Redactor General, 6 de agosto de 1811.
Blanco White se incomoda e ironiza ante la postura las damas "Porque han de saber Vds.
Que habrá como cosa de medio siglo que pasé una considerable parte de mi juventud en Cádiz,
y aunque no conozco las tímidas bellezas que dirigen el memorial, todavía tengo presentes a
algunas de las mamás que habrán mezclado en él sus temores y súplicas, y por vida mía que eran
como soles, aunque entonces andaban a la amiga (...) Pues iba diciendo, o empiezo a decir,
Señoras mías, que la representación me ha causado la mayor lástima del mundo; no porque yo
crea que hay el menor motivo para que se angustien esos corazoncitos, sino porque según veo,
los hombres deben estar tan ocupados en guerra y política, que olvidad a Uds. Y las dejan estar
cavilando a solas todo el día (...)¿Cómo había yo de creer, repito, que si hubieran Vds.
Consultado su representación con un español como los que yo conocí en mi tiempo, les había
de haber dejado dirigirse, nada menos que al Rey de la Gran Bretaña para que les desvaneciese
las dudas que según la representación misma, han excitado los agentes de Napoleón, acerca de
la conducta e intenciones del gobierno británico (...) Por Dios, niñas (hubiera dicho quitándose
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el habano de la boca), todo eso es changüí... Estense Vds. Quietas, y no vayan con esos cuentos
a Inglaterra, porque dirán que acá alborotamos a nuestras mujeres con chismorrerías, o que las
echamos adelante como cuando se empieza un motín"
"Carta V. A las damas españolas", en José Mª Blanco White, Cartas de Juan Sintierra. Crítica
de las Cortes de Cádiz, Edición e Introducción de Manuel Moreno Alonso, Sevilla, Universidad,
1990, pp.88-90.
Las damas niegan la autoría de la Representación y hacen su propia Declaración.
"Las Damas españolas han leído el papel que a su nombre se ha publicado en Cádiz en estos
días, impreso en la imprenta de Carreño. Declaran pública y solemnemente a V.M. a su
gobierno, a su nación, y a sus heroicos militares en España que el autor de este escrito escribió
por sí y publicó atrevidamente los rumores ofensivos de que toma materia para su folleto. Este
intruso apoderado nuestro se olvidó al escribir su papel no solo de la generosidad de nuestro
carácter, sino también de los efectos que necesariamente iba a producir su temerario e
imprudente empeño. Desde este mismo instante ha conseguido de parte de nosotras la irritación,
y Dios quiera que de parte de V.M. el desprecio (...) Así pues, no queremos, señor, que se nos
repute a las damas españolas como autoras de un papel que denigra nuestro sexo, no solo en el
concepto de las damas inglesas, sino también de las portuguesas. Muy distantes de querer
fomentar injuriosamente la desunión a que conspira ese folleto, y así como la batalla de la
Albuhera resplandeció brillantemente entre los soldados de las tres potencias aliadas la
hermandad más envidiable, así unido nuestro corazón al de nuestras amigas y aliadas,
desmentiremos en todo el tiempo la falsedad de nuestro caviloso carácter. Si la masa masculina
de nuestros españoles ya ha gravado (sic) en su corazón el reconocimiento a los servicios que
la nación británica ha hecho y está haciendo a la España y Portugal hasta derramar su sangre en
abundancia en nuestros campos de batalla, que es a cuanto puede llegar su sacrificio, la masa
femenina que lo observa por sus ojos ¿Cómo puede dexar de hacer lo mismo?... Prudencia
escritores, prudencia españoles, la terrible lid está empeñada, la unión ha de salvarnos, ¿Queréis
patria y ser libres? ¿Queréis rey y religión? No lo esperéis sin el poder unido de Inglaterra:
¿Queréis también américas? Con la unión no os faltarán por más esfuerzos que haga la
parcialidad de revoltosos. Este es el concepto de vuestras esposas, de vuestras hijas, de vuestras
hermanas. Así piensa, Señor, la gran masa de las Damas y ciudadanos españoles, así nuestro
prudente gobierno, así el Congreso augusto de la monarquía española"
Declaración de las Damas Españolas sobre la Representación que a su nombre se ha hecho
a S.M.B. sobre los vagos rumores acerca de la conducta del gobierno inglés y de sus exercitos
en la guerra de España, Cádiz, Imprenta Niel Hijo, 1811.
Las damas fundan su Junta patriótica y son arengadas por su presidenta
"Señoras: empecemos pues nuestras tareas: distribuyamos nuestros trabajos: no nos detenga
la dificultad de la empresa. Ella es grande, es verdad; pero también es grande el bien que nos
prometemos: pongamos siempre nuestras miras en la satisfacción que nos resultará de ver
vestidos a los soldados; ellos mismos nos llenarán de alabanzas, y nuestros corazones quedarán
con el dulce placer que resulta a las almas grandes y sensibles de aliviar a los que a costa de su
vida nos están defendiendo: seamos útiles a la Patria, y ya que la debilidad de nuestras fuerzas
física nos impide tomar parte activa en la defensa de nuestra Nación, empleemos al menos
nuestras fuerzas morales, alentando con nuestros cuidados y con nuestra tierna influencia al
soldado que ha de hacer frente al enemigo, rodeado de fatigas y privaciones (....) Consideremos
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estas verdades y penetradas de estas ideas, convirtamos nuestras casas en talleres de vestuario
para la tropa. En adelante nuestras manos no deberán emplearse en otra cosa que en las útiles y
respectivas a las necesidades del exército y de los que sufren en los hospitales. Tal es, Señoras,
el objeto de la Sociedad. (...) La íntima fraternidad entre todas las socias, el zelo y actividad nos
harán acreedoras a la benevolencia pública, y a que tal vez algún día la Patria pueda poner entre
los fastos gloriosos de su santa Revolución, la heroica piedad de las Señoras de la Sociedad
Patriótica de Fernando VII.
Cádiz, 19 de noviembre de 1811. F. La Marquesa de Villafranca.
En la apertura de la Sociedad Patriótica, la Excelentísima Señora Marquesa de Villafranca,
su Presidenta, dixo lo siguiente, Cádiz, Imprenta de Josef Antonio Niel, hijo, 1811.
Refrendadas por la Regencia la Junta Patriótica en su oración inaugural amplía su esfera de
acción "...pues no basta la generosidad de las Señoras de este Ilustre Pueblo, que a pesar de
tantos sacrificios como exigen de ellas las circunstancias en que se halla, sin comercio, llevando
sobre sí la mayor parte de las cargas de la guerra y reducido su término a solas dos leguas, se
han prestado todas a contribuir tan exemplar y generalmente, que más de una vez han visto las
Señoras que han formado la subscripción a la mendiga extender su mano trémula por la edad y
las enfermedades para depositar en las de las Señoras el precio miserable del sustento que le
adquirió su afán y su rubor: sacrificio precioso que honrará la Patria con su eterno
reconocimiento, siendo muy dignas de él las Señoras emigradas, que unas en el seno de la
misma Junta, y otras por subscripciones, todas concurren a la realización de un plan, de que
somos deudoras a su digna fundadora, y que por su tamaño sería impracticable si no contáramos
con la generosidad y patriotismo de las personas de nuestro sexo en ambas Américas, bien
persuadidas de que emulando nuestros compasivos afanes en auxilio de los generosos
defensores de la Religión, del Rey y de la Patria (y más favorecidas de la naturaleza y de la
suerte), participarán con nosotras la muy feliz de cubrir la desnudez de nuestras tropas,
consagrando a este efecto por contribución periódica o donativos las cantidades de dinero o
frutos que estuvieren a su alcance. A esto se dirigen nuestras súplicas, que no oirán con
indiferencia las almas sensibles y compasivas de las Señoras de América, y los mares que nos
separan no serán bastantes a estorbar la reunión de nuestros patrióticos esfuerzos.
Cádiz, 3 de enero de 1812 . Secretaria María Loreto Figueroa y Montalvo
Memorial de la Sociedad Patriótica de Damas de Fernando VII, A.H.M.C.
El gobierno reconoce la labor de las damas y promete contribuir con recursos
"... jamás el gobierno se arrepintió de haber confiado la distribución de sumas cuantiosas a
la ilustrada caridad de las Señoras consagradas al servicio de la menesterosa y afligida
humanidad (...) sería reo de un silencio criminal si no dixese la generosa empresa que
acometieron varias señoras de Madrid ofreciendo cortar y coser todas las camisas de que
necesitase el exército en ahorro de media vara de tela en cada una y del coste de sus hechuras.
No es sólo Madrid el terreno en que las delicadas manos del bello sexo han cultivado la preciosa
planta del amor a la patria: en todos los lugares de la península y de la América, y de todas
clases, recoge la historia pruebas de patriotismo que trasmitirá a la posteridad para exemplo, y
para convencer de la injusticia con que se ha querido reducir la capacidad de las mugeres al
reducido círculo de las humildes y caseras ocupaciones (...) sin dexar de atender otras demandas
que se me han hecho con el mismo laudable objeto, destinaré en obsequio de los deseos de V.S.
Selección de textos
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Mujeres y ciudadanía. del antiguo régimen a la revolución liberal
la cantidad que permitan las circunstancias (...) Aprovecho esta ocasión para suplicar a V.S. que
ofrezca mis respetos a los pies de las Señoras de la Junta Patriótica, y mi profunda veneración
por sus virtudes públicas...
Pedro Ceballos, Secretario de Estado, Cádiz 27 de enero de 1812
El Redactor General, 11-II-1812.
Terminada la guerra, ellas piden su disolución y el rey reconoce sus méritos
públicamente
"Habiendo dado cuenta al Rey de la solicitud de esta Junta patriótica de Señoras que al
mismo tiempo que añade una prueba de amor a su Real persona en el voluntario donativo de
quince zurrones de añil pide su real beneplácito y licencia para disolverse; S.M. que siempre ha
considerado como una de las acciones que tienen mayor derecho a su soberana gratitud la
institución oportuna de dicha Junta, que en tan críticas circunstancias cupo distinguirse con
servicios en que tan noblemente brillan la lealtad, generosa bizarría y amor patriótico
acreditados por las matronas españolas en los casos de mayor conflicto; se ha servido conceder
dicha licencia en atención a haber ya felizmente cesado las circunstancias que motivaron su
reunión. Pero no queriendo S.M. que se pierda ni la memoria ni el provechoso exemplo de tan
útiles servicios se ha dignado resolver que en la Gaceta de la Corte se haga mención honorífica
de las circunstancias que tanto la recomiendan; y para que las Señoras que compusieron dicha
Junta conserven un testimonio de lo aceptas (sic) que han sido a S.M. sus patrióticas tareas, se
ha dignado concederlas la preeminencia de poder usar, con el traje serio o de ceremonia, la cifra
de su Real nombre que eligieron por advocación de su Junta, la que llevarán esmaltadas en un
brazalete de oro ceñido al brazo izquierdo y cuyo diseño y dimensiones tiene S.M. la benigna
complacencia de permitir al gusto y dictamen general de ellas mismas. Al mismo tiempo S.M.
se ha dignado admitir graciosamente el donativo de los quince zurrones de añil por el qual me
manda S.M. manifestar a la Junta, como en su Real nombre lo hago, su soberano agrado y
benevolencia...
Pedro Ceballos, Secretario de Estado, Madrid, 15 de julio de 1815
Memorial de la Sociedad Patriótica de Damas de Fernando VII, A.H.M.C, Una aldeana
española a sus patricias
Una vez fue noble la inercia de nuestra Nación, pues más noble es el reposo que una vana
agitación por intereses mezquinos.
Pero hoy que el entusiasmo patriótico se ha despertado y que combatimos por nuestra
Religión, nuestra independencia y por el Rey que Dios nos ha dado; hoy que podemos desplegar
las virtudes que la naturaleza ha vinculado a nuestra Patria; hoy, en fin, nos será fácil
levantarnos del abatimiento en que el mundo entero nos ha visto abismado.
No nos aterren las armas del desolador universal, no nos acordemos de las victorias que más
ha debido a sus ardides que al valor de su brazo. Los españoles no se compran. Y nosotras
españolas usemos también las armas que nos son propias. Recordemos a nuestros esposos e
hijos sus obligaciones. Pintémosles las dulzuras de una muerte en defensa gloriosa de su
Religión y Patria; comparémoslas con la ignominia de una vida esclava y de una vil
conformidad con un sistema cuyos ardides confirman su infamia; desterremos la timidez de
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DEBATS-2003
ISSN 1696-4403
Gloria Espigado Tocino
nuestros corazones, elevando nuestra alma a aquella altura desde la cual se ve esta vida como
un pasaje hermoseado únicamente por nuestras virtudes. ¿Y cuál sería la española que respetase
hombres que se dejasen avasallar o por el temor de la muerte o por el bajo interés de la ambición
personal?... Esos hombres miserables también venderían la virtud de sus esposas... Y entonces
¿Cuál sería nuestra suerte?... Clamemos pues, con voz de ángeles, que la victoria es nuestra, el
Dios de los ejércitos es nuestro Caudillo, que el alma del valiente "crece cuando combate", "que
las dudas son traidoras", que nuestra causa es la del que "va y camina por cima de los mares más
hinchados", que el alma calculadora es como el vapor de la fangosa laguna que no se eleva hasta
la verde colina por temor de los vientos, y en fin que el Todopoderoso y Justo, por sus altas
miras, permite que momentáneamente seamos vencidos, su mano nos abre las puertas del cielo
¡Morir o vencer, Españoles! ¡Rogad y persuadid, Españolas!
Frasquita Larrea, 10 de julio de 1808. Antonio Orozco Acuaviva, La gaditana Frasquita
Larrea. Primera Romántica Española, Cádiz, 1977, pp.260-261.
Fernando en Zaragoza. Una visión
"Una turba que se llama liberal por antonomasia, esparce opiniones que a no ser hijas de una
exaltación desmedida, deberían considerarse como abortos de la perfidia. Estos insensatos, sin
más estudios que el pacto social, sin más criterio que el de sus pasiones, y sin más voces que las
aprendidas en el diccionario de la revolución francesa, procuran debilitar el antiguo carácter de
la nación, sustituyendo frases vacías y altisonantes a pensamientos llenos y robustos, libertad de
conciencia al respeto con que sus mayores veneran las decisiones de la iglesia, la petulancia de
la pluma al valor de la espada, la mezquina y fría vanidad al santo orgullo de la virtud, el
libertinaje al amor, y el interés propio (única cosa en que tienen sustancia) al bien general"
Frasquita Larrea, 1814, Imprenta Niel Hijo. Antonio Orozco Acuaviva, La gaditana
Frasquita Larrea. Primera Romántica Española, Cádiz, 1977, p. 305.
Contestación a la censura
"Llevada de los impulsos de una fantasía ardiente y del amor a una Patria idolatrada, me
complacía en aquellas imágenes gloriosas que suscitaba la unión de Fernando, Zaragoza,
Religión y patriotismo. Sabía que, entre los españoles, unos alababan, otros censuraban la
Constitución; veía todos los días impresos que unos celebraban las instituciones modernas,
otros las criticaban; había entendido que el artículo 371 de la Constitución permitía la
publicación ilimitada de ideas políticas. Sin más estudio escribí sencillamente y sin ironía, no
tanto mi opinión (qué esta podía parecerme dudosa) sino lo que había oído en Inglaterra, Francia
y Alemania a hombres de letras, lo que había leído en autores estimados y lo que coincidía con
mis deseos de conciliar los extremos que la mayor parte de los papeles públicos declaran
existentes"
Frasquita Larrea, 9 de mayo de 1814. Antonio Orozco Acuaviva, La gaditana Frasquita
Larrea. Primera Romántica Española, Cádiz, 1977, p. 308.
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Josep Alavedra i Bosch
RESSENYES
Un esguard anglosaxó al món de les confraries reformades
DONNELLY, John Patrick, S.J., i MAHER, Michael W., S.J. Confraternities &
Catholic Reform in Italy, France & Spain. Missouri (USA), Thomas Jefferson University
Press, 1999, Sixteenth century essays & studies, v. 44, 254 pàgines
per Josep Alavedra i Bosch (Universitat Autònoma de Barcelona)
1. Nascudes a l´Edat Mitjana, les confraries, van tenir un gran desenvolupament al
Renaixement i durant tota l´època moderna1, dins d´una Europa principesca, que des de la
reunió del dinovè concili ecumènic celebrat a la ciutat italiana de Trento (1545-1563)
contemplava una codificació moderna de la doctrina catòlica, per fer front, entre d´altres, al
desafiament protestant.
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2. A través del reforçament d´antigues germandats i la creació de noves fundacions, les
confraries estaven incardinades vers la societat del moment. Ajuntaven a nobles i clergues, i
també als estaments més baixos, els quals trobaven en aquestes corporacions pràcticament
l´únic lloc de convivència i associació existent durant la societat preindustrial. En efecte, la
confraria unia voluntàriament a persones per establir unes noves relacions basades en la
fraternitat i la caritat, tot creant xarxes de solidaritat i sociabilitat2, segons diferents pautes.
Aquest fet, i el gran desenvolupament de l´associació confraternal, preocupava als reformadors,
abans i després del concili tridentí, ja que aquestes confraries operaven dins del mateix camp
religiós, sense formar part de la seva estructura orgànica.
3. Malgrat l´impuls donat a les associacions confraternals des de la ciutat italiana, en
diferents sessions del concili -en elles hi veurà un potencial per fer front al repte protestant i a
la reforma interna-, aquestes s´aniran convertint, emperò, en unes confraries més devocionaries,
ajustades a les directrius reformadores3, amb un esforç eclesiàstic per reconvertir-les en un mitjà
1. Així, a la primera meitat del segle XVIII, constatem l´existència de més de 25.000 confraries als
territoris de la monarquia borbònica espanyola. Vegis, ARIAS DE SAAVEDRA, I., i LÓPEZ
GUADALUPE, M.L. “Las cofradías y su dimensión social en la España del antiguo régimen”, dins
Cuadernos de historia moderna, nº 25, monogràfic VI, 2000, pàg. 202.
2. La sociabilitat portada per l´Església a través de la seva xarxa parroquial, sobretot després de Trento,
estaria a cavall de l´època moderna i la contemporània, i almenys als territoris de la monarquia
hispànica, la parròquia era el centre, per mitjà de confraries, obreries i d´altres associacions
eclesiàstiques, d´articulació de l´escassa societat civil. Vegis UCELAY DA CAL, Enric. “Els espais de
sociabilitat: la parròquia, els parroquians i la qüestió de les clienteles”, a l´Avenç, nº 171, 1993, pàg. 19.
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Un esguard anglosaxó al món de les confraries reformades
d´enquadrament de la població dins d´una altra mena de religiositat molt més institucional,
lluny de les pràctiques camperoles, més connectades amb el món de les supersticions i de la
bruixeria.4 Amb tot, l´efecte de la Reforma Catòlica sobre les confraries no va ser tant homogeni
ni integrador, haventhi, en molts casos, una acomodació i absorció, per part de l´Església, de les
distintes realitats socials i culturals de la comunitat.
4. Aquesta heterogeneïtat confraternal, resultant de la presumpta incidència de les directrius
tridentines sobre les velles associacions al voltant de les esglésies, és la que queda palesa en els
dotze assaigs, editats per John Patrick Donnelly i Michael W. Maher, i, que sota
l´encapçalament de Confraternities & Catholic Reform in Italy, France & Spain5 (d´ara en
endavant Confraternities), ens vol suggerir l´efecte minso que va tenir la Reforma Catòlica
sobre aquestes corporacions, tot i fent atenció a les condicions locals de les diferents confraries
estudiades en el volum en qüestió.
5. Abastant el període més intens de l´acció de la Contrareforma, principis del siscents fins
a mitjans del segle XVII, els diferents estudis es focalitzen a Itàlia, França i Espanya, i, ens
permeten contemplar els distints esforços i tensions de les respectives jerarquies eclesiàstiques
locals per tal d´assolir o rebutjar l´uniformització endegada pels reformadors catòlics, i, a la
vegada, com aquest esforç afecta a les confraries dels països estudiats.
6. Així, l´assaig de Christopher F. Black, “Confraternities and the Parish in the Context of
Italian Catholic Reform” (pp. 1-26), inicia el volum, i, ens situa a l´Itàlia del sis-cents per
mostrar-nos les tensions existents a distintes parròquies (Verona, Bologna) entre jerarquia
eclesiàstica i elits laiques, responsables de confraries, per tal de fer front a l´administració dels
diferents fons econòmics i la consegüent influència en la comunitat, la qual cosa posaria en
dubte la consistència de la “nova confraternitat reformada” com a agent religiós de control
social. Per contra, la gradual pèrdua d´independència d´una confraria laica de joves a Florència,
serveix a Konrad Eisenbichler per constatar, a “Italian Youth Confraternities in an Age of
Reform” (pp.27-44), l´efecte de les directrius reformadores, que converteixen l´esmentada
confraria en una revitalitzadora de l´Església eixida de Trento, sota l´aixopluc de l´Escola de
Doctrina Cristiana.
3. Amb els decrets 8 i 9 de la sessió XXII del concili tridentí, 1562, es donava al bisbe el poder de visitar,
i per tant controlar, les confraries de laics. Tanmateix, amb la constitució Quaecumque, de desembre
del 1607, el papa Climent VII, definia el marc legal d´actuació de les confraries, havent de tenir, a
partir d´ara, el consentiment per escrit de l´ordinari del lloc, el qual abans d´aprovar llurs estatuts, les
havia d´examinar i corregir. Vegis ALAVEDRA I BOSCH, Josep. La parròquia, mitjà de cohesió
social a l´època moderna. Treball de fi de carrera (inèdit), Universitat Autònoma de Barcelona, 2001,
pp. 42-43.
4. En aquest sentit vegeu PUIGVERT I SOLÀ, Joaquim Maria. “Guerra i contrareforma a la Catalunya
rural del segle XVII”, dins Serra, Eva (et altri). La revolució catalana de 1640. Ed. Crítica, Barcelona,
1991, pàg. 119.
5. DONNELLY, John Patrick, S.J., i MAHER, Michael W., S.J. Confraternities & Catholic Reform in
Italy, France & Spain. Missouri (USA), Thomas Jefferson University Press, 1999, Sixteenth century
essays & studies, v. 44, 254 pàgines. Autors: Christopher F. Black, Konrad Eisenbichler, Paul V.
Murphy, Michelle M. Fontaine, Michael W. Maher, Nicholas Terpstra, Andrew E. Barnes, Ann W.
Ramsey, Christopher W. Stocker, Susan Eileen Dinan, Allyson M. Poska i Maureen Flynn.
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Josep Alavedra i Bosch
7. A “Politics, Piety, and Reform: Lay Religiosity in Sixteenth-Century Mantua” (pp. 45-54),
Paul V. Murphy analitza la influència de la família de patricis Gonzaga de Mantua a l´època
tridentina, assenyalant-nos la simbiosi que l´esmentada família estableix entre la jerarquia
eclesiàstica i el poder local, per obtenir un control específic de les confraries, transformant la
seva vessant laica per mitjà de la nova pietat conciliar.
8. L´estudi “A House Divided: The Compagnia de Santa Maria dei Battuti in Modena on the
Eve of Catholic Reform”, de Michelle M. Fontaine (pp. 55-73), ressegueix l´evolució d´aquesta
confraria disciplinar, adreçada a la pietat i caritat, durant el siscents, la qual, malgrat llurs
divisions internes, aconsegueix mantenir el seu caràcter d´assistència, a pesar de la pressió
tridentina.
9. La “nova” espiritualitat eixida de la reforma catòlica, que, entre d´altres, promovia la
recepció més freqüent del sagrament de la comunió, és estudiada per Michael W. Maher a “How
The Jesuits Used Their Congregations to Promote Frequent Communion” (pp. 75-95), on
l´autor ens explica com la Societat de Jesús promou la comunió, almenys un cop al mes, a través
de l´examen de sis congregacions agrupades entorn del centre apostòlic jesuïta de Gesù, en el
bell mig de la ciutat de Roma.
10. El recorregut italià es clou amb l´assaig de Nicholas Terpstra, “Confraternities and
Public Charity: Modes of civic Welfare in Early Modern Italy” (pp. 97-121), on se´ns mostra
com algunes confraries, de Florència fins a la Vall del Po, porten a terme la tasca d´ajuda als
més necessitats, establint una comparació amb el sistema d´ajut del nord de l´Europa protestant.
11. Quatre assaigs tenen per centre d´interès les terres de la monarquia francesa, una terra
amb un rerefons sagnant de lluites entre catòlics i partidaris de les corrents protestants: “The
Transformation of Penitent Confraternities over the Ancien Régime” (pp. 121-134), d´Andrew
E. Barnes, on es fa un recorregut per l´evolució, des de les Guerres de Religió fins a la
Il.lustració, de les confraries de penitents cap a unes associacions molt més devocionaries;
“From Ontology to Religious Experience: Civic and Sacred Immanence in the Holy Sacrament
Confraternities of Paris during the Catholic League” (pp.135-152), a càrrec d´Ann W. Ramsey,
que ens suggereix una metodologia ontològica, a través de la confessió i la comunió, per mitjà
de la qual es podria establir una simbiosi entre el fet social-religiós i el polític a la França
partidària del catolicisme de 1588 a 1594; Christopher W. Stocker, ens presenta “The
Confraternity of the Holy Name of Jesus: Conflict and Renewal in the Sainte Union in 1590”
(pp. 153-188), aquí l´autor ens parla de l´agrupació de dues confraries, a la França de 1590,
entorn de la Confraria del Sant Nom de Jesús per tal de mobilitzar-se en defensa del
Catolicisme; i, per últim l´assaig de Susan Eileen Dinan, “Confraternities as a Venue for
Female Activism during the Catholic Reformation” (pp.189-214), on l´autora fa un interessant
estudi de la inserció i activisme de les dones, relegades per Trento a la clausura, en l´assistència
als pobres en la França de la primera meitat del segle XVII. Aquesta es du a terme a través de
les Filles de la Caritat, identificada com a confraternitat, i a mig camí d´una ordre religiosa.
12. La conflictivitat generada entre la jurisdicció eclesiàstica, reforçada a partir de Trento, i
els governs municipals per la regulació i control de les celebracions i devocions de les
confraries, són estudiades per Allyson M.Poska [“From Parties to Pieties: Redefining
Confraternal Activity in Seventeenth-Century Ourense (Spain)”, pp. 215-231]; que juntament
amb “Baroque Piety and Spanish Confraternities”, de Maureen Flynn (pp. 233-245) -on
s´insisteix en l´exteriorització i “teatralitat” de la pietat confraternal post-tridentina- conformen
l´espai dedicat a la península ibèrica, i tanquen el volum.
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Un esguard anglosaxó al món de les confraries reformades
13. En definitiva, Confraternities esdevé una mirada crítica a molta part de la historiografia
que sosté l´efecte d´uniformització que l´anomenada Reforma Catòlica tindria sobre confraries
i altres associacions eclesials; cosa que faria factible poder parlar d´una nova interpretació de
les formes de religiositat proposades, compartides, amprades o combatudes per l´Església. En
aquest sentit la significació i les connotacions socials de les corporacions confraternals locals
estudiades en el present volum obren aspectes tan suggestius com les solidaritats i conflictivitats
dels diferents estaments socials, l´àmbit de la seva sociabilitat, la participació de la dona en la
religiositat post-tridentina, entre d´altres, que són fonamentals pel coneixement de l´anomenada
societat preindustrial.
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