Sociología y filosofía. Pensar las ciencias sociales Sociología y Filosofía. Pensar las Ciencias Sociales (Casa Juan Pablos/UNAM, México, 2008) es el más reciente texto editado por Marco A. Jiménez, que desde el título nos invita a reflexionar sobre el pensamiento que se desarrolla desde la sociología y la filosofía para pensar las ciencias sociales o bien, se podría decir, para repensar las ciencias sociales. En Sociología y filosofía: pensar las ciencias sociales, Marco A. Jiménez reúne los ensayos de doce autores que muestran la diversidad de posturas teóricas para advertir sobre el vínculo entre la sociología y la filosofía, hace de este libro un mosaico de reflexiones en torno a las ciencias sociales. Tenemos entonces, que los doce ensayos complementados con una valiosa traducción para la causa de los lectores de este libro, constituyen trece diferentes formas de acercarse desde la disciplina de cada autor a ese conjunto llamado ciencias sociales. Es debido a esto, que el libro se divide en seis secciones en las que cada titulo trata la difícil tarea de articular cada uno de los ensayos. En el primer apartado, titulado “Pensar las ciencias sociales, la sociología y la filosofía”, confluyen tres ensayos que abordan de manera general el tema del vínculo entre la sociología, la filosofía y las ciencias sociales. Raymundo Mier en su ensayo “Filosofía y ciencias sociales: pensar desde la contemporaneidad”, expresa la exigencia de núm. 7, 2010, pp. 104-106 una comprensión genealógica de los fundamentos que permiten la preservación del diálogo entre las ciencias sociales y la filosofía, aunado a esto, muestra que las ciencias sociales deben argumentar y responder con una reflexión crítica a los eventos propios de los procesos históricos, así como a su sentido y, por tanto, a su propia historicidad, es decir, “asumir el imperativo ético de comprender los problemas contemporáneos” tomando en cuenta la historia, que trae consigo la transformación de conceptos y, por consecuencia, de los modos de comprender los procesos sociales. Y es que pensar la contemporaneidad, demanda de la sociología y la filosofía bases para comprender las transformaciones de la vida moderna, es por ello que Marco A. Jiménez, en “Filosofía y Sociología en el mundo globalizado” reflexiona en torno a las condiciones en las que actualmente estas dos disciplinas tratan de construir los supuestos necesarios que les permitan conocer el mundo. El autor muestra, cuestionando la idea del “fin de los grandes relatos” que proveían de sentido en siglos pasados, que se han establecido nuevas formas de relación social las cuales demandan a la filosofía crear conceptos y dejar de “repetir hasta el cansancio a algún otro filósofo”, mientras reclama que “la sociología tienda a convertirse en una disciplina instrumental y cada día abandone más su interés 104 por la teoría…”. Sin embargo, el autor señala a lo largo de su ensayo el carácter creador tanto de la filosofía como de la sociología, la primera que es la encargada de los conceptos y la segunda de las representaciones sociales. Este planteamiento marca distancia en tanto a la postura que Antonio Marino promueve en “La impotencia del saber moderno de lo humano: aporías de las ciencias sociales y las ciencias del espíritu”, donde critica que ni las ciencias sociales a las que coloca como “producto de la filosofía moderna” y a las que acusa de pretender “gestar las bases para la tecnología social o tecnocracia”, ni las ciencias del espíritu a las que atribuye como tarea la compresión de la historia, ofrecen los fundamentos necesarios para dar respuestas a la situación actual. Por lo que el autor propone considerar a la filosofía clásica como una posibilidad “que pueda ofrecernos las luces necesarias” y con ello construir un nuevo saber sobre lo humano y lo natural que genere alternativas para resolver los problemas a los cuales nos enfrentamos a principios del siglo XXI. En el segundo apartado titulado “La comunidad por venir y la fenomenología: dos miradas sociológicas”, se presentan dos formas de hacer de la sociología. En “La comunidad por venir: desterrar el sueño sin traicionarlo”, Concepción Delgado reclama a la sociología olvidarse de “los hombres de carne y hueso”; mientras que Alejandro Payá, en “Reflexiones sociológicas desde la fenomenología de Alfred Schutz”, muestra e invita al saber sobre la sociología fenomenológica de Schutz, quien con el estudio de la vida cotidiana y del sentido del accionar del individuo pone de manifiesto la importancia del conocimiento sobre la “experiencia cognitiva e intersubjetiva que inicia en la relación frente a otro”. Fundamentando así, una propuesta encaminada hacia la comprensión de culturas ajenas, la cual se erige a través de la experiencia, el conocimiento generacional y el sentido que dichas culturas le confieren a la realidad según las expectativas, la convivencia humana y las transformaciones que cada sociedad enfrenta. Es clara la diferencia entre los modos de pensar y estudiar la sociología en estos dos ensayos, pues aunque comparten la noción de la ética del individuo frente al otro, la desarrollan con dos miradas distintas: por una parte Concepción Delgado, tomando como principio la cuestión de la comunidad, muestra al Holocausto como “un llamado a la comunidad por venir”. Las pretensiones de esta categoría, parecen rebasar la propia realidad teniendo en cuenta que la autora invita a “pensar de otro modo que ser a la comunidad, una habitada por lo por venir, en la que seamos capaces de crear un lenguaje propio con un lenguaje ajeno que nos permita […] recibir al que llega incondicionalmente…”; y es que precisamente la posición que Payá toma frente al otro, al extraño o extranjero hace puntualizar que “la riqueza del mundo estriba en esta diversidad de sentidos que se confiere a la realidad”, por lo que aquí no se trata de pretender un ser en común, sino que implica adquirir la capacidad de trascender y aceptar los supuestos de cada situación, de cada modo de comprender el sentido de la realidad. En el tercer apartado “Aproximaciones hermenéuticas desde la filosofía a las ciencias sociales”, Blanca Aranda continua con la tarea de proporcionar bases para la comprensión del mundo, así, en “Aproximaciones a una epistemología hermenéutica para las ciencias sociales”, desarrolla la importancia de la hermenéutica para las ciencias sociales. En un ensayo que lleva de la mano al lector, la autora desarrolla en un primer momento, los niveles de conocimiento, entendiendo a éste como un proceso en continuo movimiento en donde se crean nuevas formas de explicación y comprensión de la realidad. Después desarrolla las principales características de una epistemología hermenéutica en la que define el vínculo entre la filosofía y las ciencias sociales “como ese conjunto de saberes que se ocupan de temas, acciones, problemas y proyectos que tienen que ver con el ser humano dentro de las diversas sociedades”. A partir de esta perspectiva, la autora establece un decálogo de las ciencias sociales y humanas que ofrece argumentos para explicar teóricamente un modelo epistémico desde la hermenéutica aplicado a las ciencias sociales. Apoyándose en el pensamiento de autores como Gadamer, Dilthey y Beuchot, tanto Blanca Aranda como Alejandro Salcedo, desarrollan dos ensayos que resultan complementarios en cuanto a los enfoques hermenéuticos que en ellos se tratan. Por su parte, Alejandro Salcedo en su ensayo “Ideal hermenéutico de la filosofía práctica en las humanidades y las ciencias sociales”, muestra la trascendencia del uso de la hermenéutica para una fundament105 ación tanto metodológica como epistemológica de las ciencias sociales y humanas, detallando que las aportaciones de ésta “al campo del saber contemporáneo es ofrecer conceptos clave para la reconstrucción de las ciencias sociales, en las que compiten una diversidad de paradigmas”. Asimismo, el autor desarrolla la tesis del pensamiento de Gadamer en la que la relación entre hecho y teoría es decisiva para la cuestión de las ciencias sociales y del espíritu. El cuarto apartado lleva por título “Los límites de la cultura y la política en las ciencias sociales”. Aquí se desarrollan dos posturas críticas hacia la modernidad, durante el primero, “Aportaciones del pensamiento nietzscheano para el descondicionamiento teórico y perceptual en la investigación social”, Alejandro Juárez cuestiona algunos hechos que cultural y políticamente han representado los dogmas más preciados por las instituciones: “las cualidades de uniformidad, optimismo idealizado por el futuro de la ilusión de progreso infinito” y la creencia de la perfectibilidad de la evolución, los cuales fueron expuestos al debate y se pusieron en duda gracias a las obras de Nietzsche. De esta forma se articula la propuesta de rescatar el pensamiento nietzscheano como elemento para una reflexión crítica de las ciencias sociales. Del mismo modo que Alejandro Juárez recupera el pensamiento de Nietzsche, Francisco Pamplona retoma la postura crítica del filósofo Kosik, a quien en “El malentendido y la crisis de la modernidad: política y cultura en Karel Kosik”, expone como un pensador libre. En su artículo el tema del malentendido se vuelve el eje para hablar de las ciencias sociales y de la filosofía, porque a decir del LETRILLAS Sociología y filosofía. Pensar las ciencias sociales Verónica Viveros Vázquez autor, estas disciplinas “deberían contender contra los malentendidos que abundan en las interpretaciones, […] dialogar, para seguir buscando”, es decir, para seguir pensando sobre lo humano. “Objetividad, verdad e identidad: del pensamiento antiguo y la modernidad cartesiana al conocimiento científico de la política contemporánea” es el quinto apartado del libro en el que se presenta “Objetividad y verdad: una lectura genealógica”, donde Mauricio Pilatowsky busca “contribuir al estudio que realiza nuestra comunidad epistémica de los conceptos de «verdad» y «objetividad» con los elementos que aporte el estudio genealógico”; tomando en cuenta que estos conceptos son cimientos en cualquier área del saber, ya sean ciencias sociales, naturales o humanidades. De modo similar y compartiendo “la idea de recurrir al pasado para entender el presente”, en su ensayo “Hacia un nuevo diálogo de la filosofía y las ciencias sociales. El caso de la identidad como «función» y sus orígenes en el método cartesiano”, Alejandra Velázquez sugiere un “paralelismo de la red de relaciones como núcleo del planteamiento de la identidad en el pensamiento cartesiano y en la identidad colectiva de la sociedad-red”, y plantea la idea de que todo conocimiento, lo es de relaciones, mismas que han cambia- do y con ellas también las formas de interrogar al mundo; debido a esto, la autora muestra que en el campo de las humanidades y de las ciencias sociales existe actualmente un evidente vínculo que muchas veces las lleva al desvanecimiento de las fronteras disciplinarias. Es por ello que el ensayo “El conocimiento científico de la política en Estados Unidos: la construcción interdisciplinaria de una disciplina”, se desarrolla a la luz de planteamientos como: qué es el conocimiento científico, cuál es su método y cuáles son las características de las ciencias sociales. En él, Juan José Sanabria explora los orígenes de la ciencia política estadounidense, mostrando que ésta “ha pasado de un espíritu fundador interdisciplinario a la constitución de una disciplina analítico-descriptiva y que […] defiende la exclusividad de su objeto de estudio”, argumentando que no es la búsqueda de campos del saber exclusivos y diferenciados entre sí lo que debe distinguir a las diferentes ciencias sociales, sino el enfoque con el que cada una trate de estudiar y comprender la realidad. Esto es, dejar de lado las ideas restrictivas que formulan el conocimiento basado en modelos sesgados y restrictivos, para pasar a desarrollar un enfoque con base en teorías de tipo interdisciplinario. El último apartado lo constituye una traducción inédita que Javier Torres Nafarrate hace de la conferencia “Las ciencias modernas y la fenomenología” que Niklas Luhmann dictó en Viena en 1995. En ella, el autor establece un diálogo entre las ciencias sociales, particularmente con la sociología y la filosofía, mostrando que con el paso del tiempo tanto las relaciones sociales como la manera en que éstas se piensan, se describen y se observan han cambiado. Así, lo que antes “era obvio y aceptado como «mundo de vida», se visualizará como un modo de observación determinado.” De esta forma y en el marco de la conmemoración de las conferencias vienesas de Husserl, a lo largo del texto se hace alusión a las ideas de este último para pensar la actualidad de las ciencias modernas y de la filosofía. Es así como Sociología y filosofía: pensar las ciencias sociales constituye un libro variado e interesante debido a las reflexiones y pensamientos con los que cada autor escribió su artículo, pero además por las lecturas y las miradas con las que cada uno de los lectores aborde la multiplicidad de los temas que en él se presentan. Así, la riqueza de esta obra reside en los diversos argumentos que cada autor nos da para invitarnos a reflexionar, esto es, para incitarnos a pensar las ciencias sociales. Verónica Viveros Vázquez 106