Experiencia en la anestesia y cuidados postoperatorios de

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(Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. 2004; 51: 423-428)
ORIGINAL
Experiencia en la anestesia y cuidados postoperatorios de 11 casos
de peritonectomía y quimioterapia intraperitoneal caliente
J. L. López-Berlanga*, Á. De Miguel**, A. Elvira**
Servicio de Anestesiología y Reanimación. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid.
Resumen
La carcinomatosis peritoneal constituye el estadio terminal de algunos tumores malignos intra y extra-abdominales, que presenta una elevada mortalidad con los
tratamientos habituales y supervivencias medias que
alcanzan en el mejor de los casos seis meses. En los últimos años se viene desarrollando una técnica que consiste en la resección de las lesiones tumorales macroscópicas del peritoneo parietal y visceral (peritonectomía)
combinada con la perfusión intra y postoperatoria de la
cavidad abdominal con agentes quimioterápicos calientes para tratar las lesiones microscópicas residuales,
habiéndose descrito supervivencias que pueden llegar
hasta el 80% a los cinco años, según la estirpe tumoral.
El manejo anestésico de estos pacientes es complejo,
especialmente debido a la agresividad del procedimiento.
Las principales complicaciones van a estar asociadas a la
cirugía de larga duración, al sangrado secundario a las
amplias resecciones quirúrgicas y a la hipertermia provocada por los agentes quimioterápicos calientes. Por
tanto se trata de un proceso terapéutico de gran agresividad, no exento de riesgos, y que presenta una elevada
morbi-mortalidad.
Presentamos una descripción del manejo anestésico y
postoperatorio de los once primeros casos realizados en
nuestro centro, con las principales complicaciones asociadas.
Palabras clave:
Citorreducción. Quimioterapia intraperitoneal caliente. Manejo
anestésico.
Introducción
La carcinomatosis peritoneal constituye la evolución terminal de algunas neoplasias intra y extraabdo*Médico Residente. **Médico Adjunto
Correspondencia:
José Luis López-Berlanga
Béjar 18, 1ºB
28028 Madrid
E-mail:jllberlanga@terra.es
Aceptado para su publicación en junio de 2004.
21
Anesthesia and postoperative care of 11 patients
undergoing peritonectomy and hypothermic
intraperitoneal chemotherapy
Summary
Peritoneal carcinomatosis is the final stage of certain
malignant tumors located both inside and outside the
abdomen. Mortality is high with conventional treatments and the best mean survival rates reported have
reached up to 6 months. One technique tried in recent
years involves resection of macroscopic parietal and visceral peritoneal lesions (peritonectomy) combined with
intra- and postoperative perfusion of the abdominal
cavity with hyperthermic chemotherapy to treat residual
microscopic lesions. Five-year survival in series so-treated can reach as high as 80%, depending on tumor histology. Anesthetic management in these patients is complex, particularly because of the aggressive nature of the
procedure. The main complications are related to the
long duration of surgery, bleeding secondary to the
many surgical resections, and hyperthermia caused by
the chemical agents. The therapeutic process, therefore,
is not risk-free and involves high rates of morbidity and
mortality.
We describe the anesthetic and postoperative management of the first 11 cases in which this procedure was
carried out at our hospital, analyzing the main complications arising.
Key words:
Cytoreduction. Hyperthermic intraperitoneal chemotherapy.
Chemohyperthermia. Anesthetic management.
minales, pudiendo llegar a ser su supervivencia media
menor de seis meses. En los últimos años se viene
desarrollando una nueva técnica que consiste en la
resección de las lesiones macroscópicas del peritoneo
parietal y visceral (peritonectomía) combinada con la
perfusión intra y postoperatoria de la cavidad abdominal con agentes quimioterápicos hipertérmicos para
tratar las lesiones microscópicas residuales, consiguiéndose supervivencias de hasta el 80% a los cinco
años según la naturaleza del tumor (tabla I).
En el año 2001 comenzamos a realizar esta técnica
en nuestro centro, y presentamos nuestra experiencia
423
Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 51, Núm. 8, 2004
TABLA I
Supervivencia tras cirugía citorreductiva y quimioterapia intraperitoneal caliente en pacientes
con carcinomatosis de diferentes orígenes tumorales
Supervivencia
Estudio
Año
Localización
Casos
2 años
3 años
5 años
Sugarbaker1
Loggie2
Cavalieri3
Witkamp4
Elias5
Witkamp6
Sugarbaker1
Fujimoto7
Yonemura8
Beaujard9
1999
2000
2000
2000
1997
2000
1999
1997
1999
2000
Ca. apendicular
Ca. colorrectal
Ca. colorrectal
Ca. colorrectal
Ca. colorrectal
Pseudomixoma p.
Pseudomixoma p.
Carcinoma gástrico
Carcinoma gástrico
Carcinoma gástrico
161
38
14
29
23
46
224
48
83
23
50%
39%
64%
45%
40%
–
–
–
–
33%
–
24%
–
23%
–
81%
–
42%
–
–
30%
–
–
–
–
–
80%
31%
11%
–
con los once primeros casos, tratando de describir la
técnica empleada y las complicaciones perioperatorias
presentadas.
Material y métodos
Once pacientes ASA II-III con edades comprendidas
entre 27-68 años (edad media=43 años) fueron seleccionados para cirugía selectiva de carcinomatosis peritoneal de diversos orígenes (3 carcinomas apendiculares, 3 pseudo mixomas peritoneales, 3 carcinomas
ováricos y 2 carcinomas de endometrio). En la evaluación preanestésica se realizó ECG, radiografía de
tórax, hemograma, bioquímica y coagulación, además
de ecocardiograma y pruebas funcionales respiratorias,
ya que al ser necesario realizar peritonectomías subdiafragmáticas con resección de parte del diafragma,
se requiere que los pacientes tengan una adecuada
capacidad funcional respiratoria. Una vez en el quirófano, se monitorizó a todos los pacientes con ECG,
tensión arterial invasiva, saturación periférica de O2
mediante pulsioximetría, diuresis, catéter en la arteria
pulmonar, temperatura esofágica y capnografía. La
inducción se realizó en todos los casos con propofol
(2,5 mg/kg), fentanilo (3 µg/kg) y rocuronio (1
mg/kg), manteniéndose la anestesia con halogenados,
remifentanilo (0,2-0,4 µg/kg/min) y rocuronio.
El primer período quirúrgico consistió en la resección de los implantes macroscópicos de peritoneo
parietal y visceral (peritonectomía), realizándose
hemograma, coagulación, gases arteriales e iones cada
hora para controlar el estado del paciente dada la gran
agresividad quirúrgica de esta fase. La segunda etapa
quirúrgica consistió en la aplicación de la quimioterapia intraperitoneal caliente (QIC) con cisplatino y
mitomicina a 40-42ºC durante 90 minutos (figura 1),
controlando la temperatura para que en ningún caso
424
ascendiera por encima de 40ºC (las medidas profilácticas aplicadas fueron la disminución de la temperatura ambiente a 20ºC, administración de sueroterapia fría
y paños fríos por la superficie corporal) y forzando
una diuresis por encima de 3-4 ml/kg/30 min mediante una adecuada hidratación, diuréticos y dopamina a
dosis bajas. La última fase consistió en la revisión y
cierre de la laparotomía, dejando un tubo de drenaje
bajo cada cúpula diafragmática, y otro a nivel del saco
de Douglas. Tras el cierre, se trasladó a los pacientes a
la Unidad de Cuidados Intensivos Post-quirúrgicos
(UCIP).
En la tabla II podemos ver reflejadas las medidas de
monitorización y control que se llevaron a cabo, en
función de las alteraciones fisiopatológicas que eran
de esperar en cada uno de los períodos quirúrgicos
(detalladas en la tabla III).
Una vez en la Unidad de Cuidados Intensivos se
continuó con la misma monitorización, comenzándose
de nuevo la QIC a las 24 horas. Ésta consistía en sesiones diarias durante 5 días de perfusión intraperitoneal
de peritofundina 1,5% y 5-fluoruracilo mantenida
durante 23 horas en la cavidad abdominal y posteriormente drenada durante una hora previa a la siguiente
infusión. Para las sesiones postoperatorias de QIC no
fue condición indispensable la estancia del paciente en
la UCIP, aunque sí la aplicación de las medidas de protección oportunas contra los agentes quimioterápicos.
Para minimizar los efectos tóxicos de la quimioterapia sobre el personal sanitario, se siguieron las recomendaciones vigentes de prevención universal tales
como el empleo de guantes, batas impermeables, mascarillas faciales y protectores de ojos para evitar el contacto de cualquier fluido o material contaminado con el
staff. Además, se emplearon una serie de normas recomendadas por la Occupational Safety and Health Administration (OSHA)10 mediante las cuales la quimioterapia debe ser administrada en un entorno de seguridad y
22
J.L. LÓPEZ-BERLANGA ET AL– Experiencia en la anestesia y cuidados postoperatorios de 11 casos de peritonectomía
y quimioterapia intraperitoneal caliente
TABLA II
Protocolo de monitorización en las diferentes
etapas intraoperatorias aplicada en el Hospital
Gregorio Marañón, Madrid, para la cirugía
citorreductiva con quimioterapia intraperitoneal
caliente
Monitorización intraoperatoria continua:
1) Monitorización Standard: ECG, Presión arterial invasiva, Pulsioximetría, diuresis horaria.
2) Monitorización especial:
– temperatura esofágica
– presión venosa central
– gasto cardíaco continuo/catéter arteria pulmonar.
Período 1: Peritonectomía
Medidas de monitorización adicionales:
– Hemograma y coagulación horaria.
– Gasometría e iones horarios.
Fig. 1. La manipulación continua de las vísceras, durante la quimioterapia
intraperitoneal caliente, causa una distribución uniforme del calor y de los
fármacos a toda la superficie peritoneal. T1 representa la temperatura de
la quimioterapia y T2 la temperatura esofágica.
con unas condiciones entre las que incluyen una serie de
recomendaciones adicionales: uso de guantes de látex
no empolvados por todo el personal, ya que éstos son
los que proporcionan mejor barrera. Además recomiendan ser cambiados cada 30 minutos, y emplear doble
guante cuando sea posible; uso de extractores para eliminar los gases y vapores contaminados por la quimioterapia; modificar las rutinas de limpieza y separar cualquier material en contacto con los quimioterápicos y
ubicarlo en receptáculos apropiados. Todos los instrumentos empleados se etiquetaban como "agentes citotóxicos" previo a sacarlos del quirófano; en caso de derrame de agentes citotóxicos estos deberían ser limpiados
inmediatamente, y el material contaminado debería ser
retirado y depositado sobre contenedores especiales,
para posteriormente ser gestionados por empresas especialistas en este tipo de residuos. La piel afectada debería ser inmediatamente lavada con jabón y si eran los
ojos, lavarlos durante cinco minutos con agua o suero
fisiológico y notificarlo como accidente laboral. Si sólo
se producía contaminación de la ropa, deberíamos cambiarnos lo antes posible y depositarla en la bolsa de ropa
contaminada.
El seguimiento postoperatorio que se hizo en todos
los casos consistió en: tiempo hasta la extubación,
complicaciones cardiovasculares y pulmonares, com23
Período 2: Quimioterapia intraperitoneal caliente
Medidas adicionales:
– Hemograma y coagulación horaria.
– Gasometría e iones horarios.
– Mantener diuresis > 3-4 ml/kg/30 min: precarga adecuada, diuréticos, dopamina a dosis bajas.
– Medidas de autoprotección del personal contra la quimioterapia.
– Prevenir hipertermia:
– descenso de temperatura ambiente a 20ºC
– fluidoterapia a 20ºC
– paños fríos por superficie corporal expuesta
Período 3: Reconstrucción y cierre quirúrgico
Medidas adicionales:
– Hemograma y coagulación horaria.
– Gasometría e iones horarios.
– Mantener diuresis > 2 ml/kg/h: precarga adecuada, diuréticos,
dopamina a dosis bajas.
– Prevención hipertermia.
– Prevención hipotermia de rebote: suspender medidas físicas con
Tª< 38ºC.
– Prevención infecciones por hematotoxicidad (neutropenia).
plicaciones renales, trastornos de coagulación, trastornos de la médula ósea, así como el tiempo de estancia
media en dicha unidad.
TABLA III
Alteraciones fisiopatológicas principales
relacionadas con cada fase quirúrgica
Período 1. Peritonectomía
Principales alteraciones fisiopatológicas secundarias a resección quirúrgica:
– sangrado quirúrgico
– trastornos de coagulación
– secundarias a politransfusión
Período 2: Quimioterapia intraperitoneal caliente intraoperatoria
Principales alteraciones fisiopatológicas secundarias a:
– Agentes quimioterápicos: alteraciones hemostasia, nefrotoxicidad.
– Hipertermia.
– Derivadas del período 1.
Período 3: Cierre quirúrgico
Principales alteraciones fisiopatológicas secundarias a:
– Cirugía de larga duración.
– Derivadas del período 1 y 2.
425
Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 51, Núm. 8, 2004
Resultados
Durante el primer período quirúrgico (peritonectomía)
se empleó una media de 9,5 horas. Las principales complicaciones anestésicas fueron secundarias a la agresividad de la cirugía y al sangrado durante la peritonectomía. Un 90% de los pacientes requirieron transfusión de
hemoderivados (tabla IV). En dos de los casos hubo que
detener la cirugía y trasladar a los pacientes a la Unidad
de Cuidados Intensivos por inestabilidad hemodinámica
causada por la hemorragia y alteraciones de la coagulación, difiriendo la cirugía y la quimioterapia intraperitoneal caliente (QIC) intraoperatoria para un segundo
tiempo una vez estabilizados (ambos casos se realizaron
en las siguientes 48 horas). En la segunda etapa quirúrgica, la temperatura de los pacientes no ascendió en ningún caso por encima de los 39ºC, presentando todos
unas diuresis adecuadas por encima de 3 ml/kg/h para
evitar los efectos nefrotóxicos de los quimioterápicos.
Tras realizar la reconstrucción y cierre, se trasladó al
paciente a la Unidad de Cuidados Intensivos, empleándose un tiempo medio quirúrgico total de 11,2 horas.
Los resultados del seguimiento postoperatorio fueron los siguientes:
– De los once pacientes, cinco fueron extubados en
las primeras 24 horas, cuatro en las primeras 48 horas,
uno a las 72 horas y otro no pudo ser extubado al desarrollar un Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo
(SDRA). Uno de ellos tuvo que ser reintubado por
insuficiencia respiratoria, Síndrome Inflamatorio de
Respuesta Sistémica (SIRS) y posterior SDRA.
– Tres de los pacientes desarrollaron un SIRS en
las primeras 72 horas evolucionando dos de ellos a
SDRA (uno de ellos evolucionó a disfunción multiorgánica y muerte en el décimo día postoperatorio).
– Otros tres pacientes presentaron un estado hemodinámico caracterizado por aumento del gasto cardia-
co y disminución de las resistencias vasculares sistémicas en las primeras 48 horas. De ellos, dos se resolvieron sin necesidad de soporte vasoactivo (únicamente con administración de soluciones salinas
fisiológicas para mantener presiones venosas entre 1215 mmHg) mientras que uno de ellos desarrolló un
SDRA con posterior disfunción multiorgánica y muerte al décimo día postoperatorio.
– En cuatro pacientes se necesitó transfundir hemoderivados en el postoperatorio.
– Sólo el paciente que desarrolló disfunción multiorgánica presentó fracaso renal. El resto mantuvo una
diuresis y función renal normal con una hidratación
adecuada, diuréticos y dopamina a dosis bajas, que
principalmente fueron necesarios durante las fases de
aplicación de la quimioterapia intraperitoneal.
– En todos los pacientes se produjeron trastornos de
la coagulación durante el intraoperatorio, en parte debido al gran sangrado secundario a la agresividad de la
cirugía, que respondieron a la administración de sueroterapia, transfusión de sangre y hemoderivados (tabla
IV). En dos casos hubo que suspender la cirugía para
un segundo tiempo hasta la normalización de la coagulación y estabilización hemodinámica del paciente, no
demorándose en ningún caso más de 48 horas.
– En un solo caso hubo que suspender la QIC postoperatoria al desarrollar un cuadro de leucopenia.
– Hubo un caso de trombosis de la vena humeral.
– De los once pacientes, uno fue dado de alta a las
24 h, seis a las 48 h, uno a las 72 h, uno a los 30 días,
uno a los 47 días y otro falleció en el 10º día postoperatorio.
El seguimiento postoperatorio de los pacientes se
hizo a los 3 meses del alta hospitalaria y al año, encontrándose todos ellos con plena autonomía, aunque en
cuatro casos hubo que hacer cirugía en un segundo
tiempo para la reconstrucción del transito intestinal, y
TABLA IV
Tabla comparativa del manejo de fluidos intraoperatorios sobre los casos realizados. (Los casos 3 y
4 requirieron un segundo tiempo de cirugía tras estabilización hemodinámica en UCI por shock
hemorrágico)
n
Edad
Tiempo
quirúrgico
Cristaloides
(litros)
Coloides
(litros)
Concentrado
hematíes
Plaquetas
PFC
Crio
precipitados
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
65
34
38
42
33
37
36
27
68
44
42
16 h
13 h
7h
4,5 h
13,5 h
14 h
13 h
12 h
6,5 h
12 h
11 h
21
26
18
19,5
15,5
25
15
18
6
17
12
1,5
1,5
1
2
1
0,5
–
1
0,5
2
1
7 uu
7 uu
22 uu
24 uu
4 uu
8 uu
2 uu
–
3 uu
6 uu
3 uu
–
–
–
14 uu
–
–
–
–
–
2 uu
–
7 uu
13 uu
6 uu
12 uu
3 uu
4 uu
–
–
–
3 uu
–
6 uu
–
–
14 uu
–
–
–
–
–
–
–
426
24
J.L. LÓPEZ-BERLANGA ET AL– Experiencia en la anestesia y cuidados postoperatorios de 11 casos de peritonectomía
y quimioterapia intraperitoneal caliente
en un caso se produjo recidiva con nuevos implantes
peritoneales al año, realizándose nueva peritonectomía
y QIC, estando el paciente vivo en la actualidad, a los
seis meses de la reintervención.
Discusión
La mayoría de los pacientes con carcinomatosis
peritoneal tienen una esperanza de vida menor de seis
meses incluso empleando quimioterapia sistémica
paliativa11. La QIC es una técnica que ha empezado a
emplearse en los últimos años como alternativa al tratamiento, y que combina una reducción quirúrgica
completa de la enfermedad macroscópica peritoneal
–es necesario eliminar tanto el peritoneo parietal como
el visceral para la citorreducción completa y así poder
lograr un aumento de la supervivencia– seguido de
una perfusión intraperitoneal de un agente quimioterápico caliente para tratar la enfermedad microscópica12.
El uso de quimioterápicos intraperitoneales está basado en la existencia de una barrera peritoneo-plasmática que mantiene los agentes de alto peso molecular en
la cavidad peritoneal, evitando su paso a la circulación
sistémica, así como su teórico potencial para incrementar la exposición del tumor a los agentes antineoplásicos y aumentando su citotoxicidad sobre éste13,14.
Pese a ello, no debemos asumir que esta administración intraperitoneal elimine su toxicidad sistémica, por
lo que las dosis totales a aplicar han de ser similares a
las de quimioterápicos sistémicos15.
La asociación de hipertermia y quimioterapia proporciona varias ventajas en el tratamiento: primero, el
calor por si mismo tiene mayor toxicidad para el tejido canceroso que para el tejido sano; segundo, la propia hipertermia hace que los quimiofármacos sean más
efectivos y electivos, mejorando su capacidad de penetración en las masas tumorales; tercero y probablemente más importante, el calor aumenta la citotoxicidad de los agentes quimioterápicos seleccionados y los
hace más efectivos. Por el contrario, estos quimiofármacos, incluso desde la cavidad peritoneal, actúan
alterando las plaquetas, leucocitos y monocitos, por lo
que disminuyen la capacidad del abdomen de resistir
un proceso infeccioso, siendo necesarias estrictas normas de asepsia cuando se administra la quimioterapia
o se manipulan los tubos abdominales o los drenajes.
Una vez finalizada la QIC intraoperatoria, se recomienda la administración de perfusión quimioterápica
durante cinco días consecutivos15. Un estudio randomizado reciente, comparando la cirugía citorreductiva
con quimioterapia intraperitoneal caliente y quimioterapia sistémica frente a la cirugía citorreductiva y quimioterapia sistémica solo, encontró una mayor super25
vivencia a los dos años en el grupo al que se le aplicó
quimioterapia intraperitoneal16.
La combinación de una citorreducción quirúrgica muy
agresiva junto con la QIC perioperatoria hace que esta
técnica se asocie con una morbi-mortalidad relativamente elevada. Las principales complicaciones intra y postoperatorias suelen surgir como consecuencia de la agresividad del procedimiento quirúrgico, su larga duración,
por la hipertermia o la propia quimioterapia intraperitoneal17. Existe una amplia variabilidad en la morbilidad (039%) y mortalidad (0-20%) registrada, dependiendo de la
indicación, técnica y citotóxicos empleados15. En una de
la mayor serie de casos, publicada por Stephens, se registra un morbilidad del 27%, siendo las complicaciones
más frecuentes las reflejadas en la tabla V, con una mortalidad asociada al tratamiento de un 1,5%. La morbilidad se asoció con las siguientes variables clínicas: duración de la cirugía, el número de peritonectomías y
resecciones realizadas, así como el número de suturas. La
mayor parte de las complicaciones parecen estar en relación a la agresividad del proceso, siendo a menudo difícil de separar las complicaciones secundarias a la cirugía
de las asociadas a la QIC y al calor. La citotoxicidad sistémica incluye la toxicidad renal asociada a las perfusiones de cisplatino y la toxicidad hematológica asociada a
la mitomicina. El fracaso renal postoperatorio generalmente suele ser reversible, aunque también se han descrito casos de muerte asociada a fracaso renal agudo18. Para
evitarlo, es aconsejable mantener diuresis adecuadas
durante los períodos activos de quimioterapia, mediante
la administración de una correcta hidratación y diuréticos19. El empleo de dopamina a dosis bajas está discutido, aunque en la práctica clínica se viene empleando y
puede ser de gran utilidad en pacientes oligúricos con
riesgo de insuficiencia renal aguda, en combinación con
TABLA V
Principales complicaciones postoperatorias
asociadas a cirugía de citorreducción y QIC
(Adaptado de Stephens AD et al.22)
Complicaciones postoperatorias asociadas a QIC
Peripancreatitis
Fístula
Sangrado postoperatorio
Toxicidad hematológica
Fuga anastomótica
Complicaciones pulmonares
Toxicidad gastrointestinal
Neumotórax
Toxicidad cardiovascular
Infección de la herida
Sepsis asociada a catéter
Fuga biliar
Sepsis sistémica
Trombosis venosa profunda
Embolismo pulmonar
6%
4,5%
4,5%
4%
3%
3%
3%
2,5%
2,5%
2,5%
2%
2%
2%
1%
0,5%
427
Rev. Esp. Anestesiol. Reanim. Vol. 51, Núm. 8, 2004
una adecuada hidratación y diuréticos20. A estas concentraciones, la dopamina actúa sobre los receptores renales provocando una vasodilatación arteriolar, con el consiguiente
aumento del flujo plasmático renal, de la filtración glomerular y de la excreción de sodio y agua. Existe también
algún caso descrito de reacción anafiláctica tras la administración de cisplatino intraperitoneal21. La leucopenia y
trombocitopenia son resultado de la toxicidad medular
secundaria a la quimioterapia intraperitoneal y es dosis y
fármaco dependiente, estando principalmente asociada a la
mitomicina22, siendo ésta la principal causa de suspensión
de las sesiones de quimioterapia intraperitoneal postoperatoria.
Esta elevada morbimortalidad hace que se requiera
una cuidadosa selección de los pacientes, no siendo el
tratamiento de elección para todos los que padecen
una carcinomatosis peritoneal. Se ha comprobado que
en aquellos en los que por su distribución tumoral, se
puede realizar una citorreducción completa (grados
CC0 y CC1), tienen mayor tasa de supervivencia que
aquellos en los que es incompleta (grados CC2 y
CC3). En estos últimos casos esta técnica no parece
estar indicada, ya que el beneficio en términos de
supervivencia es mínimo1,11. La mayor probabilidad de
resección completa será por lo tanto en aquellos
pacientes con enfermedad de bajo grado23.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
Conclusión
13.
La cirugía citorreductora asociada a QIC es una técnica reciente, que permite nuevas expectativas de vida
en los pacientes afectados de carcinomatosis peritoneal. Se trata de un procedimiento no exento de complicaciones y asociado a una morbi-mortalidad relativamente alta incluso en pacientes jóvenes, por lo que
deben ser pacientes muy bien seleccionados los que se
sometan a este procedimiento. En nuestra serie, tenemos una mortalidad del 9% relacionada con el postoperatorio inmediato (30 días), con una supervivencia
al año del 100% de los pacientes dados de alta hospitalaria y una aceptable calidad de vida, mientras que la
morbilidad aparece fundamentalmente asociada a
complicaciones cardio-respiratorias. Es necesario continuar nuestra serie así como el seguimiento postoperatorio de los pacientes a mayor largo plazo para contrastar nuestros resultados con las series publicadas.
14.
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