La fortaleza crece con la carga

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Siglo nuevo
NUESTRO MUNDO
to El dinosaurio fue la de un cavernícola adormilado al lado de un dinosaurio.
Me vino esa idea a pesar de saber que
los dinosaurios y el hombre no vivieron
en la misma época. También pensé que
Monterroso expresaba cómo los sueños
se pueden hacer realidad: Alguien había
soñado al dinosaurio y cuando despertó todavía (fuera del sueño) estaba allí.
Por supuesto estas interpretaciones son
muy simplistas comparadas con las vastas elucubraciones que existen sobre El
dinosaurio. Y a pesar de haber leído varios ensayos sobre ese cuento, nunca he
logrado asimilar que esa miniatura sea
un portento literario.
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Pero no es la reafirmación
de la genialidad
de Monterroso
(que sin duda la tenía)
í
ía)
lo que hace que el texto
de Muñoz Vargas sea
valioso, sino
la experimentación
Por más que trato de buscar algo
que me quite el escepticismo, no lo logro.
Siento frustración porque no percibo lo
mismo que Vargas Llosa o Muñoz Vargas. Más bien me parece una broma de
Monterroso. Me intriga saber por qué a
escritores sobresalientes sí les parece la
gran cosa. ¿Acaso me faltan neuronas o
sensibilidad? Tal vez, pero no veo que
cumpla con ser una historia redonda
que se acerque a lo que estableció Edgar
Allan Poe al describir las características
del cuento. ¿Por qué le llaman cuento si
igualmente se le podría llamar crónica,
ensayo o poema? Hasta ha sido calificado como novela por Noe Jitrik (citado por
Muñoz Vargas en Monterrosaurio). Es
cierto, hay un narrador y dos personajes, pero ¿dónde se desarrolla la historia? ¿Dónde está el nudo y el desenlace?
¿Tiene un final feliz o triste o incierto?
42 • Sn
Deja demasiados cabos sueltos para llamarse cuento. Sin duda El dinosaurio es
una línea interactiva e intrigante y quizá
por eso ha provocado que se escriban páginas y páginas sobre ella.
nimato todavía estaba allí”. La calvicie:
“Cuando brilló, el supertónico todavía
estaba allí”. El inculpado: “Cuando negó,
el Tehuacán todavía estaba allí”. Diana:
“Cuando murió, el paparazzi todavía estaba allí”. El simio: “Cuando evolucionó,
el simio todavía estaba allí”. La sexoservidora: “Cuando amaneció, el cinturita
todavía estaba allí”. Pavarotti: “Cuando
cantó, la Paulina Rubio todavía estaba
allí”. Jackson: “Cuando emblanqueció, el
cucurumbé todavía estaba allí”. Éstas
son algunas monterrosaurias (así les llama Muñoz Vargas) ideas en las que destaca el buen sentido del humor y donde,
como el original, el título es a la vez cabeza y cuerpo de la historia. En este experimento literario el autor nos invita
a crear el propio cuento más breve de
la literatura, el que tituló El self service:
“Cuando _____, el ______ todavía estaba allí”.
Sin duda, el ensayo del lagunero Jaime
Muñoz Vargas es muy ingenioso.
Correo-e: lopgan@yahoo.com
Y precisamente un libro lagunero
se ha unido al estudio de El dinosaurio;
se trata de Monterrosaurio, ensayo escrito por Jaime Muñoz Vargas que forma parte de la colección 101 años y que
consta de nueve libros; publicaciones
recientes recopiladas por los hermanos Javier y Gilberto Prado Galán bajo
el sello editorial Arteletra. El ensayo de
Jaime hace un recorrido por varios autores que han celebrado las cualidades
de la narración que ha hecho famoso a
Monterroso. Pero no es la reafirmación
de la genialidad de Monterroso (que sin
duda la tenía) lo que hace que el texto de
Muñoz Vargas sea valioso, sino la experimentación que hace al desaparecer al
personaje y al dinosaurio escribiendo
historias desprendidas de la estructura
de su cuento.
Y entonces cuando despertamos, el
dinosaurio ya no está allí. Jaime Muñoz
juega y establece una causa y un efecto
a pesar de todo. Contrario al original,
lo que surge es una idea concreta donde no existen dudas sino certezas. Por
ejemplo: El fumador: “Cuando renunció, el enfisema todavía estaba allí”. La
impopularidad: “Cuando publicó, el anoimpopularidad
Palabras de Poder
La fortaleza crece
con la carga
Jacinto Faya
¡
Yo no debo tener dificultades, y la vida tiene que ser como yo quiero, o de
lo contrario, no podría ser feliz! La anterior creencia es la causa más segura de
la mayor parte de nuestras desdichas.
Se trata de una idea loca, disparatada, y
sin ningún fundamento de la realidad.
Esta creencia irracional nos provoca
frustraciones de todo tipo. Jamás, Dios,
la Biblia, o un consejo mundial de sabios,
nos prometieron que nuestra vida sería
como nosotros quisiéramos, ni tampoco
que estaríamos libres de una gran cantidad de dificultades a lo largo de toda
nuestra existencia.
Quevedo, una de las inteligencias
más profundas que jamás haya existido,
nos da la siguiente reflexión en su obra
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